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10 - Abril - 2023
>>>> Jonathan Demme

El director estadounidense Jonathan Demme, premiado con el Óscar por su filme "El silencio de los corderos", falleció en Nueva York en 2017, indicó una portavoz en un comunicado. El realizador de 73 años padecía un cáncer de esófago, precisó el texto.

Su dilatada carrera se extiende por más de cuatro décadas con incursiones en diferentes géneros, desde un episodio de la mítica serie "Columbo" a un documental sobre el cantante Justin Timberlake --su último trabajo--, pasando por un filme-concierto de los Talking Heads que se convirtió en un clásico, "Stop Making Sense". Pero Demme se hizo conocido especialmente por "El silencio de los corderos", protagonizada por Anthony Hopkins y Jodie Foster y por la que ganó una estatuilla de la Academia en 1992 como mejor director. Su siguiente cinta, "Filadelfia" (1993), también fue aclamada y recibió el Óscar a mejor actor para Tom Hanks, su protagonista, que encarna a un abogado que lucha por hacer justicia después de contraer el VIH.

La noticia de la muerte de Demme, oriundo de Long Island, Nueva York, generó inmediatamente una catarata de reacciones en las redes sociales y los medios de comunicación entre sus admiradores, amigos y excolegas. "Tengo el corazón destrozado porque perdí a un amigo, un mentor, un tipo tan singular y dinámico que se necesitaría un huracán para detenerlo", declaró Jodie Foster, quien también fue galardonada con el Óscar a la mejor actriz por su papel en "El silencio de los inocentes". "Profundamente entristecida por el fallecimiento del hombre más brillante -director, padre, amigo, activista", escribió por su parte la actriz británica Thandie Newton en Twitter. "Conocí a un montón de gente durante el rodaje de 'Moonlight' (Óscar a la mejor película), pero mi camarada Demme era el más gentil, el más generoso", tuiteó también el director Barry Jenkins. "Un hombre formidable. Tristeza", escribió, por su parte, Thierry Frémaux, delegado general del festival de Cannes, también en la red social. La familia pidió que, "en lugar de flores", se hicieran donaciones a una organización que trabaja en favor de los inmigrantes, la ONG Americans For Immigrant Justice, con sede en Florida. "Jonathan Demme era un gran artista, involucrado en acciones humanitarias, un activista y un colega cálido y alentador", reaccionó el director estadounidense Ron Howard en Twitter, evocando el compromiso del cineasta.

En 2014, Jonathan Demme, que también era productor y guionista, recibió de la asociación Americans For Immigrant Justice un premio, el Holly Skolnick Human Rights Award, "por su dedicación en la causa de los refugiados haitianos" y de los inmigrantes en general, de acuerdo con la propia organización. Este hombre apasionado por la música y de vida discreta dirigió un documental sobre el periodista haitiano Jean Dominique ("The Agronomsit"), fundador de la emisora de radio independiente Radio Haití Inter, asesinado en 2000 por razones políticas. En su momento, también manifestó públicamente su posición contra la actuación de Estados Unidos en Irak en 2003. Demme debutó en el cine en la década de 1970 avalado por el productor Roger Corman, quien también contribuyó al lanzamiento de Francis Ford Coppola, Ron Howard, Martin Scorsese y James Cameron. Sobre sus influencias cinematográficas, Jonathan Demme contó a la AFP en una entrevista en 2003, haber sido brevemente jefe de prensa a los 24 años del director francés François Truffaut en ocasión de la premier en Estados Unidos de "La novia vestía de negro" (1968). "Yo aún no sabía que quería ser cineasta", dijo. "'Disparen sobre el pianista' tuvo un profundo impacto en mí. Esta película cambió mi forma de ver el cine".

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Demme comenzó su carrera en el mundo del cine en la década de 1970, trabajando como director de cine independiente y documentalista. Demme quería corregir un error. El Silencio de los Corderos había sido ampliamente aclamada, pero también había sido acusada de presentar el estereotipo de las personas homosexuales como seres aterradores. El asesino Buffalo Bill era un transexual trastornado cuyos instintos asesinos se vinculaban explícitamente a la desviación sexual. Un día, alguien detuvo a Demme y le preguntó cómo se sentiría si fuera un chico gay de 14 años luchando por aceptar su sexualidad y se le presentara a Buffalo Bill como arquetipo. La crítica afectó a Demme, quien desconocía la tradición cinematográfica de demonizar a las personas homosexuales hasta que se le señaló. Mientras tanto, en su vida privada, estaba aprendiendo de la manera más dolorosa posible cuán diferente era el trato hacia los miembros de la comunidad LGBT. El mejor amigo gay de su esposa, un ilustrador llamado Juan Botas, había sido diagnosticado con SIDA y, en cuestión de meses, había quedado reducido a piel y huesos. Sin embargo, en los medios de comunicación, a menudo se retrataba a las personas homosexuales como si hubieran atraído la terrible "maldición" del SIDA por sí mismas, como si su "estilo de vida" fuera la razón por la que su salud estaba en peligro.

Demme estaba así molesto pero también abrumado por la culpa. Recordaba su reacción temprana al SIDA: cómo, junto con muchos otros, había reaccionado instintivamente como si los afectados por la enfermedad estuvieran contaminados y fueran impuros. "Mi esposa y yo íbamos en un tren de Manhattan a Chicago a principios de los años ochenta", dijo a los directores de People Like Us. "Fuimos más o menos los últimos en salir del coche restaurante. Quedaba un hombre. El camarero preguntó: '¿A dónde vas?' Y él dijo: 'Voy a casa... tengo SIDA'. Recuerdo que me estremecí y hasta me asusté". Quería honrar a Botas -quien moriría 18 meses antes del estreno de la película- y también confrontar la ignorancia sobre el SIDA de la cual él había sido tan culpable como cualquiera. Para hacerlo, sintió que tenía que crear una película que apelara a los estadounidenses promedio que consideraban la homosexualidad como, en el mejor de los casos, antinatural, y en el peor, mortíferamente pecaminosa, y cuyo terror al SIDA era eclipsado solo por su falta de comprensión de la enfermedad.

Además de su carrera como director, Demme trabajó como productor y guionista, y fue un defensor apasionado de los derechos civiles y la justicia social. Falleció a los 73 años después de una larga batalla contra el cáncer.

Esta película fue Filadelfia, estrenada en 1993, trata sobre la discriminación y el estigma del VIH/SIDA en la sociedad estadounidense de los años 90. Tom Hanks interpreta a Andrew Beckett, un abogado exitoso que es despedido de su trabajo después de que su jefe descubre que es gay y tiene VIH. Andrew decide demandar a la firma de abogados por discriminación y contrata a Joe Miller (interpretado por Denzel Washington), un abogado afroamericano que inicialmente es reacio a tomar el caso. A medida que avanza la película, Joe comienza a comprender la magnitud del estigma y la discriminación que enfrentan las personas con VIH/SIDA y se compromete a ayudar a Andrew en su lucha por la justicia. La película aborda temas como la discriminación, la homofobia y el VIH/SIDA, y es considerada una de las primeras películas importantes en abordar estos temas con honestidad y humanidad. "Filadelfia" fue bien recibida por la crítica y recibió numerosos premios, incluyendo el Oscar a Mejor Actor para Tom Hanks.

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Nada hacía presagiar que aquel chico salido de la factoría de Roger Corman en los 70, que se había iniciado en la dirección con productos de «sexploitation» como «La cárcel caliente» (1974), estaba llamado a reconfigurar el género del «thriller» con una cinta inusual que no sólo se ganaría el favor del público sino que conquistaría por completo a los exigentes y a menudo conservadores académicos de Hollywood.

Los 90 serían, sin duda, su década, después de que en los años precedentes probara fortuna en la comedia de enredo con «Chicas en pie de guerra», «Algo salvaje» (que supone la primera aparición en cine de Melanie Griffith) y «Casada con todos». Fue entonces cuando cayó en sus manos el guión que Ted Tally elaboró de la novela de Thomas Harris, que el propio escritor había adelantado a Tally, amigo suyo, incluso antes de publicarse. Ese era el germen de lo que sería «El silencio de los corderos», pero lo primero que encontró Demme fueron negativas: Michelle Pfeiffer, con quien había trabajado en «Casada con todos», y Gene Hackman decidieron no participar al considerar sus papeles «demasiado violentos». Recogerían el guante Anthony Hopkins y Jodie Foster como el lascivo, inteligente, astuto Hannibal Lecter, el caníbal, y la joven inspectora del FBI Clarice Starling, una de las primeras heroinas del cine de género, encargada de rastrear a un asesino en serie con la ayuda del retorcido Lecter.

Los cara a cara de ambos, en planos cerrados, asfixiantes, la propia crudeza de los diálogos y algunas imágenes icónicas (la autopsia, la máscara de Hannibal) y ese «ten con ten» profesional de dos actores que a partir de ahí impulsarían definitivamente sus carreras, fueron los ingredientes principales que contribuyeron a crear un fenómeno alrededor de este filme, que logró recaudar 272 millones respecto a los 19 que había costado. Aquel mismo año, en la gala de los Oscar, cosechó las cinco estatuillas más importantes: película, director, actor, actriz y guión, un hito que antes sólo habían logrado «Sucedió una noche» (1934) y «Alguien voló sobre el nido del cuco» (1975).

El recuerdo del ilustrador Juan Botas (Gijón, 1958) estuvo muy presente para su gran amigo Jonathan Demme a la hora de abordar y tratar una de sus películas más conocidas, "Philadelphia". Botas murió víctima del sida el 24 de agosto de 1992 en Nueva York. Había contraído la enfermedad en 1989. Antes de fallecer codirigió un documental sobre un grupo de seropositivos, él incluido, y que fue producido por Demme. Alumno del gran diseñador gráfico Milton Glaser (creador del famoso "Amo Nueva York", con quien trabajó entre 1983 y 1986, Botas publicó sus trabajos en "Newsweek", "The New York Times" y "Vogue". Aunque en su momento se especuló con que el personaje de Antonio Banderas, novio del protagonista encarnado por Tom Hanks (que ganó un "Oscar"), estaba inspirado en Juan Botas, la película, más que tomar prestadas partes de la vida del ilustrador, fue un homenaje a quien Demme consideraba "un gran amigo. Pude ser testigo del coraje y espiritualidad, e incluso del sentido del humor con el que afrontó una enfermedad tan devastadora. He tratado de honrar su heroísmo".

23 - Julio - 2023
>>>> R. Oppenheimer

Todo apuntaba a que la película iba a causar sensación, pues detrás de ella está un cineasta como Christopher Nolan, tan proclive a presentar, en sus siempre espectaculares y complejos filmes, asuntos que tienen que ver con la dimensión del tiempo de índole físico-matemática. Así, Cillian Murphy encabeza el reparto de «Oppenheimer», junto a una pléyade impresionante de otras estrellas del cine norteamericano. La cinta cuenta cómo el físico trabajó y lideró el proceso que llevaría a la invención de la bomba atómica. Con este planteamiento, vemos al personaje sufrir remordimientos frente a semejante arma, pues no en vano se mostró contrario a ella el resto de sus años. Nolan ha adaptado el libro «Prometeo americano. El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer» (traducción de Raquel Marqués García), que publicaron en 2005 Kai Bird y Martin J. Sherwin y que les valió el premio Pulitzer al año siguiente. Y no es para menos a tenor del extraordinario trabajo de estos investigadores, el primero un autor especializado en las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki y en las relaciones entre Estados Unidos y Oriente Próximo, y el segundo –muerto en 2021–, experto en armas nucleares y profesor universitario. A raíz de haberse pasado treinta años entrevistando a familiares, amigos y colegas de Oppenheimer, o de rebuscar información en archivos del FBI, se fue haciendo esta biografía que es a la vez un análisis del periodo de la Guerra Fría y la conformación política y cultural estadounidense moderna.

El libro se abre avanzando uno de los momentos más críticos de la vida de Oppenheimer, cuando, un poco antes de la Navidad de 1953, se dirigía a casa de su abogado, en Washington D.C., tras haber recibido una carta proveniente del presidente de la Comisión de Energía Atómica. En ella, se le comunicaba que, «tras volver a revisar su historial y sus filiaciones políticas, se lo declaraba una amenaza para la seguridad nacional»; de este modo, se le especificaban treinta y cuatro cargos «que iban desde lo absurdo (“consta que en 1940 usted figuraba como contribuyente de los Amigos del Pueblo Chino”) hasta lo político (“desde el otoño de 1949 en adelante mostró una fuerte oposición al desarrollo de la bomba de hidrógeno”)». Visto así, la trayectoria de Oppenheimer es la de un ascenso meteórico y una caída devastadora. Bird y Sherwin exploran tal cosa y además consiguen mostrar la personalidad y pensamientos de un Oppenheimer que, desde que se lanzaron las bombas atómicas en suelo nipón, «albergaba la vaga sensación de que en su camino lo esperaba algo oscuro y ominoso».

Era el tiempo en que se cernía el anticomunismo en los Estados Unidos de la posguerra, lo que derivó, en su caso, en que le pincharan los teléfonos de su casa y de su despacho, o que la prensa publicara infamias con respecto a su pasado. No en vano, como apuntan los autores, «las actividades izquierdistas que había llevado a cabo en la década de 1930 en Berkeley, combinadas con la oposición que había mostrado en la posguerra ante los planes de las Fuerzas Aéreas, que pretendían lanzar bombas atómicas de forma masiva y estratégica –planes que él calificaba de genocidas–, enfurecieron a muchas figuras poderosas de Washington, entre los que se encontraban J. Edgar Hoover, el director del FBI».

«Prometeo americano» nos introduce en la vida de Oppenheimer desde su infancia en Nueva York hasta Los Álamos y, cómo, en paralelo, vio la forma en que la ciencia evolucionó de forma extraordinaria desde su juventud; primero, vemos el modo en que se forma como estudiante en Gotinga, Alemania, en el emergente campo de la física cuántica, «una ciencia nueva que adoraba y de la que hacía proselitismo», y a continuación lo veremos en la Universidad de California (Berkeley) mientras el país vive la Gran Depresión y se va notando el advenimiento del fascismo.

En aquel 1954 que contempló la desesperación de Oppenheimer al verse humillado y señalado en plena época de McCarthy, acababa una vida profesional que lo había llevado a una colosal fama. Y es que «era el Prometeo de Estados Unidos, “el padre de la bomba atómica”, el hombre que había liderado la empresa de arrebatar a la naturaleza el impresionante fuego del sol para dárselo a su país en tiempos de guerra. Después había hablado con sensatez acerca de sus peligros y con esperanza acerca de sus beneficios potenciales». Pero ya su voz estaba silenciada. Así, los autores estudian cómo el científico fue primero alabado y luego defenestrado por la misma prensa, por los mismos políticos. El lector podrá conocer su querencia por la literatura y la química, su paso por los Laboratorios Cavendish de Cambridge, cuando la física clásica iba a ser sustituida por la cuántica, o sus peripecias como mujeriego. Una de sus amantes, la psiquiatra, médico y reportera Jean Tatlock, induciría a Oppenheimer a compartir sus ideas antifascistas y simpatizar con el Partido Comunista. Tal compromiso político acabaría siendo un toque de atención para él, al notar que ello podía perjudicar su reputación, de modo que abandonó esa relación y el activismo para acabar teniendo una vida apacible junto a la que se convertiría en su esposa, Kitty Harrison.

Hiroshima después de la primera bomba atómica lanzada por Estados Unidos el 6 de agosto de 1945.

Pásate por el resumen temático >> Intro.

Pero lo más jugoso será conocer los antecedentes de la bomba atómica en los años cuarenta, con un Oppenheimer como director del laboratorio armamentístico del complejo militar de Los Álamos. El objetivo era un proyecto, denominado Manhattan, que al comienzo, a ojos del físico, podía contribuir a la paz mundial; y lo cierto es que estaba pensada para derrotar al ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial. Pero entonces Alemania se rindió y la bomba empezó a ser concebida para otro destino: intimidar a soviéticos y japoneses. Hubo una primera prueba, en secreto, en el desierto en julio de aquel año, y la demostración de fuerza del artefacto fue de tales dimensiones, que Oppenheimer dijo a un colega: «Ahora somos todos unos hijos de puta». Era el comienzo de sus dudas y al fin de su arrepentimiento. Esta actitud, que empezaba a cuestionar su labor, con el punto de inflexión del lanzamiento de bombas de uranio sobre Hiroshima y Nagasaki en agosto, le hará verse contra las cuerdas: «Truman tenía una curiosidad natural por conocer al famoso físico, de quien sabía, por la fama que lo precedía, que era una figura elocuente y carismática», pero se indignó cuando este le espetó: «Señor presidente, siento que tengo las manos manchadas de sangre». Sin embargo, esta franqueza le supuso ser llevado a juicio; no se podía permitir que «nadie se desviara de las posiciones más conservadoras en asuntos nucleares», de tal manera que Oppenheimer pasaba a ser sospechoso. Había sido un héroe y un patriota, para luego convertirse en prácticamente un traidor. Pero entonces, en el plano internacional, su imagen gozó de cierta reparación, dado que pasó a ser algo aún más atractivo: un científico mártir, como Galileo».

Cassidy se centra en la aportación científica. Monk, en su conflictiva vida interior.

Aquel coronel de Inteligencia y antiguo entrenador de fútbol americano se quedó atónito. Ante él se encontraba el director del proyecto científico más importante y secreto de la historia de la humanidad y ese hombre, con su característica seguridad en sí mismo, le estaba confesando abiertamente que unos amigos suyos que actuaban como intermediarios del cónsul soviético en San Francisco le habían pedido información acerca de las actividades que estaban desarrollando en Los Álamos. "Por supuesto es traición, aunque a mí me parecería bien la idea de que el comandante en jefe comunicara a los rusos que estamos trabajando en este asunto". Aquel hombre era el físico estadounidense Robert Oppenheimer y "este asunto" era la bomba atómica que su laboratorio buscaba a toda velocidad para hacerse con ella antes que los nazis y ganar la Segunda Guerra Mundial. Aquella conversación grabada en secreto fue otra bomba de efecto retardado que 10 años después, en la década de los cincuenta —en plena caza de brujas anticomunista—, hundiría a quien hasta ese momento era uno de los grandes héroes de EE.UU.

Los Álamos: el laboratorio de la bomba atómica se marchita.

El funesto interrogatorio al que el ladino e implacable cazador de comunistas coronel Pash sometió al director científico del proyecto Manhattan —el director militar era el general Leslie Groves— sirve de clave de bóveda a una impresionante biografía que se alzó con el Pulitzer, que al fin podremos leer traducida al español casi dos décadas después de su publicación en inglés y en la que se basa la nueva película de Christopher Nolan a estrenar este 2023: Prometeo americano: el triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer (Debate). Los autores, Kai Bird y el fallecido Martin J. Sherwin, dedicaron 30 años de investigación de archivos, entrevistas, análisis de cintas y hallazgos documentales a la biografía del hombre que, como el Prometeo de la tragedia griega, robó el fuego del sol a los dioses dando lugar al arma más mortífera nunca descubierta para después, sobrecogido por los efectos destructores de su propia invención, dedicar el resto de su vida a luchar contra la proliferación nuclear.

"Curiosamente, desde que se arrojaron las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, Oppenheimer albergaba la vaga sensación de que en su camino lo esperaba algo oscuro y ominoso. Unos años antes, a finales de la década de 1940, cuando se había convertido en una figura verdaderamente emblemática en la sociedad estadounidense, como el científico y el consejero político más respetado y admirado de su generación —había incluso aparecido en la portada de las revistas Time y Life—, leyó el relato La bestia en la jungla, de Henry James. Se quedó impresionado por esa narración obsesiva de egolatría atormentada en la que al protagonista lo persigue la premonición de que 'algo raro y extraordinario', posiblemente prodigioso y terrible, le sucedería 'tarde o temprano'. Fuera lo que fuera, estaba seguro de que lo 'arrollaría".

Extremadamente inteligente e imaginativo, Oppenheimer también había sido un hombre muy de izquierdas a quien la derrota republicana en la Guerra civil española dejó una profunda huella y que, si bien no llegó a militar nunca en el Partido Comunista de EEUU, sí simpatizó con sus objetivos como la mayoría de sus amigos y compañeros de la Universidad de Berkeley así como su propia mujer Kitty. Y fue en ese contexto, pocas semanas antes de partir al desierto de Nuevo México para ponerse al frente del laboratorio que debía conseguir la fusión del átomo con fines militares antes que Alemania, cuando un incidente en principio insignificante en la cocina de la casa de Eagle Hill donde vivía el físico con su familia acabaría por trastocar toda su vida posterior. Hoy se conoce como el caso Chevalier.

11 - Agosto - 2023
>>>> Rachel Carson

Rachel Louise Carson (27 de mayo de 1907 - 14 de abril de 1964) fue una bióloga marina y conservacionista estadounidense que, a través de la publicación de Primavera silenciosa en 1962 y otros escritos, contribuyó a la puesta en marcha de la moderna conciencia ambiental. Carson comenzó su carrera como limnóloga en el U.S. Bureau of Fisheries, a partir de la década de los años 1950, se dedicó a tiempo completo a su actividad como escritora naturalista. Su obra The Sea Around Us fue ampliamente elogiada y supuso un gran éxito de ventas. Por esta obra ganó el National Book Award, alcanzando reconocimiento como escritora de talento y seguridad económica. Su siguiente libro, The Edge of the Sea, y la reedición revisada de su primer libro, Under the Sea Wind, también fueron superventas. Esta trilogía explora la vida en los océanos desde las costas hasta las profundidades. A finales de los años 1950, Carson viró su atención hacia la conservación, especialmente hacia los problemas que ella consideraba que eran causados por el uso de pesticidas sintéticos. El resultado fue el libro Primavera Silenciosa (1962), el cual llevó a un nivel sin precedentes la preocupación sobre el medio ambiente en la conciencia colectiva de la sociedad estadounidense. Primavera Silenciosa también se encontró con la feroz oposición de empresas químicas, impulsó un cambio en la política nacional sobre pesticidas, lo que llevó a una prohibición a nivel nacional del DDT y otros pesticidas, e inspiró un movimiento ambiental de base que llevó a la creación de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. Carson fue premiada a título póstumo con la Medalla Presidencial de la Libertad por Jimmy Carter.

Vivió sus primeros años en la granja de su familia en Springdale, Pensilvania, justo a orillas del río Allegheny. Desde muy joven fue una ávida lectora y pasaba su tiempo libre explorando las 26 hectáreas de la granja familiar. Comenzó a escribir historias a los ocho años (normalmente relacionadas con animales) y publicó su primera historia en la revista St. Nicholas Magazine a los once años. Disfrutaba leyendo esa revista además de los trabajos de Beatrix Potter y las novelas de Gene Stratton-Porter. A los diez años ya había leído a Herman Melville, Joseph Conrad y Robert Louis Stevenson. El mundo natural, en particular el océano, era el tema común de su literatura favorita.

Carson asistió al colegio Springdale hasta el décimo curso y después completó la escuela secundaria en el cercano Instituto Parnassus de Pensilvania en 1925, graduándose la primera de su promoción entre otros cuarenta y cinco estudiantes. En el Pennsylvania College for Women (actualmente Universidad de Chatham), al igual que en la escuela secundaria, llevaba una vida solitaria. Impulsada por sus inquietudes literarias, inició un major en Lengua y literatura inglesa, pero enseguida cambió la especialidad de sus estudios por Biología, aunque siguió colaborando para el suplemento literario del periódico estudiantil. Aunque fue admitida para acceder a la Universidad Johns Hopkins, fue obligada a permanecer en el Pennsylvania College for Women otro año más debido a dificultades económicas.

Finalmente se graduó magna cum laude. Después de un curso de verano en el Marine Biological Laboratory, continuó sus estudios en Zoología y Genética en la Universidad Johns Hopkins en el otoño de 1929. Formada como bióloga, continuó estudiando su maestría en Zoología que terminó en junio de 1932. Habría intentado estudiar un doctorado, pero en 1934 Carson se vio obligada a dejar la Universidad Johns Hopkins para tomar un puesto de profesora a tiempo completo para ayudar a la economía familiar. En 1936, tras la muerte de su padre, entró al servicio de la Administración de Pesca y Vida Salvaje (U. S. Fish and Wildlife Service), para la que ejerció como autora de textos divulgativos, incluidos guiones radiofónicos. Publicó muchos artículos y varios libros sobre temas marinos, que llegaron a tener mucho éxito entre los críticos y el público general. Habiéndose mudado por razones familiares al campo de Maryland empezó a observar los devastadores efectos que los pesticidas, sobre todo el DDT, tenían sobre la vida silvestre.

Animada también por el hecho que funcionarios, científicos y activistas habían desarrollado la misma preocupación, inició la elaboración de su obra más influyente, Primavera silenciosa, que vio la luz al cabo de cuatro años, en 1962. Es notable la oposición que recibió aún antes de su publicación, tanto por instancias oficiales como por la industria, llegando a ser acusada de comunista. El libro tuvo una enorme influencia, proporcionando unidad y fuerza a lo que hasta entonces era una conciencia incipiente y dispersa, ayudando a que se cristalizara el movimiento ecologista.

Primavera silenciosa (1962), de la bióloga marina y zoóloga estadounidense Rachel Louise Carson (1907-1964), es un libro que es preciso conocer ya que aborda uno de los problemas más graves que produjo el siglo XX: la contaminación que sufre la Tierra. Utilizando un lenguaje transparente, el rigor propio del mejor análisis científico y ejemplos estremecedores, Carson denunció los efectos nocivos que para la naturaleza tenía el empleo masivo de productos químicos como los pesticidas, el DDT en particular. Se trata, por consiguiente, de un libro de ciencia que va más allá del universo científico para adentrarse en el turbulento mundo de "lo social". Su trascendencia fue tal que hoy está considerado uno de los principales responsables de la aparición de los movimientos ecologistas a favor de la conservación de la naturaleza. De hecho, Primavera silenciosa consiguió lo que pocos textos científicos logran: iluminar nuestros conocimientos de procesos que tienen lugar en la naturaleza y despertar el interes de la sociedad tanto por la ciencia que es necesaria para comprender lo que sucede en nuestro planeta, como por la situación presente y futura de la vida que existe en el.

Carson murió a los 56 años por un cáncer de mama, antes de ver realizadas las consecuencias que contribuyeron al cambio en la legislación y en la conciencia pública. En este último sentido, su obra marca el momento en que socialmente se comprende que la naturaleza es un todo complejo, cuyas partes están intrincadamente relacionadas y que las consecuencias indirectas de cualquier acción, también para la salud humana, son difíciles de predecir y deben ser vigiladas. La mayor crítica que ha recibido confirma precisamente este punto de vista; se refiere a que la prohibición del uso del DDT dio lugar a una recuperación de las elevadas tasas de morbilidad por malaria anteriores a su introducción. Lo cual, generó un fuerte debate mediado por intereses económicos, sociales y ambientales. En todo caso, la obra y el testimonio de Rachel Carson fue la que ayudó a la creación, años después de su muerte, de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (Environmental Protection Agency), a controlar el uso del DDT y de otros pesticidas, a la celebración del Día de la Tierra, a las leyes que se dictaron en muchos países del planeta sobre pesticidas, insecticidas, fungicidas, rodenticidas y productos similares y al desarrollo del movimiento filosófico y político que hoy es conocido como ecologismo.

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