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9 - Junio - 2019
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Ni siquiera el dinero puede salvarte del olvido. O quizá sí, aunque se tarden 17 siglos y ocurra por casualidad. Hace unos años un agricultor con un arado descubrió un montón de pequeñas piedras de colores que resultaron ser teselas de uno de los mosaicos más grandes de todo el arco mediterráneo, de unos 300 metros cuadrados.

El yacimiento arqueológico de la villa romana de Noheda, en Villar de Domingo García (Cuenca), reveló en 2018 nuevos hallazgos en los que se encontraron un peristilo y un gran salón, de 750 metros cuadrados, medidas sin parangón. Aunque se descubrió hace tiempo es ahora cuando los medios de comunicación se han echo eco, debido a los últimos descubrimientos, que han dado conocimiento de la verdadera grandiosidad del entorno. Si por algo destaca esa villa, que perteneció a un hombre inmensamente rico, un multimillonario de la época romana, es porque se hizo enlosar su mansión con uno de los mosaicos más grandes de todo el arco mediterráneo, de unos 300 metros cuadrados, que las administraciones esperan abrir al público "cuanto antes".

Es el mayor mosaico figurativo del Imperio Romano. En su parte superior, el mosaico tiene un gran cortejo dionisíaco, en el que se representa al dios Baco en posición central coronado por victorias aladas y ménades, en lo alto de una carroza arrastrada por cuatro centauros músicos. A ambos lados del cortejo aparecen ménades danzantes y sátiros portando antorchas, mientras que inmediatamente debajo de esta gran escena hay una pareja heroica entrelazando sus manos, en lo que parece que es una escena nupcial.

En la parte derecha de la primera escena descrita, varias parejas de hombre, vestidas del mismo modo, ejecutan lo que parecen ser pasos de baile, mientras que al otro lado de la nave se perciben pies de otros personajes, que no han sido todavía descubiertos. Bajo ellos, jóvenes desnudos pescan variadas especies marinas. A los lados de esta gran escena marina, hay además escenas de atletas combatiendo, en pleno pugilato y alzando los trofeos obtenidos. Aún no se conoce su nombre, ni su historia, pero este gran comerciante y poderoso señor que vivió en el siglo IV podría recuperar su gloria gracias a su mansión. Y además, la exhibición de los restos supondría un auténtico impulso para ese pequeño pueblo, de poco más de 200 habitantes, pues los arqueólogos calculan que sólo se ha excavado el 5% de toda la superficie del complejo, que podría incluir varios edificios y multitud de estructuras. Así lo ha indicado el arqueólogo responsable de las excavaciones, Miguel Ángel Valero, que aseguraba que para estos descubrimientos se ha utilizado un georradar en colaboración con la Universidad de Cádiz, que indica que lo que aún no se ha excavado está a la altura de los descubrimientos ya hechos, por lo que todo el cojunto no tendría igual en el mundo romano. Por ejemplo, el patio monumental con columnas. Valero explicaba que se abre a las tres terrazas artificiales de más de 25 metros, y con un desnivel de dos metros entre cada una de ellas, en las que estaba construida esta villa. De hecho, en una de las terrazas inferiores hay unos estanques, de 15 metros de largo por seis de ancho, que convertirían a las de Noheda en las "más impresionantes conocidas hasta el momento, no se han encontrado paralelos". Está previsto que pronto sea visitable y que los interesados puedan contemplar el que podría ser el mayor conjunto escultórico en mármol de la Hispania romana, pues ya se han encontrado más de 550 fragmentos de esculturas de mármol de gran calidad, procedente de las famosas canteras de Carrara, en Italia.

Veamos otros restos en España ...

Las termas romanas de Campo Valdés eran unos baños públicos de época romana situados en el actual Campo Valdés, en el barrio de Cimadevilla, en la localidad asturiana de Gijón. Fue declarado Bien de Interés Cultural el 8 de mayo de 1987. Las ruinas que han perdurado pueden visitarse y forman parte del yacimiento arqueológico de Cimadevilla junto con otros restos de la misma era como la muralla de la ciudad. El edificio de las termas comenzó a edificarse en el siglo I y estaba dividido en diferentes ambientes: una zona fría, una templada, y una cálida con piscina calentada mediante un sistema de calefacción subterráneo. Las paredes de algunas estancias estaban decoradas con frescos. En el siglo II se inicia una reforma y ampliación como atestiguan diversos restos.

Las termas de Campo Valdés fueron descubiertas accidentalmente tras unas obras de alcantarillado realizadas en 1903. Calixto Alvargonzález y Julio Somoza se encargaron de las primeras labores de excavación y documentación, elaborando con los resultados un informe que fue archivado por el Ayuntamiento de Gijón. El interés por los restos romanos no volvió a aflorar hasta el fin de la Guerra Civil, cuando se destruyó la antigua iglesia de San Pedro, edificada sobre las ruinas. Es entonces cuando se discutió si volver a levantar el templo en su emplazamiento original, idea que finalmente se llevó a cabo ocultándose una parte del yacimiento para siempre. Tras una serie de intentos de exponer parte de las ruinas al público, las excavaciones se iniciaron en 1990 y sacaron a la luz una gran parte de la construcción, construyéndose después el actual museo, que fue inaugurado en 1995.

También en Gijón encontramos el yacimiento arqueológico de Cimadevilla, situado en el barrio de Cimadevilla. El yacimiento comprende una serie de ruinas romanas descubiertas en las excavaciones de 1982. El yacimiento está compuesto por:

- Termas romanas: Situadas en Campo Valdés, son una construcción de carácter público datadas entre los siglos I y II. En el siglo II se inicia una reforma y ampliación de las mismas, como demuestran zócalos, mosaicos o pinturas murales. Se pueden visitar.

- Fábrica de salazón: Fábrica de salazones datada entre los siglos III y IV, que indica la existencia de una estructura comercial de manufactura de pescado. Tras las excavaciones y su estudio, se volvió a cubrir dejando una muestra en la Torre del reloj.

- Muralla de defensa: La obra más importante de los romanos está datada entre los siglos III y IV. La muralla tenía unos 850 metros de recorrido y albergaba en su interior el poblado romano existente. La muralla contenía además torres de defensa y vigilancia semicirculares.

Ruinas de Itálica, en Santiponce, Sevilla En sus inicios, esta ciudad romana fue fundada por el general romano Publio Cornelio Escipión para que sus soldados pudieran descansar tras la victoria conseguida frente los cartagineses en el siglo III a.C. Experimentó una larga época de bonanza hasta que el declive del Imperio romano causó su decadencia. En la imagen, mosaicos romanos que se colocaban en el suelo de las casas como decoración con motivos animales.

La primera ciudad romana construida fuera de las fronteras italianas, todavía en proceso de excavación e investigación. Sus mosaicos, el entramado urbano, los edificios públicos y objetos de uso cotidiano no tienen desperdicio. Cabe destacar que todavía se celebran importantes eventos teatrales.

Cerca de la ciudad de Tarifa y dentro del Parque Natural del Estrecho, los romanos fundaron esta ciudad en el siglo II a.C., situada en un precioso enclave a pocos metros del mar. En la imagen aparecen los restos de la Basílica de Baelo Claudia y en primer plano la plaza sur, pero uno de los lugares más importantes de este yacimiento era la factoría de salazón y garum. Además también se puede visitar las ruinas del antiguo teatro –con capacidad para 2.000 personas–, varios templos, tiendas, termas y murallas.

Una de las construcciones romanas mejor conservadas de toda la Península ibérica es el acueducto de Segovia. Esta obra de ingeniería da cuenta de las grandes aportaciones que llevaron a cabo los arquitectos romanos en cuanto a la funcionalidad de sus edificios. Gracias a este acueducto todos los habitantes de la ciudad recibían agua en sus casas.

Nuevos estudios arqueológicos han cambiado el siglo de datación del I al II, al final del gobierno de Trajano, aunque todo apunta a que fuera construido durante el gobierno de Adriano. Es uno de los acueductos que ha prestado servicio hasta hace poco a la ciudad. Es de piedra granítica del Guadarrama, se ha utilizado la técnica de sentada en seco con sus bellos sillares, y en sus ciento sesenta y siete arcos. El agua viene del manantial de la Fuenfría situado en la sierra.

Por suerte no ha sufrido muchas modificaciones, en el año 1072 Al-Mamún de Toledo atacó la ciudad, sufrieron daño treinta y seis arcos. Que fueron restaurados en el siglo XV por el monje del Parral Fray Juan de Escobedo.

De carácter palaciego, la villa romana de Santa Lucía es uno de los mayores hitos de su época conservados en la provincia de Segovia. Ubicada en el municipio de Aguilafuente, constituye un ejemplo perfecto de este tipo de construcciones en la época del final del imperio romano. La última campaña llevada a cabo en el yacimiento ha desvelado los muros de una fachada de unos 45 metros de largo, expoliados durante los siglos posteriores. Los trabajos se han centrado en la parte oriental del complejo y ha permitido delimitar el perímetro de la construcción principal.

Gracias a esta campaña se conoce el tamaño completo del edificio central de la villa del siglo IV d.C. En total abarcó 2.200 metros cuadrados. Solo el patio central, que contó en su día con columnas, alcanzaba los 450 metros cuadrados de área. Toda la explotación abarcaba sobre diez hectáreas, incluyendo zonas productivas y poblados del servicio. Estos datos confirman que, durante el final de la era romana, Santa Lucía fue un importante centro rural en lo que hoy es Segovia.

El carácter aristocrático del enclave quedó claro desde casi el inicio de los trabajos del lugar, en los años 60. Entonces se hallaron mosaicos y ricos pavimentos. Una veintena de profesionales de la Universidad Complutense de Madrid han sido los responsables de llevar a cabo las excavaciones, durante el mes de julio. Desde 2018 se realizan trabajos continuados sobre el terreno, en una colaboración que incluye también al ayuntamiento de Aguilafuente o la Junta de Castilla y León. Además de la fachada, los investigadores encontraron restos de épocas tanto anteriores como posteriores. Entre los primeros se encuentran vestigios de muros de un enclave de los siglos II y III d.C. que precedió a la villa tardorromana. De los segundos destacan especialmente las más de diez tumbas visigodas halladas. Tras quedar en ruina el complejo aristocrático, los góticos aprovecharon el lugar para convertirlo en una necrópolis. También se sigue la pista a la iglesia que da nombre al lugar, edificada en la Edad Media y que acogió en el siglo XIII un pequeño núcleo rural. Antes de advocarse a Santa Lucía, el templo estuvo dedicado a San Mamés.

La construcción primitiva romana del Puente Mayor de Ourense data del siglo I d. C. quizás de los tiempos del Emperador Augusto. Los fundamentos en gran parte de la sillería baja y media de los pilares pertenecen a esa época. El arco central fue el más amplio de todos los puentes de piedra del Imperio Romano. La primera reconstrucción medieval la mandó hacer el Obispo D. Lourenzo en la primera mitad del siglo XIII. Otras arreglos son del XIV, XVII y XIX. De este puente se servían entre otras las vías romanas, las que comunicaban Aquae Flaviae (Chaves) y Bracara Augusta (Braga) con Lvcus (Lugo) y Iria Flavia.

Con el romanticismo de las luces nocturnas, las murallas romanas de Lugo –declaradas Patrimonio de la Humanidad– muestran una de sus mejores imágenes. Fue levantada en el siglo I a.C. por orden del emperador Augusto en la antigua ciudad romana de Lucus Augusti. Actualmente, la muralla rodea el casco antiguo de la ciudad, perfecto para recorrer callejeando, posee un adarve de 2 kilómetros de largo que permite pasearla de principio a fin.

El puente romano de Lugo o puente viejo, es un puente de origen romano que ha sufrido numerosas reconstrucciones durante los siglos xii, xiv y xviii. Está construido en sillería y esquisto, y presenta vigas metálicas. Cuenta con 104 m de longitud y 4 m de ancho, cruza el río Miño a su paso por el suroeste de la ciudad de Lugo, uniendo la Calzada da Ponte con la carretera vieja de Santiago, vertebrando esta última el barrio lucense de San Lázaro. Está situado muy cerca del balneario de aguas termales, que data asimismo de la época romana.

Se trata de una estructura hecha la base de piedra y pizarra, a la que se añadieron unas pasarelas metálicas. El firme estaba asfaltado y permitía el paso de vehículos ininterrumpidamente, excepto a los vehículos pesados, que no tenían autorizado el paso. Era un puente de mucho uso, al quedar muy cerca del Club Fluvial de Lugo, entre otras instalaciones de recreo, o del Policlínico Lucense, y al ser el paso más lógico hacia carretera de Portomarín o el Club de Golf de Lugo. Tras la construcción del nuevo puente sobre el Miño, el tráfico fue desviado a una nueva ruta creada a tal fin. Actualmente este puente es uno de los dos puentes peatonales con los que cuenta la ciudad.

Es un puente diseñado y construido en la época de la romanización de Galicia, que se valió de la vía número XIX del Itinerario de Antonino, comunicando Lucus Augusti con Bracara Augusta (la actual Braga) pasando por Iria Flavia (la actual villa de Padrón). La razón de su construcción era la necesidad de cruzar el río Miño. Siglos más tarde, en la Baja Edad Media, sufriría restauraciones de cierta relevancia debido por una parte al mal estado en que se encontraba y por la otra a las nuevas necesidades de transporte de la época. Llegada la Edad Moderna, nuevamente hubo que hacer reparaciones para, finalmente, en 1893 modificar definitivamente su aspecto, al serle suprimidos varios elementos. Sin embargo, los fundamentos de la ponte actual, llamada vieja o romana, son en buena parte los originales. A causa de la construcción de un nuevo puente en el año 2009, el puente romano de Lugo fue restaurado y quedó para uso peatonal.

Durante el proceso de restauración, se eliminaron las pasarelas metálicas y se eliminó el asfalto del firme, tratando de asemejarse lo máximo posible a como era en tiempos de los romanos.

La Calzada da Ponte que baja desde la Porta Miñá o Puerta del Carmen (una de las diez puertas de la muralla, que es además una de las cinco originales y la que mejor se conserva) hasta el puente romano, forma parte del Camino Primitivo de peregrinación a Santiago de Compostela. Aquí comienza también una ruta de senderismo Las ribeiras altas, Miño arriba, conocida popularmente con el nombre de «Paseo del Puente Viejo», una ruta de más de once kilómetros que transcurre por ambas orillas del río, en dirección a un viejo transformador de electricidad.

Tuéjar data de la Edad del Bronce. Destacan las pinturas rupestres de los Corrales de Silla. Se encuentran en tres abrigos. De época iberorromana destaca el emplazamientos del Castellar, el castillo de Zagra, la presa de origen romano y el nacimiento del célebre acueducto romano de la Peña Cortada, el acueducto de la Dorca, las explotaciones mineras de hierro de la época romana en la Peña del Rayo, el arco del Portal de los Santos, un aljibe, la fuente de la Rocha, los Aztucacs, el casco antiguo.... La presa romana es el origen del famoso acueducto de la Peña Cortada. Actualmente buena parte de la huerta de Tuéjar, Chelva y otros municipios aún se riegan con el agua derivada de esta presa. Sigue el patrón de las presas romanas, una pared perpendicular a la corriente del río, denominada saeptum. Eleva el nivel del agua y deriva el agua hacia un lateral donde se inicia el canal (specus), mientras que el agua sobrante desborda la presa y sigue su caudal.

El Museo del teatro romano de Cartagena fue diseñado de manera que el visitante inicia un camino mediante el cual se va sumergiendo poco a poco en un mundo antiguo cuyo final es la entrada al gran teatro romano. Los trabajos de restauración llevados a cabo a principios del siglo XXI permiten apreciar todas las partes que formaban la estructura: la cávea (gradas), la orchestra (dónde actuaba el coro), el proscenium (donde se situaban los actores), la scaena frons (el frente escénico) y el patio porticado detrás de la escena.

Construido entre los años 5 y 1 a. C. en la ciudad de Carthago Nova, actual Cartagena. Tenía capacidad para unos 7000 espectadores, y estuvo en uso hasta el siglo III, a partir del cual se superpusieron varias edificaciones. En 1988 fue descubierto por el arqueólogo de la Universidad de Murcia Sebastián Ramallo Asensio y las excavaciones dirigidas por él lograron exhumarlo para poder ser visitado en el marco del Museo del Teatro Romano. El 21 de enero de 1999 fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento.

Tarragona tiene unos orígenes comunes con los de las primeras ciudades de Itálica, donde los primeros asentamientos fueron los campamentos de las legiones que descansaban después de las batallas de conquista. Con el paso del tiempo, Tarraco se convirtió en una ciudad de gran importancia para el Imperio romano, siendo la capital de la provincia Tarraconensis. El anfiteatro, construido en la época de Augusto, junto con las murallas, templos, el foro y un acueducto son los vestigios que se pueden visitar actualmente.

La conquista de Ampurias, puerto y mercado griego, supuso la vía de entrada de la romanización a la Península ibérica. Se produjo durante la Segunda Guerra Púnica con el desembarco del ejército romano en las costas de la ciudad en el año 218 a.C. Entre las ruinas de Ampurias todavía se pueden observar los restos de varias domus, con los mosaicos que se colocaban en el suelo y la ínsula que formaba un grupo de casas, la basílica, el forum y las tabernae.

En plena comarca de El Bierzo, las montañas de la Médulas fueron una de las fuentes más importantes de oro para el Imperio romano. La explotación de estas minas por parte de los romanos se inició durante la época del emperador Augusto. El historiador Plinio el Viejo ya habla de la excavaciones en las minas de oro de esta zona, remarcando la dureza de las condiciones en las que trabajaban los obreros.

Uno de los elementos artísticos que más caracterizan el arte romano fueron los mosaicos con los que decoraban las paredes y el suelo de los lugares más cotidianos. En Mérida, antigua Emerita Augusta, se puede visitar el teatro romano –uno de los mejor conservados–, el anfiteatro, el circo, el acueducto, el puente y el arco de Trajano, además de algunos mosaicos. En la imagen, las pequeñas piezas de forma cuadrada, las teselas, recrean una escena cotidiana de caza.

El Teatro Romano, elegido en 2020 como uno de los edificios más icónicos de España en la revista Viajes National Geographic.

Así lo ha definido esta conocida publicación:

Con la arquitectura y el arte pasa como con la gastronomía: no se puede definir un destino solo por sus greatest hits, también por la valoración genera de su patrimonio. Y en el caso de España, el resultado global es tan fascinante que es muy difícil de sintetizar. Y es que en este territorio hay desde esbeltas ruinas antiguas hasta iconos contemporáneos, sin olvidar las construcciones medievales que originaron las actuales ciudades. Por eso, este viaje es a través del tiempo, de los estilos y de la geografía, trazando un mapa con los edificios más singulares de cada provincia con un objetivo ulterior: levantar lo que sería la maqueta perfecta de nuestro país.

No sería una barbaridad asegurar que, junto al Acueducto de Segovia, el Teatro Romano de Mérida es la herencia más sobresaliente de todas aquellas que dejaron los arquitectos y constructores de esta civilización. Un ejemplo de su relevancia es que sigue siendo el epicentro cultural de la ciudad, sobre todo con el Festival Internacional de Teatro Clásico durante el verano, y su emblema turístico. Y es que no existe en todo el Mundo Antiguo un Frons scaenae como este, con sus emblemáticas columnas corintias que le aportan a cada obra que aquí se representa una dosis incomparable de delicadeza y elegancia.

La casa de las columnas se situa en una ciudad antigua ya desaparecida que fue fundada por celtíberos. Los numantinos ofrecieron una fuerte oposición al Imperio, que tuvo que enviar diferentes cónsules para tratar de negociar con la resistencia. Finalmente, la ciudad cayó después de un largo sitio del ejército de Escipión en el año 133 a.C. Hoy en día, entre sus vestigios, se pueden visitar las murallas y algunos templos romanos.

Durante décadas, los militares han estado haciendo prácticas de tiro en este solar sin saber que, bajo sus pies, se encontraban los restos de unas termas romanas y otros edificios de gran entidad de los siglos III y IV d.C. Las termas de Los Mondragones en Granada. Estos vestigios volvieron a aflorar en febrero de 2018 durante unas catas arqueológicas previas a la demolición de las naves situadas en las antiguas instalaciones del Ministerio de Defensa. Los restos de las termas romanas se localizan en los suelos reservados para un futuro espacio público y forman parte de la villa romana descubierta en 2013, cuando el equipo de arqueólogos dirigidos por Ángel Rodríguez descubrió dos grandes mosaicos romanos, un molino de aceite, 75 sepulturas tardo-antiguas y una iglesia paleocristiana.

El acueducto romano de Sexi se ubica en el municipio de Almuñécar (Granada, Andalucía, España), conservándose de él varios tramos: uno en el barrio de Torrecuevas, otro en el casco urbano de Almuñécar y otros dos restantes entre el barrio de Torrecuevas y la ciudad de Almuñécar, en medio de los cultivos de árboles tropicales (chirimoyo, aguacate, mango) de la vega sexitana. Su función era la del abastecimiento de agua a la ciudad, en época del Alto Imperio romano. Se trata del acueducto romano mejor conservado de Andalucía. Es Bien de Interés Cultural desde 1931.

El Santuario romano de la partida de Mura en Lliria, Valencia, constituye uno de los conjuntos arquitectónicos más singulares e importantes de la Hispania Romana. Presenta un estado de conservación excelente, con un grado de integración urbanística notable. Los restos conservados formaban parte de un gran complejo de carácter público, en el que se diferencian una zona religiosa organizada alrededor de un santuario oracular, un conjunto termal doble como complejo lúdico con función curativa y diversas dependencias y establecimientos dotaciones. El conjunto termal de Mura, sería un balneario con dos edificios termales que aprovecharía las propiedades terapéuticas del agua procedente de las fuentes de Sant Vicent, donde en época romana se construyó el Templo de la Ninfas. En la época bajo imperial las termas se abandonan, siendo ocupadas sucesivamente en época bizantina y visigoda, probablemente como monasterio cristiano hasta mediados del siglo VII d.C. en que se abandonan definitivamente.

A 21 km de Ronda encontramos uno de los yacimientos romanos de Andalucía más impresionantes. Entre los restos de esta antigua ciudad destaca el teatro construido en el siglo I a.C. directamente sobre la roca madre, pero también son visibles los restos de sus termas y de varias viviendas romanas. Lamentablemente no cuenta con una estructura acondicionada para los turistas pero, sin duda, merece la pena visitarlo.

Aroche es uno de los enclaves más antiguos de toda la Sierra de Huelva, reflejo de pueblos que han pasado por su territorio desde hace más de cinco milenios. La ocupación de la Península Ibérica por las fuerzas del Imperio Romano dio pie a la fundación de dos núcleos en el actual término municipal arocheno: Arucci y Turóbriga, dos centros de vida a escasa distancia y de los que hoy día perviven numerosos restos.

En la actual Aroche, un buen número de piezas expuestas en el Museo Arqueológico de la Cilla dan fe de la presencia romana en estas tierras. Fragmentos de esculturas, monedas, basas y capiteles, restos del podium de un templo y otros elementos componen la rica colección de este centro cultural abierto al púbico para su disfrute.

Por su parte, en los Llanos de la Belleza, a unos tres kilómetros aproximados del casco urbano arocheno se asienta el único yacimiento romano visitable en la provincia de Huelva. La ermita de San Pedro de la Zarza, conocida popularmente como de San Mamés (siglo XV), se asienta sobre la antigua basílica romana de la ciudad de Turóbriga (siglo I d C), cuyas excavaciones se están desarrollando desde finales de los años 90 del pasado siglo XX con gran éxito. Hasta el momento, los trabajos han permitido desenterrar buena parte del foro, de varias viviendas, el Campo de Marte y de las enormes termas de las que disfrutaban los vecinos de la antigua Turóbriga.

Las propiedades saludables de las aguas de Casares fueron aprovechadas por los romanos, y no nos extraña, ya que son ricas en hierro y azufre. La edificación original de estos baños se inició con los romanos pero, posteriormente, fueron los árabes quienes retocaron la estructura. Gracias a ello se han podido conservar hasta nuestros tiempos. Cuentan que hasta el mismísimo Julio César se bañó en sus aguas, algo que tú también puedes hacer. En la actualidad están considerados como Bien de Interés Cultural y continúan siendo de uso público.

La denominada 'costa del ladrillo', formada por innumerables edificaciones levantadas a lo largo de las costas españolas en un ejercicio de impacto contra el medio ambiente y la estética, además de estar rodeada de incontables ilegalidades urbanísticas y pelotazos inmobiliarios. Uno de los casos a destacar fue el de un chalet de Xábia, Alicante, propiedad de la familia del ministro franquista Mariano Navarro Rubio. El lujoso chalet de un ministro franquista, construido sobre ruinas romanas, que el PP evitó que pasara a manos públicas.

El legado romano constituye todavía gran parte del presente de España. La calidad de los servicios que desarrollaron para su ciudadanía, como baños públicos, murallas, calzadas o sistemas de alcantarillado, se conserva con el paso de los siglos. Los acueductos son el perfecto ejemplo de ingeniería civil romana puesta al servicio de las ciudades. Aunque no fueron los únicos que desarrollaron sistemas para transportar agua, sí que instauraron esta estructura, la más eficiente para canalizar el agua a los núcleos de población. Ofrecen además información sobre qué localidades eran las más importantes en la época. En España, cuando hablamos de este tipo de construcciones, en imposible no pensar en el majestuoso y famosísimo acueducto de Segovia, el mejor ejemplo, el más grande y probablemente el mejor conservado. Pero hay muchos más, algunos más pequeños o a los que el tiempo ha tratado un poco peor, o que simplemente tienen menos fama.

La historia de todos sus moradores -romanos, visigodos, árabes y cristianos- ha dejado su huella en el Castillo de Sagunto. La fortaleza, cuyo recinto amurallado tiene casi 1 km de longitud, está dividida en 7 plazas y desde los 172 m de altura de la Sierra Calderona, regala magníficas vistas de todo el litoral.

El cercano teatro, construido alrededor del año 50 d. C. en la ladera septentrional de la ciudad. La técnica empleada para su construcción es la del Opus Caementicium, un encofrado de mortero revestido de pequeñas piedras de cantería). El graderío, la escena y otras zonas deslucen por completo por culpa de su “rehabilitación”. Cabe decir que los vomitorios y túneles son impresionantes.

Durante la dominación romana de la península Ibérica surgieron multitud de asentamientos a lo largo de la costa dedicados a la explotación de los recursos obtenidos en la mar. Uno de estos asentamientos fue localizado en Punta Umbría, en una zona conocida como “El Eucaliptal” en la década de 1990, si bien ya era conocida su existencia desde mucho antes por los habitantes de la localidad. Los materiales encontrados y analizados pusieron al descubierto una asentamiento localizado entre los siglos II y VI d.C. Entre los restos encontrados se hallaba una necrópolis y un conjunto de piletas cuyo uso era el de transformar y elaborar conservas y salazones. Este enclave sería por tanto una más de las Cetariae o factorías repartidas por todo el litoral del Golfo de Cádiz. Entre los productos elaborados destacaría el garum, un manjar muy apreciado en el Imperio Romano, la púrpura, los salazones de diversas especies etc.

El Teatro Romano de Málaga data del siglo I y se puede encontrar en el corazón de la hermosa capital de Málaga, a los pies de su imponente fortificación. Fue descubierto en 1951 y se tuvieron que derribar edificios para completar las excavaciones arqueológicas. Curiosamente los árabes lo emplearon como cantera para construir la Alcazaba y en ella se pueden apreciar restos de columnas pertenecientes a este.

En agosto del año 77 en Roma se estaba construyendo el Coliseo o Anfiteatro Flavio, una magna obra que seguramente no pasaría desapercibida para dos representantes de la villa de Sabora, en el actual término Cañete la Real. Se trataba de Caius Cornelius Severus y Marcus Septimius Severus, dos 'duonviros' -representantes municipales de la ciudad-. Ambos acudían a entrevistarse con el mismísimo emperador César Vespasiano Augusto para hacerle dos peticiones.

La primera de ella, la más importante, era el traslado de la villa, que por aquel entonces se encontraba en el cerro que hay junto al actual cementerio de Cañete la Real hasta una zona llana, de vega, que ofrecía mejor ubicación para los habitantes de la población. La segunda, el cobro de nuevos impuestos a quienes pasaran por las nuevas tierras.

Lugar ocupado por la primitiva Sabora.

Así se desprende del texto que ha trascendido hasta la fecha de una tabla de bronce que resume la resolución final de Vespasiano respecto a la solicitud de estos dos saborenses. La lápida original desapareció en un incendio en el siglo XVIII, pero hoy pocos ponen en duda la veracidad de lo que esas palabras afirman. Sobre todo porque el emperador sólo decide aceptar una de las solicitudes, la del traslado a otro emplazamiento. Eso sí, exige que la nueva ciudad pase a llamarse Flavia Sabora. Con ese primer término se aludía al linaje al que pertenecía Tito Flavio Vespasiano.

Por otro lado, el emperador deniega la segunda petición, la de cobrar tributos, dejando entender, como se aclara en el texto de la antes citada tabla, que eso no es de su competencia directa sino del procónsul -gobernador de la época-. Y dicho esto, pide que ambas resoluciones se publiquen en bronce y que se coloque en un sitio público de Flavia Sabora.

Réplica de la tabla de bronce donde se leen las resoluciones de Vespasiano.

Los dos 'duonviros' tuvieron que hacer un largo viaje desde Sabora hasta Roma. Recorrieron buena parte de la Hispania y la Galia para después entrar en el actual territorio italiano. Una vez llegaron a la capital del imperio, fueron atendidos por un magistrado, que era el encargado de preparar la entrevista con el emperador. Después, sólo tardaron tres días en ser recibidos por Vespasiano, uno de los hombres más poderosos del mundo en aquella época.

Como recuerda el historiador Pedro Cantalejo, la primitiva Sabora «era una ciudad estipendaria», es decir, que estaba allí antes de que los romanos la sometieran y le otorgaran la potestad de acogerse al derecho romano. «De no ser así, aquellos duonviros no habrían sido atendidos por Vespasiano», aclara Cantalejo. Caius Cornelius Severus y Marcus Septimius Severus iban convencidos de que serían recibidos por el emperador.

La única prueba de este relato hoy es la mencionada tabla de bronce, que desapareció en el incendio del antiguo Real Alcázar de Madrid en la Navidad de 1734. Aquella lápida había formado parte de la colección personal de Carlos V y fue calcinada al igual que más de medio millar de obras de arte y antigüedades españolas y europeas irreemplazables. Entre ellas, varias obras de Leonardo, Tiziano, Tintoretto, Ribera, Durero e incluso alguna de Velázquez. Afortunadamente, el texto fue documentado previamente, en el siglo XVI, aunque hay quien durante mucho tiempo ha puesto en duda su originalidad. Para Cantalejo «no tiene sentido que se hubiera falsificado un texto en el que se deniega una petición». Hoy se puede leer en una réplica ficticia -en cuanto a la forma-, pero con aquellas palabras, en una tabla que se encuentra dentro del centro de interpretación de 'Los Vigías del Territorio', en lo que fue Hins Qannit, el castillo de Cañete la Real.

Ortofoto donde se aprecian inmuebles de la época romana.

Tiene sentido también que los habitantes de Sabora, situado originalmente en un sitio de difícil acceso que facilitara su defensa, en tiempos de paz quisieran trasladarse a otro enclave más cómodo, llano, más próximo a las comunicaciones de la época y en un enclave más fértil, como es la vega de Cañete la Real. Por esa ubicación, pocos historiadores habían apostado hasta la fecha. Incluso algunos aludían a que no estaba ni siquiera en territorio cañetero. Sin embargo, en el inicio de este verano, tras apreciar a expoliadores en la zona con detectores de metales, se puso el foco en ese enclave, conocido como El Carrascal. A partir de ahí, tras comprobar varias ortofotos de estas parcelas, se pudo comprobar la existencia de estructuras de varios inmuebles, fácilmente apreciables desde una perspectiva aérea.

Antonio Aranda, que fue el vecino que dio la voz de alarma por la presencia de los expoliadores, ha sido durante años uno de los que firmemente estaban convencidos de que en esas tierras, hoy sembradas por cereales, se encontraba Flavia Sabora, la última de las ciudades romanas importantes que quedaba por localizar en la provincia de Málaga. Con las evidencia de las ortofotos, el Ayuntamiento de Cañete la Real se puso manos a la obra para pedir a otras administraciones públicas la colaboración para poder identificar con un georradar todo este valioso yacimiento romano que hoy está bajo tierra. De momento, el alcalde del municipio, Jacobo Aranda, está en contacto con la Diputación de Málaga, que se ha comprometido a colaborar, después de que el pleno provincial se aprobara por unanimidad una moción de Adelante Málaga para que se ayudara al consistorio cañetero para el estudio y preservación de Flavia Sabora. El Ayuntamiento de Cañete la Real ya ha elaborado un informe sobre el yacimiento y se lo ha enviado a la administración supramunicipal para su evaluación.

Enclave donde se trasladó Flavia Sabora (El Carrascal).

Por su parte, Cantalejo cree que es también muy importante que se reúnan todas las piezas romanas halladas en Cañete la Real para estudiar con más detalle la historia de esta ciudad romana. En este sentido, recuerda que, además de estar en algunos museos, muchos vestigios de la época se encuentran en manos de propietarios de cortijos de la zona.

Una ortofoto hecha en el otoño de 2012 permite ver la estructura de este importante yacimiento arqueológico. La Real Flavia Sábora, la última de las ciudades romanas que quedaba por localizar en Málaga.

Las huellas de los expoliadores en la vega de Cañete la Real pusieron sobre la pista a su Ayuntamiento. Se había detectado la presencia de estos ladrones con sus detectores de metales sobre una zona que tenía ya una protección arqueológica, si bien se desconocían sus características. «Comprobamos que se habían hecho agujeros en la vega -a los pies del cerro Sábora- y empezaron a aparecer restos de mármoles, con los que intuimos que bajo el suelo había edificaciones», explicó el entonces alcalde de Cañete la Real, Jacobo Aranda.

A partir de ahí el Ayuntamiento comienza a hacer sus propias pesquisas y encuentra en una ortofoto de 2012 un auténtico plano de lo que pudo ser la ciudad romana de Flavia Sábora. Esta fotografía hecha por satélite se hizo posiblemente en el otoño, cuando los cereales de esta zona agrícola dejan ver lo que muy pocos intuían. El paraje conocido como El Carrascal fue una importante ciudad romana que se fundó en el siglo I d.C., Flavia Sabora, que estaba documentada, pero no tenía una ubicación definida. De hecho, era hasta ahora posiblemente la única ciudad romana que quedaba por localizar en Málaga. De esta forma, se podrá unir a la lista de otras villas de ese período, como Acinipo (Ronda), Lacipo (Casares), Caviclum (Torrox) o Aratispi y Antikaria (Antequera), entre otras.

Tras este hallazgo visual, el Ayuntamiento de Cañete la Real organizó reuniones con los propios vecinos e incluso con la Guardia Civil para atajar el problema de los expolios. Además de contactar con la Delegación Territorial de Cultura y Patrimonio de Málaga para «afrontar iniciativas y tareas en común que devuelvan la dignidad a este enclave». Entre otras medidas, era necesario hacer un georradar en esta zona arqueológica, que, en principio tiene más de 90.000 cuadrados de superficie, lo que podría dar una información más precisa de lo que hay bajo estás fértiles tierras agrícolas cañeteras. Con esta herramienta, se puede ver con suma precisión lo que hay hasta cinco metros bajo tierra. Eso sí, Aranda apuntó a que la extensión de este valioso hallazgo podría ser más extenso aún, ya que con las ortofotos «se ven edificios de grandes dimensiones».

Gracias a la fotografía realizada en satélite, se intuyen muchos edificios, como éste, cuadrangular, de más de trescientos metros cuadrados de superficie.

Hasta ahora de Flavia Sábora sólo se conocía de su existencia, pero no sobre su ubicación exacta. Incluso algunos estudios apuntaban que podía estar en el término municipal de Teba tras el hallazgo de algunas piezas arqueológicas en él. Sin embargo, este descubrimiento permite identificar por fin a la vega cañetera con su ciudad romana. La principal pista que había sobre esta ciudad romana desapareció, pero estaba documentada. En concreto, se encontró en la vega una tabla de bronce que relataba de alguna forma el origen de Flavia Sábora. Ésta, que pasó a formar parte de la colección de Carlos V, desapareció en el incendio que se produjo en el antiguo Real Alcázar de Madrid en 1734. Eso sí, desde el siglo XVI se sabía de su contenido.

Según se explicaba en ese documento, dos 'duonviros' -cargos municipales en la época- viajaron hasta Roma para pedir all emperador Vespasiano que les dejara abandonar el poblado de origen íbero de Sábora, situado en el cerro del mismo nombre -junto al cementerio de Cañete la Real-, y trasladarse a una zona de vega cercana, que contaba con mejores comunicaciones y la proximidad de manantiales para abastecerse de agua.

En esa misma tabla de bronce, el emperador accede a esa solicitud con la condición de que la nueva ciudad pasara a llamarse Flavia Sábora -de esta forma se incluye en el nombre la dinastía de emperadores que mandaban en la época-. Aquel documento, eso sí, deniega otra segunda petición de los 'duonviros', cobrar tributos a los que por allí pasaran camino a otras ciudades. Además, ordena que la tabla se coloque en un sitio público dentro de la nueva ciudad. Lo que se desprende de aquella tabla de bronce es que los habitantes de Sábora, en un período de paz, pidieron bajar de aquel cerro, que tenía un gran valor estratégico y defensivo -y hoy grandes vistas panorámicas del Valle del Guadalteba- para crear una ciudad romana con mejores condiciones. En aquella época ya no parecía coherente seguir viviendo en un lugar de difícil comunicación y sin agua.

El pasado 20 de abril de 2017 se fallaron los Premios Hispania Nostra a las buenas prácticas en la conservación del Patrimonio Cultural correspondientes a la Convocatoria 2017, otorgados conjuntamente por la Asociación Hispania Nostra y la Fundación Banco Santander, resultando ganadora La Fortaleza de la Mota, sita en Cañete.

Este hermoso paisaje lo habitan especies como el buitre leonado, el águila ratonera, el cernícalo, el búho real, el zorro y la cabra montesa, entre otros.

Sus tierras las surcan el río Guadalteba y el río Corbones. El pueblo de Cañete la Real se levanta a 740 m sobre el nivel del mar, sobre la sierra que lleva su nombre, entre el Cerro del Padrastro (998 m) y el Cerro del Castillo (840 m) y a 100 km de Málaga capital. Desde estos cerros cercanos a la localidad se obtiene visión de un hermoso paisaje. La cota más alta del municipio es el Mojón Gordo (1.022 m).

2017, año de sequía, La falta de lluvias hizo estragos en el campo cordobés. Pero el descenso del nivel de los pantanos provocó interesantísimas sorpresas, como el afloramiento de yacimientos arqueológicos romanos que durante años o incluso décadas estuvieron sumergidos bajo el agua. Es el caso del pantano de Iznájar, el mayor de Andalucía. La bajada del pantano de Iznájar dejó al descubierto restos arqueológicos en el paraje de El Pamplinar, en el término municipal de Rute.

Un grupo de arqueólogos de ArGe, asociación dedicada a la investigación en el valle del Genil pidieron los permisos a la Delegación de Cultura para realizar una excavación de urgencia y documentar los restos con la mayor brevedad posible antes de que la subida de las aguas del pantano los volviera a cubrir. Los resultados de las investigaciones, financiadas en parte por la Diputación de Córdoba, mostraron que el yacimiento resultó ser un gran centro de producción de aceite de época romana.

El llamado acueducto de les Ferreres, también conocido como Puente del Diablo, es una arquería romana que forma parte del acueducto que suministraba agua desde el río Francolí a la ciudad de Tarraco (Tarragona), desde una distancia de 25 km. La arquería está situada en las afueras de la ciudad de Tarragona (Cataluña, España) que ha sido designada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, gracias a que es uno de los monumentos de la época romana que se conservan en extraordinario buen estado.

El Acueducto de los Milagros es una construcción de ingeniería civil para el transporte de agua del embalse de Proserpina a cinco kilómetros de la antigua ciudad de Mérida en España. Tradicionalmente se ha datado su origen en la ciudad de Emérita Augusta, capital de la provincia Lusitania en el Imperio Romano en el siglo I, perdurando su uso durante varios siglos. Forma parte del conjunto arqueológico de Mérida, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993.

Augustobriga fue antiguo municipio romano situado en la margen del río Tajo. En el siglo III aparece relacionada como municipium en el Itinerario Antonino A-25 encabezado con el título de Alio itinere ab Emerita Cesaragustam 369 que significa Otro camino de Mérida a Zaragoza, 369 millas, entre las plazas de Leuciana y Toletum. Se encontraba en la calzada romana que iba desde Emerita Augusta (Mérida) hasta Caesarobriga (Talavera de la Reina). Otro itinerario que menciona la ciudad es el llamado Ravennate; la recoge como Augustabria, entre los núcleos de Lebura y Lomundo.

La población se convirtió, en tiempos medievales, en Talavera la Vieja, hoy desaparecida al quedar sumergida por las aguas del embalse de Valdecañas (Cáceres) en 1963. Sus restos son visibles en tiempos de sequía. Sin embargo, se pueden contemplar junto a la carretera de Navalmoral de la Mata a Guadalupe (en Bohonal de Ibor) las ruinas de un antiguo templo, «los Mármoles», que sirvieron de modelo para reconstruir el de Diana de Mérida y tres columnas más, procedentes de otro templo que no se desmontó, pues su podio era de opus caementicium, conocido con el nombre de «la Cilla», que también fueron desmontadas y trasladadas.

Pórtico de Curia de Talavera la Vieja, en su nueva ubicación. Es el único que se conserva en todo el mundo romano.

Como yacimiento arqueológico, Los Bañales esconde los restos de una ciudad romana cuyo nombre no puede certificarse aún con seguridad. Debió ocupar una extensión de algo más de veinte hectáreas de terreno, delimitadas al norte por un monumental espacio residencial, al sur por el cerro de El Huso y La Rueca, al este por Puy Foradado y el trazado elevado de un acueducto romano, y al oeste por la supuesta necrópolis al pie del cerro de El Pueyo.

Ercávica es el nombre de una antigua ciudad romana, con la categoría de municipio, que se encuentra en Cañaveruelas, localidad cercana al embalse de Buendía, en la provincia de Cuenca (España). En el contexto de la campaña de 179 a. C. de Tiberio Sempronio Graco por las tierras de Celtiberia, se nombra por primera vez la ciudad de Ercávica. Tito Livio narra cómo la célebre y poderosa ciudad de Ercávica, impresionada por los desastres sufridos por otros pueblos del contorno, abrió sus puertas a los romanos. Tito Livio narra que esta rendición no fue sincera y que cuando Graco retiraba sus tropas de una comarca las hostilidades volvían a comenzar. La ciudad de la que habla Tito Livio es la ciudad celtibérica, de la que la ciudad romana tomó el nombre. La actual ciudad romana de Ercávica se encuentra situada en un promontorio sobre el río Guadiela, en el pantano de Buendía y corresponde con el solar de la antigua ciudad celtibérica. Lo que se conoce como antigua ciudad celtibérica situada a escasos kilómetros del margen contrario del río corresponde en realidad a un campamento militar datado en las guerras sertorianas, hoy inundado por las aguas del pantano. El acceso al parque arqueológico se realiza a través del pueblo de Cañaveruelas por un camino asfaltado de 5 km, que se encuentra bien señalizado.

A partir del siglo II a. C. la ciudad fue adquiriendo el aspecto típicamente romano, con un trazado regular y delimitada en su perímetro por una muralla. Del mismo modo contaba con los edificios tanto públicos como privados propios de una ciudad romana. Fue bajo el mandato de Augusto, entre los últimos años del siglo I a. C. y los primeros del I d. C., cuando se culminó la edificación de la ciudad. En el periodo inmediatamente posterior (Julio-Claudios) Ercávica adquirió el estatus de municipio, dentro de la provincia Hispania Citerior Tarraconensis. Coincidiendo este periodo con la etapa de mayor plenitud, durante los siglos I y II. A partir del siglo III, la ciudad fue sufriendo un lento declive que provocará su definitivo abandono entre los siglos IV y V. Posteriormente la ciudad fue conocida como Arcávica y mencionada en los Concilios de Toledo como sede episcopal, posteriormente trasladada a Cuenca.

El embalse de Proserpina es un embalse de origen romano que se comenzó a construir en el siglo I a. C. y que está situado a 5 km al norte de Mérida. Recoge las aguas de dos arroyos y tiene una capacidad de alrededor de 4 hm³. El buen estado de conservación actual del embalse romano se debe a que, tras la caída del Imperio romano, además de su función de abastecimiento de Augusta Emerita a través del Acueducto de los Milagros, el lago artificial ha sido siempre una popular zona de baño y recreo, por lo que se continuó cuidando y modificando. El embalse de Proserpina, así como el de Cornalvo, forman parte de la denominación Conjunto arqueológico de Mérida, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1993 por la Unesco.

El embalse, que abarca unas 72 hectáreas, recoge tanto el agua de la lluvia como la que aportan dos arroyos, Las Adelfas y Las Pardillas. Aunque la obra original es romana, a lo largo de los siglos ha sufrido numerosas remodelaciones. El dique, que mide unos 428 m de longitud y 21 m de altura máxima, tiene forma de talud escalonado aguas arriba formado por sillares regulares de granito. En esta zona se adosan nueve contrafuertes de sección rectangular que también tienen configuración escalonada. En la parte opuesta, el dique se refuerza con una gran espaldón de tierra.

Interior de una de las dos torres de captación de agua de la presa.

Durante unas obras de limpieza que empezaron en 1991 y para las cuales se desecó el embalse, se descubrió la base del dique y se comprobó que los contrafuertes tienen forma curva en su parte inferior. Se ha interpretado que puede tratarse de una primera presa de seis metros de altura, construida durante la fundación de la ciudad a finales del siglo I a. C. y que fue ampliada tiempo después, en el siglo II d. C. En la cara del dique que da aguas abajo existen dos torres de captación para regular las salidas de agua hacia la ciudad. El acueducto de los Milagros llevaba el líquido elemento hasta Augusta Emérita.

Uno de los aspectos más llamativos de Vinuesa es el enorme atractivo que presenta la combinación de elementos artísticos con un marco natural inigualable. Un buen ejemplo de esta singularidad es el denominado Puente Romano, pues es así como se le conoce habitualmente aunque también se le llama de San Mateo. Está situado al Sur del casco urbano, sobre el río Duero, paralelo al puente actual que cruza el embalse de la Cuerda del Pozo. Es precisamente este embalse el que determina la visión de tan espectacular elemento ya que desde que se construyó en 1941, permaneció bajo las aguas quedando sumergido en ellas durante buena parte del año. Tan sólo los meses de verano y, en especial, en los años más secos, se puede tener una perspectiva global de su estructura.

Pero es esta circunstancia la principal amenaza del puente ya que al estar sumergido, las piedras pierden su presión y comienzan a descolocarse de manera que cada año aumenta su deterioro. Además, y dada la calidad de su construcción, parcialmente se ha visto expoliado desde antiguo desmantelando parte de los sillares que lo conformaban. A pesar de todo hoy en día podemos disfrutar de los restos de lo que en su día fue un majestuoso puente de siete arcos. Además de su estado de conservación, otro problema que presenta es el de su atribución cronológica, si bien todo el mundo se refiere a él y es conocido como romano. Esta circunstancia, aunque difícil de demostrar, no ha sido descartada por los investigadores que lo han estudiado, de manera que coinciden, en su mayoría, en afirmar este origen tan antiguo. Su naturaleza romana estaría en relación con los restos de una calzada perteneciente a este periodo, que formaría parte de un ramal interior de la vía 27 del Itinerario de Antonino que unía las localidades de Astorga con Zaragoza y que atraviesa de Oeste a Este la provincia de Soria. Este ramal partiría de Visontium (Vinuesa) en dirección a Uxama (Osma) pasando por Molinos de Duero, en cuyo término se conserva una piedra tallada a modo de miliario en el que se explica que el Magistrado Duovir Lucio Lucrecio Denso fue quien la hizo construir. Por estos motivos cabe pensar su origen romano, sin embargo los restos que hoy en día podemos observar son principalmente medievales.

La presa romana de Almonacid de la Cuba es una presa de gravedad de origen romano situada en el municipio español de Almonacid de la Cuba, Zaragoza, Aragón, construida en siglo I. Situada sobre el río Aguasvivas, con 34 metros de altura es la presa de mayor altura de todas las presas romanas que se conservan en el mundo.

La presa fue construida en la época del emperador Augusto y ha sido reparada en múltiples ocasiones, incluyendo un periodo en el que fue abandonada durante la segunda mitad del siglo I. Debido a problemas de colmatación de su embalse, fue usada finalmente como azud para desviar caudales a los regadíos de Belchite, a través de un antiguo canal de origen también romano de 8 kilómetros de longitud. En la actualidad continúa desempeñando esta función.

El embalse de Cornalvo se encuentra a unos 15 km de la ciudad de Mérida, en la comunidad autónoma de Extremadura, España. La presa es una edificación romana sobre el arroyo Albarregas, que era utilizada para abastecer de agua a parte de la ciudad de Augusta Emerita. La contención es una sólida muralla de 220 m de longitud por 18 m de altura, estando, la parte que está en contacto con el agua, en forma de graderío. La capacidad del embalse está estimada en 11 hm³. La obra está datada el año 130 y el proyectista nos es desconocido. Esta construcción fue declarada Monumento Nacional el 13 de diciembre de 1912. El embalse se sigue utilizando en la actualidad. Todo su entorno es un parque natural, por lo que goza de protección especial de la Junta de Extremadura desde 1988. Posee una rica flora y fauna y en la entrada del parque encontramos un centro de interpretación que nos ayudará en la visita. El embalse de Cornalvo, así como el de Proserpina, forman parte de la denominación Conjunto arqueológico de Mérida, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1993 por la Unesco, con el número de identificación 664-013.

El ninfeo romano de Alfaro está constituido por una serie de restos romanos en la localidad española de Alfaro, en la La Rioja. Este bien cultural se ubica en el municipio riojano de Alfaro. Su origen se remonta a la antigua Graccurris. Se encuentra emplazado, en las cercanías del núcleo urbano de la localidad y por encima del río Alhama, casi en la confluencia con el Ebro. Consta de un arco, resto de una pila, el arranque de otro arco, el terraplén de acceso al primero y varios frogones de hormigón en el cauce. En la declaración como bien de interés cultural el nombre asignado es «Puente Romano, en Alfaro». Quedan restos de lo que fue un puente, la calzada que circulaba sobre él y una presa situada aguas arriba. La parte mejor conservada corresponde a la manguardia en la que se localiza el ninfeo.

La presa de arriba o de Román es un azud de época romana (siglos I-II d.C) situado en la rambla de la Raja (Jumilla, Región de Murcia, España). Su función era aprovechar los caudales de avenidas como agua de riego para las zonas aledañas. Forma parte del llamado conjunto hidráulico de Román, que incluye los restos de otras dos presas aguas abajo, un acueducto de 7km de longitud, así como un conjunto de conducciones y acequias que daban servicio a dos villas romanas que se encontraban situadas en la zona. La obra ha sufrido numerosas reparaciones y arreglos. Como muestra de ellos se puede encontrar una inscripción en el estribo derecho colocada durante las reparaciones realizadas en el siglo XVIII. La presa de Román estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XX.

Las legiones fueron durante siglos la unidad de infantería básica del ejército romano. Temidos por sus adversarios, los legionarios –armados con el gladius (espada corta) y el pilum (jabalina)– han pasado a la historia por su disciplina, su aplomo y por las efectivas tácticas que usaban en el campo de batalla, algunas tan conocidas como la «formación en tortuga». Estas unidades, formadas por unos 5.000 hombres usualmente, solían actuar como una máquina de destrucción sobre los «bárbaros» y los enemigos de Roma. El cine nunca se pierde una buena historia, y lo ha dejado claro con la IX Hispana, que ha sido un tema recurrente para los directores, que han hincado sus dientes en la leyenda atribuyendo diferentes destinos a los soldados de la legión. Para unos fue aniquilada, para otros, desapareció tras retirarse con deshonor del campo de batalla, en cambio, muy pocos están seguros de su destino definitivo.

Para Juan José Palao, profesor del Dpto. de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Salamanca, el nacimiento de la IX no está del todo claro: «Los primeros testimonios de una legión IX parecen situarse en el primer tercio del siglo I a.C.», afirma Palao, aunque, según explica, todo apunta a que el origen más probable de la Hispana sea una legión con este mismo numeral creada por Octavio (futuro emperador Augusto) en el 40-41 a.C. Otra peculiaridad de esta legión es que pasó por Hispania (España), por lo que recibió el calificativo de «IX Hispana». «Fue conocida en primer lugar como Hispaniensis, y ese sobrenombre se transformó en Hispana» afirma Palao. Sin embargo, algunos autores determinan que «este sobrenombre podría relacionarse también con un reclutamiento de hispanos durante dicha estancia», recuerda el profesor. Pero lo que de verdad atrae a la industria del cine, en referencia a la IX, es siempre lo mismo: la invasión de Britannia en la que la unidad tomó parte junto con las legiones II Augusta, XIV Gémina y XX Valeria Victrix en el año 43 d.C. Aquí, durante la conquista de esta isla brumosa, comienza el misterio, ya que a partir del año 108 d.C., los romanos no volvieron a hacer ninguna reseña de la Hispana; era como si hubiera desaparecido de repente.

En este preciso momento es donde toma parte el cine, el cual da diferentes versiones sobre la historia. La más extendida, según películas o libros de ficción, es que la IX Hispana fue arrasada por sorpresa a manos de bárbaros britanos mientras se encontraban en la isla. Esta es una de las visiones más heroicas del final de la unidad, en la que cayó hasta el último hombre en la lucha contra innumerables enemigos. Según Palao esta hipótesis es «muy antigua y está muy arraigada en la cultura popular e, incluso, en una parte del mundo académico». «Su base es la existencia de importantes conflictos en Britannia (…) y la llegada de la legión VI Victrix, que habría llenado el hueco dejado por la desaparición de la IX» destaca. «La combinación de ambos elementos dio como resultado la citada teoría de la destrucción de la legión en los enfrentamientos que tuvieron lugar en Britannia en torno al año 118 d.C.» sentencia el profesor.

El muro de Adriano, la muralla mas larga de Europa. con una longitud de 135 kilómetros. De origen romano, es un coloso de piedra levantado en lo que antes era Britannia con el fin de protegerse de los Pictos, una tribu localizada en Escocia. A pesar de lo que mucha gente cree, esta muralla no delimita los términos territoriales de Escocia y Inglaterra, pero no anda cerca. Está situado a escasos 20 kilómetros.

Los máximos defensores de esta teoría, según Palao, son el historiador Ian Richmond y Rosemary Sutcliff. Esta autora de novela juvenil publicó 'El águila de la IX legión', en la que explica como la unidad fue derrotada en Britannia y le fue arrebatada una de sus insignias: un águila que un joven tratará de recuperar haciendo frente a los bárbaros. En términos de Palao, «Sutcliff también situaba la desaparición de la IX legión en el transcurso del enfrentamiento contra las tribus caledonias del norte en el año 117 d.C.». Esta idea, fue recogida exactamente igual cuando se hizo una adaptación al cine de la novela, lo que ha hecho que sea la versión mas conocida, aunque, no por ello, necesariamente la única. Pero Sutcliff no sólo creó un libro, sino que dio forma a una nueva leyenda: la de la pérdida de la insignia de la IX. Para ello, se basó en el hallazgo que se hizo hace algunos años de una pequeña estatua con forma de águila en Silchester (Reino Unido). Pero, para Palao, estos datos tienen muy poca credibilidad histórica: «No hay ninguna base arqueológica ni histórica para relacionar ambos elementos, incluso la iconografía no se corresponde con lo que fueron las águilas legionarias (con alas desplegadas y la cabeza girada hacia un lado)».

Otro final pudo ser la destrucción de la unidad en Judea, lugar en el que se había sucedido una revuelta en época de Adriano. «Algunos investigadores lanzaron la hipótesis de que la legión habría sido destruida en el transcurso de esta guerra, aunque no hay ninguna prueba» determina Palao. Por otro lado, se dio a conocer hace algún tiempo la posibilidad de que la IX hubiera sido aniquilada por tropas partas en el 161 d.C. «Algunos investigadores apuntaron la posibilidad de que la legión desapareciese en Armenia en el transcurso de las guerras partas en la época de Marco Aurelio» afirma Palao. Finalmente, también existe la posibilidad de que Roma, altiva y acostumbrada a las victorias, no quisiera dejar constancia de la IX debido a que hubiera sufrido alguna derrota marcada, o porque sus legionarios hubieran cometido algún acto deshonroso, como huir del campo de batalla.

Centurión es una película de acción británica del año 2010, dirigida por Neil Marshall, basada en la leyenda de la masacre de la Novena Legión en Caledonia a principios del siglo II dC. La película está protagonizada por Michael Fassbender, Olga Kurylenko y Dominic West.

La historia parece haberse ocupado de esconder todo dato que permita dar una respuesta segura del final de la IX. «Lo que sí es cierto es que la legión debió desaparecer entre el reinado de Adriano y el de Marco Aurelio, período en el que se sitúa una conocida inscripción fechada en el año 162 en la que se recogen las legiones del Imperio y en la que no figura la legión IX Hispana» explica Palao. En cuanto a las circunstancias de esa desaparición, el profesor lo tiene claro: «Prefiero optar por la prudencia» sentencia. «Lo que sí parece probable es que se tratase de una desaparición traumática ¿una derrota que conllevó unas pérdidas de efectivos tan cuantiosas que provocaron su desaparición o la refundición de los efectivos supervivientes con otra unidad?, ¿un episodio deshonroso que provocó que el emperador la disolviese?». En cualquier caso existen muchas posibilidades, y sólo tenemos una cosa clara: lo que pasó exactamente es casi imposible de determinar y, a día de hoy, sigue siendo un misterio.

¿Qué pudo haber pasado para que Roma quisiera «olvidarse» y no dejar testimonio de esta legión?

La desaparición de una legión de las fuentes oficiales no resulta inaudita en la historia de Roma. Es plausible una desaparición motivada por una derrota que supuso su aniquilamiento total o bien el traslado de parte de sus efectivos a otra legión que conservó su nombre. Igualmente, cabe la posibilidad de que la legión se comportase de forma poco honrosa y fuesen las propias autoridades romanas quienes ordenasen su disolución. En ambos casos, las fuentes no eran proclives a conservar memoria de ese tipo de acontecimientos.

¿Qué credibilidad se puede dar a las películas y libros que cuentan que esta legión tuvo un final heroico?

A partir de datos históricos, muchas veces incompletos e inconexos, se inventa una historia cuyo objetivo es entretener y no dar respuesta a los problemas históricos.

Péplum es ese género cinematográfico que aglutina las películas de aventuras ambientadas en la antigüedad. El término lo utilizó, por primera vez, el crítico francés Jacques Siclier en un artículo llamado 'L'age du peplum' (Cahiers du cinéma, 1962). El nombre 'peplum' corresponde a una de las prendas que se usaban en la antigua Grecia -el peplos- y que consistía en una sencilla túnica sin mangas. En el cine, esta prenda la han vestido tanto hombres como mujeres y en una infinidad de modelos. Ahora bien, hay que distinguir entre el entretenimiento y el hecho histórico. Dejando a un lado la alteración o deformación del hecho histórico, entretienen. Lo que si es cierto es que este tipo de cine siempre supone un aumento del interés por la historia de Roma entre el público en general.

La última legión (de título original The Last Legion) es una película estrenada en el año 2007 y dirigida por Doug Lefler, basada en la novela italiana del mismo nombre (La última legión) escrita por Valerio Massimo Manfredi.

La película está libremente inspirada en los acontecimientos del siglo V: la caída del Imperio romano Occidental bajo su último emperador, Rómulo Augústulo. Esto se une a otros hechos de la historia ocurridos en Gran Bretaña y elementos fantásticos acerca de la leyenda del rey Arturo para darle una base a la leyenda artúrica.

¿Representan películas como 'Centurión' o 'Gladiador' la vida de una legión romana con veracidad?

No es posible afirmar eso. En ambas películas el ejército romano ocupa un lugar secundario. En Gladiator, aparece al inicio de la película, en el enfrentamiento contra los germanos, luego desaparece. El caso de Centurión es parecido, pues tras el aniquilamiento de la unidad en los comienzos del film, el ejército como conjunto queda relegado a un segundo plano. Encontramos lo mismo en La legión del águila, pues a los veinte minutos el ejército deja de ser centro de la trama. No obstante, todas ellas tienen una buena puesta en escena en lo relacionado con el atrezo, aunque, como todo, es mejorable.

¿Qué fallos recurrentes se suelen ver?

En general, las películas más recientes suelen cuidar bastante la puesta en escena en lo que se refiere al uniforme y el armamento, aunque siempre hay excepciones y aspectos que podrían mejorarse. Le recreación del ejército de época imperial resulta más sencilla de llevar a cabo, ya que se conoce mucho mejor el uniforme y el armamento que usaban gracias a la arqueología. En lo que se refiere al tipo de luchas, disponemos de tratados antiguos que describen los distintos tipos de combate, tácticas y estrategias que se desarrollaban en cada época. No obstante, hay que tener en cuenta que en la mayoría de los casos el ritmo que marcan las películas y lo que pretenden conseguir hacen que se sacrifique la veracidad histórica en beneficio de la narración y del interés del espectador.

¿Tiene el espectador una visión distorsionada de las legiones?

La visión que tenemos del legionario romano es la del legionario de época imperial que nada, o muy poco, tiene que ver con el de la etapa republicana. Si comparamos un legionario del siglo II a. C. con un legionario del siglo II d. C. nos daríamos cuenta realmente de lo alejados que estaban el uno del otro.

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