|  
               
              
              
              
              
              
              
              
              
              
              
              
              
              
            
              
              
              
              
              
              
              
              
              
              
              
              
              
              
              
           | 
           
             -------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
            
            
            Las pasarelas o pasadizos del Pavia, o en portugués, 
              Passadiços do Paiva, es un sendero de casi 9km sobre pasarelas de 
              madera junto al río Pavia. Es de las nuevas atracciones turísticas 
              de Portugal junto al Ponte 516 de Arouca, un puente de acero suspendido 
              también sobre el Pavia y que tiene una una longitud de más de 500m. 
              Esta excursión combinada es uno de los nuevos atractivos de Portugal. 
              Puedes hospedarte en la preciosa ciudad de Guimaraes.  
              
            La longitud del camino entre Espiunca y Areinho asciende 
              a unos 8,7km, casi siempre a unos metros sobre el río Pavia y siempre 
              en el margen derecho del río. Tan solo a mitad de recorrido existe 
              una pasarela que te lleva al otro margen del río. Al comienzo del 
              recorrido se pasan por varias cascadas, entre ellas los Tres Saltinhos 
              o el Rápido do salto. El camino, lineal y en el que emplearemos 
              unas dos horas y media de duración entre subidas y bajadas y paradas 
              para hacer fotos o contemplar el paisaje, discurre junto al río, 
              que pone música ambiental a un recorrido que comienza en las playas 
              fluviales de Areinho y Espiunca. En el período invernal el río aumenta 
              su caudal, por lo que en sus aguas blancas también podemos aventurarnos 
              a practicar rafting o kayak-rafting. 
            A una hora de Oporto, los pasadizos del río Paiva 
              son todo un referente del senderismo, pero, sobre todo, una auténtica 
              aventura para disfrutar de la naturaleza en el noroeste de Portugal. 
              Por el hermoso paisaje en el que se ubican, pero también por el 
              reto de superar numerosos escalones de madera y caminar por pasarelas 
              colgadas sobre las aguas, el plan además es de lo más divertido. 
             
            Los pasadizos se encuentran en el municipio de Arouca, 
              en el distrito de Aveiro, y forman parte del Geoparque de Arouca, 
              un santuario natural y geológico Patrimonio de la Unesco que invita 
              a un fascinante viaje por la biología, la geología y la historia 
              de la vida en el planeta.  
              
            Sobre el río Paiva también se eleva el que, a 175 
              metros de sus aguas, es el puente colgante peatonal más largo del 
              mundo. Este gigante de la ingeniería bautizado como Arouca 516 y 
              sujeto por cables de acero mide algo más de medio kilómetro de longitud 
              y desde él, superado el vértigo de pisar su suelo de rejilla metálica, 
              se divisa una preciosa vista de las cascadas de Aguieiras, de la 
              garganta del río Paiva y de la playa de Areinho. 
              
            La ruta la podemos realizar durante todo el año y 
              es adecuada para todos los públicos, aunque los tramos de escaleras 
              tienen desniveles más acentuados. Hacia Areinho-Espiunca es menos 
              exigente a nivel físico. Si se quiere hacer ida y vuelta, lo más 
              acertado es iniciar el recorrido en Espiunca. En los dos extremos 
              hay zonas de aparcamiento y cafés que sirven comidas rápidas, además 
              de un servicio de taxi que une ambos. Durante el recorrido hay carteles 
              didácticos con códigos QR que permiten descargar información de 
              los puntos de interés. 
              
            El trazado del camino natural del Barbantiño 
              aprovecha alguna de las muchas sendas que atraviesan el paisaje 
              de una comarca, sembrada de riachuelos ocultos entre robles centenarios 
              y frondosos bosques de ribera, que acogen una extraordinaria biodiversidad. 
             
              
            El río Barbantiño, al noroeste de la provincia de 
              Ourense, es el protagonista de un circuito fluvial de unos 15 km 
              de longitud, entre su ruta principal y sus ramales. El camino recorre 
              un entorno natural de gran belleza, salpicado por pequeños puentes, 
              pasarelas y viejos molinos. 
              
            La ruta de la Cerrada de Elías del Río Borosa es un 
              recurrido que atraviesa paisajes espectaculares y considerado como 
              uno de los caminos senderistas más bonitos de toda España. Esta 
              ruta de más de 20 kilómetros te permitirá descubrir la impresionante 
              Cerrada de Elías, cascadas como el Salto de los órganos y lagunas 
              como la de Aguas Negras y Valdeazores. 
            El Parque Nacional de la Sierra de Cazorla, Segura 
              y Las Villas esconde parajes impresionantes perfectos para disfrutar 
              de excursiones en contacto con la naturaleza. Una de las rutas más 
              conocidas y fascinantes por la belleza de sus saltos de agua es 
              la Cerrada de Elías. La parte más famosa del recorrido es la senda 
              que te lleva entre pasarelas de maderas enmarcadas en paredes de 
              roca por encima de las aguas del río Borosa. 
              
            La ruta original que incluye el recorrido «río Borosa 
              – Cerrada de Elías – Embalse de aguas Negras y Lagunas de Valdeazores» 
              tiene una distancia de 11,45 kilómetros de ida (un total de 22,9 
              kilómetros de ida y vuelta). Merece la pena realizar todo el recorrido, 
              tomarlo con calma e ir parando en cada rincón a disfrutar del paisaje. 
            Si no dispones de tanto tiempo para hacer la ruta 
              completa, puedes hacer la ruta hasta la Cerrada de Elías, a 3,5 
              kilómetros de distancia. El paseo de ida y vuelta es de 7 kilómetros 
              en total, ya que se regresa por el mismo camino. Este itinerario 
              corto no tiene dificultad alguna, discurre, la mayor parte del tiempo, 
              por caminos amplios y llanos. Si definitivamente decides hacer la 
              ruta larga, en vez de dar la vuelta a la altura de la Cerrada de 
              Elías, debes continuar el recorrido marcado hasta las Lagunas de 
              Valdeazores. Sin duda alguna, el recorrido completo es bastante 
              más duro y de mayor dificultad, pero la experiencia es muy recomendable. 
            Ambos recorridos (completo y corto) tienen el punto 
              de inicio en el mismo lugar. En la carretera del Tranco A-319, km 
              48, a la altura de la Torre del Vinagre hay un lugar para dejar 
              el coche y comenzar el recorrido. También puedes seguir las indicaciones 
              de tu GPS hasta el Centro de Visitantes Río Borosa, en este lugar 
              también puedes dejar el coche para comenzar el recorrido a pie. 
              Debes recorrer unos metros más y llegar a la piscifactoría y al 
              charco de la cuna, un lugar de baño muy frecuentado en verano. A 
              partir de ahí, sigues el sendero forestal que te indica todo el 
              recorrido. 
              
            En Diciembre de 2020, Cazorla, elegido como Capital 
              del Turismo Rural en España 2022, era la protagonista en esta misma 
              sección. 
            -------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
              
            -------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
            Los estrechos del Ebrón es la denominación de una 
              ruta senderista que se realiza siguiendo el curso medio-alto del 
              río Ebrón, entre las localidades de El Cuervo y Tormón, municipios 
              limítrofes de la provincia de Teruel (Comunidad de Aragón, España). 
              El Ebrón posee una longitud de cauce que alcanza los 21 km, con 
              una extensión de cuenca de 244,9 km² y una pendiente total de 715 
              m, siendo su principal característica la regularidad de su cauce 
              y abundante caudal. Tiene su nacimiento en los montes de Tormón 
              (a 1.052 m de altitud), pasa El Cuervo, Cuesta del Rato, Castielfabib, 
              Los Santos y Torrebaja (a 760 m de altitud), donde rinde sus aguas 
              al Turia por la margen derecha, el el paraje denominado «Las Ajuntas». 
            La ruta PR-V 131.3 ha sido calificada de gran interés, 
              su trazado reúne elementos biológicos (fauna y flora), de naturaleza 
              y paisajístico. Puede realizarse en uno o dos tramos, y en dos sentidos, 
              aguas arriba, desde El Cuervo a Tormón o a la inversa, aguas abajo, 
              desde Tormón a El Cuervo. Gran parte de su recorrido sigue el camino 
              utilizado históricamente por los lugareños de ambos municipios para 
              llevar a cabo su actividad agropecuaria tradicional, incluido el 
              cartero que diariamente llevaba y recogía la correspondencia entre 
              ambos pueblos. 
            A efectos descriptivos en la ruta de los Estrechos 
              del Ebrón pueden distinguirse dos tramos, una bajo (fluvial) correspondiente 
              a El Cuervo y otro alto (de montaña), correspondiente a Tormón. 
            0047.jpg)  
            Detalle de los «Estrechos del Cañamar», Ruta de los 
              Estrechos del Ebrón, en El Cuervo. 
            La gran belleza paisajística de la ruta de los Estrechos 
              del Ebrón se completa con la naturalística, dada la biodiversidad 
              en avifauna y flora de la zona, todo ello gracias a la vida que 
              para animales y plantas supone el río Ebrón. Aunque no sean fáciles 
              de ver, abundan los jilgueros (Carduelis barbata), las lavanderas 
              cardueñas (Motacilla cinerea), los mochuelos (Athene noctua), etc. 
              Más fáciles de ver son los córvidos, cuervos grandes (Corvus corax) 
              y urrucas comunes (Pica pica). Los más frecuentes, sin embargo, 
              son los artrópodos: insectos arácnidos, crustáceos, miriápodos, 
              etc., singularmente en verano. En cuanto a la botánica, destacan 
              los juncales, los chopos lombardos, los álamos, las sargas y otras 
              variedades propias de las riberas, incluso el matorral termófilo 
              en las franjas más alejadas y frescas. En las zonas de la ruta propiamente 
              de montaña predomina el pino laricio (Pinus nigra), las sabinas 
              albares (Juniperus thurifera), los enebros (Juniperus communis), 
              las encinas (Quercus ilex) y variedad de arbustos y matorrales, 
              romeros (Rosmarinus officinalis), rosales silvestres (Rosa canina), 
              aliagas (Genista scorpius), etc. 
              
            Sin dejar la región, en el corazón de Sierra 
              Nevada y la Alpujarra almeriense se oculta una de las rutas de senderismo 
              más sorprendentes del sur peninsular, para los que quieran veranear 
              con un extra de adrenalina. Este espectacular recorrido, comparado 
              cariñosamente con el famoso sendero malagueño por sus túneles, pasarelas 
              y acantilados, ha comenzado a captar la atención de los amantes 
              de la naturaleza y el ecoturismo. Se trata de la senda de la Hidroeléctrica 
              de Laujar de Andarax, también conocida como PR-A 36, una travesía 
              de algo más de seis kilómetros que parte desde el Área Recreativa 
              del Nacimiento del Andarax. Allí, junto a la antigua central eléctrica 
              de la Fabriquilla, comienza este recorrido que combina pista forestal 
              y antiguos caminos de servicio de la central. El desnivel de unos 
              227 metros ofrece tramos con fuerte pendiente, túneles sin iluminación 
              y un espolón rocoso que desafía el vértigo. En su punto más llamativo, 
              el Puente del Chillo se alza sobre el abismo, transformando un antiguo 
              acueducto en una pasarela colgada entre montañas. 
              
            Durante el trayecto, los excursionistas atraviesan 
              túneles excavados en la roca, pasarelas suspendidas y zonas de bosque 
              denso con pinos, encinas y cultivos tradicionales. En ciertos tramos, 
              la señal GPS se pierde y es recomendable el uso de linterna o frontal 
              para sortear los pasos más oscuros. Las acequias por las que fluía 
              el agua hacia la antigua central hidroeléctrica han sido reconvertidas 
              en caminos elevados que bordean el barranco, ofreciendo vistas panorámicas 
              que culminan en miradores naturales como el de la Era del Chillo. 
              La ruta, de dificultad media y con alternativas por la Senda de 
              Monterrey o la pista forestal del Cerecillo, permite adaptar el 
              recorrido según el nivel del grupo. El camino puede hacerse de ida 
              y vuelta por el mismo trazado, una opción recomendada por su espectacularidad. 
              Apodado por algunos como el ‘Caminito del Rey almeriense’, aunque 
              con un carácter más salvaje y menos intervenido. Las empresas de 
              ecoturismo locales, como Al Ándalus Ecoturismo, invitan a los visitantes 
              a descubrir esta joya escondida, ofreciendo rutas guiadas de senderismo. 
              Este tipo de experiencias están alineadas con una tendencia creciente: 
              buscar destinos naturales, sostenibles y menos frecuentados. Laujar 
              de Andarax ofrece todo eso. Una propuesta ideal para quienes desean 
              explorar la Alpujarra desde otra perspectiva y conectar con el entorno 
              más auténtico de Sierra Nevada.  
            Monachil es un pueblo que está situado a tan sólo 
              unos 8 kilómetros hacia el sureste de Granada, en la parte del centro-sur 
              de la comarca de la Vega de Granada. Es aquí donde están Los Cahorros, 
              una zona de alucinantes paisajes ideal para hacer senderismo o practicar 
              escalada. 
            Resulta increíble que esta lugar, esté a 15 minutos 
              en coche desde la ciudad de la Alhambra. En un cuarto de hora apareces 
              en un lugar completamente distinto, en donde la paz y tranquilidad 
              triunfan sobre el tráfico de la capital. Esto hace que sea una buena 
              opción para una escapada desde Granada, ya que se puede salir por 
              la mañana, pasar allí todo el día allí y volver a la ciudad por 
              la noche. La ruta de Los Cahorros discurre bordeando el río Monachil, 
              el cual nace en el pico Veleta (el segundo más alto de la Sierra 
              Nevada y el cuarto del país).  
              
            Y este río es el gran artífice del impresionante paisaje, 
              altas montañas que han sido escarvadas durante siglos por sus aguas. 
              Los viajeros van caminando entre las paredes, en ocasiones bastante 
              estrechas, que el Monachil consiguió modelar. 
              
              
            Arnedillo es un municipio y localidad del Alto Valle 
              del Río Cidacos que pertenece a la comunidad autónoma de La Rioja. 
              Se encuentra en la Rioja Baja, a pocos kilómetros de Arnedo, entre 
              las sierras de la Hez y Peñalmonte. Es atravesado por el río Cidacos. 
            Por la complicada orografía de la superficie del municipio, 
              hay poco terreno para la proliferación de cultivos y la cría de 
              ganado, por lo que la mayoría de sus recursos económicos provienen 
              del turismo, gracias a la gente que se acerca durante todo el año 
              a disfrutar de su balneario y pozas termales. La explotación de 
              un parque eólico dentro del término municipal de Arnedillo, aunque 
              de titularidad privada, supone una importante fuente de ingresos 
              para el pueblo. 
            El municipio es muy conocido por sus aguas termales, 
              que fluyen por varios manantiales. Algunos de ellos son aprovechados 
              por un balneario, cuyos orígenes podrían remontarse a época romana 
              basándose en algunos vestigios encontrados. Otros manantiales son 
              de acceso libre, conocidos como "Pozas". El agua penetra en la tierra 
              arenisca. Mientras toma profundidad va recogiendo diferentes componentes 
              y aumentado su temperatura unos 3 °C cada 100 metros, llegando a 
              alcanzar unos 120 °C al toparse con piedras calizas a unos 3500 
              metros de profundidad. Al descender hasta los 4000 metros se topa 
              con arcillas impermeables sobre las que fluye hasta toparse con 
              una nueva zona de calizas por la que asciende, llegando al exterior 
              todavía caliente, a unos 52 °C. Estas aguas medicinales han sido 
              clasificadas como clorurado sódicas, sulfatado cálcicas, bromuradas, 
              con iones de magnesio, hierro, silicio y rubidio, radiactivas e 
              hipertermales. 
              
              
            Asomarse al mirador del Cañón del Añisclo es quedarse 
              literalmente sin aliento. Ante nuestros ojos, el Monte Perdido, 
              entre amenazante y cautivador, y a nuestro alrededor una curiosa 
              mezcla de encinas mediterráneas con hayas y abetos que alfombran 
              caprichosamente riscos de las más extrañas formas. Si miramos al 
              cielo y tenemos suerte quizá logremos avistar al quebrantahuesos. 
              Al que no conseguiremos ver es al urogallo que, aunque también habita 
              y vuela por la zona, prefiere esconderse en lo espeso del bosque. 
              Estamos contemplando, sin temor a exagerar, uno de los paisajes 
              más bellos de la península Ibérica, y probablemente de Europa. Estamos 
              en el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, Reserva de la Biosfera. 
              Partiremos de la aldea de Nerín. Al cañón, que está señalizado, 
              se puede llegar en coche sin demasiada dificultad por el desfiladero 
              de las Cambras. Pero si nos decidimos a emprender esta aventura 
              y, además, hacer un poco de senderismo por la zona, lo cual no mala 
              idea por los muchos rincones donde pararse en los alrededores, es 
              recomendable informarnos previamente o incluso hacerlo con quien 
              conozca el terreno. Será una excursión para recordar. 
            Localizado en la provincia de Huesca, el Cañón de 
              Añisclo es uno de los lugares imprescindibles del pirineo oscense. 
              Forma parte del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y es un 
              impresionante valle que se introduce en un amplio cañón. Como si 
              de una profunda brecha se tratara seccionando en dos la montaña, 
              discurre por él, el río Bellós, que lo recorre en todo su tramo 
              acompañado de hermosas cascadas, barrancos y paredes casi verticales. 
            Tendremos que llegar hasta el pueblo de Escalona, 
              en la comarca del Sobrarbe. Una vez ahí, nos dirigiremos hacia el 
              desvío que indica “Cañón de Añisclo” y tras recorrer unos kilómetros 
              dejando a ambos lados a los pueblos de Puyarruego y Belserrie, enseguida 
              nos adentraremos en el impresionante Cañón. Realmente iremos por 
              el Desfiladero de las Cambras, que es el nombre de esta parte del 
              Cañón de Añisclo, en la que encontraremos una impresionante garganta 
              que es atravesada por la carretera HU-631 por la que podremos ir. 
              El espectáculo visual comienza ya en el puente de Bellós y durante 
              casi 10 kilómetros, podremos disfrutar de una auténtica maravilla 
              de la naturaleza. Un paraje verdaderamente precioso. Tras haber 
              recorrido la carretera por el Cañón de Añisclo, llegarás hasta el 
              Parking de la Tella. 
            El puente sobre el río Bellós: es el primer puente 
              que encontrarás nada más comenzar la ruta y el que te indica que 
              estás ya dentro del Cañón. Desde ese momento te darás cuenta del 
              lugar tan bello en el que te encuentras. La Fuente de los Baños, 
              de aguas termales, la encontrarás tras haber recorrido unos 
              4,5 kilómetros de carretera. Con una indicación para bajar hasta 
              la Fuente de los Baños, un estrecho y bonito desfiladero en el que 
              se encuentra dicha fuente, según dicen, con agua templada beneficiosa 
              para la salud. Tendrás que bajar casi 300 escalones y aunque la 
              ruta sea fácil, es aconsejable hacerlo con cuidado y precaución 
              de no resbalarse. 
            Desde el Mirador en el parking de Tella puedes contemplar 
              un tramo del cañón de Añisclo y el cauce del río Bellós. En el Mirador 
              en la carretera Buerba, partiendo desde el parking de Tella y en 
              dirección a Buerba, te encontrarás con este punto mucho más alto, 
              por lo que las vistas son aún más impresionantes. 
              
            El Parrizal o del Parrissal, en Beceite (Teruel), 
              discurre junto al río Matarraña y tiene 6 kilómetros de ida y vuelta. 
              El tiempo estimado de duración es de unas dos horas y media o incluso 
              un poco menos. La primavera y el otoño son las dos estaciones más 
              recomendables para hacerla, aunque se puede acceder durante todo 
              el año (pero algunos de sus atractivos pueden estar inaccesibles 
              por el caudal del río). Se trata de una actividad de pago (10 euros) 
              aunque en los meses de enero y febrero el acceso es gratuito.  
              
            Se inicia en la oficina de turismo de Beceite y desde 
              ahí se siguen las indicaciones hasta llegar al paraje. Quienes quieran 
              utilizar el aparcamiento tendrán que comprar el ticket previamente 
              en la web del pueblo (ni esos tickets para aparcar ni los de acceso 
              se venden en la oficina de turismo: es un dato muy importante para 
              no llegar allí y llevarse una desilusión). Una vez se llega al acceso, 
              se recorre un camino de unos 800 metros en el que se puede disfrutar 
              de la botánica y se atraviesa el río por una pasarela de madera. 
              En ese trayecto se pueden ver las pinturas rupestres de la Fenellassa 
              o Fenellosa. A partir de este punto, empieza lo que es la ruta en 
              sí misma. Pasando por una pasarela de madera, se empieza a remontar 
              el río durante una hora aproximadamente caminando por senderos y 
              pasarelas de madera. El final es un cañón de 60 metros de alto, 
              1,5 metros de ancho y 200 metros de largo conocido como Els Estrets 
              del Parrissal. Excepto en verano, cuando la garganta está seca, 
              no se puede atravesar el cañón y el recorrido termina a la entrada. 
              Es el momento de dar la vuelta y encaminarse al punto de origen. 
            En la zona de Beceite no solo existe la ruta del Parrizal, 
              sino que también hay otras posibilidades. Por ejemplo, el camino 
              del embalse de Pena, que empieza en la plaza de la ermita de Santa 
              Ana. Ese tramo asfaltado, de unos 3,5 kilómetros termina en un promontorio 
              de forma cuadrada en una montaña. Ahí, se puede escoger entre dos 
              caminos: a la derecha el asfaltado de 8,5 kilómetros que lleva a 
              Valderrobres y a la izquierda, el que lleva al área recreativa al 
              pie de la presa. Además, también se puede recorrer la ruta de La 
              pesquera o peixquera, que sigue el río Ulldemó. La pista tiene casi 
              8 kilómetros de largo y durante el recorrido se pueden ver las pozas 
              formadas por el agua, un espectáculo digno de contemplar. 
              
            El Congost de Mont-rebei es un desfiladero formado 
              por el río Noguera Ribagorçana a su paso por la Sierra del Montsec, 
              la cual atraviesa de Norte a Sur. Está ubicado entre las comarcas 
              de La Ribagorza (Aragón) y el Pallars Jussà (Cataluña) y se puede 
              llegar a él andando desde diferentes puntos, aunque el acceso más 
              popular es el de “La Masieta”. 
            Un camino excavado en la roca permite recorrer todo 
              el cañón al borde del precipicio y obtener hermosas vistas. Desde 
              1999 el Congost de Mont-rebei está protegido y gestionado por la 
              Fundació Catalunya – La Pedrera. 
              
            El sendero que atraviesa el Congost de Mont-rebei 
              forma parte del GR-1. Hay al menos tres opciones para hacer esta 
              excursión: la opción corta y más sencilla consiste en realizar el 
              recorrido señalizado que va de Norte a Sur desde el parking de “La 
              Masieta” hasta el final del desfiladero. El camino es bastante sencillo, 
              de unos 3,5 km y se necesita aproximadamente 1h 45' para cubrir 
              el trayecto de ida. Se puede alargar el paseo hasta el segundo puente 
              colgante, el que atraviesa el Congost del Seguer (+ 1km) y una vez 
              allí animarse (o no) a bajar las empinadas escaleras de madera construidas 
              en la pared que llevan hacia el albergue de Montfalcó. 
            La segunda opción, para senderistas algo más avanzados, 
              es hacer el camino de Sur a Norte desde el parking de la ermita 
              de la “Mare de Déu de la Pertusa“, cerca de Corçà, hasta el segundo 
              puente colgante pasado el desfiladero (unos 9 km el trayecto de 
              ida). Una tercera opción, en este caso desde Aragón, es hacer la 
              ruta desde el albergue de Montfalcó hasta el Congost.  
            La variante La Masieta – Congost de Mont-rebei no 
              es apta para gente con vertigo. Después de caminar algo menos de 
              2 km por un bonito sendero que discurre a campo abierto, se atraviesa 
              un primer puente colgante (no apto para gente con vértigo) y al 
              poco ya se empieza a divisar la entrada al desfiladero, la parte 
              más impresionante del recorrido. En los primeros meandros del río 
              entre las rocas uno ya se queda con la boca abierta ante las enormes 
              paredes de hasta 500 metros de altura, pero lo mejor llega al internarse 
              en el propio cañón y ver cómo se extiende a lo lejos y por dónde 
              transcurre el camino excavado en la pared. 
            A partir de ahí nos espera alrededor de 1 km de auténtico 
              deleite. A cada paso uno se pararía para tomar una foto. O simplemente 
              se sentaría a disfrutar todo el día de semejante belleza natural. 
              De hecho, cada pocos metros hay algún banco perfectamente encarado 
              hacia el desfiladero donde puedes descansar, comerte un bocadillo 
              o quedarte embobado viendo cómo los kayaks avanzan por el río. 
              
            A salir del cañón, si las fuerzas acompañan y hay 
              tiempo, es recomendable alejarse del Congost como mínimo hasta el 
              puente colgante del Congost del Seguer. Aunque añadiréis 1 km al 
              recorrido y en esta zona tiene pendientes más pronunciadas, merece 
              la pena llegar hasta allí por dos motivos: el primero son las vistas 
              del Congost desde ese punto y el segundo es que podréis bajar (y 
              volver a subir) por unas empinadas escaleras de madera que recorren 
              la roca verticalmente y que conectan con la ruta de Montfalcó, en 
              Huesca. Para llegar a ellas hay que subir unos 20' por un sendero 
              bastante pronunciado, pero los que lo han hecho recomiendan la experiencia. 
            En la primera parte de esta tetralogía hablamos 
              de Montfalcó. El Congost del Mu es un paraje natural increíble que 
              sorprendentemente pasa desapercibido por su cercanía con el Congost 
              de Mont-rebei. Esta zona ofrece infinidad de planes como la escalada, 
              actividades de agua o el itinerario a pie  
              
            Su nombre oficial es Punta Socastro pero es conocido 
              como “O Fuciño do Porco”. Este singular nombre, significa hocico 
              de cerdo en castellano, esconde el cabo donde se localiza una ruta 
              impresionante. Transcurre por una pasarela peatonal de madera y 
              ofrece un sorprendente paseo entre acantilados que miran al mar 
              Cantábrico. 
            En la entrada de la ría de Viveiro, en O Vicedo, se 
              alza este impresionante mirador sobre la playa de Pereira y Area 
              Grande. Estamos ante una ruta que transcurre por pasarelas de madera 
              con algunas escaleras y que permite gozar de un paisaje espectacular 
              que abarca desde Xove hasta Bares, otorgando unas vistas que te 
              dejarán sin palabras. La sensación de caminar sobre estas pasarelas 
              es tremenda porque vas disfrutando de las vistas y, para terminar 
              podrás ver el mar desde una situación privilegiada. 
              
            Para visitarlo te recomendamos dejar el coche cerca 
              de la playa de Abrela y desde allí tomar la senda azul que te llevará 
              directamente a O Fuciño do Porco. Deberás subir por la carretera 
              hasta llegar a una pista de tierra a mano derecha, luego caminando 
              entre eucaliptos verás una bifurcación, sigue a la izquierda siempre 
              por el sendero más amplio hasta que al acercarte a las pasarelas 
              puedas ver el mar. Una vez llegues a las pasarelas, recórrelas sin 
              prisa, disfruta del fantástico entorno hasta llegar a la baliza 
              luminosa que indica el final del recorrido. Aunque se trate de una 
              ruta con escaleras y algún que otro sube y baja, es un recorrido 
              muy recomendable para hacer con niños/as, les encantará. 
              
            Se ha convertido en uno de los rincones más fotografiados 
              de la Mariña Lucense desde que fue acondicionado a principios de 
              2017. Para facilitar el acceso a las pasarelas, el ayuntamiento 
              de O Vicedo habilitó un nuevo aparcamiento y, al mismo tiempo, 
              se prohibe el acceso en coche por el sendero que va desde la carretera 
              a las pasarelas.  
              
            El geodestino Mariña Lucense abarca los ayuntamientos 
              de Alfoz, Barreiros, Burela, Cervo, Foz, Lourenzá, Mondoñedo, Ourol, 
              A Pontenova, Ribadeo, Trabada, O Valadouro, O Vicedo, Viveiro e 
              Xove. 
            En la Mariña Lucense los bosques se confunden con 
              el mar. Es la Galicia Verde que se asoma el Cantábrico. Cerca de 
              100 km de costa salpicada de maravillas naturales. Del paisaje recoleto 
              de la ría de O Barqueiro a la grandiosidad de la praia de As Catedrais, 
              un monumento natural excavado por el mar con una dimensión sobrenatural. 
              Del estuario del río Sor, paraíso de peces y aves acuáticas, al 
              estuario del Eo, Reserva de la Biosfera. Pero además, Foz, Viveiro 
              y Ribadeo, puertos que conservan la huella de un pasado señorial. 
              En Cervo, Sargadelos, una de las cerámicas más emblemática de Galicia. 
              Y en el interior de la Mariña Lucense, dos tesoros ocultos. Uno 
              es la Serra do Xistral, sombría y misteriosa, tierra de turberas 
              y caballos salvajes. El otro es Mondoñedo, en el Camino de Santiago 
              (el del Norte), antigua sede episcopal con una hermosa catedral 
              del siglo XIII. 
              
            Este rincón escondido se ha puesto de moda convirtiéndose 
              en el gran reclamo de la costa de Galicia para el verano, con permiso 
              de la playa de las Catedrales y las Islas Cíes. Desde que O Fuciño 
              do Porco comenzó a salir en los medios su popularidad no ha hecho 
              más que ir en aumento. Las impresionantes fotos publicadas en las 
              redes sociales lo hacen cada vez más viral, por lo que cada fin 
              de semana se cuentan en cientos los visitantes que se acercan a 
              conocer este maravilloso paraje y, por supuesto, todos quedan deslumbrados. 
              
            Siurana está considerado el pueblo más fotogénico 
              de la comarca del Priorat, pero es quedarse muy corto. Su situación, 
              en una proa rocosa que parece querer salirse de la sierra de la 
              Gritella para echarse a navegar por el vacío que se abre a sus pies, 
              el ambiente medieval que se respira en sus calles y el medio natural 
              que lo rodea, lo hacen acreedor de mayores elogios. Visto en la 
              lejanía es difícil imaginar que haya un camino para llegar a él 
              desde el fondo del valle, y no lo habría sino hubiera sido por la 
              amable naturaleza que lo construyó. 
            La bellísima población de Siurana está literalmente 
              colgada en el abismo, ocupando un espolón de la sierra de la Gritella. 
              No puede extrañar que fuera el último reducto musulmán en Cataluña. 
              Es un enclave espectacular, cautivador, que tiene un aire irreal 
              y atemporal; un ambiente que podría ser mucho más mágico si no existiese 
              un gran aparcamiento habilitado al pie del castillo que se llena 
              de coches todos los fines de semana. 
            Claro, que podría haber sido peror; podría haber pasado 
              que se hubiera permitido ingresar los coches en el casco urbano, 
              una aberración que se ha cometido en muchos pueblos tan interesantes 
              como Siurana. Antes de que la carretera llegara hasta las puertas 
              del pueblo, los vecinos de Siurana utilizaban, para bajar a sus 
              huertas al borde del río, o para ir más lejos, un camino impresionante 
              que aprovecha sabiamente una estrecha repisa natural. 
              
            El camino comienza junto a las ruinas del castillo, 
              en un extremo del aparcamiento. La primera parte es absolutamente 
              impresionante. Se camina por una estrecha repisa que corta en dos 
              las verticales paredes que miran hacia el valle del río Siurana. 
              Una vez se desemboca en la pista, se continúa en dirección al embalse 
              hasta casi rodear la punta de Siurana. A la derecha, superando un 
              pequeño talud, se encuentra un viejo camino de herradura que enlaza 
              con el antiguo que sube desde Cornudella por el barranco de l’Estopinyà. 
              Son caminos de origen medieval, con empedrados de siglos de antigüedad, 
              que resultan imprescindibles para entender el carácter del inexpugnable 
              reducto musulmán. 
              
            La Faja de las Flores es una travesía de las más interesantes, 
              bonita y variada, que se pueden hacer en el Parque Nacional de Ordesa 
              y Monte Perdido. Eso sí, no apta para personas que padezcan vértigo. 
              Ya que todo el recorrido por la faja, es muy vertical y aéreo. Sin 
              olvidarnos del paso expuesto en las clavijas de Cotatuero. 
            La Faja de las Flores se sitúa en el Parque Nacional 
              de Ordesa y Monte Perdido, en el Pirineo Oscense, en Aragón (España). 
              Ocupa una superficie muy amplia y se puede acceder a él por varias 
              poblaciones. La ruta que nos interesa se encuentra en la zona este 
              del parque nacional, por ello accederemos a él por la localidad 
              de Torla. 
              
            Desde Muntania te invitan a disfrutar de tres días 
              de trekking en el espectacular Parque Nacional de Ordesa y Monte 
              Perdido ubicado en el corazón de la cordillera pirenaica. Desde 
              la Pradera de Ordesa para recorrer todo el valle, almorzar en la 
              cascada de la Cola de Caballo y llegar al refugio de Goriz.  
              
            Al día siguiente se hace cumbre en el Monte Perdido 
              y el último día es de regreso por la Faja de las Flores, una de 
              las joyas del parque, para finalmente alcanzar la Pradera de Ordesa. 
              Una estupenda escapada para poder disfrutar de algunos de los rincones 
              más representativos del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. 
            Monte Perdido es el macizo calcáreo más alto de Europa. 
              Se encuentra situado dentro de la vertiente sur del Pirineo central, 
              al norte de la provincia de Huesca, en el parque nacional de Ordesa 
              y Monte Perdido, en la comunidad autónoma de Aragón. 
            Entre los montañeros, Monte Perdido goza de una gran 
              popularidad debido a que es un tresmil relativamente fácil de acometer. 
              La vía normal de ascensión se efectúa a través del refugio de Góriz 
              (2160 m), donde es habitual pernoctar, y el canal de "la escupidera", 
              uno de los puntos negros del Pirineo donde han muerto muchos escaladores 
              intentando alcanzar la cima. Este macizo está incluido dentro de 
              la Reserva de la biosfera Ordesa-Viñamala declarada por la Unesco 
              en 1997. 
              
            -------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
              
            
            -------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
              
              
            -------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
              
            -------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
           | 
           
            
            
               
              
              
              
              
              
              
           |