Aunque los machos de bonobo son más fuertes y grandes que
las hembras, ellas marcan algunas de las grandes decisiones
del grupo. Así, son ellas las que deciden cuándo y con quién
aparearse y las que controlan los recursos importantes -como
presas frescas-, y mientras ellas comen, ellos esperan su
turno. Biológicamente hablando, la relación entre las hembras
y machos bonobos es cuando menos singular y contrasta con
el resto del mundo animal, donde el poder viene determinado
por el tamaño o la fuerza. Hasta ahora nadie sabía por qué
las hembras de bonobo gozan de tanto poder y libertad sobre
los machos pero ahora, un estudio realizado con bonobos salvajes
ha descubierto que el secreto está en la solidaridad femenina.
Los detalles del estudio, dirigido por Barbara Fruth, del
Max Planck Institute of Animal Behavior, y Martin Surbeck,
de la Universidad de Harvard, se publican este jueves en la
revista Communications Biology y aportan las primeras pruebas
empíricas que explican cómo las hembras de bonobo mantienen
su cuota de poder formando alianzas con otras hembras. Los
investigadores descubrieron que las hembras superaban a los
machos formando bandas o 'coaliciones' en las que la gran
mayoría (85% de las observadas) de las veces atacaban a los
machos, obligándoles a someterse y configurando así la jerarquía
de dominación del grupo.
Para hacer el estudio, los autores recopilaron 30 años de
datos de seis comunidades de bonobos salvajes en tres lugares
de la República Democrática del Congo, único país donde viven
bonobos en libertad, y reunieron observaciones de 1.786 conflictos
entre machos y hembras, 1.099 fueron ganados por ellas. Al
analizarlos y completarlos con datos sociales y demográficos
descubrieron algunas pistas sobre lo que determina el 'poder
femenino'. El resultado de la formación de coaliciones fue
una sorpresa. Resultó que las hembras adultas son inmigrantes
no emparentadas de distintas comunidades que no crecieron
juntas, lo que hace que sus profundos lazos y su cooperación
sean aún más inesperados.

La doctora Melodie Kreyer fotografió a dos bonobos
hembras que se dan la mano, lo que refuerza los vínculos sociales.

Pero cuando se forman, impresionan. La primera señal son
unos gritos tan insoportablemente altos que "tienes que taparte
los oídos", según Fruth. Aunque los científicos no saben qué
desencadena una coalición, porque se forma a los pocos segundos
de un suceso -como cuando un macho intenta herir a una cría-,
las hembras, gritando, siguen al macho por los árboles y a
veces le atacan causándole heridas mortales. "Es una forma
feroz de afirmar el poder", añade Fruth. "Entiendes por qué
estos machos no intentan sobrepasar los límites". Sin embargo,
el estudio, que comparó seis comunidades de bonobos, observó
que aunque las hembras ganaron el 61% de los conflictos y
superaron al 70% de los machos de media, este dominio 'no
era en absoluto la regla'.
Según los autores, las coaliciones femeninas son sólo uno
de los mecanismos que probablemente impulsan el empoderamiento
de las hembras bonobos, pero hacen falta nuevas investigaciones
para determinarlas. Aún así, es posible que muchas preguntas
queden sin respuesta: "Todavía me intriga por qué, de todos
los animales, los bonobos fueron los que formaron alianzas
femeninas. Quizá nunca lo sepamos, pero me da un rayo de esperanza
que las hembras de nuestros parientes vivos más cercanos,
en nuestra línea evolutiva, se aliaran para tomar las riendas
del poder junto a los machos", concluye Fruth.
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El pasado año un equipo internacional
de investigadores hizo el seguimiento focal y comparativo
más completo hasta la fecha de un grupo de bonobos y chimpancés,
descubriendo que los machos bonobos son más agresivos de lo
que se pensaba. Las conclusiones del estudio se basan en el
análisis de los índices de agresividad de los machos en tres
comunidades de bonobos de la Reserva de Kokolopori (República
Democrática del Congo) y dos comunidades de chimpancés del
Parque Nacional de Gombe (Tanzania). En total, los investigadores
examinaron el comportamiento de 12 bonobos y 14 chimpancés
mediante "seguimientos focales" de los individuos durante
todo el día. "Íbamos al nido, esperábamos a que se despertaran
y les seguíamos hasta que se acostaban, anotando con gran
detalle la descripción de las interacciones agresivas, con
datos de con quién tenían lugar y si eran físicas o no”, explicó
la autora principal del estudio, Maud Mouginot, investigadora
de la Universidad de Boston. Los científicos descubrieron
que, frente a lo que se pensaba, los bonobos macho son más
agresivos que los chimpancés, protagonizando 2,8 veces más
interacciones agresivas (persecuciones) y 3 veces más agresiones
físicas (con empujones o mordiscos). “Una de las diferencias
es que mientras los bonobos macho son casi exclusivamente
agresivos con otros machos, los chimpancés son más propensos
a actuar agresivamente con las hembras”, añadió Mouginot.
Los investigadores también vieron que los bonobos
suelen ser más peleones a nivel individual, mientras los chimpancés
tienden a ser agresivos en grupo: el 13,2% del total de las
peleas de los chimpancés son en manada frente al 1% de los
bonobos. El hecho de que los bonobos se basten consigo mismo
para pelarse hace también que sus trifulcas sean más frecuentes,
aunque los investigadores no creen que lleguen a matarse entre
ellos, por lo visto en sus seguimientos. El hecho de que los
chimpancés sean agresivos en grupo podría ser una de las razones
por las que sus peleas sean menos frecuentes, ya que necesitan
organizarse para tenerlas, si bien pueden llegar a causarse
lesiones serias en estos altercados.

Mouginot fotografió a estos bonobos en
Kokolopori Bonobo Reserve (República Democrática del Congo).
Lo que los investigadores vieron como denominador
común en ambas especies es que los machos más agresivos tuvieron
más éxito en el apareamiento. El triunfo de la agresividad
a la hora de emparejarse resultó muy llamativo para
los investigadores, ya que mientras en las comunidades de
chimpancés dominan los machos, en las de bonobos mandan las
hembras, que a menudo superan a los machos en tamaño. "Los
bonobos macho más agresivos obtienen más cópulas con las hembras
que los machos más pacíficos, algo que no esperábamos siendo
las hembras las dominantes", subrayó Mouginot. Estos
resultados contradicen en buena medida la tesis predominante
hasta ahora sobre el comportamiento de los primates y la antropología,
que sostiene que la pérdida de agresividad ha sido un avance
evolutivo de humanos y bonobos, frente a chimpancés, apuntaron
los investigadores. "Nuestro estudio no invalida la imagen
de los bonobos como animales pacíficos, pero sí apunta a que
hay mucha más complejidad de la que se pensaba en ambas especies",
indicó la investigadora. Los investigadores se centraron
en la agresividad masculina, que suele estar vinculada a la
reproducción, pero señalaron que las hembras de bonobos y
chimpancés no son pasivas, y que su agresividad merece una
investigación propia en el futuro.
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