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10 - Junio - 2019
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La saga de ciencia-ficción ‘Star Wars’ estrenará tres nuevas películas en los meses de diciembre de 2022, 2024 y 2026, anunció recientemente Disney en un comunicado.

Todavía no se sabe ni el título ni la trama de esas cintas, que llegarán a los cines coincidiendo con las vacaciones navideñas, un periodo reservado habitualmente para los grandes estrenos cinematográficos y los filmes que prometen arrasar en taquilla. Entre los proyectos de Star Wars en desarrollo figuran una nueva trilogía a las órdenes de Rian Johnson, el director de Star Wars: Episodio VIII-El último Jedi (2017), así como otras tres películas sobre este mismo universo de ciencia-ficción a cargo de David Benioff y D.B. Weiss, que son los creadores de la exitosa serie Juego de Tronos. Por ahora no se sabe si las tres películas anunciadas hoy de Star Wars corresponden a alguno de esos proyectos en desarrollo. Por otro lado, Disney, que cerró el pasado marzo la adquisición de 21st Century Fox, desveló hoy que las cuatro secuelas de Avatar (2009) que está preparando James Cameron se estrenarán más tarde de lo previsto. Así, el nuevo plan de lanzamiento de las películas de Avatar, que acumulan ya varios retrasos, estipula que Avatar 2 se estrenará en diciembre de 2021. Igual que con Star Wars, Disney intentará aprovechar con Avatar las vacaciones de Navidad de manera que en 2023 estrenará Avatar 3; en 2025 lanzará Avatar 4; y en 2027 presentará Avatar 5. Con 2.788 millones de dólares recaudados, Avatar es la película más taquillera de la historia en todo el mundo sin tener en cuenta la inflación. No obstante, Vengadores: Endgame (2018) podría batir pronto esa marca, ya que en solo dos semanas en la gran pantalla ha sumado 2.189 millones que la han situado como el segundo filme más exitoso de todos los tiempos.

Siguen así las maniobras para estirar las franquicias en un debate abierto.

La guerra de las galaxias, Star Trek, el agente 007, El Señor de los Anillos o Alien son algunas de las grandes sagas que nos ha regalado el cine de Hollywood. Muchos críticos creen que las franquicias son un síntoma de la decadencia del cine, pero otros prefieren pensar que las buenas historias merecen ser contadas una y otra vez, enriqueciendo y expandiendo sus universos con nuevas tramas y personajes. Tenemos en taquilla estos días a John Wick, que regresa en John Wick Chapter 3: Parabellum con una película de acción y suspenso y un Keanu Reeves en estado de gracia. Arrasó en su primer fin de semana en los cines en Estados U nidos, alcanzó los 57,2 millones de dólares superando a la última propuesta de la Factoria Marvel. Machete (Robert Rodriguez, Ethan Maniquis, 2010) y Machete Kills (Robert Rodriguez, 2013), Cazafantasmas y su secuela o Hellboy con su controvertida continuación son ejemplos de sagas que se prometian largas y quedaron interrumpidas. No todo lo que tocaba Spielberg se convertía en oro, ni siquiera aquello que salía bien. Prueba de ello es la joya de Amblin dirigida por Barry Levinson, con Chris Columbus como guionista y con los personajes de Conan Doyle en la escuela. Hablamos de El secreto de la pirámide. Como la secuencia post créditos dejaba claro, las intenciones de Spielberg y compañía eran las de continuar el relato, algo que no permitió la pobre acogida del público de la época. La que sí acudió a la llamada fue una joven J.K. Rowling, que salió tan fascinada del cine que, cuando años después decidió escribir el cuento de un niño mago que investiga misterios en su colegio, tomó esta película como referencia directa. No, que Chris Columbus dirigiese las dos primeras entregas de Harry Potter no es casualidad.

Hace cuarenta y cuatro años, un joven llamado George Lucas, recién salido de la escuela de cine de California, logró firmar un acuerdo con United Artists (UA) para dirigir dos películas. La primera, titulada «American Graffiti», ganaría un globo de oro y estaría nominada a cinco Oscar. La segunda incluida en el acuerdo era una imposibilidad estadística y, como afirmó un ejecutivo de UA tras ver la propuesta inicial, no sería filmada «bajo ningún concepto». Se llamaba «Star Wars». Tener un contrato, en sí mismo, no significaba nada. En Hollywood, los acuerdos de entrega de películas en aquella época eran casi papel mojado, y el joven realizador no tenía una posición fuerte en la industria. Había estado, de hecho, a punto de no dedicarse a dirigir, porque quería ser piloto. Al salir de la universidad había intentado enrolarse en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, pero le habían rechazado por tener demasiadas multas por exceso de velocidad. Ambos conceptos eran tan premonitorios como providencial una diabetes que le impidió ir a la guerra de Vietnam, aunque había sido llamado a filas. Lucas tenía un problema, sin embargo. Él no quería hacer películas sobre el paso de la juventud a la madurez, como «American Graffiti». La cinta había conquistado a los críticos y a la taquilla en agosto de 1973, pero todas las productoras querían que continuase en el camino de la comedia. Sin embargo, el joven director estaba obsesionado con crear una película de espadachines en el espacio, basada en el personaje de Flash Gordon. «No logré comprar los derechos, pero sí rastreé las fuentes de la creación de Alex Raymond hasta Edgar Rice Burroughs e incluso Julio Verne», diría Lucas en 1999.

Cuenta Francis Ford Coppola, íntimo amigo de Lucas, que cuando no logró los derechos para Flash Gordon dijo: «Bueno, crearé el mío propio». Entonces comenzó a escribir un guión remotamente basado en una película que le apasionaba, «La fortaleza escondida», de Akira Kurosawa (1958). Había varios conceptos que se mezclaban en su cabeza, pero eran todos ellos difusos, inasibles. Veía a un malvado señor medieval con un casco negro, un castillo volador, sables cuya hoja fuese de luz en lugar de metal. Veía a un par de granjeros, uno alto y espigado y uno gordo, a una reina que cambiaba sus ropajes con la doncella cuando se veía en peligro. Incluso pensaba que el malvado señor medieval del casco negro debía cambiar de bando al final de la historia, como ocurría en otra película de Kurosawa. Lucas saqueó los motivos kurosawianos con la misma falta de rubor con la que el genio japonés hizo con Shakespeare. Pero sus propuestas iniciales a los estudios seguían siendo rechazadas, una tras otra. Los estudios creían que era muy arriesgado, pese a la estrella ascendiente del joven director, crear una película con aquellas características en un momento en el que el público demandaba películas más oscuras, realistas. Los setenta, para el cine, eran esencialmente gente compleja hablando con otra gente compleja en habitaciones cerradas, y la amplitud de miras y el maniqueismo del proyecto galáctico chocaba con la cortedad de los estudios.

George Lucas no paró de reescribir el guión una y otra vez, deseoso de encontrar una salida a aquella obsesión. Su primer tratamiento, titulado «El diario de los Whills», narraba la historia de CJ Thorpe, un joven que sería entrenado por el legendario Maxe Windy para formar parte del comando espacial de los Jedi-Bendu. Todos los que le rodeaban le dijeron que aquello no tenía sentido alguno, y el joven director tuvo que volver en numerosas ocasiones a la máquina de escribir, intentando depurar la historia, buscando su esencia. No sería hasta que redescubrió dos libros: «El señor de los anillos» y un oscuro ensayo titulado «El héroe de las mil caras», de Joseph Campbell, que fue capaz de concretar su historia. Hoy en día ese ensayo es uno de los textos esenciales de la formación de cualquier guionista estadounidense.

Su reescritura incorporó elementos nuevos como los señores oscuros de Sith y la Estrella de la Muerte, pero seguía acabando en la papelera de los directivos de Hollywood. United Artists la rechazó una vez más, Disney dijo que era muy cara (qué ironía, como se vería después). Lucas estaba a punto de tirar la toalla, pero de pronto un joven ejecutivo de la Twentieth Century Fox llamado Alan Ladd Jr (hijo del famoso actor) se sintió lo bastante confiado con el proyecto como para recibir a Lucas. La película tenía un coste de 8 millones de dólares –que acabaron convirtiéndose en 10, por los imprevistos–. Ladd no comprendía muy bien la historia, pero le impresionó el talento del joven realizador, y acabó estampando su firma en un acuerdo que a la postre redefiniría la industria del cine al completo. El contrato le daba a Lucas 151.079 dólares a cambio del guión y la dirección, con la salvedad –importante letra pequeña– de que el autor se quedaría con los derechos derivados de la obra, una pequeña cantidad habitualmente residual, que venía dada por vender camisetas y muñecos de la película.

Con tan escaso presupuesto, una muy exigente fotografía en exteriores y la necesidad de crear a mano todas y cada una de las naves, armas, armaduras y efectos prácticos –el ordenador era, afortunadamente, algo que estaba aún muy lejos de arruinar la experiencia cinematográfica–, Lucas tuvo que contar con actores completamente desconocidos, incluyendo a Mark Hamill, Carrie Fisher y un emergente Harrison Ford. Solo Peter Cushing y Alec Guinness tenían un cierto peso en el cartel, aunque en una fase ya muy tardía de sus carreras no cobraron demasiado.

Así comenzó la fotografía principal de una película titulada «Aventuras de Luke Starkiller, según el Diario de los Whills, saga I: Star Wars». A lo largo del rodaje, harto de tener que mecanografiar cada vez en los encabezados de los guiones tantos vocablos, Lucas iría dejando caer palabras hasta quedarse con las dos últimas, que a la postre fueron el título final. Luego llegó el 25 de mayo de 1977. Y se estrenó. Y todo cambió. «Star Wars» se convirtió enseguida en el mayor éxito cinematográfico de todos los tiempos, con 775 millones de dólares. Si ajustamos el precio de la entrada y la inflación, sigue siendo a día de hoy la segunda película más taquillera de la historia, por detrás de «Lo que el viento se llevó» (1939).

Considerada como un fenómeno de masas. En ella se representa el mundo de los héroes, que son esenciales en la vida misma de los seres humanos, son los arquetipos que siempre estamos buscando. La increíble historia, hace que no nos sintamos ajenos, pues todos tenemos que afrontar retos alguna vez en nuestra vida. Es considerada como una ordalía iniciática, pues muestra que mediante el desarrollo interior, la meditación y el acrecentamiento de las cualidades internas, junto a la ayuda del Maestro adecuado, el héroe logra transformarse completamente. La acción de los Jedis, está basada en la ética, en los valores como la verdad, la tolerancia, el amor y la justicia. Un Jedi, es una especie de monje que realiza un voto de abstinencia y se dedica a sensibilizarse para poder percibir la fuerza y desarrollar habilidades como la telequinesis, la clarividencia, el control mental, la amplificación de reflejos, la velocidad y otras capacidades físicas y psíquicas, así como el conocimiento de los principios de la filosofía de la fuerza.

Un Jedi lucha contra el lado oscuro de la fuerza. El lado oscuro de la fuerza, es el más rápido y fácil en el que puede incurrir un Jedi, el temor, el miedo, el rencor, la ira, hacen que broten los sentimientos más agresivos, son el primer canal de expresión, una vez que los toma, para siempre dominaran su destino y consumirán su voluntad. La Orden Jedi, un grupo de guerreros místicos, defensores del lado luminoso de la fuerza, esforzados por mantener la paz y la justicia en toda la galaxia. La Fuerza es un campo de energía omnipresente, creado por las cosas que existen que impregna todo el universo y todo lo que hay en él manteniéndolo unido. La idea de la fuerza se basa en el Tao, que es un flujo en el universo, que fluye, es poderoso y mantiene las cosas del universo en orden y equilibrio.

“Debes sentir la fuerza a tu alrededor y aquí entre tú y yo, el árbol, la roca, por todas partes” Yoda

“La fuerza es lo que le da al Jedi su poder, es un campo de energía creado por las cosas vivientes, nos rodea, nos penetra y mantiene unida a la Galaxia” Obi One Kenobi

Una de las cosas que siempre ha llamado la atención en Star Wars es el hecho de que la primera película se acabase titulando Episodio IV. En 1977, se estrenó bajo el título de La guerra de las galaxias (Star Wars). Como se puede apreciar en el propio guión, se trataba de una película cerrada y con un argumento principal con sus tres fases: Presentación, nudo y desenlace. No fue hasta 1980 con el estreno de El Imperio contraataca cuando a la película original se le asignó el título final de Star Wars: Episodio IV: Una nueva esperanza, dejando abierto a especulaciones la cantidad de episodios que podría haber.

Si queremos meternos en la piel de un warsie de la vieja escuela, aquellos que han vivido la saga desde 1977, la opción que escogeremos será la de ver las diferentes películas en el orden en que se estrenaron, obviando los acontecimientos que suceden en cada una ya que el orden sería diferente. Esta opción nos hará ver primero la denominada Trilogía Clásica, que engloba los episodios IV, V y VI y que son la pura esencia de Star Wars, tres películas rodeadas de un aura inconfundible.

Del episodio VI publicado en 1983, saltaríamos al Episodio I, La amenaza Fantasma, que se estrenó la friolera de 14 años después, y que incluirá todas esas mejoras tecnológicas que se fueron desarrollando a lo largo de los años. También incluye a Jar Jar Binks pero qué le vamos a hacer... Durante esta Trilogía de las precuelas veremos también los episodios II y III, estrenados en 2002 y 2005 respectivamente, y que cerrarán en gran parte los acontecimientos que precedieron a la Trilogía Clásica. De 2005 saltaremos a 2015, ya más reciente en nuestra memoria, con El despertar de la Fuerza, el séptimo episodio que nos mandará 30 años después de los acontecimientos de El retorno del Jedi, es la primera película de una nueva trilogía que tendrá su continuación en diciembre con el estreno de Los últimos Jedi. Para terminar con esta opción veríamos la reciente Rogue One: Una historia de Star Wars, que nos narrará los acontecimientos que suceden justo antes del inicio del episodio IV.

Resumiendo, el orden de visionado por fecha de estreno quedaría así: Star Wars Episodio IV: Una nueva esperanza (1977) Star Wars Episodio V: El Imperio contraataca (1980) Star Wars Episodio VI: El retorno del Jedi (1983) Star Wars Episodio I: La amenaza Fantasma (1997) Star Wars Episodio II: El ataque de los clones (2002) Star Wars Episodio III: La venganza de los Sith (2005) Star Wars Episodio VII: El despertar de la Fuerza (2015) Rogue One: Una historia de Star Wars (2016) Star Wars Episodio VIII: Los últimos Jedi (Diciembre de 2017).

Star Wars: Episodio IX - El ascenso de Skywalker esta pendiente de estreno para el 20 de Diciembre de 2019 ( España).

La lógica que nos brinda la comprensión lectora le dice a cualquiera que no conozca la peculiaridad de estas películas que se puede fiar del número de los episodios. Y realmente se puede hacer si obviamos que cuando pasemos del Episodio III al IV nos encontraremos con un receso temporal de 28 años, con los cambios de estilo y tecnológicos que eso supone. E igualmente al pasar del Episodio VI al VII habrá un salto enorme en lo que a tecnología se refiere, 36 añitos nada más.

También hay que tener en cuenta la posición de Rogue One: Una historia de Star Wars en la cronología, ya que debemos verla justo después del Episodio III y antes del IV, o nos haremos un lío considerable con los acontecimientos. En este orden, todos los acontecimientos que veamos en la pantalla irán encajando en orden y no habrá preguntas como ¿Pero este niño quién es? Si optamos por esta opción, veremos las películas en este orden: Star Wars Episodio I: La amenaza fantasma Star Wars Episodio II: El ataque de los clones Star Wars Episodio III: La venganza de los Sith Rogue One: Una historia de Star Wars Star Wars Episodio IV: Una nueva esperanza Star Wars Episodio V: El Imperio contraataca Star Wars Episodio VI: El retorno del Jedi Star Wars Episodio VII: El despertar de la Fuerza Star Wars Episodio VIII: Los últimos Jedi.

Cada uno decide cómo vivir la experiencia de Star Wars, y una buena manera de enriquecerla sin usar Avecrem es disfrutar también de series como The Clone Wars, que narra acontecimientos sucedidos entre los episodios II y III. También tenemos Star Wars Rebels, la serie de animación que se desarrolla entre los episodios III y IV. También contáis con libros como Star Wars Catalizador, o Thrawn, para aumentar más aún vuestra pasión por la saga galáctica.

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