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7 - Octubre - 2019
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«A mi hijo no le mataron porque estuviera en el lugar equivocado en el momento equivocado. Él estaba gozando de la libertad de una noche de finales de verano. Los que se equivocaron fueron sus asesinos, que llegaron en cuatro motos de alta cilindrada buscando a un 'boss'. Aunque no dieron con él se pusieron a disparar igualmente y mataron a mi hijo». Antonio Cesarano toca con devocional respeto la rodilla de la escultura que recuerda a Genny, el muchacho de 17 años asesinado en la madrugada del 6 de septiembre de 2015 mientras charlaba con sus amigos en una plaza de Sanitá, un barrio del centro de Nápoles con presencia del crimen organizado. Este adolescente fue una víctima colateral más de la guerra entre los clanes de la Camorra, la mafia de Nápoles y su región, Campania.

Siete meses después del asesinato de Genny tuvo lugar el de Ciro Colonna, un joven de 19 años que pereció en el tiroteo en el que dos criminales acabaron con la vida de Giuseppe Vastarella. Capo del grupo mafioso que controla parte del barrio de Sanitá, Vastarella era a quien los sicarios del clan rival de los Lo Russo pretendían eliminar la madrugada en que mataron a Genny. Aquel día Antonio Cesarano tomó conciencia de que «nunca más volvería a ser feliz» porque lo que le había ocurrido es «antinatural», pero también de que «no tenía miedo a nada» y que «ya nadie podía hacerle sufrir más». De la rabia por las noticias infundadas sobre la supuesta pertenencia de Genny a la Camorra, este hombre de 49 años sacó fuerzas para fundar una asociación que trata de evitar que los chicos del barrio caigan en las garras del crimen organizado o delincan por su cuenta creando bandas armadas. Son las llamadas 'baby gangs', formadas incluso por menores de edad y que actúan con una violencia gratuita, absurda y extrema. Se parecen más a las 'maras', las pandillas juveniles que desangran países centroamericanos como El Salvador, que a las mafias clásicas italianas, como la Cosa Nostra siciliana o la citada Camorra.

Los jóvenes de los barrios más conflictivos de Nápoles y más expuestos a la Camorra aprenden valores en talleres donde el arte tiene un papel importante.

«Si vives en Sanitá te ponen la etiqueta de delincuente porque es un barrio difícil. Esos rumores sobre mi hijo me hicieron levantarme. El único camino para romper el círculo es no callarnos y recuperar el control de este territorio a través de la educación. Aquí no hace falta represión, sino un ejército de trabajadores de los servicios sociales. Tenemos que responder a la tasa de abandono escolar, que en algunas zonas de Nápoles es de las más altas de Europa», cuenta Antonio mientras pasea por las calles de Sanitá. Es una barriada popular donde la presencia criminal se mezcla con escenas típicas de la vida partenopea. Es posible encontrarse hasta a los repartidores de una tienda de muebles que llevan un somier montado en una motocicleta. Circulan sin casco, por supuesto.

Antonio se limita a echarles una mirada divertida mientras, cada cuatro pasos, alguien le da la mano o le saluda. «Nací aquí y no pienso marcharme. Yo veo la muerte de Genny como un martirio. Se sacrificó para propiciar una rebelión popular que cambie el barrio. Mucha gente también se ha levantado para decir no a la ilegalidad. De momento hemos conseguido que pongan cámaras de seguridad y hay ya varias asociaciones que estamos trabajando en red».

'Un popolo in cammino per Genny vive' (Un pueblo en camino por Genny vivo), la organización fundada por Cesarano, asiste hoy a unos 200 niños y chavales de Sanitá. Les ofrecen de forma gratuita clases de fútbol, taekwondo, danza y otros deportes en un gimnasio del barrio donde recibe a los chavales Franco Di Martino, policía jubilado que ha pasado de patrullar las calles de Nápoles a tratar de sacar de ellas a los chicos en riesgo de caer en manos del crimen organizado. «El deporte y la escuela son las llaves para conseguir alejar a los muchachos de la Camorra, que es un verdadero cáncer para la sociedad. El fracaso escolar y caer luego en la delincuencia es algo que le puede pasar a cualquiera por aquí», cuenta Di Martino, explicando orgulloso que la asociación, que sólo tiene un año de vida, no ha recibido ni un euro de dinero público para costear las actividades que ofrece a los chavales. «Si conseguimos un día cobrar un resarcimiento económico por el asesinato de mi hijo, dedicaremos todo a la asociación. De momento tiramos para adelante con donaciones y, si hace falta, poniendo algo de nuestro bolsillo. Conseguir que al menos diez chicos no abandonen las clases y evitar así que acaben en la calle sería para mí la mejor manera de honrar la memoria de Genny», confiesa Antonio.

El proceso de Viterbo a la Camorra, 1911-1912.

La imperiosa necesidad de un cambio es reconocida por las autoridades. «La escuela por sí sola no puede ser la única respuesta a este problema», dice Annamaria Palmieri, concejal municipal de Educación de Nápoles. En un descanso de un convenio celebrado en el Ayuntamiento de la capital partenopea sobre la contribución de colegios e institutos a la construcción de una sociedad más justa, Palmieri explica el abandono escolar, que en algunas zonas de la ciudad alcanza el 30%, debido a la «falta de continuidad» en la presencia del Estado. «Llega un momento en el que los chicos no ven la educación como un camino para el éxito, consideran que no es un modelo adaptado para ellos y la abandonan. Y eso que en el algunos barrios con graves dificultades socioeconómicas las guarderías, colegios e institutos son el Estado. Encuentras allí docentes magníficos, que tienen una gran identificación y se ocupan de todo en sus comunidades, pues son conscientes del impacto que logran», asegura la concejala.

Con diversas escuelas napolitanas colabora la asociación 'Maestri di Strada' (Maestros de la calle), que ofrece talleres de teatro, artes gráficas, apoyo escolar y mediación en varios barrios conflictivos de la ciudad. Unos 800 chavales se benefician de su labor. «Muchos chicos se sienten insignificantes, están llenos de rabia y no toleran que alguien tenga más poder que ellos. Están aburridos de las clases porque han perdido la confianza de los adultos y piensan que la educación no sirve para nada. Sienten una suerte de depresión que los napolitanos llamamos 'sfastidio'», cuenta Nicola Laieta, un joven economista y director de teatro que se encarga del taller de arte dramático.

Laieta consigue que cada año un grupo de chicos interprete una obra en una importante sala de Nápoles. «Últimamente hemos representado 'Sueño de una noche de verano', de Shakespeare. Les han servido para hablar del amor, de cómo contener los impulsos o de la importancia de preocuparte por tu ciudad. Gracias al arte llegas a sitios a los que no alcanzan las palabras. Logramos que hablen de ellos mismos sin darse cuenta».

Lucia Affinita, una chica de 14 años que vive en Ponticelli, un barrio conflictivo de la periferia de Nápoles, es la viva imagen del éxito que tiene el taller de teatro, aunque Laieta reconoce que también cosechan derrotas. «Yo quiero ser actriz», dice Affinita con una madurez sorprendente para su edad. «Gracias a los talleres de la asociación he ganado seguridad en mí misma. Al vivir en un barrio difícil todos piensan que eres un criminal, pero he aprendido que cada uno puede ser lo que quiera. Hay algo bueno en cada persona y sólo hay que ayudar a que salga hacia afuera».

Napoles y su caótica belleza.

Su optimismo y jovialidad de adolescente no le hacen olvidarse de los riesgos que supone vivir en algunos barrios de Nápoles. «Hay momentos en que sales de casa y no sabes si vas a volver. Mi hermano era muy amigo de Ciro Colonna y su muerte nos conmocionó mucho a todos», ilustra Lucia, haciendo referencia al joven de 19 años asesinado en la lucha entre los clanes del barrio Sanitá. «Nos encontramos frente a una degradación en el tipo de crimen. Se ejerce una violencia casi terrorista, no sólo para conseguir riqueza o poder, sino también sólo por el hecho de dar miedo», cuenta Cesare Moreno, fundador de 'Maestri di Strada', para explicar la eclosión de las 'baby gang'.

«No son verdaderos grupos, hay una fluidez organizativa que las hace mucho más peligrosos. Estos chicos se creen los más poderosos, practican una violencia incontrolable. Como sienten dentro de ellos que no son nadie, creen que pueden hacer de todo. Cuando les preguntas el motivo de comportarse así te responden '¿y por qué no?'». Moreno pone un par de ejemplos de esta actitud. El más reciente es el acuchillamiento del hijo adolescente de una compañera por parte de un grupo de chavales sin motivo alguno. «Ni siquiera le robaron el móvil». El otro ejemplo son las incursiones que hacen por las calles de algunos barrios de Nápoles bandas de chicos montados en moto disparando al aire. «Lo hacen para asustar a la gente, conseguir que se tiren al suelo y afirmar su poder». Es una muestra más de la degradación cultural y criminal de la que habla el fundador de 'Maestri di Strada'.

La Camorra es una organización criminal mafiosa de la región de Campania, cuyos grupos más influyentes se encuentran en las ciudades de Nápoles y Casal di Principe (en la provincia de Caserta). En comparación con las mafias vecinas, la Sacra corona unita y la 'Ndrangheta, además del tráfico de drogas, la Camorra se centra más en la contratación pública y la piratería. Tiene enlaces en varios países y regiones del mundo, incluyendo España, Estados Unidos, Reino Unido, América Latina, Alemania, Holanda y Marruecos, entre otros. Las investigaciones policiales han demostrado que la Camorra generalmente mantiene buenas relaciones con otros grupos criminales italianos prominentes ('Ndrangheta, Mafia siciliana, Mafia romana y Sacra Corona Unita), y también con grupos criminales chinos, nigerianos y albaneses. Según Fortune, la Camorra es el tercer grupo de crimen organizado más grande del mundo, con un ingreso estimado de 5 mil millones de dólares por año. A diferencia de otros clanes como la mafia siciliana, la estructura de la Camorra es más horizontal que vertical, dado que no hay un líder comúnmente reconocido. Por lo tanto, esto da lugar a numerosos enfrentamientos armados entre pandillas rivales para el control de tráficos y áreas.

Camorristi (camorristas) en Nápoles, en 1906.

La etimología del término «Camorra» es bastante incierta y se presta a bastantes interpretaciones, pero la más aceptada es la tesis de que «camorra» viene del antiguo español «gamurri», que era el nombre con el que se individualizaba a las bandas de malhechores que abundaban en las montañas de España, y que llegaron a la península itálica alrededor del 1300.

Varias son las hipótesis del origen del término, todas ellas pueden encontrar una raíz en la española gamurri (líder de una pandilla). Gamurra era una organización de mercenarios pagados por Pisa que en el siglo XIII "guardaba el orden" en Cerdeña. Por la indumentaria de tales mercenarios existía una chaqueta corta típica del Renacimiento llamada precisamente "gamurra". La palabra estaría relacionada con "morra" que ha significado "agrupación de malhechores" entendida como "frotta" (pandilla) y "rissa" (riña). En el año 1735 se observa en un documento oficial del Reino de Nápoles que gamurra o camurra era el nombre que ya se daba a la tasa que había que pagar impositivamente en los lugares de juego de azar por el riesgo de riñas. La palabra "ca murra" esto es: "capo della murra" (jefe de la murra), en la Nápoles setecentesca era el nombre de "guappo" (capo, cabecilla, jefe) de barrio que resolvía las disputas entre los jugadores de la murra (típico juego callejero), en todo caso esta etimología, como las otras, también parece remontarse a la del gamurri español medieval.

Por extensión, el término camorrista ha pasado a ser sinónimo de matón o de pendenciero, de quimerista, y es así que en español "camorra" significa riña, pendencia.

Hay varias segunda hipótesis sobre el origen de la Camorra. Según una teoría, la sociedad secreta que posteriormente llevó al nacimiento de la organización criminal apareció bajo el nombre de Gamurra en la ciudad de Cagliari, en Cerdeña, en el XIII, para luego extenderse a Nápoles. Sin embargo, la hipótesis más acreditada coloca el surgimiento de la organización en Campania alrededor del siglo XVI o XVII. Se especula con la posibilidad de que su formación se debiera a la falta de interés de la monarquía borbónica en la creación de un estado, dejando la administración de justicia y de seguridad interna en manos de caciques locales y matones. El origen español de la palabra camorra (bronca, jaleo, lío) y el apelativo de guappo que reciben ciertos personajes dedicados al proxenetismo y los juegos de azar dan argumentos a los defensores de esta teoría.

Contrariamente a la Mafia siciliana, la Camorra ha estado (salvo casos esporádicos) alejada de la política y las fuerzas armadas; solo con Fernando IV y Francisco II de las Dos Sicilias tuvo una tímida tentativa de colaborar, pero a la larga no reportó beneficios para ninguna de las dos partes. Aunque el término se ha utilizado para denominar al hampa en cuanto crimen organizado que se desarrolló en Nápoles durante el siglo XIX y conocido como la Bella Società Riformata ("Bella Sociedad Reformada"), frecuentemente se tiende a suponer a la Camorra como una asociación ilícita o una organización criminal similar a la cúpula de la Cosa Nostra o a otras asociaciones delictivas de similar aspecto, en lo concreto la estructura de la Camorra es mucho más compleja y fragmentaria en cuanto está compuesta de muchas "familias" diversas entre ellas en influencia territorial, estructura organizativa, poder financiero y modus operandi. Debido a esta falta relativa de jerarquía en los escalafones más altos, son comunes los enfrentamientos entre los 182 clanes que se estima delinquen en la provincia. Por otra parte, las alianzas entre estas organizaciones, pueden ser desde simples acuerdos de no beligerancia o no competencia entre los numerosos clanes operantes sobre determinado territorio, "pactos" que suelen ser frágiles y pueden desembocar en verdaderas "faide" o "guerras de Camorra", con atentados y homicidios.

Sus miembros, llamados camorristi, se relacionaron con actividades de contrabando, chantaje, soborno, robo y asesinato. Saquearon y aterrorizaron al país italiano durante muchos años. Tras siglos de evolución, saltaron a la luz pública hacia 1830. La Camorra prosperó durante los desórdenes que se produjeron en Italia en la lucha por la unificación. La organización se habría aliado convenientemente con las fuerzas del nacionalismo italiano contra el poder de los Borbones del país. En el periodo que siguió a la unificación de Italia (1870), se llevó a cabo un breve e infructuoso intento de emplear a los camorristi en el cuerpo de policía. La Camorra continuó sembrando el temor por la nación y prácticamente gobernaban la ciudad de Nápoles a comienzos del siglo XX.

Su poder se debilitó enormemente cuando sus miembros fueron acusados de asesinato y llevados a juicio en 1911. Esta asociación fue eliminada en 1922 por el gobierno fascista de Benito Mussolini. No obstante, bandas criminales similares a la Camorra siguieron operando en Nápoles y, en los años 1970 y 1990, se sucedieron los intentos de jerarquizar la Camorra, al estilo de la Cosa Nostra. Su impulsor, Raffaele Cutolo, fundó entonces la Nuova Camorra Organizzata, a la que se enfrentaron otras familias, hostiles a la pérdida de autonomía, que se encuadraron en la Nuova Famiglia. La guerra entre ambas llegó a dejar 264 muertos en 1982, muchos de ellos inocentes. El enfrentamiento terminó con la victoria de NF, disuelta al poco tiempo: desde 1984, las confesiones de algunos jefes camorristas «arrepentidos» han llevado a la desarticulación de parte de la infraestructura que habían vuelto a desarrollar desde los años 60. Otro intento de centralización se dio en el 1992, pero tampoco tuvo éxito debido a la falta de interés que los clanes muestran en ceder parte de su poder.

A comienzos del siglo XXI, la Camorra se caracteriza por su elevada fragmentación, lo que lleva a numerosos enfrentamientos entre las familias por la sucesión en sus mandos y la conquista de áreas de influencia. 2004 fue el año más virulento con 139 muertos en la "guerra de Scampia", barrio que en ese entonces se consideraba como el hipermercado de la droga más importante de Europa (triste récord que actualmente le pertenece al barrio Rogoredo de Milán).

Scampia: tres guerras y 100 funerales.

El ayuntamiento de Nápoles planeaba en 2016 recalificar algunas de las zonas más degradadas del barrio de Secondigliano, por lo que los edificios en forma de vela que se hicieron famosos en la obra de Roberto Saviano tenian los días contados.

Nacieron en 1962 como una utopía residencial, con la idea de promover una convivencia popular y solidaria. Sin embargo, el barrio Vele de Scampia se convirtió en algo diametralmente opuesto a la utopía: lo que había sido proyectado como una zona de concordia para el esparcimiento vecinal, como una sucesión de distritos distinguidos por sus plazas en forma de vela, se convirtió en la capital del tráfico de drogas y en el símbolo de la decadencia urbanística y social de los suburbios de Nápoles.

La periferia del norte de Nápoles fue construida por el arquitecto Franz di Salvo, quien imaginó unas grandes estructuras triangulares como escenarios del hermanamiento y la convivencia. Sin embargo, la utopía de Di Salvo no pasará a la posteridad como modelo de convivencia sostenible, tanto como el escenario apocalíptico de la novela Gomorra, del escritor y periodista Roberto Saviano.

La disección de la Camorra y de sus luchas violentas se convirtió no solo en un best seller mundial sino también en una película y una serie de televisión igualmente exitosas, que tomaron las imágenes de las plazas construidas por Di Salvo como las banderas de los barrios más abandonados y peligrosos del sur de Italia.

El alcalde de Nápoles, Luigi de Magistris, que fue reelegido en junio del año anterior, había prometido que su primer acto como alcalde reelegido consistiría en la demolición de las renqueantes velas que siguen surcando el perfil de Secondigliano.

A primera vista, Scampia parece hoy un barrio más de la periferia de cualquier ciudad italiana grande. Con desempleo, problemas sociales, urbanismo desastroso y desesperante abandono por parte de las instituciones. Pero ya no da miedo. La Camorra sigue existiendo, aunque ya no tiene aquí su santuario. En su camino para intentar convertirse en un lugar medio normal, este suburbio de la zona norte de Nápoles donde viven más de 60.000 personas va incluso a deshacerse del mayor símbolo de su degradación: Las Velas, los cuatro monstruos arquitectónicos con su emblemática forma escalonada. El alcalde, Luigi de Magistris, dice que antes del verano comenzará la demolición de tres de los edificios, mientras que el cuarto, el más grande, será rehabilitado y albergará oficinas municipales. Será la guinda de un proyecto de recuperación de esta zona marginal dotado con quince millones de euros en la primera fase y con cuarenta en la segunda.

La extensión de la Camorra napolitana fue Al Capone en Estados Unidos, sin embargo, la única relación que tenía con la mafia era su condición de italo-estadounidense, ya que la Camorra no opera como una organización piramidal y respetuosa a las jerarquías dentro de las familias entre sí. La Camorra, como todas las otras mafias, suele tener negocios ilegales (más o menos el 80% del total de sus negocios: tráfico de drogas, prostitución, extorsión a cambio de dinero, etc.) pero también legales (como serían casinos, por ejemplo).

Con el término camorra a veces se indica a un tipo de mentalidad que hace de la prepotencia y de la omertà (pacto de encubrimiento, de "silencio") difusa uno de sus principales puntos de fuerza. El límite entre la pertenencia a un clan o una banda delicitiva camorrista o camorrera es el de vivir en una mentalidad camorrística difusa; en algunos ámbitos una división neta entre lo delictivo y lo legal puede entonces ser difícilmente relevable.

Según el periodista Roberto Saviano, España, después de Italia, es el país más entrelazado con la Camorra. Es donde los clanes de la Camorra establecieron sus negocios masivos que giran en torno al narcotráfico y el lavado de dinero en bienes raíces.

La Camorra ha estado en España desde la década de 1980. El clan más poderoso que actúa en el país es el clan Polverino debido a la cantidad de personas que han instalado y al potencial de su estructura. Tienen influencia en las ciudades de Alicante, Tarragona, Málaga y Cádiz.

Según un mapeo de las autoridades españolas, en Madrid están presentes el clan Gionta, la Alianza Secondigliano y el clan Caiazzo. En Marbella, Fuengirola, Zaragoza y Ceuta, están presentes el clan Mazzarella y los 'Scissionisti di Secondigliano'. En Barcelona, los clanes Licciardi, Friziero y Contini y en Málaga, el clan Zazo.

Según un documental de la televisión española de 2019, Barcelona es el centro neurálgico de la organización fuera de Italia, exponiendo el interminable negocio de la Camorra en Cataluña, desde el tráfico masivo de drogas hasta el lavado de grandes cantidades de dinero en restaurantes, clubes y hoteles de la región. El documental también presenta una entrevista con Maurizio Prestieri, ex miembro del clan Di Lauro arrestado en Marbella en 2003 y ahora colaborador con la Policía como confidente, que explicó por qué España es el lugar preferido por la Camorra para lavar dinero, traficar y refugiarse.

La Garduña supuestamente fue una sociedad secreta criminal que habría operado en España y sus colonias desde mediados del siglo XV hasta el siglo XIX. Sin embargo, las fuentes que hablan de ella son muy discutidas y la misma existencia de la sociedad es cuestionada por varios historiadores modernos.

Se ha sugerido incluso que la Garduña fue el origen de muchas sociedades criminales posteriores, como la Camorra napolitana, basándose en el hecho de que nació en una época en que Nápoles y sus territorios pertenecían a la Corona Española.

Toma su nombre del animal depredador nocturno de excelente vista, oído y olfato, la garduña (martes foina). Habría nacido en el contexto de las germanías o fraternidades criminales, desarrollando un poder, extensión y complejidad organizativa comparables a los de las grandes mafias modernas.

La Garduña es descrita como una sociedad impregnada de secretismo y esoterismo, con juramentos, ritos de inicio. La Garduña se habría fundado en Toledo hacia 1412, a partir de diversas bandas incontroladas que extorsionaban, asaltaban y robaban las casas de musulmanes y los judíos, excusándose en colaborar con la Inquisición. Según la leyenda, a un ermitaño llamado Apolinario (posteriormente fue canonizado) se le apareció la Virgen, explicándole que los musulmanes se habían asentado en España como castigo divino a dejar de atender las obligaciones cristianas. Así la Virgen le pidió al ermitaño que reuniera en su nombre a personas que se dejasen guiar por la Biblia con el objetivo de defender el catolicismo. Después se habría desarrollado mucho en Sevilla, hacia donde iban a parar las perlas, gemas, esmeraldas, oro y plata de la recién conquistada América, con el consiguiente auge de la industria de lujo, la banca y la criminalidad asociada a la riqueza. El personaje de Monipodio en la novela ejemplar de Cervantes Rinconete y Cortadillo estaría, pues, inspirado en un personaje real, al cual tuvo la oportunidad de conocer; no en vano Cervantes estuvo en la cárcel dos veces.

La Garduña copió su estructura de la de una cofradía religiosa, por lo cual se consideraba una hermandad, en cierta manera simétricamente opuesta a la Santa Hermandad. La cúpula estaba formada por un directorio secreto de altos protectores, a los cuales sólo tendría acceso el Hermano Mayor o Gran Maestre, un personaje de alta condición social que maneja los hilos y tiene a sus órdenes diversos capataces (uno por cada ciudad). Cada capataz dirige a dos tipos distintos de malhechores: los punteadores (principalmente asesinos o matones) y los floreadores (principalmente ladrones). Por debajo de cada uno de estos punteadores o floreadores están los postulantes, que los ayudan, recaudan las contribuciones y esperan alcanzar la posición de punteador o floreador. Y, por último, están los fuelles o aprendices, de los cuales hay diversos tipos: soplones, chivatos, coberteras y sirenas. Los soplones suelen ser mendigos o ancianos que, a manera de ojeadores, pueden vigilar o entrar en las casas prevalecidos de su venerable condición y así saber si merece robarse o qué y en qué condiciones. Los chivatos suelen ser personas infiltradas. Los coberteras son peristas que venden mercancía robada, y las sirenas son las prostitutas, que también suelen ser fuentes de información para los delincuentes. Los miembros de la sociedad secreta se reconocían por tener tres puntos tatuados en la palma de la mano.

Roberto Saviano es un periodista, escritor y ensayista italiano. En sus escritos y artículos utiliza el reportaje y la literatura para contar la realidad económica, territorial y de empresa de la Camorra en Italia y del crimen organizado en general.

La Garduña operaría con casi total impunidad: entre sus afiliados y colaboradores habría contado con gobernadores, jueces, alcaldes y hasta directores de prisión. Se habría disimulado como una orden religiosa, arrogándose el derecho divino a robar y asesinar. Como sociedad esotérica no tendría al parecer documentos escritos ni estatutos, comunicándose las normas a través de la iniciación y las posteriores elevaciones de grado, y la traición a dichas normas no escritas se pagaría con la vida. Se afirma que algunos miembros de la hermandad fueron ajusticiados por actuar sin la previa autorización de sus maestros. Existe la leyenda, divulgada por algunos cantos de mala vida y ritos de la mafia calabresa, de que las distintas mafias italianas fueron creadas por tres caballeros españoles —Osso, Mastrosso y Carcagnosso— de la Garduña que, en el siglo XV, huyeron de Toledo tras vengar con sangre el honor ultrajado de una hermana. Los tres caballeros se refugiaron en la isla mediterránea de Favignana, cerca de Sicilia, y allí permanecieron 29 años, 11 meses y 29 días, tiempo en que calcaron las reglas sociales y el código de la Garduña en el que rige la Mafia. Posteriormente, al separarse, cada uno llevó estas normas a tres lugares distintos: Osso las difundió en Sicilia (creando La Cosa Nostra), Mastrosso las dio a conocer en Calabria (territorio de la 'Ndrangheta) y Carcagnosso las divulgó por Campania (dando origen a la Camorra).

Si bien la sociedad carecería de documentos escritos, la vanidad de sus últimos Hermanos Mayores les habría llevado a escribir el llamado Libro Mayor narrando sus actividades en tono heroico. El libro habría sido descubierto en 1821 en la casa del Hermano Mayor, Francisco Cortina, al ser éste arrestado bajo acusación de asesinato por el oficial de cazadores Manuel de Cuendías. Sin embargo, un incendio en la Audiencia de Sevilla en 1918 acabó con este libro y todas las pruebas que allí se almacenaban. Como consecuencia de este hallazgo habrían sido juzgados y ejecutados en la plaza Mayor de Sevilla, el 25 de noviembre de 1822 el Hermano Mayor, sus lugartenientes y otros garduñistas reconocidos. La suerte posterior de esta presunta sociedad secreta sería un misterio, insinuándose un reciclaje o al menos una influencia en grupos como la Camorra, la Cosa nostra o la piratería caribeña.

Actualmente existe un debate abierto sobre si la Garduña fue una sociedad real o una mera fantasía. La gran duración, influencia e impunidad que se le achaca hace difícil creer que realmente pudiera pasar por la historia sin dejar más restos y menciones. Otras organizaciones de similar duración, como la masonería, las tríadas chinas o la Camorra italiana las tienen en abundancia. Aunque algunas novelas del Siglo de Oro, en especial novelas picarescas (como Rinconete y Cortadillo de Cervantes o El Buscón de Quevedo) hacen referencia a sociedades de malhechores, éstas no parecen ser grupos de ámbito nacional, sino que su influencia se halla limitada a una única ciudad. Por otra parte, y aunque algunas fuentes remiten al archivo de Toledo o a los juicios de Sevilla, nunca se menciona en ellas referencias a documentos determinados y rastreables dentro de dichos archivos. León Arsenal e Hipólito Sanchiz, en su libro Una historia de las sociedades secretas españolas, afirman que todas las fuentes sobre la existencia e historia de la Garduña tienen su base en Misterios de la inquisición española y otras sociedades secretas de España, libro firmado por Víctor de Fereal (que podría ser un pseudónimo de la francesa madame de Suberwick). Este libro lleva notas de Manuel de Cuendías (que sería el mismo oficial responsable del arresto del último Hermano Mayor). Dicho texto estaría escrito de forma novelada y no sería una fuente fiable sino un texto de propaganda anticlerical. Ambos autores también produjeron textos románticos sobre España en el estilo de la Carmen de Prosper Mérimée y diversos panfletos anticlericales. Madame de Suberwick sería asimismo un pseudónimo de una escritora francesa desconocida, mientras que Manuel de Cuendías parece haber sido un liberal exaltado que también produjo en 1858 un proyecto de constitución progresista para España. La falta de otras referencias y la escasa fiabilidad que adjudican a la fundamental llevan a Arsenal y Sanchiz a dudar de la existencia de La Garduña.

Roberto Saviano presentaba a finales de 2917 en Madrid su último libro, donde narra cómo jefes menores de 20 años han sacudido la mafia napolitana.

Un hombre italiano tiene una esperanza media de vida de 80,1 años. Cuando Emanuele Sibillo cumplió 18, por tanto, podía mirar al futuro con cierta confianza. Quedaba, todavía, una infinidad. Llegaba, además, el día en que se hacía mayor de edad. De ahí que el capo camorrista animara a los seguidores de su cuenta de Facebook a festejar: “¡Celebradme mucho!”. Parecía entusiasta, como cualquier joven ante su 18º cumpleaños. La diferencia, sin embargo, venía poco después. Porque el mensaje de Sibillo continuaba: “A los 21 no creo ni que llegue”. En efecto: el 2 de julio de 2015 un francotirador le disparaba en la espalda y cumplía su profecía. Apenas le había dado tiempo a llegar a los 19.

“Su tiempo corre mucho más rápido”, explicaba Roberto Saviano. Se referia a los pequeños líderes que sacudieron a la mafia napolitana, desafiando a los antiguos clanes. A ellos el escritor dedicó su última novela, La banda de los niños, que Anagrama editó en España y que el autor presentó en el Instituto Italiano de Cultura de Madrid, entrevistado ante el numeroso público por la periodista Ana Pastor. “Cuando me reúno con algunos de ellos, lo primero que destacan es mi edad: ‘¿38 años? Eres un viejo. Entonces no has hecho nada; si no, ya estarías muerto”, insistió el escritor. Aunque algo Saviano sí hizo. En 2006 el italiano relató en Gomorra lo que había visto y oído dentro de la Camorra, con nombres y apellidos. Los capos pusieron un precio a su cabeza y, aunque no le mataran, sí le arrebataron la vida.

Desde entonces, el autor vive escoltado, cambia de casa cada pocos días y también ha modificado su estilo. Antes, se servía de su olfato y de pisar la calle. Su existencia en cuarentena ya le privó de aquello, pero a cambio le proporcionó un amplio acceso a policías, archivos, investigaciones, jueces, presos, arrepentidos y pinchazos telefónicos.

De ahí sale la base real que inspira La banda de los niños. Para Pastor, el libro es una mezcla de Gay Talese, Patria, de Fernando Aramburu y Fariña, de Nacho Carretero. Para promoverlo, Saviano volvió a España a cinco años de su última visita. Y relató que los nuevos cachorros de la Camorra llegan al mundo con prisa, y así se marchan. “A los 15 aprenden a disparar. A los 20 son asesinos profesionales. Los 30 ni los alcanzan”, lo resume el cartel de Robinú, un documental del periodista italiano Michele Santoro sobre el mismo asunto, disponible en Filmin.

Sibillo, por ejemplo, ya era padre de un niño de un año y medio cuando falleció. Otro venía de camino, aunque el joven nunca lo conoció. Sin miedo a la muerte, los niños criminales tampoco temen a los capos tradicionales. Más bien, lo contrario. Con el vacío de poder creado tras la caída del clan Giuliano, en los noventa, llegó su momento. Y su órdago. Todo o nada, ahora o nunca.

Decenas de chicos de entre 10 y 20 años rechazaron la autoridad de los viejos pilares de la Camorra, los acusaron de haber perdido de vista los valores y la defensa de sus barrios, e impusieron una nueva ley. “Los bambini han marcado una transformación en el poder. Controlan zonas enteras de Nápoles. Y lo gestionan todo: la venta de la cocaína, su calidad, la corrupción de la policía, los centinelas. Está bajando la edad necesaria para mandar ”, explicó Saviano. Para definirles, el napolitano emplea una palabra española: paranza. En castellano ya no se usa, aunque indicaba los barcos que salían a pescar por la noche. La paranza dei bambini también echa sus redes cuando todos duermen. “Pero salen a matar a seres humanos”, relató el escritor.

El propio Sibillo por ejemplo disparó en plena cara a otro muchacho, culpable de mirar al boss a los ojos y hasta poner en duda su autoridad. Luego, junto con su clan, salió del bar y se fue a beber a otro local, tal y como contó Saviano. Como si nada. “En Nápoles, en Europa”, destacó varias veces el escritor. El inmovilismo de Italia contribuye a encerrarlos en un callejón sin salida, según Saviano. El sendero legal les suena a sudor y sueldos deprimentes. La Camorra, en cambio, ofrece dinero inmediato, poder y respeto. Que el reloj de arena empiece a correr rapidísimo es lo de menos. Algunos hasta proceden de clases medio-altas, y piden a la carrera mafiosa cumplir las promesas que su vida burgués no mantuvo. “Si entras en una paranza, pasas siempre por delante de los demás y tienes una mesa reservada en cualquier sitio”, agregó Saviano. “Nunca conocieron la inocencia. Creen que el mundo es un lugar repugnante. Son soldados de una guerra que no estamos contando”, añadió.

Tanto que el libro reparte su mundo en dos categorías: “jodidos y jodidores”. Sobra aclarar a cuál quieren pertenecer los bambini. Para ello, están dispuestos a todo. Se guían por ejemplos como El precio del poder, Pablo Escobar, la serie Gomorra (de la que Saviano es coguionista, inspirada en su libro) o “Dan Bilzerian, un tipo que ha perdió 100 millones de euros al póquer, está siempre de vacaciones y dice que odia trabajar”. No sorprende que la mayoría de los personajes reales en los que se inspiran los personajes de Saviano ya hayan fallecido o estén en la cárcel. “Repiten a menudo una frase: ‘Si mueres a los 90, centenario. Si mueres a los 20, legendario”.

Por eso consideran a Sibillo todo un mito. Hasta le sobró un año.

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