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12 - Julio - 2021
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La UE dice adiós a los plásticos de un solo uso aunque España esperará hasta 2023. La venta de pajitas, cubiertos, platos, bastoncillos de algodón y envases de poliestireno para alimentos, entre otros productos de plástico de un solo uso, está prohibida desde este sábado en el conjunto de la Unión Europea, aunque la medida no entrará en vigor en España hasta el 1 de enero de 2023, como parte de la Ley de residuos y suelos contaminados, que se encuentra pendiente de tramitación. La Comisión Europea aprobó en 2019 una directiva para la retirada del mercado de los productos de plástico de usar y tirar, en la que daba a los Estados miembros un plazo de dos años para su transposición al ordenamiento jurídico nacional. Según la norma europea, desde este 3 de julio de 2021 está prohibida la venta de cualquier producto fabricado con plástico oxodegradable, con microesferas de menos de 5 milímetros, como bastoncillos de algodón, cubiertos de plástico, platos, pajitas, palitos agitadores de bebidas, el palo de los globos, los recipientes de poliestireno expandido y los vasos de ese mismo material. La alternativa son productos similares pero fabricados de papel, cartón o fibras naturales. También entran en vigor en el conjunto de la UE una serie de obligaciones de marcado para compresas, tampones higiénicos y aplicadores de tampones; toallitas húmedas; productos del tabaco con filtros y vasos de bebida. La norma prohíbe la introducción de estos productos en el canal de distribución, pero el comerciante que ya lo ha adquirido lo puede vender.

Sin embargo, el plazo marcado por la UE cumple este sábado sin que España haya podido aprobar la legislación que incluye esta transposición. La Ley de residuos y suelos contaminados fue aprobada por el Consejo de Ministros el pasado 18 de mayo y ha iniciado ya su tramitación parlamentaria. La elaboración del anteproyecto de ley arrancó tras la aprobación de la normativa europea aunque el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) ha afirmado en una nota informativa que la tramitación se vio ralentizada por los dos procesos electorales que tuvieron lugar en 2019 y que no fue hasta la constitución del actual Gobierno, en enero de 2020, cuando se reanudó el procedimiento. Actualmente, la normativa está en la etapa de escuchar a los sectores y no será hasta después del verano cuando comience su fase de ponencia por lo que no se prevé que esté aprobada antes de la primavera de 2022, según ha confirmado en declaraciones a Europa Press el presidente de la Comisión para la Transición Ecológica del Congreso y diputado de Unidas Podemos Juan López de Uralde.

Pese a que la directiva europea no está aún transpuesta al ordenamiento jurídico nacional, el MITECO asegura que la prohibición debe ser efectiva desde este sábado y que "no se debería introducir en el mercado español ningún producto de plástico de un solo uso" de los especificados ni ningún otro fabricado "con plástico oxodegradable". El ministerio también recuerda en la nota informativa que el artículo 17 de la directiva europea insta a los socios a que pongan "en vigor las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas necesarias para dar cumplimiento a lo establecido" en la legislación, "teniendo en cuenta el efecto directo de las directivas" comunitarias cuyo plazo de transposición ha vencido, por lo que las prohibiciones son "de directa aplicación en España" desde esta fecha. Pero la nota informativa no especifica cómo se llevará a cabo este cumplimiento ni se establece ningún régimen sancionador. En España, Baleares ha sido la comunidad pionera en poner en marcha esta legislación, ya que desde el pasado mes de marzo está prohibida la venta en el archipiélago de productos desechables de plástico, incluyendo -además de los contemplados en la directiva europea- otros como bandejas de plástico destinadas a empaquetar productos alimenticios o las anillas de plástico en paquetes de bebidas.

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El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) de España es un Departamento de la Administración General del Estado responsable de la propuesta y ejecución de la política del Gobierno de la Nación en materia de lucha contra el cambio climático, prevención de la contaminación, protección del patrimonio natural, de la biodiversidad, de los bosques, del mar, agua y energía para la transición a un modelo productivo y social más ecológico, así como la elaboración y el desarrollo de la política del Gobierno frente al reto demográfico y el despoblamiento territorial. Desde 2020, su titular es Teresa Ribera.

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Los productos desechables son aquellos que están concebidos para ser utilizados en un corto plazo de tiempo, sacrificando una mayor durabilidad por comodidad de uso y un precio menor. En muchos casos, se trata de productos de un solo uso, o de usar y tirar, aunque los que pueden tener una durabilidad mayor, por ejemplo, los filtros de aire desechables pueden durar meses, aunque indudablemente duran menos que los filtros de aire lavables. El principal inconveniente de esta clase de productos es su mayor impacto ambiental al tener un ciclo de vida más corto que los productos duraderos. El uso de este tipo de productos va en contra de las políticas de minimización de residuos.

- Productos de pícnic: vasos, platos y cubiertos de plástico y servilletas de papel.

- Guantes de plástico, utilizados por ejemplo en los supermercados para recoger piezas de fruta.

- Llantas.

- Pañales y condones.

- Máquinas de afeitar desechables.

- Jeringas y agujas hipodérmicas descartables.

- Cámaras de un solo uso.

- Pilas no recargables.

En los últimos tiempos, la opinión pública defiende cada vez más la necesidad de vivir bajo la premisa de un desarrollo sostenible. Sobre todo en los países más industrializados ha aumentado la conciencia respecto al agotamiento de los recursos naturales y al efecto dañino que el modelo de economía lineal provoca en el planeta. Consumimos productos que necesitan de una gran cantidad de recursos naturales limitados (crisis del carbón, del petróleo) y que tienen devastadores efectos sobre la naturaleza. Un ejemplo lo tenemos en los pequeños envases de plástico de un solo uso. Llevan años instalados en nuestras vidas, facilitándonos las cosas. Nos hemos dado cuenta hace relativamente poco que deben ser sustituidos por otros.

A finales de 2018 BIC pidió que la Ley de Residuos de Baleares no considerase mecheros y maquinillas de afeitar como plásticos de un solo uso.

El 27 de marzo de 2019, el pleno del Parlamento Europeo aprobó el acuerdo alcanzado en el Consejo de la Unión Europea por el que a partir de 2021 se prohibirá la comercialización de pequeños envases de plástico de un solo uso. En España, el 16 de julio del año pasado se publicó una proposición de ley para la prohibición, a partir del 1 de enero de 2020, de la comercialización de plásticos de un solo uso. Llegado este punto, resulta imprescindible hacerse dos preguntas antes de abordar la búsqueda y aplicación de nuevas materias primas en la fabricación de pequeños envases de un solo uso:

¿Van a seguir fabricándose envases de un solo uso? Parece claro que su demanda no se verá reducida, por lo que toda consideración acerca de la mayor duración de los envases queda relegada. Así, quedan descartados recipientes de cerámica, vidrio, acero, aluminio, etc., que necesitan recursos naturales para su fabricación (y en ocasiones generan un elevado impacto ambiental) y procesos de producción más costosos económica y energéticamente.

¿Podrán ser sostenibles estos pequeños envases de un solo uso? Para responder a esta pregunta es importante tener claro qué se entiende por sostenible y por desarrollo sostenible. Este concepto aparece por primera vez de la mano del informe Brundtland y puede resumirse como “aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones”.

A partir de aquí, parece claro que la sostenibilidad debe estar presente en cada una de las etapas de producción de estos envases, a través de:

1) La selección adecuada de materias primas, evitando aquellas que erosionan la tierra, que sean recursos naturales no renovables o que se empleen en alimentación humana.

2) Procesos de producción ambientalmente saludables.

3) La posibilidad de fabricarlos en los lugares de consumo, evitando una alta huella de carbono que lesionaría gravemente el concepto de sostenibilidad.

4) Una alta degradabilidad del envase una vez haya realizado su función.

De acuerdo a las premisas anteriores, una materia prima idónea es, sin duda, el residuo generado en la actividad agrícola, también conocido como biomasa vegetal o biomasa lignocelulósica. La agricultura, una actividad imprescindible para la humanidad, produce cada año enormes cantidades de residuos que, dado su composición mayoritaria en celulosa, hemicelulosas y lignina, deben y pueden ser valorizados. Se estima que el ratio fruto/residuo está entre el 0,5 y 1,2, por lo que la cantidad anual de residuos que se generan es muy elevada. Si los utilizamos para fabricar nuevos productos, estaríamos empleando una materia prima no destinada a alimentación humana.

Además, podemos aplicar tratamientos ambientalmente favorables de la biomasa vegetal. La naturaleza estructural de estos residuos permite usar reactivos como el hidróxido sódico (empleado en el curado de las aceitunas) y operar en condiciones suaves, con el consiguiente ahorro económico, tanto en el montaje de la instalación como en el ciclo productivo (menor gasto energético). Los residuos agrícolas consumen recursos humanos y materiales. Valorizarlos cerca de la explotación agrícola se traduce en un aumento de la rentabilidad de la actividad (se recibirían menos subsidios). Por otro lado, la creación de pymes en las zonas rurales agrícolas permitiría, además de la valorización de los residuos y la disminución de la huella de carbono, la creación de puestos de trabajo, algunos cualificados. Sería, por tanto, extremadamente útil en la lucha contra la despoblación rural. Finalmente, dada la naturaleza del residuo, los envases serían biodegradables y podrían ser compostados o vermicompostados.

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