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28 - Abril - 2020
>>>> Paisajismo > Islandia VIII

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Islandia ofrece rincones excentricos e históricos que compiten para ayudar a la popularidad de la que goza la isla. Langjökull, el segundo glaciar más grande de Islandia, alberga un túnel de hielo en el que puedes explorar el interior de la capa glaciar hasta llegar al deslumbrante hielo azul dentro de éste. En las cuevas que conducen a la salida del túnel, es posible admirar además algunas esculturas de hielo iluminadas con luces especiales, e incluso hay una capilla dentro del túnel, en caso de que te entren ganas de casarte. No es una excursión tradicional y es además una experiencia increíble. El túnel de 400 metros es el más largo de Europa y su apertura oficial al público se celebró en junio de 2015.

The Secret Lagoon’ (Laguna Secreta en español), es un manantial de aguas naturales localizado en una pequeña villa llamada Fludir, la cual se encuentra en la zona del Círculo de Oro. La mágica atmósfera proporcionada por sus alrededores naturales y el vapor que se eleva en el viento, ha sido preservada con el fin de ofrecer a los visitantes una sensación real de lo que son los manantiales geotérmicos en Islandia. En toda el área hay varios puntos geotérmicos y un pequeño Géiser que hace erupción cada 5 minutos. Visítala antes de que deje de ser tan secreta y se vuelva tan popular como el Blue Lagoon.

El Volcán Thrihnukagigur te dará la oportunidad de recorrer y explorar el interior de la tierra. A través de la apertura de su cráter, ingresarás a su cámara magmática de vibrantes colores. Éste es considerado el más asombroso espectáculo natural de su especie y dado que el volcán no ha presentado actividad durante los últimos 4.000 años, estarás a salvo y podrás descender hasta su fondo. La posibilidad de explorar el interior del volcán Thrihnukagigur se abrió al público en el verano 2012, pero no muchos han podido visitarlo debido a que su disponibilidad es limitada y los cupos se agotan rápidamente. Así que aprovecha si corres con la suerte de encontrar espacio disponible en esta excursión.

Los elfos, gnomos, hadas y otros seres espirituales son de gran importancia en el folclore islandés. Tal es su relevancia, que incluso algunos proyectos de construcción han sido alterados para prevenir daños en rocas que se cree constituyen sus hogares, y puedes escuchar a los granjeros locales contar muchas historias sobre elfos. Si quieres rodearte de un mágico escenario lleno de tradiciones élficas, te recomiendo dirigirte al oriente de Islandia; allí podrás disfrutar de excursiones llenas de historia de elfos mientras admiras imponentes montañas, así como fiordos y costas. Los alrededores de Borgarfjörður Eystri, conocidos por su gran belleza natural y sus increíbles rutas de senderismo, aún están apartados del turismo masivo. Esta remota región es considerada como la provincia de los elfos y se dice que su reina ha residido por mucho tiempo en la fortaleza Álfaborg (colina de los elfos), desde donde gobierna y vigila su reino.

La Grieta de Silfra, localizada en el Parque Nacional Þingvellir, es el único lugar del planeta donde puedes ver la división de las placas tectónicas de Norte América y Eurasia sobre la superficie de los océanos. Éste es incluso uno de los mejores lugares en el mundo y el más popular de Islandia para bucear. Sus aguas provienen de Langjökull, el segundo glaciar más grande de Islandia y les toma entre 30 a 100 años filtrarse a través de la lava antes de desembocar en Silfra. La temperatura siempre es entre los 2°C y 4°C, pero sus aguas son tan cristalinas que ofrece visibilidad a más de 100 metros; por lo que podrás disfrutar de su vista sin tener que sumergirte en las heladas aguas si el buceo no es lo tuyo. Aunque es un lugar bastante conocido y visitado por todos los turistas, es único en el mundo y en realidad no te lo puedes perder.

Islandia es, en sí misma, un monumento. Uno natural capaz, como las grandes obras de arte, de dejarnos con la boca abierta y de provocarnos la sensación de que el tiempo se detiene mientras admiramos su encanto y su belleza. Pero, además de la valiosa colección de maravillas naturales que muestra Islandia, también hay monumentos históricos. Ya que hablamos de monumentos con historia de Islandia, no podemos dejar de destacar la Casa Hofdi, en Reikiavik. No es el edificio más antiguo de Islandia -su construcción se remonta a 1909- ni el más imponente, pero es histórico, entre otras razones, porque fue aquí donde Ronald Reagan, como presidente de Estados Unidos, y Mijail Gorbachov, como líder de la antigua URSS, acordaron el final de la Guerra Fría.

El edificio que alberga el Parlamento de Islandia, el Alþingihús situado en Reikiavik, se construyó en 1881, aunque para encontrar el origen del Parlamento islandés hay que remontarse varios siglos atrás. En concreto, al año 930 en Þingvellir, otra de las visitas imprescindibles de Islandia y donde se formó -al menos en teoría, porque hay quien defiende que no fue así- el primer parlamento del mundo.

Curiosamente, la Casa de Gobierno fue ideada en un principio, allá por la segunda mitad del siglo XVIII, como prisión. Ahora, la Casa de Gobierno situada en Reikiavik sirve como oficina del primer ministro islandés. Las estatuas que hay en frente de la casa son obra del escultor Einar Jónsson y fueron realizadas entre 1915 y 1931.

La catedral luterana de Reikiavik es uno de los monumentos más antiguos de la capital islandesa y, por extensión, de Islandia. Se construyó en 1787 y después fue remodelada en diferentes ocasiones durante el siglo XIX. En la catedral luterana, entre otros acontecimientos históricos para el país, se escuchó por primera vez el himno nacional islandés.

En Reikiavik también se alza el edificio más alto de Islandia. Se trata de la iglesia de Hallgrimskirkja, con más de 74 metros de altura y cuya construcción es bastante más moderna que la catedral luterana. Eso sí, aunque fue terminada en 1986, fueron necesarios 38 años para construirla.

¿Cómo vivían los auténticos vikingos antaño? ¿Qué tenía de especial el famoso islandés vikingo Erik el Rojo? Para responder a estas preguntas nada mejor que una visita a la casa del mencionado vikingo en Islandia y el repaso de algunos importantes hitos de su intensa biografía. Para situarnos un poco basta decir que Erik el Rojo fue el primer morador de Groenlandia. Desterrado de Islandia por asuntos sangrientos (su padre a su vez había sido expulsado de Noruega por causas similares) se lanzó a explorar los mares hacia el Oeste y alcanzó estas tierras ignotas nunca antes exploradas. Esto ocurría aproximadamente sobre el año 982, ¡cinco siglos antes de que Cristóbal Colón llegara a América! Las fechas pueden variar un poco pues se basan en relatos de las sagas islandesas. Erik el Rojo un vez aterrizado en Groenlandia dedicó los tres años de destierro a realizar expediciones por la costa y a preparar un posible regreso con barcos llenos de colonos. Así fue que regresó al nuevo destino el año 985. Bautizando estas tierras con el atractivo nombre de Tierra Verde, o sea Groenlandia, convenció a 700 personas, que en 25 barcos zarparon rumbo a una nueva vida y mejores oportunidades desde Islandia.

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Allí se instalaron (los que lograron completar la travesía) y después de múltiples peripecias y aventuras llegaron a contabilizarse cerca de 3.000 colonos al cabo de unos años. Más adelante una epidemia los diezmó y entre los afectados estaba el famoso vikingo, que falleció el año 1003. Uno de sus hijos, Leif Eriksson, se convirtió en un famoso explorador, y es recordado por haber llegado hasta los territorios de Terranova y Labrador, en Canadá.

Con estos antecedentes históricos nos encontramos con una reconstrucción de los hogares típicos de aquel entonces, de apariencia exterior muy austera y unas dimensiones de apenas 50 metros cuadrados. Estamos en Eiríksstaðir, la casa de Erik y destaca en primer lugar el techo de forma curvada a base de hierbas, en realidad algo parecido a la turba, que proporciona un buen aislamiento. La casa queda muy integrada en el paisaje, totalmente camuflada pues adquiere las mismas tonalidades y texturas que todo lo que hay alrededor en esta parte de Islandia. La planta de la morada del famoso vikingo era más o menos rectangular y en su interior la estancia principal albergaba un fuego a ras de suelo para calentar todo el conjunto. Esa era la única fuente de calor en su época.

El interior es oscuro, pues no hay ventanas en la construcción. A ambos lados, podemos observar dos hileras de bancos dispuestos en paralelo. En realidad eran sus camas, pues parece ser que los vikingos no tenían la costumbre de descansar totalmente acostados. En las paredes cuelgan pieles de animales, utensilios varios y también armas de la época. La sencillez y la falta de comodidades impresionan desde nuestro punto de vista actual conociendo el clima de la famosa isla. Las explicaciones de la persona encargada del recinto consiguen que aumente todavía más la admiración que uno pueda sentir por los antiguos habitantes de Islandia.

La colonización de Islandia comenzó en 874. Los primeros exploradores fueron monjes irlandeses. Los primeros vikingos, Naddoddr, Garðar Svavarsson, Flóki Vilgerðarson e Ingólfur Arnarson. La mayoría de sus colonos fueron escandinavos. Su historia se conoce gracias a los manuscritos Íslendingabók y Landnámabók, escritos en los siglos XIII y XV, y por las sagas. Los colonos llegaron en knarr. Se asentaron en las costas y en el sudoeste de la isla. En 930 se fundó el parlamento local Alþing. En el siglo XI la población alcanzó las 60.000 personas.

Los conocimientos sobre este periodo se basan casi por completo en el Íslendingabók de Ari Thorgilsson y en el Landnámabók, ambos escritos en pergamino y conservados en la actualidad en el Instituto Árni Magnússon para los Estudios Islandeses. El Landnámabók enumera los nombres de 435 colonos originales, que se establecieron sobre todo en el norte y en el sudoeste. El comienzo de la colonización de Islandia comúnmente se encuentra en la segunda mitad del siglo IX, cuando colonos vikingos emigraron a través del Atlántico Norte debido a la falta de tierra cultivable en los países escandinavos. Las guerras civiles provocadas por el gobierno tiránico de Harald I de Noruega ayudaron a sostener la emigración hacia la isla. La mayoría de sus colonos fueron del oeste de Noruega, aunque también hubo algunos de las Islas Hébridas, de Suecia y Dinamarca, e incluso britanos e irlandeses.

RAZONES PARA IR A ISLANDIA

- Islandia Tierra de Hielo y Fuego.

- Islandia es un país de ensueño. Islandia es tan increíble que parece que estás en otro planeta.

- El país más seguro del mundo. Naturaleza pura y salvaje.

- Capital Cosmopolita. Paisajes de Película. Singular gastronomía.

- Baños geotérmicos. Mínima contaminación.

- Aurora Boreal. Fauna accesible. Tierra de duendes.

En Islandia se pueden vivir las 4 estaciones del año en un solo día.

La mayor parte de los colonos principales llegaron en sus propios knarr, se asentaron cerca de las costas (pues el interior, compuesto por las Tierras Altas, es inhabitable), y se concentraron en el sudoeste, donde se encuentra la capital Reikiavik. La economía dependía de la cría de animales, sobre todo de vacas y ovejas. Los caballos se criaban para el transporte y por su carne. Para su dieta, los islandeses también pescaron, cazaron focas, aves marinas y patos, recogieron huevos, bayas y moluscos y aprovecharon las ballenas varadas. Los historiadores han fijado el comienzo de la colonización en el año 874 y, por lo general, llaman «Tiempo de la colonización» (en islandés Landnámsöld) al periodo de la historia de Islandia entre ese año y 930, cuando la mayor parte de la isla había sido ocupada y se fundó el Alþing («asamblea de hombres libres») en el Þingvellir, o sea «Llanura del thing». Este terreno presentaba varias ventajas pues se encontraba cerca de las zonas pobladas del sudoeste y su propietario había sido recientemente declarado fuera de la ley, por lo que según la ley local podía ser ocupado sin tener que pagar una compensación. La fundación del Alþing dio lugar al Estado Libre de Islandia y favoreció la conversión pacífica al cristianismo en 999 o 1000.

El Íslendingabók de Thorgilsson dice que los primeros colonos vikingos encontraron monjes irlandeses, los papar, cuando llegaron por primera vez a Islandia. La fuente más antigua conocida que menciona el nombre de «Islandia» es una runa gótica grabada en el siglo XI que indica asentamientos datados del siglo IX. El Landnámabók afirma que el primer colono en poner pie en suelo islandés fue el vikingo Naddoddr, quien permaneció un corto lapso, aunque dio un nombre al país: Snæland («Tierra de la Nieve»). Lo siguió el sueco Garðar Svavarsson, el primero en pasar un invierno en la isla. Hacia el año 860, una tormenta empujó su barco hacia el norte, hasta llegar a la costa este de Islandia. Garðar la bordeó de este a oeste y se desvió hacia el norte. Llegó al actual Húsavík y circunnavegó la isla. Uno de sus hombres, Náttfari, se quedó en el actual Náttfaravík, en la bahía de Skjálfandi.

El segundo vikingo en llegar a Islandia fue Flóki Vilgerðarson, quien fue sin embargo el primero en navegar deliberadamente hacia ella. Según el Landnámabók, a finales del siglo IX dejó libre a sus tres cuervos en las Islas Feroe. El primero regresó inmediatamente a bordo, el segundo se elevó y luego regresó a la nave y el tercero voló en línea recta hacia adelante. Flóki lo siguió hasta llegar a Islandia. Atracó en Vatnsfjörður, en Vestfirðir, más allá del actual Reikiavik. Uno de sus hombres, Faxi, dijo que parecía que habían encontrado un gran país (hoy la bahía en la costa, Reykjavík Faxaflói, se llama así en su honor). Un duro invierno mató a todo el ganado de Flóki, quien maldijo a esa tierra fría llamándola «isla de hielo». A pesar de muchas dificultades para encontrar comida, se mantuvo un año más en Borgarfjörður. Finalmente regresó a Noruega. Volvió después de muchos años y se instaló en la actual localidad de Flókadalur. Ingólfur Arnarson fue otro de los primeros colonos en llegar a la isla, huyendo de su Noruega natal tras una pelea. Junto a su hermano adoptivo y cuñado, Hjörleifr Hródmarsson, desembarcó en Ingólfshöfði y pasó el invierno en Álftafjörður. Años más tarde regresó, construyó una granja en Reikiavik y reclamó para sí toda la tierra al oeste de los ríos Ölfusá, Öxará y Brynjudalsá.

Las öndvegissúlur (fem. pl., del nórdico antiguo ondvegissúlur; «los pilares para el sitial») eran un par de postes de madera que se emplazaban a los flancos de un hásæti (el «asiento de honor» de un caudillo vikingo). A menudo resaltaban imágenes religiosas talladas de dioses Æsir y podían tener referencias al Yggdrasil, el árbol que sustenta los nueve mundos en la mitología nórdica. Cuando los primeros colonos vikingos llegaron a Islandia, ponían su confianza en sus öndvegissúlur que lanzaban al mar cuando veían en el horizonte la costa. Y en la orilla donde llegaban los postes era donde se asentaban. La capital de Islandia, Reikiavik, se fundó con este método. En la construcción de öndvegissúlur se utilizaban elementos de hierro como reginnaglar («clavijas sagradas»).

Byskupasögur (o las sagas de los obispos) es un compendio literario en nórdico antiguo de diversas sagas nórdicas y relatos cortos (þáttr) de los primeros obispos católicos en Islandia desde su origen hasta finales del siglo XIII. En general la trama muestra el choque que supuso entre el paganismo nórdico y el cristianismo de una forma clara y la posterior fusión y amalgama de creencias resultante. La información es coherente con otros escritos continentales sobre la catequización de los paganos durante la Edad Media. Hubo tres principales historiadores que se dedicaron a estudiar y coleccionar los diferentes fragmentos, Jón Sigurðsson, Arngrímur Jónsson y Eyjólfur Jónsson. En 1878 el parlamento islandés aprobó la adquisición del compendio y encargó a Jón Sigurðsson el tratado, pero este falleció el 7 de diciembre de 1879 y no fue hasta 1881 que se hizo entrega de la obra a la Landsbókasafn, biblioteca nacional islandesa.

Íslendingabók (del nórdico antiguo: El libro de los islandeses), es un trabajo enfocado en los primeros tiempos de la historia de Islandia. El autor es un sacerdote islandés de principios del siglo XII, Ari Þorgilsson. La obra existió en dos versiones diferentes, pero solo la más reciente ha llegado a nuestros días. La versión primitiva contenía información sobre los reyes noruegos que sirvió como fuente primaria para otros escritores de las sagas reales. La obra fue probablemente escrita entre 1122 y 1133. Otro sacerdote, Jón Erlendsson de Villingaholt (m. 1672) al servicio del obispo Brynjólfur Sveinsson, hizo dos copias de Íslendingabók (clasificadas como AM 113 a fol y AM 113 b fol depositados en el Instituto Árni Magnússon); la segunda copia se escribió ya que el obispo estaba descontento con el resultado de la primera. La copia original por lo tanto se ha fechado alrededor del año 1200 y se perdió a finales del siglo XVII, y cuando Árni Magnússon intentó seguir la pista, había desaparecido sin dejar rastro.

Íslendingabók es un trabajo muy conciso. Detalla los mayores acontecimientos de la historia de Islandia en clara prosa. Mientras el autor se obliga a confiar casi exclusivamente en la tradición oral, hace esfuerzos por establecer la fiabilidad de sus fuentes mencionando algunas de ellas por su nombre. También evita las formas de la época a resaltar aspectos y tendencias sobrenaturales del cristianismo. En el prólogo del libro declara explícitamente que al margen de posibles errores, hay que corregir «aquello que puede ser probado para ser más verdadero», por lo que debido a la calidad del trabajo y el momento contemporáneo de sus primeros historiadores literarios, se considera la fuente existente más fiable en la historia Islandesa temprana.

La versión más reciente que todavía se conserva está fechada hacia 1130 y comprende el periodo de los primeros asentamientos hasta la muerte del obispo Gissur Ísleifsson (m. 1118). En líneas generales cubre un periodo de la historia de Islandia entre 870 y 1120; el contenido trata sobre la conversión al Cristianismo, la presencia de obispos misioneros extranjeros y la fundación de dos sedes episcopales, la introducción de la «Quinta Corte» (Tribunal de apelaciones), Ley de diezmos, el censo de bóndis sujetos al pago de impuestos antes de la introducción del diezmo y los primeros esbozos escritos sobre la ley islandesa.

La obra está dividida en diez capítulos cortos:

- Prólogo.

- Asentamiento en Islandia.

- Implantación de las leyes de Noruega.

- Establecimiento del Alþingi (parlamento).

- El calendario islandés.

- División de Islandia en partidas territoriales.

- Descubrimiento y asentamientos en Groenlandia.

- Conversión de Islandia al Cristianismo.

Los tres últimos capítulos tratan de los obispos y lagman islandeses.

Las sagas de los islandeses o sagas islandesas (en islandés: Íslendingasögur) y algunas veces denominadas sagas de familia son sagas que describen en su mayoría eventos que ocurrieron durante el poblamiento de Islandia durante los siglos X y comienzos del XI. Son las más antiguas expresiones de la literatura de Islandia. Fueron escritas en los siglos XIII y XIV y se centran en la historia, especialmente en la genealogía e historia familiar de los ancestros colonos. Reflejan además las luchas y conflictos de las sociedades de las segundas y terceras generaciones de colonos islandeses. Preserva por ende una gran cantidad de información social y cultural de las comunidades que las produjeron. Entre los hechos que recogen se encuentra la cristianización de la isla. Apreciadas como documentos de la literatura mundial, algunos de sus textos son reconocidos por sus grandes cualidades artísticas, como lo son en particular la Saga de Njál, la Saga de Hrafnkell y la Saga de Laxdœla.

La mayoría son textos anónimos. Se cree que, sin embargo Snorri Sturluson escribió la Saga de Egil Skallagrímson, sobre el poeta homónimo Egil Skallagrímson, de quien sería descendiente. Otros textos sobre poetas son la Saga de Kormák y la Saga de Bjarnar. La Saga de Grettir pertenece a las sagas de proscritos, aunque es probable que el protagonista sea ficticio. La edición estándar moderna de las sagas islandesas se editó y publicó bajo el apelativo Íslenzk Fornrit. Algunas sagas son fundamentales para entender hechos históricos de gran importancia de la historia de Islandia e incluso de la humanidad, como lo es la colonización vikinga en América. Ese es el caso de la Saga de Erik el Rojo y de la Saga Grœnlendinga.

Acabamos este especial dedicado a Islandia con algunos de los mas populares personajes de su historia.

Gardar Svavarsson (Garðar), un vikingo originario de Suecia, fue el primer escandinavo en vivir en Islandia algunas décadas después de su descubrimiento por parte del vikingo Naddoddr, aunque Hauksbók, manuscrito medieval islandés, induce a pensar que fue Gardar el descubridor de la isla. Según la edición de Haukr Erlendsson del Landnámabók, Gardar poseía tierras en Selandia y estaba casado con una mujer de las islas Hébridas. Durante un viaje a esas islas (durante el año 860) con el objetivo de reclamar la herencia de su suegro, se vio envuelto en una tormenta. Dicha tormenta le condujo hasta el norte de Islandia, llegando finalmente a la bahía de Skjálfandi. Allí se construyó una casa en la que permaneció durante un invierno. Desde entonces, la población más importante de la zona se denomina Húsavík, cuya traducción es "bahía de la casa". Después de su regreso a su país de origen, bautizó a la tierra en la que había vivido Garðarshólmi, la futura Islandia. Poco más se sabe sobre su vida después de su permanencia en Islandia, aunque se sabe que su hijo Uni el Danés emigró a la isla.

Guðbrandur Þorláksson (1541 - 20 de julio de 1627) fue un religioso, matemático y cartógrafo islandés. Guðbrandur estudió en la escuela catedralicia de Hólar y posteriormente en la Universidad de Copenhague. Fue sucesivamente rector de la escuela de Skálholt y pastor de la parroquia de Breiðabólstaður. Fue obispo de Hólar de 1571 hasta su muerte en 1627. Durante su cargo de obispo Guðbrandur editó y publicó al menos 80 libros, incluyendo la primera traducción de la Biblia al islandés en 1584 y el Código Legal de Islandia. También es conocido por su mapa bastante exacto de Islandia de 1590. Se sabe que tuvo una hija de nombre Steinunn, nacida en 1571 de su matrimonio con Guðrún Gísladóttir. Guðbrandur Þorláksson fue la imagen del billete de 50 coronas islandesas, hoy fuera de circulación.

Sveinn Pálsson (Skagafjörður, Islandia, 25 de abril de 1762-Reynir í Mýrdal, 24 de abril de 1840)1 fue un médico y naturalista islandés que llevó a cabo observaciones sistemáticas de glaciares de Islandia en la década de 1790. También volcanes, fauna y flora. Estudió historia natural y medicina en Copenhague (1787-1791) antes de dedicar cuatro años a viajar a través de Islandia estudiando su geografía, geología y botánica. Describió sus descubrimientos y además escribió Jöklarit (tratado de glaciares) y Eldrit (tratado de volcanes). Sveinn también escribió extensamente sobre medicina, dibujó varios mapas de Islandia y fue el primero en realizar estudios científicos sobre glaciares. Además fue la primera persona en ascender las cimas de Hvannadalshnjúkur y Eyjafjallajökull, dos de los picos más altos de Islandia.

Fue la primera persona que propuso la teoría del movimiento de glaciares bajo su peso propio, como material viscoso. Se centró en sedimentos glaciales, ríos de hielo fundido e inundaciones, y los efectos del volcanismo subglaciar. Sus conclusiones se centraron en significativos hallazgos en consideraciones de la formación y dinámica de los glaciares. Su tratado "Draft of a Physical, Geographical, and Historical Description of Icelandic Ice Mountains on the Basis of a Journey to the Most Prominent of Them in 1792–1794" fue enviado a la Sociedad danesa de Historia Natural, que financiaba sus viajes, en 1795, aunque fue olvidado allí durante casi un siglo. No fue hasta los años 1880 que el manuscrito danés se publicó parcialmente, en 1881, 1882 y 1884. Fue editado y publicado en su totalidad en islandés por Jón Eythórsson en 1945. Debido a la ubicación aislada de Islandia quedó como una ubicación remota para la investigación geológica hasta el siglo XX. Durante su investigación Sveinn observó que los glaciares se movían por arrastre, en un modo similar al flujo de brea. Desde la cima de Öræfajökull, cumbre a la cual él fue el primero en ascender según lo que es sabido, describió el Kvíárjökull (Hrútárjökull) en su trabajo Jöklarit en 1794: «La superficie parecía estar cubierta con líneas curvas, las cuales pasaban por encima del glaciar, especialmente cerca del glaciar principal, y el arco de las curvas apuntaba hacia las tierras bajas, como si el glaciar descendente hubiera fluido hacia abajo, medio derretido o como un material espeso y viscoso. ¿Podría esto ser prueba de que el hielo, sin fundirse realmente, se comporta como líquido hasta cierto punto, como algunos tipos de resina?». En Eldrit Sveinn fue la primera persona que describió el cinturón volcánico, el cual se encuentra al otro lado de Islandia desde el suroeste al nordeste. También fue el primero en encontrar gabro en Islandia. Sveinn Pálsson trabajó como médico en el sur de Islandia entre 1799 y 1833. Su distrito se extendía desde Árnessýsla hasta Skeiðará, incluyendo las islas Vestman, y era difícil de cruzar a causa de los muchos ríos sin puentes. Los doctores estaban muy mal pagados en aquella época, así que para apoyar a su familia, Sveinn también cultibaba y pescaba en el mar con un bote a remos. Su mujer desde 1795, Þórunn Bjarnadóttir, era trabajadora y se hacía cargo de la granja cuando Sveinn estaba fuera. Tuvieron 15 hijos, diez de los cuales sobrevivieron a la infancia, así que era una familia grande. Sveinn vivió la mayor parte de su vida en Suður-Vík en Mýrdalur. Sus restos descansan en el antiguo cementerio de Reynir, cerca de Vík.

Mapa de Eyjafjallajökull creado por Sveinn Pálsson en 1795.

Guðbergur Bergsson (Grindavík [Islandia], 16 de octubre de 1932) es un escritor y traductor islandés. Es uno de los principales traductores al islandés de obras en castellano. Ha ganado dos veces el Premio de Literatura de Islandia. Bergsson nació en Grindavík, en el sudoeste de Islandia. Estudió en la Universidad de Islandia para hacerse profesor. En 1956 se trasladó a Barcelona, donde cursó estudios de Lengua Española, Literatura e Historia del Arte. Allí conoció a poetas y escritores como Carlos Barral, Gabriel Ferrater, Jaime Gil de Biedma y Jaime Salinas Bonmatí. Sus primeros libros aparecieron en 1961. Desde entonces ha publicado numerosas obras, tanto novelas como libros de literatura infantil y poesía. Ha sido galardonado en dos ocasiones con el Premio de Literatura de Islandia, la primera vez por El cisne y la segunda por su última novela hasta la fecha, La magia de la niñez. En 2004 recibió el Premio Nórdico de la Academia Sueca. Su obra ha sido traducida a varias lenguas. Entre sus traducciones al islandés está el Quijote y obras de García Márquez, Borges, Eduardo Mendoza y poetas, como García Lorca. En 1992 publicó en Islandia una importante antología de poesía española: Hið eilífa þroskar djúpin sín, que contiene traducciones personales de diversos poetas de todo el siglo XX.

Ingólfur Arnarson (849-910) fue un explorador y caudillo vikingo de Sogn, Noruega, considerado el primer colono nórdico de Islandia. Era hijo de Örn Brynjólfsson (n. 823) y descendiente directo de Hrómundr Gripsson. Sin embargo, no fue el primer escandinavo en visitar la isla y vivir en ella, ya que el primero fue el sueco Gardar Svavarsson, que permaneció durante un invierno en la que ahora es la localidad de Húsavík. En 874, Ingólfur desembarcó en el cabo Ingólfshöfði y unos meses después estableció su terreno en Reikiavik, lo que supuso el comienzo de la colonización de la isla, la cual duró hasta 930. La leyenda narra que, al acercarse a tierra desconocida, Ingólfur ordenó arrojar sus öndvegissúlur al mar, como era tradición. Su intención era establecer el asentamiento allí donde fueran a parar los postes. Según el Landnámabók (libro de los asentamientos), dos de sus esclavos tardaron tres años en encontrar los postes en una pequeña bahía. De este modo, nació Reikiavik. El cronista medieval Ari Thorgilsson mencionó que Ingólfur fue el primer nórdico en asentarse permanentemente en Islandia, pero también cita que los sacerdotes cristianos hiberno-nórdicos «papar» ya se habían establecido antes, aunque marcharon porque no deseaban vivir entre los nuevos vecinos paganos.

Hjörleifr Hródmarsson (idioma islandés: Hjörleifur Hróðmarsson) era el cuñado de Ingólfur Arnarson, el primer colono nórdico de Islandia. Hjörleifr también ayudó en el asentamiento islandés, fundando su hacienda en Hjörleifshofði que lleva su nombre, pero fue asesinado junto con otros colonos por thralls (esclavos) irlandeses, por su continuo maltrato en unas condiciones difíciles. Menudo pájaro ... Herjulf Bårdsson (nórdico antiguo: Herjólfr Bárðarson) fue uno de los primeros colonos vikingos en la historia de Groenlandia. Herjulf procedía de Drepstokki, Islandia; era hijo de Bárður Herjólfsson y se casó con Þorgerður. Su hijo Bjarni Herjólfsson fue el primer escandinavo en avistar las costas del continente americano en 986. Herjólfr era uno de los hombres de Erik el Rojo, quien partió de Islandia con 25 naves en 985 para colonizar Groenlandia. Solo llegaron 14 naves según la sagas. Herjulf y su padre Bárður fundaron un asentamiento y emplazaron su granja en Herjolfsnes, que lleva su nombre. Landnámabók (libro de los asentamientos) menciona que su familia ocupó Herjólfsfjörð (hoy Amitsuarssuk), en la península de Herjolfsnes, al sur de Brattahlíð (actualmente Ikigait, al sur de Nanortalik).

Hallgrímur Pétursson (Hólar, 1614 - Saurbær, 27 de octubre de 1674) fue un religioso luterano islandés y uno de los poetas más famosos de su país. Debido a sus contribuciones a la himnodia, canto o un texto lírico que expresa sentimientos positivos, de alegría y celebración, es llamado en ocasiones "el Paul Gerhardt islandés", himnógrafo o escritor de himnos religiosos protestantes alemán, el más importante de su época. En su honor fueron nombradas dos iglesias: la Hallgrímskirkja de Reikiavik y la Hallgrímskirkja de Saurbær.

Sturla Þórðarson (1214 – 1284) fue un caudillo medieval, escaldo, lagman de Islandia y goði del clan Sturlungar, que jugó un papel principal en el periodo de la guerra civil de la Mancomunidad Islandesa conocido como Sturlungaöld. Sturla era hijo de Þórður Sturluson y su esposa Þóra. Era sobrino y pupilo del escaldo Snorri Sturluson y luchó al lado de Þórður kakali Sighvatsson durante la guerra. Era hermano del escaldo Óláfr Þórðarson. Sturla es autor de la saga Íslendinga, la más amplia junto a la saga Sturlunga y Hákonar, saga Hákonarsonar, la historia de Haakon IV de Noruega. También escribió la historia del hijo de Haakon IV y heredero Magnus VI de Noruega, Magnúss saga lagabœtis, pero solo han sobrevivido algunos fragmentos. Algunos investigadores le implican como autor de la saga de Kristni, Ágrip af sögu Danakonunga y Sturlubók, una transcripción del Landnámabók. También aparece en Skáldatal como poeta en la corte de Birger Jarl. Sturla fue elegido lögsögumaður de toda Islandia por un breve periodo de tiempo, y escribió el libro de leyes Járnsíða.

Un pez gordo de la época.

Haukr Erlendsson (1265 – 3 de junio de 1334) fue un escritor y erudito de Ferjubakki, Borg á Mýrum, Mýrasýsla, autor del Hauksbók. Era miembro del clan familiar de los Vallverjar. En 1294, se ordena como jurista de Islandia y en 1301 se desplazó a Noruega, donde según una carta fechada en 1311, se le nominaba abogado y caballero del Gulating, posición que mantuvo hasta 1322. Haukr fue un hombre muy culto y de impecable gusto literario que fue testimonio y protagonista de la edad de oro de las sagas nórdicas y que deliberadamente modificó y amplió sus versiones, conforme su concepto de lo que debería ser ese tipo de obras. Tuvo un especial interés en la saga de Erik el Rojo, pues como descendiente de Thorfinn Karlsefni, le interesaba insertar información adicional sobre la genealogía de los personajes principales (cap. VII y XIV) y alteraciones para magnificar la gloria de su antepasado.

Todo queda en casa.

Markús Þórðarson (n. 1198) fue un caudillo medieval de Garðar á Ákranesi, Borgarfjörður en Islandia, y tuvo un papel relevante durante la guerra civil islandesa, episodio histórico conocido como Sturlungaöld. Pertenecía al clan familiar de los Sturlungar, era hijo de Þórður Böðvarsson y hermano de Þorleifur Þórðarson y Böðvar Þórðarson, todos tomaron parte activa en la guerra civil islandesa. Markús aparece brevemente citado en la saga Þórðar hreðu, y la saga Eyrbyggja.

Leif Erikson (en nórdico antiguo Leifr Eiríksson), apodado El afortunado (Leifur heppni) (c. 970-c. 1020), fue un explorador vikingo considerado como uno de los primeros europeos que llegó a América del Norte. Su patronímico, Erikson, se puede escribir también como Ericsson, Eiríksson o Ericson. En 2009, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, proclamó al día 9 de octubre Día de Leif Erikson.

Sello emitido el día de Leif Erikson (1968, EE. UU.).

Leif fue el segundo de los hijos del explorador noruego Erik el Rojo. Erik Thorvaldsson (nórdico antiguo: Eirikr Þorvaldsson), más conocido como Erik el Rojo (nórdico antiguo: Eirikr hinn rauði) (Noruega, 950-Eystribyggð, Groenlandia, 1003), fue un vikingo, comerciante y explorador noruego de finales del siglo X. Fundó el primer asentamiento vikingo en Groenlandia. Nació en el distrito de Jæren, Rogaland, Noruega, hijo de Thorvald Asvaldsson, un exiliado por asesinato. Se ha especulado con que el apodo de el Rojo posiblemente fuera por ser pelirrojo. Aunque la cultura popular acredita que Erik fue el primero en descubrir Groenlandia (actualmente perteneciente a Dinamarca), las sagas islandesas sugieren que otros exploradores nórdicos la descubrieron e intentaron colonizarla antes que él. La tradición asegura que Gunnbjörn Ulfsson (también conocido como Gunnbjörn Ulf-Krakuson) fue el primero en divisar esta masa de tierra. Un siglo antes de la llegada de Erik, fuertes vientos habrían arrastrado a Gunnbjörn hacia esa tierra, a la que llamó «islas Gunnbjörn» o «Gunnbjarnarsker». La naturaleza accidental de tal descubrimiento, sin embargo, hace que el crédito mayor en la historia de Groenlandia lo tenga Erik el Rojo, como su descubridor oficial.

Erik el Rojo en una publicación de 1688.

Guðrún Ósvífursdóttir fue una mujer islandesa del siglo IX famosa por su belleza y casada cuatro veces. Ella es la protagonista principal de la saga medieval islandesa Laxdœla, que narra la historia de la gente de Laxárdalur. Se cree ampliamente que la saga representa algún hecho histórico. Guðrún era hija de Ósvífr Helgason y Þórdís Þjóðólfsdóttir. Creció en Laugar, en Sælingsdal. Se pronosticaron sus futuros matrimonios cuando transmitió cuatro sueños, cada uno de los cuales representaba uno de sus próximos matrimonios. Existe un baño termal llamado Guðrúnarlaug en el sitio donde los sueños fueron interpretados por Gestur Oddleifsson.

Snorri Sturluson (1179 - 23 de septiembre de 1241) fue un historiador, poeta y político islandés. Fue elegido dos veces como legislador del parlamento islandés, el Althing . Fue autor de la prosa Edda o Yoda Edda, una narración de la mitología nórdica, el Skáldskaparmál, un libro de lenguaje poético, y el Háttatal. También fue autor de Heimskringla, una historia sobre la realeza noruega que comienza con material legendario en la saga Ynglinga y avanza hasta la historia escandinava medieval temprana. Por razones estilísticas y metodológicas, a menudo se considera que Snorri es el autor de la saga de Egil.

Johannes Sveinsson Kjarval (15 de octubre de 1885 - 13 de abril de 1972) fue un pintor islandés . Muchos lo consideran uno de los artistas más importantes de Islandia. Nacido en la pobreza, fue adoptado y de joven trabajó como pescador. Sin embargo, pasó todo su tiempo libre dibujando y pintando y logró aprender los conceptos básicos del artista Ásgrímur Jónsson . A los 27 años con el apoyo financiero de los pescadores y la Confederación Islandesa del Trabajo , aprobó un examen de ingreso y fue admitido en la Real Academia Danesa de Bellas Artes para la educación superior en las artes donde completó sus estudios. Durante los años de Copenhague se familiarizó con varios estilos, incluidos el impresionismo , el expresionismo y el cubismo, pero también se convirtió en un dibujante consumado. Más tarde también hizo viajes más cortos a Francia e Italia. Kjarval fue un pintor prolífico, que dejó miles de dibujos y pinturas después de una larga vida. Las pinturas varían mucho en estilo y frecuentemente mezclan diferentes estilos en un estilo muy personal. Aunque no es surrealista, algunas de sus obras incluyen elementos absurdos y simbolistas que mezclan elfos y mitos en el paisaje. Muchas de sus obras incluyen paisajes islandeses y formación de lava, pero muchas de sus pinturas de paisajes son parcialmente "cubistas" y abstractas con su enfoque en acercarse al suelo más cercano y menos a las impresionantes montañas misteriosas en el fondo.

Jóhannes Sveinsson Kjarval (1934).

Más adelante en su vida, su arte con frecuencia también incluía pintura abstracta. Debido a la combinación única de estilos, es una simplificación excesiva clasificarlo como pintor de paisajes. Su trabajo incluye pinturas y dibujos expresionistas, abstractos, cubistas, de paisajes y retratos, y su "promiscuidad de estilo" fue muy original como el hombre mismo. Fue un modernizador muy original de su tiempo y sigue siendo bastante único entre los pintores islandeses y mundiales. En 1958 fue galardonado con la Medalla Príncipe Eugen por el Rey de Suecia. En Reykjavík , uno de los tres edificios que pertenecen al Museo de Arte de Reykjavík se llama Kjarvalsstaðir y presenta las obras de Kjarval junto con exposiciones temporales. Está representado en el billete islandés de 2000 coronas. El álbum debut de Björk, incluye un homenaje de flauta instrumental (Jóhannes Kjarval) escrito e interpretado por la artista.

Jóhanna Sigurðardóttir (Reikiavik, 4 de octubre de 1942) fue nombrada Ministra de Asuntos Sociales y Seguridad Social el 24 de mayo de 2007, cargo que ya había asumido entre 1987 y 1994, bajo el nombre de Ministra de Asuntos Sociales. Miembro de la Alianza Socialdemócrata, ha formado parte del Parlamento de Islandia ininterrumpidamente desde 1978, habiendo sido reelecta sucesivamente en ocho oportunidades. El 1 de febrero de 2009 se convirtió en la primera mujer que asume el cargo de Primer Ministro de Islandia. Siendo lesbiana declarada, se convirtió en la primera jefa de gobierno reconocida como LGBT del mundo.

Un vuelo directo aeropuerto de Barcelona hasta el aeropuerto de Keflavik tiene una duración de algo más de cuatro horas, pero dado que existe un desfase horario de dos horas entre España e Islandia, nos encontraremos que saliendo a las veintitrés horas de Barcelona en vuelo directo el aterrizaje en Keflavik será a la una y media de la madrugada. Por contra, a la vuelta el vuelo durará unas seis horas de reloj.

Keflavik todavía es un aeropuerto pequeño, no en vano da servicio a una población de tan sólo 300.000 islandeses, si bien la entrada de turistas anual se cuenta ya por millones y es una cifra que va en constante y fuerte aumento. Pero todavía es pequeño, así que recoger las maletas y salir de la terminal es cosa de niños. Nos encontraremos a 50km al sur de Reikiavik, con lo que os aconsejamos reservar plaza en el Flybus operado por Reykjavik Excursions, una flota de autobuses que cubren la llegada de cada vuelo y que nos dejarán en la capital de Islandia en unos 50 minutos. Así como en la terminal del aeropuerto encontraremos fácilmente la oficina de Flybus, debemos prestar atención a la hora de salir al exterior puesto que la parada de autobuses no está bien señalizada: una vez fuera, habremos de girar a la derecha y continuar caminando unos pocos minutos hasta topar nuestra mirada con una flota de autocares aparcados. Sin embargo, no hay desorden alguno: los autocares esperarán hasta que lleguen todos los pasajeros que han comprado ticket, pasando lista los chóferes en varias ocasiones para asegurarse de que no se dejan a nadie, así que no hace falta llegar con la lengua afuera, que no corremos peligro de perder nuestro autobús. Los tickets de Flybus también los podremos comprar durante los vuelos de las compañías Icelandair y WOW air.

Un detalle agradable del Flybus es que dispondremos de wifi gratuita abordo, pero si no es noche cerrada es recomendable dejar el móvil y disfrutar del paisaje volcánico y absolutamente arrebatador que hay entre la península de Reykjanes y Reikiavik. Nada mejor para activar nuestro modo viajero y comenzar a intuir porqué esta isla es tan diferente a todas las demás. Flybus ofrece dos servicios, el normal y el Plus. La diferencia es que mientras que el primero nos dejará en la terminal de autobuses de las afueras de la ciudad (a unos veinticinco minutos caminando del centro de Reikiavik), el segundo nos acercará hasta el hotel u hostal que hayamos reservado. Por unos razonables 30 euros ida y vuelta, el Flybus Plus es un servicio que recomendamos encarecidamente, más aún si llegamos de madrugada a una ciudad no especialmente cálida, climatológicamente hablando. Si escogemos esta opción, habremos de tener en cuenta que deberemos hacer parada en la estación de autobuses igualmente, para allí cambiar a alguna de las furgonetas (shuttles) que, ahora sí, nos acercarán a la puerta de nuestro hostel. Y si hablamos de escoger albergue, el Hlemmur Square ubicado en Laugavegur, la principal calle de Reikiavik.

Carta Marina de Olaus Magnus, 1539.

De cara al vuelo de vuelta, si hemos escogido el Flybus Plus avisaremos en nuestro alojamiento de que tenemos que estar en el aeropuerto a determinada hora, y ellos se encargarán de llamar a Reyjavik Excursions para que nos comuniquen la hora en que tenemos que esperar en la puerta a que nos recojan. Se trata desde luego de la opción más cómoda, pero si preferimos ganar unos minutos de estancia en Reikiavik —no en vano estos autobuses se recorren toda la ciudad recogiendo pasajeros antes de partir hacia la terminal de autobuses— y vamos a estar cerca de Hallgrímskirkja, la iglesia luterana de Reikiavik y una de las más originales que contemplaremos en vida, os recomendamos realizar el paseo hasta la terminal de autobuses de Flybus a pie, puesto que no supone más de diez o quince minutos.

Para ello, habremos de superar el lado este de la iglesia y continuar caminando hacia mano derecha por las calles de un tranquilo barrio residencial que nos llevarán a las afueras de esta pequeña capital: no tardaremos mucho en ver a lo lejos el edificio de la terminal de autobuses, y acercarnos será cuestión de unos pocos minutos más. Podemos subir al autobús que va al aeropuerto de Keflavik veinte minutos antes de su partida, que suele realizar puntualmente cada media hora (pero mejor si consultamos horarios), y antes tendremos la oportunidad de aprovechar en la terminal para comer algo en su pequeña cafetería, o comprar algún souvenir de última hora.

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Thingvellir es uno de los lugares de visita obligada en Islandia. Situado al suroeste de la isla, a unos 45 km de la capital, Reikiavik, forma parte del llamado Círculo Dorado –la ruta turística más popular– junto a la cascada de Gullfoss y los géiseres de Haukadalur. Fue el primer parque nacional que tuvo el país y nombrado patrimonio de la humanidad por la Unesco en el 2004. En cuanto escenario natural, resulta espectacular, repleto de fallas, gargantas, cascadas, ríos, lagos, un santuario para los islandeses. Es allí donde se estableció en 930 el primer parlamento que hubo en Europa y es allí también donde se puede ver a simple vista cómo Europa se está separando de Norteamérica a razón de 2 centímetros por año.

“Puedes poner un pie en la placa tectónica norteamericana y otro en la europea y decir aquí está la dorsal oceánica. Y eso ocurre en muy pocos sitios del mundo”, señala José Luis Fernández-Turiel, investigador científico del CSIC y director del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera. Y es que Islandia es una singularidad, una anomalía planetaria. Está situada sobre una dorsal oceánica atlántica, justo encima del área de sutura de la placa tectónica norteamericana y la euroasiática. En esas zonas, en que se mueven y topan unos con otros los fragmentos que forman la litosfera, la capa sólida superficial de nuestro planeta, suele emerger material semifundido procedente del interior de la Tierra.

Cuando ese magma llega a la superficie, si se encuentra con una placa continental, forma un volcán; si, en cambio, la placa es oceánica, el agua enfría rápidamente el magma al salir, que se solidifica. No obstante, a pesar de crearse nuevo material, no se suelen formar nuevas islas, sino que aumenta la corteza oceánica, porque, como explica Fernández-Turiel, “la velocidad de separación entre las dos placas es tan rápida que no lo permite. Islandia es la diferencia –además de ser una isla muy grande–, y es debido a que hay una producción anómala de magma”. Por qué se genera esa cantidad tan grande de magma, que permite que la ínsula crezca tanto en altura como en perímetro, es un misterio para la ciencia. De hecho, si se recorre la dorsal oceánica de punta a punta, sólo hay otra isla más, muy pequeña, situada frente a Brasil. “Además de la situación específica de Islandia, sobre la dorsal, tiene que haber otro factor que determine que sea tan fértil en magmatismo y los geofísicos apuntan a que tiene que haber un punto caliente o hotspot”, destaca Fernández-Turiel.

El Parque Nacional de Skaftafell.

Los puntos calientes son anomalías térmicas dentro de la corteza terrestre, como “puntos debilitados de la corteza que favorecen la migración de fluidos hacia la superficie”, y están ubicados en diferentes puntos de la Tierra. Están alimentados por magma que procede del manto terrestre, la capa que envuelve el núcleo del planeta, a casi 3.000 kilómetros de profundidad, y que aflora a la superficie formando columnas estrechas de material llamadas plumas. “Los volcanes formados por puntos calientes, como Islandia, pero también como Hawái o Samoa, son muy intrigantes porque tienen una composición de lavas distinta de los volcanes que se encuentran en otras regiones en medio del océano, en las que se forma nueva corteza allí donde las placas tectónicas se separan”, explica por videoconferencia Barbara Romanowicz, investigadora de la Universidad de California en Berkeley, quien acaba de publicar una investigación en Science en la que concluye que bajo Islandia hay un reservorio gigante de roca fundida que alimenta la pluma del manto que creó esta isla.

Para llegar a estos resultados, las geofísicas autoras de este estudio han usado ondas sísmicas como si fueran un aparato de rayos X para completar algo más la imagen del centro de la Tierra que Julio Verne quiso visitar, precisamente, entrando por un volcán situado en la punta oeste de Islandia, el Snæfellsjökull. “Hemos usado tomografía sísmica, una técnica muy similar a la que se emplea en medicina para ver el cerebro”, afirma esta investigadora. Han tomado datos de terremotos procedentes de casi 400 estaciones sismológicas y a partir de ellos han inferido la velocidad de las ondas sísmicas cuando atraviesan las distintas zonas de la Tierra. Luego han aplicado modelos matemáticos. En algunos puntos, anomalías ubicadas en la discontinuidad entre el manto y el núcleo terrestre a 2.900 kilómetros de profundidad, han detectado una especie de bolsas de roca semifundida que coinciden con la base de las plumas. “En estas anomalías las ondas se propagan más lentamente, entre un 10 y un 30% menos de velocidad”, dice Romanowicz. Eso tiene que ver con la temperatura del material, cuanto más caliente, más denso es y más despacio la onda sísmica lo atraviesa.

Un géiser expulsa agua y vapor en el valle de Haukadalur, al sur de Islandia, que ofrece un paisaje espectacular.

“Es extraño. Seguramente tiene que haber interacción con el núcleo de la Tierra, que es de hierro, y enriquece estas bolsas anómalas, lo que explica el aumento de densidad”, explica el geofísico Jaume Pons, catedrático de Física de la Tierra de la Universitat de Barcelona. “Islandia está hecha con material del manto y probablemente este material pueda venir de las capas más profundas de la Tierra”, añade Jordi Díaz, investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera, que añade que “los volcanes son como ventanas abiertas al interior del planeta”. Estos volcanes alimentados por plumas han sido un enigma para la ciencia que estudia la tectónica de placas, apunta Pons. Una buena oportunidad para estudiarlos de cerca se presentó entre 1963 y 1967, cuando los islandeses pudieron asistir en directo a la formación de una nueva isla en la costa suroeste, Surtsey.

Se formó a partir de una serie de erupciones volcánicas, que comenzaron a 130 metros bajo el nivel del mar. A pesar de que tan sólo tiene 1,3 kilómetros cuadrados, constituye una de las zonas más prístinas del planeta y una reserva preservada sólo para el estudio científico. Desde que comenzó a formarse ha sido objeto de investigaciones, primero por parte de vulcanólogos y geofísicos, y más tarde por biólogos, que estudian cómo la vida es capaz de colonizar una tierra estéril. La última se ha puesto en marcha este verano y, si todo va como está previsto, taladrará dos sondas de casi 200 metros de profundidad en su corazón de negra roca basáltica para averiguar cómo se forman estas islas volcánicas, cuándo comienzan a ser colonizadas por microorganismos y de qué forma, y qué papel desempeña la biosfera de la corteza profunda en la creación de los ecosistemas.

Islandia está hecha con material del manto y probablemente este material pueda venir de las capas más profundas de la Tierra.

Una de las sondas será paralela a otra de 181 metros de profundidad que se perforó en 1979. El objetivo es comparar las poblaciones microbianas y ver de qué forma han cambiado en este periodo de tiempo. También estudiará la evolución biogeográfica de este tipo de islas recién nacidas, cuándo las plantas y las aves marinas las colonizan. La otra sonda explorará la manera en que el agua caliente se filtra a través de las grietas en los cráteres volcánicos que crearon esta isla. Ambas perforaciones penetrarán en el lecho marino original, tal como era antes de las erupciones de los años 60, a unos 190 metros de profundidad. La idea es también aprender más sobre la estructura del volcán, ver cómo están conectadas sus capas bajo la superficie del mar y cómo la mezcla de agua caliente y de minerales hidrotermales formados en la roca volcánica los hace menos porosos, lo que los ayuda a protegerse de la erosión de las olas. Además, esta investigación podría dar pistas a los ingenieros para crear materiales, como el cemento, más resistentes de cara a construir estructuras como contenedores de residuos nucleares.

El 20 de marzo del 2010 el volcán Eyjafjallajökull, al sur de Islandia, entró en erupción. Un par de semanas después, vomitó ceniza volcánica a la atmósfera, una enorme nube negra formada por partículas de roca, cristal y arena, que se extendió hacia el Viejo Continente. Se temía que pudiera afectar a las turbinas e incluso parar los motores de los aviones, por lo que se decidió cerrar la mayoría del espacio aéreo. El resultado: unos 100.000 vuelos cancelados, millones de pasajeros afectados, con las consecuentes pérdidas millonarias. No fue, no obstante, la primera vez que un volcán de esta lejana isla ha sumido al continente europeo en el caos. En el 821 lo hizo el Katla, uno de los más grandes y activos de Islandia, también en el sur de la isla, que ahora duerme a 700 metros bajo el hielo. A comienzos del año 820 una gran erupción afectó al clima: la temperatura en Europa cayó en picado; ríos como el Sena, el Danubio o el Rin, que nunca se congelan, lo hicieron. Las cosechas se perdieron y la hambruna se extendió por el continente y sembró la muerte.

Se sabe que las erupciones volcánicas pueden estar detrás de un periodo abrupto de descenso de las temperaturas. Y es lo que sospechaba un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge que podría explicar ese oscuro episodio europeo. Un bosque prehistórico y una inundación les han permitido demostrarlo y lo han publicado en la revista Geology. En el 2003, una inundación provocada por el río islandés Thverá dejó al descubierto cientos de abedules que habían estado enterrados durante siglos bajo capas de sedimento volcánico. Y es que aunque ahora Islandia no tiene prácticamente árboles, antes de que se asentaran los primeros nórdicos a finales del siglo IX estaba recubierta de bosques. Los científicos usaron la información contenida en los anillos de los árboles de Drumbabót, el bosque de restos de abedules, para identificar cuándo tuvo lugar la erupción volcánica que lo enterró. Averiguaron que fue entre el otoño de 822 y primavera de 823. También analizaron hielo y cenizas, e historiadores cotejaron los datos con la información en archivos. Así han logrado reconstruir las condiciones climáticas pasadas e identificar que fue el Katla el responsable de que el invierno se acercara a Europa.

Las erupciones volcánicas eyectan dióxido de sulfuro, que reacciona con los gases atmosféricos y forma aerosoles de sulfatos que reflejan la luz del sol hacia el espacio, lo que hace que las temperaturas desciendan.

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Islandia tiene la suerte de contar con algunos de los paisajes más exclusivos del mundo. El ardiente furor de los volcanes de la isla junto con el movimiento masivo de los glaciares ha creado escenarios que te dejarán sin palabras. Es el sueño de cualquier amante de la geología. Las columnas de basalto en Islandia son una de las maravillas del país, no te puedes ir sin verlas. Hay docenas de lugares donde puedes ver estas magníficas formaciones rocosas y diferentes formas.

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En geología, un hummock es un pequeño montículo o montículo encima del suelo. Por lo general, miden menos de 15 metros (50 pies) de altura y tienden a aparecer en grupos. Es difícil hacer generalizaciones sobre los montículos debido a la diversidad en su morfología y sedimentología. Una superficie extremadamente irregular puede llamarse hummocky. Un montículo de hielo es un saliente o montículo redondeado de hielo que se eleva por encima del nivel general de un campo de hielo. El hielo hummocky es causado por una presión lenta y desigual en el cuerpo principal del hielo compactado, y por una estructura y temperatura desiguales en un período posterior.

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