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4 - Mayo - 2020
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Por primera vez desde que fueran descubiertos en 2007, los científicos han podido detectar un estallido rápido de radio (FRB por sus siglas en inglés) dentro de la Vía Láctea y no a cientos o miles de millones de años luz de distancia, como los anteriores Entre todas las emisiones que recibimos de "ahí fuera", los FRB son sin duda las más misteriosas e impresionantes. De hecho, se trata de las señales más escurridizas y potentes jamás detectadas en el espacio, y aunque duran apenas unos pocos milisegundos pueden generar, en ese breve tiempo, la misma cantidad de energía que 500 millones de soles. Hasta ahora, nadie ha logrado averiguar qué clase de sucesos podría ser capaz de producir ondas de radio de tan extraordinaria intensidad.

La primera vez que se supo de su existencia fue en el año 2007, y desde entonces astrónomos de todo el mundo han tratado de «cazar» esos brillantes e inesperados destellos en el firmamento. Se trata, por supuesto, de una cuestión de suerte, ya que los FRBs son imposibles de predecir y la única forma de detectarlos es que los instrumentos estén observando continuamente, con la esperanza de que uno de esos breves eventos se produzca dentro de su radio de acción.

En la ilustración, un FRB llega a la Tierra desde una galaxia lejana.

¿A qué podrían deberse estos gigantescos fogonazos de radio? Los estudios más recientes apuntan a posibles estrellas de neutrones, pero otras hipótesis incluyen agujeros negros, púlsares con estrellas compañeras, implosiones de cadáveres estelares, magnetares o, incluso, emisiones de civilizaciones alienígenas avanzadas. Lo único cierto es que cuando se trata de FRBs, nada es seguro, y el misterio sobre estas poderosísimas ráfagas de radio se hizo aún más profundo cuando se empezaron a encontrar FRBs "repetitivos", esto es, que enviaban una y otra vez la misma señal en periodos concretos de tiempo.

Ahora, por fin, se ha encontrado lo que a todas luces parece ser el primer FRB "casero", con su punto de origen dentro de nuestra propia galaxia. Y parece venir, según informa Science Alert, de un magnetar (un tipo de cadáver estelar) llamado SGR 1935 + 2154. Aunque los estudios son aún preliminares, muchos creen que este hallazgo podría ayudar a resolver el misterio de esas poderosas señales de radio procedentes del espacio profundo y que llevan años desconcertando a los astrónomos.

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Fue hace apenas unos días, el pasado 28 de abril. Radiotelescopios de todo el mundo vieron como esa estrella muerta emitía, durante apenas unos milisegundos, una única y poderosísima explosión de ondas de radio increíblemente brillantes. Tanto que podrían detectarse perfectamente incluso desde una galaxia lejana. Además, varios observatorios detectaron en el mismo punto, también, una brillante emisión de rayos X. En estos momentos, los investigadores siguen analizando los datos, pero la mayoría de ellos está de acuerdo en que ese magnetar en concreto es la fuente de la que procede el estallido rápido de radio.

Los magnetares son un tipo de estrella de neutrones de lo más extraño. Una estrella de neutrones está formada por los restos increíblemente densos que quedan después de que una estrella muy masiva se convierta en supernova. Pero los magnetares, y de ahí su nombre, poseen campos magnéticos que son hasta 1.000 veces más potentes que los de una estrella de neutrones convencional. Algo que aún no se comprende bien, pero que desde luego tiene interesantes efectos en el comportamiento de la estrella misma.

A medida que la fuerza de la gravedad intenta comprimir aún más lo que queda de la estrella, una fuerza interna, su campo magnético, empuja en dirección contraria, y es tan poderoso que consigue distorsionar incluso la forma de la estrella. La continua tensión entre ambas fuerzas produce ocasionalmente gigantescos terremotos estelares y gigantescos destellos en el magnetar.

Un radiotelescopio capta ondas de radio emitidas por fuentes de radio, generalmente a través de una gran antena parabólica (plato), o un conjunto de ellas, a diferencia de un telescopio ordinario, que capta imágenes en luz visible. El primer radiotelescopio fue la antena de 9 metros construida por Grote Reber en 1937 que fue construida en el patio de su casa. A principios de los años 1950 el Interferómetro Cambridge realizó un análisis del cielo que dio lugar a los famosos mapas 2C y 3C de fuentes de radio. A fines de los años 50 del pasado siglo el radiotelescopio de una sola antena más grande del mundo era el telescopio de 76 metros en el Observatorio Jodrell Bank en la Universidad de Mánchester, puesto en funcionamiento a finales de 1957.

Este fue el último de muchos radiotelescopios construidos a mediados del siglo XX y ha sido superado por telescopios y conjuntos de telescopios más modernos.

Detalle de un radiotelescopio en el Observatorio Espacial ALMA, Atacama, Chile.

El pasado 27 de abril, múltiples instrumentos detectaron un súbito aumento de actividad en SGR 1935 + 215, algo que no llamó especialmente la atención ya que coincide con el comportamiento observado en otros magnetares. Pero al día siguiente, el telescopio canadiense CHIME, especialmente diseñado para buscar en el cielo eventos transitorios (como los FRBs), detectó una señal sin precedentes, tan poderosa que el sistema ni siquiera consiguió cuantificarla. La detección fue reportada de inmediato en The Astronomers Telegram, un sitio web en el que muchos astrónomos de todo el mundo informan de sus hallazgos.

Otros equipos de astrónomos también detectaron la potentísima señal, entre ellos el de STARE2, un proyecto diseñado en el Caltech específicamente para tratar de detectar FRBs locales, algo que hasta ahora nunca se había conseguido. El instrumento consta de tres antenas de radio ubicadas a cientos de km de distancia una de otra. Puede descartar señales producidas por la actividad humana y, sobre todo, permite la triangulación de la señal para determinar su posición. Por lo general esta clase de instrumentos recibe FRBs extragalácticos a unas pocas decenas de jansky (una unidad de medida usada en astronomía para medir el flujo de energía de un objeto). Pero la señal de SGR 1935 + 2154 fue cerca de un millón de veces más fuerte. Si el fenómeno se observara desde otra galaxia, aparecería como un FRB típico. Pero algo así nunca se había visto hasta ahora desde tan cerca.

Debido posiblemente a la proximidad de este FRB, los científicos vieron también algo que no habían detectado hasta ahora en ningún otro estallido rápido de radio: una especie de reflejo, bastante débil, en rayos X. Los rayos X son bastante comunes en los "arrebatos" de los magnetares, incluso más que la radiación gamma o las ondas de radio. Pero su presencia en un FRB podría ser el indicativo de que estos potentes fenómenos ocultan algo más, algo que hasta ahora ha escapado a las observaciones.

El Instituto de Tecnología de California o Caltech es una universidad privada situada en Pasadena. Es famosa por la calidad de sus estudios de ciencias naturales e ingeniería y porque es considerada en numerosos listados como una de las mejores universidades del mundo.

De entre los alumnos, profesores e investigadores de Caltech han salido 72 premios Nobel —como el químico Linus Pauling, única persona en lograr dos premios Nobel no compartidos—, 4 medallas Fields y 6 premios Turing. Además, Caltech cuenta con 53 profesores no eméritos que han sido elegidos miembros de alguna Academia Nacional de Estados Unidos, cuatro científicos jefe de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y 71 que han ganado la Medalla Nacional de Ciencia o Tecnología. Muchos de sus profesores están asociados al Instituto Médico Howard Hughes y a la NASA. Según un estudio de 2015 del Pomona College, Caltech es la primera universidad del país según el porcentaje de graduados que logran un doctorado.

La Robert A. Millikan Memorial Library en Caltech es el edificio más alto del campus.

Por supuesto, se trata aún de una investigación en marcha. Los astrónomos están analizando justo ahora el espectro electromagnético de la explosión, para compararlo después con los FRBs extragalácticos detectados hasta el momento y asegurarse de que se trata del mismo tipo de fenómeno. Si no fuera así, habría que volver al punto de partida.

De todas formas, y aunque SGR 1935 + 2154 confirme que las ráfagas de radio nacen en los magnetares, eso no significa que puedan, también, originarse en otros lugares distintos. Además, no todos los FRBs son iguales. Algunos solo se producen una vez, mientras que otros se repiten de forma impredecible. Y en un caso, solo en uno por ahora, esas repeticiones eran regulares y seguían, además, un patrón determinado. La última palabra, pues, no está dicha ...

Casi un año después de que Alfonso Cuarón nos mostrase el espacio como nunca lo habíamos visto en Gravity -que arrasó luego en los Oscar con siete estatuillas-, llegó a los cines la primera aventura espacial post trilogía Batman de Christopher Nolan, Interstellar.

En Interstellar encontramos un planeta Tierra esquilmado por el hombre, con escasez de alimentos y en el que es más necesario un granjero que un ingeniero, y con la raza humana al borde de la extinción. Pero un grupo de científicos descubre la existencia de un agujero negro y prepara la misión espacial más importante de la historia de la humanidad para encontrar un nuevo planeta en otra galaxia que reúna las condiciones necesarias para la vida humana.

Con el guion escrito a dos manos de nuevo junto a su hermano Jonathan Nolan y con Origen sobrevolando el ambiente, la trama de la película está inspirada en las teorías sobre los agujeros negros y los viajes en el tiempo a través de los agujeros de gusano de Kip Thorne, un debate sin duda interesante

Intestellar debe mucho a 2001, Una odisea del espacio, hasta el punto de que llega a ser un homenaje a la obra maestra de Stanley Kubrick, de la que Nolan es admirador confeso. Así, encontramos sus rastros en la humanidad que confiere a las máquinas -sin bien los robots CASE y TARS no alcanzan el maniqueísmo de HAL- y en la belleza con la que está dibujado el espacio. Y es que las escenas espaciales de la película de Nolan, al ritmo de la música de Hans Zimmer, son espectaculares y merecen realmente la pena

Chris Nolan es un enemigo confeso del croma, según revela McCounaughey, y eso hizo que construyeran a escala real tres naves espaciales, con piezas de viejas aeronaves y contando con el asesoramiento de una astronauta, para la película: la Ranger, la nave de carga Lander y la nave nodriza Endurance -cuyo giro para crear gravedad artificial mediante fuerza centrífuga está inspirado en la Discovery de Kubrick-. Esto ayudó sobremanera a dotar de realismo a la película y la actuación de los actores, y también el rodaje en los paisajes extraterrestres de Islandia, donde los intérpretes tuvieron que lidiar con sus trajes de astronautas de 12 kilogramos y las inclemencias meteorológicas, con un vendaval en pleno septiembre que arracancaba el asfalto del suelo. Literalmente.

Disfruta del especial de 8 páginas sobre Islandia en la sección de Paisajismo.

Más allá de la historia, el argumento y la ciencia ficción, quizás lo más interesante de ‘Interstellar’ es que fue un intento de Hollywood para tomarse la física de los agujeros negros más o menos en serio. Por eso, el equipo de producción tuvo que diseñar una nueva manera de visualizarlos. Lo hizo con la ayuda del físico Kip Thorne, quien diseñó un algoritmo basado en las ecuaciones de Einstein que predeciría cómo se comporta la luz cuando pasa por un hoyo negro.

Pues ese algoritmo hoy está siendo usado para la ciencia. Este miércoles, Thorne y el equipo de Double Negative, el estudio de efectos visuales que convirtió todo esto en imágenes, publicaron un artículo científico en el que detallan el código fuente del programa usado para renderizar a Gargantua, el hoyo negro que vimos en la película.

Así se veía en la película …

Un artículo de New Scientist detalla algunas dificultades que se tuvieron en el desarrollo de la cinta. Al comienzo, el software buscaba simular lo que ocurría con cada rayo de luz, pero al verlo en pantalla el resultado era un montón de imágenes parpadeantes. Por eso, tuvieron que reescribir el código para simular el comportamiento de los haces de luz. El resultado no era exactamente como lo vimos: como el hoyo negro está girando a gran velocidad, causaba que la luz fuera mucho más intensa en un extremo que en el otro. Además, el efecto doppler cambiaba la frecuencia de la luz y hacía que fuera azul en lugar de roja, como se ve en la película. Los cambios fueron solicitados por Christopher Nolan. Según Oliver James, científico jefe de Double Negative, «nos basábamos en la ciencia, pero siempre les dimos control a los artistas para que lo cambiaran«. En el ‘paper’ académico aparece una rendición más precisa de cómo hubiera sido el hoyo negro sin la intervención del director. Como quizás saben, la idea básica detrás de todo esto es que la masa del hoyo negro es tan grande que causa una fuerza de gravedad muy fuerte, lo que hace que el tiempo pase mucho más despacio y la luz cambie de dirección por la atracción que el hoyo ejerce sobre ella.

… y así en la ‘vida real’.

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