| Por cada ciudadano de la Unión Europea, se genera 
                    aproximadamente una tonelada de escombros al año. En España 
                    es aún más, según documentos públicos del Gobierno: los residuos 
                    de obra y demolición suponen un 40% de todos los desechos, 
                    entre 10 y 15 puntos más que la media europea. Pero mientras 
                    los españoles, lentamente, asumen su responsabilidad de reducir 
                    y reciclar basura doméstica, el enorme sector de la construcción 
                    todavía no ha abrazado los principios de la economía circular. 
                    Cascotes, ladrillos, marcos de puertas, tuberías, vigas, cables... 
                    Los residuos rebosan en vertederos, normalmente ilegales, 
                    por todo el país. Francia abordó un ambicioso plan 
                    de economía circular y también ha mostrado su preocupación 
                    por los residuos de construcción y demolición (RDC). Lo definió 
                    la secretaria de Estado de Transición Energética y alma del 
                    proyecto, Brune Poirson: “Solo en moqueta no usada se tira 
                    al año el equivalente a un rollo que podría cubrir la ruta 
                    de Lille a Marsella”, unos 1.000 kilómetros. Esta tragedia económica y medioambiental es 
                    evitable, porque los principales restos de obra —hormigón, 
                    materiales cerámicos y aglomerado asfáltico— son “de los pocos 
                    residuos que se pueden reciclar infinitamente”. Así lo afirma 
                    el ingeniero Pablo Pérez, director técnico del Grupo de Interés 
                    Áridos Reciclados, que engloba a las empresas dedicadas a 
                    valorizar escombros en Andalucía, Galicia y Madrid. Parte 
                    del problema es que en España “no hay cultura” de separar 
                    los residuos en la obra o de realizar demoliciones selectivas. 
                    La alternativa más fácil y más barata, verter desechos mezclados, 
                    es ilegal pero suele salir impune. Desde el año 2008, un real decreto exige el 
                    tratamiento de todos los desperdicios de obra por gestores 
                    autorizados, empresas que deben priorizar el reciclaje y recurrir 
                    a los vertederos solo en última instancia. “Eso se cumple 
                    en todos los tipos de residuos excepto en los de construcción”, 
                    denuncia Benito García, portavoz del grupo. Fuentes del Ministerio 
                    de Transición Ecológica confirman que España tiene abierto 
                    un expediente europeo de infracción por incumplir la Directiva 
                    Marco de Residuos, debido a la deficiente gestión de los restos 
                    de obra. 
 Toneladas de escombros acaban en vertederos 
                    ilegales en toda España. “La realidad hoy es que tan solo una cuarta 
                    parte de los residuos de construcción y demolición en España 
                    acaban en manos de un gestor autorizado”, asegura García. 
                    Esos escombros se reciclan muy eficientemente, llegando a 
                    aprovecharse en torno al 90% para fabricar nuevos materiales 
                    de construcción. Pero las tres cuartas partes restantes de 
                    basura que no llegan a la planta de reciclaje acaban rellenando 
                    antiguos huecos mineros, o en vertederos ilegales que contaminan 
                    montes, valles y costas de la Península. Para las empresas 
                    de reciclaje, “lo más grave y preocupante, porque además de 
                    presunto delito ambiental supone competencia desleal, es la 
                    existencia de vertederos ilegales comerciales, que cobran 
                    por descartar residuos sin ningún tratamiento”. 
                    
                      | Recientemente, Arcodega, la Asociación de Recicladores 
                        de Residuos de Construcción y Demolición de Galicia, denunció 
                        a la empresa MV Gestión por delito ambiental, acusando 
                        a este “gestor irregular” de verter residuos mezclados 
                        y sin tratar en un enorme hueco minero de Lugo. Según 
                        informa La Voz de Galicia, la denuncia sugeria además 
                        “prevaricación por omisión” de las autoridades, que “siendo 
                        conocedoras, evitan actuar para reponer la legitimidad”. 
                        Los denunciantes aseguraron que este caso, junto con el 
                        de una escombrera ilegal en Nerja (Málaga), cercana al 
                        río De la Miel, son dos raros ejemplos de fiscalización, 
                        pero apenas representan “la punta del iceberg” del desastre 
                        que es la gestión de estos desechos en España. |  Para cumplir el real decreto, cada ayuntamiento 
                    debería recaudar una fianza de los promotores o particulares 
                    que solicitan una licencia de obra. El depósito se devuelve 
                    cuando estos certifican la correcta eliminación de sus residuos. 
                    Pero el Grupo de Interés Áridos Reciclados estima que tan 
                    solo un 8% de los consistorios españoles exige este aval. 
                    La Federación RCD, un grupo análogo que defiende los intereses 
                    de gestores de escombros en Castilla y León, Extremadura, 
                    País Vasco y Cataluña, calcula que la cifra apenas llega a 
                    un 5% de los ayuntamientos (al tener en cuenta que País Vasco 
                    y Cataluña, más avanzados en la gestión de residuos, suben 
                    la media española). Peor aún, la normativa no siempre funciona, 
                    según cuenta Ana Laforga, consultora ambiental independiente 
                    y docente de un curso de gestión de este tipo de residuos 
                    en la escuela de formación ISM. Para una obra de vivienda 
                    o de un pequeño local comercial con presupuesto de medio millón 
                    de euros, la fianza de gestión de residuos podría ser de tan 
                    solo 150 euros. Es una proporción irrisoria del total que 
                    mucha gente “se toma como un gasto más de la obra”, explica 
                    Laforga, aunque matiza que las grandes promotoras sí suelen 
                    ser más respetuosas con el reglamento, “aunque solo sea por 
                    su imagen corporativa”. Quienes denuncian la desidia de las autoridades 
                    piden también mayores alicientes para el reciclaje. Dado que 
                    la grava, la arena y otros materiales rocosos fabricados a 
                    partir de escombros cuestan lo mismo que los áridos naturales, 
                    los constructores tienden a escoger aquellos que se extraen 
                    de las canteras. Promover el uso de los materiales reciclados 
                    pasa por certificar su calidad e incentivar su compra, como 
                    ya ha hecho el Ayuntamiento de Málaga, con medidas pioneras 
                    para la contratación de obras públicas. La Subdirección General de Residuos del Ministerio 
                    de Transición Ecológica asegura que a nivel nacional también 
                    “se ha estado trabajando en medidas que impulsen el consumo 
                    de áridos reciclados”, como la estrategia de economía circular 
                    —en fase de elaboración por el departamento y publicada en 
                    borrador público el año pasado— o la guía para la “rehabilitación 
                    de espacios degradados con residuos de construcción y demolición”. 
                    Desde el sector del reciclaje de estos materiales, sin embargo, 
                    alegan que esto último es “un eufemismo”: no es verdadero 
                    reciclaje, sino “un desperdicio de recursos” ideado con el 
                    único fin de alcanzar los objetivos internacionales de valorización 
                    de estos residuos, fijados en un 70% para el año 2020 por 
                    la Directiva Marco de Residuos. Estamos lejos de la meta, incluso haciendo apaños. 
                    “En el año 2016 se generaron en España 13.839.038 toneladas 
                    de residuos de construcción y demolición, valorizándose un 
                    54% de estos residuos”, declaran las mismas fuentes del ministerio. 
                    Es un cálculo que no contempla los residuos gestionados ilegalmente. 
                    Y, sin embargo, ahí están: en Lugo, en Nerja, y en el resto 
                    de los vertederos clandestinos de España. 
                    
                      | Algunos restos de construcción, como el amianto, la 
                        pintura o las lámparas fluorescentes, son peligrosos y 
                        contaminantes. Su gestión está regulada, pero existen 
                        vertidos olvidados de los que ninguna administración se 
                        quiere hacer cargo. En el barrio toledano de El Polígono, 
                        la asociación de vecinos El Tajo ha identificado 19 focos 
                        de amianto, y la Consejería de Medio Ambiente reconoce 
                        nueve. Enormes restos del fibrocemento, conocido causante 
                        de cáncer, mesotelioma y asbestosis, yacen allí desde 
                        que la antigua empresa Ibertubo los abandonó a finales 
                        del siglo pasado. “Ahora la administración está actuando, 
                        lo llaman sellado”, dice Gemma Ruiz, presidenta de la 
                        asociación. Pero retirar los restos es un engorro; meramente 
                        se “tapan con tierra”, y hasta ahora “solo un 20%”, estima 
                        Ruiz. |  CATALUÑA. La Generalitat de Cataluña tendrá que gastarse 
                    hasta 159 millones de euros en limpiar y restaurar la antigua 
                    cantera de arcilla ocupada por un gigantesco vertedero ilegal 
                    con el que Jordi Pujol Ferrusola hizo a principios de la pasada 
                    década un pelotazo de 5,3 millones de euros, según los documentos 
                    consultados por EL PAÍS. La instalación, llamada Vacamorta 
                    y situada en Cruïlles, en el turístico Baix Empordà (Girona), 
                    ocupa una superficie de 15,4 hectáreas y en algunas zonas 
                    los residuos alcanzan los 70 metros de profundidad. Un vaciado 
                    de estas dimensiones —ordenado por una sentencia firme del 
                    Tribunal Supremo de 2014— obliga a retirar 2,9 millones de 
                    desechos y tierras contaminadas. Para ello, serán necesarios 
                    143.000 viajes de camión —a un ritmo de uno cada cinco minutos 
                    durante cinco años—, según el anteproyecto encargado por la 
                    Generalitat. El destino de los residuos ni siquiera está 
                    claro, ya que el volumen a trasladar llevaría al límite de 
                    su capacidad a los tres vertederos existentes en Cataluña 
                    y quizá sea necesario abrir otro nuevo. Fangos procedentes 
                    de depuradoras y plantas de tratamiento (49% del total), residuos 
                    industriales (27%) y restos de obras (13%) son los desechos 
                    más abundantes en Vacamorta. No hay precedentes de una operación parecida 
                    tan gravosa en España. Limpiar los lodos de la catástrofe 
                    de Aznalcóllar, por ejemplo, costó a la Junta de Andalucía 
                    apenas 90 millones de euros. En relación con la población 
                    de Cataluña (7,5 millones), el vaciado de Vacamorta tendrá 
                    un coste en fondos públicos de unos 20 euros per cápita. El anteproyecto estudia cinco alternativas, 
                    aunque solo dos de ellas serían hoy viables —y no sin problemas— 
                    con los medios de la Generalitat, teniendo además en cuenta 
                    que el Gobierno catalán ya está incumpliendo los dos años 
                    que el Supremo fijaba para vaciar la instalación. Esas dos 
                    opciones suponen la salida de Vacamorta de 120 camiones al 
                    día cargados con 20 toneladas de residuos, en 250 jornadas 
                    de trabajo anuales de 10 horas. A este ritmo, serían necesarios 
                    4 años y 10 meses. La alternativa 1A, con un coste de 159,5 millones 
                    de euros, prevé llevar todos los residuos al vertedero de 
                    Riba-roja d‘Ebre (Tarragona), una instalación a punto de ser 
                    estrenada y situada literalmente en la otra punta de Cataluña 
                    (a 320 kilómetros). Esta opción, además, reduciría la vida 
                    útil del nuevo vertedero de 24 a solo seis años, ya que los 
                    residuos de Vacamorta llenarían casi dos tercios de su capacidad. La opción 1B, en cambio, divide los residuos 
                    de Vacamorta entre tres vertederos: el de Riba-roja, el de 
                    Tivissa (a 275 kilómetros, también en Tarragona) y el de Hostalets 
                    de Pierola (a 157 kilómetros, en Barcelona). Esta opción, 
                    presupuestada en 146,8 millones de euros, colapsaría en poco 
                    tiempo —15 meses y tres años, respectivamente— los dos últimos, 
                    lo que además bloquearía su uso para las industrias locales. Ante esta situación, el anteproyecto se inclina 
                    por el plan 1C, que supone la creación de un nuevo vertedero 
                    más cercano a Cruïlles —en un radio de 60 a 80 kilómetros—. 
                    Esta opción, sin embargo, tiene dos problemas que cuestionan 
                    su viabilidad. La primera, admite el propio anteproyecto, 
                    es que retrasaría cinco años el vaciado de Vacamorta —tiempo 
                    necesario para tramitar y construir el vertedero—, lo que 
                    choca con los plazos fijados por el Supremo. A ello habría 
                    que sumar la dificultad de consensuar en la actual situación 
                    política de Cataluña una ubicación que no se tope con una 
                    fuerte oposición social. Esta opción sería la más barata —81 
                    millones—, aunque la estimación no incluye los costes del 
                    nuevo vertedero. Por último, el anteproyecto estudia otras dos 
                    opciones, las denominadas 2A y 2B, que implican un cambio 
                    radical. Se trata en ambos casos de aplicar la tecnología 
                    denominada llamada “minería de vertedero”: procesar en origen 
                    los residuos para obtener de ellos todos los materiales, como 
                    metales, a los que se puede dar un nuevo uso. Este sistema, 
                    sin embargo, tiene el problema de que es muy lento —llevaría 
                    37 años procesar todos los residuos—, algo que choca con la 
                    sentencia del Supremo y las demandas de las entidades que 
                    han logrado el cierre de Vacamorta en los tribunales, como 
                    la Plataforma Alternativa al Vertedero de Cruïlles (PAAC). 
                    
                      | El Consejo de Dirección de la Agencia de Residuos de 
                          Cataluña (ARC) aprobó en 2016 subvencionar íntegramente 
                          con 233.700 euros el Consejo Comarcal del Solsonès, 
                          que mejore las instalaciones del centro de tratamiento 
                          de residuos municipales de Clariana de Cardener. Las 
                          mejoras consistieron en adecuar un espacio en el depósito 
                          antiguo clausurado para realizar tareas de minería de 
                          vertedero (Landfill mining); realizar actuaciones de 
                          mejora en obra civil; y adquirir maquinaria para mejorar 
                          los procesos. Esta instalación integra en cada una de 
                          sus fases la promoción de los residuos como recursos 
                          para la producción de materiales que se pueden devolver 
                          a los procesos productivos, para avanzar efectivamente 
                          hacia la economía circular. La ARC, sin embargo, quiso 
                          ir más allá del tratamiento previo de los residuos, 
                          lo que se hace antes de depositarlos en el vertedero. 
                          Por ello ha apostó por un diseño destinado a 
                          posibilitar el desarrollo de la minería de vertedero, 
                          que es el proceso de recuperación de materiales residuales 
                          de los depósitos controlados para un uso posterior como 
                          materiales secundarios y, cuando no es posible, para 
                          su reaprovechamiento energético. 
 De esta manera, la planta de Clariana fue la primera 
                          del país que experimenta con esta técnica. La implantación 
                          de la minería de vertedero puede significar un impulso 
                          económico para Cataluña, propiciar la creación de puestos 
                          de trabajo, favorecer la reducción de la dependencia 
                          exterior de algunas materias primas, y contribuir a 
                          los objetivos de mitigación del cambio climático, con 
                          la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. 
                          El órgano de dirección de la ARC también aprobó 
                          destinar 246.300 euros al Consorcio del Bages para la 
                          gestión de los residuos para realizar mejoras en la 
                          planta de tratamiento biológico de Manresa. Esta financiación 
                          permitió instalar una criba rotatorio de doble 
                          malla y un sistema de control de polvo. |  Pese a los enormes costes económicos y ambientales 
                    del plan, la Generalitat ni siquiera preveia limpiar el vertedero 
                    en su totalidad. El Gobierno catalán interpretó que 
                    la sentencia del Supremo solo la obligaba a retirar los residuos 
                    depositados a partir de 2003. Completada toda la operación, 
                    quedarían en la zona aún más de 330.000 toneladas correspondientes 
                    a los materiales acumulados entre 2000 y 2003, que serían 
                    sellados y cubiertos de tierra. Esta interpretación es rechazada 
                    por la PAAC, la entidad ecologista CEPA y el Ayuntamiento 
                    de Cruïlles, que prepararon unas alegaciones conjuntas al 
                    anteproyecto para exigir al Gobierno catalán el vaciado total 
                    de Vacamorta. La larga batalla legal contra el vertedero de 
                    Vacamorta se prolongó durante 15 años y ha necesitado 
                    de cinco sentencias para que finalmente la Generalitat ordenara 
                    su clausura, el pasado 13 de noviembrede 2015. En la interlocutoria 
                    del TSJC, el alto tribunal también destacó que el informe 
                    de la Agència Catalana de Residus aportado por la Generalitat, 
                    en el que se advertia de las consecuencias ambientales que 
                    tendría la retirada de esos 2,2 millones de desechos, no evidencia 
                    ninguna “imposibiliad técnica” para llevar a cabo el vaciado 
                    del vertedero. 
                    
                      | El vertedero de Vacamorta era uno de los negocios investigados 
                          por la Audiencia Nacional en el caso Pujol. La Fiscalía 
                          Anticorrupción consideró que Jordi Pujol Ferrusola 
                          —como ya hizo con otro vertedero situado en Tivissa 
                          (Tarragona)— utilizó las influencias que tenía en la 
                          Generalitat y en Convergència (CDC) para sacar adelante 
                          un proyecto que siempre que llegó a los tribunales 
                          se declaró ilegal. La primera vez fue en julio 
                          de 2002, solo dos años después de su apertura y tras 
                          un recurso presentado por la Plataforma Alternativa 
                          al Vertedero de Cruïlles.  Un juzgado de Girona anuló la licencia de actividad 
                          concedida en 2000 por la Generalitat y declaró ilegal 
                          la instalación. Entre otras razones, por estar a solo 
                          400 metros de una urbanización. La sentencia, confirmada 
                          por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), 
                          ordenó la clausura del vertedero en febrero de 2003. 
                          El cierre, sin embargo, apenas duró un mes y medio. 
                         La Generalitat, apoyándose en un cambio legislativo, 
                          concedió de nuevo la autorización ambiental al vertedero 
                          en abril de ese año. La PAAC volvió a recurrir a los 
                          tribunales y en 2006 el TSJC volvió a darle la razón. 
                          Por entonces, Pujol Ferrusola ya no era propietario 
                          del vertedero. Entre 2003 y 2004, él y sus dos socios 
                          locales habían vendido el 80% negocio a Fomento de Construcciones 
                          y Contratas (FCC) por 13,2 millones de euros.  Oculto en una larga cadena de sociedades instrumentales 
                          que terminaba en la Isla de Man —un conocido paraíso 
                          fiscal— y tras invertir 277.000 euros, Pujol Ferrusola 
                          ingresó con la venta del vertedero 5,5 millones, según 
                          destapó hace dos años EL PAÍS y ha confirmado un reciente 
                          informe de la Agencia Tributaria. FCC gestionó el vertedero 
                          desde entonces y hasta 2014, cuando la Generalitat ordenó 
                          su clausura tras la sentencia firme del Supremo, que 
                          confirmó la del TSJC de 2006.  El estudio de impacto ambiental que acompaña el anteproyecto 
                          del vaciado de Vacamorta revela las grandes repercusiones 
                          para el medio ambiente que tendrá la operación. El estudio 
                          calcula que los trabajos liberarán a la atmósfera “entre 
                          180.000 y 350.000 metros cúbicos de biogás”, formado 
                          en “un 46% por metano”, causante del efecto invernadero. 
                          También destaca que el traslado de los residuos consumirá 
                          hasta 25,7 millones de litros de gasoil y alerta sobre 
                          los “fuertes olores” que los desechos provocarán “en 
                          la zona y las poblaciones cercanas al recorrido de los 
                          camiones”. La conclusión del informe es que la forma 
                          de reducir al máximo el impacto al medio ambiente sería 
                          sellar los residuos y dejarlos donde están. 
 El vertedero de Vacamorta, en febrero 
                          del 2014, antes de ser clausurado. |  ZALDIBAR. Las ventanas de buena parte de los 50.000 vecinos 
                    de los alrededores del vertedero de Zaldibar (Gipuzkoa) permanecen 
                    cerradas desde el estallido de la noticia. El Gobierno vasco 
                    recomendó no ventilar las viviendas, especialmente por las 
                    noches, y evitar hacer deporte al aire libre como medida de 
                    precaución por las sustancias tóxicas que comenzó a emitir 
                    la planta tras su derrumbe. Los expertos insisten en que las 
                    concentraciones no son preocupantes para la salud, pero las 
                    autoridades mantienen las recomendaciones. El jueves 6 de febrero de 2020 colapsó el vertedero 
                    de Zaldibar (Bizkaia). El lunes 10 el lehendakari, Iñigo Urkullu, 
                    anticipó las elecciones vascas al 5 de abril para no coincidir 
                    con las catalanas. Entonces aseguró que su presencia en la 
                    zona, con dos trabajadores aún sepultados, no aportaba nada. 
                    El miércoles, casi una semana después de la tragedia, acudió. 
                    Y al duodécimo día, pidió perdón. Era demasiado tarde: el 
                    alud ya había entrado en la agenda política. ¿Qué tóxicos se han emitido? Dioxinas y furanos, 
                    ambos pertenecientes a una familia de sustancias que se pueden 
                    generar por la combustión del cloro o materiales que lo contienen, 
                    como puede ser el PVC. ¿Cómo se han producido las emisiones? 
                    La fermentación de la materia orgánica del vertedero produce 
                    metano, que es inflamable. Según Julen Rekondo, técnico asesor 
                    ambiental, este tipo de residuos no debería estar presente 
                    en un vertedero industrial como el de Zaldibar. ¿Cuáles son 
                    los niveles registrados? La concentración habitual de estas 
                    sustancias en el aire es de entre 10 y 50 femtogramos (una 
                    milmillonésima parte de un microgramo) por metro cúbico. La 
                    medición en los alrededores del vertedero era entre 40 y 50 
                    veces mayor. Sin embargo, en opinión de Begoña Jiménez, investigadora 
                    del CSIC, siguen siendo proporciones “muy bajas” y no deberían 
                    ser preocupantes para la ciudadanía.  
 Imagen aérea del estado en el que quedó la zona 
                    tras el derrumbe. ¿A qué niveles son peligrosos? La Organización 
                    Mundial de la Salud (OMS) no establece niveles seguros en 
                    aire, puesto que la inhalación de estas sustancias es mínima: 
                    supone entre el 1% y el 2% de lo que llega al organismo a 
                    través de alimentos. Jiménez explica que podrían preocupar 
                    proporciones mucho más altas o que estas se prolongasen en 
                    el aire durante mucho tiempo, algo altamente improbable. ¿Cuánto 
                    tiempo estarán presentes las sustancias en la atmósfera? Jiménez 
                    asegura que las muestras que se han analizado son del 10 de 
                    febrero, por lo que es previsible que en la actualidad sean 
                    menores, teniendo en cuenta que los incendios han remitido. 
                    Además, cuanto más lejos del vertedero, más diluidas están, 
                    así que las sustancias tóxicas que respiran los vecinos de 
                    la zona son con toda probabilidad mucho más bajas que las 
                    que se midieron. Pero los expertos no pueden determinar cuánto 
                    durarán estos niveles más elevados de lo normal.  ¿Qué efectos tienen estas sustancias en la salud? 
                    Niveles muy altos (mucho más que los medidos) a corto plazo 
                    pueden provocar lesiones en la piel, según la OMS. Una exposición 
                    ambiental prolongada puede causar un rango de dolencias, que 
                    incluyen afecciones al sistema inmunitario, efectos sobre 
                    el desarrollo neurológico, en las hormonas tiroideas y en 
                    la función reproductiva. Afectan especialmente a fetos y neonatos. 
                    Experimentos en animales también han mostrado efectos cancerígenos 
                    en una amplia variedad de tumores. ¿Es preocupante el amianto 
                    que había en el vertedero? En el vertedero había casi 10.000 
                    toneladas de amianto, una sustancia altamente cancerígena, 
                    por lo que los obreros que trabajaban en la zona tuvieron 
                    que tomar medidas de protección especial. Sin embargo, en 
                    las mediciones diarias del Gobierno Vasco no se han detectado 
                    fibras de este material, por lo que “no hay peligro para la 
                    salud”. ¿Están contaminadas las aguas? Se han detectado niveles 
                    más altos de lo normal de amonio, pero “no en una cantidad 
                    preocupante para la salud”, subraya Rekondo. Las dioxinas 
                    y furanos son poco solubles en agua, así que su llegada a 
                    los ríos no es probable.  ¿Es beneficiosa la lluvia? Las precipitaciones 
                    ayudan a asentarse a las partículas en el aire, así que en 
                    ese sentido es positiva, pero dificulta los trabajos de las 
                    máquinas y hace más probables los deslizamientos. ¿Cómo se 
                    produjo el derrumbe? Es algo que los técnicos están estudiando. 
                    Rekondo explica que el vertedero funciona desde 2011 y en 
                    nueve años había acumulada la cantidad de residuos prevista 
                    para casi 35. “Este ritmo acelerado pudo provocar que no se 
                    asentasen y se produjese el deslizamiento”, asegura. 
                    
                      | El término metal pesado se refiere a cualquier elemento 
                          químico metálico que tiene una densidad relativamente 
                          alta y puede ser tóxico o venenoso en concentraciones 
                          bajas. Los metales pesados son componentes naturales 
                          de la corteza terrestre. No pueden ser degradados o 
                          destruidos naturalmente. Algunos metales pesados (por 
                          ejemplo, cobre, selenio, zinc) son esenciales para mantener 
                          el metabolismo del cuerpo humano. Sin embargo, a concentraciones 
                          altas pueden conducir a la intoxicación. El envenenamiento 
                          por metales pesados puede suceder si se consume agua 
                          contaminada con alguno de estos metales, las concentraciones 
                          altas en el aire que estén cerca de las fuentes de emisión, 
                          o la ingesta a través de la cadena alimentaria. 
 Un estudio científico basado en la presencia 
                          de metales pesados en la ría de Huelva, desveló 
                          la existencia de altos niveles de zinc, cobre y plomo 
                          en las aguas de la ría, además de estar presente en 
                          los sedimentos del lecho del río y estar disponible 
                          en las especies de peces estudiados. Aluminio:  Aunque el aluminio no es un metal pesado (gravedad 
                          específica de 2.55 a 2.80), que representa aproximadamente 
                          el 8% de la superficie de la tierra y es el tercer elemento 
                          más abundante. Es fácilmente disponible para la ingestión 
                          humana a través del agua potable.  Arsénico:  El arsénico es la causa más común de intoxicación 
                          por metales pesados aguda en adultos. El arsénico se 
                          libera en el medio ambiente por el proceso de fundición 
                          de cobre, zinc y plomo, así como por la fabricación 
                          de productos químicos y gafas. El gas arsano (AsH3) 
                          es un subproducto producido en la fabricación de plaguicidas 
                          que contienen arsénico. El arsénico también se puede 
                          encontrar en los suministros de agua, dando lugar a 
                          la exposición en los mariscos, el bacalao, el eglefino 
                          y algunos otros alimentos marinos, otras fuentes de 
                          exposición son las pinturas, raticidas, fungicidas y 
                          conservadores de la madera. Cadmio:  El cadmio es un subproducto en la minería en la fundición 
                          de plomo y zinc, en las baterías de níquel-cadmio, plásticas 
                          de PVC, y pigmentos de la pintura, en la fabricación 
                          de galvanizado cuando se fabrican las aleaciones con 
                          el zinc.  Cobre:  El cobre a concentraciones altas puede ser tóxico. 
                          Los efectos de saludo son los siguientes: puede causar 
                          vómitos, diarrea, pérdida de fuerza o, para una exposición 
                          grave, cirrosis del hígado. El cobre hidratado es de 
                          un color azul-verde, se puede observar cuando sale del 
                          interior de las tuberías y aparece en el agua como un 
                          precipitado. Hierro / Fierro:  El hierro es un metal pesado común en el agua, hay 
                          que tener cuidado en ingestión de suplementos de hierro, 
                          y en la dieta puede envenenar de forma aguda los niños 
                          pequeños. La Ingestión representa la mayor intoxicación 
                          de hierro para las personas porque este metal se absorbe 
                          rápidamente en el tracto gastrointestinal. La naturaleza 
                          corrosiva del hierro parece aumentar aún más la absorción. 
                          Puede causar una mancha de color rojo o marrón oxidado 
                          en los accesorios o ropa y / o al agua dar un sabor 
                          metálico.  Mercurio:  El mercurio se genera de forma natural en el medio 
                          ambiente en la desgasificación de la corteza terrestre 
                          y las emisiones volcánicas. Existe en tres formas en 
                          que encontramos este elemento: mercurio elemental, mercurio 
                          orgánico e inorgánico. Plomo:  El Plomo es un metal muy blando, se utilizó en las 
                          tuberías, drenajes y materiales de soldadura durante 
                          muchos años, y se prohibió después de descubrir su capacidad 
                          bioacumulativa en el cuerpo humano. A pesar de eso los 
                          hogares construidos antes de 1940 todavía pueden contiener 
                          plomo (por ejemplo, en las superficies pintadas), dando 
                          lugar a la exposición crónica en el hogar. Cada año, 
                          la industria produce alrededor de 2.5 millones de toneladas 
                          de plomo en todo el mundo. La mayor parte de este cable 
                          se utiliza para las baterías. ¿Cómo eliminar los metales pesados? Existen varios 
                          métodos para eliminar estos metales del agua potable: Intercambio Iónico:  El intercambio iónico es la mejor solución cuando 
                          tienes un flujo de agua considerable, aunque hay que 
                          tener especial cuidado en la selección de la resina, 
                          para que tenga selectividad con el metal pesado que 
                          quiera eliminarse.  Catalizadores de fierro y manganeso; Los catalizadores 
                          de MnO2 sirven para precipitar fierro y manganeso en 
                          presencia de un oxidante fuerte. Aunque este precipitado 
                          de fierro pueda ser un contaminante, tiene la capacidad 
                          de adsrober algunos metales pesados como es el arsénico. KDF:  El KDF se utiliza a nivel doméstico por fabricantes 
                          de equipos residenciales (En las regaderas por ejemplo), 
                          se utiliza en pequeñas cantidades ya que es un medio 
                          granular un tanto costoso.  Coagulación – floculación:  Es posible eliminar metales pesados con el uso de 
                          agentes coagulantes o floculantes, formando un coagulo 
                          lo suficientemente grande para ser retirado por un proceso 
                          de filtración. Es importante saber que un proceso de 
                          Coagulación – floculación necesita de un proceso extra 
                          de filtración para eliminar el coagulo o flóculo. Filtración: Cuando los metales pesados estén suspendidos en el 
                          agua, se utiliza el proceso de filtración para eliminarlos, 
                          aunque es raro que algún metal se encuentre en suspensión, 
                          se pueden utilizar procesos de coagulación – floculación 
                          para aumentar el tamaño del precipitado. Se puede utilizar 
                          la filtración de lecho profundo, filtros por membrana 
                          (microfiltración y ultrafiltración), y filtración por 
                          cartucho. |  El informe de seguimiento de la calidad del 
                    agua del entorno del vertedero de Zaldibar realizado por la 
                    Agencia Vasca del Agua (URA) desde el derrumbe hasta el pasado 
                    11 de febrero, detectó un aumento de la cantidad de 
                    amonio y presencia de los metales cadmio, níquel y selenio. 
                    Tras la publicación del informe, el organismo, que depende 
                    de la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno vasco, quiso 
                    tranquilizar a la ciudadanía sobre la seguridad de beber agua 
                    de grifo: "En la regata de Aixola, donde llega lo que sale 
                    del vertedero" y "con los datos disponibles hasta ahora, el 
                    vertido al río es el equivalente a un vertido de aguas residuales 
                    domésticas", afirmó la URA en su cuenta de Twitter. 
                    "A la luz de los resultados de los exhaustivos análisis y 
                    el estrecho monitoreo, el agua del grifo se puede seguir consumiendo 
                    con normalidad". Las analíticas, realizadas en la regata de 
                    Aixola y en el río Ego, y que corresponden a las muestras 
                    recogidas hasta el día 11, indicaban que el parámetro "más 
                    relevante" es el amonio, característico de los lixiviados—las 
                    partículas que arrastran los líquidos vertidos desde la zona 
                    del desprendimiento—.  Asimismo, se detectó "presencia de algunos 
                    compuestos orgánicos, tales como disolventes orgánicos (BTEX) 
                    e hidrocarburos, aunque su concentración no parece relevante", 
                    sostenia el informe. Entre sus conclusiones, el análisis de 
                    las muestras concluia que "no existe superación de las normas 
                    de calidad ambiental en ninguno de los parámetros analizados 
                    hasta el día 11, último dato disponible, a excepción de los 
                    niveles de amonio en los puntos de toma instalados en la regata 
                    Aixola, aguas abajo del vertedero, donde la superación se 
                    corresponde probablemente con el lixiviado del vertedero". Asimismo, se detectó amonio en el punto 
                    de toma del río Ego ubicado entre Ermua y Eibar, donde el 
                    contenido en amonio, "más elevado", se debe, según señala 
                    URA, "a las aguas residuales urbanas todavía no recogidas 
                    por el sistema de colectores". La Agencia Vasca del Agua halló 
                    en sus muestras "presencia de algunos metales (cadmio, níquel 
                    y selenio), así como, desde el inicio de los controles, se 
                    ha constatado un incremento del caudal de lixiviado". Sin 
                    embargo, URA considera que, en la actualidad, "se estima que 
                    este caudal es inferior a tres litros por segundo, tanto en 
                    el incremento de la conductividad constatado como del parámetro 
                    amonio hasta el día 11 (último resultado disponible en el 
                    momento de redacción del informe)". Por otro lado, los equipos de extinción consiguieron 
                    a los pocos días apagar los frentes del incendio en 
                    el vertedero, donde los focos humeantes mantenian en vilo 
                    a 50.000 vecinos de Zaldibar, Ermua y Eibar. El director general 
                    de la Agencia Vasca del Agua (URA), Ernesto Martínez Cabredo, 
                    así lo explicó. Martínez informó que los frentes 
                    más importantes del incendio quedaron "vencidos" y que a lo 
                    largo del siguiente día desapareceria el humo en la 
                    zona, pero advirtió que el fuego y las brasas podrían 
                    reproducirse, como acabó sucediendo. Para evitar mayores 
                    problemas, un retén permaneció en la zona. La extinción 
                    del incendio, que había provocado niveles de furanos y dioxinas 
                    que podían ser nocivos en los municipios de la comarca, facilitó 
                    las tareas de búsqueda de los dos trabajadores desaparecidos 
                    en el desprendimiento de miles de toneladas de residuos. Un juez instructor abrió diligencias 
                    previas contra la empresa Verter Recycling 2000 SL, propietaria 
                    del vertedero derrumbado, por un presunto delito ambiental 
                    y laboral. Así lo ha desveló el consejero portavoz 
                    del Ejecutivo vasco, Josu Erkoreka, durante la rueda posterior 
                    al Consejo de Gobierno en la que no ofreció más datos 
                    sobre esa apertura de diligencias. Erkoreka afirmó 
                    también que la gestión que estaba haciendo dicha empresa sobre 
                    el derrumbe, en relación con la administración pública vasca, 
                    era "manifiestamente mejorable" en los ámbitos medioambiental 
                    y laboral. Joaquín y Alberto, 41 días sepultados por basura 
                    en Zaldíbar... y ahora también por el Covid-19.  SOLLANA. El síndic de Greuges de la Comunidad Valenciana, 
                    José Cholbi, abrió una queja de oficio con la finalidad 
                    de conocer cuáles eran las medidas que, desde las administraciones 
                    implicadas, se iban a adoptar para hacer frente al vertedero 
                    ilegal instalado en la planta de reciclaje abandonada en el 
                    municipio de Sollana (Valencia), con dos grandes incendios, 
                    el segundo alargado en el tiempo. Según informó el síndic en un comunicado, 
                    la antigua fábrica "ha ido acumulando a lo largo de los años 
                    todo tipo de residuos de forma incontrolada y podría suponer 
                    un peligro latente tanto para los vecinos como para el Parque 
                    natural de l'Albufera". Por ello, el síndic, "más allá de 
                    las actuaciones que se están llevando a cabo para sofocar 
                    el incendio y minimizar sus consecuencias", se interesó 
                    "por las labores de limpieza de residuos de dicho vertedero, 
                    así como las actuaciones previstas para controlar y actuar 
                    en los suelos, en caso de que estuvieran contaminados y requieran 
                    de una actuación especial". El defensor valenciano se dirigió al 
                    Ayuntamiento de Sollana y a la Consejería de Agricultura, 
                    Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural para solicitarle 
                    información al respecto. Las explicaciones de las dos administraciones 
                    interpeladas llegaron poco después. El Ayuntamiento de Sollana 
                    denunció que el segundo incendio de la empresa abandonada 
                    es consecuencia de la "dejadez" de las administraciones competentes, 
                    dijo el alcalde en funciones, Juan José Martínez, quien informó 
                    de que cuando el Consistorio clausuró la empresa, en 2015, 
                    las instalaciones almacenaban unas 19.000 toneladas de residuos. 
                    Fuentes de la Consejería de Medio Ambiente informaron de que 
                    la Generalitat abrió un expediente a la empresa en 2014 y 
                    le instó a retirar el material que no era de madera, que era 
                    el tipo de residuos que estaban autorizados a gestionar. La Generalitat añadió que la empresa 
                    procedió a retirar poco a poco el material informando "puntualmente" 
                    a la consejería del proceso hasta que se produjo la retirada 
                    de la licencia por parte del Ayuntamiento, el posterior precintado 
                    de las instalaciones y la entrada de la firma en concurso 
                    de acreedores. Según Medio Ambiente. tras el primer incendio 
                    de la empresa se utilizó una parcela colindante para depositar 
                    los restos y esperar a que estuvieran listos para retirar. 
                    El dueño de la parcela donde fueron sido depositados los residuos 
                    pidió que fueran retirados, y la consejería quiso tramitar 
                    su traslado, con un coste de unos 800.000 euros. Mientras tanto, efectivos de bomberos comenzaron 
                    los trabajos de sectorización en el incendio de la fábrica 
                    de Sollana con una pala retro excavadora para separar la parte 
                    afectada de la que no y reducir así el combustible. El viento 
                    sopló en dirección contraria a la población por lo 
                    que no causó problemas al vecindario, como en el caso 
                    de Zaldibar, después de que ayer el Ayuntamiento recomendara 
                    a los vecinos cerrar las ventanas y no practicar deporte ante 
                    un posible cambio de viento. Como la zona afectada está dentro 
                    del parque natural de l'Albufera, todas las operaciones de 
                    los bomberos fueron dirigidas a "la sensibilidad de minimizar 
                    en la medida que sea posible el impacto" en el lago y alrededores. 
                    
                      | El difícil equilibrio de la Albufera, un entorno único 
                          que cumple 35 años como Parque Natural. La Albufera 
                          de València representa un espacio natural de un valor 
                          medioambiental y ecológico incalculable, pero esa valía 
                          debe compatibilizarse con otros intereses urbanos, económicos 
                          y sociales en un difícil equilibrio que puede amenazar 
                          la vida de un humedal que cumple 35 años como Parque 
                          Natural. Esta laguna de 21.000 hectáreas a 10 kilómetros 
                          al sur de València representa unos de los humedales 
                          más importantes del Mediterráneo, pues por él pasan 
                          cada año miles de aves en sus procesos migratorios pero 
                          también acoge especies de gran valor ecológico y en 
                          peligro de extinción. 
 |  SESEÑA. El vertedero de neumáticos de Seseña 
                    comenzó en 2002. “Nosotros no hubiésemos dado la licencia, 
                    fue el Gobierno del señor Bono”, insistió González 
                    Taobada del partido contrario. Creció tanto que sobrepasó 
                    la región y llegó a Madrid, la comunidad vecina. Rodríguez 
                    Taboada calculó que la empresa contratada por el Ayuntamiento 
                    de Seseña para destruir las ruedas tenia tan poca capacidad 
                    que se tardarían “tres o cuatro años en triturar los neumáticos”. 
                    Por eso Madrid era partidaria de rescindir el contrato por 
                    falta de ejecución. Tras el “órdago” a Castilla-La Mancha 
                    para abordar el problema, el vertedero se cerró con 
                    una valla y personal de seguridad vigila que no haya alarmas. 
                    De producirse un incendio, no se podría apagar con agua sino 
                    con tierra. 
 En 2003, el cementerio de neumáticos fue declarado 
                    ilegal por no respetar las normas medioambientales y los expedientes 
                    administrativos se acumulaban. La empresa que lo gestionaba, 
                    Disfilt SA. constituida en 1990, contaba con cuatro trabajadores 
                    y su especialidad era la fabricación de neumáticos y cámaras 
                    de caucho, además de la reconstrucción y recauchutado de neumáticos. 
                    Una sentencia judicial en enero de 2009 condenó al propietario 
                    por un delito contra el medio ambiente. Desde 2011 no hay 
                    nuevos vertidos y esa empresa no continuó. La relevó Gestión 
                    de Desechos y Ruedas Iberia que tiene los permisos necesarios. Cruïlles, Zaldibar y Sollana son solo tres ejemplos. 
                    
                      | La enmarañada historia del mayor vertedero de neumáticos 
                          de España El alcalde de Seseña asegura que un duopolio 
                          que controla el reciclaje de ruedas ha impedido la limpieza 
                          del cementerio. IÑIGO DOMÍNGUEZ Seseña 13 MAY 2016 - 18:41 CEST El alcalde de Seseña, Carlos Velázquez (Partido Popular), 
                          habla sobre el vertedero ilegal de neumáticos y los 
                          problemas que genera en la ciudad en una entrevista 
                          para EL PAÍS realizada el pasado 3 de febrero en el 
                          despacho del primer edil. El encuentro se produjo para 
                          realizar el reportaje Seseña, orgullo del ladrillo para 
                          EL PAÍS SEMANAL.  Pregunta. Los vecinos dicen que el vertedero sigue 
                          creciendo porque siguen echando ruedas por las noches. 
                          Respuesta. Son rumores, hablar por hablar. Saben que 
                          hasta hace unos meses, hasta marzo de 2015, se ha estado 
                          trabajando, hasta por las noches, sacando neumáticos 
                          de allí. Quedan en torno a 80.000 toneladas. Hay 10.000 
                          toneladas menos de las que había cuando llegué a la 
                          alcaldía y en 2012 empezamos a sacar neumáticos.  P. ¿Cómo empieza este vertedero?  R. La historia comienza en 1999. Empezó de forma aparentemente 
                          controlada, porque la Junta de Comunidades sí que dio 
                          al propietario original de la explotación, que no es 
                          el de la parcela, permiso para reciclado de neumáticos. 
                          Pero en ningún caso para hacer acopio. Se trituraba 
                          y reciclaba uno y se hacía acopio de, que sé yo, 50.000, 
                          por decir una cifra, es solo un ejemplo. Se han estado 
                          echando sin control hasta 2009. A partir de ahí estaba 
                          cerrado pero cualquiera iba y echaba lo que le daba 
                          la gana, era un lugar muy conocido en la zona sur de 
                          Madrid . Venían con furgonetas por las noches. Hasta 
                          que en 2011 pusimos un vigilante. Al menos pusimos un 
                          tapón, cómo decir, para que no entrara más agua, otra 
                          cosa es vaciar la bañera.  P. ¿Y por qué no se vacía el vertedero?  R. Los competentes en materia de gestión de residuos 
                          son las comunidades autónomas. Nosotros como ayuntamiento 
                          no tenemos competencia. Pero ante la falta de respuesta 
                          por parte de las administraciones, tanto de la comunidad 
                          de Madrid como de Castilla La Mancha, como el ministerio, 
                          en 2012 el ayuntamiento actuó. Y abrimos un procedimiento 
                          para formalizar un convenio con una empresa. Esta empresa, 
                          con todos los permisos, ha llegado donde ha podido, 
                          porque el sector de reciclado de neumáticos es para 
                          un reportaje. Podemos hablar de los sistemas integrado 
                          de gestión (SIG): hay dos empresas que son SL pero funcionan 
                          como grandes empresas que son SIGNUS y TNU que controlan 
                          el mercado. Y a este señor, por ejemplo, le dijeron 
                          que o pertenecía a SIGNUS o a TNU o que no iba a poder 
                          hacer nada, y así ha sido.  P. ¿Por qué paró?  R. Paró porque los costes eran superiores a los ingresos. 
                          El neumático tiene una serie de aplicaciones. Fundamentalmente 
                          y aunque no nos guste, pero es legal, va a incineración 
                          en las plantas cementeras, como combustible. También 
                          va a para reciclado, suelas de caucho, campos de fútbol 
                          de césped artificial, suelo técnico de parques infantiles, 
                          hay tanto que da para todo. ¿Qué pasa? Que lo más rápido 
                          es reciclarlo, y formalizamos un convenio en ese sentido, 
                          para reciclarlo por partes: granulado, chipeado, como 
                          veas, la parte metálica, que tiene mucho, a fundición… 
                          Estas dos empresas tienen plantas por toda España que 
                          trabajan para ellos y hay que recordar que aunque ellos 
                          no lo reconozcan están subvencionados, porque cada vez 
                          que cambiamos un neumático pagamos una ecotasa, un euro 
                          y pico, que va al sistema integrado de gestión. Ellos 
                          tienen la obligación, y se constituyeron por real decreto 
                          de 2005, de reciclar todo el neumático que venden. Los 
                          SIG están formados por todas las productoras de neumáticos 
                          que operan en España.  P. ¿Qué pasó entonces con la empresa contratada por 
                          el ayuntamiento?  R. Esta empresa no estaba en el SIG, y nos dijo que 
                          nos lo hacía gratis, porque todos nos pedían dinero. 
                          ¿Qué pasa? Que si vendía a 25 euros la tonelada, pues 
                          llega SIGNUS, se entera y dice a sus compradores: “Ah, 
                          ¿le estás comprando a Seseña? Te lo pongo a 15 euros 
                          y si pagas el transporte te lo regalo”. Era imposible 
                          hacer competencia a los SIG. Este pensaba que podía 
                          hacer la competencia, y al final no pudo.  
 P. ¿Cuál es la situación en este momento, cómo se va 
                          a solucionar?  R. A día de hoy, sobre todo derivado por la comunidad 
                          de Madrid, por las noticias de prensa y de EL PAÍS, 
                          dijeron que por lo menos se hará cargo de su parte. 
                          Tiene un 33%, porque la parte de abajo del vertedero 
                          es de Seseña, pero al acumularse tanto y llegar a la 
                          parte de arriba de la ladera eso ya es Valdemoro. Eso 
                          complica mucho más las cosas, porque tienen que ser 
                          reuniones bilaterales y trilaterales: el ministerio, 
                          dos municipios, dos comunidades, un propietario de la 
                          parcela, otro de la explotación… Hemos tenido reuniones 
                          con la comunidad de Madrid y harán su parte. Obviamente 
                          se trata de que actuemos conjuntamente, porque no pueden 
                          poner allá arriba una planta, tiene que estar abajo. 
                          En las últimas reuniones con el ministerio se trataba 
                          de firmar un convenio entre las partes para, a través 
                          de TRAGSA, que estuvo hace poco con los últimos estudios 
                          y controles, se saque a licitación.  P. ¿Entonces cuándo estará limpio el vertedero?  R. Espero que TRAGSA saque la licitación a lo largo 
                          de 2016. Funciona como medio propio de la administración, 
                          y pueden utilizarla tanto Madrid como Castilla La Mancha, 
                          por lo tanto es el instrumento adecuado para que vaya 
                          todo junto. Luego, tres años para que eso esté limpio. 
                          El convenio que firmamos con aquella empresa era ese, 
                          tres años para limpiarlo, lo que pasa es que se paró. 
                         P. ¿El Pocero tiene algo que ver en esto?  R. No, eso es casi lo único de Seseña que no tiene 
                          nada que ver. 
 |  Una de las frases que más se repitieron en los 
                    meses posteriores al incendio que el 13 de mayo de 2016 arrasó 
                    con casi con 88.000 toneladas de neumáticos -de las 100.000 
                    acumuladas ilegalmente entre los términos municipales de Seseña 
                    (Toledo) y Valdemoro (Madrid)- es que un siniestro de este 
                    tipo no se volvería a repetir. Al menos así se ha venido reiterando 
                    desde el Gobierno de Castilla-La Mancha, que asumió la práctica 
                    totalidad de las tareas de extinción del fuego y la posterior 
                    restauración de la parcela. Fue la primera crisis ambiental 
                    a la que tuvo que enfrentarse, al año de su estreno, el Gobierno 
                    de Emiliano García-Page, debido que dos tercios de la parcela 
                    afectaron a territorio castellano-manchego y a que una inmensa 
                    columna de humo y cenizas desató todas las alarmas.  El incendio y su posterior combustión estuvieron 
                    activos 24 días y alrededor de un millar de personas tuvieron 
                    que ser desalojadas de la urbanización ‘El Quiñón’ de la localidad 
                    toledana. Los niveles de contaminación del aire sufrieron 
                    picos alarmantes pero finalmente no hubo que lamentar afectados 
                    de gravedad. La retirada y gestión de los residuos de las 
                    1.290 toneladas de fracción metálica de los neumáticos finalizó 
                    a los tres meses desde que se extinguiera el incendio. Posteriormente 
                    se retiraron las 9.759 toneladas de neumáticos fuera de uso 
                    (NFU) que quedaron, y se extrajeron las 25.306 toneladas de 
                    cenizas. Según precisaron fuentes del Ejecutivo regional, 
                    todas estas labores se realizaron “cumpliendo con toda la 
                    normativa medioambiental en el proceso”. “Ha sido una recuperación 
                    ambiental ejemplarizante a nivel europeo”, comentó 
                    a eldiarioclm.es el consejero de Medio Ambiente, Francisco 
                    Martínez Arroyo. ¿Cuánto supuso para las arcas públicas? No solo 
                    se trataba de extinguir el incendio, donde el despliegue de 
                    efectivos involucró a toda la administración, sino que también 
                    había que realizar la gestión medioambiental de la zona, altamente 
                    contaminada y afectada. “Desde el Gobierno no se escatimaron 
                    esfuerzos humanos, materiales y económicos”, con un cálculo 
                    total de las actuaciones en Seseña cifrado casi cinco millones 
                    de euros. Actualmente, la zona está "completamente restaurada" 
                    desde que finalizó la actuación e incluso ha favorecido su 
                    revaloración urbanística. No hay que olvidar la zona urbanizada 
                    más próxima es ‘El Quiñón’, la polémica construcción de Francisco 
                    Hernando 'El Pocero' que tuvo Plan de Actuación Urbanizadora 
                    (PAU), y separada del cementerio de neumáticos por la carretera 
                    radial R-4. Se aprobó en 2003, un año después de que el vertedero 
                    comenzara a almacenar neumáticos. 
                    
                      | El macrocomplejo residencial de Francisco Hernando, 
                          alias el Pocero, es un fiel reflejo del estallido de 
                          la burbuja inmobiliaria, pero también de la recuperación 
                          que experimentó el sector en 2018, al menos en 
                          algunas zonas como Madrid y sus alrededores. De ciudad 
                          fantasma pasó ese año a tener largas listas 
                          de espera de familias para alquilar una vivienda. "Estamos 
                          al 95%, es una barbaridad cómo se ha disparado la demanda, 
                          los pisos vuelan, no duran más de un día publicados 
                          y los alquilamos en el momento" aseguraba entonces Gema 
                          Gordo, agente de Tamcasa, una de las dos inmobiliarias 
                          que sobrevivieron a la burbuja en Seseña. Alexandre Ratier, arquitecto y autor del estudio del 
                          fenómeno poceril de Seseña, resaltó en la Escuela de 
                          Arquitectos de París "la sorprendente calidad de las 
                          construcciones y el diseño al igual que las zonas más 
                          caras de Madrid. Uno no hace una chapuza y le pone el 
                          nombre de su mujer", recalcó el francés en declaraciones 
                          al diario El País en 2016. 
 Comenzó reciclando basura y se remangó a la hora de 
                          mezclar el cemento en sus obras. Tras Seseña lo volvió 
                          a intentar en Guinea y fracasó. Además, Hacienda publicó 
                          su nombre en un listado de morosos y se le atribuye 
                          una deuda con el Fisco de 86 millones de euros. El Pocero 
                          ha tenido que vender sus yates y propiedades: "Ahora 
                          estoy arruinado, pero yo soy un inversor al estilo de 
                          los Estados Unidos. Allí se dice que el empresario que 
                          no se arruina tres veces no es empresario". El alcalde José Luis Martín, que aprobó en un erial 
                          de Seseña (Toledo) la mayor urbanización de España adjudicada 
                          a un solo promotor -13.000 pisos-, se sentaró 
                          en el banquillo por posible prevaricación y por blanquear 
                          presuntamente casi un millón de euros de origen desconocido. 
                          La investigación impulsada por Izquierda Unida constató, 
                          además, que entre él y sus hijos ingresaron por ventanilla 
                          otros 750.000 euros en efectivo entre 2001 y 2005, sin 
                          que se haya aclarado tampoco de dónde salió ese dinero. Sin embargo, ni la Fiscalía Anticorrupción ni el Juzgado 
                          consideraron pertinente orientar las pesquisas hacia 
                          el gran beneficiario de la operación, el constructor 
                          Francisco Hernando -Paco el Pocero-, pese a que incluso 
                          en la denuncia que en 2008 presentó el Ministerio Público 
                          se advertían ya «vínculos indiciarios» de un cohecho, 
                          al coincidir las fechas de esos movimientos en metálico 
                          con los principales actos administrativos en favor del 
                          empresario. |  El aumento de la población en este residencial 
                    fue creciendo en paralelo al número de neumáticos en el vertedero 
                    que muchos de ellos pudieron contemplar desde sus terrazas 
                    durante años. Dos días después del incendio, El Pocero acudió 
                    a la urbanización para prometer a los vecinos que pagaría 
                    una demanda colectiva de todos ellos contra las administraciones, 
                    algo que finalmente no sucedió. Al margen de esto, 
                    la lección aprendida de incendio de Seseña ha ido mucho más 
                    allá de la propia parcela. El Gobierno de Castilla-La Mancha 
                    no quería que este siniestro se volviera a repetir. Anunció 
                    la retirada de estos depósitos de neumáticos de toda la región, 
                    y así se actuó durante esa legislatura en la limpieza 
                    de otros depósitos ilegales de neumáticos fuera de uso que 
                    había localizados en todo el territorio castellano-manchego. A mediados de 2019 se habían invertido 
                    casi 1,4 millones de euros en la retirada de 4.308 toneladas 
                    de estos otros depósitos que existían en algunas poblaciones 
                    como Argamasilla de Alba, en la provincia de Ciudad Real, 
                    o en Hellín, en Albacete. Ya se habían terminado el 
                    95% de todas las intervenciones previstas, y en lo que quedaba 
                    de abril y mayo se finalizaron en su totalidad. "No quedará 
                    ningún depósito de este tipo de residuos en toda Castilla-La 
                    Mancha”, apuntó el consejero Además, y mientras el 
                    proceso judicial siguió paralizado, pendiente de las 
                    elecciones del 26 de mayo se actualizó la tramitación 
                    parlamentaria del proyecto de Ley de Economía Circular, en 
                    la cual se contemplaba una futura estrategia donde se impondrian 
                    multas y fianzas por la gestión de residuos peligrosos. Era 
                    la respuesta normativa que el Gobierno de Castilla-La Mancha 
                    quiso dar a la máxima de que “quien contamina, paga” puesto 
                    que el dinero recaudado por estas tasas de reinverteria para 
                    medidas medioambientales. --------------------------------------------------------------------------------------------------------------   
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