Mientras la burocracia retrasaba un ambicioso
proyecto de revitalización de un humedal en la República Checa,
la naturaleza ha tomado la delantera. Dos familias de castores,
sin necesidad de permisos ni largos trámites administrativos,
han construido una serie de diques que han logrado el mismo
efecto que la obra de ingeniería proyectada, cuyo coste se
estimaba en 1,2 millones de euros. La obra, propuesta por
el gobierno de la región de Brdy, lleva más de siete años
bloqueada y consistía en la construcción de una represa en
el río Klabava, a unos 40 kilómetros al suroeste de Praga,
para proteger el ecosistema local, en concreto a una especie
de cangrejo en peligro de extinción, evitando que sedimentos
y agua ácida provenientes de dos estanques cercanos contaminaran
el río. La iniciativa humana, bloqueada por trámites burocráticos
y negociaciones con dos empresas estatales, no había podido
iniciarse cuando la actividad incansable de los castores la
volvió irrelevante. Gracias a sus presas, estos animales consiguieron
mejorar el ecosistema local y garantizar la retención de agua
en el área, beneficiando la biodiversidad sin coste alguno
para las arcas públicas.

Esta obra natural tuvo lugar en la zona de los
Montes Brdy, donde nace el río Klabava. Allí se encuentra
un antiguo estanque artificial de 118 hectáreas, cuya existencia
data de 1565. El área requería urgentemente una intervención
para revitalizar los humedales situados bajo el estanque y
evitar la erosión del suelo, un problema que, durante la época
de lluvias, podía poner en peligro a los visitantes. Los castores,
cuya capacidad de modificar paisajes es bien conocida, desempeñaron
un papel clave en este proceso. Construyeron diques que permitieron
regular el caudal del agua, reduciendo la erosión y mitigando
el impacto de las crecidas. «Sus presas retienen el agua en
el paisaje, disminuyen los picos de caudal durante lluvias
intensas y pueden reducir el riesgo de inundaciones», explicó
Fiser. Estos roedores semiacuáticos elevan el nivel del agua
en las zonas donde habitan, ya que esto les proporciona mayor
seguridad y permite que las entradas de sus madrigueras queden
sumergidas, protegiéndolos de depredadores. Además, la acumulación
de agua facilita el transporte de troncos y ramas, fundamentales
para su alimentación y construcción.

Humedal en Chequia.
El trabajo de los castores ha generado beneficios
que van más allá de la simple retención de agua. Su actividad
ha favorecido la conservación del cangrejo de río, especie
en peligro cuya protección fue precisamente uno de los motivos
por los que se planeó la revitalización de la zona. Asimismo,
el nuevo humedal creado gracias a los diques se ha convertido
en un hábitat ideal para la reproducción de anfibios como
sapos y ranas. Este fenómeno es un ejemplo perfecto de simbiosis
entre la naturaleza y los procesos ecológicos. No obstante,
Fiser advirtió que la acción de los castores no siempre se
puede planificar ni predecir. «El aprovechamiento de los castores
no se puede planificar», puntualizó, destacando que estos
animales actúan en función de sus propias necesidades y no
de las prioridades humanas.
Aunque la acción de los castores ha sido beneficiosa
en este caso, su presencia no siempre es bienvenida. Se estima
que en la República Checa habitan alrededor de 15.000 castores,
y en algunas zonas su actividad ha generado conflictos con
las comunidades locales. La tala de árboles en zonas no deseadas,
la invasión de terrenos agrícolas y la destrucción de infraestructuras
humanas como diques artificiales son algunas de las problemáticas
derivadas de su expansión. Para mitigar estos inconvenientes,
las autoridades checas han implementado programas de gestión
destinados a reducir los daños causados por los castores sin
recurrir a la eliminación de la especie. Entre las soluciones
aplicadas, destacan la instalación de barreras para evitar
la tala de árboles en áreas protegidas y la reubicación de
ejemplares en zonas donde su impacto pueda ser positivo.

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Hoy en día, Brdy ofrece cientos de kilómetros
de rutas de senderismo y ciclismo, muchos lugares de interés
para los amantes de lo salvaje, y paz y tranquilidad para
todos los turistas. La Zona Paisajística Protegida de Brdy
está entrelazada con cientos de kilómetros de carreteras asfaltadas,
y las distancias entre los distintos lugares de interés están
prácticamente hechas para recorrerlas en bicicleta. Muchos
de los lugares más bellos se pueden visitar en un solo viaje.
Por ejemplo, puede realizar un viaje de 50 kilómetros que
comienza y termina en Strašice y pasa por el antiguo pueblo
de Kolvín, los estanques de Padrtské, el pico Praha con un
radar meteorológico y dos hermosas vistas panorámicas, la
montaña más alta de Brdy de Tok, y por el refugio de cazadores
El caso de los castores en los Montes Brdy es
un recordatorio de que la naturaleza, cuando se le permite
actuar, puede ofrecer soluciones eficientes a problemas ambientales.
Su intervención espontánea no solo evitó un gasto millonario,
sino que también demostró la importancia de integrar los procesos
naturales en la planificación ecológica. Si bien no siempre
es posible depender de la acción de los castores para la gestión
de ecosistemas, su capacidad para transformar paisajes y generar
hábitats sostenibles es una lección sobre la necesidad de
coexistir con la naturaleza, en lugar de luchar contra ella.
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