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22 - Octubre- 2019
>>>> Paisajismo > Otoño I

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Con la llegada del Otoño el cuerpo necesita calor, resguardarse del incipiente frío y cobijarse, por eso nos conformamos con planes más sencillos, al calor de una chimenea y con una bebida caliente.

El otoño es para muchos la estación de la melancolía, de recordar ... Pero tambien es una fiesta de colores silvestres, de abrigarse y dejarse llevar por los caminos, de paisajes teñidos, naturaleza que se prepara para el frio.

En el bosque mas espeso o en las zonas verdes de las ciudades, las bellas estampas que tenemos al alcance de la manos. Paisajes de Europa donde es fácil sentirse como el mas rústico de los seres humanos.

Foz de Arbayún, Navarra.

En la Sierra de Leyre, en un cañón escarpado que desafía todas las leyes de la naturaleza posibles se encuentra la Foz de Arbaiun, el tesoro de Navarra. 5,6 kilómetros de longitud y paredes verticales de hasta 300 metros de altura. Esta es la más impresionante de las gargantas navarras, la puerta de entrada del Valle Salazar, que lleva el nombre del río que lo atraviesa y que con el paso del tiempo ha ido esculpiendo la piedra con la fuerza de sus aguas. Entre el torrente de agua nace una rica vegetación de enebros, robles, pinos, fresnos...que con el cambio de estación nos regalan imágenes como ésta. En otoño se viste de cientos de colores, desde los verdes más profundos hasta los naranjos y rojizos. Para disfrutar de la Foz de Arabaiun puedes hacerlo desde el Mirador de Iso, situado en la carretera NA-178, que va de Lumbier a Ezcároz. Este es el balcón perfecto para asomarte a su belleza. Desde él se pueden contemplar las colonias de buitres leonados que habitan el lugar.

Parque Natural de Triglav, Eslovenia.

En la frontera entre Italia y Austria se encuentra el Parque Natural de Triglav, el más antiguo de Europa, creado en 1924, con 80.000 hectáreas de frondosos bosques que cambian de color con la llegada del otoño. En los llamados Alpes julianos hay tanta historia como exuberantes pinos y cascadas pues fue donde se libró una de las batallas más cruentas de la I Guerra Mundial, es por ese motivo que tiene un museo dedicado en Kobarid, la ciudad también para amantes de los deportes de aventura. Su cima a 2.864 m de altura, la más alta de todo el bosque, es la que da nombre al parque. Uno de sus mayores tesoros es el Valle Soca con su río de color verde esmeralda que parece de cuento, o el Lago Bohinj (en la foto), un remanso de paz y el más grande de toda Eslovenia. Agatha Christie dijo de él que era demasiado bonito para un asesinato.

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, Huesca.

Huesca es la escapada otoñal por excelencia porque tiene lo esencial para ello: pueblos con encanto, ya sea Ainsa, Torla-Ordesa o Bestué, como naturaleza pura. A pesar de lo que pueda parecer, la vegetación, esa que es muy cambiante en otoño, se encuentra en los valles no en las zonas altas del parque que son especialmente áridas. Una suerte porque así todos podemos disfrutar de ella. La orografía del Parque está dominada por el macizo de las Tres Sorores, el calcáreo más alto de Europa. Su mayor elevación es el Monte Perdido que cuenta con impresionantes valles glaciares y montañas; mientras que el más característico es el Valle de Ordesa, también destaca el Valle de Bujaruelo. Su ruta más popular es la Cascada de Soaso o Cola de Caballo de 17,5 km en total, que parte y llega a la Pradera de Ordesa. ¿Te animas a recorrerla?

Parque Natural de Thayatal, Austria.

Austria es un paraíso natural, el destino perfecto si lo que quieres es ver cómo van dejando paso un estaciones a otras. Thayatal, uno de los siete Parques Nacionales que ocupan territorio austríaco, se encuentra en la Baja Austria. Este paisaje fronterizo con la República Checa sorprende por sus ríos curvilíneos, por sus ruinas y fortalezas entre la vegetación salvaje. Se trata de uno de los parques mejor conservados desde que en el año 2000 fuera declarado espacio protegido. A pesar de ser el más pequeño de Austria con 1.300 hectáreas, el Valle de Thayatal está formado por ríos caudalosos, lagos, praderas silvestres y acantilados. Justo al lado se encuentra la ciudad de Hardegg, fundada en 1290, tal y como su nombre indica, es “una casa sólida en el bosque”. Hoy en día, uno de sus principales monumentos es la fortificación, el Castillo de Hardegg, construido en el siglo X.

Parque Natural de Plitvice, Croacia.

¿Parque Natural o paraíso del agua? Plitvice (Nacionalni Park Plitvicka jezera) cuenta con 16 pequeños lagos donde va a parar el agua de arroyos y cascadas, la mayor de ellas de 75 metros de altura en caída libre. En ellos el agua cambia de color constantemente y da vida a numerosas especies endémicas. La cualidad única de este paisaje es su bosque de hayedos, que conforma el 85% de sus 30.000 hectáreas; el resto lo forman abetos y pinos. Este espacio natural declarado Patrimonio Universal por la Unesco en 1979 se encuentra a unos 450 km de la ciudad de Dubrovnik, pero resulta una excursión imprescindible si visitas Croacia. Hay numerosos hoteles y restaurantes en la zona para disfrutar del parque, al que es normal dedicarle al menos dos días.

Schwarzwald o Selva Negra, Alemania.

La Selva Negra es uno de los pulmones verdes de Alemania que se encuentra en la región de Baden-Wurtemberg. La poblan lagos, pueblos de postal, castillos, casas de cuco a tamaño real y frondosas y verdes montañas que cambian de color en otoño. Hochschwarzwald, el "bosque negro", puede ser el escenario perfecto de una escapada otoñal por varias razones. Feldberg, Belchen, Schauinsland y Herzogenhorn, sus montañas más altas, son todo un tesoro para amantes de la naturaleza, el senderismo, alpinismo, etc., de hecho hay numerosas rutas para recorrer este paisaje. Solo Feldberg, la primera de ellas, alcanza los 1.493 m de altura, siendo el pico más alto de las cadenas montañosas alemanas. Por su parte, Schluchsee y Titisee son los lagos más grandes, y Dachsberg el municipio rodeado de naturaleza ideal para los que buscan un retiro de descanso.

Fageda d'en Jordà, Cataluña.

La Fageda d’en Jordà es un paraje muy peculiar porque su inmenso hayedo nace sobre la colada de la lava del Volcán Croscat, en un terreno llano donde sus árboles alcanzan una altitud inusual en la Península Ibérica pues superan los 550 m. Su localización no es menos interesante... Este hayedo centenario ocupa unas 4,8 hectáreas del Parque Natural de la Garrotxa. En sus alrededores aparecen iglesias románicas, fuentes naturales, pequeños pueblos y hasta 21 volcanes como el de Santa Margarida. El otoño es la estación más popular para la Fageda d’en Jordà, por ello hay que madrugar si se quiere disfrutar de este paisaje “en la intimidad”. Existen numerosas rutas de senderismo para recorrerla, la más significativa es la circular que empieza en el Área de Can Serra (Gl-524 de Olot a Santa Pau), sigue por la Fageda hasta los volcanes de Puig de la Costa, Volcà del Torrent y Volcà de Santa Margarida. La ruta finaliza en el Volcá de Croscat. Es un itinerario sencillo, que dispone de numerosos servicios desde alojamiento a restaurantes.

Las Secuoyas del Monte Cabezón, Cantabria.

Cantabria es vida, ya sea para practicar baños de bosque o una escapada en contacto con la tierra, siempre sanará tu cuerpo y mente. Uno de los enclaves cántabros que más energía desprende son las Secuoyas del Monte Cabezón, monumento natural en el municipio de Cabezón de la Sal. Este bosque es excepcional porque se trata de una especie americana poco común en Cantabria y en España. Sus principales características son su longevidad -alza tu vista, estos árboles tienen un millar de años-, y su rápido crecimiento, en sus primeros cuatro años de vida pueden crecer hasta 1,80 m anuales. Además la Sequoia Sempervirens florece al final del invierno, sus piñas verdes se convierte en rojizas cuando llega el otoño, creando un paisaje único. Para llegar hasta él debes dirigirte hasta el pueblo de Comillas y desde allí tomar algunas de las rutas de senderismo indicadas.

Lago Balatón, Hungria.

El lago más grande del centro de Europa es también el lugar preferido de los húngaros para pasar sus vacaciones estivales. El lago se alimenta de las aguas del río Zala y en la orilla norte se divisan pequeñas montañas en cuyas laderas encontrarás los mejores viñedos de Hungría. Durante el verano, las playas artificiales, de arena, y las naturales, de rocas y hierba, se llenan de gente con ganas de pescar, nadar, hacer ‘windsurf’ o surcar las aguas en lancha motora. Por la noche, la fiesta no tiene fin en los bares y discotecas de la villa de Siófok. Eso sí, si quieres disfrutar de un buen festival de música electrónica, mejor que te alojes en Zamárdi, lugar donde se celebra el Balaton Sound desde el 2007.

Islas Lofoten, Noruega.

¿Por qué viajar a las Islas Lofoten de Noruega en otoño? Por muchas razones de peso: el clima es frío pero no demasiado, no hay tantos turistas como en verano y sus paisajes cambian del verde al naranja, amarillo y rojizo. En pocos lugares la naturaleza es extremadamente bella y llena de contrastes: montañas, fiordos, pueblos pesqueros, islas y hasta incluso playas -imagina una playa noruega en otoño-. Antes de que el invierno apague la luz del país (literalmente) debes ver sus auroras boreales, tomar una taza de café compartiendo el momento, pues los noruegos son muy aficionados a ello, o hacer una ruta de senderismo por la montaña Glomtind. ¿O que tal un road trip por sus carreteras y pueblos? Henningsvaer es uno de los más bonitos, perfecto para una buena cata de mariscos y pescado fresco.

Breenhold Gardens, Australia.

Breenhold Gardens comprende 45 hectáreas de exuberantes jardines, zonas verdes y matorrales nativos. En los últimos 40 años se han plantado varios miles de árboles exóticos e indígenas y arbustos en flor. Las variedades del hemisferio norte se mezclan con helechos nativos y eucaliptos. Seis jardines individuales con paredes de piedra, varios con piscinas, son puntos de interés en Breenhold. Una serie de cortavientos de bosque de pinos que se extienden a lo largo de un kilómetro adyacente al Parque Nacional brindan protección contra los ocasionales vientos de alta montaña. Esta área exterior presenta una serie de senderos de arbustos en terrazas y caminatas por el bosque que contrastan con los jardines más formales en la meseta de arriba. También hay impresionantes vistas sobre el adyacente Parque Nacional Blue Mountains desde varios miradores de Breenhold.

Lago Blausee, Suiza.

El lago de un azul intenso y cristalino es de cuento y perfecto para hacer fotos. Los niños pasarán también un buen rato tirando pan a los peces, que sin ningún miedo se acercan al acecho del festín. Con columpios y toboganes, los pequeños podrán desfogarse mientras sus padres preparan una suculenta y sabrosa barbacoa en los grills que hay dispuestos para ello. Encontraréis contenedores con madera y papel de periódico para encender fuego en un momento. Eso sí, acordaros de llevar mechero o cerillas.

Las mesas estratégicamente colocadas alrededor del lago, facilitan mucho la comida sin dejar de controlar a los más pequeños. El parque queda delimitado por el río Kander y por el puente que lo salva. A partir de aquí para los más activos se pueden hacer caminatas hasta Frutigen o Kandersteg, los pueblos entre los que está ubicado el Blausee.

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