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                   En Ribadesella, en el oriente de Asturias, se 
                    encuentra un tesoro natural que captura la esencia marina 
                    de la zona de manera asombrosa: los Acantilados del Infierno. 
                    Una experiencia única para los viajeros y los amantes de la 
                    naturaleza. Esta ruta brinda la oportunidad de contemplar 
                    la majestuosidad del mar, la tierra y el cielo en perfecta 
                    armonía. Esta ruta, con una longitud de 5,6 kilómetros y una 
                    dificultad catalogada como baja por el Gobierno del Principado 
                    de Asturias ofrece a los amantes de la naturaleza y a los 
                    aventureros la oportunidad de maravillarse ante la belleza 
                    escultórica creada por el mar a lo largo de los siglos. El 
                    punto de partida de esta excursión se ubica en el Área Recreativa 
                    del Infierno, un lugar que anticipa la fascinante travesía 
                    que está por venir. El recorrido, de ida solamente, abarca 
                    un tiempo estimado de 1 hora y 45 minutos a pie, lo que brinda 
                    a los visitantes el espacio para absorber plenamente los detalles 
                    y la grandeza del paisaje costero. Si el trayecto se hace 
                    de ida y vuelta ya hablamos de casi 12 kilómetros, un tiempo 
                    estimado de 3 horas y 30 minutos, y por tanto una dificultad 
                    mayor. 
                    
                  Acantilados del Infierno. 
                  Desde el comienzo, cada paso en los Acantilados 
                    del Infierno es un encuentro con la naturaleza en su estado 
                    más puro. A medida que avanzas entre el monte bajo y te cruzas 
                    con la compañía tranquila de vacas y cabras, es imposible 
                    ignorar las pequeñas embarcaciones que faenan en las aguas 
                    cercanas de Ribadesella, contribuyendo al suministro de pescado 
                    fresco que se disfruta en la región. 
                  La ruta se encuentra adornada con esculturas 
                    rocosas que el mar ha modelado a lo largo de los siglos, ofreciendo 
                    una exhibición natural de arte que parece inmutable ante el 
                    paso del tiempo. Pequeñas penínsulas verticales alojan nidos 
                    de gaviotas y cormoranes, añadiendo un sentido de vida y movimiento 
                    a los acantilados. 
                    
                  Pasado el kilómetro tres se alzará el islote 
                    de Palo Verde, avistando a su lado los acantilados que llevan 
                    su mismo nombre. Uno de los puntos destacados de la ruta es 
                    un tómbolo de roca que se alza en un pequeño entrante del 
                    acantilado. Este imponente elemento de la naturaleza se convierte 
                    en un recordatorio de la fuerza del mar y su capacidad de 
                    esculpir la tierra a su antojo. Además, dos arcos de piedra 
                    gigantes se presentan como estructuras misteriosas que parecen 
                    conectar fragmentos de acantilados, invitando a la imaginación 
                    a vagar hacia horizontes desconocidos. 
                  Mientras caminas por esta senda costera, no 
                    es raro encontrar aves rapaces como el busardo ratonero y 
                    el cernícalo común, cazadores expertos que observan con agudeza 
                    el suelo en busca de pequeñas presas. Estas aves añaden un 
                    toque de vida silvestre a la experiencia. La culminación de 
                    esta travesía se encuentra en el extremo oriental de la ruta, 
                    en el Área Recreativa de Cuerres, donde hay una cuidada zona 
                    que cuenta con numerosas mesas para poder pasar una agradable 
                    jornada en este entorno. . Aquí, los viajeros son recompensados 
                    con una panorámica incomparable de los famosos Bufones de 
                    Pría y su dramático acantilado. Estos bufones son orificios 
                    en la roca por donde el agua del mar se infiltra desde las 
                    profundidades y, en un espectáculo impresionante, brota al 
                    exterior en una explosión de espuma y energía. 
                  A pesar de la maravilla que rodea cada paso, 
                    es importante mencionar que las zonas de acantilados exigen 
                    atención y precaución, especialmente si el recorrido se realiza 
                    con niños. La naturaleza impredecible del mar y el terreno 
                    elevado deben ser abordados con el debido respeto. Los Acantilados 
                    del Infierno ofrecen una experiencia única para los amantes 
                    de la naturaleza. Cada rincón de esta ruta despierta los sentidos 
                    y brinda la oportunidad de contemplar la majestuosidad del 
                    mar, la tierra y el cielo en perfecta armonía. Ya sea por 
                    sus formaciones rocosas esculpidas por el tiempo, las aves 
                    que surcan los cielos o los bufones que irrumpen con energía, 
                    este sendero costero es una ventana a la grandeza del mundo 
                    natural. 
                    
                  Ribadesella es de una gran belleza y además 
                    cuenta con una larga playa en la que poder darse un buen baño. 
                    Sin olvidar claro que en esta localidad es conocida por el 
                    Descenso del Sella, la ruta en canoa a través del río del 
                    mismo nombre. 
                  La distancia entre Oviedo y Ribadesella en coche 
                    es de unos 80 km y se puede recorrer en alrededor de 1 hora 
                    en coche. La distancia desde Gijón es de aproximadamente 70 
                    km y se tarda aproximadamente 1 hora en llegar, dependiendo 
                    del tráfico. Desde Santander hay una distancia hasta Ribadesella 
                    es de unos 160 km. Se puede recorrer en alrededor de 2,5 horas 
                    en coche. 
                    
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