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13 - Diciembre - 2020
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El procesamiento de luz multiespectral ha descubierto zonas de la obra como las manos y la frente que fueron dibujadas con una técnica denominada spolvero, que permite transferir un boceto preparatorio al soporte definitivo de la pintura. Dicho de otro modo, Leonardo da Vinci hizo una especie de copia de un boceto antes de pintar definitiva su famosa y enigmática Gioconda. De alguna manera se podría decir que el cuadro es, literalmente (al menos en parte), una calcomanía.

Así lo aseguran el ingeniero Pascal Cotte, fundador de Lumière Technology, y Lionel Simonot, especialista en propiedades ópticas de los materiales del Instituto Pprime de la Universidad de Piotiers, en el artículo que ambos firman en la revista Journal of Cultural Heritage tras hallar puntos negros de carbón, característicos de esta técnica pictórica, impregnados en la tabla. La icónica obra de arte que Leonardo da Vinci comenzó a pintar en 1503 y que llevó con él hasta su muerte en 1519 no habría sido pintada, pues, completamente a mano alzada.

El spolvero consiste en dibujar la imagen en un cartón y agujerear su contorno con un punzón para seguidamente ponerlo sobre una hoja encima del soporte final de la obra –en el caso de la obra maestra de Leonardo da Vinci una tabla de madera de álamo–. Después se empapan los agujeros con polvo de carbón traspasando el contorno del dibujo a la madera de manera precisa. Este procedimiento fue muy utilizado durante el Renacimiento y era especialmente apreciado para realizar obras en serie o frescos, que no permiten rectificaciones debido al rápido secado de la pintura. El propio Leonardo utilizó la técnica en otras de sus obras, como la Dama del armiño, "pero nunca antes se había demostrado en La Gioconda" afirma Cotte en una nota de prensa emitida por el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés).

Que extraños estos hombres modernos ...

El estudio, realizado con técnicas de escaneo de alta resolución capaces de detectar la luz más allá del espectro visible para el ojo humano, ha revelado el spolvero en las muñecas y en la frente de la retratada: "En cuanto a las manos, la pintura final retoma el dibujo de puntos preparatorio", mientras que en la frente, se observa que los puntos de carbón fueron enlazados por Da Vinci, pero que después no respetó la silueta "en el velo y la frente plasmados en la pintura que todos conocemos, claramente desplazados hacia la izquierda", explica Lionel Simonot en la nota de prensa del CNRS. "Esto significa que en el proyecto inicial de Leonardo da Vinci, el rostro de la Mona Lisa estaba orientado más a la derecha", concluye el investigador.

Aunque la tecnología empleada no ha permitido hallar restos de spolvero en otras zonas de la pintura –las partes más oscuras, donde la capa de pintura es muy absorbente, explican los autores–, el estudio ha revelado otro detalle oculto, una pequeña mancha de carbón semejante a una aguja de pelo, dibujada a mano alzada a la derecha de la cabeza de Lisa Gherardini, que Leonardo no conservó en el diseño definitivo. Lo que reforzaría la idea del cambio de idea del artista entre los primeros bocetos y el resultado final de la obra.

Pero, ¿cómo se atraviesa una gruesa capa de pintura hasta llegar a la superficie de la madera para encontrar restos de carbón sin dañar una obra de 500 años de antigüedad? La técnica empleada consiste en proyectar una serie de luces intensas sobre la pintura y medir la luz reflejada en cada zona. Por encargo del Centro de Investigación y Restauración de Museos de Francia (C2RMF), que quería analizar los pigmentos utilizados por el genio florentino en la obra, Pascal Cotte tuvo acceso a la Mona Lisa en 2004 y con la cámara multiespectral que él mismo ha desarrollado capturó 13 imágenes de la pintura en 13 longitudes de onda diferentes: diez en el espectro visible y tres en el infrarrojo cercano. Después procesó las imágenes con el llamado Método de Amplificación de Capas (LAM, en inglés), que permite analizar la penetración de la luz en la pintura y posibilita recrear todas sus capas, 1.650 tomas en este caso.

Detalles de los restos de carbón encontrados por Jacques Cotte en La Mona Lisa.

Con esta pionera técnica de escaneo y procesamiento de luz multiespectral, Cotte ha logrado identificar y aislar cada capa de pintura, óxido y barnices como si fueran láminas que se despegan y se pueden examinar por separado. Gracias a ella ha realizado sorprendentes descubrimientos en estos últimos 15 años en los que no ha dejado de analizar cada milímetro del retrato "pelándolo" como si fuera una cebolla.

A partir del encargo original del C2RMF, el ingeniero ha realizado una propuesta sobre los colores originales de la obra, antes de que los barnices se fusionaran con los pigmentos y le dieran la tonalidad verdosa que tiene en la actualidad. Según él, el resultado se aproximaría bastante a la Mona Lisa del Museo el Prado, la copia más temprana de la obra, que salió del taller de Leonardo da Vinci casi al mismo tiempo en que el maestro trabajaba en la versión del Louvre.

Otros hallazgos que Cotte asegura haber realizado durante estos tres lustros son que originalmente la Gioconda tuvo cejas y pestañas (que sí aparecen en su gemela del Prado), pero que debieron esfumarse en alguna de las muchas restauraciones que sufrió la obra; que cambió la posición de algunos dedos o que originalmente pintó a su modelo con un rostro más ancho y una sonrisa más evidente. Incluso ha llegado a exponer una teoría que afirma que la obra del Louvre ha perdido 2,3 cm en algún momento de la historia, porque sus proporciones no respetan la proporción áurea –es decir que la suma de su lado mayor y menor dividida por el lado mayor sea igual al lado mayor dividido entre el menor–, considerada por Leonardo un ideal estético. Según las mediciones ópticas de Cotte para que se cumpliese esta regla (que se observa por ejemplo en el Hombre de Vitrubio), el ancho de la tabla debería medir 55,5 cm y no 53,2.

Todo ello viene a confirmar la relación obsesiva que ha establecido el mundo actual con la Gioconda y su autor, que ha llevado al sobreanálisis de la obra hasta el punto que cada nuevo detalle que se revela sobre ella genera una gran cantidad de posibles explicaciones que originan a su vez nuevas preguntas y crean un bucle que mantiene el halo de magia y de misterio en torno a la obra de arte más famosa de la historia.

El taller de Lumière Technology.

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En 1911, el famoso cuadro de Leonardo Da Vinci desapareció del Museo del Louvre. El robo de la Gioconda, sin duda uno de las obras más importantes del genio italiano, fue catalogado como el robo del siglo. Con el robo llegó su fama. Los visitantes del Museo del Louvre se multiplicaron. La mayoría quería observar el espacio vacío que había dejado el ladrón en el Salón Carré del museo.

La Mona Lisa se convirtió entonces en un auténtico icono popular, reproducido hasta la saciedad, cuya fama aún perdura, incluso entre los artistas.

Un cantante callejero vende ¿La has visto? La Gioconda, una de tantas canciones cómicas que proliferaron tras el robo. Los meses pasaban y nada se sabía del cuadro. Empezó a cundir la desesperación: ¿Dónde estaba La Gioconda?

El embajador de Francia, varios ministros italianos y el director del Louvre posan en Roma junto a la Mona Lisa en la ceremonia de retorno del cuadro a Francia en diciembre de 1913.

La prensa de la época siguió el robo y su evolución con mucho interés. El cuadro se reprodujo en multitud de portadas, hecho que contribuyó a la mitificación del mismo.

La Gioconda se despide de los "mirones" para ir al encuentro de "mi vinci" en esta postal.

La prensa española también se hizo eco de la sorprendente noticia. A pesar de que el mismo día del robo nadie se dio cuenta, al día siguiente, la noticia de que el cuadro había sido sustraído estaba en boca de medio mundo.

Esta caricatura de la época muestra el retorno de la obra fuertemente custodiada, aludiendo al hecho de que quizás el robo se había producido por la falta de seguridad.

Foto de la ficha policial de Vincenzo Peruggia. A pesar de las múltiples especulaciones sobre un cerebro oculto del robo, tan sólo se condenó al italiano. Peruggia había resultado ser un pobre desgraciado, lejos del sofisticado ladrón de arte internacional que la gente había imaginado. Quizá por ello salió del paso cumpliendo apenas siete meses en prisión.

Esta caricatura muestra la expectación con que se esperaba la llegada de la Mona Lisa a Francia tras ser recuperada en Italia.

La mañana del martes 22 de agosto de 1911, el personal del Museo del Louvre se percató de que la Mona Lisa había desaparecido. No es extraño que el día anterior nadie se diera cuenta, ya que el lunes era día de cierre. A eso hay que unir que las obras solían moverse para ser fotografiadas, por lo que, en un primer momento, aquel hueco vacío no alarmó a nadie. Al día siguiente, la noticia de que el cuadro había sido sustraído estaba en boca de medio mundo; el robo del retrato de Leonardo copó la portada de los diarios de todo el planeta.

Al principio, los investigadores pensaron que podría tratarse de un chantaje y que el ladrón pediría un rescate. También se sugirió que era una llamada de atención ante las escasas medidas de seguridad del museo. Se llegó a detener e interrogar a Apollinaire y a Picasso, por aquella época jóvenes artistas de vanguardia, rebeldes que clamaban contra las anquilosadas instituciones artísticas y que, ciertamente, habían estado implicados en la sustracción de alguna pieza del museo. Sin embargo, los meses pasaban y nada se sabía del cuadro. Empezó a cundir la desesperación: ¿Dónde estaba La Gioconda? Al mismo tiempo, el escándalo hizo que la Mona Lisa adquiriera de golpe una popularidad universal. Tras la reapertura del museo, los curiosos hacían cola para visitar el espacio vacío que antes ocupaba el retrato de Leonardo. La pintura aparecía reproducida por doquier: ocupaba las páginas de la prensa –que seguía la crónica del robo día a día–, se empleaba como reclamo publicitario y hasta dio lugar a películas sobre el robo. Como afirma R. A. Scotti en El robo de la sonrisa: "Mona Lisa abandonó el Louvre siendo una obra de arte y volvió convertida en un icono".

En 1913 se había perdido toda esperanza de encontrar el cuadro. La Mona Lisa ya ni siquiera aparecía en el catálogo del Museo del Louvre. Sin embargo, a finales de noviembre, un rocambolesco suceso daría un vuelco a toda la historia del robo: el director de la Galería de los Uffizi y un marchante de arte fueron citados en un hotel de Florencia por un tal "Leonardo", que afirmaba tener en sus manos el retrato robado en París. Tras examinar el cuadro y comprobar su autenticidad, dieron parte a las autoridades y el ladrón fue detenido. El ladrón quería devolver el cuadro a Italia, su verdadero hogar, pues creía que formaba parte de las obras de arte que Napoleón se había llevado a Francia.

Enseguida se desveló la identidad de "Leonardo". Se trataba del italiano Vincenzo Peruggia, antiguo trabajador del Louvre, que argumentó una razón política para el crimen: quería devolver el cuadro a Italia, su verdadero hogar, pues creía que formaba parte de las obras de arte que Napoleón se había llevado a Francia a principios del siglo XIX. Antes de volver a Francia, la obra se expuso en Florencia, Roma y Milán, captando la atención de numeroso público. Finalmente, el 4 de enero de 1914 regresó a París. Peruggia había resultado ser un pobre desgraciado, lejos del sofisticado ladrón de arte internacional que la gente había imaginado. Quizá por ello salió del paso cumpliendo apenas siete meses en prisión.

Sin embargo, la duda sobre la existencia de un compinche o algún otro ideólogo del delito ha alentado todo tipo de teorías. En 1932, el reportero norteamericano Karl Decker afirmó haber conocido en Casablanca en 1914 a un misterioso marqués llamado Eduardo de Valfierno, que le habría contado el verdadero trasfondo del robo más famoso del siglo: el plan era realizar diversas copias que, pasando por verdaderas, se habrían vendido a varios coleccionistas incautos. La historia nunca pudo ser probada, por lo que el misterio perdura.

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11 datos importantes y curiosidades sobre la “Mona Lisa”:

La Mona Lisa es una de las obras más reconocibles que hay en el mundo entero. Miles de reproducciones, ensayos, reportajes y documentales se han hecho sobre la también llamada Gioconda, incluso hay gran cantidad de mitos y creencias que giran en torno a ella. Millones de personas visitan todos los años el museo du Louvre, localizado en la capital francesa, simplemente para ver desde lejos aquella –diminuta- pintura hecha por el maestro renacentista Leonardo da Vinci.

1.- La Mona Lisa fue una pintura por encargo de Francesco del Giocondo para su esposa Lisa Gherardini. De ahí viene el porqué también la llaman “La Gioconda”. Se sabe poco de la vida de Lisa. Solo existen algunos datos como que nació en 15 de junio de 1479 en Florencia, tuvo 5 hijos y murió a los 63 años de edad. Aparentemente fue una noble de clase media de la familia Gherardini, una dinastía de mercaderes importantes.

Algunas teorías conspiratorias muy populares en la actualidad aseguran que en realidad es un símbolo de un secreto que quería ocultar Leonardo da Vinci en un cuadro, u otras más imaginativas, dicen que es el mismo Leonardo vestido de mujer. Sin embargo hasta la fecha no se ha demostrado nada que las apoye.

2.- Suele estar mal escrita. En realidad la forma correcta sería “Monna Lisa” y no “Mona” como comúnmente se le llama. La palabra Monna viene de Madonna que se traduciría al español como “mi dama”.

3.- Según registros que se manejan oficialmente por el museo Louvre y algunos historiadores, fue pintada entre 1504 y 1519. El tiempo estimado en el que tardó en acabarla fue de dos meses aproximadamente, pero se tiene documentado que en aquellos años Da Vinci era una persona muy ocupada así que pudo haber tardado más. Para agregar y entender más a fondo el contexto en que fue hecha. La época en la que fue creada se le denomina como alto renacimiento, un movimiento cultural europeo caracterizado por grandes avances técnicos y científicos en un lapso relativamente corto de tiempo. Por esa y muchas otras razones, esta pintura es tan importante para los historiadores.

4.- La Mona Lisa fue pintada al óleo con un lienzo de álamo. Sus características son muy similares a los cuadros por encargo que se hacían comúnmente en el renacimiento, pero el que haya sido hecha sobre una tabla de álamo en vez de un lienzo tradicional, le hizo ganar fama entre los círculos artísticos porque era algo inusual. Otra característica significativa es que a pesar de tener 6 siglos de edad, no se ha restaurado en más de 500 años y todavía permanece intacta. No se sabe a ciencia exacta el porqué está en tan buenas condiciones, sin embargo aseguran que se debe a que la han cuidado como un tesoro en todos estos años.

5.- De un estilo detallado, principalmente en facciones como los ojos o los labios, muestra algunas diferencias significativas con trabajos contemporáneos a la época en que se pintó. Por ejemplo, en el siglo XVI los artistas buscaban más el equilibrio que hacer énfasis en una característica en particular, pero Leonardo al ser un especialista en anatomía, destacó algunos rasgos de la modelo como la icónica sonrisa. Sus dimensiones son: 30 × 21 pulgadas ó 77 × 53 centimetros. Un tamaño considerado como estándar de la época para retratos.

6.- Citando el artículo “The myth of the Mona Lisa” publicado por el diario británico The Guardian, La Mona Lisa ha tenido cerca de un centenar de intentos de robos a lo largo de la historia, sin embargo el más famoso sigue siendo el que sucedió el Lunes, 21 de agosto de 1911, cuando Vincenzo Peruggia la hurtó sin que nadie se diera cuenta. La mayoría de los historiadores concluyeron que su objetivo no era más que el dinero, sin embargo la cultura popular le ha dado un carácter patriótico a este acontecimiento por intentar regresar la pintura a su lugar de origen ya que en aquellos años, como explicamos arriba, se creía que Napoleón fue quien se la llevó a Francia 100 años antes, sin embargo fue el mismo Leonardo antes de morir quien se la regaló al Rey Francisco I. ¿Patinó el bueno de Peruggia?

7.- Aunque está protegida con un cristal a prueba de balas y siempre hay por lo menos dos guardias de seguridad que la resguardan, la Mona Lisa no ha estado libre del vandalismo a lo largo de su historia. Entre los acontecimientos más notables está en 1956 cuando una persona le arrojó ácido encima y dejó la pintura parcialmente dañada. Más tarde, ese mismo año, un joven boliviano le lanzó una piedra lo que causó que parte de la pintura del lado inferior derecho se deprendiera.

8.- Gracias al Best Seller “El Código Da Vinci” ha nacido una idea generalizada de que la pintura tiene muchos “símbolos ocultos”. Para explicar de forma general de que trata la pintura, vamos a citar las palabras de Lisa Gherardini, investigadora e historiadora especializada en el “Alto Renacimiento”: “El retrato fue pintado en posición vertical y muestra a una mujer que está sentada, mirando ligeramente al espectador (con el pecho dirigido a la izquierda y el rostro hacia el centro). Esta es una postura, también llamada como “pirámide”, muy común, en especial en los retratos de las Vírgenes que se pueden encontrar en las basílicas. Por la forma en que están apoyados sus brazos, a primera vista crea una sensación de distancia entre el modelo y el espectador.

El paisaje que se puede observar al fondo fue creado a base de una perspectiva aérea, predominantemente con tonos fríos (azules y grises). Aparentemente no hay puntos de fuga claros y referencias del terreno muy específicas, por esa razón muchos aseguran que hay algo oculto en el fondo. En el ojo derecho de la Mona Lisa se pueden ver las letras “LV”. En el izquierdo también hay algún símbolo que todavía no podemos descifrar, Probablemente sea una “B” o una “E”. Si se mira con mucho detenimiento, a lo largo de la pintura hay decenas de figuras geométricas, predominantemente usadas como líneas de guía. También se pueden ver símbolos difusos como el “2” y el “7” en el rostro; posiblemente debido al esoterismo de Leonardo.”

9.- Una de las características más destacadas de La Mona Lisa es que es considerada como una obra de arte invaluable en todos los aspectos. Algunos especialistas de arte mencionan que su precio es similar al 3% del PIB de Francia multiplicado por 50, es decir, entre mil a 5 mil millones de dólares. Es tan alto el precio que si juntan a las 100 obras más caras que se han vendido en la historia, no le llegan ni a la mitad del precio.

10.- No es nada nuevo escuchar el argumento: “La Mona Lisa está muy sobrevalorada a comparación de otras obras famosas”. Es verdad que no es artísticamente perfecta ni revolucionaria a su época, sin embargo su verdadero valor va por otro lado. Fue pintada por Leonardo da Vinci, considerado por muchos como una de las personas más importantes de la historia de la humanidad por todos sus aportes en distintas disciplinas. Además de ser un artista destacado, también fue un inventor fuera de serie. Llamado en ocasiones como un “científico loco adelantado a su época”, desde que vivió hasta la actualidad, sigue siendo una personalidad admirada por muchos (aunque lleva varios cientos de años fallecido). Es una atracción turística importante de París. La llamada “ciudad de la luz”, es la ciudad más turística del mundo recibiendo cerca de 50 millones de visitantes todos los años. Uno de sus puntos turísticos que toda guía de viaje tiene son los museos, en especial el Louvre. En este museo visitar a La Mona Lisa es una parada obligada para todos, sin embargo es tanta la gente que hay para entrar a la sala exclusiva de la pintura, que se pueden hacer filas de más de 3 hora para ingresar en cualquier época del año. Es un ícono de referencia para el arte. En el mundo del arte cuando alguna obra adquiere el calificativo de “ícono”, su valor aumenta exponencialmente. Al tener tantas historias y mitos que la rodean, su popularidad y atractivo es mayor.

11 .- Tiene cejas. Comenta Lisa Gherardini que la razón principal por la que no se llegan a notar es porque la pintura tiene más de 500 años y los pigmentos con el paso del tiempo se van difuminando.

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Si atendiéramos a todas las hipótesis en torno a la Mona Lisa, la modelo del célebre cuadro de Leonardo Da Vinci sería un collage de varias identidades. O la mujer más enferma de la historia. La obra iniciada en 1503 acumula más de cinco siglos de enigmas y millones de visitantes cada año que pasan por su hogar, el Museo del Louvre. Vamos con algunas teorias locas. La ponen a caer de un burro. Tal cual.

1. Sufría de hipotiroidismo La teoría más reciente apunta a un problema de tiroides que le condenaba a esa característica sonrisa. Lo defiende Mandeep R. Mehra, director médico del Centro Cardíaco y Vascular Brigham en Boston. Auque se ha desarrollado en 2018, lleva décadas mencionándose. Mientras observaba la obra más famosa del museo parisino durante una visita veraniega a Francia, al médico le sobrevino una nueva idea en torno a la obra. Defiende que la curiosa anatomía de la Mona Lisa quizá desvele una condición médica: el hipotiroidismo. Argumenta su teoría en una carta al editor de la revista médica Mayo Clinic Proceedings. La piel amarillenta, la ausencia de cejas y el nacimiento del pelo muy atrasado de la modelo del cuadro son algunos de los síntomas físicos que Mehra relaciona con los problemas de tiroides. Una forma extraña de cuello, que el doctor plantea como un posible bocio, y la hinchazón de la mano derecha son otros de sus argumentos para plantear esta hipótesis. Un posible hipotiroidismo provoca un "retraso psicomotor y debilidad muscular", asegura el médico en el texto, lo que podía explicar esa sonrisa incompleta en el rostro de la modelo.

2. Continuando con la especulación médica, el crítico de arte Jonathan Jones apuntaba en 2017 en The Guardian que la Gioconda tenía sífilis. Era una enfermedad muy común en Europa durante los primeros años del siglo XVI. Para reforzar su teoría, con la que pretende explicar el tono lúgubre de un cuadro "lleno de enfermedad y muerte", el británico recuerda que uno de los pocos documentos históricos relacionados con Lisa Gherardini es la compra de algo tan inusual como el agua de caracol. "En tiempos anteriores a la medicina moderna, era uno de los ingredientes básicos para combatir las enfermedades de transmisión sexual", comenta Jones en su artículo, en el que admite que esa compra está fechada más de una década después de que la mujer posara para el pintor.

3. El diagnóstico del doctor Vito Franco, de la Universidad de Palermo, defendía que la Gioconda tenía los niveles de colesterol muy elevados, explicaba al diario italiano La Stampa en 2010. "Oh, qué interesante. Tenía colesterol como la mayoría de nosotros. ¿Llegaría a los titulares de la prensa que el modelo de un cuadro tiene colesterol si no fuera porque es el cuadro más famoso?", se pregunta el escritor británico investigador egipcio Donald Sassoon, autor del libro Mona Lisa. Historia de la pintura más famosa del mundo (Crítica) y profesor de historia europea comparada en la universidad londinense Queen Mary.

Es dificil imaginársela comiendo en un fast-food ...

4.- Julio Cruz y Hermida publicaba en 2002 el libro La Gionconda vista por un médico en el que apunta a una parálisis fácil para explicar su sonrisa. Entre otras cuestiones, también mencionaba la posibilidad del estrabismo que tanto divierte a Sassoon. Sus afirmaciones se apoyaban en los primeros bocetos de la obra, que conserva el Museo de Chantilly (Francia), que, en su opinión, demuestran cómo el pintor fue corrigiendo ese detalle del rostro de su modelo. El propio Cruz y Hermida comentaba en su libro que, la razón por la que aparece con la boca cerrada es por un bruxismo que le hacía rechinar los dientes hasta perder algunas de sus piezas. Para contrarrestar todas estas justificaciones, Sassoon recuerda la versión de Giorgio Vasari, casi contemporáneo a Da Vinci, para explicar la sonrisa de la Mona Lisa. Da Vinci contrató a músicos y cómicos para que entretuvieran a la mujer durante las largas e inmóviles horas que debía estar posando.

Giorgio Vasari, autor del libro Vida de artistas, explicaba ya el siglo XVI que la mujer del cuadro era Lisa Gherardini, la esposa del adinerado comerciante florentino Francesco del Giocondo, que había encargado el cuadro al genio italiano. De ahí los títulos del cuadro La Mona Lisa o La Gioconda. Su título oficial es Retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo. Vasari fue quien certificó la identidad de la modelo de Da Vinci como Lisa Gherardini. Para tener tantos achaques, es sorprendente que viviera más de 30 años después de posar para el cuadro. Entonces tenía menos de 25 años y se sabe que Gherardini falleció con más de 60. A no ser, claro, que ella no fuera la mujer del cuadro, como apuntan algunas teorías. Se han barajado identidades tan peregrinas como que era una cortesana italiana. Ernesto Solari, historiador de arte y experto en Leonardo da Vinci, recuerda que "hay cientos de atribuciones como esa. Todas ellos carecen de prueban sólidas. No hay estudios, documentos, bocetos o referencias que den veracidad a ninguna de ellas".

5.- El psiquiatra británico Digby Quested presentó en 1992 la teoría del "espejo invertido", publicada en un artículo para el Bulletin of the Royal College of Psychiatrists. "La sonrisa de Mona Lisa se inclina hacia la izquierda, gesto más común entre los hombres. La imagen es un autorretrato invertido, tanto en la mirada oblicua como en el género sexual", decía entonces. Su hipótesis estaba basada en análisis hechos por ordenador una década antes, que demostraban que los rasgos de la Mona Lisa y del conocido autorretrato de Da Vinci en su vejez casaban casi a la perfección. "Otra tontería", sentencia Donald Sassoon.

Los enigmáticos labios de la sonrisa de la Mona Lisa fueron ocasionados porque la glándula de la tiroides estaba poco activa, según afirmaron en 2018 científicos estadounidenses. En uno de los últimos intentos de diagnosticar una enfermedad al retrato de Leonardo da Vinci, los expertos de Boston estuvieron de acuerdo en que un mal funcionamiento de la tiroides explica su singular apariencia. Esta teoría se discutió por primera vez en el año de 1959. Mandeep Mehra, profesor de la Universidad de Harvard y director médico del Centro vascular y del corazón de Brigham, explicó que la inclinación de su boca, el cuello hinchado y la línea del cabello son evidencias notorias sobre esta condición.

Además, sugirió que el tono amarillo de su piel podría no ser una característica del esmalte o por la antigüedad de la pintura, sino un síntoma de un incremento en los niveles dérmicos de carotenoides totales. “La dieta de los italianos, durante el renacimiento, era escasa en iodo”, explicó Mehra, “por eso era habitual desarrollar hipotiroidismo, como se ve en muchas pinturas y esculturas de la época”. Por otro lado, Mehra admitió que su apariencia podría deberse simplemente al uso de sfumato de Leonardo da Vinci. Esta técnica es un efecto vaporoso que se obtiene por la superposición de varias capas de pintura extremadamente delicadas, proporcionando a la composición unos contornos imprecisos, así como un aspecto de vaguedad y lejanía.

Un año antes, en un intento poco usual, cerca del 100% de las personas habían descrito la sonrisa como un gesto “feliz”. El neurocientífico Juergen Kornmeier, de la Universidad de Freiburg en Alemania, quien es el coautor de este estudio indicó: “Estamos realmente asombrados”. Kornmeier y un equipo usó la imagen de la Mona Lisa en un estudio sobre los factores que influyen cómo los seres humanos juzgan los detalles visuales como por ejemplo, los que aparecen en las expresiones faciales. La Mona Lisa siempre ha sido objeto de polémicas por ello. El retrato de la mujer se ha visto desde ser un gesto de felicidad o bien convertirse en un gesto menos feliz en la medida que se ve por más tiempo la pintura. Usando una copia en blanco y negro de la obra de Leonardo, el equipo manipuló las esquinas de la boca ligeramente hacia arriba y hacia abajo, para así crear ocho imágenes alteradas: cuatro progresivamente “más feliz” y cuatro progresivamente “más triste”. Un bloque de nueve imágenes se le mostraron a 12 participantes 30 veces. Cada vez las imágenes se cambiaban al azar y los participantes debían describir si las imágenes mostraban a una mujer feliz o no. “Dada la descripción del arte y de la historia del arte, pensamos que el original quedaría como el más ambiguo”, dijo Kornmeier.

Pero en lugar de esto, “para nuestro gran asombro, hallamos que el original de Leonardo lo percibieron los participantes como feliz en el 97% de los casos”. En una segunda fase del experimento, en donde se puso a una Mona Lisa con ocho versiones “más tristes”, la gente siguió describiendo la imagen original como de felicidad, pero los participantes cambiaron de opinión observando las otras imágenes. “Hallaron que las imágenes eran un poco más tristes que en el primer experimento”, dijo Kornmeier. Esto confirmó que “no tenemos una escala fija de felicidad o tristeza en nuestros cerebros y que todo parece depender mucho del contexto”, dijo el investigador.

“Nuestro cerebro maneja de manera muy rápida el campo que observa. Notamos entonces el rango total y adaptamos nuestros estimados” usando nuestra memoria sobre experiencias sensoriales previas”, indicó Kornmeier. El entender este proceso podría ser útil en el estudio de los desórdenes psiquiátricos, indica el estudio. Las personas afectadas pueden tener alucinaciones, ver cosas que otros no ven, lo cual puede ser el resultado de una alineación equivocada entre el procesamiento del cerebro y las entradas sensoriales, así como la memoria perceptual. Un siguiente paso será hacer este tipo de experimentos, pero ahora con pacientes psiquiátricos. Otro descubrimiento interesante fue que las personas identificaron a las Mona Lisa felices mucho más rápidamente que las tristes. Esto sugiero que “podría haber una ligera preferencia en los seres humanos hacia la felicidad”, dice Kornmeier. Como sea, el experimento y trabajo científico llega a concluir que el gesto de la Mona Lisa es de felicidad. “Y puede haber alguna ambigüedad al respecto”, dice Kornmeier, “pero no en el sentido de feliz contra triste”.

6.- Angelo Paratico, un historiador y novelista de Hong Kong, planteó en 2014 que el famoso retrato era en realidad el de Caterina, una esclava china que era, además, la madre del pintor. Su teoría apunta a que el padre de Da Vinci, un notario, pudo conocerla a través de alguno de sus adinerados clientes. Era habitual en esa época que en países como España o Italia los ricos tuvieran a su lado esclavas chinas. El registro de Caterina se perdió justo después del nacimiento del pintor, en 1452, aseguraba Paratico. El hecho de que Leonardo escribiera al revés, fuera zurdo y vegetariano, algo muy raro en la Europa de la época pero muy común en Asia, sirve de argumento para su teoría. Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, también apuntaba a que la madre del artista estaba presente, de una forma u otra, en el cuadro. La media sonrisa de la mujer que aparece en él pertenece a un recuerdo de Leonardo a su madre y no a la modelo original, contaba en el libro Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (1910).

7.- ¿Una aristócrata española? Se llamaba Constanza de Ávalos y era en esa época duquesa de Francaville. Esta posibilidad se sustenta en un poema de la época en donde menciona que Leonardo la pintó "bajo bello velo negro", como el del cuadro que aparece en el famoso cuadro. ¿O Isabel de Nápoles? A pesar de su escepticismo, Ernesto Solari considera que la hipótesis más creíble de las que rechazan la versión oficial es la de esta aristócrata italiana mientras era Duquesa de Milán (entre 1489 y 1494), ya que Leonardo fue pintor de esa corte durante más de una década. El argumento más relevante es el bordado del escote que aparece en el cuadro, que es similar al de la casa Sforza a la que pertenecía su marido.

Costanza d'Avalos Piccolomini era una dama muy instruida, y que se dedicó con gran éxito a la poesía en italiano. El Emperador Carlos V le concedió el título de princesa, como reconocimiento y por su estima. Sus poemas han sido publicados varias veces junto con los de Victoria Colonna, su sobrina; además varios de sus poemas se encuentran en la colección de Ludovico Domenichi

Donald Sassoon recuerda que La Gioconda se puso de moda "por estar en el momento y el lugar adecuados" y no tanto por méritos artísticos. Fue en el siglo XIX cuando esta pintura comienza a ser famosa, más de tres siglos después de su creación. "Se encontraba en París, el epicentro artístico del momento, y tenía elementos que apasionaban al movimiento del romanticismo. Intelectuales franceses como Théophile Gautier empezaron a fantasear con su sonrisa... y hasta ahora", recuerda el investigador. Para el historiador, los enigmas en torno a ella se han creado en una sociedad obsesionada con la fama: "La razón por la que surgen tantas preguntas en torno a ella es por ser el cuadro más famoso. Casi nadie se pregunta por qué sonríen los hombres que posan para los retratos Antonello da Messina. Algunos de ellos son obras maestras, pero no son obras famosas". "En realidad, ni siquiera es una mujer misteriosa. Solo que es el retrato de una mujer (Lisa Gherardini) que no era muy conocida y que posa en un cuadro que sí lo es. Si hubiera sido el de una reina, no llevaríamos siglos preguntándonos qué enfermedades tenía o por qué sonreía. No nos resultaría interesante", comenta Sassoon. En cambio, Ernesto Solari es más generoso a la hora de explicar el éxito de esta obra. "Es el símbolo de una era tan interesante como el Renacimiento. Represente el ideal humano inmerso en elementos como el universo o la naturaleza, que eran el centro de sus estudios e investigaciones".

"¿Por qué nadie se pregunta por las sonrisas en los retratos de Antonello da Messina?", dice Sassoon.

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Jodie Foster tomará las riendas de un nuevo drama de Hollywood, basado en la Mona Lisa y en uno de los eventos más impactantes de toda la historia: el robo de La Gioconda, el cual se llevó a cabo en 1911, ayudando a que la obra de Leonardo Da Vinci se convirtiera en uno de los cuadros más populares de todos los tiempos. Así lo informó Deadline en Enero de este año, donde mencionan que la dirección correrá a manos de Jane Foster y el guion se realizará por parte del Bill Wheeler, quien tomará inspiración o referencias de obras como ‘El Caso de Thomas Crown’ y el ‘El Golpe’, por lo que será interesante ver lo que resultará de la filmación.

También se comenta que la película no cuenta con título todavía, pero que adaptará el libro de ‘The Day They the Mona Lisa’, uno de los más populares de Seymour Reit, donde mezclan la realidad con la ciencia ficción, resultando en uno de los robos más impresionantes de todos los tiempos. Por esta razón, estamos ansiosos por ver cómo saltarán estos acontecimientos a la gran pantalla, sobre todo cuando la película estará dirigida por Jodie Foster, una de las directoras más talentosas de la industria, quien toma las riendas para llevar el robo de 1911 a los cines y espectadores de todo el mundo. Si la película se basa en la historia original de La Gioconda, veremos a Guillaume Apollinaire ser detenido por las autoridades locales, siendo Vincenzo Perugia el verdadero responsable del robo, quien en agosto de 1911, tomó la decisión de regresar la obra de Da Vinci a su lugar de origen, Italia. De momento son pocos los detalles que sabemos sobre la película, por lo que solo nos conformamos que la ganadora del Oscar, Jodie Foster, será la encargada de la dirección de este drama y que como ya mencionamos, estará basada en el libro de Seymor Reit, totalmente financiada por Los Angeles Media Fund (LAMF). Tampoco tenemos una fecha, venta o año de lanzamiento previsto, pero el estudio espera que el proyecto avance a un ritmo acelerado, por lo que no tardaremos en conocer más detalles de nuestros protagonistas, trama y fecha de inicio para la grabación.

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