La historia del faro como elemento de seguridad marítima
ha estado siempre ligada a la navegación humana desde la Antigüedad,
para señalar donde se encontraba la tierra. En la entrada
de los puertos construidos por los romanos solía haber altas
torres que servían de faro a imitación del célebre de Alejandría
erigido por Ptolomeo II y el cual, recordando las piras de
apoteosis, estaba formado por pirámides truncadas puestas
en disminución una sobre otras. Es muy probable que los faros
existieran antes de las épocas romanas y griegas, y que los
fenicios y los cartaginenses encendían hogueras en lo alto
de las torres de vigía que levantaban en puntos destacados
de las costas. De los faros construidos por los romanos quedan
pocos vestigios, si bien algunos todavía conservan su aspecto
original, como el faro poligonal del Castillo de Dover, en
Inglaterra. La torre de Hércules de La Coruña, si bien fue
reformada y revestida en el siglo XVIII, ha conservado la
forma cuadrada de su torre original.

Faro Les Éclaireurs en Ushuaia, Argentina.
Durante la Edad Media y la Edad Moderna, los faros no fueron
objeto de ningún perfeccionamiento salvo en su decorado que
a veces fue notable. En el siglo XVII los faros no eran todavía
más que torreones con una plataforma superior en la que se
encendían hogueras de madera de carbón, alquitrán o brea que
ardían en tederos. Ya algunos faros disponían en lo alto de
su torre de una linterna en la que se colocaban hermosas lámparas
de aceite o sistemas con mechas introducidas en sebo, siendo
ambos sistemas muy extendidos en España. Las costas de la
antigua al-Ándalus aún conservan torreones de vigía medievales
y renacentistas a lo largo de sus costas. El Plan de Señales
Marítimas de 1985/1989 empezó a recuperar por primera vez
este patrimonio histórico, adaptando algunas atalayas a las
exigencias de los faros modernos y rehabilitando su estructura
original; como el torreón troncocónico del faro de Camarinal
en Zahara de los Atunes o la torre cuadrada del faro de Roche,
en Conil de la Frontera, ambos en (Cádiz). Entre los faros
más antiguos de España, cabe señalar también el faro de Portopí,
en la entrada del antiguo puerto de Palma de Mallorca. Se
tiene constancia documental de su existencia desde el siglo
XIV, y en documentos del siglo XV su torre es descrita como
una torre de planta circular y provista de una linterna.

La torre de señales de la isla de Faro en Alejandría, una
de las Siete maravillas del mundo antiguo, en un grabado de
finales del siglo XVII, presentado como “faro de Tolomeo,
rey de Egipto”, en el Diccionario Geográfico.
Fuera de España, los faros de la Edad Moderna que han llegado
hasta nuestros días muestran arquitecturas de las más dispares,
acorde con el contexto histórico de cada país. El faro de
Cordouan (Francia), en su versión original de principios de
siglo XVII, era un edificio compuesto de varias plantas superpuestas
y profusamente decoradas, cuya sección disminuía según se
subía. Disponía de una linterna de mampostería, vivienda para
los fareros, una amplia capilla a la que la luz llegaba a
través de vidrieras, y una escalera interna. El faro de Kõpu,
un faro construido a principios del siglo XVI en la costa
báltica de Estonia, fue concebido como una austera fortaleza
compuesta de una torre cuboide maciza flanqueada por gruesos
contrafuertes; no tenía habitaciones interiores y se accedía
a la plataforma superior por una escalera exterior de madera.
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A principios del siglo XVIII aparecieron las
primeras linternas metálicas, que aguantaban mejor el calor
de las llamas, pero hubo que esperar hasta finales de siglo
para que los faros conocieran avances tecnológicos significativos.
En 1786 el ingeniero francés Joseph Teulère reemplazó tan
imperfectos medios por lámparas compuestas por un quinqué
(inventado en 1784 por el suizo Ami Argand) rodeado de reflectores
parabólicos de metal bruñido, e ideó el primer sistema de
rotación mecánico. Habían nacido los primeros aparatos catóptricos,
y las primeras luces giratorias. El primer verdadero aparato
de destellos y eclipses fue instalado en Suecia, en el faro
de Marstrand. En el dispositivo de Teulère los espejos miraban
hacia el centro del círculo donde estaba la lámpara; en el
de Marstrand se dirigían hacia fuera. Pero se perdía mucha
luz porque la superficie del metal absorbía parte de los rayos
y se deterioraba por la acción de la sal marina.

Faro de Dyrhólaey, Suðurland, Islandia.
En el transcurso del siglo XIX, se establecieron
por primera vez en Europa planes nacionales destinados a impulsar
la construcción de faros a lo largo de los litorales, y se
crearon normativas para armonizar el sistema de señalización
marítima. En España, el primer plan es el Plan General de
Alumbrado Marítimo de las Costas y Puertos de España e Islas
Adyacentes, que data de 1847. Fue mejorado con el plan general
de 1902, gracias a la experiencia adquirida tras casi 50 años
de funcionamiento. Se clasificaron los faros adoptando el
modelo imperando en Francia, según el cual existían seis órdenes
de faros en función de la distancia focal y el diámetro interior
de las ópticas. La intensidad luminosa se calculaba en carceles
que equivalían a 9,74 candelas.

Faro de Los Morrillos, Cabo Rojo, Puerto Rico.
Se normalizaron las linternas que eran de dos
tipos: el inglés, con una cúpula cónica de laterales inclinados
y colocada sobre un zócalo cilíndrico, y el francés, cuya
cúpula era cilíndrica con laterales verticales y colocada
sobre una base de mampostería. En España se adoptó el sistema
francés para los primeros faros edificados tras el plan general
de 1847. En los años 1920, el sueco Gustaf Dalen ideó una
lámpara de gas acetileno que producía destellos automáticos
y podía ser giratoria gracias a la presión del gas. Este invento
abrió paso a los primeros faros no vigilados, y pudo ser instalado
en boyas y balizas de poca intensidad. Con el siglo XX aparecerán
también el butano y el propano, hasta que el suministro eléctrico
se generalizó a partir de mediados de siglo. Desde los primeros
cableados eléctricos, se ha pasado paulatinamente a generadores
o grupos electrógenos, o a menudo a placas solares si la luz
no requiere mucha potencia. El primer faro español electrificado
fue el Faro de cabo Villano, en la Costa de la Muerte, en
la provincia de La Coruña. La energía eléctrica se obtenía
gracias a dos grandes dínamos accionados por máquinas de vapor.

La torre de Hércules de la Coruña, (España).
Al llegar, la imagen austera y a la vez poderosa del faro
impacta. Pero todavía es más impactante si pensamos que bajo
sus fachadas se encuentra un faro romano que data del siglo
I. Visitarlo es contemplar el "finis terrae del mundo" de
entonces. La Torre de Hércules es el faro romano más antiguo
del mundo y el único en servicio. Un valor por el que fue
reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Hasta finales del siglo XX, los faros tenían
guardafaros, también llamados fareros, que acostumbraban a
vivir en el mismo faro, y que debían ocuparse del mantenimiento
y de la limpieza del faro, sobre todo de las instalaciones
lumínicas. Actualmente, los faros que siguen en uso son operados
en su mayoría de forma automática, y vigilados a distancia.
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Junto al ya mencionado faro de Dyrhólaey, en
Islandia, el faro de Thridrangar tiene una ubicación
realmente impresionante. Uno de los más espectaculares que
podemos encontrar en todo el mundo. Lo podemos encontrar a
unos 8 kilómetros de la costa sur de Islandia, concretamente
en las islas Westman. Este Faro de Thridrangar está asentado
sobre una roca, a poco más de 36 metros sobre el mar. Su luz
se puede llegar a ver hasta nada más y nada menos que nueve
millas náuticas. Tan solo cuenta con una planta, una cubierta
y una lámpara de techo, alcanzando los 7,4 metros de altura.
Este curioso faro se construyó antes de que estallase la Segunda
Guerra Mundial. Debemos tener en cuenta que no fue una tarea
fácil, puesto que los helicópteros todavía no estaban a la
orden del día en 1938, que es cuando se inició la construcción.
Por lo tanto, los trabajadores tenían que escalar los acantilados
para llegar a la cúspide.

La única manera de colocar los cimientos era
a mano. Todos ellos terminaron enfrentándose a fuertes lluvias,
vientos y a unas rocas verdaderamente resbaladizas. En un
primer momento, la única opción que había para acceder al
Faro de Thridrangar era escalando la roca en la que se asienta.
Con el paso del tiempo, se optó por construir un helipuerto
cerca. Esa es la forma en la que, actualmente, se puede acceder
al faro. Eso sí, entre el helipuerto y el faro hay un peligroso
camino sin vallas. Una de las tantas cosas curiosas de este
faro es, precisamente, su nombre. Escrito en islandés es Þrídrangaviti,
que significa “tres pilares de roca”. Precisamente, se refiere
a esas tres rocas que se encuentran en ese mismo punto, que
reciben el nombre de Klofadrangur, Thufudrangur y Storidrangur.
En esta última roca se erigió el Faro de Thridrangar.
No se puede visitar como turista. A pesar de
todo, sí que existe una opción: visita virtual con ‘FlyOver
Iceland’. Cabe destacar que, a principios de 2021, una banda
islandesa llamada Kaleo tomó la decisión de grabar el videoclip
de ‘Break my baby’ en este helipuerto. No es ningún secreto
que esta banda destaca, entre otras cuestiones, por grabar
sus videoclips en lugares verdaderamente sorprendentes. Por
ese mismo motivo, no dejaron pasar la oportunidad de poner
rumbo a Þrídrangaviti, para grabar unas imágenes absolutamente
impactantes.

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>> Islandia.
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Construido sobre el rompeolas norte del Lago
Michigan (EE.UU.) en la desembocadura del río St. Joseph,
cerca del parque Tiscornia, este faro, pequeño pero imponente,
rompe la violencia de las tempestades y vientos invernales.
¿El resultado? Como mínimo una vez al año está totalmente
cubierto de hielo.

El faro de Saint Joseph, que data de 1859, se
congela con temperaturas extremas y sopla el viento del norte
con fuerzas de más de 40 kilómetros por hora. El Faro de la
Trinidad, California (Estados Unidos) es el símbolo de la
pequeña ciudad de Trinidad del sur de California. Situado
junto a la bahía homónima, se halla rodeado de una costa bellísima
de rocas abruptas.

El pequeño Faro de Nazaré (Portugal) data del
año 1903 y se asienta sobre el fuerte Sao Miguel Arcanjo en
Praia do Norte, mucho más antiguo, y es famoso por su telón
de fondo, ya que es uno de los spots de olas grandes más importantes
del mundo. Allí diariamente, durante los meses de otoño-invierno,
los big wave surfers más aguerridos se enfrentan a las olas
más grandes del mundo. Si estás ahí cuando hay un buen swell,
no encontrarás un mejor lugar para ver tan impresionante espectáculo.
Después del show, dirígete al interior del fuerte para ver
la exposición 'Surfer Wall', una muestra con las tablas de
surf de algunos de los big wave surfers internacionales más
famosos que han conquistado los imponentes olas de Praia do
Norte.

El famoso faro de La Corbière se encuentra en
el extremo suroeste de la isla de Jersey, en un islote diminuto.
Se yergue sobre una roca conectada a tierra firme por una
ruta que desaparece bajo el agua con la marea alta. Para los
antiguos lobos de mar que navegaban de Inglaterra a Francia,
este faro marcaba el final del trayecto más difícil de su
travesía.

El estado marítimo de Nueva Escocia, en Canadá,
cuenta con 3.000 islas y muchas de ellas tienen faro pero
pocos son tan famosos como Peggy's Point, un faro imponente
que tiene más de 100 años y que está situado en lo alto de
una gran roca de granito es uno de los lugares más fotografiados
de la costa atlántica. ¿Y sabes por qué se llama Peggy? La
leyenda cuenta que el nombre del pueblo, Peggy's Cove, viene
de la única superviviente de un naufragio del siglo XIX. Razón
suficiente para construir un faro allí ...

Puede que tengas que andar casi un kilómetro
antes de ver el faro de Point Bonita, que se levanta 40 metros
por encima del mar. La buena noticia es que no tendrás que
conducir mucho para llegar hasta él, puesto que se encuentra
a una hora escasa de San Francisco (EE.UU.). Y aunque para
el visitante es un lugar de muy fácil acceso, el faro se ubica
en una costa realmente escarpada. En su interior hay un mapa
que detalla los 300 naufragios que han ocurrido en sus traicioneras
aguas.

El faro de Isla de Mouro, construido en 1860,
tiene un diseño es similar a otros faros de roca que alumbran
las costas inglesas, con una torre cónica blanca ubicada en
el centro de la vivienda (de una sola planta) donde residían
los fareros. Es uno de los faros más famosos del mundo y por
una razón de peso: su papel desde siempre ha sido guiar a
los marineros entre las tempestades más violentas del Atlántico
Norte. Las imágenes de olas dantescas que arremeten contra
sus muros irrumpen cada invierno en los medios de comunicación
nacionales e internacionales. Pero poco le importa al faro
de Mouro que la mar le castigue, sigue emanando su luz, imperturbable,
en la entrada de la bahía de Santander en lo alto de la homónima
isla de Mouro. No está abierto al público, pero sigue siendo
una ayuda de gran valor para los navegantes.

La estructura actual corresponde al cuarto faro
que se edifica en el mismo lugar (el primero se levantó en
1696) y que, durante siglos, han sido derribados por la fuerza
de las tormentas. John Smeaton fue su último constructor (1870)
que introdujo dos grandes innovaciones de ingeniería civil:
el material empleado (concreto o cal hidráulica) y la forma
de colocar los bloques de granito. No es fácil poder ver el
faro de Eddystone en persona porque está a 12 millas náuticas
de la costa. El único acceso posible es por helicóptero. ¿Por
qué colocar un faro a 12 millas de tierra firme? Se encuentra
sobre un arrecife rocoso que tiende a salir del agua cuando
baja la marea transformando la zona en un trampa mortal para
los barcos que navegan en esas aguas muy transitadas. ¿Qué
importancia tiene? Mucha. El propio faro se ha reconstruido
en cuatro ocasiones y, de hecho, se pueden ver los restos
de un antiguo faro a pocos metros del actual.

El nombre petit minou ("gatito" en francés)
proviene del bretón min, en plural minou, que significa "boca"
o "embocadura". Brest es una ciudad francesa conocida por
sus vientos fuertes y sus aguas tempestuosas. El faro de Petit
Minou es famoso por haber ayudado a salvar cientos de vidas.
Tiene más de 150 años y su luz alcanza hasta 35 kilómetros
mar adentro y guía a los marineros hasta la rada de Brest,
una zona de gran importancia militar e histórica. En la bretona
costa de Granito Rosa se halla Mean Ruz, camuflado entre las
rocas que forma parte del Sendero de los Aduaneros, una ruta
que se abrió en 1907 y permite recorrer el litoral de Bretaña.
El faro de Mean Ruz se halla cerca del pueblo de Ploumanach.
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Edward Hopper plasmó la bella silueta del faro
de la punta de Pemaquid y su entorno en una de sus acuarelas
en 1929, Pemaquid Light. Entró en funcionamiento en 1827 y
hoy se ha convertido en una de los lugares más visitados en
Bristol, en el estado de Maine (Nueva Inglaterra).

Un destino icónico para los amantes de la historia
marítima y los paisajes costeros. Este faro, que ha guiado
a los marineros desde el siglo XIX, ofrece vistas espectaculares
del Atlántico y es ideal para una escapada tranquila. No te
pierdas la oportunidad de visitar este lugar lleno de historia
y belleza natural. La mejor época para visitarlo es durante
los meses de verano, desde junio hasta septiembre, cuando
el clima es más cálido y las condiciones son ideales para
explorar la costa.
El faro del Créac'h es un faro situado sobre
la isla de Ouessant, en el departamento de Finisterre, Francia.
Con un alcance de 32 millas (casi 60 km), es considerado el
más potente de Europa y uno de los más potentes del mundo.

«El Guardián del Mar» se halla situado en el
archipiélago de las Iles du Ponant y forma parte del Parque
Natural Regional de Armórica. Se encendió por primera vez
en 1863 y desde 1988 alberga el Museo de Faros y Balizas,
ideal para conocer todos los secretos de la fascinante señalización
marítima. La costa más occidental de Francia está punteada
por faros de distintas formas y colores. Es un litoral abrupto,
hogar de terribles tormentas, que históricamente ha sido testigo
de los más trágicos naufragios. El "Pierres Noires" es un
faro marítimo del Finisterre construido entre 1867 y 1871.
Alumbra y asegura la punta de Saint Mathieu. Está situado
en la población de Conquet (Francia). El faro de la punta
de Saint-Mathieu, en el Atlántico, es un símbolo para todos
los marineros de la Bretaña. Se halla en Plougonvelin, junto
a la abadía de Saint Mathieu (siglo XI), coincidiendo con
una etapa del Camino de Santiago, en la Bretaña francesa.
El faro es el Memorial Nacional de los Marineros desaparecidos
en el mar.
La lava del volcán Snæfellsjökull en Islandia
se acerca a los pies de Malariff, emplazado en el oeste del
país y que desde 1946 custodia los 170 km2 del Parque Nacional
Snæfellsjökull. También conocido como faro de Karlstaðatangi,
tiene una altura de 24 metros.

Los correos islandeses retratan los faros más
importantes en emisiones que mezclan la belleza de las fotografias
con la historia de los lugares

Las penínsulas de Reykjanes y Snaefellsnes
están repletas de faros escondidos en lugares espectaculares.
El faro de Langanes, cuyo original data de 1910, hasta el
actual de 1950, cuando se adecentaron gran parte de las linternas
del pais, se encuentra a 655 km de la capital y a 180 km de
Husavik. Stokksnes, a 460 km de la capital y reformado en
1958 es uno de los faros más bellos del sur de Islandia.
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El pintoresco faro de Santa Marta, de 28 metros
de altura y pintado a franjas azules y blancas constituye
una de las postales más bellas de Cascais. Adyacente al mismo,
hay un museo que recoge la historia de los faros de la costa
de Estoril, que se encuentran entre los primeros en construirse
en Portugal.

En el gran arrecife Deadalus, que se extiende
junto al Mar Rojo, en 1831 se construyó el faro que lleva
su nombre sobre una isla artificial. Es uno de los mejores
destinos de buceo del mundo y el faro, su imagen más icónica.

Situada al norte de Alemania y unida al continente
por el dique de Hindenburg, la isla de Sylt sorprende por
su exuberante naturaleza y su atmósfera relajada. En la localidad
de Hörnum se erige el bello faro junto a una casa tradicional
frisia.

El faro de Capo Testa, en el extremo norte de
la isla de Cerdeña, se alza en un promontorio entre espectaculares
rocas graníticas. Se trata del punto más septentrional de
la isla. Desde 1845 ayuda a los marineros a pasar el Estrecho
de Bonifacio que separa Cerdeña de Córcega.

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