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2 - Junio - 2022
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Un equipo de científicos chinos consiguieron en 2018 implantar a cinco niños orejas creadas con una tecnología experimental que combinaba las células cultivadas con la impresión 3D. Los niños sufrían microtia, una deformidad congénita del oído externo que afecta a uno de cada 5.000 recién nacidos y es más frecuente entre las poblaciones hispanas, asiáticas, nativos americanos y en la zona de los Andes. La microtia no solo afecta a la forma de las orejas, si no también a su funcionalidad.

Los investigadores tomaron condrocitos (un tipo de célula de los cartílagos) de los niños afectados por microtia, para crear nuevo cartílago con forma de oreja, siguiendo la forma del apéndice sano que se había replicado con impresoras 3D. Los condrocitos son responsables de mantener la matriz cartilaginosa de este tipo de tejido.

El siguiente paso consistió en implantar el apéndice creado en el laboratorio en los niños, reconstruyendo la oreja. Los científicos aseguraban concluir con éxito el diseño, creación y regeneración del oído externo en los pacientes, tratados durante dos años y medio.

¿Y ahora?

Alexa por fin podrá hacerse coleta o recogerse el pelo en un moño sin complejos. Esta mexicana de 20 años residente en San Antonio (Texas) es el primer ser humano en el mundo en recibir un implante de una oreja impresa en 3D y fabricada a partir de células humanas, tejido vivo de la propia Alexa. “Creo que me va a subir la autoestima”, ha declarado a The New York Times, el diario que hoy ha avanzado esta información. La joven sufre una rara malformación congénita denominada 'microtia' (etimológicamente, 'oreja pequeña'). Esta condición afecta a uno de cada 5.000 o 7.000 nacimientos, según datos de la Asociación Microtia España. Generalmente afecta solo a un oído –en el caso de Alexa, al derecho– y es más frecuente en niños que en niñas. En ambos casos, suele ser un motivo de burla en el patio del colegio; algo que Alexa comenzó a sufrir en la adolescencia: “Algunas personas no fueron consideradas y eso empezó a molestarme”.

Momento en que la bioimpresora genera la estructura de la oreja.

La oreja ha sido fabricada por 3DBio Therapeutics, una empresa de medicina regenerativa ubicada en Nueva York. La operación a la que se ha sometido Alexa forma parte de un ensayo clínico con más voluntarios para evaluar la eficacia y la seguridad del implante, cuyo nombre comercial es AuriNovo™. Hasta ahora, los pacientes con microtia que querían someterse a un injerto tenían dos opciones: o una prótesis artificial o una elaborada con cartílago extraído de sus propias costillas, lo que suponía mayores molestias y una estancia hospitalaria más prolongada. Este implante en 3D requiere un procedimiento quirúrgico menos invasivo que el uso de cartílago.

En el caso de Alexa, con un procedimiento similar al de la biopsia, los médicos tomaron muestras de sus células cartilaginosas (los llamados 'condrocitos') de su oreja malformada. En concreto, medio gramo de tejido. Esas células fueron luego cultivadas con nutrientes en laboratorio para estimular su proliferación. A continuación, fueron mezcladas con una tinta biológica a base de colágeno, “como si fueran pepitas de chocolate mezcladas con helado de galleta”, según ha relatado a The New York Times Nathaniel Bachrach, director científico de 3DBio.

Estructura de la oreja de tejido cartilaginoso impresa en 3D.

Ese colágeno con células cartilaginosas fue posteriormente inyectado en la impresora 3D, que en solo 10 minutos se encargó de producir, como si fuese una manga pastelera de alta precisión, una réplica simétrica de la forma de la oreja sana de Alexa. La estructura impresa fue enviada en un recipiente especial a San Antonio, Texas. Allí fue injertada por el doctor Arturo Bonilla, uno de los principales cirujanos pediátricos especializados en microtia y fundador del Instituto de Deformidades Auditivas Congénitas. El injerto no consiste en 'coser' la oreja, puesto que se trata de un tejido cartilaginoso; sino que se inserta en la zona requerida debajo de la piel. Cuando esa piel se tensa, se amolda a la forma impresa mostrando la apariencia de una oreja natural.

“Este es un momento verdaderamente histórico para los pacientes con microtia y, más ampliamente, para el campo de la medicina regenerativa, ya que estamos empezando a demostrar la aplicación en el mundo real de la tecnología de ingeniería de tejidos de próxima generación”, apunta en una nota de prensa el doctor Daniel Cohen, director general y cofundador de 3DBi. En camino, afirman desde esta compañía, hay muchas otras aplicaciones que servirán para reconstruir lesiones y malformaciones nasales o para tratar problemas vertebrales. El precio del tratamiento no ha sido facilitado por la empresa.

En la primera consulta se debe determinar si el oído interno está intacto y la vista es normal. Si la vista es normal, el próximo paso (si un canal no es visible externamente) comporta determinar si existe un canal, por medio de una Tomografía Computarizada. En los pacientes más jóvenes se realiza bajo sedación. La edad a la que se realiza la reconstrucción depende de la técnica escogida.

La cirugía más temprana es a la edad 5-6 años para reconstrucción con implantes de Medpor y 7 a 10 para la reconstrucción autóloga con injerto de cartílago costal. Dependiendo de la técnica puede ser preciso esperar hasta los 8-10 años para obtener suficiente cantidad de cartílago y reconstruir una oreja de tamaño adulto (el pabellón auricular alcanza un tamaño similar al del adulto a la edad de los 9-10 años).

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