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29 - Mayo - 2020
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“Por su excelente y valerosa investigación de la horrible y despiadada violencia contra los afroamericanos durante la era de los linchamientos”. Con estas palabras, el jurado de los premios periodísticos más prestigiosos del mundo, los Pulitzer, ha reconocido el trabajo de Ida B. Wells. Un homenaje merecido, si bien tardío, ya que Wells murió hace casi noventa años.

No resulta extraño que le hayan llegado tarde los reconocimientos, porque ella llegó con adelanto a casi todo: defendió los derechos civiles de los afroamericanos 70 años antes que Martin Luther King y era editora de un periódico 30 años antes de que las estadounidenses pudieran votar. No está nada mal para una persona que, al nacer, no era ni siquiera persona, sino una propiedad de otros.

Ida B. Wells (1862-1931) nació esclava en Misisipi solo unos meses antes de que Lincoln declarara el fin de la esclavitud durante la guerra civil. Sus padres, carpintero y cocinera, eran muy activos políticamente, y quisieron que sus hijos tuvieran una educación. Ida pudo estudiar hasta los 16 años, cuando sus padres murieron, pero ese ya era un nivel extraordinario para una mujer negra de la época, y le permitió hacerse cargo de sus hermanos trabajando como profesora.

Retrato de Ida B. Wells alrededor del año 1893.

Fue después de mudarse a Memphis, la gran ciudad del estado sureño de Tennessee, cuando Ida empezó su activismo por los derechos civiles. Con poco más de veinte años, la echaron por la fuerza de un tren tras negarse a ceder el asiento de primera clase por el que había pagado y sentarse en el vagón de los negros. Ella decidió demandar a la compañía y ganó una indemnización en primera instancia. Cuando un tribunal superior le quitó la razón, decidió empezar a escribir, bajo el seudónimo “Iola”.

Según algunas fuentes, sus artículos sobre las penosas condiciones del sistema educativo para los niños afroamericanos forzaron su salida de la educación pública y la llevaron a dedicarse plenamente al periodismo. A los 30 años ya era copropietaria del periódico en el que escribía, y es entonces cuando la desgracia de un amigo la llevó al tema que definiría su carrera periodística y que le ha valido el Pulitzer: los linchamientos , las ejecuciones extrajudiciales de negros a manos de grupos de blancos.

Ida B. Wells junto a sus cuatro hijos en 1909.

En 1892, una turba entró en una cárcel de Memphis y se llevó a tres hombres, que acabaron asesinados brutalmente en un descampado. Uno de ellos, Thomas Moss, era un buen amigo de Ida B. Wells. Todo había comenzado después de una riña entre un chaval blanco y otro negro que jugaban a las canicas, pero en sus artículos Wells desveló que tras el crimen había lo que en otros muchos linchamientos: tensiones económicas y el intento evidente de que ningún afroamericano prosperara en el Sur.

Moss era uno de los propietarios negros de un floreciente negocio que tenía bastante preocupado a un competidor blanco, Robert Barrett. Fue él quien aprovechó el incidente de las canicas para acusar a varios vecinos del barrio de estar envueltos en una “conspiración contra los blancos” con sede en su negocio rival. Después de un tiroteo, los tres afroamericanos acabaron en la cárcel, y fue de allí de donde los sacó la turba para matarlos antes del juicio. Otra multitud de blancos arrasó el negocio de Thomas Moss y, poco después, su competidor, Barret, se lo quedó en una subasta.

Un afroamericano bebiendo agua en una zona designada para personas negras en 1939 en una estación de tranvías en Oklahoma City.

Inspirada por este acontecimiento,Ida B. Wells viajó durante meses por todo el sur de Estados Unidos buscando testimonios y documentación de otros linchamientos, un verdadero trabajo primitivo de periodismo de investigación con grave riesgo para su vida. En sus artículos puso particular empeño en desmontar la excusa que se daba para muchos de esos crímenes: la violación.

A un gran número de varones negros se les acusaba de haberse propasado sexualmente con mujeres blancas, cuando la verdadera motivación era la venganza económica, si no la envidia. “Nadie en esta parte del país cree esa vieja mentira de que los hombres negros violan a mujeres blancas [...] es una excusa para librarse de los negros que adquieren riqueza y propiedades, y para mantener a la raza negra aterrorizada”.

En su investigación encontró que, en dos tercios de los linchamientos, las víctimas ni siquiera habían sido acusadas de violación. Puso el foco en la violencia sexual contra las mujeres negras y además habló abiertamente de un tema tabú: las relaciones consentidas entre personas de diferentes razas.

Fue un artículo sobre ese tema el que llevó a una turba blanca a quemar su periódico y el que la que la obligó a mudarse al norte para salvar la vida. Ella misma ya había puesto por escrito su consejo a los afroamericanos de Memphis: “Ahorrad y abandonad esta ciudad que ni protegerá nuestras vidas y propiedades ni nos dará un juicio justo, pero que nos asesinará a sangre fría cuando nos acuse una persona blanca”.

Fue un artículo sobre ese tema el que llevó a una turba blanca a quemar su periódico y el que la que la obligó a mudarse al norte para salvar la vida. Ella misma ya había puesto por escrito su consejo a los afroamericanos de Memphis: “Ahorrad y abandonad esta ciudad que ni protegerá nuestras vidas y propiedades ni nos dará un juicio justo, pero que nos asesinará a sangre fría cuando nos acuse una persona blanca”.

Ida B. Wells siguió escribiendo y luchando por la justicia durante el resto de su vida. Escribió para un periódico de Nueva York y viajó dos veces al Reino Unido a explicar en conferencias lo que eran los linchamientos.

Anverso y reverso de la medalla de oro Premio Pulitzer al Servicio Público, que sirve como símbolo de los Premios Pulitzer en general.

Más tarde se mudó a Chicago, donde fue muy influyente en la política local y donde, además, se casó y tuvo cuatro hijos. Desde allí continuó sus campañas por el derecho al voto de las mujeres o la igualdad de derechos para los afroamericanos, fundando importantes organizaciones que aún hoy sobreviven.

El premio Pulitzer viene a remediar con mucho retraso la falta de reconocimiento de su trabajo sobre los linchamientos, un auténtico precursor del periodismo de datos que trabaja con tablas estadísticas. También viene a demostrar que los que se equivocaban eran los periódicos blancos al decir que “que se le permita vivir y murmurar esas repulsivas calumnias es un testimonio de la maravillosa paciencia de los blancos sureños”, o el gobierno, que todavía en 1918 la consideraba “una conocida agitadora” y se negaba a darle un pasaporte.

A pesar de esto, su trabajo consiguió precisamente lo que pretendía. Como ella misma escribió: “La manera de arreglar las cosas que están mal es poniendo la luz sobre ellas”.

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Ida Bell Wells-Barnett, también conocida como Ida B. Wells (Holly Springs, Mississippi, 16 de julio de 1862-Chicago, Illinois, 25 de marzo de 1931), fue una mujer afroamericana cofundadora de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color y dedicada a la defensa de los derechos civiles y a los derechos de la mujer en Estados Unidos, perteneciente al movimiento sufragista. Documentó cientos de casos contra los linchamientos raciales.

Hija de padre carpintero, John Wells y Elizabeth Warrenton Wells, ambos esclavos hasta su liberación tras la Guerra de Secesión. A la edad de catorce años sus padres y su hermano de nueve años fallecieron por la fiebre amarilla durante una epidemia que asolaba el sur de Estados Unidos, después de los funerales los amigos decidieron repartir a los seis hermanos restantes con diferentes tíos y tías. A Wells no le pareció buena idea que la familia se separase y para ello decidió ir al instituto y encontrar trabajo como profesora en un colegio de personas de raza negra. A pesar de las dificultades, pudo continuar su educación trabajando en el Rust College en Holly Springs.

En 1880 Wells se trasladó a Memphis con sus hermanos, exceptuando a uno de quince años. Allí obtuvo un trabajo de verano y cuando le era posible acudía a las sesiones de verano de la Fisk University en Nashville. Wells mantenía unas fuertes opiniones políticas acerca de los derechos de la mujer que enfadaban a muchos. Se convirtió en una figura pública en Memphis cuando en 1884 lideró una campaña en contra de la segregación en el ferrocarril local, cuando un conductor de la Chesapeake, Ohio & South Western Railroad Company (Compañía de ferrocarriles) le obligó a cederle un sitio a un hombre de raza blanca mandándola al vagón de fumadores, que estaba a rebosar de otros pasajeros. La Civil Rights Act of 1875 (Ley de derechos civiles de 1875), que prohibía la discriminación por raza, credo o color en teatros, hoteles, transportes u otros lugares públicos fue declarada inconstitucional en los Civil Rights Cases (Casos de Derechos Civiles) de 1883 y muchas de las compañías de ferrocarriles podían continuar con la segregación racial de sus pasajeros, Wells se negó a ceder su sitio 71 años antes que Rosa Parks.

Elizabeth Eckford, de 15 años, perseguida por una multitud en la escuela secundaria Little Rock Central el primer día del año escolar, el 4 de septiembre de 1957.

Cuando regresó a Memphis, inmediatamente contrató un abogado para demandar a la compañía de ferrocarril, ganó el caso en el tribunal local, pero la compañía apeló en la Corte Suprema de Tennessee la cual dio la vuelta a la sentencia. Durante las manifestaciones por el derecho al voto de la mujer se negó a ponerse detrás de la marcha por ser de raza negra, un gesto que le hizo ganar reconocimiento. En 1889 empezó a ser copropietaria y redactora de un periódico en contra de la segregación que se publicaba en Memphis, su nombre era Free Speech (Libertad de expresión).

En 1892 se vio obligada a abandonar la ciudad a causa de la publicación de un artículo escrito por ella denunciando el linchamiento de tres amigos propietarios de una tienda de ultramarinos acusados de quitar clientes a sus competidores blancos. Muchos afroamericanos decidieron irse de la ciudad mientras otros organizaron boicots a los negocios cuyos propietarios fuesen de raza blanca, como resultado Wells trasladó su residencia a Chicago. En 1892 publicó un famoso panfleto titulado: Southern Horrors: Lynch Law in All Its Phases (Los horrores del sur: La ley de linchamiento en todas sus fases) que junto a otro titulado A Red Record (Un logro rojo) fueron el inicio de su documentada investigación y campaña contra los linchamientos.

Los soldados negros luchaban en las mismas batallas y corrían el mismo peligro que los blancos, pero tenían asignados espacios diferenciados.

Habiendo contrastado diferentes casos de linchamiento debido a las acusaciones a los hombres de raza negra de violar a mujeres blancas, llegó a la conclusión de que en el sur de Estados Unidos se utilizaba la excusa de supuestas violaciones para esconder el motivo real de linchar a hombres negros: el progreso económico de las personas de raza negra, el cual no solo amenazaba a su dinero sino también a la idea de la inferioridad innata del hombre negro.

Ella y otros líderes negros organizaron en 1893 un boicot a la Exposición Mundial Colombina de Chicago con un panfleto que fue repartido durante la exposición cuyo título era Why the Colored American Is Not in the World's Columbian Exposition (Por qué los americanos de color no están en la Exposición Universal de Chicago) y que detallaban en inglés y otros idiomas el linchamiento por parte del sur a los negros. Después Wells le comentó al abolicionista de raza blanca, activista por los derechos civiles e ideólogo del panfleto, Albion Tourgée, que habían repartido en la feria 2.000 copias del mismo. También en 1893 Wells pensó en cerrar un pleito difamatorio contra dos abogados negros de Memphis, para ello volvió a ponerse en contacto con Torgée, ya que era abogado y juez, y así prestar ayuda legal gratuita. Torgée no podía permitirse hacer el trabajo de modo que le preguntó a su amigo Ferdinand L. Barnett si podía, este aceptó el caso.

Dos años después Wells y Barnett contrajeron matrimonio, fue una de las primeras mujeres estadounidenses en conservar su propio apellido con el de su marido, esto era algo inusual en la época.

En 1892 y a las órdenes de la activista en contra de la discriminación racial, Catherine Impey, Wells fue a Gran Bretaña. Impey era una oponente del imperialismo y defensora de la igualdad, se quería asegurar de que la opinión pública británica estuviese informada sobre el linchamiento que recibían las personas de raza negra. Aunque Wells y su lectura se completasen con una foto de niños blancos pasando por debajo del cadáver de un hombre negro colgado, causó duda al público; le pagaron tan poco que apenas pudo pagar los gastos del viaje. En 1928, después de jubilarse, Wells escribió su autobiografía titulada Crusade for Justice (Cruzada por la justicia).

Falleció el 25 de marzo de 1931 a causa de una uremia a la edad de 68 años.

Linda Brown, una mujer de Kansas que en la década de 1950 puso nombre a un contencioso que prohibió la segregación racial en las escuelas estadounidenses, murió en 2018 a los 76 años.

Nacida en Topeka, la capital de Kansas, Brown tenía 9 años cuando su padre, el reverendo Oliver Brown, trató de inscribirla en 1950 en la escuela pública primaria más cercana a la vivienda familiar. La negativa de la escuela Summer School a aceptarla por ser negra provocó cuatro años más tarde el histórico fallo "Brown v. Board of Education", con el que el Tribunal Supremo puso fin a la doctrina "segregada pero igual" que regía en la educación pública estadounidense desde 1896.

El Supremo determinó que "separar a los niños negros de otros de edad y calificaciones similares genera un sentimiento de inferioridad en cuanto a su posición en la comunidad que puede afectar a sus corazones y mentes de un modo improbable de revertir". Concluyó, asimismo, que la segregación era una práctica que violaba la cláusula de "protección igualitaria" recogida en la Constitución.

Linda Brown cuando era una niña.

Aunque Brown puso el nombre, el contencioso agrupaba numerosos casos recopilados por la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP, en inglés) de estudiantes negros rechazados en instituciones educativas alrededor del país.

En una entrevista con PBS en 1985, a raíz del 30 aniversario de la sentencia, Brown dijo "sentir" que la decisión del Supremo había tenido "un impacto en todas las facetas de la vida de las minorías en toda el país". Según 'The Washington Post', la escuela Summer School, que había rechazado su inscripción en 1950, intentó negársela de nuevo el mismo día de 1954 en el que el Supremo prohibió la segregación.

Aunque fue ella quien se convirtió en un icono de los derechos civiles, el "Brown" de la sentencia "Brown v. Board of Education" pertenece a su padre, que fue quien interpuso la demanda y que murió en 1961.

Es una imagen aterradora que dio la vuelta al mundo y fue clave para el avance de los derechos civiles en Estados Unidos. En ella se ve el rostro de pánico de dos mujeres negras que nadan en una piscina mientras un hombre blanco arroja ácido al agua. Fue tomada el 18 de julio de 1964 en un motel de la ciudad de San Agustín, en Florida. De inmediato se convirtió en un símbolo de la segregación racial que durante décadas impidió que los negros compartieran los espacios públicos y privados con la población blanca en la mayoría de estados del sur estadounidense.

Desde el final de la Guerra de Secesión en 1865, pese a la abolición de la esclavitud y la aprobación de una Ley de los Derechos Civiles que reconocía la igualdad entre negros y blancos, en Florida, igual que la mayoría de los estados del sur de EE.UU., los afroestadounidenses vivían segregados y eran considerados ciudadanos de segunda.

Esa segregación se llevaba a la práctica a través de las conocidas como Leyes de Jim Crow, nombre que hace referencia a un personaje de comedia de principios del siglo XIX que era interpretado por un actor blanco con la cara pintada de negro. Estas leyes variaban de estado a estado y su validez fue respaldada por la Corte Suprema de EE.UU. en 1896 bajo la doctrina de "separados pero iguales".

Entre otras cosas, prohibían los matrimonios interraciales y obligaban a negocios, instituciones públicas, escuelas y medios de transporte a habilitar espacios separados para blancos y negros. A los afroestadounidenses hasta se les obligaba a utilizar lavamanos diferentes para "evitar que el hombre blanco se contaminara por la influencia del negro".

Los grupos supremacistas blancos en Florida aterrorizaban a la población negra.

Quien incumplía estas leyes no solo se enfrentaba a la represión de las autoridades sino también a la de grupos supremacistas como el Ku Kux Klan, cuyos miembros no tenían reparo en utilizar la violencia más extrema contra los negros y otras minorías.

No fue hasta después de la II Guerra Mundial que el movimiento integracionista -que abogaba por el fin de la segregación racial- empezó a tomar fuerza en el marco de la lucha por los derechos civiles. Lograron una importante victoria en 1954, cuando la Corte Suprema declaró inconstitucionales las normas que separaban a los alumnos blancos y negros en las escuelas públicas.

En Florida, el punto de inflexión se produjo a partir de 1963 con el Movimiento de San Agustín. Su nombre hace referencia a la ciudad del norte del estado -el asentamiento europeo más antiguo de Norteamérica- en la que un grupo de activistas afroestadounidenses, encabezados por el dentista Robert Hayling, llevó a acabo acciones de protesta durante meses para exigir el fin de la segregación.

La madre del gobernador de Massachusetts, quien aparece en esta imagen junto a Robert Hayling, también fue detenida en San Agustín.

Hayling y sus compañeros fueron detenidos en repetidas ocasiones y nunca desistieron, incluso después de ser secuestrados y apaleados por miembros de Ku Kux Klan. En la primavera de 1964, el Movimiento de San Agustín recibió el apoyo crucial de la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano, encabezada en ese entonces por Martin Luther King Jr., quien envió a la ciudad a varios de sus colaboradores más cercanos para que ayudaran a organizar protestas masivas que acabaron recibiendo atención internacional. Los manifestantes marchaban por el centro de San Agustín, en un lugar conocido entonces como "el mercado de los esclavos", mientras hordas de blancos les insultaban y les lanzabas piedras y botellas.

Cientos de activistas fueron arrestados, hasta el punto de que las comisarías de la ciudad se quedaron sin espacio para albergarlos. A los manifestantes se les unieron monjas, rabinos y numerosos ciudadanos blancos que defendían el fin de la segregación. Incluso fue detenida la madre del gobernador de Massachusetts mientras realizaba una protesta en un negocio solo para blancos.

El propio Martin Luther King Jr. viajó a San Agustín, donde fue arrestado el 11 de junio de 1964 tras intentar acceder al restaurante del motel Monson, en el que no se permitía la presencia de afroestadounidenses.

Cientos de activistas fueron arrestados, hasta el punto de que las comisarías de la ciudad se quedaron sin espacio para albergarlos.

Uno de los puntos álgidos de las protestas se vivió en ese mismo motel una semana más tarde, el 18 de junio, cuando un grupo de activistas blancos y negros se lanzó a la piscina del establecimiento en medio de una fuerte presencia policial y de periodistas. Enfurecido, el manager del motel, Jimmy Brock, agarró una botella de ácido clorhídrico, utilizado para limpiar baldosas, y empezó a rociar con él a los bañistas para que salieran del agua. Incluso un policía se lanzó a la piscina para detener a los activistas, que no sufrieron daños y acabaron en el calabozo en sus trajes de baño. La mujer que grita en esta imagen es Mimi Jones, una activista por los derechos civiles de los negros en EE.UU. quien tenía 17 años cuando ocurrió este incidente.

Las fotografías y grabaciones de lo sucedido dieron la vuelta al mundo y su impacto fue tal que hasta el presidente estadunidense Lyndon B. Johnson llegó a afirmar: "Toda nuestra política exterior y todo lo demás se irá al diablo por esto". Al día siguiente, tras cerca de tres meses de bloqueo por falta de acuerdo entre los legisladores, el Senado estadounidense aprobó la Ley de Derechos Civiles que decretaba el fin de la segregación racial en los espacios públicos y privados de todo el país. "No estoy seguro de que la ley se hubiera aprobado sin lo que pasó en San Agustín. Fue un hito. Éramos jóvenes y creíamos haber hecho algo (importante), y lo hicimos", le dijo en 2014 a la cadena NPR J.T. Johnson, uno de los activistas que se lanzaron al agua de la piscina del motel Monson.

Martin Luther King Jr. fue arrestado el 11 de junio de 1964 en San Agustín.

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