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20 - Julio - 2021
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“Lo sucedido se veía venir”. Lo dice sentado en un bicitaxi en La Habana Vieja un muchacho llamado Ariel, señalando una cola inmisericorde ante una tienda que opera con la moneda nacional y donde acaban de sacar detergente. Hay calma en el barrio, pero el lamento de Ariel es el de muchos cubanos, trabajen para el Estado o en el sector privado: pedaleando o sin pedalear, con unos ingresos normales no alcanza para vivir. “Si a esto le sumas que no hay medicinas, que el desabastecimiento es absoluto, las colas de horas, más los apagones que han empezado y décadas de sucesivas crisis, todo sin esperanzas de que la cosa mejore, pues ahí tienes la bomba”, opina el joven, que no quiere dar su apellido y dice haber visto “desde lejos” las manifestaciones que sacudieron la capital y varias ciudades y pueblos de Cuba, y que han causado una verdadera conmoción nacional. “La gente no da más. Nunca antes había sucedido un estallido parecido”, asegura.

Un recorrido por La Habana Vieja y Centro Habana cinco días después de las protestas muestra las heridas abiertas, y también el magma que supura de ellas. En el Malecón, en cada esquina de sus siete kilómetros, hay apostados dos o tres policías. Agentes de tropas especiales con uniformes negros —que impresionan— se exhiben a ratos por el paseo del Prado, San Lázaro y otras calles principales que fueron escenario de los incidentes, donde hubo episodios violentos, asaltos a tiendas, un muerto, decenas de heridos de ambos bandos y centenares de detenidos. De vez en cuando, en algunos parques y espacios públicos se ven grupos de civiles gritando consignas para reafirmar su adhesión a la revolución, y es verdad que hay tranquilidad en la calle, pero también que permanecen las largas filas de siempre para comprar pan, alimentos, artículos de primera necesidad y, ahora, hasta en los timbiriches que reparan móviles, donde se instalan aplicaciones VPN para acceder a la Red, pues internet no funciona, o funciona muy mal, desde las protestas.

El Malecón, el gran paseo máritimo de La Habana, está en grave peligro por el cambio climático. Las autoridades buscan soluciones a una situación crítica: está subiendo el nivel del mar y los huracanes, cada vez más húmedos e intensos, golpean y deterioran el muro de hormigón que custodia la avenida más famosa de la isla, así como sus edificios históricos de principios del siglo XX.

A media hora de camino en coche desde La Habana Vieja, en el barrio de La Coronela, Yunior García recibe a los periodistas en su pequeño apartamento de un maltratado edificio. “La gente ha empezado a abrir los ojos, está perdiendo el miedo y dispuesta a hacer algo para que las cosas cambien, sobre todo los jóvenes, ya es un problema generacional”, es su percepción. García, de 38 años, es dramaturgo y fue uno de los líderes de la manifestación del pasado 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura, donde se reunieron unas 300 personas, en su mayoría creadores, para exigir libertad de expresión y el cese del hostigamiento contra los que disienten. Hoy está bajo una medida cautelar de arresto domiciliario, tras ser detenido en una sentada frente al Instituto Cubano de Radio y Televisión, realizada en solidaridad con los que salieron a las calles en el poblado de San Antonio de los Baños, la chispa que encendió la ola de manifestaciones.

García no duda de que el Gobierno puede lograr contener la protesta con el uso de la fuerza policial y la aparición, por primera vez, de equipos antimotines en las calles —”algo nuevo para los cubanos”—, pero considera que lo ocurrido marca “un antes y un después”. “Esto es una crisis general, ya hay una ruptura en una parte de la sociedad que no confía en el Gobierno y que no tiene miedo a expresar lo que piensa”, añade. Opina que ahora “solo le han puesto una curita a un salidero que es irreversible, pero no han cambiado la pieza rota”. “Pueden contener la situación con la falta de información, con el corte de internet, con la represión policial, pero será por un tiempo. Si no hay cambios reales concretos, estructurales, objetivos, no reformas cosméticas, las cosas en Cuba seguirán empeorando”, dice García. A su juicio, es imperioso abrir espacios inclusivos en la sociedad y democratizar el país, pero no solo en lo político. “Hay muchos prestigiosos economistas que llevan reclamando hace tiempo transformaciones radicales para mejorar la vida de la gente y que el país progrese, y no les hacen caso”.

Ricardo Torres es investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana, y como muchos de sus colegas viene advirtiendo desde hace tiempo que la situación es grave y que hace falta apresurar los cambios. “No tengo dudas de que lo que se dejó de hacer, o se hizo mal y a medias en la última década, tiene mucho que ver con la crisis actual. Muchos de nosotros teníamos una sensación de urgencia que lamentablemente no fue compartida por las autoridades. Ha faltado voluntad política, y también se aprecian brechas en competencias técnicas clave dentro de los funcionarios públicos”, señala. Como el resto de sus compatriotas, Torres vivió con angustia los acontecimientos violentos de los últimos días, aunque, como Ariel en su bicitaxi, piensa que era posible prever que algo iba a suceder. “Personalmente, veía que se estaban acumulando demasiadas insatisfacciones que no se canalizaban. Las penurias son tan agudas que a muchos les recuerdan los peores momentos de inicios de la década de los noventa”. Lo ocurrido en los últimos días ha conmocionado al país como nunca, y numerosos artistas y personalidades de la cultura se han pronunciado abiertamente de forma crítica sobre la violencia policial vista estos días en la calle. “La construcción de ese país tiene que ser a través del consenso y no de la violencia y la represión. Una Cuba en la que la tranquilidad y la unidad tengan que ser preservadas con las calles en manos de las tropas especiales, será una Cuba rota”, dijo el director de cine Fernando Pérez, resumiendo el sentir de muchos creadores.

En las más altas instancias políticas también se ha sentido la sacudida. El sábado, frente a la Embajada de Estados Unidos, en el malecón, fue convocada una manifestación de apoyo en la que estuvieron Raúl Castro y el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, que acusó nuevamente a Washington de estar detrás de las protestas y manipular las redes sociales para provocar un alzamiento y el caos en el país. Las autoridades anunciaron que permitirán la importación de alimentos y medicinas sin aranceles a los viajeros que lleguen al país, una primera medida en la dirección de aliviar la situación, pero claramente insuficiente.

“Parece muy posible que todo lo ocurrido en Cuba a partir el 11 de julio lo hayan alentado un número mayor o menor de personas opuestas al sistema, pagadas incluso algunas de ellas, con intenciones de desestabilizar el país y provocar una situación de caos e inseguridad”, escribió el novelista cubano Leonardo Padura desde su casa en el popular barrio de Mantilla. “También es cierto que luego, como suele suceder en estos eventos, ocurrieron oportunistas y lamentables actos de vandalismo. Pero pienso que ni una ni otra evidencia le quitan un ápice de razón al alarido que hemos escuchado. Un grito que es también el resultado de la desesperación de una sociedad que atraviesa no solo una larga crisis económica y una puntual crisis sanitaria, sino también una crisis de confianza perdida de expectativas”, agregó el escritor. A Padura los incidentes le pillaron viendo la final de la Eurocopa en televisión. “Interrumpieron el partido para poner las declaraciones de Díaz-Canel en el pueblo de San Antonio de los Baños”, cuenta, y dice que desde entonces prácticamente no ha podido conectarse a internet. A la pregunta de cómo está ahora su barrio, dice que tranquilo, “con la misma cola de siempre frente a la tienda de la cuadra”. Lo sucedido, cree, es una “advertencia clara” al Gobierno y este debería recoger el guante. “Lo que se impone son las soluciones que muchos ciudadanos esperan o reclaman, unos manifestándose en la calle, otros opinando en las redes sociales y expresando su desencanto o inconformidad, muchos contando los pocos y devaluados pesos que tienen en sus empobrecidos bolsillos y muchos, muchos más, haciendo en resignado silencio colas de varias horas bajo el sol o la lluvia, con pandemia incluida, colas en los mercados para comprar alimentos, colas en las farmacias para comprar medicinas, colas para alcanzar el pan nuestro de cada día y para todo lo imaginable y necesario”. Padura, Torres, Ariel y Yunior García coinciden en algo más, y en eso concuerdan con las autoridades: si EE UU de verdad quiere ayudar a la evolución en Cuba, debe de eliminar de inmediato el embargo económico, que exacerba las penurias. “Con su política, Washington se convierte en el principal aliado del Gobierno”, afirma Yunior desde su recogimiento en el reparto La Coronela.

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Las inusuales protestas que surgieron en Cuba a primeros de mes han provocado un cruce de duras recriminaciones entre el gobierno de ese país y Estados Unidos. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, acusó a Washington de impulsar "una política de asfixia económica para provocar estallidos sociales" en su país. EE.UU. aplica desde hace décadas un embargo comercial a Cuba que en junio fue condenado por 29ª vez por una amplia mayoría de la Asamblea General de las Naciones Unidas. "Si se quisiera ayudar a Cuba, lo primero que se debería hacer es suspender el bloqueo", dijo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al referirse a las protestas en la isla el mismo lunes.

En medio de una crisis económica y sanitaria por la pandemia de coronavirus, Cuba vivió sus mayores manifestaciones en décadas contra el gobierno comunista, que, según grupos defensores de derechos humanos, las reprimió con violencia.

Díaz-Canel anunció una "orden de combate" para que sus fuerzas respondieran a las protestas en las calles y pocas horas después dijo que en las movilizaciones había "delincuentes". El presidente de EE.UU., Joe Biden, apoyó en un comunicado el "clamor por la libertad" en Cuba y reclamó al gobierno de La Habana "que escuche a su pueblo y atienda sus necesidades en este momento vital en lugar de enriquecerse". Si bien prometió una nueva política hacia Cuba, hasta ahora Biden ha mantenido restricciones en viajes y remesas a la isla impuestas por su antecesor Donald Trump, quien revirtió el acercamiento a La Habana del gobierno de Barack Obama que Biden supervisó como vicepresidente. La Casa Blanca respondió a las críticas al embargo, afirmando a través de su portavoz Jen Psaki que esa medida permite que "bienes humanitarios", suministros médicos y alimentos lleguen a Cuba. También indicó que el hecho de que Cuba se mantenga al margen del sistema Covax para el reparto internacional de vacunas contra el covid-19 y haya decidido usar su propia vacuna es uno de los desafíos para el envío de dosis al país. Sin embargo, la Casa Blanca podría hacer "mucho más" sin levantar el embargo, afirma Andy Gómez, director retirado del Instituto para estudios cubanos y cubano-estadounidenses de la Universidad de Miami.

Qué fue el histórico "Maleconazo" de 1994 y cómo se compara con las masivas movilizaciones.

Conocida también como "la crisis de los balseros", el "Maleconazo" provocó un aperturismo económico de la isla.

Pásate por ...

Por primera vez en más de 60 años, miles de personas se lanzaron a las calles en decenas de poblados y ciudades a lo largo y ancho de la isla al grito de "libertad" y "abajo la dictadura". Ante la magnitud de las manifestaciones, el presidente Miguel Díaz-Canel se presentó ante la televisión nacional para convocar a sus seguidores a salir a las calles a "enfrentar" a los manifestantes. "La orden de combate está dada: a la calle los revolucionarios", afirmó el mandatario, quien atribuyó la actual crisis que vive la isla al embargo de Estados Unidos y a las medidas adoptadas por el gobierno de Donald Trump. Al poco tiempo y en otra comparecencia televisiva, el mandatario dijo que en las protestas contra el gobierno habían participado "delincuentes" con un "comportamiento totalmente vulgar, indecente, delincuente".

"El domingo es el día de descanso de las familias, quisieron alterar la tranquilidad en medio de una pandemia. ¿No es cruel, brutal, genocida? Ante ello, han tenido la respuesta que merecían, como la han tenido en Venezuela", insistió el mandatario, que no se refirió a la respuesta violenta de sus fuerzas. Las protestas se iniciaron en la ciudad de San Antonio de los Baños, en el suroeste de La Habana y se extendieron por todo el país. "Esto es por la libertad del pueblo, ya no aguantamos más. No tenemos miedo. Queremos un cambio, no queremos más dictadura", dijo en diálogo telefónico con BBC Mundo una manifestante en San Antonio.

Alejandro, quien participó en la protesta en Pinar del Río, le contó a BBC Mundo que en su provincia la gente salió a la calle tras ver en las redes sociales lo que estaba pasando en San Antonio de los Baños. "Vimos la protesta en las redes y la gente empezó a salir. Este es el día, ya no aguantamos más", dijo el joven vía telefónica. "No hay comida, no hay medicinas, no hay libertad. No nos dejan vivir. Ya nos cansamos", agregó. Tras la convocatoria del Díaz-Canel, se reportaron contramanifestaciones en algunas provincias. Algunos videos muestran a decenas de seguidores del gobierno con pancartas de Fidel Castro, banderas cubanas y del Movimiento 26-7 (creado por Castro en su juventud), gritando consignas a favor del mandatario cubano y en contra de EE.UU. BBC Mundo contactó con el Centro de Prensa Internacional para solicitar una entrevista con las autoridades de Cuba y conocer su posición, pero no tuvo respuesta inmediata.

Las protestas se iniciaron en la ciudad de San Antonio de los Baños, en el suroeste de La Habana y se extendieron por todo el país.

Las protestas, que fueron duramente reprimidas según muestran numerosos videos y cuentas de redes sociales, son un hecho sumamente inusual en una isla donde la oposición al gobierno no está permitida. ¿Cómo se explica entonces que miles de cubanos hayan salido a las calles de un extremo a otro de la isla?

Las protestas en la isla parecen ser el resultado de un hartazgo acumulado de la población que se ha acrecentado en los últimos meses en medio de una las mayores crisis económicas y de salud que ha vivido Cuba desde el llamado "periodo especial" (la crisis a inicios de los 90 tras el desplome de la Unión Soviética).

El detonante de la actual situación parece ser, de hecho, una mezcla de la gravedad de la situación con el coronavirus y las medidas económicas tomadas por el gobierno que han hecho cada vez más difícil la vida en Cuba. La isla, que mantuvo la pandemia bajo control en los primeros meses de 2020, vio en las últimas semanas un rebrote que la ha llevado a colocarse entre los lugares con más casos registrados por cantidad de población en América Latina. Solo el sábado, se reportaron oficialmente 6.750 casos y 31 muertes, aunque numerosos grupos opositores denuncian que las cifras no cuentan de la situación real y que muchos fallecimientos por covid-19 son atribuidos a otras causas. Durante la última semana, el país ha roto sus récords diarios de contagios y muertes, lo que ha llevado, según denuncias, al colapso de numerosos centros de salud. BBC Mundo conversó hace unos días con varios cubanos que aseguran que sus familiares murieron en sus casas sin recibir cuidados médicos o en los hospitales por carencias de medicamentos. Es el caso de Lisveilis Echenique, que contó que su hermano, de 35 años, murió en su casa por no haber lugar para él en los hospitales o de Lenier Miguel Pérez, que asegura que su esposa embarazada murió por lo que considera "negligencias médicas".

Casos como los anteriores comenzaron a multiplicarse en las redes sociales en los últimos días y, durante el fin de semana, se llenaron de mensajes bajo las etiquetas #SOSCuba y #SOSMatanzas para pedir ayuda internacional y una "intervención humanitaria" ante la crítica situación con el coronavirus en la isla. Miles de cubanos se sumaron a la iniciativa, a la vez que se volvieron virales varios videos de hospitales colapsados. En su mensaje del domingo, el presidente cubano consideró que la situación actual era la misma que habían vivido otros países y que a Cuba había llegado tarde porque habían logrado mantener controlado el virus antes. Destacó, además, que Cuba había producido sus propias vacunas contra el coronavirus (aunque la administración de las dosis todavía es limitada en la mayoría de las provincias).

En medio de reuniones febriles del Gobierno cubano, en una de las cuales participó el expresidente Raúl Castro, para analizar la situación en la isla desde que comenzaron las protestas, se conoció que un hombre resultó muerto durante un enfrentamiento entre manifestantes y fuerzas de seguridad. El episodio tuvo lugar el lunes en un barrio periférico de La Habana, explicó el Ministerio del Interior cubano (Minint). Se trata de un ciudadano de 36 años. Según la versión oficial, Diubis Laurencio Tejeda formaba parte de los "grupos organizados de elementos antisociales y delincuenciales" que "intentaron" tomar una comisaría del municipio de Arroyo Naranjo, en el sur de la capital, "con el objetivo de agredir a sus efectivos y dañar la instalación".

Los manifestantes fueron "interceptados" por agentes de seguridad y "en su intento por evadir la actuación, vandalizaron viviendas, incendiaron contenedores y afectaron el tendido eléctrico", además de agredir "con armas blancas, piedras y objetos contundentes a los agentes y civiles en el lugar". Tejeda, aseguró el Minint, residía en este municipio y tenía antecedentes policiales por desacato, hurto y alteración del orden.

Con el turismo prácticamente paralizado —uno de los motores de la economía cubana— , el coronavirus ha tenido un profundo impacto en la vida económica y social de la isla, a lo que se ha unido la emergencia de una creciente inflación, apagones y la escasez de comida, medicamentos y productos básicos. A inicios de año, el gobierno propuso un nuevo paquete de reformas económicas que, a la vez que aumentaron los salarios, dispararon los precios. Economistas como Pavel Vidal, de la Universidad Javeriana de Cali, estiman que podrían subir entre el 500% y el 900% en los próximos meses. Ante la falta de liquidez de divisas, el gobierno promovió desde el pasado año la creación de las llamadas tiendas en monedas libremente convertibles, en las que se comenzaron a vender algunos alimentos y productos de primera necesidad que se pagan en divisas en las que no reciben sus salarios la mayoría de los ciudadanos. La pandemia ha sido también sinónimo de grandes colas para comprar bienes como aceite, jabón o pollo, al tiempo que los cortes de electricidad se han vuelto cada vez más frecuentes.

Los medicamentos básicos han comenzado a escasear tanto en las farmacias como en los hospitales y en muchas provincias han comenzado a vender pan hecho a base de calabaza ante la carencia de harina de trigo. Cubanos entrevistados en la última semana por BBC Mundo aseguran que en algunos centros médicos no hay ni aspirinas para bajar la fiebre, mientras la isla ha vivido también brotes de sarna y otras enfermedades infecciosas. El mes pasado, el gobierno decidió dejar de aceptar "temporalmente" dólares en efectivo, la principal divisa que reciben en remesas los cubanos, una medida que es vista por economistas como la más restrictiva impuesta sobre la moneda estadounidense desde que estuvo penalizada durante el gobierno de Fidel Castro.

El gobierno de Cuba atribuye la actual situación económica al embargo de Estados Unidos. Díaz-Canel aseguró que este era "el principal problema que atenta contra la salud y el desarrollo de nuestro pueblo".

Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez es un político cubano y presidente de Cuba desde el 10 de octubre de 2019 y primer secretario del Partido Comunista de Cuba, elegido por la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba en sustitución de Raúl Castro.

Antes de este domingo, la mayor protesta que había tenido lugar en Cuba después del inicio de la revolución de Fidel Castro tuvo lugar en agosto de 1994 frente al Malecón de La Habana.

La presencia de Fidel Castro y la represión de un "grupo de respuesta rápida" integrado por policías, agentes y brigadas de un contingente de constructores la deshizo. Pero en aquel entonces, muchos cubanos en otras provincias ni siquiera supieron qué había pasado en la capital. Casi 30 años después, el escenario es muy diferente: ya Cuba no cuenta con un liderazgo carismático o "histórico" como el de Castro y hay algo que no existía en ese momento: las redes sociales. Pese a que durante el gobierno de Castro el acceso a internet en la isla estuvo restringido, su hermano Raúl dio pasos de apertura que conllevaron a una mayor conectividad. Desde entonces, los cubanos han utilizado las redes sociales para denunciar su incomodidad con el gobierno al punto que en muchas ocasiones las autoridades responden en sus medios oficiales sobre lo que están comentado los ciudadanos en las redes.

A día de hoy gran parte de la población, principalmente los jóvenes, tienen acceso a Facebook, Twitter e Instagram, que constituyen también sus principales canales de información ante el discurso oficial de los medios estatales. El acceso a internet también ha llevado a la aparición de numerosos medios independientes que reportan sobre temas que no solían aparecer generalmente en los medios oficiales. Las redes se han vuelto también el canal para que artistas, periodistas e intelectuales reclamen sus derechos, convoquen manifestaciones o hagan populares temas musicales de protesta, como Patria y Vida, una canción cuyo título que se volvió uno de los lemas de las protestas.

En noviembre pasado tuvo lugar una manifestación que se organizó a través de las redes sociales luego de que la policía irrumpiera en la vivienda de unos jóvenes artistas que realizaban una huelga de hambre. De hecho, las redes sociales fueron también la vía en la que se esparció el domingo la noticia de la protesta en San Antonio y la forma en la que se organizó la protesta inicial. El gobierno de Cuba asegura que las redes sociales son utilizadas por los "enemigos de la revolución" para crear "estrategias de desestabilización" que siguen manuales de la CIA. Y aunque para muchos las protestas eran de alguna manera previsibles, lo que pueda pasar ahora es incierto.

El gobierno cubano anunció el miércoles (14.07.2021) el primer paquete de medidas para apaciguar a la población, entre ellas la libre importación de alimentos y medicinas, a tres días de las inéditas protestas que estallaron en la isla, al tiempo que se ofrecieron "garantías procesales" para los manifestantes antigubernamentales detenidos. Las autoridades acordaron "autorizar excepcionalmente y con carácter temporal, la importación por la vía del pasajero, es decir del equipaje acompañante en el viaje, los alimentos, aseos y medicamentos sin límite de valor de importación y libre de pago de aranceles", dijo el primer ministro, Manuel Marrero, en la televisión cubana. Facilitar la entrada de bienes de primera necesidad era uno de los llamados de las multitudinarias protestas del 11 y 12 de julio en unas cuarenta ciudades de la isla, que enfrenta fuertes penurias, agravadas por la peor crisis económica en tres décadas. En una reciente carta abierta al gobierno, un grupo de artistas e intelectuales habían pedido justamente esa medida. "Esto es una medida que estamos tomando hasta el 31 de diciembre, después haremos una valoración", dijo Marreo en compañía del presidente Miguel Díaz-Canel.

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Nota de prensa, Julio 2021:

Hermetismo en Cuba tras la muerte de cinco generales en diez días. Uno de los fallecidos era el responsable de la seguridad en Oriente, donde estallaron las protestas del 11 de julio.

El general de brigada cubano Armando Choy Rodríguez falleció la noche del lunes a los 87 años de edad, informó la Universidad Central de Las Villas de su región natal de Villa Clara. Con él ya son cinco los militares de este rango fallecidos en los últimos diez días sin que se haya informado en ningún caso de las causas de sus muertes.

Dos días antes, el domingo, el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Minfar) informaba de la muerte del general de Brigada de la reserva Manuel Lastres Pacheco, que había luchado como soldado en la guerrilla de la Sierra Maestra a las órdenes del comandante Ernesto “Che” Guevara. En los siete días anteriores se había anunciado el deceso de los también generales de la reserva Rubén Martínez Puente y Marcelo Verdecia Perdomo, y el jefe del Ejército Oriental, el general de División Agustín Peña. Choy Rodríguez, nacido en 1934, fue uno de los fundadores del Movimiento 26 de Julio que lideró la Revolución Cubana, en la que tomó parte como combatiente. Nombrado general por el exlíder Fidel Castro en 1962, se encargó de dirigir el grupo para el saneamiento y desarrollo de la Bahía de La Habana y era delegado del ministro de Trabajo en el puerto de la ciudad.

Armando Choy Rodríguez.

La prensa oficial informó el lunes de la muerte del general de brigada de la reserva Manuel Eduardo Lastres Pacheco, quien ingresó a la guerrilla de Fidel Castro en 1957 y también estuvo bajo las órdenes de Camilo Cienfuegos en la Columna 2 que hizo la invasión al Occidente de Cuba. Otro de los altos mandos fallecido recientemente es el general de división de la reserva Rubén Martínez Puente, a quien en su día se le acusó por haber transmitido la orden de Raúl Castro de disparar los misiles, desde aviones de combate Mig de la Fuerza Aérea de Cuba, para derribar las avionetas en las que iban los exiliados, según informa el medio cubano 14ymedio.

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