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15 - Junio - 2020
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Mientras los científicos y los investigadores dedican todo su esfuerzo a desarrollar una vacuna contra el coronavirus para salvar vidas y acelerar la reapertura de las ciudades, el movimiento antivacunas se ha estado movilizando para convencer a la gente de que no se vacune. Los antivacunas han ganado peso en las manifestaciones contra el confinamiento y el distanciamiento social y han seguido difundiendo conspiraciones y desinformación a millones de personas a través de plataformas como Facebook y Youtube.

El doctor Peter Hotez lleva mucho tiempo combatiendo las falsedades de antivacunas y activistas como Robert F. Kennedy Jr., que ha extendido falsos mitos sobre las vacunas y se ha convertido en un rostro conocido para la causa. Hotez ha escrito sobre el movimiento antivacunas desde su perspectiva, como científico especializado en vacunas y padre de una hija con autismo, en su libro Vaccines Did Not Cause Rachel’s Autism (Las vacunas no le provocaron autismo a Rachel). Ahora forma parte de uno de los múltiples proyectos que existen para acabar con la Covid-19 y detener la pandemia.

La edición estadounidense del HuffPost se ha puesto en contacto con Hotez, que también es decano de la National School of Tropical Medicine en la Facultad de Medicina de Houston y codirector del Centro de Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas (EEUU), para conocer el impacto del coronavirus en el movimiento antivacunas.

Usted lleva mucho tiempo desmontando conspiraciones y luchando contra la desinformación de los antivacunas. ¿En qué ha notado que ha cambiado el movimiento antivacunas durante la pandemia?

La gente tenía muchas ganas de que saliera una vacuna contra el coronavirus. Yo pensaba que se darían cuenta de cómo es vivir en una época sin vacunas en la que tu familia o tú corréis serio peligro por no estar vacunados y que eso dañaría gravemente al movimiento antivacunas. Creo que durante un mes así fue, antes de que estos descubrieran cómo reagruparse y volver a ponerse en marcha. En cierto modo, y me duele decirlo, se han avivado y han ganado fuerza.

En parte ha sucedido por pequeños errores desafortunados al hablar sobre el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus. Uno de esos errores lo cometió la Casa Blanca al llamar a su iniciativa contra la vacuna operation warp speed (operación a toda máquina), y publicar tantos comunicados de prensa de empresas tecnológicas y farmacéuticas. Creo que eso hizo mucho daño. Dos afirmaciones que hacen los antivacunas son que las vacunas causan autismo (me he pasado años refutándolo) y que no se comprueba su seguridad para que lleguen más rápido a las farmacéuticas. Llamarla operación a toda máquina y decir en comunicados de prensa que vamos a tener la vacuna lista en días o semanas ?algo que es completamente falso? ha sido un caramelo para el movimiento antivacunas. Eso me fastidia bastante.

Mil cruces frente al Congreso brasileño recuerdan a Bolsonaro las víctimas del COVID-19 Los manifestantes contrarios a la gestión de la pandemia por parte de de Jair Bolsonaro clavaron mil cruces frente al Congreso brasileño para recordar al presidente las más de 57.000 víctimas que se ha cobrado la pandemia del coronavirus en el país.

Dio bola a la conspiración de que las vacunas no pasan controles de seguridad y que no sabemos qué efectos provocan.

Eso fue un gran regalo para RFK Jr. La otra vía por la que se ha avivado el movimiento es muy interesante. Más o menos en 2015, el movimiento antivacunas de Estados Unidos pivotó hacia la derecha política. Empezaron a recibir donaciones del Tea Party y crearon grupos de acción política que normalmente llevan las palabras “decisión” o “libertad médica” en el nombre. [El teórico de la conspiración] Alex Jones empezó a hablar sobre ellos y RFK Jr. apareció en la cadena conservadora Fox News. Ahora hay grupos de extrema derecha y grupos libertarios incumpliendo las órdenes de distanciamiento social y manifestándose en las capitales del país. Se les están uniendo los antivacunas y está naciendo una desagradable alianza entre estos y los que protestan por el distanciamiento social.

¿Ha notado que hayan surgido nuevos referentes en el movimiento o es en su mayoría el mismo grupo que antes?

Claramente RFK Jr. es uno de ellos. Su grupo, Children’s Health Defense (Defensa de la salud de los niños) nació en otoño de 2018, de modo que ya lleva dos años en marcha, pero ha ganado fuerza, influencia y financiación. Ahora su discurso está centrado contra Bill Gates y [Anthony] Fauci. Están pregonando cualquier teoría de la conspiración que se les ocurre. Es divertido, me han catalogado como OG villain. Tuve que buscar su significado. Es algo así como el gran villano.

Bueno, de todo lo que le podrían llamar, eso no está mal.

Desde luego.

Hemos visto con el sarampión cómo un pequeño grupo de personas sin vacunar puede provocar un desastre en la salud pública. ¿Será así cuando tengamos la vacuna del coronavirus? Si hay pequeños grupos de gente que se niega a vacunarse, ¿será mucho más difícil detener el virus?

Acabamos de empezar a colaborar con el diseñador de modelos matemáticos para vacunas y economista de la salud Bruce Lee. Estamos haciendo un esfuerzo para analizar el porcentaje de personas que deben estar vacunadas para detener la transmisión.

Este porcentaje dependerá del número reproductivo básico del virus y de la eficacia de la vacuna, pero vamos a elaborar un modelo de esa situación porque es algo que hace falta saber. Para el sarampión hace falta un 95% de vacunación de la población para crear una inmunidad de rebaño. ¿Es eso lo que necesitamos para este virus? Se ha hablado de cifras del 60% o 70%, pero ya veremos con una vacuna. Esa va a ser una cuestión importante. ¿Qué pasará si hay mucha gente que tiene miedo de la vacuna por lo que se está diciendo y deciden esperar para ver si se la ponen o no?

Aparte de las teorías de la conspiración más disparatadas, como la de que Bill Gates quiere inyectarnos un microchip para controlarnos a todos, ¿percibe errores comunes o malentendidos entre la gente sobre cómo funciona una vacuna o cómo llegará?

A veces te despiertas por la mañana y se te mete una idea en la cabeza. De repente comprendí de dónde viene esta esperanza de tener una vacuna lista para otoño, que no es realista, y el porqué del lenguaje que rodea a la vacuna. Creo que se debe a que personas como el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, piensa que es un simple problema de fabricación. Estas personas creen que el problema con la vacuna es el mismo que el de la escasez de respiradores y de pruebas diagnósticas: falta de producción. La Casa Blanca ha puesto todo su énfasis en poner en marcha contratos de fabricación.

En su mente, ese es el problema, pero no tienen en cuenta que es probable que muchas de las vacunas en desarrollo no funcionen ni saben que con las vacunas es necesario tomarse un tiempo suficiente para acumular suficientes evidencias que garanticen que las vacunas que funcionan también son seguras. Ahí está el cuello de botella, ese es el proceso que no se puede acelerar. Lo que yo he intentado lograr es que la Casa Blanca y los Institutos Nacionales de Salud tracen una estrategia de comunicación y pongan a una persona al frente para explicar estas cosas. Lo que están haciendo es forzar a la gente a hacer adivinación con hojas de té y no debería ser así. Sacad a alguien y explicad la estrategia de vacunación, por qué es necesario y por qué es seguro. Esa es probablemente la mejor forma de desinflar el movimiento antivacunas.

Sé que la comunidad científica intentó recibir financiación y atraer interés para desarrollar una vacuna contra los coronavirus en 2016, pero no hubo suficiente apoyo. Imagino que ahora la situación es muy distinta. Me pregunto cómo cree que esta pandemia cambiará el modo en que se investigan y desarrollan las vacunas en el futuro.

Ahora estamos mejor. Tenemos fondos públicos y fondos privados. Suele pasar eso después de cada pandemia. Creo que esta va a ser definitiva y a partir de ahora tendremos más sistemas proactivos listos para las vacunas. Lo dije después del SARS de 2003, el H1N1 de 2009, el MERS de 2012, el ébola en 2014, el zika en 2016 y lo digo ahora. Quizás esta sea la definitiva porque nunca hemos vivido una pandemia tan perturbadora como esta. Sin embargo, seguimos sin abordar el movimiento antivacunas de forma correcta. Ya es un movimiento globalizado, está mejor financiado y, lejos de perder fuelle con la pandemia de coronavirus, la han sabido aprovechar para salir reforzados.

Nueve argumentos científicos para desmontar a un antivacunas.

La OMS ha incluido este movimiento entre las 10 principales amenazas para la salud en 2019.

No son muchos, pero sus acciones están empezando a tener graves consecuencias sobre la Salud Pública. El auge del movimiento antivacunas es el responsable de que en Washington se declarase el pasado enero el estado de emergencia por un brote de sarampión. O que en septiembre de 2018 un brote similar infectase a miles de personas en Italia, después de que el Movimiento 5 Estrellas (M5S) sacase una ley para acabar con la inmunización obligatoria de niños que asisten a la escuela pública. Tales son los problemas que pueden ocasionar sus acciones que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido a los antivacunas en la lista de las 10 principales amenazas para la salud en 2019. Están al nivel del ébola, el dengue o el sida.

"Las dudas sobre las vacunas amenazan con revertir el progreso realizado en la lucha contra las enfermedades prevenibles por vacunación", asegura este organismo. En su texto hacen referencia al caso concreto del sarampión, que en 2010 estaba en la lista de erradicables y que en los últimos años ha experimentando un incremento del 30% a nivel mundial por su fácil contagio. Un ejemplo: si una persona enferma de sarampión está en contacto con diez no vacunados, nueve acabarían contagiándose, como recoge un informe de la Asociación Española de Pediatría.

El dato es tan aplastante que debería tumbar de un golpe a cualquier antivacunas en una discusión, pero los defensores de este movimiento ("testimonial en España", según palabras de Lucía MiPediatra) utilizan otros argumentos que también se pueden desmontar muy fácilmente. La revista Enfermería y Salud los ha recogido en su número de enero y en El HuffPost los hemos desmontado uno a uno con ayuda de especialistas. Esto es lo que dicen y esto es lo que les tienes que decir para zanjar el tema.

"No son seguras".

"Detrás de cada vacuna, nueva o antigua, hay estudios científicos que han probado su efectividad y seguridad". Los especialistas Elena Blanco y Gonzalo Oñoro, también conocidos como Dos Pediatras en Casa, hablan con contundencia y recuerdan que "una vacuna no sale al mercado si no ha superado unos controles estrictos" que se desarrollan durante años. Además, a diario se ponen cientos de miles de vacunas en todo el mundo. Si realmente no fueran seguras, los médicos ya nos habríamos dado cuenta como para dejar de recomendarlas".

"Causan las enfermedades que dicen curar".

Las vacunas están hechas del virus muerto o el virus atenuado, pero eso no significa que causen las enfermedades que atacan, asegura la doctora en Farmacia Marián García, más conocida como Boticaria García. La especialista señala que en este mito concreto tiene mucho que ver la gripe, ya que a veces aparece días después de vacunarse. "Lo más probable en esos casos es que la persona estuviese incubando la enfermedad cuando la vacunaron, por eso días después aparecen los síntomas. Tú lo vas a achacar a la vacuna, pero es casualidad, no causalidad", aclara.

"Otras vacunas provocan reacciones leves como fiebre, dolor en el lugar de la inyección o cierto malestar, pero eso dura unas horas o un par de días como mucho", añade Ángel Hernández-Merino, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Si no llegan estos ejemplos, está la baza de la viruela: la enfermedad, cuya situación en los años 70 era endémica en África y Asia, se erradicó en 1980 gracias a una campañas mundial de vacunación.

"Producen otras enfermedades como el autismo".

Este es sin duda el argumento más extendido y tiene su origen en los 70, cuando el británico Andrew Wakefield publicó en la prestigiosa revista científica The Lancet el resultado de una investigación en la que relacionaba la vacuna del sarampión y el autismo. La publicación se acabó retractando en 1998, pero en Google todavía siguen escupiendo cientos de páginas con esta teoría. "Eso es lo que ha hecho que las tasas de vacunación cayesen en picado", explica Francisco Guillén, director del Servicio de Medicina Preventiva de la Universidad Clínica Universidad de Navarra y secretario de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH).

El tiempo ha demostrado que no tenía razón y que Wakefield, al que le retiraron la licencia médica por mala praxis, hizo esto para enriquecerse. "Se ha estudiado de forma exhaustiva la relación de cualquier vacuna con el autismo y se ha descartado, no una sino repetidamente", añade el pediatra Ángel Hernández-Merino.

Al final, insiste Boticaria García, la teoría de los antivacunas responde a la causalidad. "Los primeros síntomas de autismo se manifiestan cuando se suministran las primeras vacunas, por eso atribuimos esa correlación. Pero no es la causa, ha coincidido", explica la especialista, para la que esto ocurre con las enfermedades que tienen difícil cura. "Se tiende a buscar una explicación y es comprensible, pero por desgracia no la hay y lo que podemos acabar haciendo es que nuestros hijos padezcan otras enfermedades por no vacunarse y que se hagan de transmisores".

"No está demostrado que las vacunas funcionen".

El mismo mecanismo que se emplea para demostrar que las vacunas son seguras sirve para demostrar que las vacunas funcionan. "En Estados Unidos tienen que pasar los controles de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) y en Europa de la EMA (Agencia Europea de Medicamentos)", explica Guillén, que apunta que "no solo es un tema de efectividad y eficacia, también se hace una evaluación económica".

"Previenen enfermedades que ya no existen".

Sí que existen, claro que existen, lo que pasa es que las vacunas reducen su presencia. "Darle la vuelta a ese argumento es infantil", apuntan los Dos pediatras en casa. " El especialista en medicina preventiva Francisco Guillén sostiene este argumento con cifras: "De los niños que pasan el sarampión, un porcentaje termina hospitalizado y de los que se hospitalizan un 1% puede morir por encefalitis". En España, por ejemplo, donde la cobertura vacunal de la población infantil alcanza el 97%, hubo 160 casos en 2017 y se registró el fallecimiento de un niño.

"Es mejor enfermar que vacunarse".

"Eso es una falacia", dicen los Dos pediatras para los que "lo mejor sería no estar nunca enfermo y para ello las vacunas son de gran ayuda". Y recurren al ejemplo eel sarampión, con una letalidad del 0,1%. "Esto quiere decir que de cada 1.000 personas que lo padecen, una de ellas fallece", aclaran los dos especialistas, para los que ésa es una letalidad altísima. "Hay una referencia más o menos reciente que enfrenta las complicaciones frecuentes del sarampión natural y los daños causados por las vacunas, y no hay comparación. Es como el blanco y el negro, como el sol y la oscuridad", añade Ángel Hernández-Merino, que también considera ridícula organizar una fiesta de la varicela en lugar de vacunar a los niños.

Otro ejemplo son las paperas. "Cierto es que no es una enfermedad grave; cursa con fiebre e inflamación de la glándula parótidas. Sin embargo, una complicación frecuente, que se da hasta en el 40% de los varones, es la orquitis —inflamación de los testículos—. Esto puede acabar provocando infertilidad. Con las vacunas no solo te ahorras la posibilidad de padecer una enfermedad grave, también puedes evitar todos los gastos intangibles que supone la enfermedad", añaden.

"Las vacunas son una estafa de las farmacéuticas".

Hay que partir de la base de que las farmacéuticas son empresas que buscan un beneficio económico, como cualquier empresa que se dedique al sector", aclaran los Dos pediatras en casa, para los que "es normal que quieran amortizar los carísimos estudios que han llevado a poder desarrollar esa vacuna". El pediatra Ángel Hernández-Merino contraataca con otro argumento: "Las propias farmacéuticas ganarían mucho más si "miles de niños enfermaran y padecieran las consecuencias de esas enfermedades". Según éste, se trata de cultivar el victimismo y las conspiraciones que se relacionan con estas empresas.

"Las alternativas naturales son mejores".

Lo que es mejor, lo que claramente es mejor para la salud de los niños y los adultos es aquello que se haya demostrado científicamente que funciona". Para Dos pediatras en casa sería genial "frotar perejil a un niño en la espalda para aumentar sus defensas y evitar así enfermedades como el sarampión, pero por desgracia no es así y no hay ningún estudio que haya demostrado esta teoría". Sí los hay, sin embargo, que demuestran la eficacia de las vacunas para prevenir ciertas enfermedades. "Nosotros jugamos con la evidencia, ellos con el miedo", sentencia Boticaria García.

"Son mis hijos y yo decido si vacunarlos o no".

Son tus hijos, pero "el bienestar de la comunidad debería estar por encima de los individuos", señala el doctor Francisco Guillén, que recuerda que "los hijos no son una propiedad privada como una casa y puedes perder su custodia". De la misma manera, apunta que las vacunas no siempre son efectivas al 100% de modo que "si tengo un hijo y lo mando a una guardería tengo derecho a que esté protegido". A comienzos de 2019 este tema se puso sobre la mesa con una sentencia del Contencioso Administrativo de Barcelona que dio la razón al Ayuntamiento de Maresme (Barcelona) por haber negado a matricular en la guardería municipal a un niño que no estaba vacunado. "Lo que ha dicho es que el derecho de los padres a elegir guarderías está por debajo del derecho a la salud pública de los niños", recuerda.

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Nota de prensa, Marzo 2021:

Polémica en Países Bajos por la apertura de dos iglesias calvinistas a cientos de fieles sin mascarilla. Cuatro parroquianos han sido detenidos, uno de ellos por haber intentado atropellar a un reportero de los que cubrían la noticia en sendas localidades del Cinturón Bíblico, de estricta tradición religiosa. Una de cada 5 iglesias en Holanda ya no se dedica al culto.

Feligreses a la entrada de la iglesia Sionkerk en Urk, en Países Bajos, el pasado 28 de marzo de 2021.

Nota de prensa, Mayo 2021:

En Países Bajos, calvinistas tradicionales rechazan las vacunas y el distanciamiento social. Donde los protestantes representan alrededor del 16% de la población, un pequeño grupo de calvinistas tradicionales se opone a la vacunación.

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