www.juezyverdugo.es --- contacto@juezyverdugo.es

 

1 - Marzo - 2020
>>>> Destacado

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

La Real Sociedad de Geografía de Londres y el Earthwatch Institute declararon a las abejas como los animales más importantes del planeta, considerando que es el único ser vivo que no transporta ningún tipo de patógeno. Sin embargo, también declararon que esta especie se encuentra en peligro de extinción. El investigador y biólogo Daniel Favre explicó que el principal motivo de que las abejas se encuentren amenazadas es la deforestación masiva y el uso desmedido de pesticidas El estudio realizado por el Earthwatch Institute demostró que la alimentación de los seres humanos depende en gran medida de las abejas, ya que éstas favorecen a la polinización y reproducción de plantas. Por otro lado, biólogos del Instituto Federal de Tecnología de Suiza están realizando estudios para comprobar que las ondas emitidas por los teléfonos celulares durante una conversación son capaces de desorientar a las abejas hasta matarlas. La organización internacional Greenpeace propuso prohibir el uso de plaguicidas tóxicos, fomentar alternativas agrícolas naturales, además de crear un sistema de áreas libres de telecomunicaciones.

La perfecta simbiosis entre plantas y abejas genera un beneficio recíproco y también un gran beneficio para el planeta. Las flores de las plantas atraen a las abejas, que recogen el néctar y el polen, a cambio las abejas polinizan esas flores, ya que los pelillos que recubren su cuerpo se cubren de microscópicos granos de polen que irán a parar a otra flor, dando lugar a su fecundación y a la producción del fruto y de sus semillas. Las abejas son las responsables del 80 % de la polinización de las plantas.

La biodiversidad depende de la polinización de las abejas, si se extinguieran o se vieran minimizadas sería una debacle ambiental. Sólo en términos de nutrición humana sería una catástrofe, según Greenpeace, el 75% de los alimentos que consumimos dependen de la polinización, además el equilibrio ecológico desaparecería porque el 70% de las plantas dependen de la polinización, más de 4.000 especies de plantas sobreviven gracias a las abejas. Según datos de Greenpeace, si la actividad que desarrollan las abejas tuviera que hacerse mediante la acción del hombre y sus máquinas costaría 265.000 millones de euros. Pero más allá del dinero y de la producción de miel, la desaparición de la polinización de las abejas se traduciría en la pérdida de muchas especies animales y vegetales, incluyendo las que el ser humano necesita para su alimentación. Una hipotética extinción de estos insectos sociales perjudicaría de forma importante el equilibrio ecológico del planeta, hasta tal punto que la supervivencia humana sería casi imposible. Albert Einstein afirmó que si las abejas desapareciesen el ser humano no sobreviviría muchos años sobre el planeta.

Desde hace unos años, la población abejas está disminuyendo de forma alarmante. Hay varios factores que actúan contra estas polinizadoras, el deterioro y la pérdida de hábitats, especies invasoras, el impacto del cambio climático y sobre todo el uso de plaguicidas y pesticidas de la agricultura industrializada. Como ejemplo, según publicó la revista Nature, la abeja europea no es capaz de detectar la presencia de los tres pesticidas neonicotinoides más comunes, quedando expuestas a sus efectos nocivos.

¿Por qué sus celdas son hexagonales? Su objetivo es el de aprovechar al máximo el espacio y si fueran cuadradas o redondas no lo aprovecharían tan bien. Las abejas reinas suelen vivir alrededor de tres años y las obreras sobre de tres meses. Las colmenas también tienen su propia estructura de clases. Primero la abeja reina, luego las obreras y luego los machos o zánganos. ¡Asombroso! El veneno que desprenden las abejas una vez pican (y por tanto mueren) se ha utilizado históricamente para tratar enfermedades como Parkinson, Alzheimer, artritis o artrosis. Las abejas zángano son los machos fértiles que proceden de huevos sin fecundar. El más fuerte, será el encargado de fecundar a la reina.

Quien no lo consiga, tendrá que ir de colmena en colmena hasta que lo consiga. Hay colmenas que pueden alcanzar una capacidad de hasta 100.000 abejas, la mayoría obreras. Una vez cumplen los 21 días de vida, las abejas obreras han de salir a recolectar néctar, polen, propóleo y agua para que las glándulas que segregan cera no se atrofien. Es la etapa de las pecoreadoras. Toda esa mezcla será una fantástica miel

Un zángano es el ejemplar macho de las abejas. El origen de esta palabra es una onomatopeya, en referencia al zumbido que emiten. Con este significado se pueden citar algunos sinónimos: haragán, gandul, vago, holgazán y perezoso. ¿Te identificas?

Los 5 beneficios de las abejas para el Medio Ambiente:

1 – Equilibran la ecología y favorecen los ecosistemas.

2 – Generan ingresos económicos para regiones agrícolas.

3 – Fabrican productos naturales como la miel, la cera y la jalea real.

4 – Son responsables de la fecundación y la reproducción de árboles y plantas con flores y frutos.

5 – Son imprescindibles para el 75% de cultivo de alimentos.

Por su labor al producir miel, que ha servido como alimento y medicina por milenios, Eslovenia propuso conmemorar a este insecto un día en el año. Los polinizadores han sido una ayuda para combatir el hambre a lo largo de la historia.

Dedicarle un día a la abeja fue idea de Eslovenia y las Naciones Unidas atendieron su iniciativa. Es lógico que quieran rendirle homenaje a una auténtica bestia de carga, como le dicen. Un insecto que puede polinizar hasta 7.000 flores al día y proveer miel como alimento y medicina sin necesitar una parte de tierra o algún capital. Su papel en la naturaleza ha cubierto por milenios una parte de la demanda alimentaria del mundo. Por eso las Naciones Unidas en su lucha por erradicar el hambre antes del año 2030 (uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS-) ha dado el sí a esta iniciativa, fijándole el día 20 de mayo en su calendario. La razón es que en esa misma fecha, en Eslovenia, se celebra el nacimiento de Anton Janša, quien en el siglo XVIII fue pionero en las técnicas modernas de apicultura en ese país.

Aunque existe otro argumento para hacerles un día. Insistir en el peligro que viven estos animales en la actualidad, bajo riesgo de desaparecer. Los ponilizadores, en este caso las abejas y otros insectos, están disminuyendo de manera alarmante por el cambio climático y el uso de químicos en la agricultura según las Naciones Unidas. El peligro es tanto que la plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES en inglés) le ha insistido al mundo que “un creciente número de polinizadores están amenazados de extinción, a nivel mundial, debido a varios factores, muchos de ellos causados por el hombre, lo que pone en riesgo los medios de existencia de millones de personas y cientos de miles de millones de dólares de producción agrícola”.

Las abejas de la miel que viven en zonas altas son más grandes, más oscuras y su pelaje es más largo en comparación con las abejas de zonas bajas. Sin embargo, estas diferencias no parecen ser debidas a genes relacionados con la morfología o la pigmentación, sino a genes asociados con el comportamiento y la alimentación, según un estudio con participación de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicado en la revista Molecular Ecology.

Los investigadores han explorado las diferencias en el ADN entre poblaciones de abejas asiáticas (Apis cerana) pertenecientes a zonas altas y bajas en la provincia de Yunnan, China. “Hemos utilizado diferentes programas bioinformáticos para escanear los genomas de estas abejas y hemos identificado varias regiones que parecen estar favorecidas por la selección natural en las abejas de zonas altas”, explica Santiago Montero-Mendieta, investigador predoctoral del CSIC en la Estación Biológica de Doñana, en España.

En estudios anteriores se había relacionado la capacidad de adaptación a zonas altas de las abejas africanas (Apis mellifera) con dos mutaciones que afectan el orden de determinados genes dentro de los cromosomas 7 y 9. Algunos de estos genes estarían relacionados con la conducta alimentaria, lo que podría indicar que la abundancia y distribución de los alimentos es un factor importante para la adaptación a los hábitats de gran altitud en abejas. Sin embargo, ahora los resultados de este estudio indican que las abejas asiáticas que viven en zonas altas no tienen tales reordenamientos cromosómicos en su genoma. Por ello, se sugiere que estos mecanismos no son imprescindibles para que las abejas se adapten a zonas altas. “En nuestro estudio con abejas asiáticas no hemos encontrado diferencias en genes que tengan funciones asociadas a la morfología o la pigmentación y dichos genes tampoco se observaron previamente en las abejas africanas”, añade Montero-Mendieta.

“Hemos identificado señales de selección en genes potencialmente relacionados con la mejora del aprendizaje a través del olfato y la capacidad de recordar dónde se encuentran los alimentos. Creemos que estas mejoras podrían ser cruciales para las abejas que viven en zonas altas, ya que en dichas zonas la disponibilidad de recursos suele ser menor” explica. “Por ello, aunque la adaptación a hábitats de gran altitud en las abejas asiáticas tiene una base genética diferente a la de las abejas africanas, pensamos que es posible que se esté produciendo una selección para genes con funciones similares en ambas especies”.

Los resultados de esta investigación serán de gran utilidad para monitorear las poblaciones de abejas asiáticas y establecer prioridades de conservación. Matthew T. Webster, investigador en la Universidad de Uppsala (Suecia), que ha dirigido el estudio, manifiesta que: “los servicios de polinización proporcionados por las abejas son esenciales para la producción de alimentos en todo el mundo”, pero que por desgracia “las poblaciones de abejas asiáticas en China han ido disminuyendo desde principios del siglo XX debido a los cambios en las prácticas agrícolas y la introducción de abejas no nativas”. Por lo tanto, “resulta importante comprender como las poblaciones de esta especie se adaptan a las diferentes condiciones ambientales tales como la altura, ya que esto puede ayudar a mejorar los esfuerzos de conservación y su manejo,” concluye el investigador.

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) es un departamento ministerial del Gobierno de España encargado del desarrollo de las políticas gubernamentales en materia de medio ambiente, energía, minería, desarrollo sostenible, protección del patrimonio natural, de la biodiversidad y del mar, agua, lucha contra el cambio climático y la dirección de un modelo productivo y social más ecológico. Igualmente corresponde al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico la propuesta y ejecución de la política de lucha contra la despoblación, así como la elaboración y el desarrollo de la estrategia nacional frente al reto demográfico.

Desde 2020, su titular es Teresa Ribera.

El MITECO fue creado en junio de 2018 asumiendo funciones tanto del Ministerio de Agricultura como del Ministerio de Energía. En 2020 fue renombrado como Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, justificó la creación de la cartera de Transición Ecológica por la necesidad de concentrar las políticas encaminadas a construir un futuro sostenible. En este sentido, este nuevo ministerio aglutinará todas las competencias energéticas y medioambientales con las que se pretende, entre otros, acelerar la descarbonización en España.

Según el Real Decreto 2/2020, de 12 de enero, por el que se reestructuran los departamentos ministeriales, corresponde al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico:

- La propuesta y ejecución de la política del Gobierno en materia climática, de energía y medio ambiente para la transición a un modelo productivo y social más ecológico.

- La elaboración y el desarrollo de la política del Gobierno frente al reto demográfico y el despoblamiento territorial.

- La propuesta y ejecución de la política de agua como bien público esencial.

- La propuesta y ejecución de la política de lucha contra la despoblación.

- La elaboración y el desarrollo de la estrategia nacional frente al reto demográfico.

El Gobierno de España prepara por primera vez desde inicios de 2019 un plan de acción para intentar revertir la desaparición dramática de las abejas y otros polinizadores. El documento reconoce que se trata de un "grupo biológico clave en la preservación de la producción primaria, sobre la cual se sustenta la vida sobre este planeta" y que una de las causas principales de su declive es el uso masivo de "productos químicos en agricultura". Sin embargo, el plan no prevé la eliminación de insecticidas de probada toxicidad sobre estos polinizadores de los que hay autorizadas 300 variedades en el registro del Ministerio de Agricultura. El desplome documentado de los insectos ha alcanzado dimensiones de extinción masiva. En general, el 40% de las especies están amenazadas con la desaparición. Las abejas y polinizadores (como las mariposas) en particular están en el ojo del huracán y la aplicación masiva de químicos en la industria agrícola detrás de su desplome continuo. "El plan es un paso importantísimo, pero debería incluir medidas urgentes y sin precedentes porque nos encontramos ante un crisis planetaria", analiza Luis Ferrerim, responsable de Agricultura en Greenpeace.

El Plan de Acción Nacional para la Conservación de Polinizadores que prepara el Ministerio para la Transición Ecológica reconoce el peligro que suponen los plaguicidas –"Insecticidas, herbicidas y fertilizantes, y su uso inadecuado, pueden causar la muerte de manera directa o indirecta"– y pide "evitar y reducir" su aplicación. Para Ferrerim esto es "poco ambicioso", poco concreto. El Ministerio considera que "da respuesta a los compromisos con la Coalición Internacional de Conservación de Polinizadores, de la que España forma parte, así como a las consideraciones reflejadas en la Iniciativa UE sobre polinizadores". Según los cálculos de la organización, atajar la desaparición de polinizadores impone una "reducción drástica" de los plaguicidas con un calendario concreto para dejar de aplicar estos productos químicos: prohibir los insecticidas cuyas fichas técnicas admiten que son peligrosos en 2025 y rebajar a la mitad el uso de plaguicidas en general para 2050. España es el país de la Unión Europea que más pesticidas consume: casi 80 millones de kilos al año, según Eurostat. Ecologistas en Acción aprieta más las tuercas y considera necesaria esa rebaja general para 2023 "como máximo".

Transición Ecológica responde que "esos objetivos [de eliminación] no figuran, por el momento, en el borrador sometido a información pública. Pero se han introducido otra serie de medidas al objeto de reducir el riesgo derivado del uso de fitosanitarios". "Es preciso un cambio de mentalidad. La industria química ha instalado la idea de que sin plaguicidas no hay agricultura. Si se hubieran utilizado de manera sostenible, como pide la regulación europea, no se habría llegado a esta situación", dice Ferrerim. El investigador de la Universidad de Sidney Francisco Sánchez-Bayo ejemplificaba así este modelo agrícola: "Se han sustituido los insecticidas tradicionales por los sistémicos que se ponen recubriendo la propia semilla". Esto hace que se pase de fumigar cuando aparece la plaga a plantar semillas cubiertas de insecticida de manera preventiva. "Los agricultores ponen todos estos insecticidas en el campo entero desde el principio, aunque no sean necesarios", aclaraba el ecólogo.

Se dice que las abejas de Cuba son una de las más sanas del mundo, la razón, en la isla no hay pesticidas, sin embargo, esta no es la única razón. Es tan sorprendente la apicultura cubana que algunos apicultores logran recolectar 45 kg de miel por colmena, lo que nos debiera hacer pensar que dejar de usar químicos agrícolas permite a las abejas prosperar. En el 2016, Cuba produjo 9,120 toneladas de miel con un rendimiento promedio de 51 kg de miel por colmena, según declaraciones del Centro de Investigación de Abejas Cubanas. De hecho la miel orgánica es el cuarto producto de exportación cubano.

Cuba, privada de drogas efectivas contra la varroa, un género de ácaros que produce la enfermedad denominada varroasis o varroosis, debido al embargo al que está sujeta la isla y en ausencia de la entrega de tales productos por parte de la Unión Soviética, tuvo que encontrar un método alternativo para salvar a sus abejas. En 1996 la varroa fue diagnosticado en Cuba e hizo un daño significativo, recordó en 2010 en una conferencia Adolfo Pérez, director de las investigaciones de la apicultura de Cuba. Después del primer impacto, todas las abejas silvestres habían desaparecido durante más de dos años. Entonces la población de abejas silvestres comenzó a recuperarse. Al cruzar sus abejas con abejas silvestres que eran naturalmente resistentes al parásito, los apicultores de la isla en realidad hicieron una selección genética drástica, que inmunizó a sus colonias contra las amenazas naturales.

El borrador ministerial reconoce que preservar estos insectos en particular es crucial, precisamente para el sector agrícola: aportan un servicio valorado "en 2.400 millones de euros". El 84% de las plantas cultivadas en Europa y el 78% de las flores silvestres dependen de los insectos polinizadores. Aunque el proyecto parte de Transición Ecológica, el registro de pesticidas recae en el Ministerio de Agricultura, que ha participado en la parte del plan que se refiere a los fitosanitarios. Agricultura no ha especificado si su departamento planea o tiene previsto regular estos productos de manera que vayan retirándose de los campos españoles. No es un medida extravagante, ya que los gobiernos de la Unión Europea acordaron en febrero de 2018 prohibir los pesticidas a base de nicotina (que han sido los más usados), precisamente por el daño constatado que infligen a las abejas silvestres y domésticas.

Además de los insecticidas, el plan describe todo un panorama de amenazas para la supervivencia de las poblaciones de abejas y demás polinizadores y el resto de insectos que trasladan el polen vegetal. Estas variedades están padeciendo una pérdida y degradación progresiva de sus hábitats, entre otras cosas, por "la intensificación agrícola, por la ausencia de diversidad espacial y temporal de flores silvestres que limita la disponibilidad de alimento y lugares de anidamiento y refugio". No tienen dónde vivir. También sufren el aumento de enfermedades y parásitos, además del ataque y expansión de especies invasoras. En este aspecto, la avispa asiática (Vespa velutina) supone una amenaza creciente: "Mapas y modelos de predicción de expansión basados en datos climáticos indican un claro riesgo de colonización por el norte de la Península Ibérica". En Galicia, Asturias o Cantabria la avispa avanza en su colonización. Y, como colofón, el cambio climático. La alteración de las pautas del clima produce cambios en la distribución de plagas y su virulencia. Pero también crea nuevas condiciones más favorables para la expansión de invasores dañinos (como la velutina, precisamente), además de causar "mayor mortandad por fenónemos climatológicos extremos", analizan los técnicos del Ministerio. "Dicen que exageramos, pero si se ha perdido el 80% de los insectos, la palabra es `catastrófico'", resumió el investigador Sánchez-Bayo.

Las abejas han aprendido a “surfear” para evitar ahogarse. Un reciente estudio ha descubierto la técnica que utilizan las abejas para evitar ahogarse cuando caen en el agua. El secreto reside en la utilización que hacen de sus alas para crear olas que utilizan para desplazarse hasta llegar a la orilla.

Todo comenzó cuando el ingeniero Chris Roh caminaba por el Instituto de Tecnología de California en EE UU. Allí vio una abeja atrapada en el agua, se paró y observó cómo navegaba para escapar. Esto ocurrió a mediodía, cuando el sol proyectaba en el fondo del estanque las sombras del insecto y de las olas que estaba haciendo con sus alas. Se percató de que la abeja estaba moviéndose de una forma particular para crear amplias olas y empujarse hacia el borde con ellas. “Estaba muy emocionado al ver este comportamiento, así que llevé la abeja al laboratorio para estudiarla de cerca”, explica. Allí, Roh y sus compañeros recrearon el acontecimiento: colocaron agua en una cacerola, dejaron que se quedara completamente quieta y luego pusieron un total de 33 abejas de una en una. A medida que cada insecto batía sus alas en el agua, se creaban las mismas sombras en el fondo del recipiente, y vieron que la abeja utilizaba estas olas para impulsarse poco a poco hasta el borde y poder escapar.

En los días calurosos, las colmenas necesitan agua para enfriarse, así que cuando la temperatura sube, las abejas obreras salen a recoger agua de un estanque y la transportan. A veces, sin embargo, se caen y sus alas se adhieren al agua impidiéndoles volar. Si no consiguen liberarse, mueren. Los investigadores se percataron de que esa adherencia permite que la abeja arrastre agua con sus alas, creando olas detrás de ella que la impulsan hacia adelante. “Con este movimiento, el insecto es capaz de avanzar. Surfea hacia la seguridad”, cuenta Mory Gharib, compañero de Roh e investigador del mismo instituto.

Al cabo de unos minutos de experimento, sacaron cuidadosamente a cada una de ellas para permitirles recuperarse de sus esfuerzos de natación ya que, aunque las abejas pueden aguantar mucho tiempo volando, nadar es mucho más agotador para ellas y solo podrían permanecer durante 10 minutos, según sus estimaciones.

Además, el movimiento de las alas en el agua es más lento de lo habitual, con una amplitud también menor que cuando las agitan para volar. Durante todo el proceso, el lado superior del ala se queda seco. Roh y Gharib, que trabajan en el Centro de Sistemas y Tecnologías Autónomas (CAST) del Instituto Tecnológico de California, ya han comenzado a aplicar sus hallazgos a su investigación, desarrollando un pequeño robot que utiliza un movimiento similar para navegar por la superficie del agua. Aunque requiere mucha mano de obra, esta actividad podría algún día ser utilizada para generar robots capaces tanto de volar como de nadar.

La miel es utilizada desde hace miles de años en todo el mundo, ya sea como saborizante de brebajes, alimento o medicamento. Su composición es variable, sin embargo su principal componente son carbohidratos en la forma de monosacáridos como la fructosa y la glucosa, así como disacáridos tales como maltosa, isomaltosa, maltulosa, sucrosa, turanosa y nigerosa. Estos ingredientes son los responsables del intenso dulzor de la miel. Además contiene oligosacáridos como la anderosa y la panosa; enzimas como la amilasa, peróxido oxidasas, catalasa y fosforilasa ácida; además contiene aminoácidos, algunas vitaminas B, C, niacina, ácido fólico, minerales como hierro y zinc, y antioxidantes. La producción mundial media de miel es aproximadamente de 1 200 000 tn. Los principales países productores son China, Turquía, Argentina, Ucrania, México y Estados Unidos. Los principales importadores a nivel mundial son la Unión Europea y Estados Unidos. El origen botánico de las mieles define también la mayor o menor facilidad de éstas a cristalizar.

Existen diversas referencias históricas a esta sustancia. Además de las citas bíblicas, muchos otros pueblos, como los antiguos egipcios o los griegos, por ejemplo, se referían a la miel como un producto sagrado, llegando a servir como forma de pagar los impuestos. En excavaciones egipcias con más de 2000 años fueron encontradas muestras de miel perfectamente conservadas en vasijas ligeramente tapadas que aún eran comestibles y solamente tenían que calentarse. También existen registros prehistóricos en pinturas rupestres de la utilización de la miel.

Son conocidas diversas variedades de miel que dependen de la flor utilizada como fuente de néctar y del tipo de abeja que la produjo, pero como éstas la fabrican en cantidad cerca de tres veces superior de lo que necesitan para sobrevivir, siempre fue posible, primeramente, recogerse el exceso de ésta para el ser humano y más tarde realizarse la domesticación de las abejas para el fin específico de obtener su miel, técnica conocida como apicultura.

Pintura rupestre del mesolítico (8000 a 6000 a, C.), en la "Cueva de la Araña" en Bicorp (Valencia). Representa a una figura femenina recolectora de miel en un panal arbóreo.

Existen cerca de 320 variedades de miel de distintos orígenes florales. El sabor, color y olor de la miel depende de las distintas fuentes de flores y plantas visitadas por las abejas.

Según la especie de insecto:

- Miel de abeja.

- Miel de avispa; miel producida por varias especies de avispa.

- Miel de hormiga melífera.

En todo el mundo hay cientos de tipos de miel ya que lógicamente todo depende del tipo de flor que las abejas encuentran en su hábitat.

- Miel de azahar: De color ámbar claro, perfumada y suave al paladar. Procedente del polen de limoneros, naranjos, mandarinos. Efectos sedantes, ayudando conciliar el sueño. Es también antiespasmódica.

- Miel de romero: De color ámbar muy claro y blanco cuando está cristalizada. Aromática y dulce. Estimulante hepático que favorece la descongestión del hígado. Indicada para las úlceras de estómago y dismenorrea. No recomendada a hipertensos.

- Miel de eucaliptus: De color ocre. Muy aromática con un sabor característico a madera. Antiséptico de las vías respiratorias y urinarias, de efectos balsámicos y vermífugos. Indicada contra catarros y afecciones del árbol respiratorio.

- Miel de tomillo: De tono rojizo y sabor agradable. Indicada para las afecciones respiratorias de tipo inflamatorio, tos convulsiva y asma. Reguladora de la tensión arterial. Muy indicada como tonificante ante la fatiga y la astenia.

- Miel de espliego: De color ámbar y sabor característico a lavanda. Por su poder bactericida y antiséptico, indicada en uso externo para picaduras de insectos, quemaduras solares y heridas. Antidiarreico. Preventivo de gripes, bronquitis, resfriados. Por su alto contenido en hierro, tiene las mismas indicaciones que la miel de castaño. Favorece el sueño, modera la irritabilidad, la agresividad y el estrés.

- Miel de Tilo: procedente de las flores del tilo. De color amarillo suave con un aroma fragante. Se cristaliza fácilmente por lo que se endurece deprisa. Útil en la acidez, flatulencias, ulceras gástricas o duodenales. Propiedades antibacterianas. Útil en la bronquitis, gripe y resfriados. Posee propiedades sedantes siendo muy útil en ansiedad e insomnio.

- Miel de trébol: procedente de la flor de trébol, de color amarillo suave. Es energetizante. Muy útil para cansancio o fatiga, personas mayores, épocas de exámenes, recuperación post operatoria.

- Miel de alfalfa: procedente de las flores de alfalfa. De color ambarino blanco, de buen sabor y propiedades similares a la miel de de trébol.

- Miel de avellano: De color amarillo y buen sabor. Utilizada para la piel y conservar su estado.

- Miel de castaño: procedente de la flor del fruto y la exudación del árbol. Rica en hierro, beneficiosa para anemia, sangrado nasal y metrorragia (reglas abundantes).

Los científicos descubrieron que las abejas pueden «aprender a usar el azul y el amarillo como representaciones simbólicas para sumar o restar», según el informe publicado en la revista Science Advances, revisada por pares. Si bien muchos animales demuestran una comprensión de los números básicos para tareas tales como forrajeo, esquila y manejo de recursos, las matemáticas más complejas solo pueden ser realizadas por un número limitado de vertebrados no humanos. Los hallazgos son significativos porque las abejas y los seres humanos están separados por más de 400 millones de años de evolución, lo que significa que «la cognición numérica avanzada puede ser más accesible para los animales no humanos de lo que se sospechaba anteriormente», según el estudio.

- Miel de pino o abeto (llamadas miel del bosque): Procede del mielato que exuda el propio árbol (pinos, abetos, robles, encimas. De Pino: oscura y permanece líquida mucho tiempo tras la recolección. De sabor resinoso y excelente para el tratamiento de la inflamación bronquial. De abeto: De color verde y muy difícil de conseguir ya que no se produce todos los años. Aroma balsámico fuerte indicado para afecciones respiratorias.

- Miel de encina: Producida por las abejas que liban la melaza que se desprende de los frutos. Es uno de los tipos de miel de color más oscuro, casi negro. De olor y sabor a malta muy poco dulce. Indicada para combatir la anemia por su alto contenido en hierro. Antiasmática y adecuada contra las afecciones bronquiales y pulmonares.

- Miel de brezo: De color caoba oscuro y sabor ligeramente amargo. Aumenta la diuresis por lo que va bien en cistitis, retención de líquidos y piedras en el riñón y su prevención; inflamación de vejiga, riñón y uretra. Recomendada en problemas cardíacos: insuficiencia coronaria, arritmias, cardiopatías, angina de pecho e infarto. Antirreumática. Por su contenido en minerales está indicada para la anemia, inapetencia y fatiga.

- Miel de milflores: Procedente de varias floraciones simultáneas. De color ámbar oscuro y sabor muy variable e intenso. Antiinflamatoria, digestiva y cicatrizante. Es un gran complemento alimenticio. Rico en minerales, previene la anemia, favorece la digestión y es antiséptica. Ideal para un desayuno completo.

Y algunos tipos de miel menos conocida ...

- Miel de Manuca: Procedente de Australia y Nueva Zelanda. Autentico antibiótico natural, tanto para tratar problemas del aparato respiratorio como digestivo. Catarros, bronquitis, resfriados, ulceras de estomago o duodeno. Por su propiedad antibacteriana se utiliza en quemaduras, cortes, afecciones de la boca (aftas bucales e irritación) con enjuagues.

- Miel de Ulmo: tiene un sabor a almendra amarga. Su cristalización hace que sea fresca en la boca. Dependiendo de su producción es clara o extra clara. Propiedades bactericidas, fungicida, antiviral y balsámica. Muy útil para afecciones de la piel, heridas y hongos.

- Miel de Quillay: Su procedencia de la flor de Quilay, que se encuentran en Perú, Chile, Argentina y Bolivia. Propiedades astringentes beneficiosas para la piel. Eccemas, dermatitis, piel grasa y seborrea. No se aconseja su ingesta interna ya que contiene alto contenido en saponinas que pueden ser toxica. Su miel se utiliza para preparados cosméticos y su corteza también.

- Miel de Acacia: Es una miel de color ámbar y muy líquida. Extraída de la misma flor de acacia. Efectos laxantes que combate el estreñimiento.

- Miel de tiaca: su procedencia es de un árbol del sur de Chile. De textura suave y cristalización muy fina. Sabor a frutas frescas y aroma a menta.

La apifobia (del latín apis(abeja) y del griego antiguo phobos (miedo)), también conocida como melisofobia (del griego antiguo melissa (abeja) y del Griego antiguo phobos (miedo)), es un miedo irracional y excesivo a las abejas, avispas y/o abejorros.

La Apifobia es una de las zoofobias que más se da en niños y puede privarles de formar parte de actividades al aire libre. Las personas de mayor edad controlan el miedo natural a las abejas más fácilmente. Sin embargo, algunos adultos no pueden evitar dicho miedo a las abejas. Una forma recomendada de vencer el miedo de los niños a las abejas es entrenarlos para que planten cara a ese miedo (un método común de tratamiento para las fobias específicas). La causa de esta fobia se debe al hecho de haber tenido experiencias de picaduras de abeja, especialmente si la persona es alérgica a las mismas.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

La última vez que los científicos informaron oficialmente que vieron una abeja de Wallace (Megachile pluto) viva, la abeja más grande conocida del mundo, fue en 1981. El pasado año y en el archipiélago del norte de Maluku, en Indonesia, la abeja gigante ha sido fotografiada y filmada con vida por primera vez. La abeja fue descrita por primera vez en 1858 por el famoso naturalista británico Alfred Russel Wallace, quien la vio mientras exploraba la isla indonesia de Bacan. Describió a la abeja hembra como «un gran insecto negro parecido a una avispa, con inmensas mandíbulas como un escarabajo ciervo».

Una de las primeras imágenes de una abeja gigante de Wallace viva. Megachile pluto es la abeja más grande del mundo, cuatro veces más grande que una abeja europea.

En la actualidad, la abeja gigante de Wallace figura como Datos Insuficientes en la Lista Roja de la UICN. Sin embargo, lo que los investigadores sí saben sobre la abeja es que es rara y que hace sus nidos en los montículos aéreos de termitas. La abeja, que tiene una envergadura de alrededor de 6.4 centímetros y un cuerpo que es casi del tamaño de un pulgar humano, utiliza sus grandes mandíbulas para raspar la resina pegajosa de los árboles. Luego recubre el interior de su nido con la resina para protegerlo de las termitas. En enero de 2019, un grupo de guías indonesios junto con investigadores de universidades de Australia, Canadá y los Estados Unidos, se dispusieron a buscar a la abeja. Solo en el último día de su búsqueda lograron localizar a una.

Iswan, uno de los guías indonesios, vio un montículo de termitas a unos 2.4 metros del suelo. Trepó al árbol al que estaba unido el montículo y miró adentro para descubrir algo que se movía dentro de un nido que parecía «húmedo y pegajoso». El experto en abejas Eli Wyman, entomólogo de la Universidad de Princeton y anteriormente del Museo Americano de Historia Natural, subió al árbol y confirmó que era de hecho un nido de abejas gigantes de Wallace. El fotógrafo de naturaleza, Clay Bolt, también parte del equipo de búsqueda, fue el siguiente en subir. «Después de hacer un baile celebratorio, fotografié a la abeja y grabé algunos videos», dijo Bolt en una publicación. «Mi objetivo era ser la primera persona en tomarle una foto a la abeja gigante de Wallace y lo logré. Eli, que había estado soñando con este día durante el doble de años, había logrado su objetivo de ver una especie en la naturaleza que casi nadie más había visto. Estábamos eufóricos».

Clay Bolt fotografía una abeja gigante de Wallace viva en su nido, que se encuentra en los montículos de termitas en el norte de Maluku, Indonesia.

Los investigadores ahora esperan que las imágenes de la abeja renueven los esfuerzos para aprender más sobre una especie de la que sabemos muy poco. «Espero que este redescubrimiento genere investigaciones futuras que nos brinden una comprensión más profunda de la historia de vida de esta abeja única e informen cualquier esfuerzo futuro para protegerla de la extinción», dijo Wyman en un comunicado.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

NUBE DE

ETIQUETAS

LIBRERÍA

RELACIONADA

FILMOGRAFÍA

RELACIONADA

NOVEDADES EDITORIALES