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21 - Octubre - 2020
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Katherine Johnson, una matemática pionera de la NASA, ha ganado la medalla Hubbard por los cálculos que posibilitaron la exploración espacial. Pero el honor le llega 51 años después de que se la concedieran a los astronautas de la Apolo. La científica era conocida directamente como 'la computadora', por su cerebro privilegiado para el cálculo y las matemáticas. Neil Amstrong nunca hubiera dado un pequeño paso par él y un "gran paso para la humanidad" sin ella. Porque sus estimaciones permitían a los astronautas hacer viajes de ida y vuelta al espacio.

Johnson, que murió con 101 años, recibió recientemente a título póstumo, la medalla Hubbard de 2020 que otorga la National Geographic Society por sus logros en la investigación, el descubrimiento y la exploración. Un reconocimiento que recibieron en 1969, año en el que el Apolo completó su misión, los astronautas que viajaron a la luna gracias al trabajo y la mente de esta mujer. "Nos honra conceder a Katherine Johnson la medalla Hubbard, el máximo reconocimiento de la National Geographic Society, declaró Jill Tiefenthaler, consejera delegada de la asociación, que hizo mención especial a su legado e inspiración para futuras misiones. Fue la tercera mujer afroamericana en obtener un doctorado. Y su capacidad para romper barreras sociales (y espaciales) dio pie a una historia que fue llevada al cine en la película Figuras Ocultas.

Katherine Johnson, en una imagen de archivo.

Entró en el instituto a los diez años y se graduó cuatro años después. Más tarde, se matriculó en el West Virginia State College, una universidad históricamente negra, y se graduó a los 18 años. Su talento innato para las matemáticas le permitió estudiar, algo que era harto complicado para una mujer negra en la época.

En su ciudad natal, White Sulfur Springs, en Virginia Occidental, los estudiantes negros en un sistema educativo segregado no podían pasar de sexto de primaria. Por eso el padre de Johnson, Joshua Coleman, trasladó la familia a 200 kilómetros a la ciudad de Institute, también en Virginia Occidental, donde ella y sus hermanos recibieron una educación completa. Johnson se unió a la NASA y a su grupo de matemáticas negras en 1952. El conflicto racial en Estados Unidos vivía entonces sus peores momentos. Aunque ella nunca pretendió convertirse en un símbolo revolucionario. “Era una matemática ante todo, pero no lo exhibía”, ha dicho su hija pequeña Kathy Moore, que como otra hermana, siguió los pasos de su madre y trabajaron como matemáticas para la NASA.

Katherine Johnson, junto a Barack Obama, con la Medalla Presidencial de la Libertad (2015).

Seguramente, John Glenn, Neil Amstrong y el resto de astronautas blancos no conocían personalmente a Katherine Johnson, pero desde luego sabían de sobra cuál era su reputación. Charlie F. Bolden, ex director de la NASA y astronauta, dice que nunca oyó hablar de Katherine Johnson cuando era niño ni más adelante, durante su carrera profesional. Una mujer que abrió puertas para el trabajo de mujeres astronautas como Christina Koch, que batió el récord del vuelo espacial más largo realizado por una mujer, y poco después protagonizó junto Jessica Meir el primer paseo espacial exclusivo de mujeres.

En 2016, con Katherine Johnson aún en vida, la NASA le puso su nombre al Computational Research Facility, un centro de investigación de 30 millones de dólares y 3700 metros cuadrados. Tras una carrera tan brillante, y después de haber sido un ejemplo para muchas mujeres afroamericanas, Barack Obama le concedió la Medalla Presidencial de la Libertad en 2015.

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Benkos Biohó (Islas Bijagós, Guinea Portuguesa ~1550-1599 - Cartagena de Indias, 16 de marzo de 1621), llamado también Domingo Biohó, fue un líder que comandó una rebelión de esclavos cimarrones en el Nuevo Reino de Granada en el siglo XVII, convirtiéndose en rey del pueblo libre de San Basilio de Palenque. El pueblo bijago no era favorecido por los esclavistas dado que se les adjudicaba una naturaleza rebelde. Era común entre ellos suicidarse a bordo de los barcos negreros con el fin de evitar la vida entre cadenas. Del mismo modo se les acreditaba con una naturaleza guerrera. Descripciones contemporáneas señalaban que cada bijago era un guerrero entrenado tanto en el uso de armas de fuego, como el arte de la espada y el escudo.

Estatua de Benkos Biohó en el Parque Apolo de Cartagena de Indias.

Biohó fue capturado junto con su esposa Wiwa, su hijo mayor Sando Biohó y su hija Orika. La sociedad bijago era tumultuosa y no era extraño que diversas tripulaciones se embarcaran en la empresa de capturar personas negras, muy posiblemente fue así que la familia de Benkos terminó a bordo de un buque negrero europeo como propiedad del esclavista portugués Pedro Gómez Reynel. La familia de esclavos arribó a Cartagena de Indias, principal puerto del entonces Nuevo Reino de Granada y fueron vendidos inicialmente a Juan de Palacio, sin embargo en 1596 pasaron a manos del capitán Alonso de Campos, quien operaba al servicio del gobernador.

Según lo narrado por fray Pedro Simón "por fines de 1599 (...) comenzó un alzamiento y retiro de ciertos negros cimarrones". La rebelión se encontraba encabezada por Domingo Biohó, nombre con el que los españoles conocían a Benkos. El líder esclavo, descrito por Simón como "brioso, valiente y atrevido", encabezó una expedición inicial de treinta esclavos negros con dirección al arcabuco y ciénaga de Matuna, al sur de la villa de Tolú. En su caza partió Juan Gómez, quien encabezaba una cuadrilla de veinte hombres armados, con el objetivo de someter a los fugitivos. La empresa fue un fracaso total, sufriendo los españoles una derrota brutal a manos de los cimarrones y cobrando la vida del líder de la expedición. Los cimarrones de Biohó, victoriosos, continuarían su expedición hacia los montes de María hasta encontrar un buen terreno para asentarse; ahí establecieron empalizadas, de estilo muy común en el África Occidental, fundando así el Palenque de San Basilio.

La zona de Tolú, como centro de acopio y distribución, tendría como área de dominio un importante comercio costero, es influenciada a finales del Siglo XVII por la venida de los negros esclavos que ocuparon la mano de obra agrícola de la zona, además, Santiago de Tolú se convirtió en epicentro de todas las expediciones hacia el Sinú, el Darién, Panamá y otras zonas de influencia.

El rey Benkos Biohó, gobernó en conjunción con un capitán general de nombre Lorencillo. La estructura del palenque era de carácter militar, incluyendo un teniente de guerra, un alguacil mayor y un tesorero; adicionalmente había un líder espiritual calificado por los españoles de zahorí. Los hombres de Biohó emprendieron campañas en Cartagena, Tolú, Mompós y Tenerife; asaltando plantaciones y rebaños de ganado a fin de reunir recursos y liberar cimarrones aliados. Nuevos alzamientos y fugas se dieron cuando la voz del reino de negros libres comenzó a correr entre los esclavos de la región, aumentando así en número las filas del Palenque.

Como no pudo derrotar a los cimarrones, el gobernador de Cartagena Jerónimo de Zuazo y Casasola ofreció el 18 de julio de 1605 un tratado de paz a Benkos Biohó, sin embargo la paz no se concretaría sino hasta 1613, cuando el sucesor de Zuazo, Diego Fernández de Velasco finalmente pudo acordar una tregua. Así se terminó reconociendo la autonomía del Palenque de la Matuna y aceptando el libre tránsito de los cimarrones por la ciudad, en tanto que el palenque se comprometía a no recibir más cimarrones, a no estimular nuevas fugas y a no usar título de rey. A Benkos se le permitió que entrase a la ciudad vestido como caballero según lo indica Fray Pedro Simón.

Los cimarrones tuvieron licencia para que entrasen en la ciudad y saliesen (...) como lo hacían á todas horas, y el Bioho andaba con tanta arrogancia que demás de andar bien vestido á la española, con espada y daga dorada, trataba su persona como un gran caballero.

Pedro Simón, Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales.

El tratado fue violado por los españoles en 1619 cuando, andando descuidadamente, Biohó fue sorprendido por la guardia de la muralla y apresado. El nuevo gobernador Don García Girón ordenó su ejecución, argumentando que era peligroso el respeto que Biohó generaba en la población, porque «con embustes y encantos se lleva tras de sí a todas las naciones de Guinea que hay en la ciudad». El rey Benkos Biohó fue finalmente ahorcado y descuartizado el 16 de marzo de 1621.

Fray Pedro Simón fue un franciscano español, profesor y cronista, que desarrolló la mayor parte de su vida profesional en la América española.

El después llamado San Basilio de Palenque fue un símbolo de independencia para los esclavos fugitivos, convirtiéndose en el primer «pueblo libre de América», por decreto real del rey de España del año 1713. Allí se habla hasta hoy un idioma propio proveniente del portugués antiguo, incluyendo algunas palabras de idiomas africanos. Los africanos capturados hablaban en diferentes idiomas y en el barco de traficantes, para poder comunicarse, aprendían el idioma de sus captores portugueses. Al fugarse aún no habían aprendido el castellano y llegaban al palenque hablando en portugués. En 2005, el San Basilio de Palenque fue declarado como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, por la Unesco. A unos 70 kilómetros al sur de Cartagena, sobre cerros de valor estratégico que eran usados como puestos de vigías, todavía se oyen los nombres de los palenques vecinos: Sincerín, Mahates, Gambote.

Las novelas Orika de los palenques (1991), del autor colombiano Germán Espinosa. y Benkos... las alas de un cimarrón (2023), del autor palenquero-cartagenero, investigador africanista Antonio Prada Fortul, nos acercan a su figura. Según se va recuperando la vida de la Reina Wiwa hay colectivos que adoptan su nombre. Entre ellos, el Colectivo afrofeminista Wiwas, de Medellín, Colombia.

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Haciendo referencia a la obra autobiográfica de Lorraine Hansberry, Young, Gifted and Black, Nina Simone escribió más tarde una canción con el mismo título en homenaje a su amiga y camarada, después de que Hansberry muriera de cáncer de páncreas a la trágica edad de 34 años. Esta amistad y camaradería demuestra que las conversaciones políticas íntimas entre mujeres negras tienen el poder de inspirar. Tienen lugar lejos de la mirada de los hombres, lejos de los blancos; pueden ser lugares de respiro en los que uno puede reenergizarse y volver a unirse al movimiento más amplio que a menudo margina y borra las ideas políticas de las mujeres negras. Una de las músicas más célebres del siglo XX, tenemos artículos, biografías o análisis de sus canciones políticas. El comentario de Nina Simone sobre no hablar de moda, sino de «Marx, Lenin y la revolución», ofrece una visión de la vida política cotidiana de Simone, más allá de su historia más conocida como activista de los derechos civiles y artista musical.

A menudo se habla de Nina Simone como una activista de los derechos civiles, y lo fue. Pero el Movimiento por los derechos civiles englobaba muchos puntos de vista políticos diferentes sobre cómo debía ser la liberación. Algunos, como la NAACP, querían reformas liberales que fueron criticadas por ser sólo beneficiosas para la clase media afroamericana. Los nacionalistas negros buscaban la independencia económica y un nuevo estado negro separado de la América blanca racista, aunque no estaba claro cómo sería ese nuevo estado más allá de una versión negra del capitalismo. Por ello, no todos los activistas de los derechos civiles hacían referencia a Marx o Lenin como ejemplo de las conversaciones que mantenían con sus amigos.

El «miedo rojo» de McCarthy, en el que cualquier discurso sobre la igualdad se confundía con el comunismo y el sentimiento «antiamericano» contrastaba los encuentros con Hansberry, James Baldwin, Stokely Carmicheal y Langston Hughes, todos ellos activistas comprometidos. Simone se ubica en la izquierda porque la considera el único camino hacia la verdadera igualdad; las reformas «lentas» que apaciguan un estado racista no son una opción. La historia política de la izquierda negra estadounidense es importante para contextualizar y comprender la obra de Simone.

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Disponiendo de esclavos baratos y fáciles de reemplazar, en la América sureña la flagelación era habitual. Poco rendimiento, fugas ... Por cualquier motivo. Las mujeres embarazadas y los niños eran azotados. En ocasiones, las heridas eran abiertas y aplicando pimienta roja y trementina.

En la Antigua Roma, el flagelo, llamado flagrum, era un látigo corto que constaba de tres correas de cuero, a las que se unían pequeños trozo de metal o hueso afilado. Una variación reemplazaba el metal por ganchos. De forma figurada y sádica los cristianos se usaban como antorchas humanas. Para animar a la plebe, eran untandos con materiales inflamables y el circo era el hogar de gritos desgarradores. Nerón alcanzó nuevas cotas, usámdolos para iluminar sus jardines durante las fiestas, untados de cera y resina. La esclavitud en Roma era una institución arraigada, y existían figuras como los libertos, esclavos liberados que se convertían en ciudadanos con derechos limitados.

Esta práctica se utilizó en las colonias americánas.

Hervir al desdichado en caña de azucar, era habitual en el Caribe, según registros del Museo Británico.

Máscara, collar y cadenas de hierro utilizadas para dominar, torturar y castigar esclavos. Utilizados en 1807, año de la abolición de la esclavitud en el Reino Unido.

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Juan Valiente fue un conquistador negro, capitán de Pedro de Valdivia. Nació en Senegal (África occidental) hacia 1505 con el nombre de Sangor, y fue vendido como esclavo por los mismos africanos como se acostumbraba en la época. Llegó como esclavo a México, donde hacia 1530 fue comprado por un español llamado Alonso Valiente, quien lo bautizó con el nombre de Juan, y lo llevó a trabajar a su casa en Puebla. Pese a su situación de esclavo novohispano, por su heroísmo, el conquistador Pedro de Valdivia otorgó a Valiente una de las cinco encomiendas que cedió a negros de entre sus tropas.

En 1533 convenció a su amo de que lo dejara ir como conquistador por un periodo de 4 años, al cabo del cual regresaría, y con las ganancias obtenidas le pagaría su libertad. Para ello firmaron un acuerdo, y Juan viajó a Guatemala para unirse a la expedición de Pedro de Alvarado que se dirigía a Perú. Una vez en Perú, se unió a la campaña de Diego de Almagro al sur de Chile, regresando con todos al Cuzco sin éxito. Allí apareció una segunda oportunidad para viajar a Chile. Juan tenía el lujo de poseer un caballo, lo que le hacía merecedor a encargarse de los esclavos de la nueva expedición. Juan prestaba cuidados extremos a su equino, ya que su pérdida significaba que el mismo bajaría drásticamente en su posición social y militar. En la expedición de Pedro de Valdivia, Valiente contribuyó a fundar Santiago de Chile en 1541, y fue premiado con una encomienda al lado del río Mapocho, con una chacra de 55 cuadras. En invierno del mismo año, Valiente y Gonzalo de los Ríos fueron los únicos que lograron escapar del ataque de las huestes que los caciques aliados a Michimalonco, Trangolonco y Chigaimango, efectuaron sobre la guarnición que protegía los lavaderos de oro de Marga Marga. Poco después, Alonso Valiente, desde México, envió a un nieto suyo para que trajera de vuelta al esclavo o, si había obtenido fortuna como habían acordado, negociara con él un buen precio para manumitirlo. Juan vivía ya a estos efectos como un hombre libre. Se desconoce el desenlace de la reunión, pero parece que el acuerdo fue pospuesto. Valiente participó después en la batalla de Quilacura de 1546, tras lo cual Valdivia lo elevó al puesto de capitán.

El africano se casó y formó familia con Juana de Valdivia, con seguridad una ex esclava negra del gobernador, con quien tuvo dos hijos. Juana fue liberada para tal efecto. En reconocimiento de sus servicios, Valdivia en 1550 le otorgó las tierras y los habitantes de la encomienda de Toquihua, entre el río Maule y el río Ñuble. En 1550, Juan comisionó a un oficial real para entregar el dinero a Alonso Valiente y comprar su libertad, pero desafortunadamente el mensajero resultó no ser de confianza y se escapó con los fondos. Tres años después, Alonso Valiente, sin haber recibido aún nada y probablemente creyendo que el esclavo trataba de engañarle, envió a Chile a otro emisario para apresarlo y requisar sus bienes, pero allí descubrió que el cuerpo de Juan Valiente descansaba en la Araucanía, ya que había caído con las huestes de Pedro de Valdivia en la batalla de Tucapel en 1553. A pesar de su condición legal de esclavo, pudo legar la encomienda al mayor de sus hijos. Luego de ello, dos veces se la intentaron arrebatar, pero en ambas ocasiones lo evitó por vía legal.

Existe una calle corta de Vitacura, Santiago, con su nombre. También existe una calle con su nombre en San Pedro de la Paz, Concepción.

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En el siglo XIX, una inventora visionaria dejó su huella en la historia de la cocina. Su nombre era Anna M. Mangin. Esta mujer, cuya historia ha permanecido en gran parte en la sombra, revolucionó la repostería con la invención de la batidora de huevo y masa, un utensilio que facilitaría la vida en las cocinas de todo el mundo. Anna M. Mangin nació en el siglo XIX en Estados Unidos, en una época en la que las mujeres, especialmente las afroamericanas, enfrentaban grandes barreras para la educación y la innovación. A pesar de estas dificultades, Anna no solo desarrolló una mentalidad inventiva, sino que logró patentar un dispositivo que cambiaría la forma en que se preparaban los alimentos. En 1881, obtuvo la patente de su "batidor de huevo y masa", diseñado para hacer más eficiente el proceso de mezclado en la cocina. Su invento reducía el esfuerzo manual necesario para preparar masas y merengues, ofreciendo una herramienta práctica que pronto se convertiría en un elemento esencial en las cocinas. Aunque no se sabe mucho sobre su vida personal, su invención fue un reflejo de la inteligencia y creatividad de muchas mujeres afroamericanas que contribuyeron a la tecnología doméstica, a menudo sin recibir el reconocimiento merecido.

El legado de Anna M. Mangin es un testimonio de la importancia de las mujeres inventoras en la historia, especialmente en un tiempo en que sus contribuciones eran ignoradas. Su batidora de masa fue un precursor de los modernos utensilios de cocina, facilitando un trabajo que antes era tedioso y agotador. Hoy, cada vez que se usa una batidora en la cocina, se honra el ingenio de Anna M. Mangin, una mujer cuya innovación sigue viva en la preparación de innumerables recetas alrededor del mundo.

En 1841, un niño esclavo de apenas 12 años resolvió un misterio que había desconcertado a los botánicos durante años: cómo polinizar manualmente la orquídea de vainilla para que pudiera cultivarse fuera de América Latina. Su nombre era Edmond Albius y, sin educación formal ni recursos, transformó para siempre la industria de este valioso producto. Edmond nació en 1829 en la isla de Reunión, una colonia francesa en el océano Índico. Para entonces, los colonos franceses habían llevado plantas de vainilla desde México, pero había un problema: las flores no producían vainas porque carecían de los insectos polinizadores de su hábitat original. Durante años, los científicos intentaron encontrar una solución sin éxito. Sin embargo, fue Edmond quien, con su ingenio y observación, descubrió el método. Con un palillo o una simple hoja de hierba, levantó la tapa de la flor y unió sus partes masculina y femenina con un leve toque de su pulgar.

En segundos, había logrado la polinización manual de la vainilla. Su descubrimiento revolucionó la producción de vainilla, que dejó de depender de los polinizadores naturales y pudo extenderse a otras partes del mundo. Gracias a su método, Reunión y Madagascar se convirtieron en los mayores productores del planeta. Hoy, el 80% de la vainilla mundial proviene de estas regiones. A pesar de su genialidad, Edmond nunca recibió el reconocimiento que merecía. Como esclavo, no pudo beneficiarse de su hallazgo y, tras la abolición de la esclavitud en 1848, vivió en la pobreza y murió en el olvido. Su técnica, sin embargo, sigue utilizándose en todo el mundo. Aunque en vida no tuvo justicia, la historia ha comenzado a reconocer su legado. Edmond Albius, aquel niño de 12 años, dejó una marca imborrable en la botánica y la agricultura, endulzando la vida de millones hasta el día de hoy.

Clara Belle Drisdale Williams (1885-1993) fue la primera mujer afroamericana en graduarse de la Universidad Estatal de Nuevo México, dejando un legado de perseverancia en tiempos de discriminación. Durante sus estudios, muchos profesores no le permitían entrar al aula debido al color de su piel. Obligada a tomar notas desde el pasillo, Clara soportó humillaciones constantes, pero jamás abandonó su educación. Incluso en su graduación, se le negó el derecho a caminar junto a sus compañeros para recibir su diploma. Aun así, su espíritu permaneció firme. Tras graduarse, se convirtió en una destacada maestra. Durante el día, enseñaba a niños negros, y por las noches, educaba a sus padres y a esclavos liberados, demostrando su compromiso con la comunidad y el poder transformador del conocimiento. Clara y su esposo inculcaron en sus hijos el amor por el aprendizaje, y los tres se convirtieron en médicos, reflejo de su inquebrantable fe en la educación.

Décadas después, en 1980, la Universidad Estatal de Nuevo México le otorgó un doctorado honoris causa en leyes y se disculpó por el trato que recibió como estudiante. Aunque tardío, este reconocimiento honró a una mujer que, con su determinación, rompió barreras y abrió caminos para futuras generaciones.

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