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13 - Junio - 2020
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Canadá anunció este lunes que prohibirá el uso de plásticos de un solo uso a partir de 2021 y obligará a las compañías que producen plásticos o los utilizan en el empaquetado, a encargarse de todo el ciclo de reciclaje, aunque no especificó qué productos exactamente dejarán de ser permitidos. El anuncio fue realizado por el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, durante una rueda de prensa en la Reserva Natural Gault de la Universidad de McGill, a unos 50 kilómetros al sur de Montreal. Pero Trudeau, que tiene previsto convocar elecciones generales para octubre de este año y en estos momentos se encuentra en segundo lugar en las encuestas por detrás del Partido Conservador, explicó que las autoridades canadienses todavía no tienen una lista de los productos que estarán prohibidos.

El primer ministro canadiense declaró que la decisión de qué productos específicos serán prohibidos estará basada en la «ciencia» y que se darán a conocer «cuando sea apropiado». El anuncio se produce también en medio de la polémica desatada por el envío de Canadá a Filipinas en 2013 y 2014 de decenas de contenedores de basura plástica, y otros desechos, que no puede ser reciclada. Tras años de disputa diplomática, Canadá se ha visto obligada a aceptar el regreso de los contenedores que han estado estancados desde hace casi seis años en el puerto de Manila. Un estudio dado a conocer a principios de este año reveló que Canadá sólo recicla un 9% de la basura plástica que genera y que el 87% de los productos plásticos acaba en los vertederos. El Gobierno canadiense explicó que para 2030, si nada cambia, los canadienses tirarán a la basura materiales plásticos por valor de 11.000 millones de dólares canadienses (7330 millones de euros) al año.

Trudeau reconoció que Canadá no está haciendo lo suficiente para enfrentarse a un problema que ha pasado de ser una crisis medioambiental a una amenaza a la salud ya que recientes estudios descubrieron plástico en el aire, el agua de consumo y la comida. «Hemos alcanzado un momento decisivo y este es un problema que simplemente no podemos permitirnos ignorar», declaró Trudeau. «Al mejorar la forma en que gestionamos la basura plástica e invertir en soluciones innovadoras, podemos reducir 1,8 millones de toneladas de carbono de contaminación, generar miles de millones de dólares en ingresos y crear aproximadamente 42.000 empleos», añadió el primer ministro canadiense. La ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá, Catherine McKenna, añadió que son corrientes «las impactantes imágenes de peces, tortugas de mar, ballenas y otros animales lesionados o muertos por la basura plástica en nuestros océanos». «Los canadienses esperan que actuemos», añadió McKenna.

Los productos desechables son aquellos que están concebidos para ser utilizados en un corto plazo de tiempo, sacrificando una mayor durabilidad por comodidad de uso y un precio menor. En muchos casos, se trata de productos de un solo uso, o de usar y tirar, aunque los que pueden tener una durabilidad mayor, por ejemplo, los filtros de aire desechables pueden durar meses, aunque indudablemente duran menos que los filtros de aire lavables. El principal inconveniente de esta clase de productos es su mayor impacto ambiental al tener un ciclo de vida más corto que los productos duraderos. El uso de este tipo de productos va en contra de las políticas de minimización de residuos.

Ejemplos de productos desechables:

- Productos de pícnic: vasos, platos y cubiertos de plástico y servilletas de papel.

- Guantes de plástico, utilizados por ejemplo en los supermercados para recoger piezas de fruta.

- Pañales y condones.

- Máquinas de afeitar desechables.

- Jeringas y agujas hipodérmicas descartables.

- Cámaras de un solo uso.

- Pilas no recargables.

El coronavirus ha complicado la forma de realizar nuestras compras sin plástico. En la mayoría de los comercios no permiten llevar nuestros propios envases reutilizables, que hasta grandes cadenas de supermercados, habían empezado a aceptar. En los sitios de comida para llevar tampoco se puede y en las pocas cafeterías que hay abiertas no permiten las tazas reutilizables. Hasta la gigantesca cadena Starbucks ha prohibido su uso. Además, parece más seguro comprar todo envasado que a granel. Es lógico, tenemos miedo de contraer la enfermedad o infectar a otras personas. Nos hemos quedado con el mensaje de que toda precaución es poca. Está bien ser cautos y hacer lo que esté en nuestras manos para controlar la pandemia, pero no por estar en una crisis debemos de olvidarnos de otras.

La industria del plástico no ha perdido la oportunidad para sacar tajada. La Asociación de la Industria del Plástico de Estados Unidos ha escrito una carta al Departamento de Salud Estadounidense (FDA) pidiéndoles “que hagan una declaración pública sobre los beneficios de salud y seguridad observados en los plásticos de un solo uso y denuncien las prohibiciones de estos productos como riesgo para la seguridad pública”. En la carta hacen referencia a tres estudios no muy fiables, uno de ellos está financiado por el American Chemistry Council (que representa a las industrias de plástico). Los resultados muestran que las bolsas de polipropileno reutilizables pueden contener bacterias y que los usuarios no las lavan con mucha frecuencia. Pero los autores no afirman que existan amenazas relacionadas con la salud por los tipos y niveles de bacterias encontradas. Sugieren que se laven más a menudo, no que se reemplacen con bolsas de plástico de un solo uso.

En Estados Unidos algunas ciudades y estados han levantado las prohibiciones de bolsas de plástico. Incluso en New Hampshire han prohibido el uso de bolsas reutilizables. Cuando el propio Departamento de la Salud de Estados Unidos indica que “no hay evidencia de que los alimentos o envases de alimentos estén asociados con la transmisión de COVID-19.” En Europa, la industria también ha mandado una carta a la Comisión Europea solicitando que retrasen al menos un año la implantación de la Directiva para la reducción del impacto de plásticos en el medio ambiente y que levanten todas las prohibiciones de artículos de plástico de un solo uso. Lo que evidentemente no nos dice la industria es que según un estudio el virus puede permanecer hasta tres días en el plástico.

No se trata de ser alarmistas, pero plástico no es sinónimo de limpieza y seguridad en estos casos. Queda mucho que investigar y sin duda hay que dejarse aconsejar por la ciencia, lo que no podemos es dejar que la industria sea la que dicte a los gobiernos lo que hay que hacer. Ni a que a los ciudadanos nos creen miedos injustificados.

Los científicos advierten que la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la agricultura industrial y el cambio climático aumentan el riesgo de pandemias como la que estamos viviendo. Una mayor biodiversidad significa que las especies, y los virus, tienen menos posibilidades de alcanzar una posición dominante. La deforestación y una menor biodiversidad significan la desaparición de especies que pueden actuar como barrera y que, al perder sus hábitats, muchos animales se acerquen más a poblaciones humanas en busca de refugio o comida. Las industria del plástico es responsable del 3,8% de las emisiones de carbono y se calcula que para el año 2050 va a ser responsable del 13% de ellas. Por lo que no solo se trata del problemas que crean los plásticos cuando acaba en los medios naturales. Evitar los plásticos de un solo uso ayuda a reducir la contaminación, disminuir la extracción de petróleo y gas y dejar de gestionar un montón de residuos innecesarios. Lleva mucho tiempo crear nuevos hábitos como individuos, y sobre todo como sociedad.

Ha llevado muchos años a que nos acostumbremos a llevar la bolsa reutilizable a la compra, a que nos concienciemos y reduzcamos el uso del plástico desechable. Aunque con mucha lentitud, poco a poco parece que íbamos en la dirección correcta. Esperemos que esto no sea una excusa para volver a los viejos hábitos. No nos dejemos influenciar por los mensajes de la industria, que está claro cuáles son sus objetivos. Y si por tiempo a nivel doméstico tenemos que utilizar más plásticos desechables de lo habitual no es motivo de preocupación, nos podemos desviar un poco el camino, pero lo que no podemos perder es el rumbo. Las encuestas son esperanzadoras, el 65% de los encuestados en diferentes países consideran que es importante que se priorice el cambio climático en la recuperación económica después del coronavirus. En el Reino Unido el 48% de los encuestados está de acuerdo en que el gobierno tendría que responder la cambio climático con la misma urgencia que lo ha hecho con el coronavirus. Esperamos que esta crisis nos ayude a comprender lo frágiles que somos como personas, lo frágil que es el planeta y cómo todo está interconectado. El futuro será sostenible o no será.

La Unión Europea prohíbe en 2021 la venta de artículos de plástico de usar y tirar como pajitas, bastoncillos, cubiertos o platos de plásticos, entre otros, para luchar contra la contaminación. Además, se introducen nuevos objetivos de reciclaje y más responsabilidades para los fabricantes de algunos productos.

Definitivamente diremos adiós a artículos como bastoncillos, platos, cubiertos y pajitas de plástico de un solo uso. En 2021 dejarán de venderse. El pleno del Parlamento Europeo aprobó el 27 de marzo de 2019 el acuerdo alcanzado con el Consejo de la Unión Europea con el fin de luchar contra la contaminación por plásticos. Los productos que deberán desaparecer en 2021 son:

- Cubiertos de plástico de un solo uso (cucharas, tenedores, cuchillos y palillos).

- Platos de plástico de un solo uso.

- Pajitas.

- Bastoncillos de algodón para los oídos fabricados en plástico.

- Palitos de plástico para sostener globos.

- Plásticos oxodegradables y contenedores alimenticios y tazas de poli estireno.

Los Estados miembros tendrán que recuperar el 90% de las botellas de plástico en 2029. En 2025 el 25% del plástico de las botellas deberá ser reciclado y el 30% en 2030. Además, se refuerza el principio de “quien contamina paga”, en particular para el tabaco, al introducir una responsabilidad ampliada para los productores. También tendrán más responsabilidad los fabricantes de aparejos de pesca, que tendrán que asumir el coste de la recogida de redes perdidas en el mar. Los fabricantes estarán obligados, asimismo, a incluir en el etiquetado advertencias sobre el impacto medioambiental de los cigarrillos con filtros de plástico, las tazas de plástico, las toallitas húmedas y las compresas higiénicas. Según la Comisión Europea, más del 80% de la basura hallada en el mar es plástico. Los productos cubiertos por esta legislación constituyen el 70% del total de los desechos marinos. En nuestro último estudio, encontramos microplásticos en el 68% de los 102 alimentos de origen marino analizados: sal, moluscos (mejillones, almejas y chirlas) y crustáceos (langosta, gambas y langostinos).

Llama la atención el caso de Baleares, comunidad autónoma de España, donde ya se planteó aprobar una ley de Residuos para prohibir en 2020 (un año antes de la entrada en vigor de esta nueva directiva) la venta de productos de plástico de un solo uso:las cápsulas de café de un solo uso fabricadas con materiales difícilmente reciclables, las vajillas de usar y tirar, las pajitas para bebidas, bastoncillos para los oídos y los bastoncillos para caramelos podrían comercializarse solo si están hechos con materiales compostables.

Nota de prensa, 6 de octubre de 2020:

Es probable que al menos 14 millones de toneladas de piezas de plástico de menos de 5 milímetros de ancho se encuentren en el fondo de los océanos del mundo, según ha recogido The Guardian. Las Naciones Unidas ha estimado que cada 2,59 kilómetros cuadrados de océano contiene un promedio de 46.000 pedazos de plástico flotantes. Sin embargo, el análisis de los sedimentos oceánicos desde una profundidad de hasta 3 kilómetros ha sugerido que podría haber más de 30 veces más plástico en el fondo del océano que el que flota en la superficie. Recientemente, la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO), que es una agencia independiente del gobierno federal australiano responsable de la investigación científica, ha reunido y analizado núcleos del suelo oceánico tomados en 6 sitios remotos a unos 300 kilómetros de la costa sur del país en la Gran Bahía Australiana.

Los investigadores han examinado 51 muestras y han descubierto que, después de excluir el peso del agua, cada gramo de sedimento contenía un promedio de 1,26 piezas de microplástico. Los microplásticos tienen un diámetro de 5 milímetros o menos y son, en su mayoría, el resultado de la ruptura de los artículos de plástico más grandes. En este sentido, detener la marea de plástico que entra en las vías fluviales y el océano ha surgido como un gran desafío internacional. Y es que, según la Dra. Denise Hardesty, científica investigadora principal del CSIRO y coautora de la investigación publicada en la revista Frontiers in Marine Science, encontrar microplásticos en un lugar tan remoto y a tales profundidades "apunta a la ubicuidad de los plásticos, sin importar en qué parte del mundo te encuentres". Asimismo, ha comentado la importancia de que cada quien sea consciente del impacto que generan sus hábitos de consumo y ha invitado a luchar porque el océano no sea un gran basurero.

A pesar de que Hardesty ha reconocido que no es posible saber la antigüedad de los trozos de plástico, o de qué tipo de objeto habían formado parte, ha mencionado que la forma de las piezas bajo el microscopio sugieren que una vez fueron artículos de consumo. Según un estudio, en 2016, llegaron entre 19 y 23 millones de toneladas de plástico a los ríos y océanos.

Además, otro estudio en la revista Science ha estimado que unas 8,5 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos cada año y que hay 250.000 toneladas de plástico flotando en la superficie del océano. Por su parte, los autores del estudio han señalado que su estimación del peso de los microplásticos en el suelo oceánico es entre 34 y 57 veces mayor que el de la superficie. Hardesty cree que la gran mayoría de los plásticos se acumulan en las costas. "Se está atrapando mucho más en la tierra que en el mar", ha revelado.

El plástico de mayor tamaño puede perjudicar la vida salvaje, mientras que los microplásticos y piezas aún más pequeñas podrían ser consumidos por una serie de especies, desde el plancton hasta las ballenas.

En este sentido, el nuevo estudio es una importante contribución a los esfuerzos mundiales en su búsqueda por obtener una imagen del océano más precisa. Los líderes de más de 70 regiones han firmado un compromiso voluntario en septiembre para revertir la pérdida de biodiversidad que incluye la meta de detener el ingreso de plástico al océano para el año 2050. Sin embargo, países como Estados Unidos, Brasil, China, Rusia, India y Australia no han firmado.

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