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16 - Agosto - 2020
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Stonehenge continúa sorprendiéndonos a medida que los descubrimientos arrojan nueva luz sobre sus orígenes y su propósito. Ahora, un grupo de geólogos de la Universidad de Brighton ha logrado identificar el lugar del que provendrían las piedras sarsen, los grandes monolitos de arenisca que conforman el círculo interior del conjunto megalítico: su cuna fueron los bosques de West Woods, situados entre 25 y 30 kilómetros al norte del monumento. Usando tecnología de espectrometría, el equipo liderado por el profesor David Nash ha comparado durante dos años la composición de los bloques de Stonehenge con la de muestras de rocas del mismo tipo provenientes de diversos lugares cercanos en el sur de Inglaterra. Los resultados muestran que 50 de las 52 piedras sarsen tienen una composición muy parecida entre ellas y también a la de las muestras recolectadas en West Woods, por lo que el equipo concluye que ese es el lugar de origen de los bloques.

En el estudio, publicado en la revista Science Advances, el profesor Nash señala la importancia de este descubrimiento para “entender mejor cómo se construyó el monumento y tal vez arrojar luz acerca de las rutas por las que se transportaron estas rocas de entre 20 y 30 toneladas”. Destaca que hasta ahora “la mayoría de la atención se había centrado en las rocas de piedra azul cerca del centro de Stonehenge, las cuales se ha demostrado que provienen de diversas partes de Gales. Sin embargo, casi no se había trabajado en los orígenes de los megalitos de sarsen que conforman la arquitectura principal de Stonehenge”, un debate que estaba abierto “desde hacía cuatro siglos”.

El término de piedras sarsen es el nombre comúnmente dado a las rocas de arenisca que se solían usar para la construcción de los conjuntos megalíticos en Gran Bretaña: “sarsen” es una contracción de saracen (sarraceno), el nombre con el que se identificaba a los artefactos religiosos musulmanes y que con el tiempo se extendió a todos los objetos de culto no cristiano.

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Stonehenge es un monumento megalítico tipo crómlech, además de otros elementos como hoyos, fosos, montículos, etc., construido entre el final del Neolítico y principios de la Edad del Bronce, situado cerca de Amesbury, en el condado de Wiltshire, Inglaterra, a unos trece kilómetros al norte de Salisbury. Los arqueólogos consideran como probables las fechas de construcción de las distintas fases y utilización entre el 3100 a. C. y el 2000 a. C. El foso y montículos circulares, los que constituyen la primera fase del monumento, se han datado en unos 5100 años atrás. La datación por radiocarbono sugiere que la primera piedra azul fue erigida entre el 2400 y el 2200 a.C., aunque no se descarta que hubiera habido asentamiento o uso de la zona anteriores al 3100 a. C. El conjunto megalítico de Stonehenge, Avebury y sitios relacionados fue proclamado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986.

Los conjuntos de piedras erguidas de Stonehenge están formado por grandes bloques de rocas sedimentarias e ígneas distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas. El exterior, de treinta metros de diámetro, está formado por grandes piedras rectangulares de arenisca que, originalmente, estaban coronadas por dinteles, también de piedra, quedando hoy en día solo siete en su sitio original. Dentro de esta hilera exterior se encuentra otro círculo de bloques más pequeños de arenisca azulada. Este encierra una estructura con forma de herradura construida con piedras de arenisca del mismo color. En su interior permanece una losa de arenisca micácea conocida como «el Altar».

Stonehenge en 2014.

Todo el conjunto está rodeado por un foso circular que mide 104 m de diámetro. Dentro de este espacio se alza un bancal en el que aparecen 56 fosas conocidas como los «agujeros de Aubrey». El bancal y el foso están cortados por «la Avenida», un camino procesional de 23 metros de ancho y 3 kilómetros de longitud, aproximadamente. Cerca se halla la «Piedra del Sacrificio». Enfrente se encuentra la «Piedra Talón». Está compuesto de un gran círculo de grandes megalitos cuya construcción se fecha hacia el 2500 a. C. El círculo de arena que rodea los megalitos es considerado la parte más antigua del monumento, habiendo sido datada sobre el 3100 a. C.

En su comienzo era un monumento circular de carácter ritual rodeado por un talud y un foso, de modo similar a muchos otros situados en el sur de Inglaterra. Finalmente el monumento tomó su aspecto actual, para lo cual se transportaron 32 bloques de arenisca desde las montañas de Preseli, al suroeste de Gales y la piedra del «Altar» fue traída desde una región cercana a Milford Haven. Se especula actualmente con la posibilidad de que se hubieran movido usando bolas de madera o piedra o cojinetes a modo de rodamientos, y no con troncos como se pensó originalmente.

Distribución de menhires, trilitos y demás rocas, según se encuentran a principios del siglo XXI.

Stonehenge era parte de un complejo más grande, que incluía círculos de piedra y avenidas ceremoniales. Las excavaciones realizadas por el proyecto Stonehenge Riverside, dirigido por el arqueólogo Mike Parker Pearson de la Universidad de Sheffield, permitieron encontrar muy cerca de Stonehenge un asentamiento de cerca de mil casas. De acuerdo con las evidencias encontradas, estas casas solamente se usaban unos días al año, y no se trataba de una aldea habitada permanentemente. A poco más de tres kilómetros de Stonehenge, en Durrington Walls, fue encontrado un amplio trabajo circular en el terreno, veinte veces más extenso que Stonehenge, rodeado por una zanja y un banco. Allí estuvo levantada una construcción de madera, ahora denominada Woodhenge, con un diseño similar al de Stonehenge y construida en el mismo siglo. Woodhenge estaba unido al río Avon por una avenida ceremonial construida con piedras.

Stonehenge hace una aparición en la saga de animación Ice Age, cuando el rebaño está en su camino para devolver al bebé. Manny mencionó que la arquitectura moderna no duraría mucho. La canción Send Me On My Way se está reproduciendo en ese momento. Thor: The Dark World, perteneciente al UCM de Marvel Studios utiliza el lugar y se se suma a otras localizaciones de Inglaterra ya conocidas, como Borune Woods (en Bourne, Lincolnshire) o Londres, así como fuera de Inglaterra, en Islandia, del que hablamos en un monográfico en la sección dedicada al paisajismo. El blockbuster Transformers: El último caballero es otra de las películas así como algunas recreaciones históricas con mayor o menos acierto.

El mamut Manny no es buen pitoniso ...

Entre los años 1919 y 1926 se realizaron las primeras excavaciones de enterramientos de 58 individuos, mujeres y hombres, cuyos cadáveres habían sido quemados previamente. Este hecho ha impedido el estudio del ADN por parte de los prehistoriadores. Sin embargo, en 2018, el equipo de Christophe Snoeck, químico de la Universidad Libre de Bruselas, y Julia Lee-Thorp, directora de la Escuela de Arqueología de la Universidad de Oxford, consiguió obtener datos a partir del estroncio depositado en los huesos y que aun se conserva. Este elemento, muy similar en estructura química al calcio, se deposita en los huesos a través de la cadena alimentaria, desde las plantas, con una frecuencia que depende de su concentración en el suelo. Estudiando los restos pertenecientes a 25 individuos y sus concentraciones de estroncio en huesos, el equipo concluyó que diez de ellos se habían alimentado de vegetales del oeste de Gales en sus últimos diez años de vida. Es decir, habrían vivido, al menos su última década, al oeste de Gales, en las montañas de Preseli, de donde provienen las piedras. También se señaló en el estudio que los huesos pudieron haber sido transportados ya quemados desde su origen.

Stonehenge en una foto aérea posterior a la Primera Guerra Mundial.

La finalidad que tuvo la construcción de este gran monumento se ignora, pero se supone que se utilizaba como observatorio astronómico que servía para predecir las estaciones. En el solsticio de verano, el Sol salía justo atravesando el eje de la construcción, lo que hace suponer que los constructores tenían conocimientos de astronomía. El mismo día, el Sol se ocultaba atravesando el eje del Woodhenge, donde se han encontrado multitud de huesos de animales y objetos que evidencian que se celebraban grandes fiestas, probablemente al anochecer. Han sido encontrados 300 enterramientos de restos humanos previamente cremados, datados entre el año 3030 y 2340 a. C. Dado el escaso número de entierros para un período tan largo, se estima que no se trata de un cementerio para la generalidad de los muertos sino para determinadas personas escogidas. La piedra era el símbolo de lo eterno; servía para marcar o delimitar puntos energéticos terrenales (telúricos) y hasta para albergar espíritus elementales. Así es que Stonehenge podría haber sido utilizada junto con Woodhenge en ceremonias religiosas de culto a los muertos y a la vida, tal vez simbolizada por el círculo de madera.

Así como en otros edificios prehistóricos, la construcción sigue la llamada proporción áurea, cuya relación se establece en el ancho de la herradura de megalitos de tres piedras grises azuladas y el diámetro del Círculo Pagano o Druida. El rectángulo formado por las Piedras de las Estaciones se aproxima al rectángulo v5, formado por dos rectángulos áureos recíprocos. Asimismo parecen cercanas a la relación áurea las líneas trazadas con base a los pilares y sus respectivas diagonales de los arcos paganos.

Descubre la historia de Stonehenge. Sumérgete en la atmósfera inolvidable de este sitio declarado Patrimonio de la Humanidad y el monumento prehistórico más conocido de Europa, visita la exposición y descubre cómo trabajaron los constructores de Stonehenge. Camina entre las casas neolíticas para experimentar cómo vivían.

Visitar Stonehenge en los solsticios de invierno y de verano es una experiencia singular que se suma al interés que tiende de por sí acercarse a este monumento megalítico. Son citas clave en el calendario anual de Stonehenge y se han convertido prácticamente en festivales en los que miles de personas se reúnen movidos por sus creencias en cultos ancestrales, por su espíritu hippie o por la mera curiosidad. No son días para disfrutar de las piedras con tranquilidad e intimidad, pero esa gran afluencia de público se suele organizar muy bien, en un ambiente relajado, espiritual y muy curioso para el espectador «no creyente», que se queda perplejo con la reunión de personajes variopintos que se da.

No hay fecha más movida y animada para visitar Stonehenge que los días 21 de junio o del 21 al 23 de diciembre coincidiendo con los solsticios. También hay mayor afluencia de público en los equinoccios de primavera y otoño, aunque menor.

Este año, la ceremonia que marca el día más largo del año se llevó a cabo completamente online y en directo a través de las cuentas de Facebook y Twitter de English Heritage, la organización que gestiona éste y otros 400 monumentos históricos del Reino Unido.

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Son múltiples las teorías sobre el significado y la función de Stonehenge, acaso uno de los monumentos prehistóricos más conocidos en todo el mundo. Se ha escrito mucho sobre su función ritual y funeraria; sobre su carácter cívico y religioso; y sobre su naturaleza astronómica. Quizá condense algo de todas ellas. Una de las hipótesis más recientes, propulsada por el descubrimiento de restos humanos provenientes del actual Gales, habla de un hipotético cementerio. La coincidencia en origen de los huesos y de algunas de las piedras sólo apuntala el misterio. Sea como fuere, es evidente que Stonehenge tenía cierta relación con los astros. Y en concreto con el sol. Dos momentos del año aglutinan a una especial cantidad de público en torno al yacimiento arqueológico: el solsticio de verano y el solsticio de invierno. Es entonces cuando, de forma excepcional, los rayos del sol se alinean con varias figuras colocadas cuidadosamente en el centro del monumento. La luz cruza penetra por varios arcos y regala una estampa inolvidable. Nada demasiado exótico. Todas las civilizaciones humanas han ordenado su tiempo y sus costumbres en torno a las estaciones.

En torno a la rotación de la Tierra y su relación con el sol. Hoy en día sigue siendo así: celebramos la Navidad en las últimas fechas de diciembre en coincidencia con el solsticio de invierno, el punto en el que los días vuelven a prolongarse un puñado de minutos; y damos la bienvenida al verano durante las hogueras de San Juan, en pleno solsticio de verano. Fechas a las que los creadores de Stonehenge ya habían dotado de gran importancia.

Manhattanhenge también llamado el Solsticio de Manhattan es un evento que ocurre solo dos veces al año, durante el cual el Sol en la hora del ocaso se alinea en dirección este-oeste con las calles del trazado urbano principal en el municipio estadounidense de Manhattan (Nueva York).

Otros monumentos desperdigados a lo largo de Europa y del resto del mundo revisten características similares. Atrapan la luz tan particular que produce el sol durante los solsticios. Pero también lo hacen un buen puñado de construcciones humanas por casualidad. Sucede en las calles de casi todas las ciudades: hay una, dos o tres que quedaron orientadas exactamente hacia la puesta de sol durante el verano o el invierno. Y cuando llega ese día ofrecen un espectáculo visual tan magnífico como Stonehenge. Solo que por accidente. Interesado por esta cuestión, Demeter Sztanko, un desarrollador aficionado interesado en las visualizaciones y las cartografías interactivas, ha creado un mapa que reúne a todas las calles orientadas tanto con el solsticio de verano como con el de invierno. No están todas las ciudades del mundo pero sí algunas de las más importantes. La abrumadora mayoría de los alineamientos son fruto del azar, aunque es interesante comprobar cómo la dirección natural de algunas ciudades, pongamos Nueva York, provocan que en determinados rincones se den con mayor frecuencia. La existencia de ensanches simétricos también contribuye.

Las calles marcadas en rojo marcan la coincidencia entre la dirección del atardecer durante el solsticio de verano y el amanecer del solsticio de invierno; y las marcadas en naranja la simetría entre la dirección del amanecer durante el solsticio de verano y el atardecer de invierno.

En Madrid, Vallecas tiene una estupenda posición para disfrutar de los atardeceres durante el solsticio de verano; Pueblo Nuevo, los de invierno.

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Nota de prensa, Septiembre 2021:

Stonehenge fue construido entre el final del Neolítico y principios de la Edad del Bronce. Hasta ahora, las piezas del monumento han permanecido tan intactas como su misterio, aguantando durante miles de años su posición en el condado de Wiltshire, Inglaterra, cercano a Salisbury. No obstante, el tiempo no perdona, y la exposición exterior en la que se encuentra la obra megalítica conlleva exponerse a vientos, lluvias y otros aspectos climáticos que conllevan a la erosión o el deterioro. Por ello, el sitio considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco debe someterse a trabajos de restauración y cuidado cada cierto tiempo. Y ahora es uno de esos momentos: tras más 60 años intacto, comenzaron las obras de reparación. Se utilizará mortero de cal para arreglar nueve dinteles, un trabajo que se llevará a cabo, según asegura el “Daily Mail”, hasta el 25 de septiembre.

Con andamios erigidos dentro del conjunto de piedras, el objetivo es poder rellenar grietas y agujeros. Según informa “English Heritage”, los fuertes vientos que azotan Stonehenge desde hace 4.500 años ha provocado desperfectos en sus piedras horizontales, llamadas dinteles, que podrían comenzar a balancearse o a ser inestables de no intervenir cuanto antes. Ante esto, el proyecto de restauración se presenta ambicioso, pues los andamios instalados son de más de 6 metros y medio de alto.

Si hubiera expertos o amantes del arte preocupados por los resultados de estas obras, basta tranquilizarse conociendo la que fue la última gran restauración. Se llevó a cabo en 1958, cuando Aubrey Bailey tuvo que colocar varias piedras caídas en su lugar original. O, dicho de otra manera, reconstruyó Stonehenge. Y el resultado es el que ahora vemos. Como en la actual, en estos trabajos de restauración anteriores los objetivos también eran ambiciosos, pues se instalaron grúas, poleas y todo tipo de mecanismos de grandes dimensiones con el fin de salvaguardar el escenario.

Explica la curadora principal del monumento megalítico, Heather Sebire, a “English Heritage” que “Stonehenge es único entre los círculos de piedra en virtud de sus dinteles y sus juntas especiales, que los constructores prehistóricos encajaron como si los actuales muebles de Lego o de Ikea”. No obstante, “cuatro mil quinientos años siendo azotado por el viento y la lluvia han creado grietas y agujeros en la superficie de la piedra”, continúa la experta, “por lo que este trabajo es vital y protegerá las características que hacen de Stonehenge algo tan distintivo”.

Con esto, y como homenaje a la obra de Bailey como la anterior que se realizó de la misma magnitud, se ha invitado a Woodman-Bailey, hijo del anterior arquitecto y que tenía 8 años cuando se repararon las piedras por última vez. En aquel entonces, el joven dejó medio penique debajo de una de las piedras gigantes del monumento y, a modo de recordatorio y homenaje, ahora se colocará una moneda actual, esta vez encima de la misma pieza recién reparada. “Dejar caer la moneda por debajo de la piedra de 50 o 60 toneladas que colgaba sobre mi cabeza ha quedado grabado en mi memoria”, relata Bailey, de 71 años. “No pensé que nadie más lo supiera, hasta que apareció una fotografía en una revista, y no esperaba que volvieran a hacer lo mismo, lo cual es un gran privilegio”, confiesa. Ante esto, advierte que los tiempos, no obstante, han cambiado: asegura al programa “Today” de BBC Radio que hoy se le habría impedido gatear bajo las piedras y colocar la moneda, “estaría mal visto en estos días”.

Nota de prensa, Febrero 2021:

Un equipo de arqueólogos ha encontrado evidencias de la presencia humana en Stonehenge en épocas muy anteriores a su construcción, que se remontan hasta 7.000 años atrás, unos dos milenios antes de que se colocaran las primeras piedras del conjunto prehistórico. Los dos hallazgos principales son una serie de tumbas con esqueletos enterrados junto a piezas de diversos materiales y un recinto que los investigadores consideran un taller de producción de herramientas. La mayoría de los enterramientos datan de la llamada “tercera fase” del conjunto, alrededor del 2500 a.C., cuando se empezaron a colocar los grandes megalitos. Los esqueletos han aparecido junto a objetos de diversas formas y materiales, como cerámicas, herramientas de pedernal y pequeñas tazas; entre estas últimas destaca una fabricada con una roca conocida como esquisto bituminoso, que en contacto con el fuego puede liberar petróleo y que ha llamado la atención de los arqueólogos, que afirman que es “un objeto único” y que nunca habían visto uno similar.

En cuanto al presunto taller, se trata de un espacio en forma de C que los investigadores datan a finales de la Edad del Bronce. La afirmación de que se trata de un taller para la producción de herramientas se basa en la densidad de objetos de pedernal quemado que han encontrado allí.

La taza de esquisto betuminoso que ha llamado la atención de los arqueólogos.

Las excavaciones forman parte de las evaluaciones preliminares del subsuelo para un polémico proyecto: la construcción de un túnel subterráneo para hacer pasar por debajo de Stonehenge la carretera A303, desde la cual se accede al conjunto megalítico. Los arqueólogos que han realizado el descubrimiento trabajan para Wessex Archeology, la compañía de conservación de patrimonio que se encarga de realizar las prospecciones del terreno a través del cual debe pasar el túnel.

El proyecto de desviar la autopista por debajo del monumento ha causado gran controversia en el Reino Unido, puesto que muchos expertos han afirmado que “un trabajo de construcción tan intrusivo causaría daños desastrosos a uno de los paisajes antiguos más valiosos y la pérdida de cientos de miles de objetos”. La UNESCO también manifestó su oposición al proyecto en 2017 y el inicio de las prospecciones en 2020 llegó acompañada de una manifestación y de una demanda legal.

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