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27 - Febrero - 2025
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Mientras la burocracia retrasaba un ambicioso proyecto de revitalización de un humedal en la República Checa, la naturaleza ha tomado la delantera. Dos familias de castores, sin necesidad de permisos ni largos trámites administrativos, han construido una serie de diques que han logrado el mismo efecto que la obra de ingeniería proyectada, cuyo coste se estimaba en 1,2 millones de euros. La obra, propuesta por el gobierno de la región de Brdy, lleva más de siete años bloqueada y consistía en la construcción de una represa en el río Klabava, a unos 40 kilómetros al suroeste de Praga, para proteger el ecosistema local, en concreto a una especie de cangrejo en peligro de extinción, evitando que sedimentos y agua ácida provenientes de dos estanques cercanos contaminaran el río. La iniciativa humana, bloqueada por trámites burocráticos y negociaciones con dos empresas estatales, no había podido iniciarse cuando la actividad incansable de los castores la volvió irrelevante. Gracias a sus presas, estos animales consiguieron mejorar el ecosistema local y garantizar la retención de agua en el área, beneficiando la biodiversidad sin coste alguno para las arcas públicas.

Esta obra natural tuvo lugar en la zona de los Montes Brdy, donde nace el río Klabava. Allí se encuentra un antiguo estanque artificial de 118 hectáreas, cuya existencia data de 1565. El área requería urgentemente una intervención para revitalizar los humedales situados bajo el estanque y evitar la erosión del suelo, un problema que, durante la época de lluvias, podía poner en peligro a los visitantes. Los castores, cuya capacidad de modificar paisajes es bien conocida, desempeñaron un papel clave en este proceso. Construyeron diques que permitieron regular el caudal del agua, reduciendo la erosión y mitigando el impacto de las crecidas. «Sus presas retienen el agua en el paisaje, disminuyen los picos de caudal durante lluvias intensas y pueden reducir el riesgo de inundaciones», explicó Fiser. Estos roedores semiacuáticos elevan el nivel del agua en las zonas donde habitan, ya que esto les proporciona mayor seguridad y permite que las entradas de sus madrigueras queden sumergidas, protegiéndolos de depredadores. Además, la acumulación de agua facilita el transporte de troncos y ramas, fundamentales para su alimentación y construcción.

Humedal en Chequia.

El trabajo de los castores ha generado beneficios que van más allá de la simple retención de agua. Su actividad ha favorecido la conservación del cangrejo de río, especie en peligro cuya protección fue precisamente uno de los motivos por los que se planeó la revitalización de la zona. Asimismo, el nuevo humedal creado gracias a los diques se ha convertido en un hábitat ideal para la reproducción de anfibios como sapos y ranas. Este fenómeno es un ejemplo perfecto de simbiosis entre la naturaleza y los procesos ecológicos. No obstante, Fiser advirtió que la acción de los castores no siempre se puede planificar ni predecir. «El aprovechamiento de los castores no se puede planificar», puntualizó, destacando que estos animales actúan en función de sus propias necesidades y no de las prioridades humanas.

Aunque la acción de los castores ha sido beneficiosa en este caso, su presencia no siempre es bienvenida. Se estima que en la República Checa habitan alrededor de 15.000 castores, y en algunas zonas su actividad ha generado conflictos con las comunidades locales. La tala de árboles en zonas no deseadas, la invasión de terrenos agrícolas y la destrucción de infraestructuras humanas como diques artificiales son algunas de las problemáticas derivadas de su expansión. Para mitigar estos inconvenientes, las autoridades checas han implementado programas de gestión destinados a reducir los daños causados por los castores sin recurrir a la eliminación de la especie. Entre las soluciones aplicadas, destacan la instalación de barreras para evitar la tala de árboles en áreas protegidas y la reubicación de ejemplares en zonas donde su impacto pueda ser positivo.

Pásate por Paisajismo >> Senderismo.

Hoy en día, Brdy ofrece cientos de kilómetros de rutas de senderismo y ciclismo, muchos lugares de interés para los amantes de lo salvaje, y paz y tranquilidad para todos los turistas. La Zona Paisajística Protegida de Brdy está entrelazada con cientos de kilómetros de carreteras asfaltadas, y las distancias entre los distintos lugares de interés están prácticamente hechas para recorrerlas en bicicleta. Muchos de los lugares más bellos se pueden visitar en un solo viaje. Por ejemplo, puede realizar un viaje de 50 kilómetros que comienza y termina en Strašice y pasa por el antiguo pueblo de Kolvín, los estanques de Padrtské, el pico Praha con un radar meteorológico y dos hermosas vistas panorámicas, la montaña más alta de Brdy de Tok, y por el refugio de cazadores

El caso de los castores en los Montes Brdy es un recordatorio de que la naturaleza, cuando se le permite actuar, puede ofrecer soluciones eficientes a problemas ambientales. Su intervención espontánea no solo evitó un gasto millonario, sino que también demostró la importancia de integrar los procesos naturales en la planificación ecológica. Si bien no siempre es posible depender de la acción de los castores para la gestión de ecosistemas, su capacidad para transformar paisajes y generar hábitats sostenibles es una lección sobre la necesidad de coexistir con la naturaleza, en lugar de luchar contra ella.

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