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25 - Abril - 2025
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Aunque los machos de bonobo son más fuertes y grandes que las hembras, ellas marcan algunas de las grandes decisiones del grupo. Así, son ellas las que deciden cuándo y con quién aparearse y las que controlan los recursos importantes -como presas frescas-, y mientras ellas comen, ellos esperan su turno. Biológicamente hablando, la relación entre las hembras y machos bonobos es cuando menos singular y contrasta con el resto del mundo animal, donde el poder viene determinado por el tamaño o la fuerza. Hasta ahora nadie sabía por qué las hembras de bonobo gozan de tanto poder y libertad sobre los machos pero ahora, un estudio realizado con bonobos salvajes ha descubierto que el secreto está en la solidaridad femenina.

Los detalles del estudio, dirigido por Barbara Fruth, del Max Planck Institute of Animal Behavior, y Martin Surbeck, de la Universidad de Harvard, se publican este jueves en la revista Communications Biology y aportan las primeras pruebas empíricas que explican cómo las hembras de bonobo mantienen su cuota de poder formando alianzas con otras hembras. Los investigadores descubrieron que las hembras superaban a los machos formando bandas o 'coaliciones' en las que la gran mayoría (85% de las observadas) de las veces atacaban a los machos, obligándoles a someterse y configurando así la jerarquía de dominación del grupo.

Para hacer el estudio, los autores recopilaron 30 años de datos de seis comunidades de bonobos salvajes en tres lugares de la República Democrática del Congo, único país donde viven bonobos en libertad, y reunieron observaciones de 1.786 conflictos entre machos y hembras, 1.099 fueron ganados por ellas. Al analizarlos y completarlos con datos sociales y demográficos descubrieron algunas pistas sobre lo que determina el 'poder femenino'. El resultado de la formación de coaliciones fue una sorpresa. Resultó que las hembras adultas son inmigrantes no emparentadas de distintas comunidades que no crecieron juntas, lo que hace que sus profundos lazos y su cooperación sean aún más inesperados.

La doctora Melodie Kreyer fotografió a dos bonobos hembras que se dan la mano, lo que refuerza los vínculos sociales.

Pero cuando se forman, impresionan. La primera señal son unos gritos tan insoportablemente altos que "tienes que taparte los oídos", según Fruth. Aunque los científicos no saben qué desencadena una coalición, porque se forma a los pocos segundos de un suceso -como cuando un macho intenta herir a una cría-, las hembras, gritando, siguen al macho por los árboles y a veces le atacan causándole heridas mortales. "Es una forma feroz de afirmar el poder", añade Fruth. "Entiendes por qué estos machos no intentan sobrepasar los límites". Sin embargo, el estudio, que comparó seis comunidades de bonobos, observó que aunque las hembras ganaron el 61% de los conflictos y superaron al 70% de los machos de media, este dominio 'no era en absoluto la regla'.

Según los autores, las coaliciones femeninas son sólo uno de los mecanismos que probablemente impulsan el empoderamiento de las hembras bonobos, pero hacen falta nuevas investigaciones para determinarlas. Aún así, es posible que muchas preguntas queden sin respuesta: "Todavía me intriga por qué, de todos los animales, los bonobos fueron los que formaron alianzas femeninas. Quizá nunca lo sepamos, pero me da un rayo de esperanza que las hembras de nuestros parientes vivos más cercanos, en nuestra línea evolutiva, se aliaran para tomar las riendas del poder junto a los machos", concluye Fruth.

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El pasado año un equipo internacional de investigadores hizo el seguimiento focal y comparativo más completo hasta la fecha de un grupo de bonobos y chimpancés, descubriendo que los machos bonobos son más agresivos de lo que se pensaba. Las conclusiones del estudio se basan en el análisis de los índices de agresividad de los machos en tres comunidades de bonobos de la Reserva de Kokolopori (República Democrática del Congo) y dos comunidades de chimpancés del Parque Nacional de Gombe (Tanzania). En total, los investigadores examinaron el comportamiento de 12 bonobos y 14 chimpancés mediante "seguimientos focales" de los individuos durante todo el día. "Íbamos al nido, esperábamos a que se despertaran y les seguíamos hasta que se acostaban, anotando con gran detalle la descripción de las interacciones agresivas, con datos de con quién tenían lugar y si eran físicas o no”, explicó la autora principal del estudio, Maud Mouginot, investigadora de la Universidad de Boston. Los científicos descubrieron que, frente a lo que se pensaba, los bonobos macho son más agresivos que los chimpancés, protagonizando 2,8 veces más interacciones agresivas (persecuciones) y 3 veces más agresiones físicas (con empujones o mordiscos). “Una de las diferencias es que mientras los bonobos macho son casi exclusivamente agresivos con otros machos, los chimpancés son más propensos a actuar agresivamente con las hembras”, añadió Mouginot.

Los investigadores también vieron que los bonobos suelen ser más peleones a nivel individual, mientras los chimpancés tienden a ser agresivos en grupo: el 13,2% del total de las peleas de los chimpancés son en manada frente al 1% de los bonobos. El hecho de que los bonobos se basten consigo mismo para pelarse hace también que sus trifulcas sean más frecuentes, aunque los investigadores no creen que lleguen a matarse entre ellos, por lo visto en sus seguimientos. El hecho de que los chimpancés sean agresivos en grupo podría ser una de las razones por las que sus peleas sean menos frecuentes, ya que necesitan organizarse para tenerlas, si bien pueden llegar a causarse lesiones serias en estos altercados.

Mouginot fotografió a estos bonobos en Kokolopori Bonobo Reserve (República Democrática del Congo).

Lo que los investigadores vieron como denominador común en ambas especies es que los machos más agresivos tuvieron más éxito en el apareamiento. El triunfo de la agresividad a la hora de emparejarse resultó muy llamativo para los investigadores, ya que mientras en las comunidades de chimpancés dominan los machos, en las de bonobos mandan las hembras, que a menudo superan a los machos en tamaño. "Los bonobos macho más agresivos obtienen más cópulas con las hembras que los machos más pacíficos, algo que no esperábamos siendo las hembras las dominantes", subrayó Mouginot. Estos resultados contradicen en buena medida la tesis predominante hasta ahora sobre el comportamiento de los primates y la antropología, que sostiene que la pérdida de agresividad ha sido un avance evolutivo de humanos y bonobos, frente a chimpancés, apuntaron los investigadores. "Nuestro estudio no invalida la imagen de los bonobos como animales pacíficos, pero sí apunta a que hay mucha más complejidad de la que se pensaba en ambas especies", indicó la investigadora. Los investigadores se centraron en la agresividad masculina, que suele estar vinculada a la reproducción, pero señalaron que las hembras de bonobos y chimpancés no son pasivas, y que su agresividad merece una investigación propia en el futuro.

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