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15 - Diciembre - 2022
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El emperador Augusto estaba muy orgulloso de sus legiones. De hecho, fundó una, la Legio XIX, cuando era un joven triunviro hacia el año 41 o 40 a.C. La primera vez que esta legión entró en combate fue en Sicilia, y lo hizo para sofocar una revuelta encabezada por el hijo de Pompeyo el Grande, Sexto Pompeyo. La Legio XIX también estuvo activa a lo largo de las campañas germánicas llevadas a cabo por Druso (13 a.C. - 9 a.C.) y por Tiberio (8 a.C.- 5 a.C.), hijos adoptivos del emperador, hasta que fue completamente aniquilada en el bosque de Teutoburgo en el año 9 d.C. Aquella derrota constituyó una auténtica humillación para Roma, puesto que además las tribus bárbaras capturaron el águila y los estandartes de la legión, lo que provocó que su nombre desapareciera de las listas del ejército romano.

La conocida como batalla del bosque de Teutoburgo se libró entre una alianza de pueblos germánicos y las legiones XVII, XVIII y XIX, 6 cohortes auxiliares y 3 escuadrones de caballería romanos. Esta derrota está considerada una de las más graves que sufrió Roma en toda su historia. El desastre fue de tal magnitud que la sociedad romana quedó completamente conmocionada al saberse que se habían perdido más de 30.000 hombres. El comandante del ejército destruido, Publio Quintilio Varo, cayó herido durante la batalla y a causa del deshonor optó por suicidarse.

Hebilla de un cinturón descubierta en Kalkriese.

Para saber más sobre aquel descomunal enfrentamiento, cuya fecha aún suscita ciertas diferencias entre los historiadores (hay quien afirma que dicha batalla pudo haber ocurrido seis años después, durante la campaña que llevó a cabo Germánico, nieto de Augusto), científicos del Museo Alemán de Minería de Bochum, el Museo de Investigación de Geo-Recursos de Leibniz y el Museo de la Batalla de Varo, han llevado a cabo un proyecto de investigación cuyo objetivo es analizar mediante un espectrómetro de masas la composición de los oligoelementos (elementos químicos que entran a formar parte de la materia viva en muy pequeñas proporciones) que contienen los artefactos romanos descubiertos en la actual Kalkriese (el emplazamiento de la batalla) y que están fabricados principalmente con metales no ferrosos como el bronce o el latón.

Este nuevo método de análisis ha supuesto un gran avance para la arqueología porque ha permitido datar e identificar los restos de campos de batalla tan complejos como el de Kalkriese (en realidad se necesitaron décadas para poder identificar el campo donde se libró la batalla de Teutoburgo) y hace posible asociar cada uno de los objetos encontrados con su legión correspondiente. De hecho, en Kalkriese, los arqueólogos han desenterrado más de 7.000 artefactos de metal, desde herrajes completos para bridas de caballos hasta artículos cotidianos de los legionarios, e incluso la armadura de placas romana más antigua jamás descubierta en Alemania.

Y ¿qué importancia tienen estos oligoelementos? Pues debido a que cada legión disponía de sus propios herreros, que trabajaban a destajo para reparar y reemplazar armas y equipos durante las batallas, las legiones que lucharon juntas durante las campañas germánicas disponían de una firma química distintiva en los metales con que estaban forjadas sus armas.

Fíbula descubierta durante las excavaciones arqueológicas en Kalkriese.

De hecho, los metales utilizados para las reparaciones en las fraguas de los campamentos romanos contienen oligoelementos que se incorporaron a los metales a través de los minerales originales. El procesamiento in situ provocó que las legiones desarrollasen un patrón distinto en la composición de los oligoelementos a lo largo del tiempo. "De esta manera, podemos asignar una huella digital metalúrgica específica de legión a cada una de las legiones, para lo cual conocemos las ubicaciones de los campamentos en los que estaban estacionadas", afirma Annika Diekmann, investigadora del Museo Alemán de Minería de Bochum.

En base a este dato, los investigadores tomaron muestras de todos los metales no ferrosos encontrados en Kalkriese y los compararon con los metales no ferrosos de otros campamentos romanos. Una vez que se completó el análisis, se pudo comprobar que la Legio XIX en particular estuvo estacionada en Dangstetten, en el sur de Alemania, unos años antes del desastre, a diferencia de otras legiones que se desplegaron por Alemania más tarde durante las campañas de venganza que los romanos llevaron a cabo. "Encontramos que los descubrimientos de Dangstetten y Kalkriese muestran similitudes significativas. Los hallazgos que provienen de campamentos de legiones cuyos soldados no perecieron en la batalla difieren significativamente de los hallazgos de Kalkriese", concluye Diekmann.

Germánico, el general romano vengador del desastre de teutoburgo. Sobrino nieto de Augusto y sobrino de Tiberio, que lo adoptó como su sucesor. Amado profundamente por sus conciudadanos, su misteriosa muerte en Siria levantó todo tipo de sospechas

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La batalla del bosque de Teutoburgo o de la selva de Teutoburgo, también llamada Clades Variana, «desastre de Varo», fue un enfrentamiento armado sucedido en el bosque Teutónico, cerca de la moderna Osnabrück (Baja Sajonia, Alemania), en el año 9, entre una alianza de tribus germánicas encabezada por el caudillo Arminio, y tres legiones del Imperio romano dirigidas por Publio Quintilio Varo, legado en la región de Germania, que abarcaba desde el Rin en el oeste a más allá del Vístula en el este, y desde Escandinavia en el norte, que en esos tiempos se creía que era una isla y no una península, hasta el Danubio y el Mar Negro (siendo su parte más oriental conocida como Germania Sarmatica). Varo y su ejército fueron llevados mediante engaños al bosque por Arminio, noble querusco que servía como auxiliar y tenía la ciudadanía romana. En dicho lugar, de complicada orografía, los romanos fueron víctimas de una emboscada donde fueron aniquiladas las legiones XVII, XVIII y XIX, seis cohortes auxiliares y tres alas de caballería. Varo terminó por suicidarse al ver todo perdido y los números de esas legiones jamás volvieron a utilizarse. La catastrófica derrota romana fue decisiva pues, a pesar de las campañas de castigo de Tiberio y Germánico y la creación del limes en los ríos Rin y Danubio, se terminó renunciando a todo intento de conquistar los territorios al este del Rin, fijándose en su curso durante cuatrocientos años la frontera entre el Imperio y los bárbaros.

Vista de los restos del Muro de Adriano (limes britano) en el norte de Inglaterra.

A los funcionarios capturados les sacaron los ojos, cortaron manos y lengua y cosieron la boca. Los bárbaros se burlaban diciéndoles: «Por fin, víbora, has dejado de silbar». Los tribunos y centuriones fueron sacrificados en altares construidos en el bosque. Sobre la base de los hallazgos arqueológicos en el sitio: hasta 2003 se habían desenterrado 17 000 esqueletos, de los que unos 16 000 eran legionarios o auxiliares según el equipamiento que llevaban puesto. Sobre el número de muertos, el historiador británico Adrian Goldsworthy cree que toda estimación debe ir entre los 15 000 y 20 000 romanos y auxiliares muertos. No hay datos sobre las bajas germanas, aunque Wells cree que debieron ser unos pocos cientos.

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