Son muchos los lugares que están rodeados de
leyendas. Es el caso de Menorca y su famoso y tan transitado
Camí de Cavalls, un antiguo sendero con el que se puede rodear
toda la isla mediterránea. Y precisamente es la leyenda que
rodea este camino o sendero la que asegura que su origen podría
remontarse a las caballerías, una manera de vigilar la isla,
de ahí que parece que los primeros en recorrer este sendero,
a caballo, eran una especie de vigilantes. O caballeros, ya
que hay documentos que aseguran que la famosa ruta se llamó,
hacia el siglo XVII, Camí de Cavallers. Hoy en día, eso sí,
ya no es una ruta de soldados o vigilantes, sino una ruta
muy popular entre senderistas y ciclistas, que disfrutan de
las espectaculares vistas del litoral menorquín. La función
primigenia, por lo tanto, era de tipo militar: un camino especulativo
con el que los torreros conseguían vigilar la costa. Y es
que, por aquel entonces, el Mediterráneo era muy inseguro
y Menorca una isla bajo la eterna amenaza de las incursiones
piratas. Desde entonces, el Camí de Cavalls ha ido evolucionando
en cuanto a su uso, sirviendo de camino de comunicación entre
lugares cercanos a la costa o de vía de acceso a la costa
para pescadores, entre otras utilidades.
Aunque hubo décadas en que muchos tramos estuvieron
cerrados, tanto la propia ciudadanía como las administraciones
lograron que el mítico camino fuese lo que es hoy, una ruta
apta para disfrutarla sea andando o en bicicleta. Los propios
lugareños son los que más utilizan y transitan el Camí de
Cavalls, que desean que los miles de turistas que llegan a
la isla (más si cabe en verano) respeten y ayuden a conservar
una ruta nacida hace mucho tiempo y que precisamente ayuda
a entender la fisonomía y la historia de una de las islas
más piropeadas de todo el Mediterráneo por su belleza.
El GR-223, también conocido como Camino Natural
Camí de Cavalls, es un itinerario de Gran Recorrido que circunvala
la isla de Menorca, en el archipiélago español de las Islas
Baleares en el mar Mediterráneo, y pasa por sus ocho términos
municipales y sus dos principales ciudades. Pertenece a la
Red de Caminos Naturales de España, del Ministerio de Agricultura,
Pesca y Alimentación. El proyecto se encarga de la recuperación
de antiguas infraestructuras relacionadas con el transporte
y la comunicación, que actualmente se encuentran en estado
de desuso o abandono, para su uso senderista y ciclista. La
longitud del Camino es de 185 kilómetros distribuidos en 20
etapas, con gran variedad geológica y paisajística, pasando
por bellas playas, zonas interiores de pasto, cultivo y bosque
así como por tramos urbanos. Este itinerario pasa por los
términos municipales de Mahón, Mercadal, Ferrerías, Ciudadela,
Alayor, San Luis, San Cristóbal y Villacarlos, y por las ciudades
de Mahón, capital de la isla en la zona oriental, y Ciudadela
en poniente. Cruza por lugares de alto interés natural y paisajístico
como el Parque Natural de la Albufera des Grau y varias zonas
de la Red Natura 2000 declaradas LIC (Lugar de importancia
Comunitaria) y ZEPA (Zona de Especial Protección para las
Aves). En 1993 la isla de Menorca fue declarada Reserva de
la Biosfera por la UNESCO. Su etimología en castellano significa
“camino de caballos”, y toma su nombre del caballo menorquín,
ejemplar autóctono de la zona, muy presente durante el recorrido.

Menorca se llena de vida con su variedad de
mercados nocturnos y agroalimentarios organizados en todos
los pueblos de la isla y en algunas urbanizaciones de la costa.
Estos encantadores mercados son la ocasión perfecta para conocer
los productos típicos de Menorca, como en Es Mercadal, en
la zona centro, con su detallada artesanía y su deliciosa
gastronomía. Las noches menorquinas se convierten en un escenario
mágico, donde las luces y la música de los mercadillos de
verano ambientan los pueblos, llenándolos de vida y color.
"El Camí de Cavalls no es, tan solo, un camino
hecho de la suma de veredas o senderos, que da la vuelta a
la isla, sino un patrimonio colectivo que forma parte de nuestra
identidad". Esta frase de J. Gomila ilustra el sentimiento
de los menorquines hacia el Camí de Cavalls, itinerario que
nos permitirá disfrutar de la variedad paisajística y de los
elementos etnológicos de la isla y observar el contraste entre
las zonas urbanizadas y las vírgenes.
La historia de la isla está marcada por su situación
estratégica como salida al Mediterráneo. La isla fue colonizada
por fenicios, griegos, cartagineses (que fundaron Jamma, actual
Ciutadella, y Magon, actual Mahón), romanos y vándalos. También
estuvo bajo dominio islámico y fue reconquistada por Alfonso
III. Incluso llegó a estar bajo dominio británico durante
el siglo XVIII. Todo ello ha generado un crisol cultural en
la isla. Además, cuenta con su propia cultura prehistórica,
la cultura talayótica, exclusiva de Menorca y Mallorca, donde
destacan las navetas o las taulas, declarados Patrimonio de
la Humanidad por la Unesco. Los orígenes de este antiguo sendero
costero son poco conocidos. Este itinerario transcurre por
lo que originalmente eran las defensas de la isla y algunas
vías de comunicación las diferentes construcciones defensivas.
En el siglo XIV, ya existían algunos tramos que facilitaban
la defensa y que, más adelante, la construcción de torres
de vigilancia costera contra las incursiones de los piratas
hizo más necesaria la existencia de un camino perimetral que
diese la vuelta a la isla. En el siglo XVIII la administración
inglesa lo consideró como Camino Real y, paralelamente, ya
se utilizaba como vía de comunicación de uso público. En la
actualidad, el camino está habilitado para su uso senderistas
y ciclista en su totalidad. Eminentemente costero, permite
visitar las calas y playas de Menorca, además de otra buena
colección de paisajes naturales y de patrimonio cultural.

Ciutadella, una joya llena de encanto histórico
y natural. Desde sus impresionantes monumentos hasta sus paisajes
de ensueño, esta ciudad te cautivará en cada rincón.
El coraje del pueblo menorquín canalizado a
través de la Coordinadora para la defensa del Camí de Cavalls
ha conseguido la reapertura de este importante Patrimonio
ecológico, histórico y paisajístico. No ha sido fácil: desde
1996, las excursiones reivindicativas y la presión popular
obligaron a los poderes políticos a promulgar en el año 2000
la “Llei del Camí de Cavalls”. Posteriormente, el Plan Especial
estableció su recorrido y ha posibilitado los convenios y
las expropiaciones ya que atraviesa 120 fincas privadas. Desde
el año 2010, después de su acondicionamiento y marcaje, ya
se puede disfrutar a pie, en bicicleta o a caballo. El Camí
de Cavalls tiene una longitud de 185 kilómetros y se ha dividido
en 20 etapas. Aunque su máxima altura sea solo de 125 metros,
el desnivel acumulado llega a los 4000. Al tratarse de un
recorrido circular se puede comenzar en cualquier punto, pero
el kilómetro 0 está situado en la Culàrsega del Puerto de
Mahón desde donde arranca la primera etapa. Se ha homologado
como GR 223 y está señalizado con estacas cuadradas cada 50-100
metros y paneles informativos en el inicio de las etapas.
Las más de 100 barreras que se han de cruzar son un reflejo
de que actividades tradicionales, como la ganadería, siguen
en activo en los alrededores del camino.
Etapa 1: Mahón – Es Grau.
Esta etapa comienza al este de la isla, en el
cruce entre el camino a Sant Antoni y la carretera Me-3, y
llega hasta la localidad de Sa Mesquida, donde se encuentra
una torre vigía del siglo XVIII. A través de los acantilados
de El Marcar de Binillautí, incluido en la Red Natura 2000,
y cultivos, el viajero se adentra en el Parque Natural de
S´Albufera des Grau hasta llegar al humedal de la Gola des
Grau. El paisaje se torna a parcelas de cereal y pasto, con
muros de piedra y matorral mediterráneo, destacando lentiscos
y acebuches, donde se pueden observar las tradicionales barreras
menorquinas, que sirven de puertas y cuya característica forma
se debe a la madera de acebuche. Conforme se avanza por el
camino y se adentra hacia el noroeste de la isla, el camino
se eleva dejando atrás las parcelas de cultivo. El paisaje
entonces comienza a ser más húmedo y salino, debido a los
fuertes vientos de Tramuntana. Aparecen entonces otras especies
como sabinas, el lastón o el carrizal, y especies especialmente
adaptadas a las condiciones extremas de la costa norte de
la isla, como los espinosos y compactos socarrells. Continúa
el camino pasando por las calas de Sa Rinconada y Sa Mesquida,
donde se encuentra la torre y posteriormente se lleva a un
ecosistema dunar, espacio protegido y que se encuentra en
estado de restauración. A continuación, se entra en terreno
militar, la base de San Isidro. En este punto es fácil encontrarse
con especies endémicas como la gaviota de Audouin, la lagartija
balear o la amapola marina. El itinerario prosigue por la
costa a través de acantilados intercalados dentro del LIC
y ZEPA “De S’Albufera a la Molatí”, perteneciente a la Red
Natura 2000, zona en la que hay que prestar mucha atención
ya que se trata de una zona de nidificación de aves con especial
protección. Cuando se llega a la caleta de Binillautí, la
etapa asciende hasta llegar al Parque Natural de S´Albufera
des Grau, zona de sotobosque y monte bajo mediterráneo. La
etapa sigue recorriendo la zona de monte durante 1,6 km, y
se desciende posteriormente hasta alcanzar la carretera Me-5
que une Mahón con Es Grau, llegando al final de la etapa.

Sa Mesquida es una cala de arena fina y blanca,
de unos 300 m de longitud, dispone de una espaciosa zona para
bañarse, ya que los barcos no pueden fondear cerca de la orilla.
Etapa 2: Es Grau – Cabo de Favàritx.
Esta etapa discurre íntegramente por el Parque
Natural de S’Albufera d’Es Grau, desde las puertas de la albufera
hasta llegar al Cabo de Favàritx, pasando por los acantilados
y calas de la isla. Comienza a unos 400 m al sur de la población
de Es Grau, junto a la barrera de acceso a la Albufera. Se
cruza la barrera y se pasa por una pasarela, continuando hasta
que el Camino se desvía a la derecha. Se puede aprovechar
a visitar el entorno y disfrutar de la fauna de la zona. La
ruta va entre pinos carrascos y lentiscos por pista, pasando
por un antiguo pozo pegado a un muro, que avanza hasta que
la pista desemboca en la playa d´Es Grau. El camino continúa
hacia el norte, abandonando la playa por una pista, y posteriormente
se vuelve a internar en un pinar, entre los que se pueden
observar lianas de zarzaparrilla, antes de volver al paisaje
de matorral. El Camino entonces vuelve a la costa, concretamente
a las calas de Tamarells, donde hay que tomar precauciones
para bajar. Desde aquí se puede ver, al noroeste, una de las
antiguas torres defensivas. Desde aquí, se sigue subiendo
y parece en el horizonte la isla de Colom, a tan solo 200
m de la isla, que se utilizó como lazareto provisional en
el siglo XVIII y cuenta con algunos restos arqueológicos como
una basílica paleocristiana. Se abandona la cala por una pista
y el camino se acerca a la cala de Tamarells des Nord. Al
lado empieza el sendero que permite acceder hasta los pies
de la torre de Rambla. A escasos 300 m, se abandona la pista
y debe coger un sendero a mano derecha que lleva hasta la
cala Sa Torreta, que se debe bordear hasta volver a la pista.
Tras dejar atrás Tamarells, se pasa junto a una casa de pescadores
y se desciende a la cala pasando por una arboleda compuesta
principalmente por pinos con algún lentisco. Conforme se sale
de la arboleda se llega a la cala. En este punto, es obligatorio
no salirse del camino marcado ya que se trata de un espacio
natural en regeneración. Antes de abandonar la cala, un camino
a mano izquierda permite llegar hasta el poblado talayótico
de Sa Torreta de Tramuntana, a un kilómetro de distancia.
Tras dejar atrás la cala e internarse entre campos de cereal
y pastos, el paisaje continúa hasta la cala en Cavaller. Sin
llegar a entrar, el camino gira a la izquierda y se interna
en una arboleda continuando entre matorrales y árboles. Se
llega a una nueva cala, en este caso, Morella Nou, y, posteriormente,
al arenal de Morella, comúnmente conocido como cala Tortuga.
Tras bordear la playa y subir por un camino más rocoso, entre
matorral donde se pueden observar siemprevivas la senda da
paso a una pasarela de madera que permite caminar por un arenal.
A la izquierda se encuentra la Bassa de Morella, una laguna
litoral declarada reserva natural en 2003, y que se encuentra
rodeada de tarajes, punto de nidificación para muchas aves
acuáticas. También es destacable su población de tortugas
de agua. De la pasarela se pasa de nuevo a la pista, con vegetación
a los lados y ejemplares de lechetrezna arbórea. Se continúa
y la vegetación va siendo cada vez más escasa, señal de que
se llega al cabo de Faváritx, lugar donde acaba la etapa cuando
el camino confluye con la carretera de acceso al faro.
Etapa 3: Cabo de Favàritx – Arenal d’en Castell.
El Cabo de Faváritx se encuentra coronado por
el faro que destaca entre los diferentes parajes del parque,
donde se pueden encontrar rincones de gran valor ambiental
como el Ses Salines d’Addaia, la playa del Pou d’en Caldes
o la del Arenal d’en Castell. La etapa comienza en el panel
interpretativo, a menos de un kilómetro del faro. Un paisaje
marcado por sus tonos oscuros, principalmente pizarra, son
la base para los 28 metros del faro de Faváritx, construido
entre 1917 y 1922. Tras dejar el faro atrás, el viajero avanza
hasta el Parc natural de s’Albufera des Grau,que cuenta con
parking. Un paso canadiense separa la zona y se puede continuar
por el camino asfaltado hasta girar a la derecha pasando una
barrera menorquina. El camino se torna de tierra y se pueden
observar la alta biodiversidad de la zona con matorral mediterráneo.
Se pasa entonces al lado de la playa Pou d’en Caldes, que
suele ser muy visitada por aficionados al surf. Se continúa
el trazado pasando por una nueva barrera y pasando al lado
de la playa, girando más adelante hacia la derecha para cruzar
una pasarela de madera, plagada de zarzamoras. Una vez pasada
la baliza 50, el matorral mediterráneo pierde protagonismo
en favor de los cultivos de secano. Se pasa por un pequeño
bosque de pino carrasco y se lleva a un tramo compartido con
vehículos a motor, hasta una nueva barrera. Paneles informativos
informan al viajero del valor ambiental de la zona. Un poco
más adelante, se llega a Ses Salines d’Addaia, las últimas
salinas que quedaron en funcionamiento en la isla, hasta 1990.
Aquí se pueden observar los restos que quedan y disfrutar
de la gran cantidad de aves acuáticas que usan este lugar
para su nidificación y reproducción. Continuando por el Camino,
se suceden barreras hasta abandonar el parque y comienzan
las fincas ganaderas a los lados del mismo. Siguiendo recto,
se llega a Addaia, donde la señalética indica al viajero a
través del casco urbano. Un carril bici-peatonal lleva hasta
el cruce con la Me-9, donde hay que extremar precauciones,
y posteriormente se sube por el Carrer ses Savines hasta Coves
Noves. El ascenso finaliza y comienza una bajada hacia Arenal
d’en Castell y su playa. Poco más hay que caminar para llegar
al final de la etapa unos metros más adelante.

Etapa 4: Arenal d’en Castell – Cala Tirant.
Esta etapa transcurre por el norte de la isla,
en el término municipal de Mercadal, desde la playa hasta
la Cala Tirant. A través de acantilados, humedales, bosques
y playas, se llega a la Bahía de Fornells. El panel informativo
que inicia la etapa se encuentra en unos acantilados cerca
de la playa, conectándola con la urbanización Son Parc. Se
trata de una etapa idónea para observar la flora de la zona.
El paisaje, marcado por los vientos de tramontana y la presencia
de multitud de aves marinas, se encuentra teñido de amarillo
por la flora de la zona, como por ejemplo el cuernecillo de
mar o el hinojo marino, además de sabinas rastrera. Dejando
atrás el acantilado, el camino entra en una zona arbolada
de la urbanización Son Parc, descendiendo hasta el humedal
Prat de Son Saura, espacio protegido dentro de la Red Natura
2000. Entonces se llega a la playa Arenal de Son Saura en
la que el viajero se encuentra con bosques de pinos y tarays
entre dunas con carrizo y juncos. Comienza entonces un sendero
que rodea el humedal y se adentra en s’Albufera des Comte,
una zona boscosa de 3,8 km de pista forestal con desniveles
suaves y plagada de pino blanco, madroños y lentiscos, con
alguna que otra encina, jaras y brezos. En esta parte del
trayecto es fácil ver erizos así como totovías, aguilillas
calzadas o cernícalos. Se sale del bosque y el Camino cruza
un arroyo rodeado de arbustos, empezando una pista rodeada
de muros. Al poco de comenzar este tramo, se vislumbre la
basílica paleocristiana de Cap d´es Port Fornerlls, donde
se puede tener una panorámica de la Bahía de Fornells. Finalizando
el tramo de pista, el camino vuelve al arcén de la Me-7, que
conecta Mahón con Fornells. Tras llegar a una rotonda, se
debe tomar la primera salida y continuar aproximadamente un
kilómetro y medio por el arcén, acercándose a la costa. Se
bordea ahora la bahía y se llega a la localidad Ses Salines.
El último kilómetro y medio de la etapa se comparte con un
carril ciclista por el que va el Carrier- E o Camí de Cala
Tirant, en dirección a Playas de Fornells. Tras pasar una
rotonda y girar a la izquierda, se llega a Cala Tirant, lugar
donde finaliza esta etapa.
Etapa 5: Cala Tirant – Binimel·là.
Saliendo de Playas de Fornells, esta etapa transcurre
entre playas y calas, situadas en la zona LIC y ZEPA “Dels
Alocs a Fornells”. En este tramo se alcanza el punto más septentrional
del Camino Natural, muy cercano al yacimiento romano Sanisera.
La etapa comienza en la entrada de Cala Tirant, dejando atrás
la playa para pasar por encima del cabo mediante una pasarela,
y retorna a la playa bordeándola hasta que llega a una pasarela
a la izquierda que pasa sobre el torrente Lluriac Nou. Se
continúa en paralelo al arroyo entre tarajes y lastones, hasta
llegar al final de la cala. Entonces comienza un camino y
luego una pista que pasa por una urbanización y continúa por
pista hasta llegar a un sendero. Ahora el Camino va hacia
el sur, intercalando pista de tierra con senderos. Se recomienda
extremar la precaución en las pistas ya que se comparte tránsito
con vehículos. El litoral se muestra de nuevo frente a los
viajeros, con pastos, lastones y matorrales hasta llegar a
Sa Talasieta. A partir de aquí, va en paralelo a la costa
y se acerca a los acantilados, con lo que hay que tener precaución.
Transcurre entre pastos, lastones, matorral, y arbustos endémicos
como socarrels, y algún pino. El Camino pasa por algunas calas
y cabos pero sin llegar a entrar, de esta forma pasa por 'Punta
de sa Talaieta', 'macar Petit, Punta Negra, macar Gran, macar
de Binidonaire, sa Mitjana, punta d´en Patet y la playa d´en
Patet. Después, vuelve al interior por un camino que lleva
a una finca privada para luego abandonarlo y coger un sendero.
Se continúa el sendero rodea la finca y llega al campamento
romano de Sanicera. Un panel informa al viajero sobre la historia
de este enclave, un campamento construido durante las guerras
sertorianas para dar cobijo a los soldados. Un sendero lleva
al caminante, o al ciclista, hasta Sanisera, donde puede ver
una serie de infraestructuras eclesiásticas de los siglos
V y VI. Además, en esta zona también se encuentra la torre
de Sanitja, torre de defensa del siglo XVIII construida por
los ingleses que hacía las veces de defensa de la isla, además
del faro de Cavallería, que marca el punto más septentrional
de la isla. Es en el faro donde se retoma el camino hacia
el oeste, algo más de un kilómetro hasta llegar al aparcamiento
de la playa del mismo nombre. Después se toma un camino que
lleva al cabo de Punta Roja, donde al bajar hacia la playa
del mismo nombre hay un área de descanso. El color de la arena,
que da nombre a la playa, contrasta con la arena de la playa
colindante. Se sigue por una pasarela y se llega a un búnker
de la Guerra Civil. Se abandona la playa entrando en otra,
la playa de Ferragut, en la que el camino va ascendiendo poco
a poco, discurriendo las paredes de la playa, con un terreno
irregular que exige tener precaución. Justo antes de llegar
a la barrera, se puede observar una panorámica de las playas
y los cabos que se acaban de atravesar. Continúa el Camino
por el acantilado, entre rocas, donde la vegetación autóctona
cobra protagonismo: la manzanilla de Menorca. Tras pasar unas
casas el camino comienza su descenso hacia cala Mica, pero
se abandona la cala al pasar junto a otro búnker. Sigue el
camino bordeando el litoral hasta llegar a un giro junto a
una barrera. Se rodea una colina y conecta con una pista que
da acceso a unas casas rurales. Bajando por un sendero a continuación,
se llega de nuevo a la costa, pasando por una pequeña cala
y llegando al final de la etapa, la playa de Binimel.la.
Etapa 6: Binimel·là – Els Alocs.
Es una etapa corta, pero algo más complicada
que las anteriores, pues recorre una zona más agreste, pero
atraviesa algunas de las calas consideradas más bellas de
la isla, como Cala Pregonda, Cala Barril y Cala en Calderer.
La etapa comienza en el panel interpretativo de Caminos Naturales
en el borde de la playa. Empieza atravesando un arenal y unas
dunas con un ecosistema muy variado, saliendo de la playa
por una de sus barreras. Se accede entonces a otra pequeña
cala, donde se puede observar el estanque de Calasmorts. Comienza
entonces una subida que ofrece vistas únicas de la zona, llegando
a Pregonda, donde poder disfrutar de las aguas azul turquesa
típicas de la isla. Tras dejas la cala, el Camino se aleja
de la costa para luego retomarla en Cala Barril y una posterior
subida exigente que llega a uno de los lugares con mejores
vistas del Camino. Se vuelve a pasar una barrera y comienza
un tramo de subidas y bajadas donde se puede encontrar el
viajero con una de las especies endémicas de la isla, el asno
balear. Continúa el ascenso hasta la Punta Cala Calderer y
su playa, llegando hasta la propia arena de la playa, uno
de los lugares idílicos de este Camino. Se vuelve a cruzar
una barrera, esta vez junto a unas antiguas casas de pescadores,
y comienza un nuevo ascenso alejándose de la costa. Se llega
entonces a una construcción de planta circular de piedra,
denominada barraca y que hacía las veces de refugio para los
ganaderos. Con un cartel informativo sobre los kilómetros
que faltan para terminar la etapa, concretamente 2,1, el Camino
comienza su descenso hasta llegar a una nueva barrera y una
baliza que indican el final del tramo en la playa Els Alocs.
Esta playa es considerada una de las que más encanto y tranquilidad
ofrecen al viajero, debido a su difícil acceso. En esta playa,
que se denomina de esta forma por los sauzgatillos que contienen,
finaliza la etapa.

El sauzgatillo es un arbusto autóctono muy rústico
con una bella floración blanca o morada y utilizado tanto
para condimento como para medicina femenina por sus fitoestrógenos.
Etapa 7: Els Alocs – Cala de Algaiarens.
Esta etapa recorre 9 km pasando por algunos
de los sitios más significativos de la Reserva Marina de la
Costa Norte de Menorca, como Cala del Pilar. La ruta va en
dirección oeste atravesando bosques de acebuches, lentiscos
y pinos de Muntaya Mala, hasta que llega a la zona de Vall
d’Algaiarens. Tras pasar por campos del cultivo acaba en el
aparcamiento de la cala d’Algaiarens. Su comienzo, en la pequeña
cala Els Alocs, que pertenece a la Reserva Marina de la Costa
Norte, sigue a través de un sendero dirección oeste hasta
que se llega a unos escalones que suben pegados al borde del
acantilado. Con un paisaje oscuro y lleno de piedras (esta
playa cuenta con rocas basálticas), el viajero puede disfrutar
de unas maravillosas vistas del Mar Mediterráneo y de la flora
autóctona, como el labiérnago menorquín. Conforme se avanza,
se aprecia un cambio en el paisaje, llegando a Cala del Pilar.
Se comienza una pequeña subida donde el paisaje se torna rojo
y la flora se ha adaptado de forma excelente a su salinidad.
En este punto es posible ver, además de una zona de descanso,
algunas plantas endémicas de la isla, como son la hierba de
Cotó, socarrells o las encinas centenarias de la finca de
Alfurí de Dalt. Sigue el Camino a través de un sendero sobre
el monte entre Cala del Pilar y la playa del Marcar d’Alfurinet,
a la cual da acceso el propio camino, a través de unos escalones,
pasando por un acceso a una antigua mina de cobre. En este
punto, el Camino continúa bordeando la Muntaya Mala por la
izquierda hacia el interior, cambiando totalmente el paisaje.
Durante el trayecto se intercalan acebuches, pinos carracos,
encinas, lentiscos, labiérnagos y brezos con campos de cultivo.
Es un punto a tener en cuenta para el avistamiento de ruiseñores,
lagartijas baleares y erizos baleares, además de cabras menorquinas.
Atravesando esta zona se llega al Vall de Algaiarens, donde
vuelve a cambiar el paisaje a un entorno agrícola, para internase
en un pinar, lugar donde se encuentra el desvío a la playa
De Tancant. Desde aquí, hasta el aparcamiento de la cala,
se bordea el encinar y el pinar durante 600 metros y se pone
fin a la etapa.
Etapa 8: Cala de Algaiarens – Cala Morell.
En el pinar comienza esta corta etapa que comienza
tomando altura y se acerca a los acantilados de Curniola.
El cambio de vegetación es notable en este trayecto, ya que
se pasa de la tramontana a la conocida como Menorca seca.
Se sale del aparcamiento de la playa, con cuidado con el tráfico,
porque es una zona muy transitada, y se sigue por una pista
de arena entrando en un pinar. A unos 800 metros, se abandona
la pista a la izquierda para entrar en la cala Fontanells,
una de las calas menos naturales de la isla. Se deja la cala
atrás avanzando entre las construcciones que hay en la misma
y las rocas del acantilado, ascendiendo entre vegetación.
Se realiza una curva a la izquierda, lugar donde se pueden
disfrutar de unas buenas vistas de punta de Curniola y de
las pequeñas playas de piedra Curniola y Biniatram. Mientras
se bordea Biniatram, el viajero se topa con un muro de piedra
de una finca, y una pista que sale a la derecha, y que no
hay que seguir. El Camino continúa hacia el norte hasta una
barrera. Tras pasar por ella, se continúa entrando poco a
poco en un pinar, y avanzando hasta encontrarse con el aljibe
de Curniola. Tras rodearlo, se va dejando atrás el pinar y
da paso al matorral típico de la zona, pudiendo ver a lo lejos
las primeras casas de Cala Morell. Se accede a la localidad
a través de una barrera y continúa por la calle Vía Láctea,
hasta llegar a un desvío que indica cómo llegar a un poblado
nabiforme, en Cala Morell. Extremando la seguridad, ya que
hay tráfico rodado, se continúa hasta llegar a una rotonda
en la que se debe coger la salida de la derecha, bajando por
la calle Lira y llegan a la necrópolis de Cala Morell, que
data de la época pretalayótica. Siguiente unos 150 metros
por la calla se llega a una berra antes de salir de la urbanización,
éste es el punto final de la etapa.

Cala Morell dispone hasta de plataformas para
poder tomar el sol tranquilamente entre rocas de distintos
extractos y un Mediterráneo con un fondo marino muy rico.
Etapa 9: Cala Morell – Punta Nati.
Desde Cala Morell sale esta etapa de 7 km, que
discurre entre fincas agropecuarias, llamadas tancas. Al final
de la etapa se encuentra el Faro de Punta Nati. La etapa comienza
en el panel informativo de la calle Lira, junto a la señal
del LIC y ZEPA de Costa Nord de Ciudadela. Se va en paralelo
al muro hasta el borde del acantilado y se continúa hasta
que el Camino obliga a un giro a la izquierda, junto a un
muro de piedra. El Camino se aleja de la costa y pasa junto
al Club de Aeromodelismo de Ciudadela. Se van pasando barreras,
que se deben dejar cerradas, encontrándose el viajero muestras
de sabina negral con otros tipos de vegetación. El Camino
vuelve hacia la costa, con el consiguiente cambio de flora,
y llega a los acantilados de Punta de Son Escudero, Punta
des Llosar y Puntas Cala es Mors, donde se ubica una cruz
en memoria del barco General Chanzy, que naufragó en 1910
en estas aguas con 157 pasajeros y en el que sólo hubo un
superviviente. Al pasar una barrera se llega al tramo final
que lleva a otro panel interpretativo, al lado de un aparcamiento
y una pista que lleva al faro de Punta Nati.
Etapa 10: Punta Nati - Ciudadela.
Desde Punta Nati, el Camino va hasta la localidad
de Ciudadela en esta etapa, que discurre por los acantilados
de la Menorca Seca, dentro la que se encuentra la LIC y ZEPA
Corta Nord de Ciutadella, todos ellos incluidos en la Red
Natura 2000. También discurre por las calles de la ciudad
y acaba en su antiguo puerto, coronado por murallas la catedral
o el ayuntamiento. La etapa comienza en la carretera de acceso
al faro, junto a una barrera menorquina. El paisaje rocoso
de los acantilados será la nota predominante durante la primera
parte del trayecto, dejando el mar a mano derecha y acompañados
de ovejas en los pastos. En cuanto a la flora, además de gramíneas,
durante esta parte hay hinojo marino, ajenjo marino, almajo
salado o alacranera, limonios y alcaparras. Además de la abundante
flora, en la etapa estarán presentes en todo momento los muros
de piedra y las barracas menorquinas. Al otro lado, una serie
de fincas agropecuarias, llamadas llocs. Tras los dos primeros
kilómetros, se pasa una de estas barracas y comienza un descenso
hacia un barranco, donde el viajero se encuentra con un antiguo
corral ganadero, un pozo y abrevaderos, todos ellos cavados
en piedra. Conforme se avanza se van viendo más muestras de
éstas barracas. Se va subiendo hasta llegar a Sa Falconera,
un mirador con vistas al Mediterráneo. Se abandona el mirador
descendiendo con cuidado y rodeando roquedos donde se pueden
ver antiguas instalaciones militares y el edificio del telégrafo
óptico de Es Samáfor. Se continúa por una carretera asfaltada,
donde se encuentra la EDAR Ciutadella Nord, dejando a mano
derecha tras 300 metros, y continuando por un sendero que
se acerca a la costa y a la cala Cigonya, y a las vistas del
arco natural Puente de Gil. Avanzando se llega a una urbanización,
donde un cartel indica el camino a seguir, pero la ruta está
señalizada. Se atraviesa la Cala en Blanes y se llega a una
rotonda que hay que coger la salida hacia la Avenida de los
Delfines, continuando por ella, cuidado porque cambia de nombre
la calle a avenida de Simón de Olivar, continuando por ella
hasta el acceso a la playa. Ante de entrar en la misma, hay
un desvío a la Torre del Ram, un enterramiento subterráneo
de la Edad de Bronce. Tras rodear la cala, se sale por el
oeste y se llega a unas escaleras que llevan al Camino de
Sa Farola, un paseo marítimo sobre el acantilado que tiene
carril bici y carril peatonal, que acaba en el faro de Ciudadela
o Sa Farola, donde se puede ver una panorámica de la ciudad
con su castillo de San Nicolás. Continúa el Camino Natural
pasando al lado de la capilla de la Asunción de Sa Farola
y tras rodear una cala, entra en un pinar, que da directamente
a la Cala en Busquets. A unos metros se llega al aparcamiento
del puerto donde concluye esta etapa.
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Durante la dominación británica
de la isla, se construyeron 11 torres defensivas.

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Etapa 11: Ciudadela - Cap d'Artrutx.
Etapa de 13 kilómetros que une Ciudadela con
Cap d’Artrutx, pasando por la playa de Sa Caleta d’en Gorries,
la de Santadria y la Cala Blanca. Comienza la etapa en el
panel informativo de Caminos Naturales, en el aparcamiento
de Menorca Blava. El Camino transcurre por la antigua capital
de la isla, recorriendo los entresijos de la ciudad hasta
llegar a la Plaza des Born, donde un obelisco de 22 metros
da la bienvenida, y donde se encuentra el ayuntamiento. Desde
aquí se puede visitar la catedral de Santa María de Menorca,
construida en época de Alfonso III. Siguiendo por el Camino,
ya sea andando o a través del carril bici, se abandona la
ciudad a través del Puerto Exterior, lugar desde donde parten
los ferris a la península y otros destinos. Se continúa hacia
la derecha, pasando por unas viviendas y dejando finalmente
el casco urbano pasando por la torre Santadria y un antiguo
búnker, y llegando a la playa de Sa Caleta. Una subida lleva
ahora al viajero hasta un nuevo tramo urbano, donde tras callejear
un rato se llega a unas escaleras que llegan a la Cala Santadria.
Durante este trayecto se puede disfrutar de las tradicionales
aguar azul turquesa de las islas, color propiciado por las
praderas submarinas de posidonia. A continuación, se vuelve
a subir y, dejando atrás el asfalto y cogiendo un camino de
tierra, se continúa hasta llegar a una zona conocida como
Es Clot de Sa Cera. De vuelta al Camino Natural, se llega
a la ciudad de Cala Blanca por la que hay que callejear, llegando
a la Cala Blanca, donde se encuentra el yacimiento arqueológico
Naviforme de Cala Blanca. Se deja atrás el yacimiento y sigue
el Camino por un tramo urbano hasta llegar la mirador Cap
de Sa Pared donde se puede disfrutar de sus panorámicas. El
Camino prosigue por tierra dejando atrás el entorno urbanita
y retomando las barreras. Un cartel informa al viajero de
que está entrando en la Finca Pública Son Olivaret, un lugar
de especiales valores ambientales a proteger. Aquí se encuentra
el final de la etapa, junto a los restos de un búnker de la
Guerra Civil, dejando atrás el LIC de Cap Negre.
Etapa 12: Cap d’Artrutx – Cala en Turqueta.
En esta etapa el Camino Natural deja la costa
occidental para adentrarse en la zona sur de la isla. Va desde
el Cap d’Artrutx, bordeando la costa, hasta la Cala en Turqueta.
En total son 13 kilómetros a través de un sendero que bordea
el Mar Mediterráneo. En su punto de inicio, en la urbanización
Cap d’Artrutx, se recorre durante el último kilómetro de costa
occidental, la isla. A partir de entonces se torna hacia el
este entrando en la zona sur de la isla. El Camino discurre
por el paseo marítimo y la urbanización Son Bosch, donde se
accede a la cala bajo el mismo nombre. A continuación, se
pasa por la playa de Son Xoriguer, a través de un sendero
que va sobre un acantilado. En este punto es posible ver otro
de los múltiples búnkeres de la Guerra Civil que se encuentran
en la isla. A unos 4 kilómetros, y tras cruzar la playa, el
Camino abandona la zona residencial y se introduce a través
de un sendero en un espacio de la Red Natura 2000, por lo
que se recomienda no salirse del trazado. Se continúa por
el sendero sobre los acantilados, pasando por diversas calas
y cuevas. En este punto, y debido a la escasa altitud del
trazado, se pueden vislumbrar los fondos marinos, pudiendo
ver en ellos ejemplares de lapas, erizos, anémonas, cangrejos
y bancos de peces o formaciones de algas, como la ya mencionada
posidonia. Sin embargo, en cuanto a la vegetación en la superficie,
además de los socarrels y el hinojo marino, hay pequeñas formaciones
de ladiernos menorquines, lentiscos y sabinas rastreras. Conforme
el Camino se acerca a las playas de Son Saura del Sur, la
vegetación va cambiando. Está dividido en dos playas, la de
Banyul y la de Bellavista, que están separadas por una pequeña
formación rocosa. Ambas playas se encuentran inmersas en un
pinar en el que también hay encinas y sabinas. En total, juntando
ambas playas, se trata de un arenal de más de un kilómetro.
Por Bellavista, el Camino transcurre sobre una pasarela de
madera, para preservar el hábitat, como por ejemplo el cardo
marino o el borrón, y al final de la playa, en la desembocadura
del Canal de Ses Abelles, un pequeño humedal con variedad
de aves acuáticas. La etapa continúa durante aproximadamente
un kilómetro entre pinos y matorral por un sendero rocoso,
que bordea la Punta del Gobernador. La ruta desemboca en la
Cala des Talaier que cuenta con una zona de descanso perfecta
para coger fuerzas y afrontar los últimos 2,2 kilómetros de
la etapa, hasta Cala en Turqueta. Aquí es donde el viajero
se encuentra el mayor desnivel del recorrido, entre un sendero
con un firme pedregoso y la subida a un acantilado en el que
el matorral bajo se intercala con pinos y acebuches. El desnivel
ahora entre la cala y la torre vigía Atalaya de Artrutx, llega
hasta los 40 metros. Durante esta última parte se desciende
hacia la cala, rodeándola y accediendo al aparcamiento donde
finaliza la etapa, justo en un área de descanso.

Sobrasada y quesos de Mahón visten las vitrinas
de los negocios gastronómicos.
Etapa 13: Cala en Turqueta – Cala Galdana.
A través del sur de la isla y entre calas se
realizan estos 6 kilómetros y medio que tiene la etapa entre
Cala en Turqueta y Cala Galdana. Sobre una superficie calcárea
y rodeada de barrancos transcurre la etapa que comienza en
la zona de descanso situada junto al aparcamiento de la cala
y se adentra por un sendero. El Camino sube hasta salir del
barranco entre encinas y pinos blancos, para luego girar a
la izquierda, alejándose de la costa. En esta zona la vegetación
torna a socarrells, romero, jara, tomillo, y brezo. En cuanto
a su fauna, roedores, reptiles y aves marinas cómo el águila
pescadora, se entremezclan con algún que otro aladierno menorquín,
encinas y pinos, creando un ecosistema particular. Tras avanzar
durante un kilómetro y medio. La ruta va hacia el sur con
un descenso en el que sale el desvío hacia Cala Macarelleta.
Conforme se baja entre las paredes del barranco el clima se
vuelve más fresco y la flora cambia, con ejemplares de higueras.
Una vez abajo, el Camino gira dirección noroeste, comenzando
una subida para superar el barranco, y a pocos metros para
por un cañón entre paredes de roca. El sendero continúa por
el desfiladero, y llega a una pista forestal que lleva hasta
la cala. Tras una bajada exigente, el Camino prosigue cruzando
la cala y comienza una nueva subida hasta el barranco de Santa
Ana, donde se encuentra la playa. En este punto hay que extremar
la precauciones, ya que el terreno es bastante irregular,
con raíces y con una pendiente que puede llegar al 20% en
algunos momentos. Esta playa es una de las más visitadas de
la isla, por lo que es más accesible, y cuenta con escaleras.
Una vez se llega arriba, al viajero le esperan dos kilómetros
de sendero que desciende poco a poco hasta llegar a la Cala
Galdana. Es un tramo concurrido que pasa por una zona boscosa
de pinos, encinas y acebuches, en el que hay que mirar al
suelo para no tropezarse. Se llega entonces al mirador, conforme
el viajero llega al final de la etapa, para luego bajar hacia
la urbanización y continuar hasta cruzar un puente en dirección
al peso marítimo. Tras recorrer unos metros, gira a la izquierda,
para subir hasta la parte alta de la urbanización y finalmente
una subida por escaleras que llevan al viajero a la Avenida
de Sa Punta. A unos 300 metros, el Camino Natural gira a la
izquierda y finaliza la etapa.
Etapa 14: Cala Galdana – Sant Tomàs.
Esta etapa atraviesa un denso bosque de pinos
carrascos, entre otras especies, y cruza por algunos de los
barrancos más importantes de la isla, como Trebalúger, Sa
Cova, Sa Torre o Binigaus, que destaca por sus famosas cuevas,
como la Cueva des Coloms. La Cala Galdana es el inicio de
la etapa, concretamente en el Morro de Levant, uno de los
cabos que la flanquean. Tras pasar una barrera, el Camino
va entre un bosque de pino carrasco y encinas junto a otras
especies mediterráneas como labiérnagos, aladiernos o madroños,
además de lentiscos, ruscos, mirtos, romero, hiedra, zarzaparrilla
y madreselva. No hay que olvidar que la zona está incluida
en LIC y ZEPA de Binigaus a cala Mitjana. El recorrido va
entre antiguas infraestructuras como hornos de cal, canteras
y refugios de pastores hasta llegar a una bajada pronunciada
que acerca al viajero a las aguas azul turquesa de la cala
Mitjana. Tras medio kilómetro caminando, se llega al acceso
a la playa donde hay una zona de descanso con paneles informativos.
El Camino vuelve al bosque sin entrar en la cala y empieza
una subida donde se pueden volver a ver hornos. Ahora el Camino
transita entre muros de piedra que delimitan fincas. Un nuevo
descenso lleva al barranco de Trebalúger, donde el paisaje
torna a campos de cereal y forraje con un arroyo que hay que
cruzar. Tras pasarlo, se vuelve al bosque que lleva hasta
el barranco de Sa Cova. Desde este punto comienza una subida
exigente que pasa por un bosque y alguna pista que lleva a
fincas privadas. Tras pasar por el barranco Sa Torre, empieza
una bajada en dirección al barranco de Binigaus, donde se
vuelve a la costa. Desde este punto, sale una ruta que no
pertenece al Camino que lleva al viajero a descubrir las cuevas
naturales de la cala, de origen kárstico, y que en su día
fueron habitadas por los pobladores primigenios de la isla.
Entre ellas, la conocida como “La Catedral”, declarada Bien
de Interés Cultural en 1966, era un lugar de enterramiento
de la etapa posttalayótica (550-123 a. C.). Además también
se puede visitar en esta etapa el poblabo talayótico de San
Agustí o el talayot de Binigaus. Para finalizar esta etapa
se accede a la playa de Binigaus y se continúa por el sendero
hasta llegar a la playa de Binicodrell. Desde aquí se lleva
al peso marítimo de la urbanización Playa de San Tomás, donde
concluye la etapa junto al puesto de salvamento marítimo.
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Un talayot es una construcción turriforme prehistórica
de las islas Gimnesias (Menorca y Mallorca). Al ser el monumento
prehistórico más abundante en las dos islas, dio nombre a
una de las etapas más estudiadas de la prehistoria balear:
la cultura talayótica. El primer autor que se ocupó de estas
estructuras fue Juan Ramis, en 1818, en su obra Antigüedades
célticas de la isla de Menorca, que es el primer libro en
castellano íntegramente dedicado a la prehistoria.
Etapa 15: Sant Tomàs – Son Bou.
Esta etapa transcurre por el sur de la isla
y permite al viajero pasear y disfrutar de las zonas de playa
de Santo Tomás y Son Bou. Además tiene tesoros escondidos
como el Prat de Son Bou, que está dentro del LIC Son Bou i
barranc de sa Vall, y la playa de Talis. Con escasos 6,5 kilómetros,
esta etapa empieza en el extremo oeste de la playa de santo
Tomás, junto a un panel interpretativo. Desde este momento
se puede disfrutar del paisaje de dunas que se presenta ante
los ojos del viajero. El Camino zigzaguea hasta abandonar
la zona residencial, acercándose a la playa, en este punto
se encuentran algunos escalones en roca que hay que sortear.
Tras pasar por una barrera, se deja atrás una zona de pino
carrasco adaptados al entorno, y a continuación, una zona
de cultivos tradicionales de secano con vegetación natural.
Continuando el trayecto se llega a la playa de Talis, que
cuenta con una gran variedad de hábitats costeros y una gran
biodiversidad. Volviendo al Camino, se aleja de la costa por
el humedal del Prat de Son Bou. Tras pasar por otra barrera,
se cruza la zona húmeda por un paso acondicionado y se gira
a la derecha siguiendo las señales. El Camino va cambiando
de firme y ensancha su trazado conforme se acerca a Son Bou,
el final de la etapa, donde un panel informativo recibe al
viajero con indicaciones para atravesar el tramo urbano y
poner fin a la etapa tras superar el paseo marítimo.
Etapa 16: Son Bou – Cala en Porter.
Durante esta etapa el viajero se encuentra dos
tramos perfectamente diferenciados, uno que discurre por un
paisaje rústico, con calas salvajes, acantilados y diversos
bosquetes; y otro entre fincas agropecuarias, establecimientos
de turismos rural y huertas, finalizando en la Cala en Porter.
Además, durante el trayecto se puede visitar el poblado talayótico
más importante de Menorca, Torre d’en Galmés. El principio
de la etapa sale del aparcamiento en San Bou. Tras avanzar
unos metros por la carretera, se cruza un parque y se continúa
por las calles de la urbanización hasta que comienza un sendero
que se ha de seguir adentrándose en un bosque de pinos carrascos,
encinas, acebuches y lentiscos. Comienza entonces una subida
que alterna tramos de tierra con tramos rocosos, rodeando
uno de los acantilados más altos del sur de la isla, las Peñas
de Alayor. Una subida de unos 300 metros desemboca en el barranco
de Llucalari, y después a una bajada por la ladera hasta llegar
a la cala homónima. Se abandona la zona remontando por la
ladera de otro de los barrancos que dan a la playa. El entorno
vuelve a ser un bosque mixto sobre un sendero durante un kilómetro
de subida, y el paisaje torna a pastizales, conforme se abandonan
los límites de la zona LIC/ZEPA. El Camino continúa pegado
a muros de piedra durante un kilómetro, cruzando alguna que
otra barrera. Luego gira hacia la derecha y se encuentra con
una carretera asfaltada que lleva a Alayor. Se continúa brevemente
por ella, con cuidado del tráfico, y se abandona por un sendero
que aparece a mano derecha y que lleva a una pasarela sobre
el barranco Torre Vella y continúa por una pista.
La pista en dirección noroeste lleva hasta
Torre d’en Galmés, un yacimiento talayótico que cuenta con
un centro de interpretación y un museo. Antes de llegar a
la torre se pueden visitar otros dos yacimientos, como son
el sepulcro megalítico de Ses Roques Llises, y el monumento
megalítico de Na Camerma de sa Garita. De nuevo en el Camino,
se sigue por la pista que lleva a Latorre hacia el suroeste
entre muros de piedra, pasando por un tradicional aljibe,
y un poco más adelante se traspasa una barrera. Se llega entonces
a una explanada de cereal y el Camino continúa hasta volver
a estar franqueado por muros de piedra y acebuches, llegando
hasta el barranco Cala en Porter, siendo la entrada a la zona
LIC y ZEPA Des Canutells a Llucalari, incluida en la Red Natura
2000. Cuando el Camino llega a la intersección con el valle
del barranco, el paisaje torna a huertas y árboles frutales,
destacando los nísperos, entre carrizos, espadañas y juncos.
Empieza ahora un tramo asfaltado que rodea unas casas y cruza
el barranco en dirección al curso del agua. Justo antes de
cruzar, se pueden observar dos ejemplares de pacaneros, originarios
de México, junto a otros dos situados al borde del río, siendo
los úlnicos ejemplares de la isla y denominados como los pacaners
de s'Hort Squella. De nuevo se cruza una barrera y se vuelve
al camino de tierra que transcurre durante aproximadamente
medio kilómetro entre cultivos, un bosque y el barranco.

Alayor cuenta en sus principales actividades
con industria, calzado y sus famosos quesos.
Debido a la fuerte pendiente hay instaladas
unas escaleras. Cuando se llega arriba, unas vistas de la
zona ofrecen al viajero una estampa del barranco, con los
campos de cultivo, las cuevas y una amplia colonia de alimoches.
Avanzando un poco comienza el descenso hacia el barranco,
extremando precauciones puesto que hay momentos en lo que
el terreno es solamente roca, aunque se han instalado vallas
para proteger al viajero. Una vez se alcanza el final del
descenso, se llega a una pista junto a una explotación agraria.
Desde aquí se debe continuar un kilómetro, pasando por un
lentisco de grandes dimensiones. La pista desemboca en las
afueras de la urbanización de Cala en Porter, al lado del
aparcamiento de la playa, donde finaliza la etapa.
Etapa 17: Cala en Porter – Binissafúller.
Esta etapa del Camí de Cavalls se caracteriza
por sus dos entornos perfectamente diferenciados: los barrancos
de la parte occidental y las playas de la parte oriental.
Saliendo de Cala en Porter, el Camino avanza por un bosque
hasta llegar a Cala des Canutells. A partir de aquí, se empieza
a descender poco a poco conforme se pasa por barrancos como
Binidalí y Biniparratx. El panel indicativo del comienzo de
la etapa se encuentra en el interior de Cala en Porter, entre
acantilados. Las cala, que pertenece a la Red Natura 2000,
cuenta con una gran biodiversidad entre las que se puede destacar
las zarzas, carrizos, laureles, y acebuches, además de aves
como las currucas, ruiseñores o garzas, junto a ranas y culebras.
Desde el panel comienza una subida que sale del barranco y
se adentra en una urbanización, situada en sobre el acantilado
izquierdo, y que se debe rodear por su paseo marítimo, donde
disfrutar de una bella postal de la zona. Un poco más adelante,
el recorrido gira por la Travessia de L’Avinguda Central y
continúa hasta la zona deportiva. El sendero entonces toma
dirección norte, en el Carrer Art, hasta llegas a una barrera,
que indica el final de la zona de barrancos. Desde aquí, la
etapa comienza su trazado sobre un sendero señalizado entre
barreras y muros de piedra, que separan un bosque de encinas,
pinos y acebuches, de las parcelas agrícolas de cereales y
pastos. Al principio del tramo se atraviesa el barranco de
Son Domingo y llega hasta la playa de Cales Coves. Se trata
de una bajada sencilla salvo en ciertos puntos donde hay que
tener cuidado con las raíces y las rocas. Al final, el ambiente
se torna húmedo y el trazado continúa hacia la pared del barranco,
donde proliferan cuevas y un bosque de acebuches y laureles.
Es el lugar perfecto para poder ver la pampalonia, endémica
de Mallorca y Menorca y en peligro de extinción. También es
un lugar perfecto para el avistamiento de milanos, gavilanes
o cernícalos, además de alimoches, murciélagos, lirones, erizos,
salamanquesas y musarañas. El Camino asciende y el ambiente
se torna más cálido y seco, llegando a un tramo agroforestal
que va en dirección este, recorriendo fincas agrícolas y áreas
de bosque delimitadas por muros y barreras menorquinas. A
unos 4 kilómetros, gira hacia el sur y comienza un descenso
entrando en el barranco Es Canutells, con su playa homónima.
Aquí se encuentra una de las escasas poblaciones de olmos
de la isla. El sendero sale del barranco y llega a la cima
donde se encuentra la urbanización del mismo nombre, además
de la zona de descanso bajo unos pinos en el mirador de la
cala. Una vez pasada esta área, la etapa transcurre por la
urbanización girando hacia el este. Continuando por la avenida,
el Camino cambia a un firme de adoquines y luego transcurre
por el arcén de una carretera que da acceso a la población,
compartiendo trazado con el tráfico durante al menos de dos
kilómetros. Posteriormente la etapa abandona la carretera
para internarse entre parcelas agrícolas hasta llegar a un
camino de tierra. Se llega entonces a la torre de S’Argossam,
cruzando la carretera y siguiendo por el recorrido hacia el
este para cruzar el barranco de Biniparratx, tras el cual
sale un sendero pedregoso que desciende hasta llegar al final
de la etapa en la avenida Playa Binisafúller, frente al aparcamiento.
Etapa 18: Binissafúller – Punta Prima.
Se trata de una etapa de unos 8 km por una zona
urbanizada pasando por rincones idílicos como las calas de
Binibeca y Binissafuller, la playa de Punta Prima, la torre
de Punta Prima, el poblado de Binibeca Viejo y las luces del
Faro de lsla del Aire, que utiliza un sistema fotovoltaico
para abastecerse de electricidad. Esta etapa empieza en una
tanca, típica finca agropecuaria menorquina, junto a un panel
interpretativo. Se sale de la finca atravesando una barrera
y girando a la izquierda dirección Binisafua, compartiendo
tramo con cicloturistas. Tras girar a la derecha se llega
hasta la playa de Binissafúller, una pequeña cala con aguas
color turquesa. Dejando atrás la cala, una subida espera al
viajero que lleva por el Paseo de la Mar hasta el puerto de
la población. Sus casetas de pescadores reciben a los visitantes
con sus típicos colores blanco y azul turquesa, uniendo sus
fachadas por frases en latín. El Camino continúa esta vez
torciendo a la derecha para bajar hasta el poblado de pescadores
Binibeca Viejo, con sus casas blancas y sus calles estrechas
donde perderse. Tras superar una barrera metálica se gira
a la derecha por el Paseo Marítimo de Binibeca Viejo, para
dar al aparcamiento cercano a la cala de Binibeca. El recorrido
continúa por Binibeca Nueva atravesándola por el Carrer de
s’Anfos Blau, yendo en parelalo al carril bici, hasta llegar
a una rotonda donde se debe girar a la derecha. Sigue el trazado,
ya sin el carril bici, por lo que el ciclista deberá extremar
precauciones ya que compartirá trazado con vehículos a motor.
Un poco más adelante, se llega al final de la etapa, indicado
con un panel informativo de Caminos Naturales.

Binibeca Vell, un poblado de pescadores con
encanto.
Etapa 19: Punta Prima – Cala Sant Esteve.
El penúltimo tramo de 19 kilómetros enlaza Punta
Prima con la cala de San Esteve, pasando por la Cala de Alcaufar,
uno de los lugares con mayor belleza de la isla. Durante el
trayecto se pueden ver las torres de Alcaufar y el Fuerte
Marlborough, antiguas construcciones militares. Comienza en
una barrera menorquina junto a un panel interpretativo de
Caminos Naturales. Con vistas al faro de la Isla del Aire,
se puede disfrutar las vistas de la isla y de su colonia de
aves. Continuando entre vegetación, se llega a la Torre de
Alcaufar, construida en 1787 y que hacía las veces de defensa
de la isla. La torre, de tres plantas al igual que la Torre
de Punta Prima, es de estilo martello. Aunque en la actualidad
tienen una entrada en la planta baja, en su época se accedía
a ellas a través de escaleras retráctiles. Continúa el Camino
en dirección a Alcaufar, una de las localidades más icónicas
de la isla. Tras pasar por ella el trayecto se aleja de la
costa y comienzo un tramo compartido de unos 500 metros que
empieza a coger altura. Tras cruzar la Me-8 se continúa por
el denominado Camí de Rafalet por un tramo urbano que va desapareciendo
para acabar en zona de monte. Continúa la senda entonces entre
muros de mampostería llamados tanques y barreras menorquinas.
Empieza entonces un ligero descenso que termina en un panel
interpretativo donde se indica el final de la etapa y el comienzo
de la última etapa del Camí de Cavalls.
Etapa 20: Cala Sant Esteve – Mahón.
El Camino Natural Camí de Cavalls llega a su
fin en esta etapa que une la Cala Sant Esteve con la ciudad
de Mahón, cerrando así el círculo a la isla. El tramo remonta
un pequeño desnivel y sigue hasta el puerto de la ciudad,
pasando por el Castillo de San Felipe, antes de llegar a la
capital de la isla, donde la cruza para llegar a su puerto.
Esta última etapa comienza muy próxima a la entrada del Fort
Marlborough y avanza hacia una cala rodeada de acebuches y
lentiscos. En este punto empieza también el Camino Romá sa
Cala, que da acceso a la cala y que la conecta con Sant Esteve.
El Camino entonces comienza un tramo paralelo a la carretera
asfaltada, por lo que hay que tener cuidado con el tráfico.
Tras recorrer unos 500 metros se llega al desvío del castillo
y gira a la izquierda para ir en dirección a Villacarlos.
Desde aquí se puede disfrutar de una panorámica en la que
sobresalen el castillo, el puerto de Mahón, la Península de
la Mola y su fortaleza y la isla del Lazareto. A unos 300
metros por el arcén de la carretera, se pasa por delante del
cementerio Villacarlos, girando a la derecha para cruzar la
carretera y comenzar un tramo urbano. El viajero discurre
entonces junto al Parque es Colt de ses Ànimes y llega hasta
Villacarlos. Una vez llegados a esta localidad, se pasa junto
a un molino de cereal, sede actual de la Oficina de Turismo,
y al otro lado por la iglesia. La proximidad de la localidad
con la capital es palpable, siendo continuación una de la
otra. El Camino hace un descenso que lleva al puerto, atravesando
el desnivel que supone Cala Figuera. Una vez en Mahón, se
recorren sus calles, donde se puede observar el legado histórico
de la capital. Los edificios, con una clara estética de arquitectura
georginana, adoptada por los británicos entre el siglo XVIII
y el XIX, parecen todos cortados por el mismo patrón. Continuando
el Camino, se llega a la Plaza del Príncipe, y la iglesia
del Carmen, que en la actualidad alberga el mercado de abastos
de la ciudad. Un poco más adelante, las Plaza de España y
el Mercado del Pescado, para luego subir hacia la Plaza de
la Constitución. Aquí el viajero debe hacer una parada para
poder disfrutar de la Iglesia Santa María de Mahón, del siglo
XVIII sobre una construcción del siglo XIV, y el ayuntamiento.
Dejando atrás la plaza, se continúa pasando por el Palacio
de Isabel II y por el Museo de Menorca, ubicado en el claustro
de la iglesia de San Francisco de Asís. Desde aquí, un descenso
hasta el puerto, que ofrece una parada en un pequeño mirador
donde disfrutar de una panorámica de la zona, y una vez terminada
la bajada se llega al puerto donde el Camino recorre sus últimos
metros entre barcos. Llegando al final del puerto se pasa
por un puente y se llega al final del Camino Natural Camí
de Cavalls.
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Mahón es la capital de la isla y cuenta
con una historia milenaria. Fue un asentamiento fenicio, griego
y turco. Data de la época de los cartagineses, aunque contiene
restos talayóticos. El hermano de Aníbal, Magón, puso su nombre
a la que a la postre sería la capital de la isla. Pasó después
por influencia romana, bárbara, con la llegada de los pueblos
vándalos, y bizantina. Fue un asentamiento muy codiciado por
los pueblos en los siglos posteriores debido a su posición
estratégica en el Mediterráneo, llegando a estar bajo dominio
musulmán y normando. Son conocidos, de la época antigua, sus
honderos. El rey Alfonso III fortificó el castillo
tras la conquista musulmana. Este crisol de culturas se ve
reflejado en sus calles, edificios y monumentos. En 1708 cayó
bajo dominio británico, y la ciudad se convirtió en una base
naval durante 70 años. De esta época son construcciones como
el bastión de Sant Roc, la iglesia de Santa María o la puerta
principal de la muralla, entre otras muestras.
El golfo de Mahón, de 6 kilómetros hacia el
interior de la isla, es uno de los puertos naturales de mayor
longitud de Europa. El acceso se encuentra entre la Península
de Mola y el cabo San Felipe. En su recorrido se encuentran
con las calas de Figuera, Longa, Rata o Teulera, además de
las islas de Lazareto, de La Cuarentena, la isla del Rey y
la isla Pinto. El puerto de Mahón ha sido uno de los puntos
clave para el transporte de mercancías desde el siglo III
a. C. además de ser un punto clave de estrategias militar,
de ahí sus fortalezas militares, que se suman a una basílica
paleocristiana.

Mahón es la capital de la isla.
La antigua capital de la isla, Ciutadella, es
también la ciudad más poblada. Su denominación viene del latín
civitas, que significa ciudad, aunque su creación fue anterior,
ya que se conservan numerosos restos de la época talayótica,
destacando la Naveta des Tudons. De su época musulmana se
conserva muy poco, ya que fue reconquistada por la Corona
de Aragón en 1287. En 1558 sufrieron un enorme saqueo por
los turcos cuando la isla estaba en manos británicas. De su
historia más reciente, la isla conserva únicamente la catedral
de Santa María, de época medieval, y su casco antiguo. Destacan
la Plaça des Born, el obelisco y su ayuntamiento y el puerto
antiguo de la ciudad.
Sa Mesquida es una localidad perteneciente a
Mahón, situada al noroeste de la capital. Cuenta con una densidad
de población baja, que se ve incrementada de forma sustancial
en verano. Durante finales del XVIII fue testigo de los enfrentamientos
entre las tropas británicas, que ocupaban la isla desde 1708,
y el ejército español de Carlos III. De esta época son las
torres de defensa que aún se conservan en la isla y que tienen
todas las mismas características: tres alturas, planta circular,
construidas en piedra con cal y arena, matacán amplio hacia
el oeste que sobrepasa la altura del parapeto. Además, esta
torre contaba en su plataforma superior con un cañón giratorio.
Fornells es una localidad costera situada al oeste de la Bahía
de Fornells, al norte de la isla. Originalmente era únicamente
el Castillo de San Antonio, del cual aún se conservan restos,
y que servía de defensa del puerto. El castillo fue construido
en 1673, y hasta 1782 estuvo funcionando, hasta que Carlos
III ordenó su retirada. A pesar de ello, los vecinos de la
zona se asentaron alrededor del él y tras 1782 decidieron
permanecer en la zona. En la actualidad pertenece al término
municipal de Es Mercadal. Al norte de la localidad, en lo
más alto del acantilado, está la Torre de Fornells, del XVIII,
que formaba parte de una red de atalayas de vigilancia de
la isla. Fue construida durante la tercera ocupación de la
isla por las tropas británicas.
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Es Mitjorn Gran, el municipio más joven de la
isla, celebrando Sant Cristòfol.
Se independizó de Mercadal en 1989. Su nombre
en castellano es San Cristóbal y su etimología significa “media
jornada” que era lo que se tardaba en cruzar media isla hasta
llegar a alguna de sus costas. El nombre se refiere al descanso
que se debía realizar para recorrer el camino que separaba
de la otra mitad de la isla. Durante la ocupación británica
de la isla, surgió esta población, alrededor de la capilla
de San Cristóbal, muy cerca de Binicodrell. La capilla fue
ordenada por Cristóbal Barber en 1769. A excepción de un período
en el que tuvieron ayuntamiento propio, entre 1821 y 1823,
ha formado parte de Mercadal, manteniendo su nombre en castellano
hasta un año antes de su independencia. Es Mitjorn Gran cuenta
además con otro núcleo urbano más, en la costa sur, llamado
Santo Tomás, que comenzó su crecimiento en los años 60 con
el apogeo del turismo. En su terreno el viajero puede visitar
varias de las muestras prehistóricas de la isla como los talayots
de Binicodrell, el poblado de Sant Agustí Vell, el yacimiento
de Santa Mónica, la sala hipóstila del “Gallinero de Madona”
o las cuevas de Coloms y de Polida. Además de la isla, en
el término municipal se incluyen tres islotes, siendo el más
importante el de Binicodrell, en los que se pueden encontrar
la lagartija balear, endémica de las islas Gimnesias. Como
su antiguo nombre indica, las fiestas de su patrón San Cristóbal
a finales de julio principios de agosto, suponen la fiesta
más popular del municipio y donde el caballo es el principal
protagonista. San Antonio, patrón de la isla, celebra todos
los 17 de enero la conquista de la isla, durante el Carnaval
se celebra el baile Blanco y Negro, y en San Miguel despiden
el verano.

El Parque Natural de S´Albufera des Grau, de
5.067 ha, está ubicado en la zona nororiental de la
isla.
Si te quedas con ganas, aparte de los dos senderos
de largo recorrido que recomendamos, dentro del parque tienes
un encantador recorrido de senderismo con 13,8 km de longitud
y una duración total de algo más de dos horas y media.
Cuenta con diversos hábitats que se encuentran
dentro de la Red Natura 2000 y forman parte de la reserva
de la biosfera de Menorca. Ente sus humedales y estanque temporales
se pueden observar especies vegetales acuáticas como el Potamogeton
pectinatus que favorecen el desarrollo de especies como el
águila pescadora, la focha, el ánade real, la garza, la ranita
meridional o los erizos blanquecinos. En sus costas, los ecosistemas
dunares se caracterizan por ser zonas de anidación de diversas
aves costeras, además de sus praderas submarinas donde destaca
la posidonia oceánica. En el interior, el parque cuenta con
bosques de acebuches mezclados con zonas de pasto y cultivo.
El Poblado Talayótico de Sa Torreta de Tramuntana
está situado en el parque natural de la Albufera des
Grau, es uno de los poblados talayóticos más emblemáticos
y mejor conservados de la región. Su origen se remonta a los
primeros pobladores, en el 1600 a. C. y fue ocupada hasta
la época romana, para luego reutilizarse en época islámica.
No fue hasta 1930, que Margaret Murray descubrió el poblado
y todos los elementos rituales. En la actualidad se conservan
el talayot, en la parte más alta y de tipo escalonado y ovalado,
el recinto de la taula, de pequeñas dimensiones y donde se
pueden ver algunas pilastras que aún quedan en pie, y alguna
vivienda.
El Poblado talayótico de Binissafúller funcionó
desde el siglo X a. C. hasta la ocupación musulmana. Cuenta
con numerosas construcciones como una taula, talayot, sala
hipóstila y viviendas. Entre sus elementos destaca un talayot
de planta circular con 15 metros de diámetro y 2,8 metros
de altura, en el centro del poblado. En la parte derecha,
una sala hipóstila muy bien conservada. Al sur del poblado
se encuentra la taula, esta vez de planta cuadrada pero con
ángulos redondeados. Según las excavaciones realizadas en
la zona, se ha podido determinar que en este poblado se realizaban
rituales de fertilidad, con animales y relacionados con el
campo.
El Poblado Talayótico Torre d’en Galmes es el
ejemplo más conocido de la cultura talayótica menorquina.
Datado entre el siglo V al I a. C. es uno de los más extensos
de las islas baleares. El poblado cuenta con una muralla y
tres talayots. Desde aquí se puede ver la costa sur de la
isla. Además, la orientación sur de las viviendas resguardaba
a sus habitantes de los vientos de tramontana.

El Hipogeo de Torre del Ram se habría utilizado
como lugar de enterramiento colectivo, donde se irían depositando
los miembros de una familia o pequeña comunidad conforme iban
muriendo. Siglos después el hipogeo se vaciaría para ser reutilizado
como lugar de refugio para el ganado, por lo que no se sabe
nada acerca de la comunidad enterrada en su interior en referencia
al número de individuos, ajuar funerario o cronología.
La palabra hipogeo viene del griego antiguo
hypógaion y significa cámara subterránea. Situadas en la parte
oeste de la isla de Menorca, Son galerías subterráneas que
cumplen funciones funerarias. En el caso de la Torre del Ram,
se encuentra al este de Ciudadela, en la urbanización Cala
en Blames. Se trata de un sepulcro colectivo, perteneciente
a la edad de bronce (entre el 1600 y el 1200 a. C.) y consiste
en una cámara de nueve metros de largo, con planta rectangular,
un banco adosado que cubre toda la planta, y un corredor escalonado
que sirve de acceso. La entrada se realiza por una chimenea
que lleva a unas escaleras. El edificio fue saqueado y vaciado,
y reutilizado como establo, por lo que se desconoce el número
de entierros realizados. En la parte inferior del hipogeo
se han descubierto unos grabados esquemáticos que parecen
representar embarcaciones. La Torre forma parte de la Menorca
Talayótica, que fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad
por la UNESCO, y cuenta con 32 construcciones.
La Naveta de Es Tudons es uno de los símbolos
más conocidos a nivel internacional de la isla. Perteneciente
a la Edad de Bronce, representa la cultura funeraria de la
isla. Presenta forma de nave invertida, con dos plantas. En
su interior se acomodaban los difuntos siempre envueltos en
sudarios. Hay una leyenda que cuenta que dos gigantes lucharon
por el amor de una mujer, uno construyó la naveta y el otro
un pozo, el último al terminar el pozo avisó que había encontrado
agua y el otro gigante tapó el pozo con una piedra para siempre,
faltando una piedra en la construcción.
Es Castellàs des Caparrot de Forma es un yacimiento
prehistórico arqueológico, declarado BIC, que cuenta con dos
yacimientos de etapas diferentes. Tiene una fortificación
costera y una necrópolis. En la zona más cercana a la costa,
se han encontrado restos de una muralla de la Edad de Bronce,
que parecía proteger un asentamiento. Dentro de la misma se
han encontrado restos de dos construcciones de planta circular
y restos de vasijas y herramientas. En la zona del acantilado,
sin embargo, están los restos de una necrópolis datada en
la Edad de Hierro con 23 hipogeos.
El Faro de Cavallería está situado en
el cabo que lleva el mismo nombre, mide 15 metros de altura
y estuvo en funcionamiento hasta finales del siglo XX. Fue
inaugurado en 1857 y fue el primer faro de la isla. Sirvió
para disminuir, de forma drástica, el número de naufragios
en la zona. Gracias a ello, se construyeron los faros de Punta
Nati y Faváritx. En la actualidad se ha convertido en el Centro
de Interpretación del Cabo de Cavallería y puede ser visitado
por el público en general durante los meses de mayo a octubre.
El Faro de Favàritx, construido entre 1917 y 1922, tuvo su
principal objetivo en evitar naufragios tras la primera década
del siglo XX. Cuenta con una torre de 28 metros de altura,
de hormigón y fue electrificado en 1971. Su óptica original
se conserva en la exposición permanente del faro de Portopí
en Mallorca.

La belleza del ocaso desde el Faro de Punta
Nati es conocida en Menorca y son los propios lugareños quienes
aconsejan a visitantes que no se lo pierdan. Es una excursión
que merece la pena por su belleza sublime.
Debido a los numerosos naufragios que sufrió
la isla, sobre todo al del barco francés General Chanzy con
152 víctimas y sólo un superviviente, se comenzó la construcción
del Faro de Cavallería en 1912. Al año siguiente se inauguró,
y cuenta con 11,5 metros de altura. Con una potencia que permite
ver su luz a 26 millas, el también conocido como Faro Nati,
tiene a sus alrededores varios búnkeres de la Guerra Civil
y un bufador que genera columnas de agua de grandes dimensiones.
Faro d´Artrutx está ubicado sobre el cabo del mismo
nombre, en el extremo occidental de la isla, es el encargado
de señalizar el Canal de Menorca, que separa los 36 kilómetros
de las dos islas. Forma parte del patrimonio histórico de
la isla. Construido en 1858, con 17 metros de altura, duplicó
la misma durante los años sesenta, llegando hasta los 45 metros
actuales. En sus orígenes los fareros utilizaban aceite para
hacerlo funciones, posteriormente se sustituyó por petróleo,
hasta que en 1980 se automatizó. En la actualidad, las dependencias
de los fareros que trabajaban allí, se han convertido en un
restaurante.
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El GR-221 o Ruta de la Pedra en Sec (del mallorquín:
«Ruta de la piedra en seco») es un sendero de gran recorrido
que atraviesa longitudinalmente la Sierra de Tramuntana, en
Mallorca, desde el Puerto de Andrach en el suroeste hasta
el cabo Formentor en el noreste. La Ruta de Piedra Seca GR
221 propone descubrir los paisajes de piedra seca de la Serra
de Tramuntana, declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO en
la categoría de paisaje cultural. Asimismo, permite visitar
interesantes vestigios históricos, encontrarse con mitos y
leyendas, y conocer las tradiciones, la arquitectura, las
costumbres, la gastronomía y la artesanía de este lugar privilegiado
de la geografía isleña. El itinerario senderista se acerca
a menudo a la costa y en algunos tramos a las cimas más elevadas
de la sierra, siendo el punto más alto del recorrido el Coll
de ses Cases de Neu, con poco más de 1.200 metros de altura.
Esta combinación y la diversidad de vegetación, con densos
encinares y monte bajo típicamente mediterráneo, contribuyen
a incrementar el interés paisajístico del sendero. La Ruta
se sustenta principalmente en la red de antiguos caminos restaurados
por el Consell de Mallorca, la cual gracias a la climatología
de la isla es practicable la mayor parte del año.
Recibe el sobrenombre de Ruta de la Pedra en
Sec a causa de la gran cantidad de construcciones, incluidos
algunos tramos del propio camino, construidos con la técnica
de la piedra seca que se pueden encontrar a lo largo del recorrido:
muros y paredes, terrazas, barracas, pozos de nieve, restos
de carboneras, etc., construcciones que además están relacionadas
con la declaración del paisaje cultural de la Sierra de Tramuntana
como Patrimonio de la Humanidad en 2011.

El macizo de Masanella, que se atraviesa.
Dentro del recorrido cuenta con varias extensiones
y variantes. Puedes acercarte a Calviá, municipio situado
en la parte occidental de la isla, junto a la sierra de Tramontana
y la sierra de Na Burguesa. Mancor de la Vall guarda restos
de su pasado prehistórico como son los talayots del Clot dels
Diners y Conia, el fortificado de Son Boscà defendido por
una muralla y la cueva de Montaura donde enterraban a sus
muertos y adoraban a un ídolo, que era un toro. Cuentas con
una red de refugios, tanto en el tramo general como en las
variantes. Pont Romà (Pollensa), antiguo matadero de Pollensa,
Muleta (Sóller), antigua estación telegráfica edificada en
1912. O Coma d'en Vidal (Estellenchs), casas rústicas de montaña,
adquiridas en 2002 gracias a las ecotasas turísticas y cedidas
por el gobierno balear al Consejo Insular de Mallorca para
su incorporación al proyecto.

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