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21 - Junio - 2021
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Este lunes ha comenzado el juicio contra Valérie Bacot, una mujer francesa acusada de matar a su padrastro convertido en marido abusador. Bacot ha admitido haberle matado de un disparo y cree que debe ser castigada por ello. El juicio durará una semana y se espera que la acusada cuente en su defensa en la vista de Chalon-sur-Saône (Borgoña) cómo Daniel 'Dany' Polette hizo de su vida un infierno desde el día en que la violó cuando tenía 12 años hasta el día en que murió 24 años después mientras la prostituía.

Bacot, que tuvo cuatro hijos con su presunto abusador, ha relatado en la primera jornada del juicio que no había querido matarle, sino protegerse de él. La acusada alega también que cuando los niños acudieron a la gendarmería en dos ocasiones para denunciar los abusos, les dijeron que se fuesen y que le dijeran a su aterrorizada madre que viniera ella misma. La mujer alega que no tenía dónde ir, ni a quién recurrir, ni dinero, y que estaba tan sometida al control de Polette que no tenía ni idea de cómo escapar de su terror diario de amenazas y violencia. El juicio volverá a arrojar luz sobre la violencia machista en Francia y se produce después de una semana en la que tres mujeres han sido asesinadas por sus exparejas en un país que tiene una de las tasas europeas más altas de feminicidio –clasificado aquí como el asesinato de una mujer a manos de su pareja actual o anterior–. En lo que va de año, al menos 55 mujeres han sido asesinadas por su actual o expareja en Francia. En mayo, Fayard, una de las editoriales más conocidas de Francia, publicó la historia de Bacot: 'Tout le monde savait' (Todo el mundo lo sabía). El libro es una lectura difícil: 198 páginas en las que se detalla la implacable miseria que comenzó cuando Bacot, cuya madre alcohólica y padre en gran medida ausente se divorciaron. Tenía 12 años y su padrastro Polette la obligó a mantener relaciones sexuales.

En ese momento ella dice que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo y que sólo se dio cuenta después de una lección de biología en la escuela. Polette fue encarcelado por incesto en 1995, pero se le permitió volver a la casa familiar después de tres años y siguió violando a Bacot. "A nadie le pareció extraño que Daniel volviera a vivir con nosotros como si no hubiera pasado nada", escribe. "Todo el mundo lo sabía, pero nadie dijo nada". Pronto volvió a violarla. Un día escuchó a su madre decir: "Me importa un bledo mientras no se quede embarazada". A los 17 años se quedó embarazada y Polette la instaló en un piso como su esposa. Le siguieron tres hijos más, junto con palizas casi diarias. Bacot escribe que ella y los niños vivían con el temor de provocar la ira de Polette. Le rompió la nariz, la golpeó en la cabeza con un martillo, le organizó encuentros lésbicos que grabó y le convirtió prácticamente en su prisionera. No le permitía hablar con nadie cuando salía de compras y hacía que sus amigos y familiares la espiaran, cuenta. Entonces Polette decidió retirarse y prostituir a Bacot. Recuerda que su hijo menor encontró una tarjeta que Polette había hecho y preguntó qué significaba "chica de compañía". Polette prostituyó a su mujer en la parte trasera de su Peugeot 806, al que puso un colchón, mientras la espiaba con los clientes y le daba instrucciones a través de un auricular.

Llevaba una pistola, decía, por si algún cliente se ponía agresivo. Si Bacot no hacía lo que él exigía, la golpeaba, según relató a los investigadores. El 13 de marzo de 2016, tras ser violada por un cliente, cogió la pistola que su marido escondía entre los asientos del coche y le disparó. "Se trata de una mujer destruida y devastada, no sólo por la falta de amor materno, las violaciones, los golpes, la denigración, la prostitución, sino también y sobre todo, por la indiferencia y la omertá de la sociedad", escriben las abogadas de Bacot, Janine Bonaggiunta y Nathalie Tomasini, en el prefacio del libro. "Desde su más tierna edad fue sometida a cosas terribles sin que nadie, ni siquiera sus allegados, pestañeara. Ignoraban su angustia y su calvario, que se podía leer en su rostro. La historia de su vida es realmente angustiosa". El caso recuerda al de Jacqueline Sauvage, que se convirtió en una causa célebre para los activistas contra la violencia hacia las mujeres y las niñas. Sauvage estuvo casada durante 47 años con un alcohólico violento que, según ella, la violaba y golpeaba tanto a ella como a sus tres hijas y abusaba de su hijo. En septiembre de 2012, el día después de que su hijo se ahorcara, Sauvage disparó a su marido. Tomasini representó a Sauvage y apeló a que el tribunal "ampliara los límites de la legítima defensa aplicada a situaciones de violencia conyugal", pero fue declarada culpable de asesinato y condenada a 10 años de prisión.

El juicio en Francia a una mujer que mató a su padrastro tras 24 años de abusos.

En 2016, tras tres años de cárcel, fue indultada por el entonces presidente, François Hollande, y puesta en libertad. El fiscal argumenta que el acto de Bacot fue premeditado. En el libro Bacot dice que temía que Polette estuviera planeando abusar de su hija adolescente y que se había dicho a sí misma: "Esto tiene que acabar. Esto tiene que acabar". Bonaggiunta, abogada de la defensa, argumentaque Bacot disparó a su marido porque "era una cuestión de supervivencia". "Se podría argumentar que fue premeditado, pero se trataba de una mujer que había sido tiranizada toda su vida, él lo controlaba todo y ésta era la única forma en que podía salir de esta situación", dijo Bonaggiunta a The Guardian antes del comienzo del juicio. "Los textos legales son claros: ella lo mató. A diferencia de Canadá, aquí no hay ningún texto legal que proteja a las mujeres como esta que han sido maltratadas durante años y que eso se tenga en cuenta", afirmó. Está claro que había sido golpeada repetidamente y que su cerebro no funcionaba bien en ese momento. Ciertamente estaba en un estado alterado. Hasta cierto punto, se podría argumentar que no tuvo elección".

En su libro, Bacot dice que a menudo le preguntan por qué no dejó a su marido. "Creo que si no has vivido este tipo de vida es difícil de entender. Cuando tu vida diaria es una serie de golpes, amenazas, insultos y humillaciones acabas siendo incapaz de pensar... tu pareja te ha lavado el cerebro y crees que todo lo que dice es cierto. Piensas que el problema lo tienes tú y no él y que te mereces todo lo que te pase", explica. Bonaggiunta, especializada en casos de violencia machista, asegura que existe una "apatía" en la sociedad sobre la ayuda a las mujeres y sus hijos para escapar de sus maltratadores. "Cuando escuché esta historia, lo primero que pensé fue que esto empezó con una niña que no recibió ayuda y que fue víctima de una violencia de la que sus padres fueron cómplices", dijo. "Ella lo mató, pero no fue una asesina. Fue la víctima". El juicio de Bacot durará una semana.

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La prostitución es la práctica de mantener relaciones sexuales con otras personas a cambio de dinero u otros beneficios económicos. La prostitución es ejercida mayoritariamente por mujeres (llamadas «prostitutas») y niñas (prostitución infantil), mientras que los clientes son mayoritariamente hombres. También existe, en menor medida, la prostitución masculina, donde los clientes también son generalmente varones. Tradicionalmente la prostitución se ha ejercido en sitios destinados a este fin, llamados «burdeles» o «prostíbulos». Estos han sido habitualmente casas regentadas por un proxeneta, en las que hay prostitutas y habitaciones privadas para practicar la prostitución. También se practica en aceras de calles urbanas y laterales de carreteras industriales, así como en bares y discotecas, hoteles y a domicilio. La figura de la prostituta está frecuentemente ligada a la del proxeneta, persona que induce a la prostitución obteniendo un beneficio económico de ello ("rufián", en el español de tiempos de Cervantes). Los proxenetas obtienen una parte de los beneficios de las prostitutas. Esta relación se puede dar de mutuo acuerdo a cambio de un servicio de mediación o protección, o bien se puede dar mediante extorsión, violencia física o secuestro.

La prostitución forzada se engloba dentro del comercio ilegal de personas conocido como trata de personas. La situación legal de la prostitución varía ampliamente en cada país. En la mayoría de los países se considera completamente legal. En otros la prostitución no es ilegal pero sí el proxenetismo. Algunos países nórdicos (Suecia, Noruega e Islandia) han adoptado un modelo donde el cliente comete un crimen, pero no la prostituta. También hay algunos países como Países Bajos o Alemania donde la prostitución es una profesión regulada.

Prostitutas de Yokohama durante la Era Meiji. Fotografía de Kusakabe Kimbei.

Una de las formas más antiguas de prostitución de la que existen registros históricos es la prostitución sagrada, practicada inicialmente en Sumeria. Ya desde el siglo XVIII a. C., en la antigua Mesopotamia se reconocía la necesidad de proteger los derechos de propiedad de las prostitutas. En el Código de Hammurabi se hallan apartados que regulan los derechos particulares de las hieródulas. Por su parte, los antiguos historiadores Heródoto y Tucídides documentan la existencia en Babilonia de la obligación para todas las mujeres, al menos una vez en su vida, de acudir al Templo de Ishtar para practicar sexo con un extranjero como muestra de hospitalidad, a cambio de un pago simbólico. También en la Edad Antigua, la prostitución estaba bien presente en Cerdeña y Sicilia, así como en varias culturas fenicias, en las que se practicaba como rito religioso en honor de Astarté. Sin embargo, el alcance y la naturaleza de este fenómeno está en disputa entre los historiadores.

La prostitución fue, desde la Época Arcaica, una actividad común en la vida cotidiana de las ciudades griegas más importantes. Particularmente en las zonas portuarias, daba trabajo, de forma legal, a un número significativo de personas, constituyendo una actividad económica de primer nivel. Ejercida tanto por hombres jóvenes como por mujeres de todas las edades, la clientela era mayoritariamente masculina. Las prostitutas griegas pertenecían a distintas categorías, dependiendo de diversos factores relacionados con su trabajo: las pornai, las prostitutas independientes y las heteras; además, existía una categoría específica de los templos sagrados, la de las prostitutas sagradas, que se abastecía, habitualmente, de heteras. Las pórnai eran, normalmente, esclavas propiedad de un proxeneta. Este propietario podía ser un ciudadano (también un o una meteco), para el que ese negocio constituía una fuente de ingresos como cualquier otra y por el que tenía que pagar un impuesto proporcional a los beneficios que le generaba. En la época clásica, las pórnai son esclavas de origen bárbaro; a partir del período helenístico, se incorporan al gremio muchas jóvenes esclavas, que solo dejarían de serlo cuando fuesen adoptadas por su amo.

Su trabajo se desarrollaba en los prostíbulos, generalmente en los barrios conocidos por esta actividad, tales como El Pireo (puerto de Atenas) o el Cerámico de Atenas. Son frecuentadas por los marinos y los ciudadanos pobres. Las prostitutas independientes trabajaban directamente en la calle. Estas prostitutas son de orígenes diversos: mujeres metecas que no encuentran otro empleo en la ciudad de llegada, viudas pobres o antiguas pornai que han logrado independizarse. En Atenas, debían estar registradas y pagar un impuesto. Se puede, también, incluir en esta categoría a las músicos y bailarinas que ofician en los banquetes masculinos. Aristóteles, en la Constitución de los atenienses, menciona entre las atribuciones específicas de diez magistrados (cinco intra muros y cinco para el Pireo), el astynómoi, o cargo de velar porque «las instrumentistas de flauta, de lira y de cítara no sean alquiladas por más de dos dracmas por noche»; queda así claro que los servicios sexuales eran claramente parte del alquiler cuyo precio, a pesar del control practicado por los astynomes, tiende a ser más elevado cuanto más corre el tiempo. Las heteras constituyen la categoría más alta entre las prostitutas. A diferencia de las otras, no ofrecen solamente servicios sexuales y sus prestaciones no son puntuales. Comparables en cierta medida a las geishas japonesas, poseen una educación esmerada y son capaces de tomar parte en las conversaciones entre gentes cultivadas. Únicas entre todas las mujeres de Grecia, espartiatas aparte, son independientes y pueden administrar sus bienes. La ofrenda a las divinidades en forma de mujeres-prostitutas no alcanzó en Grecia una amplitud comparable a la que existió en el Próximo Oriente antiguo; no obstante, se conocen varios casos. Por un lado, dentro del propio mundo griego, hubo prostitución sagrada en Sicilia, en Chipre, en el reino del Ponto o en Capadocia; por otro, la hubo también en Corinto, cuyo templo de Afrodita alojaba una importante tropa servil, al menos después de la época clásica. Así, en 464 a. C., un tal Jenofonte, ciudadano de Corinto y vencedor de la carrera a pie y del pentatlón en los Juegos Olímpicos, dedicó a Afrodita, en signo de agradecimiento, cien jóvenes mujeres al templo de la diosa.

El Pireo en la actualidad. La zona portuaria es tradicionalmente y a lo largo de las civilizaciones, lugar para la prostitución.

La prostitución en la antigua Roma era símbolo de vergüenza. La falta de reputación era reflejada en la ley, la cual, en la República Tardía y principios del Principado, la clasifica a sus practicantes como «infames» —traducido como «falta de reputación»—. Los fragmentos de fuentes legales sobre la prostitución son primariamente encontrados en el Cuerpo de Derecho Civil que fue compilado en los primeros años del siglo VI. La prostituta era un personaje sugestivo en la literatura de la antigua Roma. Era muchas veces invocada como recurso literario, una metáfora para lo corrompido. Eran notadas por su vestimenta, vestidos de colores chillones hechos de lino transparente. También se distinguían por usar una toga, que eran ropas usadas típicamente por hombres romanos. Por ende, se ha dicho que la prostituta no era ética para el hombre. Para muchos escritores romanos, la prostitución representaba la más degradante forma imaginable de existencia para una mujer, representando lo más profundo de la impureza. Las asociaban con la suciedad, lo que realzaba aún más su bajo rango. Los proxenetas en la antigua Roma también eran sujetos de «infamia». El proxenetismo era el acto de obtener ganancia por las acciones de la prostituta. Esto era mediante el manejo de las mismas, buscando clientes o siendo dueños de un burdel. Estos tipos de asociaciones con la prostitución eran mirados con desdén y estigmatizados por la sociedad romana. Esto era reflejado claramente en la ley romana: «La ocupación de un proxeneta no es menos degradante que la práctica de la prostitución y el crimen por ello es incluido en las Leges Juliae, como una pena reservada contra el marido que tenga ganancias monetarias por el adulterio de su esposa».

Durante la Baja Edad Media la prostitución fue objeto de críticas morales y una reglamentación más o menos permisiva. La prostitución podía estar confinada en determinados barrios y estar restringida en determinadas fechas, como la Semana Santa. La erradicación de la prostitución no se concebía posible, dado lo inevitable del pecado, y su papel de mal menor que evitaba que el deseo irrefrenable de los varones fuera en contra del honor de las doncellas y las mujeres respetables y se consideraba que evitaba la homosexualidad. Algunos burdeles eran regentados por los propios municipios, y desde mediados del siglo XIV, estos concejos o asambleas de vecinos regulaban la prostitución arrendando los establecimientos a los padres de la mancebía que controlaban rigurosamente a las prostitutas, que debían ser solteras, con buena salud y someterse regularmente a inspecciones sanitarias y de higiene corporal. Entre los padres de la mancebía se encontraban caballeros de alto rango que participaban en un negocio muy lucrativo.

Mientras tanto, en la América precolombina, las prostitutas del pueblo azteca se clasificaban entre aquellas que se prostituían como parte de un intercambio económico, y las que cumplían una función ritual como acompañantes de los guerreros, con quienes tenían la posibilidad de casarse.

Hacia finales del siglo XV se endureció la visión negativa de la prostitución. Un brote de sífilis en Nápoles durante 1494, que más tarde se extendería por Europa, podría haber tenido origen en el intercambio colombino. La prevalencia de otras enfermedades de transmisión sexual a principios del siglo XVI emergió la asociación entre prostitutas, plagas y contagio, causando la prohibición de la prostitución y los burdeles por parte de las autoridades seculares. El derecho canónico definía una prostituta como "una mujer promiscua, independientemente de elementos económicos." La prostituta era considerada una “puta … disponible para la lujuria de muchos hombres,” y se asociaba estrechamente con la promiscuidad.

Además, a una dama que vivía o servía en la Corte, cortesana también era en Occidente el nombre para las prostitutas de lujo, cuyos caros servicios solo podían permitirse hombres poderosos o adinerados. Al principio aludía a las amantes que algunos reyes mantenían en palacio, y, por extensión, desde el siglo XVIII se convirtió en sinónimo de prostituta de lujo. Célebres cortesanas fueron las emperatrices Mesalina y Teodora, Madame du Barry, amante del rey Luis XV en el siglo XVIII, Marie Duplessis y Lola Montez en el siglo XIX y Liane de Pougy, La Bella Otero y Mata Hari durante la Belle Epoque.

Valeria Mesalina fue la tercera esposa del emperador Claudio. Fue célebre por su belleza y las constantes infidelidades a su esposo, el emperador, con miembros de la nobleza romana, así como con soldados, actores, gladiadores y otros.

En el siglo XIX se desató una polémica pública tras la aprobación en Francia y más tarde en Reino Unido de leyes de enfermedades contagiosas. Esta legislación obligaba a las mujeres sospechosas de ser prostitutas a someterse a exámenes pélvicos, tanto en Francia y Reino Unido como en sus colonias. Muchas feministas lucharon por derogar estas leyes, bien porque la prostitución debería ser ilegal y, por lo tanto, no regulada gubernamentalmente, o bien porque forzaba a las mujeres a someterse a exámenes médicos degradantes. La situación era similar en el Imperio Ruso. El Reino Unido adoptó una política de segregación social en el Raj británico (actual India), pero mantuvieron los burdeles llenos de mujeres indias. A finales del siglo XIX y principios del XX, existía una red que prostituía a mujeres chinas y japonesas en países como China, Japón, Corea, Singapur y el Raj británico. También existía una red que prostituía a mujeres europeas en India, Sri Lanka, Singapur, China y Japón durante el mismo periodo. El destino más común para las prostitutas europeas en Asia eran las colonias británicas de India y Ceilán, donde cientos de mujeres y niñas de la Europa continental y Japón servían a los soldados británicos.

En 1921, la Liga de las Naciones firmó la Convención Internacional para la Supresión de la Trata de Mujeres y Niños. En esta convención, algunas naciones declararon reservas respecto a la prostitución. Los principales teóricos del comunismo se oponían a la prostitución. Los gobiernos comunistas a menudo tomaron pasos para reprimir la prostitución, aunque la práctica persistió. En los países que siguieron siendo nominalmente comunistas tras la Guerra Fría, especialmente en China, la prostitución siguió siendo ilegal y, sin embargo, común. Durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados del Imperio del Japón participaron en prostitución forzada durante sus invasiones en Asia Oriental y Sudeste Asiático. El término "mujeres de consuelo" se convirtió en un eufemismo para entre 20.000 y 400.000 mujeres coreanas y japonesas que fueron forzadas a prostituirse en burdeles del Ejército Imperial Japonés durante la guerra.

La Convención Internacional para la supresión de la trata de mujeres y menores es un tratado multilateral de la Liga de Naciones adoptada en Ginebra el 30 de septiembre de 1921 con el objetivo de "realizar en una forma más completa la represión de la trata de mujeres y menores señalada en el preámbulo del Convenio del 18 de mayo de 1904 y en la Convención del 4 de mayo de 1910 bajo la denominación de "Trata de Blancas".

La Convención fue sustituida por el Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena es una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobada el 2 de diciembre de 1949 que establece la prohibición del tráfico, medidas específicas administrativas y de ejecución, y medidas sociales destinadas a las personas víctimas del tráfico de personas. También presenta dos cambios en la perspectiva del problema de tráfico: considera las prostitutas como víctimas de los proxenetas, y evita los términos «trata de blancas» y «mujeres», adoptando por primera vez un lenguaje neutral respecto a raza y género.

La Declaración de Viena sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, aprobada por la Organización de Naciones Unidas en 1993, reconoce la prostitución como una forma de violencia contra las mujeres. La trata de personas se ha vuelto un tema prioritario para la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ya que las cifras conocidas dicen que hay cientos de miles de mujeres y niñas que son víctimas de la trata para explotación sexual a través de fronteras internacionales. La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer sostiene, en su artículo 6, que los estados partes deberá tomar todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo, para suprimir todas las formas de trata de mujeres y explotación en la prostitución de la mujer. Considera que la trata de mujeres y la prostitución forzada son formas de violencia contra las mujeres. Sostiene que las causas fundamentales de la trata con fines de explotación sexual están directamente vinculadas al sistema social de la prostitución. Que la prostitución y la explotación sexual generan el tráfico de personas. También se afirma que los perpetradores gozan de una impunidad generalizada y que las mujeres son objeto de formas extremas de violencia. Por eso proponen desalentar la demanda sexual como forma de prostitución para desmantelar el sistema que utiliza a las mujeres en situación de vulnerabilidad. El Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena de Organización de las Naciones Unidas (ONU) establece que los estados no tienen potestad para controlar, perseguir, someter a exámenes médicos, registrar o cobrar impuestos a las personas que estén en situación de prostitución y sí están obligados a perseguir a proxenetas y tratantes, como a generar políticas públicas para quienes quieran salir de la prostitución. También establece que se comprometen a castigar a toda persona que, para satisfacer las pasiones de otra, aun con el consentimiento de tal persona. A finales del siglo XX emergió el turismo sexual como un aspecto controvertido del turismo occidental y la globalización. El turismo sexual es normalmente llevado a cabo por turistas internacionales provenientes de países más ricos.

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