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21 - Diciembre - 2023
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Una jueza de Oklahoma exoneró a un hombre que estuvo preso durante 48 años acusado de asesinato, en la que supone la sentencia injusta más larga que se haya conocido en Estados Unidos. Su nombre es Glynn Simmons, de 70 años, y fue liberado en julio después de que un tribunal de distrito determinara que pruebas cruciales de su caso nunca fueron entregadas a sus abogados. Este lunes, un fiscal del condado declaró que existían pruebas suficientes para que se tenga que realizar un nuevo juicio en su contra. Y luego, en una orden emitida el martes, la jueza Amy Palumbo declaró inocente a Simmons.

"Este tribunal determina, mediante pruebas claras y convincentes, que el delito por el que el señor Simmons fue declarado culpable, sentenciado y encarcelado... no fue cometido por el señor Simmons", dijo la jueza de distrito del condado de Oklahoma. "Es una lección de resiliencia y tenacidad", agregó a los periodistas después de la decisión, según Associated Press. "No dejes que nadie te diga que esto no puede suceder, porque realmente puede suceder".

Simmons cumplió 48 años, un mes y 18 días de prisión por el asesinato de Carolyn Sue Rogers, ocurrido en 1974 durante el robo a una licorería en un suburbio de la ciudad de Oklahoma. El ahora inocente tenía 22 años cuando él y otro acusado, Don Roberts, fueron declarados culpables y sentenciados a muerte en 1975. Posteriormente, las penas se redujeron a cadena perpetua debido a decisiones de la Corte Suprema de Estados Unidos sobre la pena de muerte. Simmons sostuvo su inocencia y afirmó que se encontraba en Luisiana, su estado natal, en el momento del crimen. El hombre soltó una sonrisa cuando el tribunal lo declaró inocente. Vestido con un suéter gris con capucha y un sombrero de fieltro y voz suave, comentó más tarde a los periodistas que había estado esperando este momento durante "mucho, mucho tiempo".

Glynn Simmons fue declarado inocente luego de pasar más de cuatro décadas en prisión.

"Lo que se ha hecho no se puede deshacer, pero sí se pueden rendir cuentas", indicó. Simmons también expresó su interés en involucrarse en proyectos relacionados con reformar el sistema de justicia de su país. “Adquirí una pasión por el sistema de justicia, por una reforma judicial. Intento involucrarme en una reforma judicial. Repensar cómo aplicamos la justicia criminal".

Un tribunal de distrito anuló su sentencia en julio después de determinar que los fiscales no habían entregado todas las pruebas a los abogados defensores, incluida la declaración de un testigo había identificado a otros sospechosos. Simmons y Roberts fueron condenados en parte debido al testimonio de un adolescente que había recibido un disparo en la nuca. El adolescente señaló a otros hombres durante los reconocimientos policiales y luego contradijo algunos de sus propios testimonios, de acuerdo con el Registro Nacional de Exoneraciones. Roberts fue puesto en libertad condicional en 2008. Las personas condenadas injustamente que cumplen condena en Oklahoma tienen derecho a recibir hasta US$175.000 en compensación. Simmons actualmente está luchando contra el cáncer de hígado, según un GoFundMe en el que ha recaudado miles de dólares para ayudar a cubrir sus costos de vida y quimioterapia.

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Hace dos meses un hombre negro que pasó más de 16 años encarcelado en Florida por una condena injusta fue abatido a tiros por un agente del alguacil del condado de Camden, en Georgia, durante una parada de tráfico, informaron las autoridades. Las condenas y encarcelamientos injustos afectan desproporcionadamente a las minorias en Estados Unidos. La Oficina de Investigaciones de Georgia identificó al hombre como Leonard Allen Cure, de 53 años de edad.

Cure había estado representado en su caso de exoneración por el Innocence Project de Florida. El director ejecutivo del grupo, Seth Miller, dijo que estaba devastado por la noticia de la muerte, de la que se enteró a través de la familia de Cure. "Solo puedo imaginar lo que es saber que su hijo es inocente y verlo ser sentenciado a cadena perpetua, ser exonerado y... luego le digan que una vez que fue liberado, lo mataron a tiros", dijo Miller. El Innocence Project de Florida dijo en un comunicado que Cure se dirigía a su casa después de visitar a su madre en el sur de Florida cuando fue detenido y acribillado. La Oficina de Investigaciones de Georgia (GBI) dijo que un agente del condado de Camden detuvo a Cure mientras conducía por la Interestatal 95 cerca de la frontera que separa a Georgia de Florida. Según un comunicado de prensa del GBI, Cure salió del auto a petición del oficial y cooperó pacíficamente hasta que le dijeron que estaba siendo arrestado. La agencia dijo que la información preliminar muestra que inicialmente el oficial alcanzó a Cure con su pistola paralizante cuando no obedeció sus órdenes, y luego Cure comenzó a agredir al oficial. El GBI dijo que el agente volvió a intentar usar la pistola paralizante y un bastón para someterlo, luego sacó su arma y disparó a Cure cuando continuó resistiéndose.

'Making a Murderer', documental que pone en la cuerda floja la justicia estadounidense, se convirtió en el fenómeno social del momento, relatando el caso de Steven Avery.

El nombre de Steven Avery se dio a conocer el 5 de enero de 1985, un día en el que, sin saberlo, ese joven veinteañero del condado de Wisconsin (Estados Unidos), había quedado fichado para siempre en la comisaría de la ciudad de Manitowoc. El día antes de que le tomaran la famosa foto policial fue denunciado por su propia prima, Sandra Morris — esposa del ayudante del sheriff — por haberla seguido desde su coche, sacarla de la carretera y apuntarla con un arma que estaba descargada. Pero no fue un hecho aislado ni la víctima un objetivo aleatorio. Antes, la misma Morrison presentó otra denuncia contra Avery por tener relaciones sexuales con su mujer en el jardín de su casa. Sin embargo, este no fue el primer encontronazo del joven con la autoridad; años atrás fue acusado por robo y maltrato animal: roció con gasolina al gato de los vecinos y lo arrojó al fuego. Este solo fue el principio de un duro y mediático paso por el terreno de la Justicia de quien fue considerado el asesino de Teresa Halbach. Pero, ¿por qué fue esta foto policial el comienzo de todos sus males? La respuesta se encuentra en otro caso que ocurrió seis meses después a la detención de Avery.

Una vecina de la zona denunció haber sido atacada y agredida sexualmente por un hombre. De acuerdo con la descripción del agresor que relató a los agentes, la entonces ayudante del sheriff — y amiga íntima de Morris —, concluyó que el perfil encuadraba perfectamente con el físico de Avery, por lo que pasó a formar parte de la rueda de reconocimiento del caso. Horas después, tras extraer unas pruebas de ADN de las uñas de la denunciante y determinar que coincidían con las del joven, es arrestado.

Thomas Griffin y Meeks Griffin, hermanos que eran dos hombres negros que fueron sentenciados a muerte porque Monk Stevenson, otro sospechoso del homicidio, testificó en su contra. Tiempo después, confesó que los había acusado porque pensó que podrían librarse pagando una multa.

George Stinney Jr, la persona más joven de Estados Unidos condenada a la pena de muerte. Fue enviado a la silla eléctrica con 14 años de edad y 70 años después fue declarado inocente.

El caso de Troy Davis se hizo popular como el prototipo del afroamericano condenado injustamente por la muerte de un caucásico. Con 42 años murió por inyección letal. Varios de los testigos que lo acusaron se retractaron asegurando que fueron presionados por la policía.

Cameron Willingham, padre de familia que fue condenado a morir por inyección letal con 36 años. Las pruebas en las que se basaron para condenarlo fueron peleas anteriores y tatuajes que tenía en su brazo.

Jesse Tafero fue condenado a morir en la silla eléctrica con 43 años. Un amigo declaró en su contra y tiempo después confesó que había metido. La silla eléctrica tuvo un fallo que hizo que su cabeza se incendiara durante el proceso.

Carlos DeLuna (derecha, Carlos Hernández) fue acusado de asesinato con 27 años y condenado a morir por inyección letal. El verdadero culpable, Carlos Hernández, se libró de la condena por el gran parecido de ambos. La inocencia de DeLuna salió a la luz cuatro años después de su muerte.

La muerte de Ellis Wayne Felker motivó el debate del uso de pruebas de ADN para presos condenados a muerte ya que la principal prueba que lo relacionó con el asesinato fue un pelo en la ropa de la víctima.

John Ray Conner, acusado de asesinato, varios testigos señalaron que lo vieron correr rápidamente tras el ataque. John tenía dificultades para caminar y, pese a ello, fue ejecutado.

Odell Barnes fue acusado de asesinato y condenado a morir por inyección letal. No se realizaron investigaciones por el bajo presupuesto de la oficina del Defensor Público del Condado de Wichita.

Larry Griffin fue acusado de asesinato por un testigo que aseguró haberlo visto disparar desde un coche. Años más tarde, el testigo confesó haber sido él mismo el autor del asesinato.

Lena Blaker, se le acusó del asesinato de su jefe y fue condenada a muerte cuando en realidad fue en defensa propia cuando su superior le estaba amenazando con una pistola.

Gary Graham fue condenado injustamente a morir por inyección letal cuando había suficientes evidencias de que era inocente.

Nie Shubin, ejecutado de un disparo en la cabeza con 20 años tras haber sido acusado de asesinato y violación, fue declarado inocente 21 años después.

Reginald Blanton fue ejecutado tras ser declarado culpable por robo y homicidio. Nunca hubo pruebas materiales que lo vincularan con el crimen y los abogados sostienen que los fiscales se basaron en testimonios forzados.

Teng Xingshan fue acusado del asesinato de una mujer y ejecutado con un disparo en la cabeza. Años más tarde la mujer reapareció en la aldea, había sido secuestrada.

Derek Bentley sufría retraso mental por una contusión cerebral durante la II Guerra Mundial. Fue condenado a muerte por un delito que cometió un amigo, Cristopher Craig, que solo fue condenado a 10 años de prisión por ser menor de edad aún siendo el autor del asesinato.

David Spence fue ejecutado por inyección letal. Tras su muerte, dos testigos se retractaron de sus declaraciones explicando que la policía les ofreció beneficios a cambio de que le culparan a él.

Leo Jones fue torturado y golpeado para que firmase una confesión de un delito que no había cometido. Aunque existían varios testimonios que daban credibilidad a su inocencia, fue ejecutado en la silla eléctrica.

Chiang Kuo-Ching fue acusado de violación y asesinato de una niña de 5 años y torturado hasta que confesó el crimen. Lo ejecutaron con un disparo en la cabeza. 13 años después otro hombre admitió ser el verdadero autor y fue condenado a 18 años de cárcel.

Rubén Cantú fue acusado de asesinato con un testigo que aseguró que había sido él. Fue ejecutado mediante inyección letal y años después el propio testigo aseguró que Cantú era inocente y que lo había acusado por sentirse presionado por la policía.

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