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27 - Marzo - 2020
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Xàtiva se encuentra a tan sólo 60 km de Valencia. Su mayor tesoro es el gran castillo que corona la colina. Puedes pasarte perfectamente dos horas recorriendo esta fortificación por la que han pasado numerosas civilizaciones, como los romanos y los árabes. Incluso el mismísimo Aníbal llegó a él en el siglo III a.C. No obstante, el castillo no es el único atractivo de Xàtiva. Otros de sus monumentos destacados son la Colegiata, el Almodín y el Hospital Municipal, que data del S. XIII. Otro curioso atractivo es el retrato del rey Felipe V de Borbón, pues aquí lo tienen colgado del revés porque este monarca ordenó quemar la ciudad en 1707, lo que hizo que ésta pasara de 12.000 a 400 habitantes. Además de por carretera tomando la A-7, también puedes llegar en tren a Xàtiva. Estos salen desde la Estación del Norte cada media hora aproximadamente y tardan en llegar 50 minutos. Por cierto, ¡ni se te ocurra irte de Xàtiva sin probar su preciado arroz al horno!

Históricamente, Játiva fue una de las poblaciones más importantes del Reino de Valencia, rivalizando incluso con Valencia y Orihuela, las otras dos ciudades más importantes en la época foral. Fue cuna de los papas Borja y conserva un importante patrimonio artístico, a pesar de que fue quemada en 1707 por las tropas borbónicas como represalia por apoyar a las tropas austracistas durante la Guerra de Sucesión. En 1822 se convirtió en capital de la provincia de Játiva, que desapareció a raíz de la división territorial de España en 1833.

El municipio de Játiva está situado entre las cuencas del río Albaida y de su afluente el río Cáñoles, en el estratégico corredor de Montesa. Tiene un perímetro muy desigual y cuenta con varios enclaves territoriales, fruto de las segregaciones habidas en su término histórico, que estaba compuesto por más de 60 pueblos. En la zona septentrional se alza la sierra de Santa Anna, un afloramiento de naturaleza triásica. Al sur de esta sierra, entre la Llosa de Ranes y Játiva, se extiende un amplio valle de fondo casi plano, con una altitud media de 80-100 m y cubierto de sedimentos cuaternarios. El río Cáñoles, el barranco de Carnissers y el río Albaida, con cuyas aguas se riega la fértil huerta de Játiva, son perfectos para apagar el movil y respirar aire puro.

Al este del Albaida se alza la mole del Puig (312 m), en cuya cima está las ruinas de la ermita de Nuestra Señora del Puig. Al sur de la huerta el relieve se vuelve abrupto por medio de un anticlinal de paredes casi verticales y agudas calizas. Al sur de estas crestas se abre el valle de Bisquert, colorido por las tierras albarizas. Por el sur de Bisquert se levanta la Serra Grossa, que conforma el límite con el Valle de Albaida. La ciudad está enclavada a los pies del cerro del castillo cuyas laderas llegan a ocupar algunas casas, extendiéndose hasta la parte más llana de la vega.

Los testimonios del poblamiento en el término de Játiva son de los más antiguos en toda la fachada mediterránea, como atestiguan los hallazgos de la Cova Negra, pertenecientes al Paleolítico Medio, excursión a traves de un bello sendero bien señalizado.

Tras conquistar Valencia en 1238, Jaime I puso sitio a Játiva en 1240, aunque lo levantó al llegar a una tregua con el alcaide musulmán de la ciudad. Sin embargo, problemas entre este alcaide y los castellanos, obligaron a Jaime I a intervenir militarmente de nuevo, conquistando la ciudad en 1244, al poco de firmar el tratado de Almizra con Alfonso X. Al rendir la ciudad, Jaime I respetó la mezquita, que no se derribó hasta el siglo XVI. Bajo el dominio cristiano la ciudad, ya con el nombre actual de Xàtiva, se convirtió en la segunda ciudad más importante del Reino de Valencia.

El término municipal de Játiva se extendía, desde la época andalusí, por la ribera del Júcar, la Costera y el Valle de Albaida, abarcando por el norte Sumacárcel, Antella y Villanueva de Castellón, por el sur Ayelo de Malferit y Montaberner, por el oeste Canals y Alcudia de Crespins y por el este Benigánim y Barcheta, con una extensión de unos 434 km² y una población de unos 20.000 habitantes en el siglo XVI. Tras un largo proceso, de los 62 pueblos del término se segregaron 37 que formaron sus respectivos municipios, lo que redujo considerablemente su extensión.

El casco antiguo de Játiva se declaró Conjunto Histórico-Artístico en 1982, y en él se encuentra la gran mayoría del patrimonio de la ciudad. El Castillo, encaramado sobre la sierra Vernissa, domina completamente la ciudad de Játiva. Su núcleo original, situado en el actual Castillo Menor (Castell Menor), es de origen ibérico y fue posteriormente habitado por los romanos, quienes también comenzaron la construcción del Castillo Mayor (Castell Major). El conjunto actual, sin embargo, presenta una arquitectura principalmente islámica o de estilo gótico. Fue prisión de estado de la Corona de Aragón, y fue considerado durante muchos siglos como la plaza más fuerte del Reino de Valencia. Desde lo alto del castillo se divisan, al norte, la ciudad y el llano de la ribera del Júcar; al sur, las tierras de secano y las sierras Grossa, Mariola y Benicadell; al oeste, la frontera con Castilla; y al este, los días de buena visibilidad, se puede intuir el mar Mediterráneo.

Fue declarado Monumento Nacional en 1931. Todavía se conservan pequeños tramos de muralla urbana así como los situados en las lomas que dominan la ciudad, dónde se encuentran diversas torres de vigilancia. Construida para proteger a la ciudad, contiene tramos que datan desde el siglo XI al XVI.

El Almudín se trata de un edificio de estilo gótico, construido entre 1530 y 1548, del que destaca su fachada y el patio interior con columnas jónicas. En su planta baja se realizaban las contrataciones y venta del trigo, mientras que la parte superior se utilizaba para el almacenamiento del mismo, uso que conservó hasta 1919, en que fue convertido en Museo de Bellas Artes y, posteriormente, en Museo de la Ciudad. En él se exhibe el famoso retrato de Felipe V colgado del revés por haber ordenado la quema de la ciudad. El Hospital Mayor de Pobres cuyas obras comenzaron en el siglo XV pero no terminaron hasta mediados del XVI. El interior se destruyó en 1707, pero se reedificó a comienzos del siglo XVIII. Su planta es cuadrangular, con patio y jardín interior. La casa natal de Alejandro VI es un palacete urbano del siglo XVI, en donde nació y residió en España el Papa Alejandro VI. Conserva en la fachada una puerta de amplio dovelaje y en su interior un arco escarzano de columnas jónicas. 8 fuentes singulares entre las que destacamos la Fuente del León (Font del Lleó), fuente histórica y ornamental del siglo XIX situada en el centro de la ciudad. Fuente de los veinticinco caños (Font dels vint-i-cinc "xorros"), fuente histórica y ornamental del siglo XVIII situada en el Barrio de San Pedro. Fuente de la Trinidad (Font de la Trinitat), fuente histórica y ornamental del siglo XV situada en la Plaça de la Trinitat. Fuente de Aldomar (Font d'Aldomar), fuente histórica y ornamental del siglo XVIII situada en la Plaça d'Aleixandre VI. El Museo Municipal del Almudín, el más antiguo de Játiva, y situado en la calle corretgeria, fue inaugurado en 1917 y sus colecciones declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) en 1962.

El núcleo original de la ciudad ibera se hallaba donde actualmente se levanta el Castillo Menor. Tras la conquista romana, el centro se trasladó paulatinamente hacia el llano, ocupando el espacio actualmente vacío entre la ciudad actual y el castillo, donde se encuentran las iglesias de San Félix y de San José. Los restos y noticias de edificios andalusíes prueban que la población rebasó el antiguo recinto romano-visigodo. La medina islámica debió ocupar casi todo lo que ahora se conoce como ciudad medieval, y en su interior destacaban la Aljama (en el Montsant) y la mezquita mayor, en el solar que ocupa la colegiata. El abastecimiento de agua se producía mediante la acequia de la Villa. Con la conquista cristiana se renovó el urbanismo de la ciudad y se construyeron nuevos edificios. Es a partir de finales del siglo XIII cuando los habitantes empiezan a abandonar la zona alta de la ciudad, descendiendo a zonas de mejor acceso y con agua corriente, hasta el punto de que el viejo recinto se convirtió en un gran albacar (lugar para guardar ganado) y posteriormente en zona de cultivos. A partir de entonces la ciudad se mantuvo en los límites formados por la muralla, aunque se ampliaron varios arrabales y se construyó un buen número de edificios hasta la llegada de la crisis económica que acompañó a la expulsión de los moriscos.

Chulilla se ubica en la falda de un alto promontorio, dominado por el castillo árabe que conserva torreones y murallas del lado de la población, ya que por la parte que da al río existe un impresionante cañón que lo hace inexpugnable por lo que, en ese lado, carece de construcciones defensivas. La mayor parte del término se extiende sobre terreno cretácico. En esta meseta caliza, la erosión del río Turia ha creado una hoz y el Salto de Chulilla, de 160 metros de profundidad y 10 metros de anchura.

La vegetación está formada por pinares (carrasco) y monte bajo mediterráneo. En cuanto a la fauna, las especies más importantes son las rapaces, tanto diurnas como nocturnas, la perdiz, el conejo, la liebre, zorro, tejón, garduña, gineta y jabalí. En el Turia habitan barbos y truchas. Este pequeño pueblo está a 58 km en coche de la ciudad y en sus alrededores hay varias rutas de senderismo perfectas para hacer con toda la familia, así como algunas zonas para bañarse en verano. De las mas populares ess la ruta de los puentes colgantes, pues es muy suave y bonita (aunque no demasiado aconsejable para las personas que tengan vertigo). Si te apetece quedarte a comer en el pueblo, es recomendable que reserves con antelación, ya que son pocos los restaurantes de los alrededores y se suelen llenar.

Los primeros vestigios documentados en excavación han sido correspondientes a la Edad de Bronce en la superficie superior del Monte del Castillo a partir del cual, como núcleo original del término, el poblamiento ha sido continuado. Cabe señala que fueron añadas hace aproximadamente unos 20 años unas pinturas rupestres que muestran cacerías de animales salvajes.

Es un importante núcleo de turismo interior por sus atractivos naturales, siendo este sector el principal motor económico que mueve al pueblo. También cuenta con un balneario de aguas termales sulfurosas que mantienen una temperatura constante de 23 °C.

El Castillo de Chulilla consta de antemuralla, torre barbacana, un bastión circular, dependencia abovedada, torres esquineras, y el recinto señorial con torre y restos de la residencia y dependencias auxiliares. También contaba con una ermita dedicada a San Miguel. En su interior se cuenta con cuatro aljibes. En diversos lugares se ven unos grabados similares a los del Castillo de Denia. Fue usado como cárcel para eclesiásticos por orden de San Juan de Ribera. Pinturas rupestres del barranco de Falfiguera son un conjunto de representaciones antropomorfas y zoomorfas localizadas en un abrigo situado a escasos veinte metros sobre el lecho del arroyo estacional tributario del río Turia. El abrigo fue descubierto en 1998 y desde 2011 se encuentra protegido tanto por la legislación nacional como por la autonómica formando parte del Patrimonio de la humanidad arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica. Los platos típicos de la localidad son: la Olla de berzas, la olla de carne, y las populares "cocotes (empanadillas de chorizo). De la repostería sobresalen los reguiños, mantecados, tortas de almendra y "congretes". Existen buenos vinos como el "rancio", "Pedro Ximénez", "Juliola" y la dulce Mistela.

Realizar la ruta del Charco Azul no tiene una gran dificultad y es apta para todo tipo de personas. Esta ruta se inicia en la plaza de la Baronia de Chulilla desde donde vamos bajando al paraje natural del Cañón del río Turia por las calles de Santa Bárbara y de las Cuevas. Una vez nos encontramos dentro del mismo Cañón del Turia podemos empezar a disfrutar de las enormes paredes en las Hoces del Turia que llegan a medir hasta más de 80 metros de altura. Durante toda la ruta estaremos siguiente el curso de río Turia pero en sentido contrario. Es posible realizar pequeños baños en la época de verano y primavera en alguna de las múltiples pozas de agua que existen en este río.A medida que vamos avanzando en nuestra ruta las paredes se van estrechando cada vez más hasta llegar al punto donde se acumula gran parte del agua del río Turia formando un enorme lago. Cuando llegamos al Charco Azul tenemos la sensación de haber alcanzado una especie de paraíso natural de ensueño. El color azul turquesa de este lugar junto a las paredes que lo custodian con apenas 10 metros de distancia en su punto más estrecho hacen de este lugar algo increíble.

Una de las rutas de senderismo más desconocidas, aventureras e imprescindibles para realizar en la Comunidad Valenciana es la Ruta de los Puentes Colgantes de Chulilla en el Cañón del río Turia. El encanto del pueblo de Chulilla no reside únicamente en sus calles y plazas. El entorno natural que envuelve a Chulilla en el Cañón del río Turia hacen de este paraíso natural uno de los más desconocidos y bonitos no solo de la provincia sino de toda la Comunidad Valenciana. Partiendo de los alrededores del pueblo de Chulilla se pueden realizar dos rutas senderistas sencillas y muy espectaculares. Ambas se realizan dentro del Cañón del Turia y no exigen de ninguna preparación física. La Ruta de los Puentes Colgantes de Chulilla o también conocida como la Ruta de los Pantaneros se realizada saliendo de la presa del embalse de Loriguilla que se encuentra en los alrededores de Chulilla. A partir de este lago nos introducimos poco a poco en el interior del Cañón del Turia que tiene unos 6 kilómetros de longitud, aunque para realizar esta ruta de los puentes colgantes no hará falta recorrerlo al completo. Una de las características más distintivas de este cañón conocido también como las Hoces del río Turia es que tiene paredes de más de 80 metros de alto a lado y lado que son el paraíso de mucho de los escaladores que llegan hasta este lugar. Esta fue históricamente la misma ruta que realizaban en los años 50 los obreros del embalse de Loriguilla, desde donde salimos hasta el pueblo de Chulilla. Una ruta repleta de vegetación principalmente de pinos y con unas vistas espectaculares allá donde se mire. Este estrecho sendero nos conducirá hasta los famosos puentes colgantes de Chulilla. Puentes reconstruidos en el año 2013 después de su destrucción en el año 1957 a causa de la crecida e inundaciones del río Turia.

A Gandía se le conoce por ser un destino de fiesta y playa, sin embargo, su historia y patrimonio no se quedan atrás, por eso es perfecta para visitar en cualquier época del año. Aquí dejaron una enorme huella la familia de los Borja, que vivieron en el Palacio Ducal, un edificio precioso que sí o sí tienes que visitar. Otro edificio que destaca es la Colegiata de Santa María, ubicada junto al Ayuntamiento, así como la Alquería del Duc, algo alejada del núcleo y rodeada de naturaleza. En coche se tardan unos 50 minutos desdeValencia, aunque también puedes ir en tren desde la Estación del Norte o en bus desde la Estación de Autobuses de Valencia.

Hasta tiempos bastante avanzados del Paleolítico superior no existen en el territorio que hoy constituye el término municipal de Gandía vestigios de una ocupación humana, pero ya en esta etapa, durante el Gravetiense final, el hombre de Cromañón se asienta en la Cueva del Parpalló, cueva que será habitada durante varios miles de años, hasta casi el final del Magdaleniense. También fueron habitadas durante el Paleolítico superior las cuevas del Barranco del Llop y la de Maravillas.

El santuario del Arte Levantino: la Cova del Parpalló.

En contraste con la riqueza de yacimientos paleolíticos, neolíticos y eneolíticos, está la escasez de restos de la Edad de Bronce y la poca representatividad de los de épocas ibérica y romana. Está comprobada la ocupación del cerro del Castillo de San Juan en la época ibérica, seguramente a partir del siglo IV a. C., pues aunque las construcciones medievales hayan hecho desaparecer todo vestigio de las edificaciones del poblado, se han podido recoger cerámicas ibéricas y fragmentos de vasos áticos de figuras rojas y de barniz negro que sólo a un establecimiento de la fecha y cultura indicadas pueden pertenecer. También se han recogido en lugares no localizados monedas ibéricas.

El núcleo medieval de la villa estuvo alrededor de las calles del Río, Mayor y de la Plaza. A ellas afluían otras callejas laterales. Se hallaba rodeada por una muralla construida a principios del siglo xiv. En la parte noreste estaba la judería. La morería (rabal) estaba separada de la villa y poseía una mezquita sobre el solar de la iglesia de San José. A finales del siglo xvi una serie continuada de terremotos hizo que se derrumbasen numeroso edificios. Las murallas desaparecieron a finales del siglo XIX, quedando hoy tan sólo tres torres que hay entre el colegio de las Escuelas Pías y el río, el Torreón del Pino y la Torreta de la calle de Pérez de Culla.

Entre los monumentos más importantes de la ciudad destaca el Palacio Ducal, que ha sido objeto de numerosas restauraciones. Casa natalicia de San Francisco de Borja. Destaca el Patio de Armas, gótico y la Galería Dorada, del siglo xvii, con azulejos originales de la época. Está considerado una de las mansiones señoriales más importantes de la Corona de Aragón. La habitación de Francisco de Borja se conserva prácticamente tal y como estaba en aquel entonces y no se permite pisarla, solo puede verse desde fuera. El Palacete París, obra del arquitecto Víctor Beltrí, es el principal exponente del modernismo valenciano en Gandía.

La vía verde del Serpis, que discurre por el antiguo trazado del ferrocarril Alcoy-Gandía construido en 1892, es la mejor opción para los amantes de la bicicleta.

Ausiàs March, poeta, Joanot Martorell, escritor en valenciano asi Joan Roís de Corella, escritor, todos del siglo XV son buena buena muestra del gran pasado cultural que atesora la ciudad.

Sin duda, Gandía es la cuna de la popular fideuá. Los arroces marineros, la cazuela marinera (suquet de peix) son deliciosos.

Requena, población del interior de Valencia es la preferida de los amantes del vino, el motor económico del municipio. Además de sus numerosas bodegas, también puedes darte un paseo por su casco histórico, conocido como la Villa, así como adentrarte en sus cuevas de origen musulmán. Si vas a final de agosto te encontrarás con la Fiesta de la Vendimia, unos días en los que el pueblo está lleno de vida, actividades y color. A Requena puedes ir en coche por la A-3 dirección Madrid (te costará menos de una hora). También está conectada en autobús o en tren, aunque desgraciadamente esta línea de ferrocarril deja bastante que desear y tarda bastante (alrededor de una hora y media) en recorrer una distancia de 64 km. El barrio Arrabal es la columna vertebral de Requena. Se localiza en el centro de la población y es una de las zonas con más vida y ambiente. La Avenida Arrabal es el paseo principal. En él los sábados por la mañana se celebra un mercado y son numerosos los bares y restaurantes en los que parar a degustar la gastronomía típica. Se inicia en la Plaza del Portal, donde está la fuente conocida como Fuente de los Patos, y tiene una distancia aproximada de un kilómetro. Entre dos de sus tramos encontrarás la Fuente de Colores. Allí mismo tenemos el monumento universal a la vendimia. Forma parte de la Avenida Arrabal desde 1972, año en el que fue inaugurado. Desde entonces, se ha convertido en una de las imágenes más representativas de Requena. Hace alegoría a una de las actividades más importantes de la comarca, la vendimia, y por ello en torno a él tienen lugar varios de los acontecimientos más importantes de la Fiesta de la Vendimia, celebrada a finales de agosto. En ella podemos ver algunos edificios modernistas de principio del S. XX, de los que destacan sus balcones y fachadas. Es otra de las plazas principales y hace de nexo entre los distintos barrios.

El Ayuntamiento está en la Plaza Consistorial, donde antes se ubicaba el Convento del Carmen, fundado en el siglo XIII. Junto al Ayuntamiento encontramos el Parque de la Glorieta, uno de los parques principales, ideal para ir con los niños. Al final de la Avenida Arrabal encontramos un gran puente que da paso al Recinto Ferial. Aunque durante el resto del año es una zona vacía, en las fiestas es donde se localiza la feria y donde se organizan diversos actos. Además, durante la Feria del Embutido, es en su Edificio Multifuncional donde se concentran las diferentes carnicerías.

Otros atractivos son la Sala de Exposiciones Antiguo Mercado, que acoge exposiciones temporales de arte. El Museo Municipal de Requena, en la parte trasera del Ayuntamiento. Recoge varias exposiciones sobre la historia y tradición del municipio. Y la Iglesia del Carmen, junto al Museo Municipal, en la Calle Carmen. Se construyó entre los siglos XIII y XVI. A día de hoy sigue siendo de culto.

En la Plaza Valentín García encontramos este bonito edificio, también de estética modernista. Desde 1911 este lugar ha mantenido su actividad en relación a los viñedos y la enología. Junto a él se encuentra un busto de Rafael Janini, ilustre director de esta institución entre 1919 y 1924.

La Iglesia de San Sebastián es un templo con una larga historia, ya que se construyó en el siglo XIV en un estilo mudéjar. San Sebastián es el patrón de este barrio, por lo que es una iglesia muy importante para los habitantes de sus calles. Villa es el barrio más antiguo de Requena y aquel en el que se concentra gran parte de los atractivos de la ciudad. Por él pasaron diferentes culturas y épocas que han ido dejando su rastro hasta nuestros días. La Iglesia de Santa María destaca por su portada. Fue construida en el siglo XIV y es de estilo gótico florido isabelino, aunque su interior es barroco. En la actualidad, tras una rehabilitación, funciona como sala de exposiciones y conciertos. La Iglesia del Salvador, de tres naves, se construyó entre los siglos XIV y XVI y su portada también es de estilo gótico florido isabelino. Sigue funcionando como centro de culto. En ella también destacada su campanario. La Iglesia de San Nicolás es la iglesia más antigua de Requena, pues data del siglo XIII. Fue totalmente rehabilitada hace pocos años, ya que estaba en un gran estado de deterioro. En ella no se realizan misas, pero puede visitarse su interior. Coronel Albornoz es la plaza principal de este barrio y por ello es conocida popularmente como Plaza de la Villa. Es un lugar de gran belleza, con vistas a las iglesias de El Salvador y Santa María. Aquí hallarás varios hoteles y restaurantes.

En el Palacio del Cid, el Museo del Vino de Requena.

Aunque no se vean a simple vista, el barrio de la Villa está plagado de cuevas de origen árabe. Muchas de las casas continúan conservándolas: si te fijas, muchas de ellas, pegadas al suelo, tienen una pequeña ventanita, que sirve para ventilarlas. Una buena parte de estas cuevas se unieron y son visitables. Se entra a ellas por la Plaza del General Albornoz. La Torre del Homenaje corona la Villa, por lo que puede verse desde gran parte de la ciudad. Fue construida por los árabes en el siglo X. Está junto al Patio de Armas, donde en ocasiones se organizan verbenas y conciertos.

El Museo de Arte Contemporáneo Florencio de la Fuente se ubica en un bonito edificio característico por sus balconadas que se pueden ver desde la Cuesta del Ángel. Las exposiciones de este museo son temporales y por aquí han pasado obras de Sorolla, Dalí y Miró, entre otros.

Otros atráctivos son la Casa Museo de la Seda, en la Calle del Castillo. Es un interesante museo sobre la historia de la seda en Requena. El Palacio del Cid, una gran vivienda reconvertida en el Museo del Vino. Se localiza en la Calle Somera, 13 y su entrada cuesta 2€. El Museo Fiesta de la Vendimia, un museo dedicado a la fiesta más importante de Requena: la Fiesta de la Vendimia. Está en la Calle Santa María, 41 y tiene un precio de 2€.

Bocairent está algo más lejos pero no por ello merece menos la pena. Concretamente, se ubica a 95 km de Valencia por la A-7. Hasta aquí no llega el tren, pero sí hasta Ontinyent, que se localiza a tan solo 10 km. En Bocairent lo que más llama la atención son les Covetes dels Moros, un laberinto de cuevas conectadas entre sí (no apto para claustrofóbicos). Asimismo, el pueblo de Bocairent en sí también es muy bonito y en el encontraremos un tranquilo casco antiguo, unos neveros utilizados para conservar los alimentos entre los siglos XVII y XIX, y el Monasterio Rupestre, que fue excavado en la roca en el siglo XVI.

El municipio de Bocairent está situado en la vertiente noroeste de la Sierra Mariola, en el centro del valle de su mismo nombre. La superficie del término es muy montañosa, con un pequeño sector al centro menos ondulado. Las alturas principales son: Alt de Mariola (1158 m), Pico de Águila (961 m), Xar (1093 m), Sant Jaume (956 m), Portí (1081 m), Masarra (659 m) y Alto de la Cruz (956 m). Los ríos Clariano y Vinalopó nacen dentro del término. En el cerro de Sant Jaume está la divisoria de aguas entre ambos ríos. Drenan el término los barrancos del Infern, de Fos, de la Foieta y de la Frontera. La villa está situada, escalonadamente, sobre un cerro.

Los primeros restos hallados en el término de Bocairent datan del Neolítico, como los de las cuevas del Vinalopó y de la Sarsa. Existieron también varios poblados iberos diseminados por las pequeñas lomas de la zona. De época romana datan algunas villas repartidas por la llanura. El terreno no cultivado está cubierto en parte por pinos, encinas y monte bajo, que se aprovecha para pastos. En el secano se cosechan cereales y uva. El regadío, con las aguas del río Vinalopó y de la fuente de la Alquería, se cultivan cereales, árboles frutales y hortalizas.

El conjunto llamado Covetes dels Moros es un grupo de cuevas-ventanas, o cuevas artificiales con orificios en forma de ventana, colgadas a mitad de un acantilado rocoso. Situadas en el barranco de la Fos, en la vertiente derecha, tan sólo a unos 300 m. al norte del núcleo urbano medieval de Bocairente. Es el grupo más complejo y numeroso, con diferencia, de toda la cabecera del río Clariano, donde hay otros pequeños grupos en los barrancos entre Bocairente, Onteniente y Alfara. Es también el más famoso y del que más se ha escrito. Actualmente, está considerado como BIC (Bien de Interés Cultural) (fue declarado Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto de 3 de junio de 1931).

Las interpretaciones de estas cavidades han sido muy diversas, a través del tiempo, (cámaras sepulcrales de épocas antiguas, graneros, cenobios visigóticos...) y difíciles de datar, por falta de materiales arqueológicos, inscripciones u otros datos. Después de diversas prospecciones arqueológicas llevadas a cabo por el MAOVA (Museo Arqueológico de Onteniente – Valle de Albaida), –aún no completadas–, se puede asegurar que se trataba de graneros-almacenes de seguridad, realizados en época andalusí, que servirían a determinadas comunidades campesinas de las proximidades, muy probablemente de ascendencia bereber. Parece que es un modelo de granero trasladado del norte de África (los tazaghin del alto Atlas, por ejemplo).

La Sierra Mariola es notablemente rica en variedades vegetales. Entre todas ellas destaca la presencia del tejo. En la microrreserva de la Teixera d'Agres se puede observar el bosque de tejos más meridional de Europa,2? aunque actualmente no es tan abundante como en otros tiempos. La mayor parte de la sierra se encuentra cubierta por una formación boscosa en la que el pino carrasco es predominante junto con diversos arbustos como la aliaga, el romero o la jara, la sabina y el enebro. Sin embargo, también es posible encontrar el bosque mixto mediterráneo, en el cual se entremezclan especies como la carrasca junto con árboles caducifolios mucho menos frecuentes en la Comunidad Valenciana como pueden ser el fresno, el arce o el quejigo como especies arbóreas y la presencia del durillo, el rusco o la madreselva como especies arbustivas. Pero sin lugar a dudas la verdadera riqueza de la sierra se encuentra en la diversidad florística. Se han llegado a identificar 1200 especies, muchas de ellas endémicas de la Comunidad Valenciana o de la propia sierra. De entre ellas se podría destacar la salvia de Mariola, el rabo de gato, la manzanilla borde, la piperela, el espliego, la santonica, el hipérico o el té de roca.

Debido a la gran variedad de ambientes la sierra posee una gran riqueza faunística. Entre los reptiles son de destacar la lagartija ibérica o la lagartija cenicienta, el lagarto ocelado, la culebra viperina o la víbora hocicuda. Entre las aves es posible encontrar granívoras como la perdiz, el verdecillo o el pinzón; insectívoras como el petirrojo, el carbonero común o el pito real o rapaces como el águila real, el azor, el gavilán, el cernícalo vulgar, el búho real, el búho chico, el mochuelo, el cárabo, la lechuza, el autillo, el buitre leonado y el milano real. Los mamíferos también son abundantes destacando el conejo, la garduña, la comadreja, la jineta, el tejón, el zorro y el jabalí.

En esta sierra nacen varios de los ríos más importantes de la Comunidad Valenciana, como el Serpis, el Clariano, el Molinar e incluso el río Uxola (el cual es afluente del río Serpis) con cursos con orientación sur-norte, y el Vinalopó en el sentido opuesto.

Existen elementos que prueban la presencia humana desde tiempos inmemoriales. Del periodo neolítico encontramos los yacimientos del Salt en Alcoy, la cueva de la Sarsa en Bocairente y la cueva del Bolumini en Alfafara. La edad de bronce se encuentra representada por los poblados de la muela de Serelles y la muela de Agres, mientras que la época ibérica tiene en los yacimientos del Alberri, Castellar y Cabeço de la Cova de Mariola sus mejores ejemplos. Durante la época musulmana la sierra estuvo muy poblada lo que ha permitido la existencia de numerosos restos como los castillos de Barchell, Cocentaina, Bañeres de Mariola, Vinalopó, del Convento o la Torreta de Agres. Rodeando el parque se encuentras varias poblaciones con indudable atractivo turístico como Alcoy, Bañeres, Bocairente, Cocentaina y Onteniente. En este paraje se encuentran todavía restos de neveros como la cava arquejada. Se encuentra a 1.220 metros de altitud sobre el nivel del mar, próximo al refugio de montaña del Montcabrer (Centro Excursionista de Alcoy). Está excavada en gran parte en la roca viva y sus dimensiones son: 14'90 metros de diámetro y unos 12 de profundidad. En sus muros hay seis accesos utilizados tanto para la introducción como para la extracción de nieve en forma de bloques de hielo. También se localiza en la actualidad la Estación biológica y jardín botánico de Torretes.

De manera tradicional se han aprovechado diversas hierbas aromáticas presentes en la sierra para la destilación de un licor anisado, el herbero, que se encuentra protegido por la denominación de origen bebidas espirituosas de Alicante,También es típica la olleta alcoyana.

De especial interés son los diferentes neveros o cavas que aquí, en Bocairent, y alrededores, antaño servían para la recolección de la nieve y su aprovechamiento posterior. A pesar de que esta actividad fue importante durante el Reino de Valencia y en épocas posteriores, cabe mencionar que su origen se remonta en oriente, en Imperio Antiguo de Egipto, así como en Mesopotamía, además de recogerse antecedentes escritos de una “casa fría” en Ur (2000 a.C.), entre otros lugares del mundo.

Calpe pertenece a la provincia de Alicante y está a 122 km de Valencia. Aquí, además de ponerte las botas comiendo marisco, puedes subir hasta lo alto del Peñón de Ifach, pues las vistas desde su cumbre son impresionantes. Debido a su forma, es también un peñón muy visitado por los escaladores. También aquí hay unas salinas que se utilizan desde el siglo II d.C. y dónde se pueden observar distintas especies de animales, como los flamencos. En transporte público, puedes ir desde Valencia a Calpe en autobús.

Se alza majestuosamente el peñón de Ifach, una mole rocosa de 332 m de altura. Dicho peñón es uno de los símbolos de la Costa Blanca. Es la referencia más evidente de la geografía calpina, declarado parque natural por la Generalidad Valenciana en 1987. El término municipal presenta muchas playas y calas de muy buena calidad y destaca su bahía. Otro lugar reseñable lo constituyen el parque natural de las salinas, de las que antiguamente se ha extraído sal desde la época romana.

Los asentamientos humanos más antiguos que se han localizado en el término municipal de Calpe se han datado en la Edad de Bronce. Se trata de materiales dispersos que no permiten aventurar, por el momento, la existencia de estructuras constructivas. Los primeros asentamientos localizados corresponden a los primeros poblados ibéricos. Estos se ubicaban, preferentemente, en las elevaciones y cerros que dominan el territorio. Se han localizado necrópolis y poblados en el peñón de Ifach, Cosentari, Corralets, La Cometa, La Empedrola, Pioco y el Castellet del Mascarat. El poblado localizado en el Tosal de Las Salinas estaba protegido por la zona pantanosa que, en aquella época, separaba el istmo del Peñón de las tierras circundantes. Durante la romanización adquiere mayor importancia la localización costera para los nuevos asentamientos. La cercanía al mar para permitir el comercio marítimo y la explotación de las factorías de garum, salazones y viveros, aprovechando la fácil excavabilidad de la piedra tosca, es la base económica sobre la que se funda el núcleo de población de los Baños de la Reina.

Se trata de un yacimiento arqueológico situado junto a las salinas. Se componía de una palacio romano (no una simple villa o domus circular) que consta de pasillo, patio y ocho habitaciones. Su profusión en mármoles y mosaicos revelan que pertenecía a una persona con un poder adquisitivo elevado. Entre otros elementos encontramos cerca del litoral unas piscinas artificiales excavadas en roca destinadas a piscifactoría y posterior salazón de pescado, unas termas y una noria más cuatro aljibes. Sus 0,39 hectáreas conforman asimismo una microrreserva de flora. La vivienda y su edificio termal fueron edificadas a fines del siglo II o inicios del siglo III y abandonada a principios del siglo V. Las estructuras fueron localizadas en 1610 por Gaspar Juan Escolano y excavadas los días 18 y 19 de mayo de 1792 por Cavanilles. Su descubrimiento fue publicado en la Gazeta de Madrid. Tras las excavaciones en septiembre de 1965 de Manuel Pellicer Catalán y, sobre todo, tras las excavaciones (algunas de ellas de salvamento) desarrolladas entre 1993 y 1999 se ha concretado la planta del complejo, identificándose como un vicus de tres viviendas cuya orientación económica era la de la elaboración de vino, pesca, producción de garum (salsa de pescado), saladero y extracción de piedra. Se han encontrado sepulcros.

Otros asentamientos, tipo villas, con una base agrícola, se encontrarían dispersos por las zonas agrícolamente utilizables del término. Los árabes levantaron, como elemento defensivo del territorio, la primera edificación del castillo de Calpe en el cerro que dominaba el paso del Mascarat.

Tradicionalmente, fue una población agrícola, que producía almendras, pasas y algarrobas; su economía también se apoyaba en la pesca y la extracción de sal de sus salinas, hoy en día parque natural. Sin embargo, desde el siglo pasado (ya en los años treinta veraneó aquí Ernest Hemingway), sobre todo a partir de los años 60, se ha convertido en un municipio turístico, transformando su economía, su urbanismo y, en gran medida, su propia población.

¿Te imaginas atravesar una montaña por un agujero y aparecer en un lugar muy distinto al que venías? Pues es posible hacerlo, si haces una ruta de senderismo en la sierra de Bernia, Alicante. ¿Te parece interesante? Entonces sigue leyendo, seguro que te animas a ponerte las botas y vivir esta aventura. Para situarnos un poco, la sierra de Bernia se encuentra en la provincia de Alicante, a 30 km. del conocido pueblo costero Altea. Para empezar nuestra ruta, deberemos dirigirnos por la CV-749 hacia Xaló. Es recomendable llevar un GPS que te guíe hasta Bernia. En el inicio de la ruta encontrarás algunos lugares que sirven de parking, en los que suele haber varios coches o autobuses debido a que es una ruta transitada. La ruta en total son unos 10 km., y es fácil seguir el camino. La ruta empieza en la cara norte de la montaña, por lo que es una zona húmeda donde abunda la vegetación y nos encontramos una fuente a su paso. Pero no todo el camino es de rosas… para llegar hasta el forat, hay que subir por rocas. No hace falta ser escalador, pero sí tener habilidad y mirar bien por dónde pisas. Después de una subida y varias pausas para recobrar el aliento, llegamos al forat, es decir, el agujero. Sí, es un agujero de alrededor de un metro de altura que atraviesa la montaña por la mitad, y te permite pasar mágicamente de la cara norte a la cara sur. Por ello, para atravesarlo, tendrás que pasarlo en cuclillas o a gachas, dependiendo de tu altura, pero no es claustrofóbico, pues desde el principio ves la salida, la cual está cerca. Cuando lo hayas atravesado y te pongas de pie… ¡tachan!

Una majestuosa vista que te dejará sin aliento. Ya te encuentras en la cara sur de la montaña, desde la cual se vislumbra muy cerca el mar Mediterráneo y sus playas, algunas poblaciones como Benidorm (reconocible por sus rascacielos) y la segunda montaña más alta de la costa mediterránea: el Puig Campana. Es un momento ideal para hacer un alto en el camino, disfrutar del paisaje y hacer unas cuantas fotos. Siguiendo por el camino, verás que esta cara es distinta a la anterior. Si sigues las indicaciones que hay durante el camino, desviándote 10 min. de la ruta marcada, se encuentran unas pinturas rupestres, las cuales merece la pena visitar y están muy bien explicadas. Pero aquí no acaban las sorpresas en esta bonita ruta, ya que además pasamos por un fuerte del S. XVI, ordenado construir por el rey Felpe II, y del que aún se conservan algunas partes.

Anna está a 67 km de Valencia y tan sólo a 16 km. de Xàtiva, por lo que puedes aprovechar para ver bien esta zona en uno o dos días. En Anna podemos visitar el Palacio de los Condes de Cervellón, cuya belleza y estilo consiguen que se compare con la Alhambra de Granada. Asimismo, a 1 km de Anna está su tranquilo Lago de la Albufera, donde también podemos observar a la fauna autóctona, hacer un pícnic en familia o incluso dar un paseo en barquita.

Los hallazgos en la zona de "el Hondón" nos remontan al Paleolítico superior, entre el 20.000 y el 10.000 antes de Cristo. El Lago de Anna contiene en su interior y bajo sus aguas un extraordinario yacimiento Meso-Neolítico, fechado entre el 6.000 y el 5.000 a.C. Ya en época metalúrgica, entre el 3.000 y el 2.000 a.C. periodo Eneolítico o Calcolítico, hubo poblados al aire libre en "el Rincón", "la Muela" y "el Pantano", con enterramientos de cuevas cercanas, mientras que durante la Edad del Bronce Valenciano hubo poblado en el Puntal del Casino. La Cultura Ibérica, entre el 500 a.C., y el cambio de era solo ofrece escasos materiales en la zona de "Tiboles", mientras que el poblamiento en época romana es más intenso, con restos de una villa en "la Moleta" y otra en "la Casa Guillén"; en "el Altico de la Hoyeta" se excavó una necrópolis de inhumación, mientras que en "el Cantalobos" los restos correspondían a época tardorromana. El origen de la localidad tal y como se le conoce actualmente es anterior a la etapa musulmana, aunque las primeras referencias documentales son de mediados del siglo XIII. El 22 de septiembre de 1244, Jaime I el Conquistador donó la villa de Anna a la Orden de Santiago en recompensa a la ayuda prestada en el cerco de Biar.

Ocupa la parte más baja y ancha de la comarca del Canal de Navarrés, enclave privilegiado en el que afloran gran cantidad de aguas del acuífero del Macizo de Caroche, que son recogidas por el río Sellent. Anna destaca por sus múltiples fuentes y abundancia de agua.

La Ermita del Cristo de la Providencia es una de las más bellas de la Comunidad Valenciana. De planta cruciforme y coronada con cúpula, fue construida a mediados del XVIII (tras el terremoto de 1748). Destacan dos piezas repujadas de cobre de gran patetismo y dos pinturas inspiradas en obras de Rafael y Rubens. La fachada principal es neoclásica, la lateral posee un reloj solar típicamente valenciano y unos versos dedicados al Cristo. Aquí es donde está ubicado el Santísimo Cristo de la Providencia de Anna, (que en las fiestas Patronales celebradas en septiembre es llevado a la Iglesia para luego volverlo a dejar en la Ermita el día 22 de septiembre).

Aproximadamente a 1 km al suroeste de Anna y a una altitud de 195 m. sobre el nivel del mar, se encuentra el pequeño lago de origen natural llamado "La Albufera de Anna". Antes pantano con barro y difícil transitar por él hasta que a principios de siglo XX se limpió todo y hoy en día es unos de los lugares más turísticos de toda Valencia. Mide unos 180 m. de este a oeste y 300 m. de norte a sur, siendo su profundidad de unos 5 m., estando rodeado de sauces y chopos que, en verano, producen una acogedora sombra, en la que se refugian sus visitantes. De su fondo brotan grandes manantiales de agua, abundando numerosos ullals (ojos, manantiales) que lo alimentan continuamente. Es el principal atractivo turístico de Anna, junto con el Gorgo de la Escalera, el Gorgo Catalán y la Fuente Negra. El agua de la laguna procede depozos artesianos que afloran aquí por ser una pequeña depresión que corta el nivel freático de la zona, lo mismo que sucede en otras partes cercanas. En el Gorgo de la Escalera el río ha creado un gran cañón de profundas aguas cristalinas al que se accede a través de 136 escalones.

Sus aguas se precipitan en un "gorgo", formando una gran cola de caballo que llaman "El Salto". Debido a su situación poco accesible a los rayos del sol, este tiene una de las aguas más frías de Anna. Antiguamente daba vida a una pequeña central hidroeléctrica. El Gorgo Catalán recoge las aguas que nacen en la Sierra de Enguera, paraje próximo a la Fuente Negra y que por medio de una cascada, vienen a dar en este hermoso gorgo. Está formado por un estanque muy profundo que suele utilizarse como lugar habitual de baño. Sobre su profundidad, se desconoce cual es. Se quiso vaciar una vez para comprobarla pero era demasiado hondo como para ello. Todavía hoy se desconoce su profundidad. La Fuente Negra, de abundante agua que emana, en sus proximidades, a flor de tierra, rebosa llena de frondosa vegetación que ha nacido a su amparo y a ella acude gran número de gente el día 25 de noviembre para celebrar la fiesta local de la "Catalineta". La Bajada del Molino nos conduce a las proximidades del barranco de Alcay, ofreciéndonos una bella panorámica del Monte Nero. A sus pies, ruinas de antiguos molinos y viejas fábricas se confunden con la hiedra y, alzándose majestuoso aparece un olmo milenario (catalogado como árbol monumental por la Generalitat). La Fuente de Marzo es un remanso de agua entre blancas rocas modeladas por las crecidas del río.

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