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Cuentos y relatos.
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24-Marzo-2025

Un jarrón es el detonante para que Lydia estalle de celos por la vida de su mejor amiga. Vesna, una profesora universitaria que tolera las infidelidades de su marido y la indiferencia de su hijo, se encuentra en un acto de mujeres empoderadas en la residencia del embajador estadounidense. Ellie vuelve al hogar de su infancia con la secreta esperanza de reencontrarse con su antiguo amante. Nadie queda a salvo de la inteligente, hiperrealista y punzante prosa de Rumena Bužarovska, que demuestra en su nuevo libro de relatos la imposibilidad de alcanzar la felicidad para aquellos que escaparon de su país, pero también para los que se quedaron. Un atlas emocional que disecciona las vidas de personajes al límite con una maestría literaria que nos hace reír, estremecernos y reflexionar al mismo tiempo.

Rumena Bužarovska, una de las voces más salvajes y originales de la literatura europea contemporánea, nos ofrece un ácido manual de supervivencia para nuestros días: un conjunto de historias oscuras, mordaces y profundamente humanas que diseccionan las complejidades de las relaciones de pareja, los conflictos de género y las tensiones cotidianas con una lucidez implacable y un humor tan afilado como desestabilizador.

Los arreglos (2017, Rosa Iceberg) y ¿Alguien será feliz? (2019, Blatt & Ríos) son propuestas de Marina Yuszczuk (Quilmes, 1978), una escritora, periodista y editora argentina. Directora de la editorial Rosa Iceberg, que fundó, es autora de cuatro novelas, dos libros de cuentos y siete poemarios. En 2021, su segunda novela, La sed (2020), la convirtió en la primera ganadora del Premio Nacional de Novela Sara Gallardo.

Dahlia de la Cerda (Aguascalientes, 9 de marzo de 1985) es una escritora y activista mexicana, conocida principalmente por sus libros Perras de Reserva (2019) y Desde los zulos (2023), además de su trabajo en la organización feminista Morras Help Morras.

Publicó su primer cuento en 2009 mientras tomaba un taller de guion cinematográfico con la escritora Rocío Castro, quien dejó como tarea que participaran en un concurso literario. De la Cerda aplicó al certamen "Letras de la Memoria" de la ciudad de Aguascalientes, llevándose el primer lugar.

Laura Restrepo nos llevó a un viaje al corazón del mal inspirado en El jardín de las delicias del Bosco. En Pecado la autora, ganadora de los premios Alfaguara de novela, Sor Juana Ines de la Cruz, Prix France Culture, Arzobispo Juan de San Clemente y Grinzane Cavour, nos presenta virtudes y crímenes que son intercambiables entre sí y reversibles: la naturaleza desdoblada del pecado, sus varias caras de poliedro. Como sacados de un cuadro de El Bosco, los protagonistas de este libro son Arcángel, el adolescente asesino; Luis B. Campoce, el ejecutivo adúltero; Emma, la descuartizadora; una pareja incestuosa; un verdugo apodado La Viuda; las Susanas, tres hermanas indiferentes o vanidosas, y el Siríaco, profeta soberbio.

Diana Obando ofrece en Erial 19 relatos breves, incluido un prefacio, que reciben títulos de una sola palabra: “Res”, “Niebla”, “Naranjas”, “Ropa”, “Pájaros” y que, a su vez, están contenidos en un título general igual de inquietante: erial es un término que se refiere a una porción de tierra sin cultivar ni aprovechar y que en el libro es definido como “un grupo de árboles flacos doblados en la misma dirección como si el viento los azotara”. La escritura de Obando es de frases cortas, sin rodeos, pero eso no quiere decir que sea seca o demasiado concreta. Por el contrario, el trabajo con el lenguaje —por ejemplo, que los diálogos no estén precedidos por guiones sino insertos en la narración como en un recuerdo— lleva a que los relatos floten en una niebla que en lugar de privilegiar la anécdota capta una esencia, una verdad que no solo apela a lo humano, sino a eso que se nombra como la naturaleza.

Sofía Morfín Jean, Ciudad de México, 1992. En 2021 se graduó del Diplomado de Escritura Creativa por la SOGEM y actualmente es guionista de cine y televisión. Big Bang Bermellón es su primer compendio de cuentos. Ganó el premio nacional de Literatura Gilberto Owen 2023 en Narrativa. También ha publicado otros cuentos y textos de opinión en Tierra Adentro, C de Cultura y Mi Valedor.

Misma atención merece Guadalupe Nettel, ganadora del premio de Narrativa Breve Ribera del Duero con el libro de cuentos El matrimonio de los peces rojos y del Premio Herralde de novela con Después del invierno. Su obra ha sido traducida a 17 lenguas. Laura Baeza nació en el sur de México a finales de los 80. Es autora de los libros de cuentos Ensayo de orquesta (2017) y Época de cerezos (2019), antologadora de Mexicanas, trece narrativas contemporáneas (2021) y también ha publicado la novela Niebla ardiente (2021).

Juana Manuela Gorriti Zuviria (Rosario de la Frontera, 15 de junio de 1818-Buenos Aires, 6 de noviembre de 1892) fue una escritora y cronista argentina, considerada la primera mujer novelista de la literatura argentina. Una apuesta o El lucero del manantial son algunos de sus cuentos. Salvadora Medina Onrubia (La Plata, 23 de marzo de 1894-Buenos Aires, 21 de julio de 1972) fue una narradora, poeta, anarquista y feminista argentina. Fue la primera mujer que dirigió un diario en Argentina. Fue autora de varias piezas dramáticas, como Almafuerte, La solución, Las descentradas, Un hombre y su vida; libros de poesía como El misal de mi yoga y La rueca milagrosa; dos libros de cuentos, El libro humilde y doliente y El vaso intacto y otros cuentos, y una única novela, Akasha. Fue propulsora del teatro para niños.

Elvira Orphée fue una escritora, considerada una de las autoras más singulares de la literatura argentina, publicó siete novelas y tres libros de cuentos. En 1989, obtuvo la Beca Guggenheim. Susana Calandrelli fue una escritora y docente argentina. Cultivó indistintamente géneros muy diversos como poesía, cuentos, novelas, obras de teatro, ensayos, libros de lectura y manuales de estudio. Realizó también importantes traducciones del francés y del italiano a la lengua castellana.

Valentina Vidal nació en Buenos Aires. Publicó su primer libro de cuentos, Fondo blanco (2013), la novela Fuerza magnética (Tusquets, 2019) y el relato La pared (2023). Participó en diversas antologías. Volátil es su segunda novela.

Eduarda Damasia Mansilla (11 de diciembre de 1834 - 20 de diciembre de 1892) fue la primera novelista argentina. Una escritora y periodista argentina del siglo XIX, precursora en su género, cuya obra transcendió el ámbito nacional mereciendo el privilegio de ser traducida a otros idiomas. Es una de las primeras mujeres argentinas en haber logrado consideración por su labor literaria. Sus obras abarcaron casi todos los géneros literarios, incursionando en la novela, el drama, obras de teatro, ensayos filosóficos, artículos periodísticos de diversa temática y la crítica musical. Junto a Juana Manso y Juana Manuela Gorriti, ostenta el privilegio de ser una de las primeras escritoras argentinas y pionera en el género de cuentos infantiles. Sus cuentos fantásticos, El Ramito de romero y Dos cuerpos en un alma, harían las delicias de Edgar Allan Poe.

Delfina Bunge de Gálvez (Buenos Aires, 24 de diciembre de 1881-Alta Gracia, 30 de marzo de 1952) fue una escritora, poeta, ensayista, periodista y filántropa argentina. Junto a su marido, Manuel Gálvez, integró la lista de intelectuales que apoyaron el peronismo.

Bunge utilizó la escritura como una vía confesional o de escape, donde poder descargar íntimamente aquello que la sociedad y su familia le impedía decir a viva voz. Los textos escritos por Bunge se ubican en tres especialidades: la poesía lírica en su juventud, libros educativos sobre religión y textos escolares y autobiografía de su niñez. A esto se le suma una extensa colección de libros inéditos consistente en un diario íntimo desde sus quince años hasta su fallecimiento, un total de diez mil páginas, dieciocho gruesos cuadernos manuscritos y 5 volúmenes escritos a máquina. Esta limitación de géneros se debía a las costumbres del siglo XIX que no le impedían a una mujer ser escritora mientras se dedicase a escribir sobre géneros "menores", o sea el diario íntimo, los cuentos, la poesía lírica y el folletín sentimental.

Fue amiga personal de dos de las más grandes figuras intelectuales de la Argentina de su tiempo: Victoria Ocampo y Alfonsina Storni, quien le dedicó parte de su trabajo y tradujo sus poemas del francés.

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Mucho mundo vió este libro. Alejo Carpentier y Valmont fue un escritor cubano y francés que influyó notablemente en la literatura latinoamericana durante su período de auge.

Pásate por Intro >> Resumen temático.

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Marvel Moreno inaugura la literatura latinoamericana del post-boom y una nueva veta narrativa con la cual trasciende los modelos del real maravilloso y de la narrativa urbana inauguradas respectivamente por Alejo Carpentier en Cuba, Jorge Luis Borges en Argentina y, en Colombia, por José Félix Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio y García Márquez. Con una fluida prosa y una rigurosa sintaxis, con personajes entrañables y mujeres siempre protagonistas, con una mordaz crítica a la clase alta caribeña donde nació, se convirtió en uno de los autores más reconocidos de la literatura contemporánea colombiana.

Falleció a causa de lupus el 5 de junio de 1995 en París. Horas antes había logrado escribir las primeras líneas de un cuento que tituló "Un amor de mi madre". A su muerte, su obra tomó mayor vigencia. Como homenaje póstumo a la escritora, Jacques Gilard organizó un coloquio internacional en la Universidad de Toulouse en 1997. Sus cuentos, incluidas las primeras líneas del texto final, fueron compilados en el volumen Cuentos completos, publicado por editorial Norma en el año 2001, dentro de la colección La otra orilla.

Marvel Moreno fue influida principalmente por Virginia Woolf, James Joyce, Carson McCullers y William Faulkner, además de por sus amigos del Grupo de Barranquilla, Álvaro Cepeda Samudio y Gabriel García Márquez. Su obra pone de manifiesto el pensamiento y el rol de la mujer en la sociedad típica de las clases altas del Caribe colombiano, y en general de toda América Latina, por lo que muchas de sus obras han sido catalogadas como feministas —aunque nunca militó ni declaró ser feminista—, así como el tránsito progresivo entre la mujer en una sociedad patriarcal y su rol igualitario en la sociedad del siglo XXI. Ha sido encuadrada a menudo dentro del realismo mágico característico de otros autores colombianos como José Félix Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio y Gabriel García Márquez, aunque desde un abordaje propio de la élite social a la que pertenecía.

Leah Hampton (21 de septiembre de 1973) escribe principalmente sobre los Apalaches, las clases sociales y el cambio climático. Su primera colección, F*ckface, fue nombrada Mejor Libro de 2020 por Slate, Electric Literature y PopMatters. Actualmente es becaria residente de Humanidades Ambientales y Escritura Creativa en el Laboratorio Confluence de la Universidad de Idaho.

Shirley Jackson fue una escritora estadounidense de terror, conocida por obras como "La maldición de Hill House" y "La lotería". Su carrera abarcó más de dos décadas, durante las cuales escribió seis novelas, dos memorias y más de 200 cuentos. Jackson fue una figura influyente en el género de terror y es considerada una de las escritoras más importantes del siglo XX.

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El ruiseñor (Nattergalen) es un cuento de hadas del escritor y poeta danés Hans Christian Andersen, famoso por sus cuentos para niños. Trata sobre un emperador que prefiere el tintineo de un lujoso pájaro mecánico al canto de un ruiseñor de carne y hueso; pero cuando se acerca la muerte del emperador, el ruiseñor le devuelve la salud. El cuento fue publicado por primera vez el 11 de noviembre de 1843, El Ruiseñor se publicó junto a otros tres cuentos —uno de ellos El patito feo (Den Grimme Ælling)— de Andersen en Copenhague (Dinamarca) con gran éxito. Fue incluido en la colección de Cuentos nuevos. Primer tomo. Primera colección. 1844 (Nye Eventyr. Første Bind. Første Samling. 1844.). Este cuento es el n.º 23 de la colección de Andersen.

El Emperador de China se entera de una de las cosas más bellas de su imperio es el canto de un ruiseñor. Cuando ordena que le traigan el ruiseñor, una criada de la cocina —la única en la corte que conoce su paradero— lleva a la corte a un bosque cercano, donde el ruiseñor accede a acompañarlos para cantar ante el emperador. Este queda sumamente impresionado y el ruiseñor permanece como favorito. Sin embargo, tiempo después el emperador recibe un regalo sorprendente, una lujosa ave mecánica que imita a la perfección el sonido del ruiseñor; así, pierde el interés por él y le permite regresar a su hábitat. Con el paso del tiempo, el pájaro mecánico finalmente se descompone y el Emperador enferma de muerte unos años más tarde. En cuanto el verdadero ruiseñor se entera, regresa al palacio; la «Muerte» o el diablo exterminador, conmovida/o por el bello canto del ruiseñor, permite vivir al emperador.

Bajo la lente de Thora Hallager en 1869. Famoso por sus cuentos para niños, entre ellos El patito feo, La sirenita, El traje nuevo del emperador y La reina de las nieves; ilustrados por Vilhelm Pedersen.

Según la entrada del diario de Andersen del 11 de octubre de 1843, El Ruiseñor fue escrito en un solo día y se inició en los jardines Tivoli, un parque de diversiones y placer de Copenhague inspirado en un jardín chino que se abrió en el verano de 1843. El ruiseñor recibió críticas muy positivas y fue muy bien acogido, conduciendo a Andersen al éxito y la popularidad. El ruiseñor fue reeditado el 18 de diciembre de 1849 en la colección Cuentos de hadas. 1850. (Eventyr. 1850.) y de nuevo el 15 de diciembre de 1862 en Cuentos e historias de hadas. Primer tomo. 1862 (Eventyr og Historier. Første Bind. 1862).

Andersen conoció a la cantante de ópera sueca Jenny Lind (1820–1887) en 1840 y experimentó un amor inmediato por la cantante; amor que nunca fue correspondido. Lind prefería una relación platónica con Andersen y le escribió en 1844: «Dios bendiga y proteja a mi hermano, es el sincero deseo de su afectuosa hermana». Jenny era la hija ilegítima de una maestra de escuela; a los dieciocho años se impuso como cantante por su poderosa voz de soprano. "El ruiseñor" de Andersen se considera un tributo a la cantante.

Andersen en su autobiografía La verdadera historia de mi vida, publicada en 1847, escribió:

A través de Jenny Lind, me di cuenta por primera vez de la santidad del arte. A través de ella aprendí que uno debe olvidarse de sí mismo al servicio del Supremo. Ningún libro ni ningún hombre ha tenido una influencia más ennoblecedora sobre mí como poeta que Jenny Lind.

El cuento de El ruiseñor, que tuvo adaptacione en cine, opera y ballet, propició que Jenny Lind fuera conocida como «el ruiseñor sueco» mucho antes de convertirse en estrella internacional y rica filántropa, tanto en Europa como en Estados Unidos. Aunque pueda parecer extraño, la historia del ruiseñor se hizo realidad para Jenny Lind en 1848-1849, cuando se enamoró del compositor polaco Frédéric Chopin (1810-1849). Sus cartas revelan que se sentía «mejor» cuando Jenny cantaba para él. Además, Jenny Lind organizó un concierto en Londres con el objetivo de recaudar fondos a beneficio de un hospital para tuberculosos.

25-Marzo-2025

Los diez relatos que componen este libro plantean un escenario espeluznante en el que lo sobrenatural irrumpe en la vida cotidiana y se apodera del espacio doméstico. En el primer relato, una lámpara con forma de conejo trae la desgracia a toda persona que la posee. En otro, una mujer se ve atormentada a diario por una extraña criatura que surge del inodoro. Unas píldoras anticonceptivas que embarazan; un robot que despierta sentimientos en su creadora; reyes, princesas y monstruos, fantasmas, cicatrices y todo tipo de maldiciones llenan las páginas de esta colección de género inclasificable, a medio camino entre el realismo mágico y el terror; la ciencia ficción y la literatura del absurdo. La autora coreana Bora Chung utiliza elementos fantásticos y surrealistas para desgranar los efectos del patriarcado y el capitalismo en la sociedad moderna, más concretamente sobre las mujeres y su papel en el mundo actual. Valiéndose de lo ilógico y lo escalofriante, y recogiendo elementos de las leyendas tradicionales de Corea, estos relatos deslizan, a modo de fábula siniestra, una cruel enseñanza sobre la oscuridad de la naturaleza humana. Publicada por primera vez en castellano, Bora Chung se erige como una nueva voz de la narrativa fantástica que expande los límites de cualquier género con una personalidad arrolladora.

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Una vez atracados los balleneros y barcos a bordo de los cuales recorrió mares y vivió pintorescas aventuras, Herman Melville se detiene en Nueva York. Le espera un puesto como inspector de aduanas cuya monotonía rivalizará con los azarosos viajes que inspiraron Moby Dick. Por su parte, será la rutina de la inspección la que confiera el porqué a esta «historia de Wall Street»

El cuento que tenemos en las manos hizo su aparición en dos entregas de la revista Putnam’s Monthly Magazine, en medio del bum del relato breve americano, y también europeo. En 1853, año en que vio la luz Bartleby, ya se leían cuentos firmados por nombres como Nathaniel Hawthorne o Stephen Crane. Melville se une al bando de la literatura que trató de librar la batalla pasiva contra la ideología del falso progreso materialista. Un abogado de Wall Street, personaje y voz narradora de los hechos, se ve necesitado de un copista con el que ampliar su peculiar plantilla de trabajadores. Sus empleados, cada cual más singular, son justificación suficiente para que el jefe, preocupado por la productividad de sus amanuenses, contacte con el nuevo candidato. Las referencias de aquel Bartleby eran muy buenas; el hombre trabajador que buscaba. Pero quizá no el que esperaba. Aparentemente normal, súbitamente desconcertante, la actitud del escribiente y su respuesta a los postulados del jefe se convierten en el nuevo quebradero de cabeza del narrador, también en el nuestro. Desesperante a la par que cómico, Bartleby no resulta el sumiso y efectivo trabajador que prometía ser. ¿O sí? Quizá este escribiente entiende mejor que los empresarios cómo debe de ser comprendido el trabajo. Quizá la situación no es extravagante sino que profetiza la realidad que debería ser, entonces y hoy, pero no siempre es.

La archiconocida respuesta del escribiente a las órdenes de su jefe y cada una de las palabras que la componen, «preferiría no hacerlo», son un manifiesto en contra del materialismo imperante en la sociedad americana de mediados del siglo XIX. El trabajador que obra sin descanso acatando órdenes pone su foco en el hacer. Cree, erróneamente, que la tarea productiva es la única que le configura. Le configura, sí, pero más como máquina que como ser humano. Ejercer la propia voluntad, en este caso para negarse a acatar los mandatos del superior, un gesto que rompe la identificación del trabajador con el producto de su trabajo. La desesperante pasividad del nuevo copista pone en liza reflexión y producción. Frente al inhumano producir mecanizado que amaneció en el siglo de nuestro autor y perduró en el del Chaplin de Tiempos modernos (¿y pervive hoy?), Bartleby impondrá con sigilo, pero con rotundidad, su resistencia pasiva. Para acabar con el ritmo incesante marcado por el correr de la cinta de producción (de la pila de papeles a copiar) Bartleby introduce el soniquete, inocente pero impactante, de su «preferiría no hacerlo». La pausa ante el vertiginoso «progreso» de un hombre cada vez más máquina.

Nuestra bibliotecaria nos acerca a su figura en la sección pertinente.

La ironía de Melville incomoda porque conduce a un absurdo vacío. La maestría en la forma de narrar nos envuelve y engancha a la trama hasta que, sin que nos hayamos podido dar cuenta, nos descubrimos al borde del precipicio nihilista. Entonces, nos arrepentimos de haber calificado a sus personajes de ingeniosos y de haber tomado sus intervenciones por ocurrentes. Un sinsabor que se amarga a medida que nos acercamos al final aún con cabos sueltos y un martilleo interno de chillonas incógnitas. El eco de la réplica de Bartleby pronunciada desde un despacho neoyorquino hace casi dos siglos, resuena todavía hoy. La cuestión es si la evidente trascendencia temporal de la obra tiene también la fuerza de remover las oficinas de los empleados y empleadores actuales. El lema de este escribiente no fue entendido entonces y, por ende, parece que no todos lo entienden ahora. ¿Cabe esperar, por lo tanto, que convencidos imitadores tengan la valentía de alzar la voz y repetir aquellas palabras?

Si hay algo evidente es que el relato en cuestión ha dado la vuelta al mundo y se hace eco de las reflexiones en torno al sentido del trabajo en el moderno mundo de Melville pero también en el nuestro. Precisamente por esto, la desazón queda asegurada para el que se aventura en la lectura, de modo superficial o profuso, de este «inocente» cuento sobre un escribiente desobediente.

Este elenco de personajes de Dagoberto Gilb incluye a una familia joven cuya exposición a una misteriosa nube de gas altera sus vidas para siempre; un desertor de la escuela secundaria cuya decisión de aprender las costumbres del mundo de los adultos en el trabajo lo lleva a una aventura peligrosa; un excarpintero de un rascacielos que se reencuentra con un antiguo amor apasionado; un chicano mayor, que vive solo, cuyos hijos lo cuidan para detectar signos de declive; y más. La distintiva voz narrativa de Gilb ofrece a sus lectores una cálida bienvenida mientras desvela la vida cotidiana para guiarnos fluidamente a través de los reinos del mito y la fábula. Como en otras ocasiones posa la mirada sobre los territorios fronterizos y sus sociedades con una claridad que solo logra quien pertenece.

Nacido en Los Ángeles en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, hijo de una madre mexicana y un padre blanco de origen alemán que por alguna razón sabía hablar español, Gilb cuenta que tuvo una crianza difícil, aunque él en ese momento no lo sabía. Sus padres se separaron y él no tiene muchos recuerdos de su papá hasta que comenzó a trabajar en la lavandería industrial en la que fue el administrador durante décadas. Durante años nadie le compraba sus cuentos, no había interés en las historias de personas trabajadoras, así que él se remangaba cada día y trabajaba como constructor para alimentar a sus dos hijos y su esposa. Aun así, durante 16 años en los que el trabajo físico en las obras junto con sus compañeros sindicales fue lo que puso el pan en la mesa, él escribía.

Cuando estaba a punto de darse por vencido, a principios de los noventa, mandó una selección de unos 25 cuentos a la Universidad de Nuevo México y logró publicar el libro The Magic of Blood, con el que ganó el premio PEN/Hemingway a escritores debutantes. A partir de ahí, la vida no fue igual.

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“Fue un enamoramiento de la pichula, no del corazón”, escribió Mario Vargas Llosa en un cuento, en 2020. Y ahí quedó la frase. El que hablaba no era el Premio Nobel peruano sino un personaje, un hombre grande, muy grande, que se ha perdido en su propia ciudad y mientras da vueltas tratando de volver a casa, repasa su vida. Un cuento, ficción: no pasó nada. Hasta que, en 2022, el escritor se separó de Isabel Preysler, que era su mujer. Y muchos ojos corrieron a releer el cuento. ¿Había sido un enamoramiento de “la pichula”? ¿El escritor, como el personaje, se arrepentía de haber dejado a su mujer de toda la vida por ese impulso?

Eso leímos en 2022. Pero había más y, creo yo, había cosas más importantes en ese cuento, que se llamó Los vientos. Ese personaje se parece mucho a Vargas Llosa: ha sido periodista, vive en Madrid, mira el mundo parecido y algunas de sus opiniones políticas coinciden. Y tienen más o menos la misma edad, aunque el cuento transcurre en el futuro. El hombre tiene cien años, el cuento ocurre en un futuro en que Mario Vargas Llosa -que hoy cumple los 89- alcanzaría el siglo.

No se tiene piedad el escritor peruano. En el cuento, ese hombre se pierde en su propia ciudad. Da vueltas, se hace encima. Anda largando gases (de ahí el título del relato). Esa es la imagen que pinta Vargas Llosa de un hombre viejo. Más viejo que lo que él es hoy, es cierto.

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Leer Los recuerdos del porvenir o algunos de los cuentos incluidos en La semana de colores o en Andábamos huyendo Lola es leer a una Elena Garro (México, 1916-1998) adulta, tenaz –como adulto y tenaz era su imaginativo mundo literario–, decidida, fuerte y, principalmente, audaz y mágica. Su nombre siempre surge cuando se habla de los inicios del realismo mágico en Latinoamérica, pero al margen de cronologías que nada influyen o modifican la valía y belleza de su obra, fue una gran y polifacética escritora que durante muchos años ha vivido tras la sombra de Octavio Paz, con quien estuvo casada unos años, y tras la sombra del exilio que ella misma sufrió durante décadas.

Con él, veinteañeros ambos y recién casados, realizó un intenso viaje a España durante el verano de 1937. (Pablo Neruda y Rafael Alberti habían invitado a Paz al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura) que constituye un atractivo y cautivador documental sobre el mundo artístico y literario durante el conflicto. Un país sumido en el hambre y la guerra civil observa cómo un grupo de intelectuales recorre sus ciudades entre el miedo y un compromiso, siempre bienintencionado, que algunos no terminaban de creer o entender, pero que forjó grandes amistades y otorgó una nueva lente de humanidad y compasión a sus miradas (y seguramente, en consecuencia, también a sus literaturas).

Los relatos de La semana de colores, son historia al mismo tiempo inquietantes, aterradoras y bellas en las que la existencia y la inocencia de sus personajes se llenan de grietas por donde se cuela, cegadora, una luz que profana y desvanece la realidad, la verdad fatua de la humanidad. Son seres que se sumergen en un sueño para no regresar nunca a la vigilia. Elena Garro demuestra con esta obra que la lucidez poética es un antídoto contra los dogmas de la razón, que la locura no es otra cosa sino exacerbada conciencia. Su prosa la ubica como escritora única en la escena de la literatura mexicana del siglo XX, como una presencia a veces incómoda que desde su mirada escéptica y transgresora se acerca a una reflexión sobre la vida, donde se percibe, más que comprensión, sensibilidad metafísica.

Una Elena Garro inocente y carismática («yo, sin saber cómo ni por qué, iba a un Congreso de Intelectuales Antifascistas, aunque yo no era anti nada, ni intelectual tampoco, sólo era estudiante y coreógrafa universitaria»); pero también muy observadora, fue tomando apuntes de todo lo que veía y escuchaba en compañía de Miguel Hernández con su voz profunda y su encanto, Alejo Carpentier, María Teresa León, Manuel Altolaguirre, la generosa y pitonisa María Zambrano, León Felipe o Luis Cernuda, y años después, en 1992, sus recuerdos se transformaron en el librito Memorias de España 1937, que ahora ha recuperado la editorial Bamba (quien recientemente ha reeditado su ecléctica, original y bella novela Testimonios sobre Mariana, que también reseñamos en El Debate). Aunque el motivo del viaje por Barcelona, Valencia y Madrid era de carácter político, estas memorias se fijan más en aquellas emociones y experiencias que igualan a todo ser humano, más aún en un contexto tan desolador: el pánico, la incertidumbre, la vulnerabilidad.

Elena Delfina Garro Navarro, conocida como Elena Garro, fue novelista, dramaturga, guionista, periodista y escritora mexicana. Está comúnmente relacionada con el realismo mágico.

Elena Garro no ensalza a los grandes escritores con los que compartió carromatos, caminos y noches durmiendo en el suelo (también en hoteles, en algunos afortunados casos); entre conversaciones sobre derechos, partidos, siglas o bandos sus anécdotas son más «costumbristas», naturales, sencillas, llenas a un tiempo de gran ternura y lucidez. «Bajamos muy tranquilos hasta el paseo de Rosales y allí nos recibió un tiroteo. Corrí a la trinchera y los otros me siguieron. «Nunca más aceptaré una invitación suya, niños heroicos», se quejó Pellicer, que estaba disgustado. Pensé que habíamos visto un pedacito de guerra. ¿No habíamos venido para eso?». Puede influir en su quizá poco comprometido o analítico punto de vista su corta edad, pero es más original, acertada y esencial su percepción de que toda aquella situación de peleas y muertes entre iguales era, es siempre, algo cruel y absurdo, y que sus compañeros intelectuales y ella estaban en igual peligro o más de morir en cualquier momento que los milicianos. Reflejan también ternura y lucidez, y resultan muy emotivas, sus descripciones sobre la España rural de entonces, las formas y colores del paisaje castellano, los pueblos, las maneras de la España más humilde y verdadera: «En Campo de Criptana nos hospedó una viejecita vestida de negro, como todos los aldeanos españoles. Nos dio una habitación pequeña con una ventana cavada en la piedra de los muros pintados de blanco y puso varias mantas en la cama». Esta deliciosa, cercana y lúcida mezcla entre diario de viaje, diario literario y diario personal supone un testimonio muy interesante y diferente sobre un momento histórico donde incluso entre los grupos más «inteligentes», o supuestamente más capaces de la sociedad, había las mismas sospechas, miedos y contradicciones, y donde, como en cualquier otro momento histórico, la cultura y la amistad trataban de defender los valores de la paz y la libertad.

Y ahí estaba, ahí estuvo, la audaz y mágica Elena Garro, una joven luminosa, inestable pero ya muy capaz, viviendo en primera fila lo más puro y lo más oscuro del alma humana en tierra ajena. Ajenas en realidad le fueron muchas tierras, tanto las que la echaron como las que la acogieron (a ella y a su hija Helena Laura), y ya en este texto, que entonces apenas era un conjunto desordenado de conversaciones y recuerdos sin una intención de publicación, se aprecia cómo desde el principio quiso hacer de la mirada y de la escritura su propio hogar de paz y libertad. Con eso nunca dejó de estar comprometida. Por ella, para hacerse escuchar y liberarse de las sombras que siempre iban caminando delante de ella, y por los demás. Toda su obra merece mucho la pena.

Nuestras vidas son los ríos, El zapaterito de Guanajuato, Era Mercurio ...

Acércate a su obra ...

Rosario Alicia Castellanos Figueroa (Ciudad de México; 25 de mayo de 1925-Tel Aviv, Israel; 7 de agosto de 1974), conocida como Rosario Castellanos, fue una escritora, periodista y diplomática mexicana, considerada una de las literatas mexicanas más importantes del siglo XX. Fue embajadora de México en Israel hasta su fallecimiento en 1974. También es considerada como una de las pioneras del feminismo mexicano. Con Ciudad Real, libro de relatos publicados en 1960, Castellanos se centra en las diferencias entre los dos grupos distintos, sobre todo entre el blanco y el indio y el hombre y la mujer. Dice la crítica Mary Gómez Parham: “instrumentos de esta alienación incluyen códigos severos de cortesía, el machismo y otras formas de estereotipos sexuales, la codicia y, sobre todo, las barreras lingüísticas”.

María Luisa Bombal Anthes (Viña del Mar, 8 de junio de 1910-Santiago, 6 de mayo de 1980) fue una escritora chilena, condecorada en 1974 con el Premio Ricardo Latcham (creado por el PEN Club Chile en 1969), con el Premio Academia Chilena de la Lengua en 1976 y el Premio Joaquín Edwards Bello en 1978.

Las islas nuevas, Trenzas y Lo secreto, buenos ejemplos de su obra.

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Rita Indiana Hernández Sánchez (11 de junio de 1977, Santo Domingo, República Dominicana) es una escritora, compositora y cantante dominicana. En 2011, fue seleccionada por el diario El País como una de las 100 personalidades latinas más influyentes. Puedes acercarte a su obra con los cuentos Rumiantes o Los trajes. La escritora e historiadora del arte Nadia Lugo presentó en 2023 El ruido invisible, una nueva colección de relatos, que ahonda de manera crítica en la historia contemporánea dominicana, y que fue publicado por la editorial independiente Luna Insomne Editores.

La autora muestra una búsqueda muy particular de escenarios pocos convencionales y populares, a los que da una connotación de notoriedad, como es el caso de protagonistas como De la Parra, Miriam (dejada e invisible en un país de Europa), o los empleados públicos desperdigados por las realidades múltiples de un sistema de gobierno, implacable y ahogador.

Amparo Dávila e Inés Arredondo, la primera desde lo fantástico y la segunda desde lo incómodo serán acompañantes de nuestra bibliotecaria en la próxima Semana Santa en España.

El estilo cuentístico de Amparo Dávila fluye con sencillez y detenimiento, abarcando una amplia gama de emociones humanas. Sus personajes se enfrentan al miedo, la soledad, la muerte y la locura, productos de una presencia indefinida e inquietante. La exploración de trastornos mentales y emocionales en la obra narrativa de esta autora zacatecana, así como la compleja estructuración de sus personajes, ha contribuido a que su producción literaria se reconozca como una de las más ricas y enigmáticas de la narrativa mexicana. La construcción de sus personajes es un estudio de la psique humana en circunstancias que a primera vista podrían parecer rutinarias e insignificantes, pero que, con una visión analítica e introspectiva como la de Amparo Dávila, se convierten en viajes hacia un mundo diferente, engendrado por la imaginación.

Esta edición reúne la producción cuentística de esta importante autora. A sus ya reconocidos Música concreta, Tiempo destrozado y Árboles petrificados, se agregó un libro inédito: Con los ojos abiertos.

Arredondo fue integrante del grupo de escritores conocido como Generación del Medio Siglo, grupo de la Casa del Lago o grupo de la Revista Mexicana de Literatura. En 1979, ganó el premio Xavier Villaurrutia por Río subterráneo, que reúne doce cuentos que fluyen con una prosa precisa en dimensiones soterradas, desconocidas, que exploran las zonas ocultas de la psique y del comportamiento humano, que descubren mundos prohibidos, perversos y desgarradores donde la mirada puede resultar un exceso o una carencia.

En muchos de los textos literarios que hacen referencia a Eva Perón, es común que no se mencione su nombre. Como si la literatura diera cuenta de la prohibición de nombrarla (a ella, a Perón, al peronismo en general) que había impuesto por el decreto 4161, la dictadura del 55. Esto sucede en "Esa mujer", de Rodolfo Walsh, y también en "La señora muerta", de David Viñas, publicada en Las malas costumbres (1963).

22-Abril-2025

Marina Perezagua (Sevilla, 1978), autora de las novelas ‘Don Quijote en Manhattan’ y ‘Seis formas de morir en Texas’ y profesora en la State University of New York y la New York University, regresa al cuento con ‘Luna Park’ (Páginas de Espuma), colección de relatos con la que se despide de la Gran Manzana y aprovecha el deambular por la que ha sido su ciudad durante los últimos veinte años para asomarse a ese gigantesco agujero de cemento y hormigón que primero succiona y luego escupe. “Esa ciudad es una recompensa por todo lo que te permitirá alcanzar y un castigo por todos los delitos que te forzará a cometer”, que se arranca la sevillana citando al colosal Colson Whitehead.

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