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23 - Abril - 2020
>>>> Paisajismo > Aislados

 

 

 

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Recónditas y lejanas, muchas pequeñas poblaciones han logrado prosperar en entornos difíciles de alcanzar. Una forma de vida que ha permitido que desarrollen peculiares costumbres o hayan pasado de puntillas por la historia. Ya sea en valles perdidos, en barrancos o en altas montañas, estas localidades muestran una belleza surgida de la soledad. Opciones perfectas para conocer lugares donde la tranquilidad es un continuo y la despoblación amenaza. Descubre estos pueblos aislados de España perfectos para desaparecer una temporada.

En la era de los GPS y los satélites, es difícil permanecer escondido. Pero aún así, en España hay localidades lejos de todo, que no están camino de nada, sino que hay que ir a buscarlas. Por eso mantienen muchos de sus encantos. Te proponemos una escapada a algunos de los pueblos más escondidos de España y que son destinos magníficos. Accesos complicados, emplazamientos curiosos o la lejanía hacen que todos sean muy especiales.

Paradilla de Gordón (León).

Ubicado en la zona de la Montaña Central, al norte de provincia de León, Paradilla de Gordón espera en las alturas a quien se anime a visitarlo. Apenas posee unas cuantas casas y cuenta únicamente con 5 habitantes. De hecho, se ha declarado una república independiente. Para llegar a él hay que afrontar una carretera que en su parte final se estrecha sobremanera, reduciéndose a un carril. Conviene tener cuidado si se va en invierno, ya que si nieva la vuelta se torno muy complicada. Una vez superada, toca visitar el bar del lugar, asentado en la antigua escuela y que conserva la ambientación escolar. Además, cerca de la iglesia románica de Paradilla hay un mirador que apunta hacia un acantilado. Tiene un historia macabra a sus espaldas, ya que en él acaecieron varias ejecuciones durante la Guerra Civil. Coladilla, población no muy lejana, es una buena base para visitar el lugar. Como ventaja adicional, en ella se come un muy buen cocido leonés.

La montaña central leonesa comprende dos espacios catalogados por la UNESCO como Reserva de la Biosfera: Alto Bernesga y Argüellos.

La orografía de los Argüellos es, precisamente, uno de sus principales atractivos, sobre todo para los aficionados a la espeleología, que hallarán cuevas de belleza espectacular, como las de Valporquero, Llamazares o Barredo; estrechas grietas y desfiladeros, e impresionantes barrancos, como las hoces de Vegacervera o Valdeteja, creadas en la caliza por la acción de los ríos Torío y Curueño. Las numerosas cavidades y fisuras posibilitan el que, en este reducido territorio, habiten 15 de las 26 especies de murciélagos que hay en la península Ibérica. Este lugar se sitúa en un marco incomparable de montaña; bosques de hayas, y paredones calizos que albergan algunas de las especies endémicas más im­portantes de la Cordillera Cantábrica.

Desde el punto de vista gastronómico, la estrella del valle del Torio es la cecina de chivo de Vegacervera.

Está reserva comprende los municipios de Villamanín y La Pola de Gordón. El principal río es el Bernesga, que recorre la comarca de norte a sur. La minería ha sido el motor económico de la comarca en las últimas décadas, pero el aprovechamiento de los puertos por el ganado ha dejado profundas huellas. En las zonas de alta montaña destaca la presencia de “brañas”: lugares donde existen antiguas cabañas de gran valor cultural y donde se practica un sistema tradicional de pastoreo y ganadería que favorece el mantenimiento de los pastizales del Alto Bernesga.

En su recorrido el río arranca rodeado de una agreste montaña modelada por la acción glaciar (valle de Viadangos de Arbás) y kárstica y dominada por amplias vegas de pasto y matorrales rastreros. Al ir descendiendo permite observar varios procesos geológicos y también comprender como la distribución de la cubierta vegetal responde a la orientación de las laderas y al gradiente de humedad. En Ciñera de Gordón se localiza el Faedo, el bosque más reconocido de toda la comarca y que cuenta con varios ejemplares centenarios. En este área también hay importantes yacimientos paleontológicos de los períodos Devónico y Carbonífero, en los que se pueden contemplar fósiles con millones de años de antigüedad. En este valle, acompañando al río Bernesga, discurre el jacobeo camino de San Salvador, tradicional vía de peregrinación a Oviedo. Situada al pie de la misma, La Colegiata de Santa María de Arbás es uno de los ejemplos más notables del románico leonés.

La Ruta del Puente Colgante desde El Duende del Omaña es perfecta para disfrutar del paisaje de la comarca de Omaña baja. Pegado al río y guardado por una valla de madera, sale el camino desde el Puente colgante hasta el bonito pueblo de paladín.

Se puede regresar por la misma vía o por la carretera comarcal de nuevo hasta la Utrera, disfrutando del puente sobre el Omaña y un camino flanquedao de nogales, chopos y multitud de otras especies de árboles y plantas.

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San Martín de Trevejo (Cáceres).

Muy cerca de la frontera con Portugal, conocida como la Raya, San Martín de Trevejo ha logrado conservar durante siglos sus señas de identidad. Su situación en la Sierra de Gata, en donde abundan los puertos de más de 1.400 metros, ayudó a esto. Precisamente a los pies del Jálama se asienta la localidad. Fue una zona muy disputada entre Portugal y España a lo largo de la Historia. Gracias a ello, a pesar de su aislamiento geográfico se ha mantenido conectada con el mundo y posee más de 780 habitantes. Su mayor particularidad es que, a pesar de estar en Cáceres, se habla A Fala, controvertida lengua que se extiende también a Eljas y Valverde del Fresno. Se cree que surgió de los gallegos que repoblaron el lugar durante la Edad Media. Sin embargo, hay quien no cree que sea un dialecto del galaico-portugués, sino una deformación del portugués. En todo caso, predomina la primera opción.

El Valle del Ambroz, enclavado al norte de la provincia de Cáceres, al sur del Sistema Central y colindando con el Valle del Jerte, es un maravilloso entorno que encuentra su apogeo en el otoño. Paraíso para los amantes de la naturaleza y del turismo activo, es un lugar de contrastes; montañas que superan los 2.000 m se suceden con zonas de vega y dehesas, a unos 450 m de altitud, por donde transcurren los ríos Santihervás y Ambroz, que da nombre al valle. Éste lo cruza de norte a sur, al igual que la calzada romana conocida como Vía de la Plata. Patrimonio, gastronomía, fiestas, tradiciones y arquitectura popular son también señas de identidad de esta comarca compuesta por ocho municipios con encanto. Las razones para perderse un fin de semana por sus idílicos paisajes son muchas.

Otoño es una de las mejores estaciones para visitar el Valle de Ambroz. La explosión de colores viene dada por los bosques de castaños, robles, cerezos y ciruelos, que tiñen sus hojas de ocres, amarillos y marrones, así como por las frondosas dehesas de encina y alcornoque en las zonas bajas del valle. Entre los bosques de la ladera de los Montes de Traslasierra, destacan el Castañar Gallego, en Hervás, uno de los más grandes del sur de Europa, declarado Paisaje Protegido, en el que se adentra un sendero fácil para todo tipo de caminantes; el Castañar del Duque, en Aldeanueva del Camino, o los Castaños del Temblar, en Segura de Toro, en referencia a los cinco árboles que alcanzan los 800 años y los 25 m de altura, declarados Árboles Singulares de Extremadura. Otros ejemplares con historia son el Alcornoque de la Fresneda o el Abedular del Puerto de Honduras.

La celebración del Otoño Mágico en el Valle del Ambroz es Fiesta de Interés Turístico Nacional, promovida por la Asociación de Desarrollo Integral del Valle del Ambroz (DIVA). Sus ocho pueblos -Abadía, Casas del Monte, Baños de Montemayor, Aldeanueva del Camino, La Garganta, Gargantilla, Hervás y Segura de Toro- organizan un amplio programa de actividades para todos los públicos (deporte, ocio-activo, cultura, música, gastronomía), en el que la naturaleza es protagonista. Marchas y rutas senderistas, carreras por la montaña, jornadas micológicas, desfiles invocando al otoño, conciertos, concursos de fotografía, talleres infantiles, catas y degustaciones... son sólo algunos de los eventos para disfrutar del entorno.

Es necesario dejar por un momento a un lado la naturaleza y adentrarse en cualquiera de los ocho pueblos que conforman la comarca del Valle del Ambroz (separados pocos kilómetros entre sí) para admirar su patrimonio histórico, herencia de las culturas celta, romana, musulmana y judía.A orillas del río Ambroz, Hervás, capital de la mancomunidad, destaca por su barrio judío, uno de los mejor conservados de España y declarado Conjunto Histórico Artístico. Pasear por las callejuelas estrechas y empedradas, rodeadas de casas de adobe, con entramados de madera y balconadas, es obligado. La localidad alberga también la iglesia de Santa María de Aguas Vivas, que mantiene la estructura defensiva original con la torre y un recinto amurallado, y el Museo de la Moto y el Coche clásicos, de arquitectura única y con una extensa colección privada de ejemplares. El otro pueblo más importante del valle es Baños de Montemayor, conocido por las termas romanas que datan del siglo I dC, situadas en el interior del Antiguo Balneario (s. XVII), que conserva la bóveda sobre la piscina de aguas medicinales. En Baños de Montemayor hay un tramo de más de 1 km de la calzada romana de la antigua Vía de la Plata, que se adentra también en la calle principal de Aldeanueva del Camino, con restos muy bien conservados, además del puente romano.

La Garganta.

Segura de Toro, con sus casas sillares de piedra, empinadas callejas y fachadas llenas de flores, es uno de los pueblos mejor cuidados de la zona. Tiene, además, unas vistas impresionantes del valle por su ubicación en la ladera de la montaña. El toro celta de piedra (o verraco vetón), en mitad de la plaza del pueblo, es el símbolo de la localidad y el vestigio más importante de la época romana, cuando el pueblo vetón ocupaba estas tierras. También cuenta con los restos de un castillo templario y de algunos lienzos de las murallas. En la monumental Abadía merece la pena detenerse para ver su puente medieval y el Palacio de Sotofermoso, con su patio mudéjar y sus preciosos jardines renacentistas.

El otoño se presta para degustar muchos de los platos y productos tradicionales de la zona. Entre los más famosos de la temporada, además de las calderetas de cabrito y cordero, no hay que pasar por alto las patatas meneás (a las que la localidad de La Garganta dedica toda una jornada), los calbotes (las típicas castañas asadas), los quesos artesanales, las migas y las setas, que son aprovechadas por los numerosos restaurantes de la comarca en sus cartas.

El Valle del Jerte está declarado bien de interés cultural desde 1973. La mancomunidad está situada en el extremo nororiental de Extremadura y limita al norte con las provincias de Ávila y Salamanca, al oeste con el Valle del Ambroz, por el sur con la ciudad de Plasencia y al este con La Vera.

Todos los años, en la segunda quincena de marzo, se celebra en el Valle del Jerte la fiesta de El Cerezo en Flor, declarada de Interés Turístico Nacional. Millón y medio de árboles florecen casi al unísono, tiñendo el valle de blanco durante quince días.

El Valle del Jerte se encuentra entre dos cadenas montañosas dentro del macizo de Gredos: la Sierra de Tormantos al sureste (en el macizo central) y los montes de Traslasierra y sierra de Béjar al noroeste (en el macizo occidental de Gredos), donde se encuentra el punto más elevado de la región, el Torreón, cuya altura es de 2401 msnm. Estas dos sierras, pertenecientes al Sistema Central, constituyen sus límites naturales.

Garganta de La Puria. Valdastillas-El Torno.

Guadalaviar (Teruel).

Tanto Guadalaviar como muchas de sus poblaciones vecinas se hallan inmersas en los Montes Universales. En el caso de esta población, le da cobijo la encrucijada que forma el Alto Tajo entre Guadalajara, Cuenca y Teruel. Rodeada por una dehesa y mucho monte, el pueblo es un remanso de tranquilidad. Al estar alejada de grandes ciudades, su propiedad en el medievo y principios de la Edad Moderna fue muy dudosa. De esta forma, vivió como parte de la Sesma de Villar de Cobo, una de las divisiones de las aldeas de Albarracín. Al igual que otros pueblos aislados de España, la despoblación ha afectado fuertemente al lugar en los últimos tiempos.

Los Montes Universales El conjunto de montes se disponen en dirección noroeste a sureste en el interior del arco interno ibérico. Limitan al noreste con el macizo paleozoico de Caimodorro y el de Loma Alta de Villar del Cobo, al suroeste con la serranía de Cuenca y al este con el valle del Guadalaviar.

Nacimiento del río Guadalaviar (llamado Turia tras su unión con el río Alfambra en la ciudad de Teruel) en el término municipal de Guadalaviar, en los Montes Universales.

Banduxu (Asturias).

Toca ir hasta Asturias para disfrutar del siguiente entre los pueblos aislados de España. Banduxu fue un importante granero durante la Edad Media y Moderna. Gracias a ello guarda multitud de antiguos hórreos. Su iglesia tiene también un origen muy alejado en el tiempo, siendo las primeras referencias del siglo X. Su aspecto románico, en cambio, es del XII. Junto a la Torre de Bandujo y las casas del lugar conforma un casco medieval de gran interés. Para llegar la única alternativa es una carretera que conecta con Proaza, herencia también del medievo.

El pueblo de Banduxu es un ejemplo excepcional de aldea asturiana que ha conservado a lo largo del tiempo sus características fundamentales, sin graves alteraciones, lo que le permite hoy contar con un conjunto patrimonial de gran importancia, que incluye desde una de las torres defensivas bajomedievales mejor preservadas de Asturias hasta un variado repertorio de viviendas y construcciones auxiliares de tipología tradicional de época moderna y contemporánea, sin que falten ejemplos de arquitectura cultura de esos períodos, caso de la iglesia de Santa María o varias casonas señoriales.

La génesis de la aldea de Banduxu es objeto de un gran debate historiográfico, que permanece abierto en la actualidad. Lo que está probado es que en los siglos VIII-IX, bajo términos como villa o lugar, hallamos a la aldea plenamente desarrollada, vinculada a la sociedad feudal. Las formas que entonces nacen se mantienen sin excesivos cambios durante todo el medievo y la Edad Moderna. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, el progresivo desarrollo de la sociedad industrial determina los primeros fenómenos de crisis aldeana. La emigración masiva a las ciudades rompe la cadena de transmisión social y cultural establecida desde sus orígenes y la aldea tiende a transformarse en un espacio de segunda residencia, destinada a los herederos de la última generación campesina, a los nuevos propietarios venidos de las diferentes urbes asturianas y de otras zonas peninsulares o a un floreciente negocio hostelero bajo la forma de casas rurales.

La regresión de los campos de cultivo, el abandono de los eriales y praderíos y la expansión del monte, el aumento de despoblados, la ruina de las infraestructuras industriales de corte tradicional (molinos, ferrerías, batanes) o a la adaptación de formas constructivas propias del mundo urbano, que alteran la arquitectura tradicional, son los síntomas físicos más evidentes. Otros, de carácter interno, como la quiebra de la memoria oral, son igualmente graves.

Tenemos dos rutas de senderimo muy atractivas en la zona. El camino medieval a Banduxu y la Senda del Oso.

Campobecerros (Ourense).

Naturaleza, peregrinación y gigantescas infraestructuras se unen en Campobecerros. Las obras del AVE del corredor Madrid-Galicia revitalizaron esta población del Macizo Central de Ourense. Los inmensos valles de la Serra Seca, el río Camba, en la imagen, y el embalse das Portas marcan el camino desde la también orensana A Gudiña. También los túneles ferroviarios y antiguas estaciones abandonadas en minúsculas ventas. Es el trayecto que siguen los caminantes del Camino de Santiago de la Vía de la Plata por Sanabria. El pasado del lugar se vincula a esta ruta y a la Orden de Santiago y San Juan. Por otro lado, la localidad es la puerta de acceso al Parque Natural de O Invernadeiro.

El Parque Natural de O Invernadeiro comprende 5.722 hectáreas de de un área montañosa completamente despoblada en la provincia de Ourense. Ese factor ha favorecido la conservación de uno de los espacios montañosos más auténticos de Galicia.

O Invernadeiro se encuentra al sur del macizo Central orensano, entre los cauces de los ríos Ribeira Grande y Ribeira Pequena. Comprende una sucesión de sierras, valles y cumbres redondeadas cubiertas de pasto y brezo que conforman un típico paisaje de montaña gallega. A lo largo de su orografía aparecen numerosas manifestaciones de erosión fluvial y glaciar entre las que destacan varios paisajes característicos como el del circo glaciar y la acebeda de Figueiro o el barranco de Guasenza, donde se encuentra la cascada de Os Arcos.

O Invernadeiro cuenta con una gran biodiversidad que, en parte, es debida a la confluencia de características propias de los climas mediterráneo y eurosiberiano de esta parte de España. El parque, que se encuentra integrado en el Lugar de Importancia Comunitaria del Macizo Central.

El roble es la especie arbórea más extendida de O Invernadeiro. Junto a ella aparecen formaciones de matorral bajo y otras especies como el acebo, el tejo o el castaño. Contiene también la mayor concentración de aves rapaces de toda Galicia, destacando numerosos ejemplares de águila real y halcón peregrino. La población mamífera de O Invernadeiro está compuesta por lobos, jabalíes, ciervos, rebecos, muflones y gatos monteses.

Aós de Civís (Lleida).

Esta bonita población de Lleida es tan recóndita que solo se puede llegar a ella por una carretera que parte de fuera de España. Así, hay que pasar por Andorra para llegar a Aós de Civís/Os de Civis. La recompensa es un entorno puramente pirenaico a más de dos kilómetros de altura. El hecho de que fuera uno de los pueblos españoles más aislados durante el siglo pasado casi lleva a su desaparición. Sin accesos, telefonía o luz eléctrica, estuvo al borde del abismo. Sin embargo, logró sobrevivir. Su particular ubicación y la buena preservación que presenta sus apiñadas casas han hecho que hoy sea un buen destino turístico.

Periclave. Se trata de un pueblo que está situado en la vertiente andorrana del pirineo y que por lógica tendría que pertenecer a este pequeño país, pero que administrativamente pertenece a Valls del Valira, localidad catalana, y por lo tanto es español. La única forma de llegar hasta Os de Civís en coche es a través de una pequeña carretera que sale desde Aixovall, muy cerca de Sant Julià de Loria, la CG-6. Esta carretera pasa por Bixessarri, un pequeño y bonito pueblo andorrano, y poco después de atravesar la frontera con España, unos dos kilómetros aproximadamente, llega hasta el pequeño pueblo español. Está comunicado con Valls del Valira a través del Coll de Conflent, pero al tratarse de un puerto de montaña no es recomendable un vehículo normal. Tal vez sí con un 4×4.

En este bonito pueblo pirenaico, como en muchos otros, hay calles que no parecen calles, pasadizos que pasan bajo las casas, montones de leña y piedras por donde mires, hierbas y flores que salen de cada rincón (aunque en invierno y con nieve no tanto), fuentes, puertas y ventanas antiguas, balcones imposibles, farolas que piden a gritos ser fotografiadas y un sinfín de detalles que invitan a contemplarlos con calma y a pensar en regresar algún día a volver a verlos, aún sin haberte ido todavía del lugar. De regreso a Andorra, recomendaría hacer una parada para conocer el pequeño y tranquilo pueblo de Bixessarri. También desviarse allí mismo por una carretera de montaña llena de curvas que lleva hasta el Santuario de Canolich, desde donde hay unas vistas muy bonitas de todo el valle.

Masca (Tenerife).

En la isla de Tenerife se halla el que muchos llaman el Machu Picchu canario. Masca se muestra encaramado en lo alto de un risco del Parque Natural del Teno. Le rodean montañas y da acceso al barranco de Masca. Una ruta recorre este tajo que, tras grandes desniveles y una esforzada bajada, acaba en una playa de arena negra. Dada la gran dificultad que acarrea desandar este camino, la mayoría opta por llegar al pueblo en taxi y volver en barco al puerto de los Gigantes, viendo los acantilados homónimos en el trayecto. Volviendo a Masca, cabe destacar su vegetación, que se fusionan en varias partes del trazado urbano. Sus casas son al tiempo una gran muestra de arquitectura tradicional canaria, pese a que este aislado y bello pueblo fuese pasto de las llamas a principios del siglo XXI. Con todo, hoy está totalmente restaurado.

Masca se sitúa en el precioso Parque Rural del Teno. En una ubicación privilegiada en medio de un valle y en lo alto de la loma, donde encontrarás la espectacular roca maciza que caracteriza este lugar. En el Parque del Teno se abren profundos barrancos con hermosa geografía y vegetación autóctona. Otra maravilla son las vistas al Océano Atlántico. Pero lo mejor de todo es hacer la ruta de senderismo que acaba en la playa. Si te gusta caminar tienes que hacer esta ruta. Es una zona de difícil acceso, porque la carretera de acceso tanto desde Santiago del Teide; como desde Buenavista del Norte es muy estrecha y con curvas. Conducid con cuidado, y tened en cuenta de que va a haber muchos coches. Pero aún así merece la pena. Hasta que se construyó esta carretera, Masca estaba prácticamente aislada y eso ha propiciado a que se pueda conservar como era en el pasado. No hay grandes edificios ni novedosas edificaciones, por lo que visitar Masca, es como un viaje a otro tiempo. Si accedeis desde Santiago del Teide, debéis parar en el Mirador de Cherfe, porque vais a hacer preciosas instantáneas.

La villa de Masca es muy pequeña pero muy especial. Las edificaciones son como casas que cuelgan y de todas ellas hay que destacar la Casa de los Avinculados, puesto que es la casa más bella y más antigua de esta zona de Tenerife. Otro lugar a visitar es la pequeña iglesia del siglo XVIII en honor a la Inmaculada Concepción. También hay un museo que explica la historia de Masca y tiendas de artesanía local.

Si eres amante del senderismo, aquí hay una ruta que termina en una playa; donde según cuenta la leyenda; en tiempos remotos anclaban los antiguos piratas, porque tiene un acceso difícil a través de los acantilados de los Gigantes. Actualmente esta playa solo es accesible via mar o por el camino que empieza en el pueblo, pero no es un camino de fácil acceso, como ya hemos mencionado.

Tenemos que bajar por el pueblo pasando la iglesia de la Inmaculada Concepción en dirección a Morro Catana. Una vez lleguemos allí aparece un sendero a mano izquierda. El camino pasa a través de antiguos campos de cultivos que hoy están abandonados. Luego pasamos por zonas donde encontraremos vegetación autóctona, como palmeras, tabaibas y cardones Una vez acaba el barranco llegamos a la playa de Masca. Esta ruta es de ida y vuelta, con una duración de 6 horas.

Piornedo (Lugo).

El aspecto primitivo de las pallozas de Piornedo marca la visita a este recóndito y encantador pueblo lucense. A más de mil metros de altura, los Ancares componen el telón de fondo de esta aldea del Concello de Cervantes. Los habitantes del lugar usaron este tipo de construcción circular prerromana hasta hace pocas décadas. Hoy sirven como museos y muestra de sus costumbres locales. Para complementar el viaje se pueden llevar a cabo varias rutas de senderismo que ascienden a picos cercanos como el Mustallar.

La Sierra de los Ancares gallegos es la vertiente occidental que se extiende a través de 67.280 hectáreas de terreno compartido entre las provincias de León y Lugo. En el año 2006 fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco. También está incluida —junto a la cercana sierra de O Courel— en la Red Natura 2000 como Lugar de Importancia Comunitaria de Galicia.

La Sierra de los Ancares debe su nombre al río Ancares, que junto con los ríos Burbia y Cúa constituían los ejes vertebradores de la zona. Téngase en cuenta que la abrupta orografía motivó que las riberas de dichos ríos fueran los principales trayectos de comunicación. Se trata de un paraje de Lugo montañoso cuyas cumbres principales son los montes Miravalles, Mustallas y Cuiña. La inaccesibilidad de los escasos y dispersos núcleos de población de la sierra de los Ancares gallegos ha provocado que allí se mantengan los rasgos más tradicionales de las cultura de montaña gallega; pequeñas aldeas en las que sus escasos habitantes viven en contacto pleno con la naturaleza, ganándose la vida con la ganadería, algunos huertos y —en creciente proporción— del turismo. Las muestras de arquitectura popular de montaña son las pallozas, horreos y tietos que son empleados hoy en día por sus habitantes para sus quehaceres cotidianos.

Los puntos menos elevados de la sierra de los Ancares en Lugo cuentan con una vegetación rica en especies como el rebollo o la encina. Conforme se asciende por esos montes, comienzan a aparecer masas forestales de roble, arce, serbal o abedul que, poco a poco, dejan paso a una vegetación arbustiva propia de alta montaña. La fauna de la sierra de los Ancares gallegos es la más habitual de las montañas del noroeste de España: corzos, nutrias, lobos, desmanes, osos pardos y liebres de piornal. Entre las aves de la sierra de los Ancares gallegos mencionamos el águila real y culebrera, el alimoche, el halcón peregrino y el urogallo, una de las especies más representativas de los Ancares de Lugo.

Se trata de un ecosistema puramente montañoso en el que las actividades más extendidas son el senderismo, la escalada o el ciclismo.

Muriel Viejo (Soria).

Recorrido por el río homónimo y rodeado de picos, el origen íbero del nombre apunta a un pasado remoto. En todo caso, su apelativo señala que es anterior al cercano Muriel de la Fuente. Durante la Edad Media estuvo asociado a Calatañazor y a Osma, siendo zona de expansión cristiana. Posee en los alrededores varias rutas para andar, que permiten disfrutar de vestigios medievales que apuntan a que el pueblo estuvo antes en una posición distinta. Destacan los olmos y pinos, aprovechados durante siglos por los resineros y leñadores locales.

El Monumento Natural de la Fuentona es uno de los seis monumentos naturales existentes en la Comunidad de Castilla y León. Se ubica en el término municipal de Cabrejas del Pinar, en las proximidades de Muriel de la Fuente, en la provincia de Soria. Está constituido por un conjunto de barrancos y desfiladeros flanqueados por impresionantes formaciones rocosas de origen calizo y conformados en los alrededores del río Abión. El nacimiento de este río ocurre en el lugar conocido como “La Fuentona de Muriel”.

La Fuentona y el nacimiento del río Abión.

Se trata de una surgencia de aguas subterráneas que después de recorrer multitud de cavidades rocosas salen al exterior para configurar en su recorrido multitud de rincones en los que la naturaleza se aprecia en toda su plenitud. La Fuentona de Muriel, enclave principal del Monumento Natura, es el drenaje natural del acuífero de la Sierra de Cabrejas el cual está constituido por rocas kársticas en las que el agua a lo largo de los años ha creado infinidad de grutas y cavernas cubiertas de agua en todo o en parte.

Cerca del Monumento Natural de La Fuentona existen de parajes de características singulares. Algunos de ellos son los siguientes: El Chorro de Despeñaelagua, en donde en época de lluvias el agua cae desde alturas considerables entre murallones rocosos. La Corbetera, formación rocosa de forma semicircular con la parte superior en saliente sobre la inferior. Se asemeja a una gran carpa natural. El Pico de Peñota, lugar desde el que se contemplan vistas espectaculares de la zona de pinares. En días claros de invierno se pueden contemplar las cumbres nevadas del triángulo formado por los Picos de Urbión, El Moncayo y la Sierra de Ayllón en el Sistema Central. La Cueva Maja, en ella se han encontrado grabados en la roca, restos de cerámica, adornos, útiles de caza, etc, datados en la edad del Bronce Antiguo (2200-1900 años a.C.). El Sabinar de Calatañazor, bosque de sabina albar considerado como Reserva Natural por la Junta de Castilla y León. En él se encuentran los árboles de esta especie más elevados y longevos de la Península Ibérica, llegando algunos de ellos a alcanzar los 14 metros de altura y 2000 años de existencia. Este árbol está considerado como una reliquia del terciario. En la Casa del Parque existe amplia. información sobre las características de este árbol así como la fauna y flora que se desarrolla en esta Reserva Natural.

Cascada o chorro de Despeñaelagua totalmente helado.

Peñalba de Santiago (León).

Aunque en el mapa parezca que está cerca de Ponferrada, 21 kilómetros, hay unos 600 metros de desnivel entre ambos. Esto genera un notable aislamiento en Peñalba de Santiago, especialmente en invierno. Algo que aprovecharon en la época visigoda varios santos ermitaños que motivaron que el valle adyacente pasara a apellidarse “del Silencio”. De esta forma se fundó un pequeño monasterio que derivó en la actual iglesia de Santiago el Mayor. Se trata de una auténtica maravilla mozárabe.

El valle del Silencio, situado a los pies del pico Aquiana, en los montes Aquilanos, al sureste de la comarca de El Bierzo, forma parte de la cuenca del río Oza, conocida como valle del Oza o, popularmente, como Valdueza, a través de uno de sus afluentes, un arroyo que lo recorre. Se encuentra en la cara norte de los montes Aquilanos, a los pies de sus más altos picos. Enfrente a él se encuentra el pueblo de Peñalba de Santiago, con su iglesia, joya de la arquitectura mozárabe (BIC en 1931).

Fuente Dé (Cantabria).

Esta diminuta aldea cierra el repaso a pueblos aislados de España. Solo siete habitantes y está escondida en un circo glacial. Fuente Dé tiene el honor de ver nacer el río Deva y posee preciosos hayedos. Por otro lado, un teleférico une la localidad con el mirador de El Cable. El desnivel que se supera es de más de 750 metros, tras los cuales se puede ver todo el valle. Su situación permite realizar rutas espectaculares en el entorno de los Picos de Europa. Por ejemplo, se puede llegar tras 22 kilómetros al monasterio de Santo Toribio de Liébana o ascender a los 1.916 metros del Alto de la Higuera. Además, se puede aprovechar para hacer una visita a Potes, cabeza de Liébana.

Su circo glaciar, poblado de hayedos y en el cual nace el río Deva, es un punto de interés geomorfológico. Este lugar posee un teleférico que salva un desnivel de 753 m con una longitud de cable de 1840 m. A la estación superior del teleférico se le llama El Cable. Allí existe un mirador sobre el valle. El trayecto se realiza en poco más de 3 minutos y medio. Este teleférico es una de las instalaciones turísticas más conocidas de la comarca de Liébana, donde se encuentra, y de toda Cantabria.

Teleférico de Fuente Dé con las antiguas cabinas.

Tanto en el propio Fuente Dé como en El Cable se inician diversos itinerarios de montañismo y senderismo.

Desde Fuente Dé:

- Ascensión al Alto de la Triguera (1916 m), cumbre que linda con León, y que queda hacia el sur-oeste desde Fuente Dé.

- Circuito alrededor de la Peña Remoña, subiendo por Las Berrugas hasta la majada de Pedabejo y pasando luego al collado de Liordes, desde donde se desciende, por la canal del Embudo, nuevamente hasta Fuente Dé.

- Canal de la Jenduda. Esta canal permite subir desde Fuente Dé hacia el Macizo central eludiendo el uso del teleférico. Es para montañeros con experiencia.

- Sendero de Pequeño Recorrido PR-S. 7, «Camino de Valdebaró», de Fuente Dé a Santo Toribio de Liébana, 22 kilómetros.

Peña Remoña desde el circo glaciar de Fuente Dé.

Desde El Cable:

- Sendero de Pequeño Recorrido PR-S. 2, «Camino de Áliva», hasta Pido, en total 11,5 kilómetros.

- Por la Horcadina de Covarrobres, se desciende hacia los Puertos de Áliva y de allí puede seguirse, por los Invernales de Igüedri y Portillas del Boquejón, hasta Espinama. La ruta puede hacerse igualmente en sentido inverso, ascendiendo desde Espinama hasta El Cable.

- Sendero de Pequeño Recorrido PR-S. 16, «Camino de los Puertos de Pembes», hasta Los Llanos. En lugar de descender hacia Espinama, se toman los puertos de Pembes, que quedan al sur-este, y pasando por la Peña de Oviedo, se llega a Los Llanos. Los puertos de Pembes admiten otras variantes, como la ruta que, partiendo desde Espinama, asciende hacia Áliva y desde allí toma los puertos hacia Mogrovejo.

- Por Covarrobres y Áliva, en lugar de descender hacia el sur camino de Espinama, puede tomarse dirección norte, por las Vegas del Toro, hacia Sotres, ya en Asturias.

- Por la Vueltona puede tomarse un desvío a la derecha, por la Canalona, llegar al collado de la Canalona y de allí, a Peña Vieja. El regreso puede hacerse por el mismo camino o, para montañeros expertos, cabe la posibilidad de bajar a los Puertos de Áliva a través de la canal del Vidrio.

- Siguiendo por la Vueltona de frente se alcanza el collado de Horcados Rojos, desde donde, a la derecha se puede ascender a la Torre de los Horcados Rojos, ascensión de dificultad moderada. A la izquierda, se puede subir al Pico Tesorero, divisorio entre las provincias de León, Asturias y Cantabria.

- Pasada la Canalona, si en lugar de seguir de frente, se encamina a la izquierda, se llega a un refugio llamado Cabaña Verónica, desde donde, por la collada Blanca, se asciende la Torre Blanca, punto más alto de la geografía de Cantabria, en la divisoria con la provincia de León.

Pembes desde el Pico Jano.

Cuevas del Agua (Asturias).

Una cavidad natural da acceso al pueblo de Cuevas del Agua, del que recibe su nombre, y supone una de las pocas muestras de cuevas por las que se puede transitar en coche. Durante 300 metros serpenteantes se pueden apreciar magníficas formaciones calcáreas, así como la vida ligada a la oscuridad, y al arroyo adyacente. Estalactitas, estalagmitas o coladas son algunas de las formaciones que por su belleza y singularidad llegan en algunos casos a recibir nombres como "La lengua del diablo" o "Las barbas de Santiago".

La razón de que sea tan especial es que pertenece a una localidad aislada por montañas a un lado y al otro del pueblo. El cauce del río Sella rompe este aislamiento a través de una increíble Cueva Natural llamada «La Cuevona» de unos 400 metros de largo. Para llegar a este maravilloso pueblo tan solo existen dos caminos desde Ribadesella, uno por carretera RS-3 a través del túnel natural de La Cuevona, que es el más conocido. Y luego la otra opción es a través del recorrido que hace el tren FEVE, que va de Oviedo a Santander, y que tiene en cuevas del agua una estación del cercanías. Es un pueblo que se recomienda ir si vas a visitar la parte este de la comunidad, ya que está muy cerquita de Ribadesella, más o menos a unos 8 kilómetros. El mágico pueblo pertenece a la parroquia de Junco, perteneciente también al concejo de Ribadesella.

Este pueblo asturiano aún tiene el aspecto de un pueblo tradicional, de los muchos que quedan en la mararvillosa Asturias. Gran parte de la economía de la comarca venia de la venta de maíz, por lo que a lo largo de todo el pueblo se puede observar varias construcciones tradicionales llamadas hórreos. Cada familia tenía uno en donde dejaban secar el maíz, resguardado de los roedores. Se conservan más de 6 horreos en muy buen estado, incluso alguno de ellos todavía se sigue usando.

Castaño del Robledo (Huelva).

Los bosques de castaños y robles que dan nombre a esta población la rodean por completo, tanto que casi la ocultan. Eso ha ayudado a que mantenga su aspecto de origen medieval. Pero también posee también bellos edificios posteriores a la Edad Media. Destacan sus dos iglesias, una del siglo XVI y otra ya de estilo neoclásico. En fin, llegar a este pueblo significa atravesar sus bosques y dar un salto en el tiempo.

Huelva se encuentra en la denominada «Tierra llana», en la confluencia de los ríos Tinto y Odiel. El río Tinto (Luxia en la antigüedad) es un río costero del sur de España, que discurre a lo largo de la provincia de Huelva, Andalucía. Nace en la sierra de Padre Caro y tras recorrer casi 100 km llega hasta la ría de Huelva, donde se funde con el río Odiel. El río es conocido por el color rojizo de sus aguas, de ahí su nombre. La coloración tiene su origen en la meteorización de minerales que contienen sulfuros de metales pesados hallados en los yacimientos a lo largo del río. Estos yacimientos son depósitos hidrotermales compuestos en gran medida por rocas de pirita (sulfuro de hierro (II) y calcopirita (disulfuro de hierro y cobre).

La Nasa ya buceó por las particulares aguas del rio Tinto en busca de similitudes con el habitat del planeta Marte. Ahora, a pesar de la cantidad de metales pesados que contienen sus aguas, es posible visualizar la vida, y no solo en forma de microorganismo tambien en estas coloridas algas.

El proceso de meteorización se debe a la oxidación microbiológica de estos minerales, causada principalmente por unas bacterias especiales como Acidithiobacillus ferrooxidans o Leptospirillum ferrooxidans y otras bacterias acidófilas que oxidan los iones sulfuro y ferroso a iones sulfato y férrico, liberando protones que acidifican las aguas, y lixiviando una variedad de metales pesados como cationes en el agua. Es a causa del flujo de ácido sulfúrico que el agua del río tiene un carácter muy ácido. A este proceso se le denomina drenaje ácido de minas.

Fuenteheridos, en pleno corazón del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche es punto de partida y destino de numerosas rutas de senderismo.

Los antiguos caminos que alumbraron el nacimiento de Castaño del Robledo como epicentro geográfico de la sierra alta de Aracena son hoy nuevas rutas y senderos que permiten al viajero adentrarse en unos parajes altamente representativos del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Trazados aproximadamente sobre los mismos caminos que antaño utilizaron los lugareños en sus comunicaciones viarias, los actuales senderos, convenientemente señalizados en algunos casos, constituyen una magnífica oportunidad para disfrutar y apreciar el ecosistema del bosque serrano. Ya sea caminando, a caballo o sobre las ruedas de una bicicleta, la variedad de caminos conducen al senderista a través de bosques de castaños centenarios, entre los originales robledales, o bordeando el frescor de sus riachuelos y arroyos.

Castaño del Robledo, Santa Ana La Real, Galaroza ...

Patones (Madrid).

En la actualidad Patones es muy turístico debido a su atractivo conjunto arquitectónico. Pasear por sus empinadas callejuelas es una delicia, así como contemplar sus casas de piedra, recuerdo de la arquitectura popular más tradicional. Sin embargo, es merecedor de integrar esta lista por una curiosa historia. Hace siglos, “el rey de los Patones” le escribió una carta al rey de las Españas, el propio Felipe II, quien al saber que semejante “rey” y su pueblo estaban en un lugar tan aislado ni siquiera se molestó en contestar.

Su población se reparte entre las localidades de Patones de Arriba y Patones de Abajo. Patones de Arriba, es uno de los más representativos ejemplos de la arquitectura negra que se desarrolla en la Sierra de Ayllón. Debido a su patrimonio en buen estado de conservación fue declarado Bien de Interés Cultural y es uno de los centros de turismo rural más importantes de la Comunidad de Madrid.

Vista del Cancho de la Cabeza (1264 m).

Patones de Arriba se encuentra en un área de monte bajo rocoso tapizado de arbustos como jara y retama, apareciendo bosquetes de pino resinero en la cara norte del monte. En la vega río Jarama donde se encuentra Patones de Abajo se desarrolla el bosque de ribera, además, el suelo es muy rico y favorece gran variedad de cultivos, como de cereales, viña y olivares. Patones de Arriba ofrece una de las muestras más representativas de arquitectura negra de la Comunidad de Madrid. Mediante esta denominación se conoce un tipo de arquitectura rural que emplea como elemento constructivo principal la pizarra, roca muy abundante en la zona. Casi todos los edificios de Patones de Arriba están levantados con este material, incluso las construcciones y reconstrucciones llevadas a cabo en las últimas décadas del siglo XX.

El pantano del Atazar desde el mirador del Cancho.

Las Cuevas de Guadix (Granada).

El nombre ya nos lo dice todo sobre este lugar, que está tan escondido que, en realidad, el propio barrio es un conjunto de viviendas excavadas en la roca. O sea cuevas artificiales. Sin embargo, son viviendas que en muchos casos son tremendamente confortables. De hecho, lo típico aquí es alojarse en una de ellas.

Sabemos que existen casas habitadas en otros lugares del mundo, como Capadocia, Kandovan, en Irán, en China, incluso en Francia, en la Dordoña y en Amboise. Y en Paterna, Valencia, las cuales están muy degradadas. Guadix es el lugar donde se concentran más cuevas habitadas del mundo. Y una cosa es tener cierta noción de estas viviendas trogloditas y otra verlas tan de cerca, contemplarlas desde un mirador, penetrar en ellas e, incluso, habitarlas por unas noches. Vamos en busca de otra Granada, de destinos menos populares que la ciudad de Granada y su Alhambra, o los paisajes espectaculares de Sierra Nevada.

La primera cosa que llama la atención es la integración perfecta con el paisaje por el hecho de aprovechar un terreno que ya existe para su construcción: las cuevas se excavaban en los barrancos, veredas y cañadas. La mayoría de las cuevas habitadas de la Hoya de Guadix se ha construido en la zona de ‘badlands’, un tipo de paisaje de características áridas y de litología rica en lutitas, extensamente erosionado por el agua y el viento, aprovechando la verticalidad de las paredes y la facilidad que ofrece la arcilla a la hora de excavar. También sus tejados cubiertos de tierra se adecúan al entorno, contribuyendo a su protección. Además, las cuevas se construyen retirando material, aprovechando la tierra – sin apenas necesidad de otros materiales -. Lo saben bien los picadores, auténticos artistas que aprendieron el oficio de generación en generación. Excavan las cuevas eliminando la arcilla, formando estancias, y la libertad de construcción es total, ya que es posible construir bajo tierra casi hasta el infinito.

El hecho de que sean viviendas bioclimáticas es toda una ventaja, ya que mantienen una temperatura constante que ronda los 18ºC, protegiendo contra el frío del invierno y el calor del verano. Además la humedad es agradable (en torno al 50%). Sus escasas necesidades energéticas las convierte en viviendas ecológica. Además, la tierra del tejado sirve como aislante y las protege contra las condiciones climáticas adversas. Muchas son sus ventajas, sin hablar de su aislamiento sonoro. En la provincia de Granada se han contabilizado en la actualidad 18000 cuevas habitadas, que son viviendas, tiendas, bodegas, ermitas, casas rurales …

Setenil de las Bodegas (Cádiz).

Setenil de las Bodegas forma parte de la ruta de los Pueblos Blancos de la Sierra de Cádiz y es uno de los municipios más pintorescos de toda Andalucía. Gracias a pueblos como Setenil de las Bodegas, la Sierra de Cádiz puede presumir de ser una de las más bonitas y pintorescas de toda la península ibérica. Quizá sus primeros vecinos prehistóricos esto aún no lo podían saber, pero desde luego sí tuvieron claro que este lugar era idóneo para asentarse y hacerlo perdurar a lo largo de la historia. Setenil de las Bodegas forma parte de la ruta de los Pueblos Blancos de la Sierra de Cádiz, nació aprovechando las formas del cañón creado por el río Guadalporcún y sus cuevas y recovecos naturales no tardaron en dar cobijo a sus primeros pobladores. Más tarde pasaron a ser casas, y así hasta hoy, cuando se ha convertido en uno de los pueblos más visitados de la provincia gaditana. Además, pertenece a la asociación de Los Pueblos Más Bonitos de España y está declarado como Conjunto Histórico Artístico.

Setenil gozó de una gran importancia estratégica durante su periodo musulmán y la reconquista cristiana se hizo de rogar, tanto que de ahí proviene su nombre. Fue sitiado siete veces sin éxito, Septem nihil (en latín: Siete veces nada), y así quedó bautizado.

Para conocer Setenil de las Bodegas elige un buen día de sol, cuando más resplandecen sus casas de color blanco y más contrastan con el cielo azul. Será el momento perfecto además para comprobar cómo sus calles se mantienen frescas de manera natural y su ubicación ayuda a escapar del calor. Una visita perfecta a Setenil de las Bodegas empieza en su antigua Casa Consistorial y termina degustando alguno de los más típicos dulces setenileños, y eso es justamente lo que te vamos a proponer a a continuación.

La primera parada es la oficina de turismo de Setenil, y no solo para que te expliquen mapa en mano todo aquello que no te puedes perder en este precioso pueblo blanco, sino también para conocer el edificio donde se ubica. Se trata de la antigua Casa Consistorial, data de principios del siglo XVI y en ella debes levantar la vista para contemplar su espectacular artesonado mudéjar de par y nudillo. Un poco más abajo, en su banda inferior, una inscripción conmemora el 21 de septiembre de 1484, el día en el que Setenil fue conquistada por los Reyes Católicos. En su origen fue una torre albarrana que se adelantaba a la fortificación y daba acceso a la fortaleza, pero hoy es la encargada de recibir a visitantes de todo el mundo.

Tendrás que subir alguna cuesta hasta llegar al Torreón de Setenil, pero agradecerás continuar por aquí tu visita. Esta torre del homenaje es el mejor vestigio que podrás disfrutar del antiguo alcázar almohade que antaño protegió la roca de Setenil desde el siglo XII, y que tantas veces fue atacado. También podrás ver algunos restos de la muralla que rodeaba la peña. Por debajo del nivel del suelo encontrarás el viejo aljibe árabe, un depósito excavado en la roca cuya función fue la de suministrar agua a la fortaleza. Y muy cerca también no puedes pasar por alto el mirador de El Lizón, para así aprovechar y disfrutar de unas buenas vistas de todo el casco de Setenil.

Como decíamos hay que remontarse un buen tiempo para conocer el origen de Setenil, como poco al menos unos 5.000 años. Y nada mejor para hacerlo que visitando la Casa de la Damita de Setenil, muy cerca del Torreón. Aquí encontrarás un pequeño pero interesante museo que te llevará por la historia de Setenil gracias a los hallazgos arqueológicos encontrados en diversas excavaciones realizadas en 1997. Sobre todos ellos destaca la conocida como “Damita de Setenil”, una venus paleolítica con cinco milenios de antigüedad que acredita el asentamiento que vivió Setenil en la prehistoria.

Estas dos calles son sin lugar a duda la imagen más representativa de Setenil de las Bodegas, más incluso que cualquier vista panorámica que puedas obtener desde el mirador de los Reyes Católicos, altamente recomendable también. Cuando se acerque la hora de comer lo mejor que puedes hacer es poner rumbo a la calle Cuevas del Sol. Aquí la roca que ha sido erosionada por el cauce del río hace de techo y pared de las casas y restaurantes que ofrecen platos típicos como las sopas cortijeras, los revueltos de espárragos, las migas de pan o el gazpachuelo. Siempre, por supuesto, junto a enormes tomates que difícilmente pasarán desapercibidos. Después de comer lo suyo es cambiar de calle, cruzar el río y pasear la calle Cuevas de la Sombra. Una vez allí comprenderás a qué se debe su nombre, y es que aquí la propia calle está cubierta por la roca. Verás que las mejores pastelerías de Setenil se concentran aquí y a pocos metros de distancia unas de otras, por lo que si apetece tomar un café y probar dulces típicos como los cortadillos, las empanadillas, las rosquillas o las pastas, esta es la calle que andabas buscando.

Las ermitas y las iglesias de Setenil también son parte de su historia. A las afueras, la ermita de San Sebastián fue la primera construcción cristiana levantada en Setenil tras la conquista de los Reyes Católicos en el siglo XV. Es pequeña y de estilo tardo gótico español. Por su lado, en pleno centro la ermita de San Benito acoge una de las tallas más veneradas en Setenil, su Padre Jesús Nazareno. Y en lo más alto, sobresaliendo tanto como el propio torreón de la antigua fortaleza, la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación destaca sobre todo lo demás. Comenzó a construirse en el siglo XV sobre la mezquita mayor de la localidad pero las obras no se terminaron hasta ya entrado el siglo XVII, por lo que destaca el sincretismo de sus estilos, empezando en el mudéjar y terminando en el gótico.

En ningún momento de tu visita a Setenil has de olvidar que aquí, lo que tienes que hacer, es pasear y recorrer sus calles, tanto las que están cubiertas por cuevas como las más laberínticas que dan forma a su centro. Sin olvidar tampoco la Plaza de Andalucía, por supuesto. Dos de las calles más auténticas que no puedes pasar por alto son las de Jabonería y Cabrerizas. Son dos excelentes ejemplos de la arquitectura setenileña, donde las casas se resguardan bajo las rocas, y que han servido de escenario incluso para el mismísimo Curro Jiménez, el más famoso de aquellos bandoleros que en su momento hicieron de esta sierra su lugar de escondite.

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