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                   Son muchos los lugares que están rodeados de 
                    leyendas. Es el caso de Menorca y su famoso y tan transitado 
                    Camí de Cavalls, un antiguo sendero con el que se puede rodear 
                    toda la isla mediterránea. Y precisamente es la leyenda que 
                    rodea este camino o sendero la que asegura que su origen podría 
                    remontarse a las caballerías, una manera de vigilar la isla, 
                    de ahí que parece que los primeros en recorrer este sendero, 
                    a caballo, eran una especie de vigilantes. O caballeros, ya 
                    que hay documentos que aseguran que la famosa ruta se llamó, 
                    hacia el siglo XVII, Camí de Cavallers. Hoy en día, eso sí, 
                    ya no es una ruta de soldados o vigilantes, sino una ruta 
                    muy popular entre senderistas y ciclistas, que disfrutan de 
                    las espectaculares vistas del litoral menorquín. La función 
                    primigenia, por lo tanto, era de tipo militar: un camino especulativo 
                    con el que los torreros conseguían vigilar la costa. Y es 
                    que, por aquel entonces, el Mediterráneo era muy inseguro 
                    y Menorca una isla bajo la eterna amenaza de las incursiones 
                    piratas. Desde entonces, el Camí de Cavalls ha ido evolucionando 
                    en cuanto a su uso, sirviendo de camino de comunicación entre 
                    lugares cercanos a la costa o de vía de acceso a la costa 
                    para pescadores, entre otras utilidades. 
                  Aunque hubo décadas en que muchos tramos estuvieron 
                    cerrados, tanto la propia ciudadanía como las administraciones 
                    lograron que el mítico camino fuese lo que es hoy, una ruta 
                    apta para disfrutarla sea andando o en bicicleta. Los propios 
                    lugareños son los que más utilizan y transitan el Camí de 
                    Cavalls, que desean que los miles de turistas que llegan a 
                    la isla (más si cabe en verano) respeten y ayuden a conservar 
                    una ruta nacida hace mucho tiempo y que precisamente ayuda 
                    a entender la fisonomía y la historia de una de las islas 
                    más piropeadas de todo el Mediterráneo por su belleza. 
                  El GR-223, también conocido como Camino Natural 
                    Camí de Cavalls, es un itinerario de Gran Recorrido que circunvala 
                    la isla de Menorca, en el archipiélago español de las Islas 
                    Baleares en el mar Mediterráneo, y pasa por sus ocho términos 
                    municipales y sus dos principales ciudades. Pertenece a la 
                    Red de Caminos Naturales de España, del Ministerio de Agricultura, 
                    Pesca y Alimentación. El proyecto se encarga de la recuperación 
                    de antiguas infraestructuras relacionadas con el transporte 
                    y la comunicación, que actualmente se encuentran en estado 
                    de desuso o abandono, para su uso senderista y ciclista. La 
                    longitud del Camino es de 185 kilómetros distribuidos en 20 
                    etapas, con gran variedad geológica y paisajística, pasando 
                    por bellas playas, zonas interiores de pasto, cultivo y bosque 
                    así como por tramos urbanos. Este itinerario pasa por los 
                    términos municipales de Mahón, Mercadal, Ferrerías, Ciudadela, 
                    Alayor, San Luis, San Cristóbal y Villacarlos, y por las ciudades 
                    de Mahón, capital de la isla en la zona oriental, y Ciudadela 
                    en poniente. Cruza por lugares de alto interés natural y paisajístico 
                    como el Parque Natural de la Albufera des Grau y varias zonas 
                    de la Red Natura 2000 declaradas LIC (Lugar de importancia 
                    Comunitaria) y ZEPA (Zona de Especial Protección para las 
                    Aves). En 1993 la isla de Menorca fue declarada Reserva de 
                    la Biosfera por la UNESCO. Su etimología en castellano significa 
                    “camino de caballos”, y toma su nombre del caballo menorquín, 
                    ejemplar autóctono de la zona, muy presente durante el recorrido. 
                    
                  Menorca se llena de vida con su variedad de 
                    mercados nocturnos y agroalimentarios organizados en todos 
                    los pueblos de la isla y en algunas urbanizaciones de la costa. 
                    Estos encantadores mercados son la ocasión perfecta para conocer 
                    los productos típicos de Menorca, como en Es Mercadal, en 
                    la zona centro, con su detallada artesanía y su deliciosa 
                    gastronomía. Las noches menorquinas se convierten en un escenario 
                    mágico, donde las luces y la música de los mercadillos de 
                    verano ambientan los pueblos, llenándolos de vida y color. 
                  "El Camí de Cavalls no es, tan solo, un camino 
                    hecho de la suma de veredas o senderos, que da la vuelta a 
                    la isla, sino un patrimonio colectivo que forma parte de nuestra 
                    identidad". Esta frase de J. Gomila ilustra el sentimiento 
                    de los menorquines hacia el Camí de Cavalls, itinerario que 
                    nos permitirá disfrutar de la variedad paisajística y de los 
                    elementos etnológicos de la isla y observar el contraste entre 
                    las zonas urbanizadas y las vírgenes. 
                  La historia de la isla está marcada por su situación 
                    estratégica como salida al Mediterráneo. La isla fue colonizada 
                    por fenicios, griegos, cartagineses (que fundaron Jamma, actual 
                    Ciutadella, y Magon, actual Mahón), romanos y vándalos. También 
                    estuvo bajo dominio islámico y fue reconquistada por Alfonso 
                    III. Incluso llegó a estar bajo dominio británico durante 
                    el siglo XVIII. Todo ello ha generado un crisol cultural en 
                    la isla. Además, cuenta con su propia cultura prehistórica, 
                    la cultura talayótica, exclusiva de Menorca y Mallorca, donde 
                    destacan las navetas o las taulas, declarados Patrimonio de 
                    la Humanidad por la Unesco. Los orígenes de este antiguo sendero 
                    costero son poco conocidos. Este itinerario transcurre por 
                    lo que originalmente eran las defensas de la isla y algunas 
                    vías de comunicación las diferentes construcciones defensivas. 
                    En el siglo XIV, ya existían algunos tramos que facilitaban 
                    la defensa y que, más adelante, la construcción de torres 
                    de vigilancia costera contra las incursiones de los piratas 
                    hizo más necesaria la existencia de un camino perimetral que 
                    diese la vuelta a la isla. En el siglo XVIII la administración 
                    inglesa lo consideró como Camino Real y, paralelamente, ya 
                    se utilizaba como vía de comunicación de uso público. En la 
                    actualidad, el camino está habilitado para su uso senderistas 
                    y ciclista en su totalidad. Eminentemente costero, permite 
                    visitar las calas y playas de Menorca, además de otra buena 
                    colección de paisajes naturales y de patrimonio cultural. 
                    
                  Ciutadella, una joya llena de encanto histórico 
                    y natural. Desde sus impresionantes monumentos hasta sus paisajes 
                    de ensueño, esta ciudad te cautivará en cada rincón. 
                  El coraje del pueblo menorquín canalizado a 
                    través de la Coordinadora para la defensa del Camí de Cavalls 
                    ha conseguido la reapertura de este importante Patrimonio 
                    ecológico, histórico y paisajístico. No ha sido fácil: desde 
                    1996, las excursiones reivindicativas y la presión popular 
                    obligaron a los poderes políticos a promulgar en el año 2000 
                    la “Llei del Camí de Cavalls”. Posteriormente, el Plan Especial 
                    estableció su recorrido y ha posibilitado los convenios y 
                    las expropiaciones ya que atraviesa 120 fincas privadas. Desde 
                    el año 2010, después de su acondicionamiento y marcaje, ya 
                    se puede disfrutar a pie, en bicicleta o a caballo. El Camí 
                    de Cavalls tiene una longitud de 185 kilómetros y se ha dividido 
                    en 20 etapas. Aunque su máxima altura sea solo de 125 metros, 
                    el desnivel acumulado llega a los 4000. Al tratarse de un 
                    recorrido circular se puede comenzar en cualquier punto, pero 
                    el kilómetro 0 está situado en la Culàrsega del Puerto de 
                    Mahón desde donde arranca la primera etapa. Se ha homologado 
                    como GR 223 y está señalizado con estacas cuadradas cada 50-100 
                    metros y paneles informativos en el inicio de las etapas. 
                    Las más de 100 barreras que se han de cruzar son un reflejo 
                    de que actividades tradicionales, como la ganadería, siguen 
                    en activo en los alrededores del camino. 
                  Etapa 1: Mahón – Es Grau. 
                  Esta etapa comienza al este de la isla, en el 
                    cruce entre el camino a Sant Antoni y la carretera Me-3, y 
                    llega hasta la localidad de Sa Mesquida, donde se encuentra 
                    una torre vigía del siglo XVIII. A través de los acantilados 
                    de El Marcar de Binillautí, incluido en la Red Natura 2000, 
                    y cultivos, el viajero se adentra en el Parque Natural de 
                    S´Albufera des Grau hasta llegar al humedal de la Gola des 
                    Grau. El paisaje se torna a parcelas de cereal y pasto, con 
                    muros de piedra y matorral mediterráneo, destacando lentiscos 
                    y acebuches, donde se pueden observar las tradicionales barreras 
                    menorquinas, que sirven de puertas y cuya característica forma 
                    se debe a la madera de acebuche. Conforme se avanza por el 
                    camino y se adentra hacia el noroeste de la isla, el camino 
                    se eleva dejando atrás las parcelas de cultivo. El paisaje 
                    entonces comienza a ser más húmedo y salino, debido a los 
                    fuertes vientos de Tramuntana. Aparecen entonces otras especies 
                    como sabinas, el lastón o el carrizal, y especies especialmente 
                    adaptadas a las condiciones extremas de la costa norte de 
                    la isla, como los espinosos y compactos socarrells. Continúa 
                    el camino pasando por las calas de Sa Rinconada y Sa Mesquida, 
                    donde se encuentra la torre y posteriormente se lleva a un 
                    ecosistema dunar, espacio protegido y que se encuentra en 
                    estado de restauración. A continuación, se entra en terreno 
                    militar, la base de San Isidro. En este punto es fácil encontrarse 
                    con especies endémicas como la gaviota de Audouin, la lagartija 
                    balear o la amapola marina. El itinerario prosigue por la 
                    costa a través de acantilados intercalados dentro del LIC 
                    y ZEPA “De S’Albufera a la Molatí”, perteneciente a la Red 
                    Natura 2000, zona en la que hay que prestar mucha atención 
                    ya que se trata de una zona de nidificación de aves con especial 
                    protección. Cuando se llega a la caleta de Binillautí, la 
                    etapa asciende hasta llegar al Parque Natural de S´Albufera 
                    des Grau, zona de sotobosque y monte bajo mediterráneo. La 
                    etapa sigue recorriendo la zona de monte durante 1,6 km, y 
                    se desciende posteriormente hasta alcanzar la carretera Me-5 
                    que une Mahón con Es Grau, llegando al final de la etapa. 
                    
                  Sa Mesquida es una cala de arena fina y blanca, 
                    de unos 300 m de longitud, dispone de una espaciosa zona para 
                    bañarse, ya que los barcos no pueden fondear cerca de la orilla. 
                  Etapa 2: Es Grau – Cabo de Favàritx. 
                  Esta etapa discurre íntegramente por el Parque 
                    Natural de S’Albufera d’Es Grau, desde las puertas de la albufera 
                    hasta llegar al Cabo de Favàritx, pasando por los acantilados 
                    y calas de la isla. Comienza a unos 400 m al sur de la población 
                    de Es Grau, junto a la barrera de acceso a la Albufera. Se 
                    cruza la barrera y se pasa por una pasarela, continuando hasta 
                    que el Camino se desvía a la derecha. Se puede aprovechar 
                    a visitar el entorno y disfrutar de la fauna de la zona. La 
                    ruta va entre pinos carrascos y lentiscos por pista, pasando 
                    por un antiguo pozo pegado a un muro, que avanza hasta que 
                    la pista desemboca en la playa d´Es Grau. El camino continúa 
                    hacia el norte, abandonando la playa por una pista, y posteriormente 
                    se vuelve a internar en un pinar, entre los que se pueden 
                    observar lianas de zarzaparrilla, antes de volver al paisaje 
                    de matorral. El Camino entonces vuelve a la costa, concretamente 
                    a las calas de Tamarells, donde hay que tomar precauciones 
                    para bajar. Desde aquí se puede ver, al noroeste, una de las 
                    antiguas torres defensivas. Desde aquí, se sigue subiendo 
                    y parece en el horizonte la isla de Colom, a tan solo 200 
                    m de la isla, que se utilizó como lazareto provisional en 
                    el siglo XVIII y cuenta con algunos restos arqueológicos como 
                    una basílica paleocristiana. Se abandona la cala por una pista 
                    y el camino se acerca a la cala de Tamarells des Nord. Al 
                    lado empieza el sendero que permite acceder hasta los pies 
                    de la torre de Rambla. A escasos 300 m, se abandona la pista 
                    y debe coger un sendero a mano derecha que lleva hasta la 
                    cala Sa Torreta, que se debe bordear hasta volver a la pista. 
                    Tras dejar atrás Tamarells, se pasa junto a una casa de pescadores 
                    y se desciende a la cala pasando por una arboleda compuesta 
                    principalmente por pinos con algún lentisco. Conforme se sale 
                    de la arboleda se llega a la cala. En este punto, es obligatorio 
                    no salirse del camino marcado ya que se trata de un espacio 
                    natural en regeneración. Antes de abandonar la cala, un camino 
                    a mano izquierda permite llegar hasta el poblado talayótico 
                    de Sa Torreta de Tramuntana, a un kilómetro de distancia. 
                    Tras dejar atrás la cala e internarse entre campos de cereal 
                    y pastos, el paisaje continúa hasta la cala en Cavaller. Sin 
                    llegar a entrar, el camino gira a la izquierda y se interna 
                    en una arboleda continuando entre matorrales y árboles. Se 
                    llega a una nueva cala, en este caso, Morella Nou, y, posteriormente, 
                    al arenal de Morella, comúnmente conocido como cala Tortuga. 
                    Tras bordear la playa y subir por un camino más rocoso, entre 
                    matorral donde se pueden observar siemprevivas la senda da 
                    paso a una pasarela de madera que permite caminar por un arenal. 
                    A la izquierda se encuentra la Bassa de Morella, una laguna 
                    litoral declarada reserva natural en 2003, y que se encuentra 
                    rodeada de tarajes, punto de nidificación para muchas aves 
                    acuáticas. También es destacable su población de tortugas 
                    de agua. De la pasarela se pasa de nuevo a la pista, con vegetación 
                    a los lados y ejemplares de lechetrezna arbórea. Se continúa 
                    y la vegetación va siendo cada vez más escasa, señal de que 
                    se llega al cabo de Faváritx, lugar donde acaba la etapa cuando 
                    el camino confluye con la carretera de acceso al faro. 
                  Etapa 3: Cabo de Favàritx – Arenal d’en Castell. 
                  El Cabo de Faváritx se encuentra coronado por 
                    el faro que destaca entre los diferentes parajes del parque, 
                    donde se pueden encontrar rincones de gran valor ambiental 
                    como el Ses Salines d’Addaia, la playa del Pou d’en Caldes 
                    o la del Arenal d’en Castell. La etapa comienza en el panel 
                    interpretativo, a menos de un kilómetro del faro. Un paisaje 
                    marcado por sus tonos oscuros, principalmente pizarra, son 
                    la base para los 28 metros del faro de Faváritx, construido 
                    entre 1917 y 1922. Tras dejar el faro atrás, el viajero avanza 
                    hasta el Parc natural de s’Albufera des Grau,que cuenta con 
                    parking. Un paso canadiense separa la zona y se puede continuar 
                    por el camino asfaltado hasta girar a la derecha pasando una 
                    barrera menorquina. El camino se torna de tierra y se pueden 
                    observar la alta biodiversidad de la zona con matorral mediterráneo. 
                    Se pasa entonces al lado de la playa Pou d’en Caldes, que 
                    suele ser muy visitada por aficionados al surf. Se continúa 
                    el trazado pasando por una nueva barrera y pasando al lado 
                    de la playa, girando más adelante hacia la derecha para cruzar 
                    una pasarela de madera, plagada de zarzamoras. Una vez pasada 
                    la baliza 50, el matorral mediterráneo pierde protagonismo 
                    en favor de los cultivos de secano. Se pasa por un pequeño 
                    bosque de pino carrasco y se lleva a un tramo compartido con 
                    vehículos a motor, hasta una nueva barrera. Paneles informativos 
                    informan al viajero del valor ambiental de la zona. Un poco 
                    más adelante, se llega a Ses Salines d’Addaia, las últimas 
                    salinas que quedaron en funcionamiento en la isla, hasta 1990. 
                    Aquí se pueden observar los restos que quedan y disfrutar 
                    de la gran cantidad de aves acuáticas que usan este lugar 
                    para su nidificación y reproducción. Continuando por el Camino, 
                    se suceden barreras hasta abandonar el parque y comienzan 
                    las fincas ganaderas a los lados del mismo. Siguiendo recto, 
                    se llega a Addaia, donde la señalética indica al viajero a 
                    través del casco urbano. Un carril bici-peatonal lleva hasta 
                    el cruce con la Me-9, donde hay que extremar precauciones, 
                    y posteriormente se sube por el Carrer ses Savines hasta Coves 
                    Noves. El ascenso finaliza y comienza una bajada hacia Arenal 
                    d’en Castell y su playa. Poco más hay que caminar para llegar 
                    al final de la etapa unos metros más adelante. 
                    
                  Etapa 4: Arenal d’en Castell – Cala Tirant. 
                  Esta etapa transcurre por el norte de la isla, 
                    en el término municipal de Mercadal, desde la playa hasta 
                    la Cala Tirant. A través de acantilados, humedales, bosques 
                    y playas, se llega a la Bahía de Fornells. El panel informativo 
                    que inicia la etapa se encuentra en unos acantilados cerca 
                    de la playa, conectándola con la urbanización Son Parc. Se 
                    trata de una etapa idónea para observar la flora de la zona. 
                    El paisaje, marcado por los vientos de tramontana y la presencia 
                    de multitud de aves marinas, se encuentra teñido de amarillo 
                    por la flora de la zona, como por ejemplo el cuernecillo de 
                    mar o el hinojo marino, además de sabinas rastrera. Dejando 
                    atrás el acantilado, el camino entra en una zona arbolada 
                    de la urbanización Son Parc, descendiendo hasta el humedal 
                    Prat de Son Saura, espacio protegido dentro de la Red Natura 
                    2000. Entonces se llega a la playa Arenal de Son Saura en 
                    la que el viajero se encuentra con bosques de pinos y tarays 
                    entre dunas con carrizo y juncos. Comienza entonces un sendero 
                    que rodea el humedal y se adentra en s’Albufera des Comte, 
                    una zona boscosa de 3,8 km de pista forestal con desniveles 
                    suaves y plagada de pino blanco, madroños y lentiscos, con 
                    alguna que otra encina, jaras y brezos. En esta parte del 
                    trayecto es fácil ver erizos así como totovías, aguilillas 
                    calzadas o cernícalos. Se sale del bosque y el Camino cruza 
                    un arroyo rodeado de arbustos, empezando una pista rodeada 
                    de muros. Al poco de comenzar este tramo, se vislumbre la 
                    basílica paleocristiana de Cap d´es Port Fornerlls, donde 
                    se puede tener una panorámica de la Bahía de Fornells. Finalizando 
                    el tramo de pista, el camino vuelve al arcén de la Me-7, que 
                    conecta Mahón con Fornells. Tras llegar a una rotonda, se 
                    debe tomar la primera salida y continuar aproximadamente un 
                    kilómetro y medio por el arcén, acercándose a la costa. Se 
                    bordea ahora la bahía y se llega a la localidad Ses Salines. 
                    El último kilómetro y medio de la etapa se comparte con un 
                    carril ciclista por el que va el Carrier- E o Camí de Cala 
                    Tirant, en dirección a Playas de Fornells. Tras pasar una 
                    rotonda y girar a la izquierda, se llega a Cala Tirant, lugar 
                    donde finaliza esta etapa. 
                  Etapa 5: Cala Tirant – Binimel·là. 
                  Saliendo de Playas de Fornells, esta etapa transcurre 
                    entre playas y calas, situadas en la zona LIC y ZEPA “Dels 
                    Alocs a Fornells”. En este tramo se alcanza el punto más septentrional 
                    del Camino Natural, muy cercano al yacimiento romano Sanisera. 
                    La etapa comienza en la entrada de Cala Tirant, dejando atrás 
                    la playa para pasar por encima del cabo mediante una pasarela, 
                    y retorna a la playa bordeándola hasta que llega a una pasarela 
                    a la izquierda que pasa sobre el torrente Lluriac Nou. Se 
                    continúa en paralelo al arroyo entre tarajes y lastones, hasta 
                    llegar al final de la cala. Entonces comienza un camino y 
                    luego una pista que pasa por una urbanización y continúa por 
                    pista hasta llegar a un sendero. Ahora el Camino va hacia 
                    el sur, intercalando pista de tierra con senderos. Se recomienda 
                    extremar la precaución en las pistas ya que se comparte tránsito 
                    con vehículos. El litoral se muestra de nuevo frente a los 
                    viajeros, con pastos, lastones y matorrales hasta llegar a 
                    Sa Talasieta. A partir de aquí, va en paralelo a la costa 
                    y se acerca a los acantilados, con lo que hay que tener precaución. 
                    Transcurre entre pastos, lastones, matorral, y arbustos endémicos 
                    como socarrels, y algún pino. El Camino pasa por algunas calas 
                    y cabos pero sin llegar a entrar, de esta forma pasa por 'Punta 
                    de sa Talaieta', 'macar Petit, Punta Negra, macar Gran, macar 
                    de Binidonaire, sa Mitjana, punta d´en Patet y la playa d´en 
                    Patet. Después, vuelve al interior por un camino que lleva 
                    a una finca privada para luego abandonarlo y coger un sendero. 
                    Se continúa el sendero rodea la finca y llega al campamento 
                    romano de Sanicera. Un panel informa al viajero sobre la historia 
                    de este enclave, un campamento construido durante las guerras 
                    sertorianas para dar cobijo a los soldados. Un sendero lleva 
                    al caminante, o al ciclista, hasta Sanisera, donde puede ver 
                    una serie de infraestructuras eclesiásticas de los siglos 
                    V y VI. Además, en esta zona también se encuentra la torre 
                    de Sanitja, torre de defensa del siglo XVIII construida por 
                    los ingleses que hacía las veces de defensa de la isla, además 
                    del faro de Cavallería, que marca el punto más septentrional 
                    de la isla. Es en el faro donde se retoma el camino hacia 
                    el oeste, algo más de un kilómetro hasta llegar al aparcamiento 
                    de la playa del mismo nombre. Después se toma un camino que 
                    lleva al cabo de Punta Roja, donde al bajar hacia la playa 
                    del mismo nombre hay un área de descanso. El color de la arena, 
                    que da nombre a la playa, contrasta con la arena de la playa 
                    colindante. Se sigue por una pasarela y se llega a un búnker 
                    de la Guerra Civil. Se abandona la playa entrando en otra, 
                    la playa de Ferragut, en la que el camino va ascendiendo poco 
                    a poco, discurriendo las paredes de la playa, con un terreno 
                    irregular que exige tener precaución. Justo antes de llegar 
                    a la barrera, se puede observar una panorámica de las playas 
                    y los cabos que se acaban de atravesar. Continúa el Camino 
                    por el acantilado, entre rocas, donde la vegetación autóctona 
                    cobra protagonismo: la manzanilla de Menorca. Tras pasar unas 
                    casas el camino comienza su descenso hacia cala Mica, pero 
                    se abandona la cala al pasar junto a otro búnker. Sigue el 
                    camino bordeando el litoral hasta llegar a un giro junto a 
                    una barrera. Se rodea una colina y conecta con una pista que 
                    da acceso a unas casas rurales. Bajando por un sendero a continuación, 
                    se llega de nuevo a la costa, pasando por una pequeña cala 
                    y llegando al final de la etapa, la playa de Binimel.la. 
                  Etapa 6: Binimel·là – Els Alocs. 
                  Es una etapa corta, pero algo más complicada 
                    que las anteriores, pues recorre una zona más agreste, pero 
                    atraviesa algunas de las calas consideradas más bellas de 
                    la isla, como Cala Pregonda, Cala Barril y Cala en Calderer. 
                    La etapa comienza en el panel interpretativo de Caminos Naturales 
                    en el borde de la playa. Empieza atravesando un arenal y unas 
                    dunas con un ecosistema muy variado, saliendo de la playa 
                    por una de sus barreras. Se accede entonces a otra pequeña 
                    cala, donde se puede observar el estanque de Calasmorts. Comienza 
                    entonces una subida que ofrece vistas únicas de la zona, llegando 
                    a Pregonda, donde poder disfrutar de las aguas azul turquesa 
                    típicas de la isla. Tras dejas la cala, el Camino se aleja 
                    de la costa para luego retomarla en Cala Barril y una posterior 
                    subida exigente que llega a uno de los lugares con mejores 
                    vistas del Camino. Se vuelve a pasar una barrera y comienza 
                    un tramo de subidas y bajadas donde se puede encontrar el 
                    viajero con una de las especies endémicas de la isla, el asno 
                    balear. Continúa el ascenso hasta la Punta Cala Calderer y 
                    su playa, llegando hasta la propia arena de la playa, uno 
                    de los lugares idílicos de este Camino. Se vuelve a cruzar 
                    una barrera, esta vez junto a unas antiguas casas de pescadores, 
                    y comienza un nuevo ascenso alejándose de la costa. Se llega 
                    entonces a una construcción de planta circular de piedra, 
                    denominada barraca y que hacía las veces de refugio para los 
                    ganaderos. Con un cartel informativo sobre los kilómetros 
                    que faltan para terminar la etapa, concretamente 2,1, el Camino 
                    comienza su descenso hasta llegar a una nueva barrera y una 
                    baliza que indican el final del tramo en la playa Els Alocs. 
                    Esta playa es considerada una de las que más encanto y tranquilidad 
                    ofrecen al viajero, debido a su difícil acceso. En esta playa, 
                    que se denomina de esta forma por los sauzgatillos que contienen, 
                    finaliza la etapa. 
                    
                  El sauzgatillo es un arbusto autóctono muy rústico 
                    con una bella floración blanca o morada y utilizado tanto 
                    para condimento como para medicina femenina por sus fitoestrógenos. 
                  Etapa 7: Els Alocs – Cala de Algaiarens. 
                  Esta etapa recorre 9 km pasando por algunos 
                    de los sitios más significativos de la Reserva Marina de la 
                    Costa Norte de Menorca, como Cala del Pilar. La ruta va en 
                    dirección oeste atravesando bosques de acebuches, lentiscos 
                    y pinos de Muntaya Mala, hasta que llega a la zona de Vall 
                    d’Algaiarens. Tras pasar por campos del cultivo acaba en el 
                    aparcamiento de la cala d’Algaiarens. Su comienzo, en la pequeña 
                    cala Els Alocs, que pertenece a la Reserva Marina de la Costa 
                    Norte, sigue a través de un sendero dirección oeste hasta 
                    que se llega a unos escalones que suben pegados al borde del 
                    acantilado. Con un paisaje oscuro y lleno de piedras (esta 
                    playa cuenta con rocas basálticas), el viajero puede disfrutar 
                    de unas maravillosas vistas del Mar Mediterráneo y de la flora 
                    autóctona, como el labiérnago menorquín. Conforme se avanza, 
                    se aprecia un cambio en el paisaje, llegando a Cala del Pilar. 
                    Se comienza una pequeña subida donde el paisaje se torna rojo 
                    y la flora se ha adaptado de forma excelente a su salinidad. 
                    En este punto es posible ver, además de una zona de descanso, 
                    algunas plantas endémicas de la isla, como son la hierba de 
                    Cotó, socarrells o las encinas centenarias de la finca de 
                    Alfurí de Dalt. Sigue el Camino a través de un sendero sobre 
                    el monte entre Cala del Pilar y la playa del Marcar d’Alfurinet, 
                    a la cual da acceso el propio camino, a través de unos escalones, 
                    pasando por un acceso a una antigua mina de cobre. En este 
                    punto, el Camino continúa bordeando la Muntaya Mala por la 
                    izquierda hacia el interior, cambiando totalmente el paisaje. 
                    Durante el trayecto se intercalan acebuches, pinos carracos, 
                    encinas, lentiscos, labiérnagos y brezos con campos de cultivo. 
                    Es un punto a tener en cuenta para el avistamiento de ruiseñores, 
                    lagartijas baleares y erizos baleares, además de cabras menorquinas. 
                    Atravesando esta zona se llega al Vall de Algaiarens, donde 
                    vuelve a cambiar el paisaje a un entorno agrícola, para internase 
                    en un pinar, lugar donde se encuentra el desvío a la playa 
                    De Tancant. Desde aquí, hasta el aparcamiento de la cala, 
                    se bordea el encinar y el pinar durante 600 metros y se pone 
                    fin a la etapa. 
                  Etapa 8: Cala de Algaiarens – Cala Morell. 
                  En el pinar comienza esta corta etapa que comienza 
                    tomando altura y se acerca a los acantilados de Curniola. 
                    El cambio de vegetación es notable en este trayecto, ya que 
                    se pasa de la tramontana a la conocida como Menorca seca. 
                    Se sale del aparcamiento de la playa, con cuidado con el tráfico, 
                    porque es una zona muy transitada, y se sigue por una pista 
                    de arena entrando en un pinar. A unos 800 metros, se abandona 
                    la pista a la izquierda para entrar en la cala Fontanells, 
                    una de las calas menos naturales de la isla. Se deja la cala 
                    atrás avanzando entre las construcciones que hay en la misma 
                    y las rocas del acantilado, ascendiendo entre vegetación. 
                    Se realiza una curva a la izquierda, lugar donde se pueden 
                    disfrutar de unas buenas vistas de punta de Curniola y de 
                    las pequeñas playas de piedra Curniola y Biniatram. Mientras 
                    se bordea Biniatram, el viajero se topa con un muro de piedra 
                    de una finca, y una pista que sale a la derecha, y que no 
                    hay que seguir. El Camino continúa hacia el norte hasta una 
                    barrera. Tras pasar por ella, se continúa entrando poco a 
                    poco en un pinar, y avanzando hasta encontrarse con el aljibe 
                    de Curniola. Tras rodearlo, se va dejando atrás el pinar y 
                    da paso al matorral típico de la zona, pudiendo ver a lo lejos 
                    las primeras casas de Cala Morell. Se accede a la localidad 
                    a través de una barrera y continúa por la calle Vía Láctea, 
                    hasta llegar a un desvío que indica cómo llegar a un poblado 
                    nabiforme, en Cala Morell. Extremando la seguridad, ya que 
                    hay tráfico rodado, se continúa hasta llegar a una rotonda 
                    en la que se debe coger la salida de la derecha, bajando por 
                    la calle Lira y llegan a la necrópolis de Cala Morell, que 
                    data de la época pretalayótica. Siguiente unos 150 metros 
                    por la calla se llega a una berra antes de salir de la urbanización, 
                    éste es el punto final de la etapa. 
                    
                  Cala Morell dispone hasta de plataformas para 
                    poder tomar el sol tranquilamente entre rocas de distintos 
                    extractos y un Mediterráneo con un fondo marino muy rico. 
                  Etapa 9: Cala Morell – Punta Nati. 
                  Desde Cala Morell sale esta etapa de 7 km, que 
                    discurre entre fincas agropecuarias, llamadas tancas. Al final 
                    de la etapa se encuentra el Faro de Punta Nati. La etapa comienza 
                    en el panel informativo de la calle Lira, junto a la señal 
                    del LIC y ZEPA de Costa Nord de Ciudadela. Se va en paralelo 
                    al muro hasta el borde del acantilado y se continúa hasta 
                    que el Camino obliga a un giro a la izquierda, junto a un 
                    muro de piedra. El Camino se aleja de la costa y pasa junto 
                    al Club de Aeromodelismo de Ciudadela. Se van pasando barreras, 
                    que se deben dejar cerradas, encontrándose el viajero muestras 
                    de sabina negral con otros tipos de vegetación. El Camino 
                    vuelve hacia la costa, con el consiguiente cambio de flora, 
                    y llega a los acantilados de Punta de Son Escudero, Punta 
                    des Llosar y Puntas Cala es Mors, donde se ubica una cruz 
                    en memoria del barco General Chanzy, que naufragó en 1910 
                    en estas aguas con 157 pasajeros y en el que sólo hubo un 
                    superviviente. Al pasar una barrera se llega al tramo final 
                    que lleva a otro panel interpretativo, al lado de un aparcamiento 
                    y una pista que lleva al faro de Punta Nati. 
                  Etapa 10: Punta Nati - Ciudadela. 
                  Desde Punta Nati, el Camino va hasta la localidad 
                    de Ciudadela en esta etapa, que discurre por los acantilados 
                    de la Menorca Seca, dentro la que se encuentra la LIC y ZEPA 
                    Corta Nord de Ciutadella, todos ellos incluidos en la Red 
                    Natura 2000. También discurre por las calles de la ciudad 
                    y acaba en su antiguo puerto, coronado por murallas la catedral 
                    o el ayuntamiento. La etapa comienza en la carretera de acceso 
                    al faro, junto a una barrera menorquina. El paisaje rocoso 
                    de los acantilados será la nota predominante durante la primera 
                    parte del trayecto, dejando el mar a mano derecha y acompañados 
                    de ovejas en los pastos. En cuanto a la flora, además de gramíneas, 
                    durante esta parte hay hinojo marino, ajenjo marino, almajo 
                    salado o alacranera, limonios y alcaparras. Además de la abundante 
                    flora, en la etapa estarán presentes en todo momento los muros 
                    de piedra y las barracas menorquinas. Al otro lado, una serie 
                    de fincas agropecuarias, llamadas llocs. Tras los dos primeros 
                    kilómetros, se pasa una de estas barracas y comienza un descenso 
                    hacia un barranco, donde el viajero se encuentra con un antiguo 
                    corral ganadero, un pozo y abrevaderos, todos ellos cavados 
                    en piedra. Conforme se avanza se van viendo más muestras de 
                    éstas barracas. Se va subiendo hasta llegar a Sa Falconera, 
                    un mirador con vistas al Mediterráneo. Se abandona el mirador 
                    descendiendo con cuidado y rodeando roquedos donde se pueden 
                    ver antiguas instalaciones militares y el edificio del telégrafo 
                    óptico de Es Samáfor. Se continúa por una carretera asfaltada, 
                    donde se encuentra la EDAR Ciutadella Nord, dejando a mano 
                    derecha tras 300 metros, y continuando por un sendero que 
                    se acerca a la costa y a la cala Cigonya, y a las vistas del 
                    arco natural Puente de Gil. Avanzando se llega a una urbanización, 
                    donde un cartel indica el camino a seguir, pero la ruta está 
                    señalizada. Se atraviesa la Cala en Blanes y se llega a una 
                    rotonda que hay que coger la salida hacia la Avenida de los 
                    Delfines, continuando por ella, cuidado porque cambia de nombre 
                    la calle a avenida de Simón de Olivar, continuando por ella 
                    hasta el acceso a la playa. Ante de entrar en la misma, hay 
                    un desvío a la Torre del Ram, un enterramiento subterráneo 
                    de la Edad de Bronce. Tras rodear la cala, se sale por el 
                    oeste y se llega a unas escaleras que llevan al Camino de 
                    Sa Farola, un paseo marítimo sobre el acantilado que tiene 
                    carril bici y carril peatonal, que acaba en el faro de Ciudadela 
                    o Sa Farola, donde se puede ver una panorámica de la ciudad 
                    con su castillo de San Nicolás. Continúa el Camino Natural 
                    pasando al lado de la capilla de la Asunción de Sa Farola 
                    y tras rodear una cala, entra en un pinar, que da directamente 
                    a la Cala en Busquets. A unos metros se llega al aparcamiento 
                    del puerto donde concluye esta etapa. 
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                  Durante la dominación británica 
                    de la isla, se construyeron 11 torres defensivas. 
                    
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                  Etapa 11: Ciudadela - Cap d'Artrutx. 
                  Etapa de 13 kilómetros que une Ciudadela con 
                    Cap d’Artrutx, pasando por la playa de Sa Caleta d’en Gorries, 
                    la de Santadria y la Cala Blanca. Comienza la etapa en el 
                    panel informativo de Caminos Naturales, en el aparcamiento 
                    de Menorca Blava. El Camino transcurre por la antigua capital 
                    de la isla, recorriendo los entresijos de la ciudad hasta 
                    llegar a la Plaza des Born, donde un obelisco de 22 metros 
                    da la bienvenida, y donde se encuentra el ayuntamiento. Desde 
                    aquí se puede visitar la catedral de Santa María de Menorca, 
                    construida en época de Alfonso III. Siguiendo por el Camino, 
                    ya sea andando o a través del carril bici, se abandona la 
                    ciudad a través del Puerto Exterior, lugar desde donde parten 
                    los ferris a la península y otros destinos. Se continúa hacia 
                    la derecha, pasando por unas viviendas y dejando finalmente 
                    el casco urbano pasando por la torre Santadria y un antiguo 
                    búnker, y llegando a la playa de Sa Caleta. Una subida lleva 
                    ahora al viajero hasta un nuevo tramo urbano, donde tras callejear 
                    un rato se llega a unas escaleras que llegan a la Cala Santadria. 
                    Durante este trayecto se puede disfrutar de las tradicionales 
                    aguar azul turquesa de las islas, color propiciado por las 
                    praderas submarinas de posidonia. A continuación, se vuelve 
                    a subir y, dejando atrás el asfalto y cogiendo un camino de 
                    tierra, se continúa hasta llegar a una zona conocida como 
                    Es Clot de Sa Cera. De vuelta al Camino Natural, se llega 
                    a la ciudad de Cala Blanca por la que hay que callejear, llegando 
                    a la Cala Blanca, donde se encuentra el yacimiento arqueológico 
                    Naviforme de Cala Blanca. Se deja atrás el yacimiento y sigue 
                    el Camino por un tramo urbano hasta llegar la mirador Cap 
                    de Sa Pared donde se puede disfrutar de sus panorámicas. El 
                    Camino prosigue por tierra dejando atrás el entorno urbanita 
                    y retomando las barreras. Un cartel informa al viajero de 
                    que está entrando en la Finca Pública Son Olivaret, un lugar 
                    de especiales valores ambientales a proteger. Aquí se encuentra 
                    el final de la etapa, junto a los restos de un búnker de la 
                    Guerra Civil, dejando atrás el LIC de Cap Negre. 
                  Etapa 12: Cap d’Artrutx – Cala en Turqueta. 
                  En esta etapa el Camino Natural deja la costa 
                    occidental para adentrarse en la zona sur de la isla. Va desde 
                    el Cap d’Artrutx, bordeando la costa, hasta la Cala en Turqueta. 
                    En total son 13 kilómetros a través de un sendero que bordea 
                    el Mar Mediterráneo. En su punto de inicio, en la urbanización 
                    Cap d’Artrutx, se recorre durante el último kilómetro de costa 
                    occidental, la isla. A partir de entonces se torna hacia el 
                    este entrando en la zona sur de la isla. El Camino discurre 
                    por el paseo marítimo y la urbanización Son Bosch, donde se 
                    accede a la cala bajo el mismo nombre. A continuación, se 
                    pasa por la playa de Son Xoriguer, a través de un sendero 
                    que va sobre un acantilado. En este punto es posible ver otro 
                    de los múltiples búnkeres de la Guerra Civil que se encuentran 
                    en la isla. A unos 4 kilómetros, y tras cruzar la playa, el 
                    Camino abandona la zona residencial y se introduce a través 
                    de un sendero en un espacio de la Red Natura 2000, por lo 
                    que se recomienda no salirse del trazado. Se continúa por 
                    el sendero sobre los acantilados, pasando por diversas calas 
                    y cuevas. En este punto, y debido a la escasa altitud del 
                    trazado, se pueden vislumbrar los fondos marinos, pudiendo 
                    ver en ellos ejemplares de lapas, erizos, anémonas, cangrejos 
                    y bancos de peces o formaciones de algas, como la ya mencionada 
                    posidonia. Sin embargo, en cuanto a la vegetación en la superficie, 
                    además de los socarrels y el hinojo marino, hay pequeñas formaciones 
                    de ladiernos menorquines, lentiscos y sabinas rastreras. Conforme 
                    el Camino se acerca a las playas de Son Saura del Sur, la 
                    vegetación va cambiando. Está dividido en dos playas, la de 
                    Banyul y la de Bellavista, que están separadas por una pequeña 
                    formación rocosa. Ambas playas se encuentran inmersas en un 
                    pinar en el que también hay encinas y sabinas. En total, juntando 
                    ambas playas, se trata de un arenal de más de un kilómetro. 
                    Por Bellavista, el Camino transcurre sobre una pasarela de 
                    madera, para preservar el hábitat, como por ejemplo el cardo 
                    marino o el borrón, y al final de la playa, en la desembocadura 
                    del Canal de Ses Abelles, un pequeño humedal con variedad 
                    de aves acuáticas. La etapa continúa durante aproximadamente 
                    un kilómetro entre pinos y matorral por un sendero rocoso, 
                    que bordea la Punta del Gobernador. La ruta desemboca en la 
                    Cala des Talaier que cuenta con una zona de descanso perfecta 
                    para coger fuerzas y afrontar los últimos 2,2 kilómetros de 
                    la etapa, hasta Cala en Turqueta. Aquí es donde el viajero 
                    se encuentra el mayor desnivel del recorrido, entre un sendero 
                    con un firme pedregoso y la subida a un acantilado en el que 
                    el matorral bajo se intercala con pinos y acebuches. El desnivel 
                    ahora entre la cala y la torre vigía Atalaya de Artrutx, llega 
                    hasta los 40 metros. Durante esta última parte se desciende 
                    hacia la cala, rodeándola y accediendo al aparcamiento donde 
                    finaliza la etapa, justo en un área de descanso. 
                    
                  Sobrasada y quesos de Mahón visten las vitrinas 
                    de los negocios gastronómicos. 
                  Etapa 13: Cala en Turqueta – Cala Galdana. 
                  A través del sur de la isla y entre calas se 
                    realizan estos 6 kilómetros y medio que tiene la etapa entre 
                    Cala en Turqueta y Cala Galdana. Sobre una superficie calcárea 
                    y rodeada de barrancos transcurre la etapa que comienza en 
                    la zona de descanso situada junto al aparcamiento de la cala 
                    y se adentra por un sendero. El Camino sube hasta salir del 
                    barranco entre encinas y pinos blancos, para luego girar a 
                    la izquierda, alejándose de la costa. En esta zona la vegetación 
                    torna a socarrells, romero, jara, tomillo, y brezo. En cuanto 
                    a su fauna, roedores, reptiles y aves marinas cómo el águila 
                    pescadora, se entremezclan con algún que otro aladierno menorquín, 
                    encinas y pinos, creando un ecosistema particular. Tras avanzar 
                    durante un kilómetro y medio. La ruta va hacia el sur con 
                    un descenso en el que sale el desvío hacia Cala Macarelleta. 
                    Conforme se baja entre las paredes del barranco el clima se 
                    vuelve más fresco y la flora cambia, con ejemplares de higueras. 
                    Una vez abajo, el Camino gira dirección noroeste, comenzando 
                    una subida para superar el barranco, y a pocos metros para 
                    por un cañón entre paredes de roca. El sendero continúa por 
                    el desfiladero, y llega a una pista forestal que lleva hasta 
                    la cala. Tras una bajada exigente, el Camino prosigue cruzando 
                    la cala y comienza una nueva subida hasta el barranco de Santa 
                    Ana, donde se encuentra la playa. En este punto hay que extremar 
                    la precauciones, ya que el terreno es bastante irregular, 
                    con raíces y con una pendiente que puede llegar al 20% en 
                    algunos momentos. Esta playa es una de las más visitadas de 
                    la isla, por lo que es más accesible, y cuenta con escaleras. 
                    Una vez se llega arriba, al viajero le esperan dos kilómetros 
                    de sendero que desciende poco a poco hasta llegar a la Cala 
                    Galdana. Es un tramo concurrido que pasa por una zona boscosa 
                    de pinos, encinas y acebuches, en el que hay que mirar al 
                    suelo para no tropezarse. Se llega entonces al mirador, conforme 
                    el viajero llega al final de la etapa, para luego bajar hacia 
                    la urbanización y continuar hasta cruzar un puente en dirección 
                    al peso marítimo. Tras recorrer unos metros, gira a la izquierda, 
                    para subir hasta la parte alta de la urbanización y finalmente 
                    una subida por escaleras que llevan al viajero a la Avenida 
                    de Sa Punta. A unos 300 metros, el Camino Natural gira a la 
                    izquierda y finaliza la etapa. 
                  Etapa 14: Cala Galdana – Sant Tomàs. 
                  Esta etapa atraviesa un denso bosque de pinos 
                    carrascos, entre otras especies, y cruza por algunos de los 
                    barrancos más importantes de la isla, como Trebalúger, Sa 
                    Cova, Sa Torre o Binigaus, que destaca por sus famosas cuevas, 
                    como la Cueva des Coloms. La Cala Galdana es el inicio de 
                    la etapa, concretamente en el Morro de Levant, uno de los 
                    cabos que la flanquean. Tras pasar una barrera, el Camino 
                    va entre un bosque de pino carrasco y encinas junto a otras 
                    especies mediterráneas como labiérnagos, aladiernos o madroños, 
                    además de lentiscos, ruscos, mirtos, romero, hiedra, zarzaparrilla 
                    y madreselva. No hay que olvidar que la zona está incluida 
                    en LIC y ZEPA de Binigaus a cala Mitjana. El recorrido va 
                    entre antiguas infraestructuras como hornos de cal, canteras 
                    y refugios de pastores hasta llegar a una bajada pronunciada 
                    que acerca al viajero a las aguas azul turquesa de la cala 
                    Mitjana. Tras medio kilómetro caminando, se llega al acceso 
                    a la playa donde hay una zona de descanso con paneles informativos. 
                    El Camino vuelve al bosque sin entrar en la cala y empieza 
                    una subida donde se pueden volver a ver hornos. Ahora el Camino 
                    transita entre muros de piedra que delimitan fincas. Un nuevo 
                    descenso lleva al barranco de Trebalúger, donde el paisaje 
                    torna a campos de cereal y forraje con un arroyo que hay que 
                    cruzar. Tras pasarlo, se vuelve al bosque que lleva hasta 
                    el barranco de Sa Cova. Desde este punto comienza una subida 
                    exigente que pasa por un bosque y alguna pista que lleva a 
                    fincas privadas. Tras pasar por el barranco Sa Torre, empieza 
                    una bajada en dirección al barranco de Binigaus, donde se 
                    vuelve a la costa. Desde este punto, sale una ruta que no 
                    pertenece al Camino que lleva al viajero a descubrir las cuevas 
                    naturales de la cala, de origen kárstico, y que en su día 
                    fueron habitadas por los pobladores primigenios de la isla. 
                    Entre ellas, la conocida como “La Catedral”, declarada Bien 
                    de Interés Cultural en 1966, era un lugar de enterramiento 
                    de la etapa posttalayótica (550-123 a. C.). Además también 
                    se puede visitar en esta etapa el poblabo talayótico de San 
                    Agustí o el talayot de Binigaus. Para finalizar esta etapa 
                    se accede a la playa de Binigaus y se continúa por el sendero 
                    hasta llegar a la playa de Binicodrell. Desde aquí se lleva 
                    al peso marítimo de la urbanización Playa de San Tomás, donde 
                    concluye la etapa junto al puesto de salvamento marítimo. 
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                  Un talayot es una construcción turriforme prehistórica 
                    de las islas Gimnesias (Menorca y Mallorca). Al ser el monumento 
                    prehistórico más abundante en las dos islas, dio nombre a 
                    una de las etapas más estudiadas de la prehistoria balear: 
                    la cultura talayótica. El primer autor que se ocupó de estas 
                    estructuras fue Juan Ramis, en 1818, en su obra Antigüedades 
                    célticas de la isla de Menorca, que es el primer libro en 
                    castellano íntegramente dedicado a la prehistoria. 
                  Etapa 15: Sant Tomàs – Son Bou. 
                  Esta etapa transcurre por el sur de la isla 
                    y permite al viajero pasear y disfrutar de las zonas de playa 
                    de Santo Tomás y Son Bou. Además tiene tesoros escondidos 
                    como el Prat de Son Bou, que está dentro del LIC Son Bou i 
                    barranc de sa Vall, y la playa de Talis. Con escasos 6,5 kilómetros, 
                    esta etapa empieza en el extremo oeste de la playa de santo 
                    Tomás, junto a un panel interpretativo. Desde este momento 
                    se puede disfrutar del paisaje de dunas que se presenta ante 
                    los ojos del viajero. El Camino zigzaguea hasta abandonar 
                    la zona residencial, acercándose a la playa, en este punto 
                    se encuentran algunos escalones en roca que hay que sortear. 
                    Tras pasar por una barrera, se deja atrás una zona de pino 
                    carrasco adaptados al entorno, y a continuación, una zona 
                    de cultivos tradicionales de secano con vegetación natural. 
                    Continuando el trayecto se llega a la playa de Talis, que 
                    cuenta con una gran variedad de hábitats costeros y una gran 
                    biodiversidad. Volviendo al Camino, se aleja de la costa por 
                    el humedal del Prat de Son Bou. Tras pasar por otra barrera, 
                    se cruza la zona húmeda por un paso acondicionado y se gira 
                    a la derecha siguiendo las señales. El Camino va cambiando 
                    de firme y ensancha su trazado conforme se acerca a Son Bou, 
                    el final de la etapa, donde un panel informativo recibe al 
                    viajero con indicaciones para atravesar el tramo urbano y 
                    poner fin a la etapa tras superar el paseo marítimo. 
                  Etapa 16: Son Bou – Cala en Porter. 
                  Durante esta etapa el viajero se encuentra dos 
                    tramos perfectamente diferenciados, uno que discurre por un 
                    paisaje rústico, con calas salvajes, acantilados y diversos 
                    bosquetes; y otro entre fincas agropecuarias, establecimientos 
                    de turismos rural y huertas, finalizando en la Cala en Porter. 
                    Además, durante el trayecto se puede visitar el poblado talayótico 
                    más importante de Menorca, Torre d’en Galmés. El principio 
                    de la etapa sale del aparcamiento en San Bou. Tras avanzar 
                    unos metros por la carretera, se cruza un parque y se continúa 
                    por las calles de la urbanización hasta que comienza un sendero 
                    que se ha de seguir adentrándose en un bosque de pinos carrascos, 
                    encinas, acebuches y lentiscos. Comienza entonces una subida 
                    que alterna tramos de tierra con tramos rocosos, rodeando 
                    uno de los acantilados más altos del sur de la isla, las Peñas 
                    de Alayor. Una subida de unos 300 metros desemboca en el barranco 
                    de Llucalari, y después a una bajada por la ladera hasta llegar 
                    a la cala homónima. Se abandona la zona remontando por la 
                    ladera de otro de los barrancos que dan a la playa. El entorno 
                    vuelve a ser un bosque mixto sobre un sendero durante un kilómetro 
                    de subida, y el paisaje torna a pastizales, conforme se abandonan 
                    los límites de la zona LIC/ZEPA. El Camino continúa pegado 
                    a muros de piedra durante un kilómetro, cruzando alguna que 
                    otra barrera. Luego gira hacia la derecha y se encuentra con 
                    una carretera asfaltada que lleva a Alayor. Se continúa brevemente 
                    por ella, con cuidado del tráfico, y se abandona por un sendero 
                    que aparece a mano derecha y que lleva a una pasarela sobre 
                    el barranco Torre Vella y continúa por una pista. 
                   La pista en dirección noroeste lleva hasta 
                    Torre d’en Galmés, un yacimiento talayótico que cuenta con 
                    un centro de interpretación y un museo. Antes de llegar a 
                    la torre se pueden visitar otros dos yacimientos, como son 
                    el sepulcro megalítico de Ses Roques Llises, y el monumento 
                    megalítico de Na Camerma de sa Garita. De nuevo en el Camino, 
                    se sigue por la pista que lleva a Latorre hacia el suroeste 
                    entre muros de piedra, pasando por un tradicional aljibe, 
                    y un poco más adelante se traspasa una barrera. Se llega entonces 
                    a una explanada de cereal y el Camino continúa hasta volver 
                    a estar franqueado por muros de piedra y acebuches, llegando 
                    hasta el barranco Cala en Porter, siendo la entrada a la zona 
                    LIC y ZEPA Des Canutells a Llucalari, incluida en la Red Natura 
                    2000. Cuando el Camino llega a la intersección con el valle 
                    del barranco, el paisaje torna a huertas y árboles frutales, 
                    destacando los nísperos, entre carrizos, espadañas y juncos. 
                    Empieza ahora un tramo asfaltado que rodea unas casas y cruza 
                    el barranco en dirección al curso del agua. Justo antes de 
                    cruzar, se pueden observar dos ejemplares de pacaneros, originarios 
                    de México, junto a otros dos situados al borde del río, siendo 
                    los úlnicos ejemplares de la isla y denominados como los pacaners 
                    de s'Hort Squella. De nuevo se cruza una barrera y se vuelve 
                    al camino de tierra que transcurre durante aproximadamente 
                    medio kilómetro entre cultivos, un bosque y el barranco.  
                    
                  Alayor cuenta en sus principales actividades 
                    con industria, calzado y sus famosos quesos.  
                  Debido a la fuerte pendiente hay instaladas 
                    unas escaleras. Cuando se llega arriba, unas vistas de la 
                    zona ofrecen al viajero una estampa del barranco, con los 
                    campos de cultivo, las cuevas y una amplia colonia de alimoches. 
                    Avanzando un poco comienza el descenso hacia el barranco, 
                    extremando precauciones puesto que hay momentos en lo que 
                    el terreno es solamente roca, aunque se han instalado vallas 
                    para proteger al viajero. Una vez se alcanza el final del 
                    descenso, se llega a una pista junto a una explotación agraria. 
                    Desde aquí se debe continuar un kilómetro, pasando por un 
                    lentisco de grandes dimensiones. La pista desemboca en las 
                    afueras de la urbanización de Cala en Porter, al lado del 
                    aparcamiento de la playa, donde finaliza la etapa. 
                  Etapa 17: Cala en Porter – Binissafúller. 
                  Esta etapa del Camí de Cavalls se caracteriza 
                    por sus dos entornos perfectamente diferenciados: los barrancos 
                    de la parte occidental y las playas de la parte oriental. 
                    Saliendo de Cala en Porter, el Camino avanza por un bosque 
                    hasta llegar a Cala des Canutells. A partir de aquí, se empieza 
                    a descender poco a poco conforme se pasa por barrancos como 
                    Binidalí y Biniparratx. El panel indicativo del comienzo de 
                    la etapa se encuentra en el interior de Cala en Porter, entre 
                    acantilados. Las cala, que pertenece a la Red Natura 2000, 
                    cuenta con una gran biodiversidad entre las que se puede destacar 
                    las zarzas, carrizos, laureles, y acebuches, además de aves 
                    como las currucas, ruiseñores o garzas, junto a ranas y culebras. 
                    Desde el panel comienza una subida que sale del barranco y 
                    se adentra en una urbanización, situada en sobre el acantilado 
                    izquierdo, y que se debe rodear por su paseo marítimo, donde 
                    disfrutar de una bella postal de la zona. Un poco más adelante, 
                    el recorrido gira por la Travessia de L’Avinguda Central y 
                    continúa hasta la zona deportiva. El sendero entonces toma 
                    dirección norte, en el Carrer Art, hasta llegas a una barrera, 
                    que indica el final de la zona de barrancos. Desde aquí, la 
                    etapa comienza su trazado sobre un sendero señalizado entre 
                    barreras y muros de piedra, que separan un bosque de encinas, 
                    pinos y acebuches, de las parcelas agrícolas de cereales y 
                    pastos. Al principio del tramo se atraviesa el barranco de 
                    Son Domingo y llega hasta la playa de Cales Coves. Se trata 
                    de una bajada sencilla salvo en ciertos puntos donde hay que 
                    tener cuidado con las raíces y las rocas. Al final, el ambiente 
                    se torna húmedo y el trazado continúa hacia la pared del barranco, 
                    donde proliferan cuevas y un bosque de acebuches y laureles. 
                    Es el lugar perfecto para poder ver la pampalonia, endémica 
                    de Mallorca y Menorca y en peligro de extinción. También es 
                    un lugar perfecto para el avistamiento de milanos, gavilanes 
                    o cernícalos, además de alimoches, murciélagos, lirones, erizos, 
                    salamanquesas y musarañas. El Camino asciende y el ambiente 
                    se torna más cálido y seco, llegando a un tramo agroforestal 
                    que va en dirección este, recorriendo fincas agrícolas y áreas 
                    de bosque delimitadas por muros y barreras menorquinas. A 
                    unos 4 kilómetros, gira hacia el sur y comienza un descenso 
                    entrando en el barranco Es Canutells, con su playa homónima. 
                    Aquí se encuentra una de las escasas poblaciones de olmos 
                    de la isla. El sendero sale del barranco y llega a la cima 
                    donde se encuentra la urbanización del mismo nombre, además 
                    de la zona de descanso bajo unos pinos en el mirador de la 
                    cala. Una vez pasada esta área, la etapa transcurre por la 
                    urbanización girando hacia el este. Continuando por la avenida, 
                    el Camino cambia a un firme de adoquines y luego transcurre 
                    por el arcén de una carretera que da acceso a la población, 
                    compartiendo trazado con el tráfico durante al menos de dos 
                    kilómetros. Posteriormente la etapa abandona la carretera 
                    para internarse entre parcelas agrícolas hasta llegar a un 
                    camino de tierra. Se llega entonces a la torre de S’Argossam, 
                    cruzando la carretera y siguiendo por el recorrido hacia el 
                    este para cruzar el barranco de Biniparratx, tras el cual 
                    sale un sendero pedregoso que desciende hasta llegar al final 
                    de la etapa en la avenida Playa Binisafúller, frente al aparcamiento. 
                  Etapa 18: Binissafúller – Punta Prima. 
                  Se trata de una etapa de unos 8 km por una zona 
                    urbanizada pasando por rincones idílicos como las calas de 
                    Binibeca y Binissafuller, la playa de Punta Prima, la torre 
                    de Punta Prima, el poblado de Binibeca Viejo y las luces del 
                    Faro de lsla del Aire, que utiliza un sistema fotovoltaico 
                    para abastecerse de electricidad. Esta etapa empieza en una 
                    tanca, típica finca agropecuaria menorquina, junto a un panel 
                    interpretativo. Se sale de la finca atravesando una barrera 
                    y girando a la izquierda dirección Binisafua, compartiendo 
                    tramo con cicloturistas. Tras girar a la derecha se llega 
                    hasta la playa de Binissafúller, una pequeña cala con aguas 
                    color turquesa. Dejando atrás la cala, una subida espera al 
                    viajero que lleva por el Paseo de la Mar hasta el puerto de 
                    la población. Sus casetas de pescadores reciben a los visitantes 
                    con sus típicos colores blanco y azul turquesa, uniendo sus 
                    fachadas por frases en latín. El Camino continúa esta vez 
                    torciendo a la derecha para bajar hasta el poblado de pescadores 
                    Binibeca Viejo, con sus casas blancas y sus calles estrechas 
                    donde perderse. Tras superar una barrera metálica se gira 
                    a la derecha por el Paseo Marítimo de Binibeca Viejo, para 
                    dar al aparcamiento cercano a la cala de Binibeca. El recorrido 
                    continúa por Binibeca Nueva atravesándola por el Carrer de 
                    s’Anfos Blau, yendo en parelalo al carril bici, hasta llegar 
                    a una rotonda donde se debe girar a la derecha. Sigue el trazado, 
                    ya sin el carril bici, por lo que el ciclista deberá extremar 
                    precauciones ya que compartirá trazado con vehículos a motor. 
                    Un poco más adelante, se llega al final de la etapa, indicado 
                    con un panel informativo de Caminos Naturales. 
                    
                  Binibeca Vell, un poblado de pescadores con 
                    encanto. 
                  Etapa 19: Punta Prima – Cala Sant Esteve. 
                  El penúltimo tramo de 19 kilómetros enlaza Punta 
                    Prima con la cala de San Esteve, pasando por la Cala de Alcaufar, 
                    uno de los lugares con mayor belleza de la isla. Durante el 
                    trayecto se pueden ver las torres de Alcaufar y el Fuerte 
                    Marlborough, antiguas construcciones militares. Comienza en 
                    una barrera menorquina junto a un panel interpretativo de 
                    Caminos Naturales. Con vistas al faro de la Isla del Aire, 
                    se puede disfrutar las vistas de la isla y de su colonia de 
                    aves. Continuando entre vegetación, se llega a la Torre de 
                    Alcaufar, construida en 1787 y que hacía las veces de defensa 
                    de la isla. La torre, de tres plantas al igual que la Torre 
                    de Punta Prima, es de estilo martello. Aunque en la actualidad 
                    tienen una entrada en la planta baja, en su época se accedía 
                    a ellas a través de escaleras retráctiles. Continúa el Camino 
                    en dirección a Alcaufar, una de las localidades más icónicas 
                    de la isla. Tras pasar por ella el trayecto se aleja de la 
                    costa y comienzo un tramo compartido de unos 500 metros que 
                    empieza a coger altura. Tras cruzar la Me-8 se continúa por 
                    el denominado Camí de Rafalet por un tramo urbano que va desapareciendo 
                    para acabar en zona de monte. Continúa la senda entonces entre 
                    muros de mampostería llamados tanques y barreras menorquinas. 
                    Empieza entonces un ligero descenso que termina en un panel 
                    interpretativo donde se indica el final de la etapa y el comienzo 
                    de la última etapa del Camí de Cavalls. 
                  Etapa 20: Cala Sant Esteve – Mahón. 
                  El Camino Natural Camí de Cavalls llega a su 
                    fin en esta etapa que une la Cala Sant Esteve con la ciudad 
                    de Mahón, cerrando así el círculo a la isla. El tramo remonta 
                    un pequeño desnivel y sigue hasta el puerto de la ciudad, 
                    pasando por el Castillo de San Felipe, antes de llegar a la 
                    capital de la isla, donde la cruza para llegar a su puerto. 
                    Esta última etapa comienza muy próxima a la entrada del Fort 
                    Marlborough y avanza hacia una cala rodeada de acebuches y 
                    lentiscos. En este punto empieza también el Camino Romá sa 
                    Cala, que da acceso a la cala y que la conecta con Sant Esteve. 
                    El Camino entonces comienza un tramo paralelo a la carretera 
                    asfaltada, por lo que hay que tener cuidado con el tráfico. 
                    Tras recorrer unos 500 metros se llega al desvío del castillo 
                    y gira a la izquierda para ir en dirección a Villacarlos. 
                    Desde aquí se puede disfrutar de una panorámica en la que 
                    sobresalen el castillo, el puerto de Mahón, la Península de 
                    la Mola y su fortaleza y la isla del Lazareto. A unos 300 
                    metros por el arcén de la carretera, se pasa por delante del 
                    cementerio Villacarlos, girando a la derecha para cruzar la 
                    carretera y comenzar un tramo urbano. El viajero discurre 
                    entonces junto al Parque es Colt de ses Ànimes y llega hasta 
                    Villacarlos. Una vez llegados a esta localidad, se pasa junto 
                    a un molino de cereal, sede actual de la Oficina de Turismo, 
                    y al otro lado por la iglesia. La proximidad de la localidad 
                    con la capital es palpable, siendo continuación una de la 
                    otra. El Camino hace un descenso que lleva al puerto, atravesando 
                    el desnivel que supone Cala Figuera. Una vez en Mahón, se 
                    recorren sus calles, donde se puede observar el legado histórico 
                    de la capital. Los edificios, con una clara estética de arquitectura 
                    georginana, adoptada por los británicos entre el siglo XVIII 
                    y el XIX, parecen todos cortados por el mismo patrón. Continuando 
                    el Camino, se llega a la Plaza del Príncipe, y la iglesia 
                    del Carmen, que en la actualidad alberga el mercado de abastos 
                    de la ciudad. Un poco más adelante, las Plaza de España y 
                    el Mercado del Pescado, para luego subir hacia la Plaza de 
                    la Constitución. Aquí el viajero debe hacer una parada para 
                    poder disfrutar de la Iglesia Santa María de Mahón, del siglo 
                    XVIII sobre una construcción del siglo XIV, y el ayuntamiento. 
                    Dejando atrás la plaza, se continúa pasando por el Palacio 
                    de Isabel II y por el Museo de Menorca, ubicado en el claustro 
                    de la iglesia de San Francisco de Asís. Desde aquí, un descenso 
                    hasta el puerto, que ofrece una parada en un pequeño mirador 
                    donde disfrutar de una panorámica de la zona, y una vez terminada 
                    la bajada se llega al puerto donde el Camino recorre sus últimos 
                    metros entre barcos. Llegando al final del puerto se pasa 
                    por un puente y se llega al final del Camino Natural Camí 
                    de Cavalls. 
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                  -------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
                  Mahón es la capital de la isla y cuenta 
                    con una historia milenaria. Fue un asentamiento fenicio, griego 
                    y turco. Data de la época de los cartagineses, aunque contiene 
                    restos talayóticos. El hermano de Aníbal, Magón, puso su nombre 
                    a la que a la postre sería la capital de la isla. Pasó después 
                    por influencia romana, bárbara, con la llegada de los pueblos 
                    vándalos, y bizantina. Fue un asentamiento muy codiciado por 
                    los pueblos en los siglos posteriores debido a su posición 
                    estratégica en el Mediterráneo, llegando a estar bajo dominio 
                    musulmán y normando. Son conocidos, de la época antigua, sus 
                    honderos. El rey Alfonso III fortificó el castillo 
                    tras la conquista musulmana. Este crisol de culturas se ve 
                    reflejado en sus calles, edificios y monumentos. En 1708 cayó 
                    bajo dominio británico, y la ciudad se convirtió en una base 
                    naval durante 70 años. De esta época son construcciones como 
                    el bastión de Sant Roc, la iglesia de Santa María o la puerta 
                    principal de la muralla, entre otras muestras. 
                  El golfo de Mahón, de 6 kilómetros hacia el 
                    interior de la isla, es uno de los puertos naturales de mayor 
                    longitud de Europa. El acceso se encuentra entre la Península 
                    de Mola y el cabo San Felipe. En su recorrido se encuentran 
                    con las calas de Figuera, Longa, Rata o Teulera, además de 
                    las islas de Lazareto, de La Cuarentena, la isla del Rey y 
                    la isla Pinto. El puerto de Mahón ha sido uno de los puntos 
                    clave para el transporte de mercancías desde el siglo III 
                    a. C. además de ser un punto clave de estrategias militar, 
                    de ahí sus fortalezas militares, que se suman a una basílica 
                    paleocristiana. 
                    
                  Mahón es la capital de la isla. 
                  La antigua capital de la isla, Ciutadella, es 
                    también la ciudad más poblada. Su denominación viene del latín 
                    civitas, que significa ciudad, aunque su creación fue anterior, 
                    ya que se conservan numerosos restos de la época talayótica, 
                    destacando la Naveta des Tudons. De su época musulmana se 
                    conserva muy poco, ya que fue reconquistada por la Corona 
                    de Aragón en 1287. En 1558 sufrieron un enorme saqueo por 
                    los turcos cuando la isla estaba en manos británicas. De su 
                    historia más reciente, la isla conserva únicamente la catedral 
                    de Santa María, de época medieval, y su casco antiguo. Destacan 
                    la Plaça des Born, el obelisco y su ayuntamiento y el puerto 
                    antiguo de la ciudad. 
                  Sa Mesquida es una localidad perteneciente a 
                    Mahón, situada al noroeste de la capital. Cuenta con una densidad 
                    de población baja, que se ve incrementada de forma sustancial 
                    en verano. Durante finales del XVIII fue testigo de los enfrentamientos 
                    entre las tropas británicas, que ocupaban la isla desde 1708, 
                    y el ejército español de Carlos III. De esta época son las 
                    torres de defensa que aún se conservan en la isla y que tienen 
                    todas las mismas características: tres alturas, planta circular, 
                    construidas en piedra con cal y arena, matacán amplio hacia 
                    el oeste que sobrepasa la altura del parapeto. Además, esta 
                    torre contaba en su plataforma superior con un cañón giratorio. 
                    Fornells es una localidad costera situada al oeste de la Bahía 
                    de Fornells, al norte de la isla. Originalmente era únicamente 
                    el Castillo de San Antonio, del cual aún se conservan restos, 
                    y que servía de defensa del puerto. El castillo fue construido 
                    en 1673, y hasta 1782 estuvo funcionando, hasta que Carlos 
                    III ordenó su retirada. A pesar de ello, los vecinos de la 
                    zona se asentaron alrededor del él y tras 1782 decidieron 
                    permanecer en la zona. En la actualidad pertenece al término 
                    municipal de Es Mercadal. Al norte de la localidad, en lo 
                    más alto del acantilado, está la Torre de Fornells, del XVIII, 
                    que formaba parte de una red de atalayas de vigilancia de 
                    la isla. Fue construida durante la tercera ocupación de la 
                    isla por las tropas británicas.  
                  .jpg)  
                  Es Mitjorn Gran, el municipio más joven de la 
                    isla, celebrando Sant Cristòfol. 
                  Se independizó de Mercadal en 1989. Su nombre 
                    en castellano es San Cristóbal y su etimología significa “media 
                    jornada” que era lo que se tardaba en cruzar media isla hasta 
                    llegar a alguna de sus costas. El nombre se refiere al descanso 
                    que se debía realizar para recorrer el camino que separaba 
                    de la otra mitad de la isla. Durante la ocupación británica 
                    de la isla, surgió esta población, alrededor de la capilla 
                    de San Cristóbal, muy cerca de Binicodrell. La capilla fue 
                    ordenada por Cristóbal Barber en 1769. A excepción de un período 
                    en el que tuvieron ayuntamiento propio, entre 1821 y 1823, 
                    ha formado parte de Mercadal, manteniendo su nombre en castellano 
                    hasta un año antes de su independencia. Es Mitjorn Gran cuenta 
                    además con otro núcleo urbano más, en la costa sur, llamado 
                    Santo Tomás, que comenzó su crecimiento en los años 60 con 
                    el apogeo del turismo. En su terreno el viajero puede visitar 
                    varias de las muestras prehistóricas de la isla como los talayots 
                    de Binicodrell, el poblado de Sant Agustí Vell, el yacimiento 
                    de Santa Mónica, la sala hipóstila del “Gallinero de Madona” 
                    o las cuevas de Coloms y de Polida. Además de la isla, en 
                    el término municipal se incluyen tres islotes, siendo el más 
                    importante el de Binicodrell, en los que se pueden encontrar 
                    la lagartija balear, endémica de las islas Gimnesias. Como 
                    su antiguo nombre indica, las fiestas de su patrón San Cristóbal 
                    a finales de julio principios de agosto, suponen la fiesta 
                    más popular del municipio y donde el caballo es el principal 
                    protagonista. San Antonio, patrón de la isla, celebra todos 
                    los 17 de enero la conquista de la isla, durante el Carnaval 
                    se celebra el baile Blanco y Negro, y en San Miguel despiden 
                    el verano. 
                    
                  El Parque Natural de S´Albufera des Grau, de 
                    5.067 ha, está ubicado en la zona nororiental de la 
                    isla.  
                  Si te quedas con ganas, aparte de los dos senderos 
                    de largo recorrido que recomendamos, dentro del parque tienes 
                    un encantador recorrido de senderismo con 13,8 km de longitud 
                    y una duración total de algo más de dos horas y media. 
                  Cuenta con diversos hábitats que se encuentran 
                    dentro de la Red Natura 2000 y forman parte de la reserva 
                    de la biosfera de Menorca. Ente sus humedales y estanque temporales 
                    se pueden observar especies vegetales acuáticas como el Potamogeton 
                    pectinatus que favorecen el desarrollo de especies como el 
                    águila pescadora, la focha, el ánade real, la garza, la ranita 
                    meridional o los erizos blanquecinos. En sus costas, los ecosistemas 
                    dunares se caracterizan por ser zonas de anidación de diversas 
                    aves costeras, además de sus praderas submarinas donde destaca 
                    la posidonia oceánica. En el interior, el parque cuenta con 
                    bosques de acebuches mezclados con zonas de pasto y cultivo. 
                  El Poblado Talayótico de Sa Torreta de Tramuntana 
                    está situado en el parque natural de la Albufera des 
                    Grau, es uno de los poblados talayóticos más emblemáticos 
                    y mejor conservados de la región. Su origen se remonta a los 
                    primeros pobladores, en el 1600 a. C. y fue ocupada hasta 
                    la época romana, para luego reutilizarse en época islámica. 
                    No fue hasta 1930, que Margaret Murray descubrió el poblado 
                    y todos los elementos rituales. En la actualidad se conservan 
                    el talayot, en la parte más alta y de tipo escalonado y ovalado, 
                    el recinto de la taula, de pequeñas dimensiones y donde se 
                    pueden ver algunas pilastras que aún quedan en pie, y alguna 
                    vivienda. 
                  El Poblado talayótico de Binissafúller funcionó 
                    desde el siglo X a. C. hasta la ocupación musulmana. Cuenta 
                    con numerosas construcciones como una taula, talayot, sala 
                    hipóstila y viviendas. Entre sus elementos destaca un talayot 
                    de planta circular con 15 metros de diámetro y 2,8 metros 
                    de altura, en el centro del poblado. En la parte derecha, 
                    una sala hipóstila muy bien conservada. Al sur del poblado 
                    se encuentra la taula, esta vez de planta cuadrada pero con 
                    ángulos redondeados. Según las excavaciones realizadas en 
                    la zona, se ha podido determinar que en este poblado se realizaban 
                    rituales de fertilidad, con animales y relacionados con el 
                    campo. 
                  El Poblado Talayótico Torre d’en Galmes es el 
                    ejemplo más conocido de la cultura talayótica menorquina. 
                    Datado entre el siglo V al I a. C. es uno de los más extensos 
                    de las islas baleares. El poblado cuenta con una muralla y 
                    tres talayots. Desde aquí se puede ver la costa sur de la 
                    isla. Además, la orientación sur de las viviendas resguardaba 
                    a sus habitantes de los vientos de tramontana. 
                    
                  El Hipogeo de Torre del Ram se habría utilizado 
                    como lugar de enterramiento colectivo, donde se irían depositando 
                    los miembros de una familia o pequeña comunidad conforme iban 
                    muriendo. Siglos después el hipogeo se vaciaría para ser reutilizado 
                    como lugar de refugio para el ganado, por lo que no se sabe 
                    nada acerca de la comunidad enterrada en su interior en referencia 
                    al número de individuos, ajuar funerario o cronología.  
                   La palabra hipogeo viene del griego antiguo 
                    hypógaion y significa cámara subterránea. Situadas en la parte 
                    oeste de la isla de Menorca, Son galerías subterráneas que 
                    cumplen funciones funerarias. En el caso de la Torre del Ram, 
                    se encuentra al este de Ciudadela, en la urbanización Cala 
                    en Blames. Se trata de un sepulcro colectivo, perteneciente 
                    a la edad de bronce (entre el 1600 y el 1200 a. C.) y consiste 
                    en una cámara de nueve metros de largo, con planta rectangular, 
                    un banco adosado que cubre toda la planta, y un corredor escalonado 
                    que sirve de acceso. La entrada se realiza por una chimenea 
                    que lleva a unas escaleras. El edificio fue saqueado y vaciado, 
                    y reutilizado como establo, por lo que se desconoce el número 
                    de entierros realizados. En la parte inferior del hipogeo 
                    se han descubierto unos grabados esquemáticos que parecen 
                    representar embarcaciones. La Torre forma parte de la Menorca 
                    Talayótica, que fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad 
                    por la UNESCO, y cuenta con 32 construcciones. 
                  La Naveta de Es Tudons es uno de los símbolos 
                    más conocidos a nivel internacional de la isla. Perteneciente 
                    a la Edad de Bronce, representa la cultura funeraria de la 
                    isla. Presenta forma de nave invertida, con dos plantas. En 
                    su interior se acomodaban los difuntos siempre envueltos en 
                    sudarios. Hay una leyenda que cuenta que dos gigantes lucharon 
                    por el amor de una mujer, uno construyó la naveta y el otro 
                    un pozo, el último al terminar el pozo avisó que había encontrado 
                    agua y el otro gigante tapó el pozo con una piedra para siempre, 
                    faltando una piedra en la construcción. 
                  Es Castellàs des Caparrot de Forma es un yacimiento 
                    prehistórico arqueológico, declarado BIC, que cuenta con dos 
                    yacimientos de etapas diferentes. Tiene una fortificación 
                    costera y una necrópolis. En la zona más cercana a la costa, 
                    se han encontrado restos de una muralla de la Edad de Bronce, 
                    que parecía proteger un asentamiento. Dentro de la misma se 
                    han encontrado restos de dos construcciones de planta circular 
                    y restos de vasijas y herramientas. En la zona del acantilado, 
                    sin embargo, están los restos de una necrópolis datada en 
                    la Edad de Hierro con 23 hipogeos. 
                  El Faro de Cavallería está situado en 
                    el cabo que lleva el mismo nombre, mide 15 metros de altura 
                    y estuvo en funcionamiento hasta finales del siglo XX. Fue 
                    inaugurado en 1857 y fue el primer faro de la isla. Sirvió 
                    para disminuir, de forma drástica, el número de naufragios 
                    en la zona. Gracias a ello, se construyeron los faros de Punta 
                    Nati y Faváritx. En la actualidad se ha convertido en el Centro 
                    de Interpretación del Cabo de Cavallería y puede ser visitado 
                    por el público en general durante los meses de mayo a octubre. 
                    El Faro de Favàritx, construido entre 1917 y 1922, tuvo su 
                    principal objetivo en evitar naufragios tras la primera década 
                    del siglo XX. Cuenta con una torre de 28 metros de altura, 
                    de hormigón y fue electrificado en 1971. Su óptica original 
                    se conserva en la exposición permanente del faro de Portopí 
                    en Mallorca.  
                    
                  La belleza del ocaso desde el Faro de Punta 
                    Nati es conocida en Menorca y son los propios lugareños quienes 
                    aconsejan a visitantes que no se lo pierdan. Es una excursión 
                    que merece la pena por su belleza sublime. 
                  Debido a los numerosos naufragios que sufrió 
                    la isla, sobre todo al del barco francés General Chanzy con 
                    152 víctimas y sólo un superviviente, se comenzó la construcción 
                    del Faro de Cavallería en 1912. Al año siguiente se inauguró, 
                    y cuenta con 11,5 metros de altura. Con una potencia que permite 
                    ver su luz a 26 millas, el también conocido como Faro Nati, 
                    tiene a sus alrededores varios búnkeres de la Guerra Civil 
                    y un bufador que genera columnas de agua de grandes dimensiones. 
                    Faro d´Artrutx está ubicado sobre el cabo del mismo 
                    nombre, en el extremo occidental de la isla, es el encargado 
                    de señalizar el Canal de Menorca, que separa los 36 kilómetros 
                    de las dos islas. Forma parte del patrimonio histórico de 
                    la isla. Construido en 1858, con 17 metros de altura, duplicó 
                    la misma durante los años sesenta, llegando hasta los 45 metros 
                    actuales. En sus orígenes los fareros utilizaban aceite para 
                    hacerlo funciones, posteriormente se sustituyó por petróleo, 
                    hasta que en 1980 se automatizó. En la actualidad, las dependencias 
                    de los fareros que trabajaban allí, se han convertido en un 
                    restaurante. 
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                  El GR-221 o Ruta de la Pedra en Sec (del mallorquín: 
                    «Ruta de la piedra en seco») es un sendero de gran recorrido 
                    que atraviesa longitudinalmente la Sierra de Tramuntana, en 
                    Mallorca, desde el Puerto de Andrach en el suroeste hasta 
                    el cabo Formentor en el noreste. La Ruta de Piedra Seca GR 
                    221 propone descubrir los paisajes de piedra seca de la Serra 
                    de Tramuntana, declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO en 
                    la categoría de paisaje cultural. Asimismo, permite visitar 
                    interesantes vestigios históricos, encontrarse con mitos y 
                    leyendas, y conocer las tradiciones, la arquitectura, las 
                    costumbres, la gastronomía y la artesanía de este lugar privilegiado 
                    de la geografía isleña. El itinerario senderista se acerca 
                    a menudo a la costa y en algunos tramos a las cimas más elevadas 
                    de la sierra, siendo el punto más alto del recorrido el Coll 
                    de ses Cases de Neu, con poco más de 1.200 metros de altura. 
                    Esta combinación y la diversidad de vegetación, con densos 
                    encinares y monte bajo típicamente mediterráneo, contribuyen 
                    a incrementar el interés paisajístico del sendero. La Ruta 
                    se sustenta principalmente en la red de antiguos caminos restaurados 
                    por el Consell de Mallorca, la cual gracias a la climatología 
                    de la isla es practicable la mayor parte del año. 
                  Recibe el sobrenombre de Ruta de la Pedra en 
                    Sec a causa de la gran cantidad de construcciones, incluidos 
                    algunos tramos del propio camino, construidos con la técnica 
                    de la piedra seca que se pueden encontrar a lo largo del recorrido: 
                    muros y paredes, terrazas, barracas, pozos de nieve, restos 
                    de carboneras, etc., construcciones que además están relacionadas 
                    con la declaración del paisaje cultural de la Sierra de Tramuntana 
                    como Patrimonio de la Humanidad en 2011. 
                    
                  El macizo de Masanella, que se atraviesa. 
                  Dentro del recorrido cuenta con varias extensiones 
                    y variantes. Puedes acercarte a Calviá, municipio situado 
                    en la parte occidental de la isla, junto a la sierra de Tramontana 
                    y la sierra de Na Burguesa. Mancor de la Vall guarda restos 
                    de su pasado prehistórico como son los talayots del Clot dels 
                    Diners y Conia, el fortificado de Son Boscà defendido por 
                    una muralla y la cueva de Montaura donde enterraban a sus 
                    muertos y adoraban a un ídolo, que era un toro. Cuentas con 
                    una red de refugios, tanto en el tramo general como en las 
                    variantes. Pont Romà (Pollensa), antiguo matadero de Pollensa, 
                    Muleta (Sóller), antigua estación telegráfica edificada en 
                    1912. O Coma d'en Vidal (Estellenchs), casas rústicas de montaña, 
                    adquiridas en 2002 gracias a las ecotasas turísticas y cedidas 
                    por el gobierno balear al Consejo Insular de Mallorca para 
                    su incorporación al proyecto. 
                    
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