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17 - Enero - 2023
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El 30 de marzo de 1973, el científico Kurt W. Riegel alertaba en la revista Science sobre cómo la contaminación lumínica se estaba convirtiendo en una amenaza para la astronomía: "Está dañando algunos programas astronómicos y es probable que se convierta en un factor importante que limite el progreso en la próxima década. Es muy difícil encontrar sitios adecuados en EEUU para nuevas instalaciones de observación del cielo oscuro", adelantaba el astrónomo de la Universidad Johns Hopkins. Medio siglo después, sus predicciones no sólo se han cumplido con creces. Otro estudio publicado hoy en la misma revista muestra que pese a las medidas puestas en marcha y la mayor concienciación sobre este problema, lejos de mejorar, va a más y es más grave de lo estimado. Hay muchos lugares de la Tierra en los que nunca oscurece por completo y las previsiones apuntan a que en los próximos años, la luz artificial seguirá eclipsando a las estrellas a un ritmo más alto de lo que sugerían las observaciones por satélites. Porque cada vez será más difícil ver estrellas.

Fotos tomadas por astronautas de la misma zona de Southeast Calgary, Alberta (Canadá) en 2010 (arriba) y 2021 (abajo).

Para poner en perspectiva qué supone ese aumento de la iluminación artificial, los autores de este estudio ofrecen esta estimación basada en sus datos: una persona que nazca ahora en un lugar en el que sean visibles 250 estrellas, sólo podrá ver 100 dentro de 18 años por culpa de la contaminación lumínica.

La nueva investigación, liderada por Christopher Kyba, ha sido realizada con observaciones realizadas por 51.351 científicos ciudadanos a lo largo de los últimos 12 años, entre 2011 y 2022, en todo el mundo. Hasta ahora las estimaciones sobre el impacto de la luz artificial se hacían mayoritariamente con satélites y se calculaba que estas emisiones aumentaban un 2% por año. Pero esos satélites que pueden medir el brillo del cielo global tienen una resolución y sensibilidad limitadas y, a menudo, no pueden observar las longitudes de onda producida por las luces LED modernas que tanto han proliferado en la última década. Con las observaciones desde tierra, ahora han calculado que el brillo del cielo nocturno por la iluminación artificial aumenta entre un 7 y un 10% por año.

"Los resultados presentados en este estudio son extremadamente preocupantes, y no sólo para los astrónomos, pues afectan a toda la humanidad. Nos aterra pensar que esta contaminación lumínica desbocada pueda suponer en un futuro, no muy lejano, el fin de las noches oscuras y el fin de la astronomía desde tierra", asegura a este diario Rafael Bachiller, director del Observatorio Astronómico Nacional (IGN).

El Observatorio Astronómico Nacional es una institución científica española cuya actividad se desarrolla en el campo de la astronomía.

Como explica el científico español, sin vinculación con esta investigación de Science, "el fondo brillante del cielo es una auténtica pesadilla para los astrónomos" que está obligando a trasladar los observatorios a los lugares más remotos del planeta". Y a esto se suma otro problema más reciente, que es la proliferación de "las megaconstelaciones de satélites, que suponen un problema incluso en los observatorios astronómicos más remotos de la Tierra". Y es que desde su punto de vista, "la situación es alarmante. El 99% de la población en Europa y en EEUU vive bajo cielos contaminados por las luces artificiales. La Vía Láctea queda escondida para un tercio de la humanidad, lo que incluye a más de un 60% de los europeos. Si observamos las imágenes tomadas desde la Estación Espacial Internacional (ISS), la Tierra de noche cada vez se asemeja más a una enorme bombilla que brilla en el espacio y que nos deslumbra". Este tipo de polución afecta a los seres vivos de muchas formas, y no sólo a los animales terrestres, como han mostrado varios estudios. Por ejemplo, una investigación en 2015 señalaba que las áreas protegidas marinas cada vez estaban más expuestas a la luz artificial debido a la proliferación de los barcos de crucero, plataformas petroleras y al desarrollo costero. Una iluminación que modifica los comportamientos de los habitantes marinos pues muchas especies, como el calamar y el zooplancton, se guían por patrones de luz natural. En lo que respecta a la situación concreta de España, Bachiller considera que no es ejemplar: "El mapa nocturno de la península Ibérica muestra cómo destacan las luces de nuestras ciudades. Las imágenes de satélite de nuestro país muestran la mayor superficie saturada con luz por superficie. Las ciudades españolas poseen las calles más iluminadas de Europa y Madrid y Valencia se encuentran entre las ciudades con mayor contaminación lumínica del continente".

El primer cielo protegido del mundo se encuentra en La Palma.

No obstante, considera que "España está jugando un papel importante para su protección. Así, la isla de La Palma está completamente protegida (por ley) de la contaminación lumínica y es ahora una auténtica reserva para el estudio del cielo. La Fundación Starlight creada en España está llevando a cabo una labor ejemplar certificando la calidad de las áreas con cielos más oscuros (tanto en España como en el extranjero) y recomendando su protección urgente". Y es que la buena noticia es que, según el astrónomo, es un problema fácil de solucionar: "La lumínica es una de las formas de contaminación más fáciles de corregir: basta con iluminar hacia abajo y con la intensidad imprescindible. En España nos quedan algunos de los rincones más oscuros de Europa. Confiemos en que en el nuevo Real Decreto que pretende regular el alumbrado exterior se tenga en cuenta las numerosas alegaciones que están siendo preparadas por asociaciones de astrónomos y otros colectivos sensibles al inmenso valor de nuestro cielo oscuro nocturno". Bachiller recuerda que "muchos niños y jóvenes que viven en el medio urbano no han podido ver la Vía Láctea en toda su vida y, de seguir así, dentro de poco tendrán que viajar a lugares remotos para poder verla. Todos (y no solo los astrónomos) deberíamos tener derecho a disfrutar de la oscuridad del cielo nocturno".

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Apagar las luces de las grandes y sobreiluminadas ciudades para que sus ciudadanos puedan volver a ver las estrellas. Puede parecer difícil de conseguir, pero una ciudad holandesa se lanzó al experimento con ayuda de la Unesco en 2022.

No es una ciudad desvinculada de las estrellas, ya que Franeker, situada al norte de Países Bajos, tiene una historia ligada a la astronomía. En ella nació un astrónomo de renombre mundial, Jan Hendrik Oort, y en ella está también el planetario más antiguo del mundo, el Planetario Real de Eise Eisinga. Además, esta ciudad de las estrellas está situada junto al Mar de Wadden, Patrimonio de la Humanidad desde donde se pueden disfrutar de unas vistas ilimitadas de cielos llenos de estrellas.

El experimento consiste en apagar todas las luces, vallas publicitarias y alambrado público no esenciales en la ciudad, labor para la que han tenido que colaborar tanto los residentes de Franeker como las empresas, Unesco Netherlands y Studio Roosegaarde, el laboratorio de diseño social liderado por Daan Roosegaarde y del que procede este proyecto.

Seeing Stars, que es como se llama el proyecto, no pretende aplicarse solo en la ciudad de Franeker, sino que su objetivo es viajar a las siguientes ciudades en los próximos meses: Leiden, Sídney, Venecia, Estocolmo y Reikiavik. La alcaldesa de Franeker, Marga Waanders, ha señalado: “Estoy muy orgullosa de apagar todas las luces de nuestra ciudad, de ver las estrellas y cómo este acto nos ayuda a sentirnos conectados entre nosotros”.

Recuperando la vista de las estrellas en Franeker.

Seeing Stars es el tercer Proyecto de la serie DreamScapes del Studio Roosegaarde, en colaboración con la Unesco Países Bajos, Media.Monks, Visit Friesland, Visit Wadden, y la ciudad de Franeker.

El propio Studio Roosegaarde ha elaborado una guía sobre cómo aplicar el proyecto Seeing Stars a tu ciudad y que incluye los siguientes pasos:

Primero, hay que hacer un índice con los lugares que emitan más contaminación lumínica, como invernaderos, vallas publicitarias, gasolineras… Segundo, hay que crear una impresión artística que dé muestra del impacto de las luces apagadas y las estrellas luciendo. Lo ideal, crear ese contraste en un edificio o lugar icónico de la ciudad. Tercero, presentar la propuesta a la alcaldía de la localidad e intentar convencer a las autoridades de la importancia y belleza de ver las estrellas. Una vez que el gobierno de la localidad se sume al proyecto, hay que implicar a ciudadanos, empresarios y demás instituciones. Tiene que ser un proyecto comunitario. Hacer una noche de ensayo general para comprobar el impacto visual.

Comparativa entre luces encendidas y apagadas en Franeker.

Más del 80% de la población mundial vive bajo cielos contaminados por la luz, un fenómeno conocido como contaminación lumínica. Kathleen Ferrier, presidenta de la Comisión de los Países Bajos para la Unesco, cree que esto debe cambiar: “Todo el mundo debería tener derecho a ver las estrellas a través de un cielo nocturno impoluto. Mirar las estrellas te hace sentir conectado con el resto del universo, y te recuerda que todos somos parte del inmenso cosmos. Y este es el patrimonio universal por el que lucho. Seeing stars es un importante paso hacia adelante”.

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Los habitantes del municipio navarro de Lerín ya sabían que en su pueblo gozaban de un cielo privilegiado, pero 2021 además tienen un sello de calidad Starlight que lo demuestra. Después de años de esfuerzo, trabajando para divulgar la astronomía y reducir la contaminación lumínica, Lerín obtuvo el certificado de primer Pueblo Starlight de España. La certificación como Pueblo Starlight, que otorga la Fundación Starlight, está orientada a aquellas pequeñas localidades con identidad propia y con carácter principalmente rural, que buscan diversificar su economía mediante el desarrollo del astroturismo, con el objetivo de favorecer el crecimiento económico y sostenible del territorio y evitar la despoblación del mismo. Además, un Pueblo Starlight debe tratarse de un lugar ideal para la contemplación de los cielos estrellados y que, al estar protegido de la contaminación lumínica, es especialmente apto para desarrollar actividades turísticas basadas en ese recurso natural.

Monumentos como sus casas blasonadas y palacianas, el rico patrimonio excavado sobre las rocas de yeso y conjunto de cuevas, hacen de este pueblo un lugar de especial interés turístico. Parte del término municipal se encuentra en la Red Natura 2000 de Navarra. Cubierto en buena parte por campos de cultivo, en él se encuentran dos zonas de especial interés, el Enclave Natural de los Pinares de Lerín y el Área de Protección de la Fauna Silvestre Baigorrana, donde se lleva a cabo un proyecto de protección de aves. Tras varias evaluaciones la Fundación Starlight comprobó que, en efecto, Lerín cumple con los requerimientos para obtener esta certificación y que es un municipio comprometido con los valores Starlight de protección del cielo nocturno y difusión cultural de la astronomía. Un ejemplo es Lerín Tierra Estrella, un proyecto de Astroturismo y Turismo Científico que impulsa el Ayuntamiento de Lerín y las empresas locales junto a un grupo de científicos y astrónomos y que reúne cada año en sus jornadas a miles de aficionados a la astronomía (presenciales y por streaming).

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