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1 - Mayo - 2020
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En un paso histórico hacia los derechos de la mujer, Sudán finalmente ha criminalizado la práctica de la mutilación genital femenina. Una práctica que los activistas en contra celebran, aunque con la preocupación de que una ley no sea suficiente para poner freno a una práctica socialmente muy arraigada. En el futuro, quienes llevan a cabo la mutilación genital femenina, ya sea dentro de un establecimiento médico o en otro lugar, ahora pueden enfrentar tres años tras las rejas y una multa, según informó el medio The New York Times. Esta enmienda a la legislación penal se hizo el 22 de abril y ha sido aclamada como el comienzo de una “nueva era” para los derechos de las mujeres en Sudán.

Según cifras de la ONU, aproximadamente el 87% de las mujeres y niñas sudanesas entre las edades de 14 y 49 años han sufrido alguna forma de mutilación genital femenina.

Esta práctica es sumamente peligrosa para las mujeres ya que puede provocar problemas médicos graves, como infecciones del tracto urinario, infecciones uterinas, infecciones renales, quistes, problemas reproductivos y relaciones sexuales dolorosas. Organizaciones en defensa de los derechos de las mujeres han declarado que este nuevo castigo ayudará a detener la mutilación genital femenina. Sin embargo, creen que aún habrá dificultades por delante.

Además, aunque esta legislación es bienvenida, todavía existen pocas políticas para proteger a las mujeres y las niñas. Por ejemplo, delitos como la violación conyugal y el matrimonio infantil no se consideran delitos. Se estima que al menos 200 millones de niñas y mujeres en todo el mundo han sufrido esta práctica en al menos 27 países africanos, así como zonas de Asia y Oriente Medio.

Mujeres llevando bolsas con semillas y herramientas durante la distribución. Las bolsas contienen semillas de cereales (sorgo y maíz) y de vegetales (calabaza, okra y kudra, una verdura de hoja). También se proveyeron tres herramientas manuales de jardinería: una hoz, una azada y una maloda (una pala pequeña).

En 1953 Reino Unido y Egipto deciden dar independencia al territorio conjunto de Sudán. En 1955 soldados del sur del territorio protagonizan motines que derivan en la futura Primera Guerra Civil Sudanesa, que enfrenta a las fuerzas leales al gobierno central con el Movimiento de Liberación de Sudán del Sur. Para 1983 se proclama el establecimiento de una Estado Islámico, el término no es nuevo, y la aplicación de la Sharia en todo el país, lo que provoca el estallido de la Segunda Guerra Civil Sudanesa.

La mutilación genital femenina (MGF), también llamada ablación del clítoris, aunque no es el nombre recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la eliminación parcial o total de tejido de los órganos genitales femeninos, particularmente del clítoris (clitoridectomía), con objetivo de eliminar el placer sexual en las mujeres, considerando razones culturales, religiosas o cualquier otro motivo no médico.

Los términos infibulación y escisión son expresiones comunes utilizadas para el procedimiento aplicado para llevar a cabo la mutilación. Esta práctica se considera una violación de los derechos humanos de las mujeres y de las niñas. En febrero de 2016 Naciones Unidas abordó este tema como una prioridad entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcándose como referencia el año 2030 para acabar con esta práctica.

Aunque ya lo había descrito en 1799 William George Browne en su libro Travels in Africa, a mediados del siglo XIX el explorador inglés Richard Francis Burton observó que las mujeres somalíes poseían "un temperamento frío, resultado de causas naturales y artificiales" y escribió que "los musulmanes creen que este rito fue inventado por Sara, que mutiló a Agar por celos, y luego Alá le ordenó que se circuncidara ella también". Además, en Somalia se cortaban los labios de la vulva y se cosían con hilo de cuero o crin de caballo para preservar la virginidad. Pero la costumbre es de procedencia incierta y se cree que este ritual de iniciación originalmente se practicaba en las niñas de algunos países de África, Oriente Medio y otros. Hay algunas versiones que afirman que comenzó en el antiguo Egipto y a partir de allí se extendió al resto del continente africano y, aunque se localiza sobre todo en la zona centroafricana, no se limita al continente africano, pues se observa también en varios países de Asia, Europa, Oceanía e incluso América.

Practicada en muchos casos como rito de iniciación a la edad adulta, en los años más recientes está disminuyendo debido a la prohibición de su realización en muchos países. En algunos casos se recurre a tradiciones religiosas para argumentar en su favor, como en el islam. La pérdida casi total de sensibilidad es la principal consecuencia para las afectadas, con el añadido trauma psicológico. Hay mujeres que mueren desangradas o por infección en las semanas posteriores a la intervención, ya que se realiza casi siempre de manera rudimentaria, a cargo de curanderas o mujeres mayores, y con herramientas rudimentarias como cristales, cuchillos o cuchillas de afeitar y nunca en centros sanitarios.

Existen varios tipos de ablación:

- Amputación del prepucio del clítoris (circuncisión): el clítoris puede extirparse en parte o en su totalidad (clitoridectomía).

- Otra forma consiste en la escisión o mutilación total o parcial del prepucio del clítoris y de los labios menores, conservando solo los labios mayores (véase vulva).

- La infibulación es la forma más agresiva, y consiste en la extirpación del clítoris y de los labios mayores y menores. Después del acto, hay un cosido de ambos lados de la vulva hasta que esta queda prácticamente cerrada, y se deja únicamente una abertura para la sangre menstrual y la orina. La infibulación también se conoce como circuncisión faraónica.

- Cualquier otro procedimiento que lesione los genitales externos con fines no médicos: perforación, incisión, raspado o cauterización de los genitales femeninos.

El informe de Amnistía Internacional para hacer conciencia de los malos tratos a las mujeres daba la cifra de 120 millones de mujeres clitoridectomizadas, y de tres millones de niñas por año en veintiocho países diferentes:

Sientan a la niña desnuda, en un taburete bajo, inmovilizada al menos por tres mujeres. Una de ellas le rodea fuertemente el pecho con los brazos; las otras dos la obligan a mantener los muslos separados, para que la vulva quede completamente expuesta. Entonces, la anciana toma la navaja de afeitar y extirpa el clítoris. A continuación viene la infibulación: la anciana practica un corte a lo largo del labio menor y luego elimina, raspando, la carne del interior del labio mayor. La operación se repite al otro lado de la vulva. La niña grita y se retuerce de dolor, pero siguen sujetándola. La anciana enjuaga la sangre de la herida y la madre, así como las otras mujeres, "verifica" su trabajo, algunas veces introduciendo los dedos. La cantidad de carne raspada de los labios mayores depende de la habilidad "técnica" de quien opera.

La abertura que queda para la orina y el flujo menstrual es minúscula. Luego, la anciana aplica una pasta y asegura la unión de los labios mayores mediante espinas de acacia, que perforan el labio y se clavan en el otro. Coloca tres o cuatro a lo largo de la vulva. Estas espigas se fijan con hilo de coser o crin de caballo. Sin embargo, nada de esto basta para asegurar la soldadura de los labios; por eso, a la niña la atan desde la pelvis hasta los pies. Le inmovilizan las piernas con tiras de tela.

Las consecuencias de esta práctica son negativas para la salud de las mujeres y tiene los siguientes efectos:

Efectos inmediatos: Dolor intenso. Hemorragias graves. Tétanos. Sepsis (infecciones). Problemas urinarios (retención de orina). Llagas en los genitales. Lesiones en los tejidos genitales vecinos.

Efectos a largo plazo: Trastorno psicológico. Quistes. Infecciones recurrentes en la vejiga y en la orina. Esterilidad. Complicaciones del parto. Aumento del riesgo de muerte del recién nacido. Necesidad de nuevas intervenciones quirúrgicas.

Según las estadísticas, la práctica de la ablación afecta en la actualidad alrededor de unos 138-140 millones de mujeres y niñas en el mundo. Se cree que cada vez se practica a niñas con una edad mucho menor, a fin de evitar que quienes sufren la mutilación juzguen la práctica por sí mismas al ser mayores. Según datos de la OMS, suele practicarse en la infancia, entre la lactancia y los 15 años. En África, hay aproximadamente 92 millones de mujeres y niñas de más de 10 años de edad en quienes esta práctica se ha llevado a cabo. La mayoría de las víctimas se concentran en Egipto, Etiopía e Indonesia.

Una revisión sistemática de 8 estudios de efectividad y 27 estudios de contexto realizados en Burkina Faso, Egipto, Etiopía, Somalia/Kenia, Mali, Nigeria y Senegal, concluyó que las intervenciones para alentar el abandono de la mutilación/ablación presentan efectos positivos sobre las actitudes, pero los efectos sobre su práctica son limitados. Esto último puede deberse a una intensidad deficiente del programa, problemas de implementación o una cantidad insuficiente de participantes como para detectar cambios. Asimismo, los factores que respaldaron la mutilación/ablación fueron la tradición, religión y reducción del deseo sexual femenino, mientras que la obstaculizaron las complicaciones médicas y el impedimento de la satisfacción sexual.

Según Naciones Unidas Sudán es uno de los países donde más se practica la MGF. El 86,6 % de niñas y mujeres de entre 15 y 49 años han sido sometidas a ella.

Hablamos de la MGF en nuestros destacados de Agosto de 2019.

El aumento de la inmigración ha llevado esta práctica a Europa. La mutilación genital femenina, en cualquiera de sus modalidades, se encuentra penada por la ley en los principales países de dicho continente con algunas excepciones como Italia o Irlanda. No obstante, aunque existen en algunos países europeos con normativas legales de control sobre el permiso de salida para las niñas en situación de riesgo por este tipo de costumbres, hay denuncias de que medio millón de mujeres y niñas han sufrido la MGF en Europa, incluso en centros sanitarios bajo cuerda. Un imán de Bristol aconsejaba que la ablación de las niñas sea realizada en el extranjero para burlar la prohibición que desde 2003 pesa sobre esta práctica en el Reino Unido.

La mutilación genital femenina, particularmente en su forma de circuncisión sunna, está presente en prácticamente todos los países musulmanes del continente asiático, así como en las comunidades kurdas. Afganistán, Tayikistán, Brunéi, Malasia e Indonesia también la practican, los tres últimos incluyendo los tipos de mutilación más radicales.

En 2002 el médico francés Pierre Foldes en colaboración con el urólogo Jean-Antoine Robein iniciaron la práctica de una cirugía reparadora del clítoris. En 2012 presentó un informe indicando que en 11 años su equipo operó a casi 3.000 mujeres. Unas 866 pacientes (el 29%) participaron en un seguimiento después de un año de someterse a la cirugía. De ellas, 821 informaron tener una mejoría o al menos no un empeoramiento del dolor; 815 dijeron experimentar placer clitoriano y 431 aseguraron tener orgasmos. En Francia desde 2004 la operación está asumida por la Seguridad Social entendiéndose no una operación de cirugía estética sino de cirugía funcional.

La cantante franco-maliense Inna Modja activista contra la ablación explicó que ella misma había sido víctima de mutilación y explicó su experiencia al someterse a la reconstrucción del clítoris. En España en 2013 el Dr. Pere Barri Soldevila aprendió la técnica en París y empezó a realizar este tipo de cirugía. En el marco de la sanidad pública española, la Consejería de Sanidad de la Generalidad de Cataluña puso en marcha en octubre de 2015 un programa de reparación de la ablación genital femenina. Este programa se desarrolla en el Servicio de Ginecología del Hospital Clínico de Barcelona coordinado por la Dra. Mª. José Martínez-Serrano. También en Alemania, en septiembre de 2013, se inauguró el Desert Flower Center en el Waldfriede Hospital de Berlin-Zehlendorf realizando este tipo de intervenciones.

A finales de 2017 se presentó en Madrid “La manzana de Eva”, un documental de denuncia de la mutilación genital femenina.

Cada minuto seis niñas sufren la ablación de clítoris en el mundo, donde 200 millones de mujeres han sido víctimas de este atropello a su cuerpo. En España residen 57.000 mujeres que han padecido esta mutilación sexual. Con “La manzana de Eva” se muestra esta dura realidad para propiciar cambios sociales e institucionales que acaben con este reprobable práctica. En este película de 90 minutos de duración y rodada en 4K se recoge el trabajo de médicos, sicólogos y terapeutas que trabajan en España (en concreto en Barcelona) y el testimonio de mujeres africanas afincadas en nuestro país. El documental se adentra en este drama personal contando la experiencia en Gambia de mujeres que han sufrido la mutilación de sus genitales. O en Kenia, con la historia de 40 niñas que han logrado huir de la ablación y las declaraciones de Agnes Pereyio, una activista de origen masai que visita escuelas de su comunidad para concienciar sobre los trastornos físicos y psicológicos que produce la ablación.

La mutilación genital femenina, una práctica extendida en el África subsahariana y en el centro de este continente donde se la conoce como sunna o ñyakaa, consiste en la resección total o parcial de los genitales femeninos, sin finalidad terapéutica. Se suele realizar en el marco de un rito de paso de la infancia a la edad adulta.

Freedonia pone la música, una asociación cultural sin ánimo de lucro cuyo propósito es hacer música sin las ataduras asociadas a los rigores de la industria.

Podeis leer una entrevista en el siguiente enlace.

La circuncisión femenina antecede históricamente a la aparición del islam en el siglo VII.

Aunque durante las dos últimas décadas del siglo XX tanto medios de comunicación como publicaciones académicas atribuyeron al islam la práctica de la circuncisión femenina, según Noor Kassamali, la actitud de los religiosos musulmanes ha sido diversa. La práctica se observa en regiones de población musulmana donde existía ya antes de la islamización, tras la cual los alfaquíes la justificaron con argumentos religiosos y pasaron a considerarla una tradición del islam. Son así numerosos los casos registrados en que jurisperitos musulmanes han aprobado la circuncisión, si bien en la actualidad la mayoría de los teólogos musulmanes consideran la circuncisión femenina una práctica innecesaria o contraria al islam verdadero.

Al no mencionar el Corán en ningún momento la circuncisión femenina, muchos alfaquíes que la ratificaron lo hicieron basándose en un conocido hadiz, atribuido al profeta Muhammad, según el cual una mujer de Medina, Umm Atiya, se dedicaba a la circuncisión de las mujeres y el profeta le dijo: «Cuando circuncides a una mujer no cortes demasiado de su miembro, para que tenga la cara más luminosa y sea más amistosa con su marido».

En otra versión del hadiz, la recomendación del profeta es: «en la circuncisión de las mujeres, no os sobrepaséis, que así será mayor el placer de la mujer y placerá al marido». Sin embargo, la generalidad de los alfaquíes han considerado dudosa la cadena de transmisión del hadiz, que aparece en las Tradiciones de Ibn Dawud, pero no en los canónicos Sahih al-Buhari y Sahih Muslim. Otros hadices hacen remontar la circuncisión femenina a Agar y Sara. Agar, esclava egipcia, concubina de Abraham, madre de Ismael. El Génesis narra la expulsión de Agar y su hijo provocada por maltratar a Sara, esposa de Abraham. Sara, esposa de Abraham y madre de Isaac mencionada en la Biblia.

El Talmud señala que Sara era tan hermosa que a su lado las otras mujeres parecían monos y ni siquiera los duros viajes junto a Abraham afectaron su belleza. El Talmud afirma además que Sara fue superior a Abraham en los dones de profecía siendo como una "corona" para su marido. Abraham oía y obedecía sus palabras pues reconocía su superioridad espiritual. Además Sara sería la única mujer con quien Dios se comunicó directamente ya que las demás profetisas mencionadas en la Biblia recibieron mensajes de Dios por medio de ángeles. Su nombre original era "Sarai" pero posteriormente se le llamó "Sara" (princesa) porque era la princesa de su casa y de su tribu.

Entre las cuatro escuelas jurídicas del islam sunní, tan sólo la shafi ha considerado tradicionalmente necesaria la circuncisión femenina. El imam shafi Al-Nawawi (Siria, 1233-1277) califica de wayib («deber religioso») la escisión del clítoris. El tradicionalista conservador sunní Ahmad ibn Hanbal (Bagdad, 780-855), fundador de la escuela hanbalí, calificó la circuncisión femenina como makruma («acto noble»), pero no wayib. Si bien la cuestión de la circuncisión femenina era controvertida, los alfaquíes tradicionales tendían a considerar necesario reducir los «deseos sensuales excesivos de las mujeres». En 1997, cuando un grupo de ulemas de la Universidad de al-Azhar declararon islámica la circuncisión femenina, provocaron la reacción de la mayor parte de los ulemas, que rechazaron esa afirmación replicando que el profeta del islam Muhammad había reprendido esa práctica y la calificaron como «tradición faraónica».

El entonces líder del Estado Islámico (ISIS) en Irak, Abu Bakr al-Baghdadi, habría ordenado en un comunicado (y habría publicado en Internet) que «todas las mujeres del califato de edades comprendidas entre los 11 y los 46 años sean sometidas a mutilación genital». Le Monde le calificó como el sucesor de Osama Bin Laden. En el texto, los yihadistas afirman que la práctica ha sido impuesta por el profeta Mahoma y muestran una lista de sus hadith («los dichos»), que a su parecer contienen esta indicación. No obstante, algunas agencias periodísticas desestimaron estas informaciones al considerarlas un intento de desacreditar al Estado Islámico; incluso Jenan Moussa, un corresponsal de la emisora con sede en Dubái, Al AAan TV, dijo por medio de las redes sociales que sus contactos en Mosul no habían oído hablar de un edicto que impusiera dicha práctica.

El Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina se celebra anualmente el 6 de febrero para denunciar los efectos de la extirpación total o parcial de tejido de los órganos genitales femeninos, particularmente del clítoris (clitoridectomía), con objeto de eliminar el placer sexual en las mujeres, considerando razones culturales, religiosas o cualquier otro motivo no médico. La práctica está considerada por Naciones Unidas una violación de los derechos humanos de las mujeres y de las niñas. En diciembre 2012 la Asamblea General de las Naciones Unidas exhortó a los Estados, el sistema de las Naciones Unidas y a la sociedad civil a luchar para lograr su eliminación a través de la Resolución 67/146.

Campaña en Senegal contra la MGF.

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