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25 - Septiembre - 2021
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La primera barca solar del faraón Keops, el artífice de la Gran Pirámide, fue descubierta en una zanja junto al monumento en el año 1954. Tras un minucioso trabajo de extracción y de reensamblado de las 1.224 piezas que la componían, que tardó trece años en completarse, la embarcación, realizada en madera de cedro y de 43,3 metros de eslora, 5,6 de manga y 1,5 de calado, se expuso al público en un pequeño museo construido al efecto junto a la pirámide. Y allí ha visto pasar todos estos años. Hasta ahora, que acaba de ser trasladada a su nueva ubicación: el Gran Museo Egipcio (GEM) que está a punto de ser inaugurado en la meseta de Giza.

La "celda" que guarda la embarcación colocada sobre el vehículo inteligente.

La operación de traslado tardó 48 horas en completarse, y en su organización ha participado el ejército egipcio. "Es uno de los proyectos de ingeniería y arqueológicos más importantes y desafiantes. El traslado nos llevó casi un año de estudio, planificación y preparación", ha declarado el general Atef Mortah, que ha supervisado los trabajos. Según el general, se barajaron varias propuestas para llevar a cabo la dificultosa mudanza, entre ellas desmontar de nuevo la embarcación e incluso realizar el traslado en globo.

Al final, sólo se desmontaron algunas partes, como los doce remos, la proa, la popa y la cabina, en un proceso que duró un mes y medio. Cuidadosamente envuelta y protegida con un marco acolchado y una celda de hierro fue introducida íntegra en un vehículo inteligente (importado de Bélgica) dirigido por control remoto. Según las autoridades egipcias, este vehículo "ha demostrado su capacidad de llevar a buen puerto la tarea asignada. Es capaz de sortear cualquier obstáculo que pueda encontrar en la carretera y maniobrar en curvas, así como absorber cualquier vibración mientras se desplaza".

La primera barca de Keops tal como se exponía hasta la fecha en el Museo de la Barca Solar, en Giza.

La noche fue el marco escogido para realizar el espectacular traslado, que se realizó con éxito en diez horas desde el pequeño museo que ha sido el hogar de la barca durante todos estos años hasta su nuevo espacio en el Gran Museo Egipcio, unos siete kilómetros. Durante el trayecto, que se hizo sin incidentes, un sistema de dispositivos digitales vigiló en todo momento la temperatura y humedad de la embarcación, la estabilidad de la celda en el interior del vehículo (cuyo exterior consistía en un armazón negro con un perfil luminoso del barco) y la inclinación de la carretera. Todo en aras de que la valiosa pieza llegara a su destino en perfectas condiciones.

De hecho, el pequeño museo de la barca, a juicio de los expertos, no reunía en la actualidad las condiciones necesarias para albergar un tesoro de estas características, ya que, por ejemplo, la incidencia de la luz procedente del exterior tenía un "efecto negativo" sobre la pieza según los especialistas. "Antes del traslado, un radar examinó la resistencia del viejo museo y de la carretera de la meseta de Giza para soportar con garantías el peso del vehículo y la carga", ha explicado El Tayeb Abbas, asesor del Ministerio de Antigüedades para el Gran Museo.

La "celda" que contenía la barca de Keops durante su traslado al Gran Museo Egipcio.

Antes de iniciar su nueva andadura, la milenaria embarcación también ha sido sometida a un exhaustivo estudio que ha mostrado la fragilidad de algunas zonas y algunas fracturas que serán reparadas antes de que esta singular pieza sea de nuevo expuesta al público en la sección de barcas solares del nuevo museo. Allí compartirá espacio con su compañera, la segunda barca del faraón, cuyos trabajos de extracción han terminado recientemente y espera pacientemente su montaje final.

El Museo de la Barca Solar, junto a la Gran Pirámide de Keops.

La embarcación recibió el nombre de Barca Solar de Keops porque este tipo de vehículos funerarios se hacía a imitación del mitológico bote usado por Ra, el dios egipcio del sol, para surcar el cielo hacia el ocaso, iluminando el mundo a su paso. Para los arqueólogos, sin embargo, no está claro si la barca de Keops fue construida para que el faraón la utilizara en su nueva vida una vez muerto o para transportar su ajuar funerario a la Gran Pirámide. Para exhibir la nave, de 42 metros de largo y de 5,6 metros de altura en su punto más elevado en el medio, fue construido un museo ad hoc en el mismo sitio del hallazgo. Pero el Gobierno egipcio decidió finalmente despertarla de su plácido descanso de casi medio siglo y trasladarla a su nuevo y megalómano proyecto turístico: el Gran Museo Egipcio (GEM, en sus siglas en inglés).

Viaje nocturno de la barca de Keops hasta su nueva ubicación.

Tal como explicó durante una conferencia este martes el asistente del Ministerio de Turismo y Antigüedades para Asuntos de Antigüedades del GEM, Al Tayeb Abbas, “el museo de las pirámides era oportuno en su momento”, pero había varios aspectos que, pese a las opiniones de muchos expertos, apuntaban a la pertinencia de su cambio de ubicación. Uno de ellos, según Abbas, es que la luz que entraba en el antiguo museo “tenía un efecto negativo” sobre la pieza arqueológica y podía deteriorar la que Egipto considera “la reliquia orgánica de madera más grande y antigua de la historia de la Humanidad”. Asimismo, añadió Abbas, aquel edificio, que además contrasta visualmente con el paisaje de arena y piedra de la magnífica explanada de las pirámides de Guiza, presentaba algunos problemas de accesibilidad, "para las personas con discapacidad, por ejemplo". El cambio de museo fue, por lo tanto, un gran desafío que requirió de un enorme despliegue tecnológico para que la nave funeraria de Keops recorriera los escasos kilómetros que separan las pirámides del GEM. El supervisor general del proyecto del GEM, el mayor general Atef Moftah, indicó durante la conferencia que, a la hora de decidir cómo llevar a cabo el traslado, se plantearon varias posibilidades, desde volver a desmontar completamente la embarcación hasta transportarla en globo.

Los tesoros inéditos de Tutankamón y otros 100.000 objetos.

Uno de los dilemas fue si eliminar parte del museo donde estaba para sacarla, aunque al final decidieron conservarlo en lo que el propio Moftah considera "una misión suicida que podría haber terminado mal porque el edificio era inestable" Para su transporte, desmontaron algunas partes del barco, como los doce remos, la proa, la popa y la cabina del capitán, en un proceso que duró mes y medio, y preservaron el cuerpo principal en lo que el militar definió como una "jaula", aunque tiene más bien la forma de un contenedor. Utilizando una tecnología con control remoto pusieron esta "jaula", de 70 toneladas de peso, en unos rieles que la llevaron hasta el GEM en un recorrido de nueve kilómetros en el que hubo que construir expresamente algunos puentes metálicos provisionales y una rampa de 400 metros. En total, todo el proceso duró 48 horas. Ahora la barca solar de Keops espera en su "jaula" a ser asentada y montada nuevamente para su exhibición como una de las piezas estrella del nuevo GEM, cuya apertura se espera para finales de este año. Pero la embarcación contará con una compañera de excepción en el que será el museo de arqueología más grande del mundo, con una superficie de 480.000 metros cuadrados y con la exposición de más de 100.000 piezas. Al Tayeb Abbas adelantó que, junto a ella, se exhibirá una segunda nave perteneciente a Keops que fue encontrada en otro hoyo bajo la arena al lado de la primera.

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Posiblemente, fue hijo del faraón Seneferu y de la reina Hetepheres I. Se casó con Meritites I y Henutsen, ambas enterradas en pequeñas pirámides, junto a la Gran Pirámide de Guiza. Parece que el hijo mayor de Keops, Kauab, no vivió para sucederle, y tras la muerte del faraón la familia se dividió en tres linajes, del tercero de los cuales surgió Jafra (Kefrén en griego). Le sucedieron cuatro de sus hijos: Dyedefra, Jafra (Kefrén), Dyedefhor y Baefra, que reinaron uno tras otro a la muerte de su padre. Parece constatarse que durante el reinado de Jufu la monarquía alcanzó su mayor poder, como puede apreciarse por las disposiciones adoptadas durante su reinado, tendentes hacia la concentración total del poder en torno al faraón. Entre dichas disposiciones destacó el reforzamiento del cargo de chaty, nombrado personalmente por el propio faraón, asegurándose así el control casi absoluto sobre todos los estamentos del primer gran estado absolutista y centralizado conocido.

Como sus antecesores y sucesores, Keops recibió culto en su templo funerario durante siglos hasta que la mayoría fueron abandonados durante la crisis del Primer periodo intermedio. El culto a varios de ellos, incluyendo Keops, resurgió en el Imperio Medio. En el Imperio Nuevo estos cultos locales y la misma necrópolis de Guiza se reactivaron. El rey Amenhotep II levantó un templo conmemorativo de sus antepasados y una estela cerca de la Gran Esfinge. Su hijo y sucesor, Tutmosis IV, liberó la figura de la arena que la semienterraba, volvió a repintarla y colocó entre sus patas delanteras la Estela del Sueño. A finales de la XVIII dinastía se erigió un templo de Isis en la pirámide satélite G-Ic (la de la reina Henutsen) en la necrópolis de Khufu. Durante la XXI dinastía el templo fue ampliado, realizándose más ampliaciones en la XXVI dinastía. Allí oficiaban "sacerdotes de Isis" y "sacerdotes de Khufu". En la Baja Época se vendieron allí gran cantidad de escarabeos con el nombre de Keops a los visitantes. Sin embargo, los egiptólogos modernos creen que para entonces Khufu ya no era adorado personalmente como antepasado real, sino que era visto como una figura simbólica de la historia del templo de Isis, que daba buena suerte a través de sus amuletos.

El Gran Museo Egipcio (GEM por sus siglas en inglés), también conocido como el Museo de Guiza, estará íntegramente dotado de colecciones del Antiguo Egipto. Descrito como el museo arqueológico más grande en el mundo dedicado a una sola civilización, está actualmente en construcción y se prevé su inauguración para 2021. El museo ocupa un terreno de unas 50 hectáreas, situado dos kilómetros al oeste de la necrópolis de Guiza.

El Gran Museo Egipcio, en construcción, Noviembre de 2019.

Desde que un grupo de arqueólogos del proyecto Scan Pyramids afirmaran que existe una sala oculta en la Gran Pirámide (una cámara en la que podrían estar los desaparecidos restos del faraón Keops), los misterios de esta gigantesca construcción edificada en Guiza vuelven a estar de moda. Sin embargo, lo que tiende a olvidarse es que -además de los enigmas que ya atesora de por sí esta tumba- existen otros tantos atribuidos al monarca que la mandó edificar. Y es que, de él se dice que fue un soberano cruel y que estaba tan obsesionado con terminar su mausoleo, que llegó a prostituir a su hija para poder pagar los gastos. Una teoría que no comparte Aroa Velasco, historiadora especializada en el Antiguo Egipto y autora de la página Web « Papiros perdidos»: «Existen mucha leyenda negra en relación a Keops».

Poco se sabe realmente sobre Keops más allá de lo que escribió el historiador griego Heródoto (quien visitó Egipto en el siglo I a.C. para tratar de recopilar sus vivencias). Su desconocido paso por este mundo ayudó a generar ese halo de ocultismo que, desde hace miles primaveras (cuando el primer faraón Narmer tomó el poder en el 3050 a.C.), sobrevuela la historia del Antiguo Egipto. Los datos que han logrado atravesar las perdidas arenas del desierto y llegar hasta nuestros días nos dicen que fue alumbrado a lo largo de los años finales del 2.400 a.C. con el nombre de Jhufu o Jnum-Jufu. Un término este último que, para algunos investigadores como el popular José Ignacio Velasco Montes, vendría a significar «Jnum [el dios creador] me protege».

Keops fue el término griego con el que le denominó Heródoto después de haber investigado en primera persona la vida del que, a la postre, sería el segundo faraón de la Cuarta Dinastía. «Keops fue, probablemente, hijo de Snefru y Heteheres», explica Aroa. Su ascendencia a nivel paterno no podía ser mejor, pues su progenitor era amado por el pueblo (que lo consideraba un buen y un bondadoso gobernante) y había dirigido además varias expediciones militares exitosas contra los nubios y contra los libios. Por el contrario, su madre no era una mujer de alta cuna. Más allá de la nobleza de sus padres (algo, con todo, básico para poder liderar al pueblo) Keops creció en un Egipto a caballo entre la III y la IV dinastía de Faraones. Un tiempo en el que la nobleza del Nilo comenzaba a cobrar importancia y se empezaba a hacer un hueco en las altas esferas de la región. «Alrededor del rey se mantenía una élite que, bien preparada, influía sobre la monarquía, pues deseaba asegurarse una vida, cómoda y agradable, sin necesidades en el presente y también en el ”Más Allá”. El rey era el eje del sistema y ejercía un poder “absoluto” sobre el país y las personas, las cosechas, etcétera», explica José Ignacio Velasco Montes en su obra. Keops también vivió una época en la que el culto funerario había cobrado una importancia desmesurada para el desarrollo egipcio. Y es que, la obsesión de los líderes de la región de ser inhumados en mastabas primero, y pirámides después, provocó que se creara toda una economía alrededor de los enterramientos. «No eran solo ya el ajuar funerario, los sarcófagos, el lino para embalsamar, las joyas, los barcos para trasladar piedras, y un largo etcétera. Todo ello precisaba de una mano de obra especializada que, empujada por la demanda de objetos, se creaba y se multiplicaba», completa el experto.

José Antonio Velasco Montes, nacido en Badajoz (España) en 1938, reside en Marbella (Málaga, España) y es Médico Cirujano General y Traumatólogo, jubilado. También es escritor de Novelas Históricas sobre Egipto.

A la sombra de esta nueva mentalidad funeraria se crió Keops, quien vio con sus propios ojos como su propio padre construía varias pirámides (algunas de las cuales se vinieron abajo) hasta hallar una que estuviera a la altura de su grandiosidad. Al final, Snefru tuvo que hacer uso de su tumba cuando Jhufu contaba (dependiendo de los historiadores) entre 23 y 27 años. Fue entonces cuando dejó este mundo para partir hacia el más allá. Su relevo político lo tomó nuestro protagonista, que inició un reinado que se extendería entre 23 años (de 2589 a 2566 a.C. o de 2551 a 2528 a.C.) y más de 40. Este campo es otro que se debate entre el misterio y la realidad. Uno de los datos objetivos que existe sobre su reinado es que Keops se casó hasta cuatro veces. Entre sus esposas destacaron –como determina Aroa Velasco - Henutsen y Meretites I. Ambas, hermanas suyas o mediohernanas. Con ellas llegó a tener varios hijos. Una práctica, con todo, habitual entre los faraones, quienes la entendían como una forma de evitar que su linaje se manchase con sangre plebeya. «Entre sus múltiples hijos hay que reseñar a Micerinos y a Khaefra», determina la historiadora especializada en Egipto.

En vida, además, se destacó como un gran líder militar. Un ejemplo de ello es que envió partidas militares fuera de los territorios de Egipto para mantener a raya a los nubios y a los nómadas que se dedicaban a atacar (de una forma sumamente molesta) a las caravanas de comercio egipcias. Pero eso no significa, ni mucho menos, que fuera un santo. Y es que, también dirigió contingente de soldados dispuestos a extender los territorios del faraón al sur de su país. Además, reforzó las defensas ubicadas en la frontera con Nubia (principalmente una fortaleza iniciada por su padre) para evitar las amenazas constantes que sufrían los comerciantes que se desplazaban hasta la zona.

Otro de los datos verdaderos más destacados sobre su persona es que ordenó construir una gigantesca pirámide en Guiza(la futura « Gran Pirámide») para enterrarse cuando falleciera. Su construcción fue una de las grandes obsesiones del faraón, quien organizó varias expediciones militares a los alrededores de Egipto con el objetivo de conseguir ricos materiales con los que su complejo funerario pasase a la eternidad. «De [estas expediciones] hay estelas [que afirman que estuvo] en las canteras del Sinaí (buscando turquesas y otros materiales) o en Nubia (sobre todo en busca de oro)», añade Montes. Keops también favoreció el comercio con regiones lejanas como el Líbano para poder construir con materiales exóticos el edificio que debería llevarle hasta el más allá. Algo para lo que fortaleció la ya de por sí imponente flota de buques que había construido su padre. «Más allá de estos datos biográficos, el resto son principalmente leyendas o mitos sobre su persona», añade Velasco.

Una vez comenzado su reinado, Keops pasó a la historia como un rey tirano y cruel que dirigía al pueblo con mano dura. Esta actitud contrastaba sumamente con la de su padre. Sin embargo, la realidad es que esta visión tan negativa del monarca ha llegado hasta nuestros días de la mano de Heródoto de Halicarnaso. Un historiador griego que, deseoso de recopilar la historia de los faraones, viajó hasta Egipto dos milenios después de la muerte de Jhufu y se dedicó a crear un perfil de nuestro protagonista en base a los testimonios locales. Así fue como Heródoto formó opiniones como la que afirmaba que Keops era un déspota. Algo que deja sobre papel en sus textos: «Hasta el reinado de Rampsinito, según los sacerdotes, estuvo el Egipto en el mejor orden y en gran prosperidad; pero Keops, que reinó después, precipitó a los egipcios en total miseria. Primeramente, cerró todos los templos y les impidió ofrecer sacrificios; ordenó después que todos trabajasen para él».

Herótodo, quien afirmó en sus textos que Keops reinó 50 años, se atrevió incluso a señalar que nuestro protagonista prostituyó a su propia hija para poder pagar la finalización de su «Gran Pirámide». «A tal extremo de maldad llegó Keops que, por carecer de dinero, puso a su propia hija en el lupanar con orden de ganar cierta suma, no me dijeron exactamente cuánto. Cumplió la hija la orden de su parte, y aun ella por su cuenta quiso dejar un monumento, y pidió a cada uno de los que la visitaban que le regalara una sola piedra; y decían que con esas piedras se había construido la pirámide que está en medio de las tres, delante de la pirámide grande, cada uno de cuyos lados tiene pletro y medio». El historiador egipcio, tal y como explica Aroa Velasco, dijo también que Keops esquilmó absolutamente Egipto con la única obsesión de terminar su gigantesca pirámide y dejar su impronta para la posteridad. Todo ello, después de haberse proclamado dios. «Se identificaba como Ra, el dios del Sol, Esto se sabe gracias a que algunos de sus hijos se llamaron “hijos de Ra”. El inauguró esta tendencia en una época en la que la religiosidad solar estaba en pleno auge. Es como, si ahora, una persona se proclamase Papa».

Cómo el manejo de la economía de los antiguos egipcios hizo posible que se construyeran las costosas pirámides.

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¿Era Keops un tirano? La visión más extendida sobre Keops es la que afirma que era un déspota. Sin embargo, la realidad es que esta visión fue ofrecida a Heródoto por los sacerdotes egipcios de la época. Los herederos de aquellos religiosos a los que el monarca arrebató el poder en el momento en que sucedió a su padre. «La documentación más fidedigna nos dice que Keops centralizó el poder sobre su persona de una manera brutal y eliminó muchos de los privilegios que tenían los sacerdotes, lo que provocó gran aversión hacia él y generó una leyenda negra que ha llegado hasta hoy», señala Aroa Velasco. Montes es exactamente de la misma opinión. El autor, concretamente, señala en su obra que Keops tomó las riendas del país con «mano dura» hacia el clero, pues sustituyó a muchos de los sumos sacerdotes de Egipto para poner, en su lugar, a familiares de su confianza o personas afines a él. «Fue un rey rígido que no permitió que el gremio le utilizara, sino que los colocó en su sitio. Posiblemente recuperara una gran parte del poder que estaba en manos del clero y, sobre todo, debió recoger gran parte de las riquezas, exageradas, que tenían en cientos de templos a lo largo de todo el Nilo», determina el experto. Keops, de hecho, cargó contra los sacerdotes no solo de forma económica, sino también a nivel religioso. Más concretamente, afirmó que él era el máximo exponente religioso de Egipto gracias a su divinidad. Esta forma de entender el culto aumentó, todavía más si cabe, las tensiones existentes entre el faraón y templos destacados como los dedicados a las divinidades de Path y On. «Keops adopta una actitud muy especial sobre estas influencias y resuelve las situaciones a su modo. Para ello inicia una etapa de nepotismo familiar y de amistades fiables», destaca Montes.

Los antiguos egipcios consideraban el río Nilo como la fuente de la vida. Se cuentan en millones los años que lleva regando los fértiles valles del noreste de África aunque sigue abierto el debate sobre cuántos exactamente. Se ha sugerido que el Nilo, en su actual recorrido, tiene unos 6 millones de años. Sin embargo otros expertos sostienen que podría haberse formado mucho antes.

¿Llevó Keops a Egipto a una crisis económica brutal? Según Aroa Velasco, nada más lejos de la realidad: «Es una leyenda que escribió Heródoto y que, posteriormente, han ido replicando los historiadores. La documentación fidedigna nos dice que no esquilmó Egipto. De hecho, sus sucesores pudieron construir dos pirámides más después de su muerte. La realidad es que Keops fue un muy buen administrador que concentró mucho el poder en su persona». Al final, se podría decir que este faraón hizo algo que, posteriormente, se generalizaría: dedicar todos sus esfuerzos y los del pueblo egipcio a edificar un monumento funerario que pasaría a la historia. Algo que ya había hecho su padre.

¿Prostituyó a su hija para pagar la Gran Pirámide? Es imposible corroborar esta leyenda, aunque es cierto que la pequeña pirámide que se halla cerca de la de Keops (la que presuntamente se habría construido con cada una de las piedras que los clientes del prostíbulo habrían ofrecido a la hija del faraón) parece pertenecer a una hermanastra de Jufu. Velasco entiende que todo es una invención de los sacerdotes en un nuevo intento de volver negro el recuerdo de Keops.

¿Se identificaba Keops con un dios? El último mito sobre Keops es el que afirma –como ya hemos explicado- que instauró un culto propio. Son varios los autores que corroboran este hecho. Sin embargo, otros tantos no están de acuerdo. La primera opción es la más aceptada. De hecho, algunos expertos como el profesor especialista en egiptología Robert M. Schoch determinan que se llegó a considerar el nombre de este faraón como sinónimo de santidad y buena suerte. Incluso se llegó a escribir en las tumbas de los fallecidos como «símbolo de santidad y protección». Sin embargo, también señala que esta religión centrada en el monarca cayó en desuso «durante el Imperio Medio y Nuevo».

Además de por todos sus misterios anteriores, si por algo destacó Keops fue por ordenar edificar la Gran Pirámide. Una tumba de gigantescas proporciones (una de las antiguas 7 maravillas del mundo) levantada en la meseta de Guiza. Este mausoleo, sin embargo, guarda a día de hoy multitud de enigmas. Muchos de ellos, avivados de forma absurda por los seguidores de lo oculto. El primero de ellos viene heredado, una vez más, desde los tiempos de Heródoto. Y es que, cuando este historiador visitó Egipto, fue informado por los sacerdotes de que el faraón había tardado solo 20 años en finalizarla.

En la actualidad, cuenta con 201 hileras de piedras. En principio tenía 209, el equivalente a un edificio de 40 pisos. Su base ocupa 465 metros cuadrados. Tuvo un revestimiento de piedra caliza blanca de 2,5 metros cuadrados. Este hacía que, al contacto con el sol, brillara de forma destacada. En el momento de su construcción medía 146 metros de alto, aunque ahora esta cifra ha descendido hasta los 138.

«Los unos tenían orden de arrastrar piedras desde las canteras del monte Arábigo hasta el Nilo; después de transportadas las piedras por el río en barcas, mandó [Keops] a los otros recibirlas y transportarlas hasta el monte que llaman Líbico. Trabajaban por bandas de cien mil hombres, cada una tres meses. […] Para construir la pirámide, se emplearon veinte años […] En la pirámide está anotado con letras egipcias cuánto se gastó en rábanos, en cebollas y en ajos para los obreros; y si bien me acuerdo, al leerme el intérprete la inscripción, me dijo que la cuenta ascendía a mil setecientos talentos de plata», determina Heródoto.

Según algunos estudios, es imposible que únicamente se tardaran 20 años en construir la pirámide de Keops, así como los edificios colindantes y el camino de piedra que da acceso a la misma. Y es que, de ser cierto las jornada habrían sido maratonianas y tendrían que haber trabajado cientos de miles de hombres (algo imposible, según se dice para la época por la falta de mano de obra) Por ello, se ha barajado la posibilidad de que los egipcios no construyeran esta tumba, sino que se la hubieran encontrado y, posteriormente, hubiera sido reutilizada por el faraón.

Sin embargo, en 2018 se desveló al mundo en el museo de El Cairo un papiro que, por primera vez en la historia, destrozó este mito. ¿La razón? Que en él, un inspector de obras llamado Mener detallaba pormenorizadamente la forma en la que se construyó la Gran Pirámide durante el mandato de Keops. Así lo afirmaron, al menos, los arqueólogos Pierra Tallet y Gregory Marouard. Las anotaciones fueron realizadas en el año 27 del reinado de Keops. «Los faraones comenzaban a contar los años desde el momento en que empezaban a reinar», explica Aroa Velasco. Además, la experta nos ofrece su opinión en relación a esta disputa: «Tardaron poco tiempo en construirla porque eran antiguos, pero no tontos. Tenían conocimientos muy avanzados en geometría, astronomía y matemáticas».

Además del misterio de la construcción de la Gran Pirámide, Keops dejó un enigma más después de morir. Y es que, cuando los arqueólogos entraron en la tumba, no hallaron la momia del faraón en ninguna de las tres cámaras de la edificación (la del rey, la de la reina o la subterránea). Como explicación se han barajado varias teorías. Entre ellas, la que afirma que existe una cuarta sala en la que se encuentran los restos del gobernante acompañados de un gigantesco tesoro. Algo que apoya Zahi Hawass, ex ministro de Antigüedades de Egipto. Con todo, la idea más extendida es que los cazadores de tesoros lograron acceder a la Cámara del Rey desde la parte superior de la pirámide y, tras descolgarse, expoliar la sala. A su vez, algunos arqueólogos mantienen que la momia de Keops fue sustraída por estos ladrones. «Heródoto, durante su viaje, ya afirmó que la momia no estaba dentro de la pirámide. Él explicó que se había ordenado la construcción de una meseta subterránea para enterrar al faraón. A partir de ese punto, las teorías son muchas Y todas se basan en que hay un gran sarcófago vacío en la cámara del rey que fue puesto durante la construcción de la pirámide, pues es más ancho que los corredores. La idea más extendida es que la pirámide fue abierta por los musulmanes en los siglos X y XI, aunque otros dicen que fue saqueada incluso antes. Personalmente soy partidaria de esta última. En el Valle de los Reyes, de las dinastías XVIII a XX, las tumbas se saqueaban nada más enterrar al faraón. ¿Por qué en estas no se iba a hacer algo parecido?», añade Velasco.

Teorías que explican cómo fueron construidas las pirámides hay de todo tipo. No se sabe muy bien como se llevaron a cabo porque no ha quedado ningún texto o relieve que nos lo explique. El surgimiento de varias hipótesis se debe a que los investigadores no se creen que los egipcios, en una sociedad tan antigua, pudieran llevar a cabo este tipo de edificaciones cuando no disponían ni siquiera de la rueda. La mas habitual es la de las rampas incrementadas. Esta afirma que alrededor de la construcción iban añadiendo rampas de tierra para subir los bloques. Una varias. Otra señala que se realizaron con una serie de gradas de madera sobre las que se subían los bloques. También destaca la que habla de que usaban trineos de madera mediante los que desplazaban las piedras. Estas teorías se pueden aplicar a todas las pirámides. Pero la de Keops es un caso todavía más misterioso debido a que es la más grande que existe y apenas hay información sobre ella.

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