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5 - Abril - 2022
>> Gerald Hayo

Gerald Hayo sobrevivió a una violación múltiple correctiva organizada por su propia familia. La activista dedica ahora su vida a luchar por los derechos de las mujeres lesbianas, bisexuales y queer (LBQ) del país africano. En el documental Nowyou are woman de la periodista Alba Muñoz, Hayo relata su historia al mundo. En un momento en el que hablar supone exponerse, Hayo quiso romper con el silencio sistemático que invisibiliza las vulneraciones de derechos humanos y la desigualdad que sufren las mujeres keniatas que no siguen el mandato de la heterosexualidad.

Su hermano y su madre organizaron una violación múltiple correctiva para “curar” su homosexualidad y para convertirte en una “mujer de verdad”. ¿Cómo de comunes son estas violaciones en Kenia hacia las mujeres LBQ? Las violaciones correctivas en Kenia son una práctica común debido a diversas razones. Entre ellas porque la familia junto con otras personas piensan que ser LBQ está mal y, por tanto, necesitan corregirte. Es algo con lo que las víctimas tienen que vivir, reduce tu autoestima y afecta a la forma con la que te relaciones con los demás. Puede llegar a hacerte sentir que no vales la pena y puede hacer que sientas hostilidad y falta de respeto hacia otros seres humanos.

En muchos casos cuando sales del armario en Kenia como mujer LBQ eres propensa a ser violada, a que te repudien y a matrimonios forzosos. Muchas veces la familia intenta encontrar formas de curarte, incluso usando la medicina tradicional o rezando. Se aseguran de encontrar la forma de curarte porque creen que la homosexualidad no es algo con lo que se nace, sino que es algo aprendido por presión social o por imitación.

En muchas ocasiones te expulsan del colegio por ser homosexual y los padres deciden no pagar la educación hasta que demuestres que no lo eres. Pero, ¿cómo lo demuestras? Si no vas a la escuela, te fuerzan a casarte o simplemente te dicen que te vayas. Hayo se fue de casa y sigue sin vivir cerca de ellos. "Creo más en lo que quiero que en lo que puedo dar y lo que quiero es conseguir paz con mi familia y conmigo misma. No me importa lo que ellos quieran, porque lo que ellos quieren no me está ayudando".

Gerald Hayo es una activista de derechos de Lesbianas, Bisexuales y Queer en Kenia, miembro de la organización Rainbow Women of Kenya. GIRLS PRIDE es un proyecto en el que mujeres Lesbianas, Bisexuales y Queer (LBQ) de Kenya visitan escuelas para hablar con niñas y adolescentes en sus talleres de sensibilización y educación sexual. Su objetivo es que tomen el control sobre sus decisiones en lo que se refiere a salud sexual ya que con las compresas reusables se evita un motivo importante de absentismo escolar en la región entre las chicas que no tienen acceso a productos de higiene femenina.

Una historia sobre la supervivencia, el amor, la complejidad humana y el auge de las mujeres LBQ en la lucha por sus propios derechos en Kenia, en un momento clave en que los países de África y del mundo están despenalizando la homosexualidad. Gerald Hayo es un activista lesbiana de Kenia. Es superviviente de una de las prácticas más violentas más crueles contra las mujeres LBQ: la violación correctiva. Este corto documental retrata su vida como activista en Mombasa, donde vive y trabaja con su novia Dee, y su regreso a Kisumu, su ciudad natal, de donde tuvo que huir al ser repudiada por su familia. Nadie quiere ver a Gerald en Kisumu, excepto su hermana mayor, Cecilia.

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La sociedad keniata no reconoce a las mujeres LBQ. La gente cree que no existen, pero ya no solo las mujeres LBQ sino la propia homosexualidad. Si ven a alguien con tatuajes o piercings, piensan que pueden ser homosexuales. La idea general en Kenia es que la homosexualidad es una secta. El caso más común es el abuso verbal. Puedes ir por la calle y de pronto alguien te puede llamar shoga [término suajili para referirse de forma despectiva a las personas homosexuales]. Es como si fueras el demonio. Puedes estar con tu moto y cruzarte con alguien que decide seguirte para quizá violarte o hacerte cualquier cosa que puede justificar. Simplemente dicen “esta es lesbiana” y no les sucede nada. La gente sabe y tiene la certeza de que si golpean o asesinan a una persona homosexual no les ocurrirá nada. Además, si te arrestan y tienes una imagen masculina, te envían a las celdas de los hombres donde ocurren muchas violaciones. Hay casos en los que te detienen, le suplicas a la policía que te deje salir porque te van a violar allí dentro y la propia policía se acuesta contigo a cambio de dejarte salir. Eso también esta sucediendo. También se han violado a mujeres heterosexuales.

En el documental se muestra que ser madre en Kenia es muy importante porque, conforme mas creciendo, te das cuenta de que tu círculo cercano da por hecho que vas a casarte, asentarte en un sitio y tener una familia. Pero al mismo tiempo, si eres lesbiana, bisexual o queer, algunas mujeres LBQ piensan que no deberías ser madre. Hay estigma. No puedes ser madre y que el padre de tu hijo no esté contigo, porque eso significa que has tenido sexo con muchas personas diferentes y que quizá eres prostituta. Ser madre soltera y lesbiana es muy difícil. También se expone que cuando una mujer LBQ tiene hijos encuentra un poco de libertad y su familia empieza a aceptarla. ¿Que tengan hijos es una solución eficaz para lograr su integración social? Es una buena escapatoria. Cuando tienes gente a tu alrededor que piensa que tienes 20 o 25 años y que ya deberías tener una familia, si tienes un hijo te puedes proteger a ti misma. Puedes argumentar que tu marido se ha muerto. Si te atacan, tienes algo con lo que defenderte, ya que si eres homosexual entienden que no puedes tener niños debido al tipo de relación sexual que mantienes.

Kenia es un país de África Oriental con una costa en el océano Índico. Su territorio abarca sabana, terrenos en lagos, el espectacular Gran Valle del Rift y zonas montañosas altas. También alberga fauna, como leones, elefantes y rinocerontes. Se realizan safaris desde Nairobi, la capital, a la Reserva Masái Mara, conocida por sus migraciones anuales de ñus, y el Parque Nacional Amboseli, que ofrece vistas del monte Kilimanjaro en Tanzania, de 5,895 m de altura. Nairobi es la capital de Kenia. Además de su centro urbano, la ciudad tiene el Parque Nacional de Nairobi, una gran reserva de caza conocida por criar rinocerontes negros en peligro de extinción y albergar jirafas, cebras y leones. Junto a ella, hay un prestigioso orfanato de elefantes administrado por David Sheldrick Wildlife Trust. Nairobi, a menudo, sirve como punto de partida para realizar recorridos de safari por otros lugares de Kenia.

La influencia del discurso religioso en la homofobia es enorme. Los ciudadanos creen en los líderes religiosos porque como representan a Dios tenemos que confiar en todo lo que dicen. Si dicen que la homosexualidad es demoníaca y que está mal, todo el mundo lo verá de esa forma. Nadie te cree si dices que eres homosexual y que crees en Dios. Estas dos piezas no pueden ir juntas: si eres homosexual, no puedes creer en Dios y si dices que crees en Dios, no eres homosexual.

Kenia se podría haber convertido en 2019 en el primer país del África del Este en despenalizar la homosexualidad. Sin embargo, el Tribunal Supremo decidió no hacerlo. ¿Qué supone esta decisión para el país y para las personas LGTBI+? Todo el proceso iba a tener un impacto tanto negativo como positivo porque las actitudes hacia las personas LGTBI+ todavía son muy diferentes. Por una parte, la resolución es negativa porque la gente ha recordado que la homosexualidad es ilegal. El veredicto ha vuelto a encerrar en el armario a muchas personas LGTBI+. Quizá, personas que iban a salir del armario ahora tienen miedo de hacerlo.

Por otro lado, si la decisión ha dejado algo positivo es el saber que se podría haber conseguido un cambio histórico. Este proceso también evidencia que la comunidad ha abierto los ojos de nuevo y que quiere tener esta conversación. Significa volver a plantear esta conversación de un modo diferente. Las mujeres LBQ en Kenia se organizan de forma diferente porque hay varios grupos en todas las regiones del país. Lo que tienen en común es que luchan por el empoderamiento económico, legal y sanitario. Los hombres homosexuales ya tienen espacios y el Gobierno los tiene en cuenta como una población clave. Pero son pasos cortos. Es a través de la sanidad por donde las mujeres LBQ se pueden hacer visibles y por donde pueden empezar a hablar.

El Tribunal Superior de Nairobi declaró en 2019 constitucionales los artículos 162 y 165 del Código Penal de Kenia que penalizan las relaciones homosexuales con hasta 14 años de prisión, y desestimó así un recurso interpuesto por el colectivo LGBTI.

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El Tribunal Superior de Nairobi declaró en Mayo de 2019 constitucionales los artículos 162 y 165 del Código Penal de Kenia que penalizan las relaciones homosexuales con hasta 14 años de prisión, y desestimó así un recurso interpuesto por el colectivo LGBTI. "Los demandantes han fracasado a la hora de demostrar que las disposiciones sean discriminatorias", dictó el magistrado John Mativo, ante una sala abarrotada de miembros de este colectivo y periodistas. Los jueces argumentaron que los artículos no se dirigen en exclusiva a las personas LGBTI (lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales), por lo que cualquiera que cometa estos actos puede ser castigado.

Este recurso, interpuesto en 2016 por grupos pro-LGBTI en Kenia, defendía que ambos artículos, que datan de la era colonial, eran discriminatorios, fuente de homofobia y contradecían el principio constitucional de que todas las personas son iguales ante la ley. El 162 establece que cualquier persona que mantenga conocimiento carnal contra natura puede ser condenado con hasta 14 años de prisión, mientras que el 165 decreta cinco años de cárcel por prácticas indecentes entre hombres. En Febrero, cuando estaba previsto que esta Corte ya dictara sentencia, el fallo fue aplazado en el último momento, ante la incapacidad de afrontar tal volumen de trabajo. Los demandantes pueden ahora recurrir esta sentencia ante una corte de apelaciones, y en última instancia ante el Tribunal Supremo, máxima instancia judicial del país, en un proceso que puede durar años. En abril de 2018, las autoridades kenianas prohibieron la proyección del filme de romance lésbico "Rafiki", e incluso el propio presidente keniano, Uhuru Kenyatta, llegó a afirmar que la homosexualidad no es un rasgo "per se" africano ni un "tema pujante" en su país.

Veintiocho de los 49 países de África subsahariana penalizan las relaciones homosexuales, e incluso algunos como Sudán y el norte de Nigeria, bajo la ley islámica, tipifican la pena de muerte para castigar estos actos, si bien raramente se aplica. Países como Angola, Mozambique y las Seychelles ya no criminalizan los actos homosexuales, mientras que otros como Chad y Uganda han intentado recrudecer su legislación en los últimos años.

Pásate por Destacado >> Junio 2019.

Las autoridades de Kenia anunciaron en 2021 la prohibición de proyección de un documental sobre la vida de una pareja homosexual argumentando que promueve el matrimonio entre personas del mismo sexo, ilegalizado en el país africano. El Comité de Clasificación de Películas de Kenia (KFCB) indicó que apreciaba que en el documentado, 'I am Samuel', existe "un intento claro y deliberado por parte del productor de promover el matrimonio entre personas del mismo sexo como una forma de vida aceptable". "Este intento es evidente a través de las repetidas confesiones de la pareja gay sobre que lo que sienten el uno por el otro es normal y debe ser aceptado como una forma de vida, así como por el lenguaje corporal de los personajes, incluidas escenas en la que dos amantes masculinos se besan", manifestaron en su momento. Asimismo, subrayaron que "el documental muestra el matrimonio de dos hombres y concluye dedicando la película a la comunidad gay", antes de resaltar que "la película viola flagrantemente el artículo 165 del Código Penal sobre la ilegalización de la homosexualidad".

El organismo apuntó además que "el documental intenta influir al espectador para creer que la generación antigua que estaba en contra del movimiento LGBTQ+ está empezando a aceptar y practicar el matrimonio homosexual como una forma de vida. En este sentido, la película es una afrenta al artículo 45 de la Constitución keniana, que reconoce la familia como unidad básica de la sociedad y define el matrimonio como la unión de dos personas de distinto género".

"Cualquier película o contenido que aparente una legalización, defienda, normalice o glorifique este acto va contra las leyes de nuestra tierra. El documental es, por ello, inaceptable y una afrenta a nuestra cultura y nuestra identidad".

El Tribunal Superior de Nairobi tumbaba en 2021 el ambicioso proyecto de reforma constitucional del presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, después de tres años de andadura que han acabado en punto muerto.

El KFCB hizo hincapié en que la película supone además "una ofensa a la cristiandad", ya que "los dos hombres homosexuales fingen un matrimonio religioso invocando el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo". "El documental no es sólo blasfemo, sino un intento de usar la religión para defender el matrimonio homosexual", añadió. Por otra parte, agregó que "la película fue producida con financiación de varias organizaciones internacionales" y ha puntualizado que "el documental propagada valores que van en disonancia con la Constitución, la cultura, los valores y las normas" de Kenia. El organismo argumentó que, de esta forma, "el documental podría exponer fácilmente a grupos vulnerables, incluidos niños, a contenido inapropiado". "Si bien los adultos pueden tener derecho a elegir qué consumen en el marco de la ley, los niños y otros grupos vulnerables están en riesgo de ser corrompidos por este contenido inapropiado". Por ello, ha reiterado que la proyección de la película queda prohibida y ha advertido de que "cualquier intento de mostrar, distribuir, emitir o poseer" 'I am Samuel' en Kenia "será respondido con toda el peso de la ley". El documental, de cerca de 70 minutos de duración y dirigido por Peter Murimi, fue grabado durante cinco años y refleja la vida de un hombre keniano, Samuel, y su pareja, Alex, en medio de un entorno social hostil. La película se estrenó en 2020 y el Gobierno pidió al KFCB que se pronunciara sobre el contenido.

El organismo ya estuvo en el centro de una polémica similar en 2018 tras prohibir la proyección de 'Rafiki', que cuenta la historia de dos adolescentes lesbianas. La decisión fue posteriormente respaldada por el Tribunal Supremo de Kenia. 'Rafiki', que significa "amigo" en suahili, se estrenó en 2018 en Cannes, convirtiéndose en la primera película keniana en exhibirse en el prestigioso festival, pero fue prohibida en Kenia porque se consideró que promovía la homosexualidad, un delito penal en el país en virtud de una ley de la era colonial.

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La violación «correctiva» o «curativa» (en inglés corrective rape) es un crimen de odio que se refiere a la violación de personas lesbianas, gais, bisexuales o transgénero, o personas percibidas como tal, a menudo familiares, con el supuesto fin de cambiar la orientación sexual, identidad o expresión de género de la víctima.

El término se emplea sobre todo en relación a las violaciones realizadas en el África austral, principalmente en Sudáfrica. Si bien no es un fenómeno que se limite solo al continente africano. También se presenta en otros continentes de arraigada cultura machista como América o Asia.

En Sudáfrica es donde se tienen noticias de 30 violaciones que acabaron con la muerte de la víctima. La psicóloga sudafricana Kerry Frizelle calificó las violaciones correctivas como crímenes de odio, en los que la víctima es discriminada de forma doble por su sexo y su orientación sexual. En julio de 2007, la pareja lésbica Sizakele Sigasa y Salome Massooa fueron violadas y asesinadas. Como consecuencia se creó la campaña 07/07/07 Campaign, una coalición de diferentes grupos que defienden los Derechos Humanos, que defienden a las víctimas de este tipo de ataques. Un caso que alcanzó notoriedad internacional ocurrió en abril de 2009, cuando la antigua jugadora del equipo nacional de fútbol y activista LGBT, Eudy Simelane, fue violada delante de un grupo de hombres y posteriormente asesinada de 25 puñaladas. Fue la primera vez que se llegó a condenar a los culpables a una pena de cárcel, aunque el juzgado consideró que la orientación sexual de la víctima no tuvo ninguna influencia en el hecho.

Perú: "violaciones correctivas, el terrible método para curar" a las lesbianas.

El 14 de marzo de 2011, 25 activistas lesbianas pertenecientes al grupo Luleki Sizwe protestaron frente al parlamento sudafricano. El grupo ha conseguido reunir 170.000 firmas de personas de todo el mundo para solicitar al gobierno que actúe para atajar el problema, que, según un informe de 2009, parecía estar aumentando.

Un informe del Departamento de Estado de EE.UU. informa de que, «Como consecuencia de la presión social, algunas familias someten a sus miembros LGBT a violaciones "correctivas" y a matrimonios forzados para alentar el comportamiento heterosexual. Estos crímenes son denunciados en raras ocasiones. Las mujeres en particular son violadas por los hombres de la familia.» En 2009, tras la publicación de un informe similar del Departamento de Estado de EE.UU., el periodista de Zimbabue, Angus Shaw, escribió que las mujeres lesbianas son violadas por hombres para «hacerlas disfrutar de actos heterosexuales» y los hombres gais son violados por mujeres para «eliminar las tendencias de su orientación sexual.»

La costumbre también está extendida en la India. En el estado de Telangana, se han reportado más de una docena de casos en lo que lesbianas han sido violadas por familiares, habitualmente primos, pero también por hermanos. Entre los casos recogidos, un adolescente fue obligado a tener relaciones sexuales con su madre para «curarlo» de su homosexualidad. Los casos no suelen ser denunciados, debido a presiones familiares y al shock causado, por lo que es probable que existan muchos casos sin reportar. Estos quince casos solo han salido a la luz cuando las víctimas han pedido ayuda a la organización LGBT Collective para huir de sus hogares.

Las 'violaciones correctivas', una práctica silenciada en la India.

En las llamadas clínicas de deshomosexualización ecuatorianas, la violación es uno de los métodos usados para «curar» la homosexualidad. El caso más conocido es el de Paola Concha, que fue secuestrada con 24 años y llevada a una clínica al sur de Quito. Allí fue retenida por 18 meses, durante los que fue esposada, encerrada sin comida durante varios días, forzada a vestir de hombre y violada. Mientras tanto, la madre de Concha pagaba 500$ al mes por el «tratamiento».

La violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones más generalizadas de los derechos humanos en el mundo. Se producen muchos casos cada día en todos los rincones del planeta. Este tipo de violencia tiene graves consecuencias físicas, económicas y psicológicas sobre las mujeres y las niñas, tanto a corto como a largo plazo, al impedirles participar plenamente y en pie de igualdad en la sociedad.

11 - Agosto - 2023
>> Wangari Maathai

Wangari Muta Maathai (Nyeri, 1 de abril de 1940-Nairobi, 25 de septiembre de 2011) fue una política y ecologista keniana. Fue la primera mujer africana en recibir el Premio Nobel de la Paz en 2004 por «su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz». En 1977 fundó el Movimiento Cinturón Verde (Green Belt Movement), por el que obtuvo en 1986 el Premio al Sustento Bien Ganado. Fue elegida miembro del Parlamento de Kenia (Cámara Baja de la Asamblea Nacional) donde ejerció como ayudante del ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales durante el gobierno del presidente Mwai Kibaki entre enero de 2003 y noviembre de 2006. También formó parte del Consejo de Honor para el futuro del mundo. Maathai fue también la primera mujer de África Oriental en obtener un doctorado.

Pásate por Destacado >> Agosto 2020.

Nació en 1940 en el pueblo de Ihithe del distrito de Nyeri, en las tierras altas centrales Kenia, entonces colonia británica. Su familia era kikuyu, el grupo étnico más numeroso de Kenia, y residía en la región desde hacía varias generaciones. La familia de Maathai se mudó en 1943 a una granja de propietarios blancos en el Gran Valle del Rift cercana al pueblo de Nakuru, donde su padre encontró trabajo. A finales de 1947 Maathai regresó a Ihithe con su madre, ya que dos de sus hermanos iban a la escuela primaria en el pueblo y en la granja no podían ser escolarizados, y su padre se quedó en la granja trabajando. Poco después, con ocho años, comenzó a ir a la escuela primaria de Ihithe junto al resto de sus hermanos. Maathai se incorporó a los once años a la escuela primaria intermedia Santa Cecilia, un internado de la Misión Católica Mathari en Nyeri, donde permaneció cuatro años. Durante este tiempo aprendió a hablar inglés con fluidez y se convirtió al catolicismo. Se interesó por la Legión de María, cuyos miembros intentaban "servir a Dios, sirviendo a los seres humanos". Al estudiar en Santa Cecilia, Maathai estuvo a salvo de la sublevación Mau Mau en curso que obligó a su madre a mudarse a un refugio de emergencia en el pueblo de Ihithe. Terminó sus estudios en 1956 la primera de su clase y fue admitida en el Loreto High School de Limuru, que entonces era la única escuela preparatoria católica de mujeres en Kenia.

"No hay nada más bello que cultivar la tierra al anochecer. En ese momento del día en las tierras altas, el aire y la tierra son frescos, el sol se está poniendo, la luz del sol es dorada sobre las cordilleras y las copas de los árboles, y suele haber brisa. Mientras retiras las hierbas y presionas la tierra alrededor de los cultivos te sientes feliz, y desearías que la luz perdurara para poder cultivar más. La tierra y el agua, el aire y el fuego menguante del sol se combinan para formar los elementos esenciales de la vida y me revelan mi parentesco con la tierra. Cuando era niña a veces me concentraba tanto trabajando en los campos con mi machete que no me daba cuenta del final del día, hasta que estaba tan oscuro que no podía diferenciar las malas hierbas de los cultivos. En ese momento sabía que era hora de regresar a casa, por las estrechas sendas que atravesaban los campos y ríos y arboledas."

Wangari Muta Maathai.

No obstante, el fin del colonialismo en África Oriental estaba cerca, y políticos kenianos como Tom Mboya proponían formas de hacer accesible la educación de las naciones occidentales a los estudiantes promesa africanos. El entonces senador de los Estados Unidos John F. Kennedy acordó financiar el programa a través de la Fundación Joseph P. Kennedy Jr., iniciando lo que se conoció como Kennedy Airlift o Airlift Africa ("el puente aéreo de África"). Maathai fue una de los trescientos kenianos seleccionados en septiembre de 1960 para ir a estudiar a Estados Unidos.

Obtuvo una beca para estudiar en el Mount St. Scholastica College (Benedictine College en la actualidad), en Atchison, Kansas, donde se graduó en Biología (major) con especialidades (minors) en Química y Alemán. Tras obtener su Bachelor of Science en 1964, estudió la maestría en Biología en la Universidad de Pittsburgh financiada por el Instituto Africano-Americano, y durante su estancia en Pittsburgh experimentó por vez primera una restauración medioambiental cuando ecologistas locales se propusieron limpiar el aire de la ciudad. En enero de 1966 Maathai obtuvo su Maestría en Ciencias Biológicas, y fue propuesta para ocupar un puesto como asistente investigador de un profesor de Zoología de la Escuela Universitaria de Nairobi.

Nairobi es la capital de Kenia. Además de su centro urbano, la ciudad tiene el Parque Nacional de Nairobi, una gran reserva de caza conocida por criar rinocerontes negros en peligro de extinción y albergar jirafas, cebras y leones. Junto a ella, hay un prestigioso orfanato de elefantes administrado por David Sheldrick Wildlife Trust. Nairobi, a menudo, sirve como punto de partida para realizar recorridos de safari por otros lugares de Kenia.

A su regreso a Kenia, Maathai dejó de usar su apellido ya que prefería que la llamaran por su nombre de pila, Wangari Muta. Cuando llegó a la universidad para comenzar su nuevo trabajo, se le informó de que el puesto le había sido otorgado a otro. Maathai pensó que ello se debía a prejuicios de género y tribales. Tras buscar trabajo durante dos meses, el profesor Reinhold Hofmann de la Universidad de Giessen en Alemania le ofreció trabajo como ayudante de investigación en la sección de microanatomía del recién creado Departamento de Anatomía Veterinaria en la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Nairobi. En abril de 1966 conoció a Mwangi Mathai, otro keniano que había estudiado en América, quien posteriormente se convertiría en su esposo. Alquiló un pequeño local en la ciudad y puso una tienda donde trabajaron sus hermanas. En 1967, animada por el profesor Hofmann, viajó a la Universidad de Giessen en Alemania para estudiar un doctorado, que realizó en esa universidad y en la Universidad de Múnich.

En la primavera de 1969 regresó a Nairobi para continuar sus estudios en la Universidad de Nairobi como profesora adjunta. En mayo de ese año se casó con Mwangi Mathaiy y poco después se quedó embarazada de su primer hijo, al tiempo que su marido se presentaba al Parlamento, perdiendo por un pequeño margen. En el transcurso de las elecciones, Tom Mboya, que había sido crucial para la creación del programa que la envió al extranjero, fue asesinado. Esto llevó al presidente Jomo Kenyatta a terminar con la democracia multipartidista en Kenia. Poco después nació Waweru, su primer hijo.19? En 1971 se convirtió en la primera mujer de África Oriental en obtener un doctorado, en su caso de anatomía veterinaria, de la Escuela Universitaria de Nairobi, que se convertiría en la Universidad de Nairobi al año siguiente. Presentó su tesis sobre el desarrollo y diferenciación de las gónadas bovinas. Su hija Wanjira nació en diciembre de ese mismo año.

En 1979, poco después de su divorcio, Maathai se presentó para el puesto de presidenta del Consejo Nacional de Mujeres de Kenia (NCWK), una organización paraguas que consistía en la unión de muchas organizaciones de mujeres del país. El entonces recién electo presidente de Kenia Daniel arap Moi trató de limitar la influencia de la etnia kikuyu en el país, incluidas las organizaciones civiles como el NCWK.

Tras un intento fallido de golpe de Estado llevado a cabo por un grupo de oficiales de la Fuerza Aérea el 1° de agosto de 1982, Moi modificó la Constitución para establecer de jure un Estado de partido único recurriendo a medidas represivas, incluidas la tortura y el encarcelamiento sin juicio. Esto llevó a que Estados Unidos suspendiera la ayuda humanitaria a Kenia a finales de los años 80. La presión internacional obligó a Moi a reinstaurar un sistema pluripartidista en diciembre de 1991. Moi ganó las elecciones en 1992 y 1997, en campañas electorales muy violentas en las que se produjeron varias muertes. Muchos críticos le acusaron de haber manipulado las tensiones interétnicas para su beneficio personal.

Maathai perdió las elecciones por tres votos, pero fue elegida vicepresidenta de la organización por mayoría. Al año siguiente Maathai se presentó de nuevo a la presidencia del NCWK y volvió a perder, según pensaba, por culpa del gobierno. En el momento en que fue evidente que Maathai iba a ganar las elecciones, Maendeleo Ya Wanawake, miembro de una organización que representaba a la mayoría de las mujeres del medio rural de Kenia y cuya líder era cercana a Daniel arap Moi, se retiró de la NCWK. Maathai fue elegida presidenta de la NCWK sin oposición.

Maathai en Nairobi con el Canciller de Erario (y después primer ministro) Gordon Brown en 2005.

Maathai se mudó a una pequeña casa que había comprado años atrás y se centró en el NCWK mientras buscaba trabajo. Estando en el NCWK se puso en contacto con ella Wilhelm Elsrud, director ejecutivo de la Sociedad Noruega de Silvicultura, quien quería asociarse con el Movimiento Cinturón Verde y le ofreció el puesto de coordinadora. Empleada de nuevo, Maathai volcó sus esfuerzos en el Movimiento Cinturón Verde. Además de la Sociedad Noruega de Silvicultura, el movimiento también recibió "capital inicial" del Fondo Voluntario para Mujeres de Naciones Unidas. Estos fondos permitieron la expansión del movimiento, la contratación de empleados adicionales para llevar sus operaciones a otras partes del mundo y continuar pagando una pequeña contribución a las mujeres que plantaban árboles por todo el país.

En la segunda mitad de los años 80, el gobierno keniano se volvió contra Maathai y el Movimiento Cinturón Verde. El régimen unipartidista se opuso a muchas de las posturas del movimiento sobre derechos democráticos. El gobierno invocó una ley de la era colonial que prohibía a grupos de más de nueve personas juntarse sin primero obtener una licencia gubernamental. En 1988, el movimiento convocó actividades en favor de la democracia, como registrar votantes para la elección y presionar para una reforma constitucional y por la libertad de expresión. El gobierno realizó un fraude electoral en las elecciones para mantener el poder, según Maathai. En octubre de 1989, Maathai se opuso a un plan para construir el complejo de 60 plantas Kenya Times Media Trust en el Parque Uhuru. El complejo pretendía albergar las oficinas centrales de KANU, el periódico Kenya Times, un centro de negocios, oficinas, auditorio, galerías, centro comercial y aparcamiento para 2000 vehículos. El plan también incluía una estatua del presidente Daniel arap Moi. Maathai escribió muchas cartas de protesta a Kenya Times, la Oficina del Presidente, la Comisión de la Ciudad de Nairobi, el Comisionado Provincial, el Ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, los directores ejecutivos del UNEP y el Centro Ambiental Liaison, el Director Ejecutivo de la UNESCO, el Ministro de Obras Públicas y el Secretario Permanente en el departamento de Seguridad Internacional y Administración. Escribió a John Johnson, el Alto Comisionado Británico en Nairobi, instándole a hablar con Robert Maxwell, el mayor accionista del proyecto, equiparando la construcción de una torre en el Parque Uhuru con una construcción similar en el Hyde Park o en Central Park y sosteniendo que eso sería intolerable.

Maathai y el entonces senador estadounidense Barack Obama en Nairobi en 2006.

Wangari Maathai fue condecorada con el Premio Nobel de la Paz de 2004 por su «contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz.» Recibió la llamada de Ole Danbolt Mjos, presidente del Comité Noruego Nobel, el 8 de octubre informándole de la noticia. Se convirtió en la primera mujer africana y la primera ambientalista en ganar el premio.

El 28 de marzo de 2005, Maathai fue elegida la primera presidenta del Consejo Económico, Social y Cultural de la Unión Africana y fue nombrada embajadora de buena voluntad por la iniciativa lanzada para proteger el ecosistema forestal de la Cuenca del Congo. En 2006 fue una de las abanderadas en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín 2006. También en 2006, el 21 de mayo, se le otorgó un doctorado honorífico por la Universidad de Connecticut. Apoyó el Año Internacional de los Desiertos y el programa de Desertificación. En noviembre de 2006, lideró la campaña de las Naciones Unidas Plantemos para el Planeta. Maathai fue una de las fundadoras de la Iniciativa de las Mujeres Nobel, junto con las también laureadas con el Nobel de la Paz Jody Williams, Shirin Ebadi, Rigoberta Menchú Tum, Betty Williams y Mairead Corrigan Maguire. Seis mujeres representando a Norteamérica y Sudamérica, Europa, Oriente Medio y África decidieron unir sus experiencias en un esfuerzo conjunto por la paz con justicia y equidad. La meta de la Iniciativa de las Mujeres Nobel es ayudar a fortalecer el trabajo realizado en apoyo de los derechos de las mujeres en todo el mundo.

El jardín y los árboles en memoria de Wangari Maathai en la Universidad de Pittsburgh.

Desde el 2012 se conmemora el Día de Wangari Maathai para honrar el legado de la activista. El 25 de septiembre de 2013, se le dedicó un pequeño jardín en la Catedral de Aprendizaje de la Universidad de Pittsburgh. Dos arces rojos simbolizando el "compromiso por el medioambiente de Maathai, la fundación del Movimiento Cinturón Verde y sus raíces en Kenia y Pittsburgh" y un jardín de flores en forma circular representando su "visión global y dedicación a las mujeres y niños del mundo" con un arce ornamental en el centro señalando "cómo una pequeña semilla puede cambiar al mundo". En 2014, en la que hubiera sido su reunión de 50 años con sus compañeros de Mount St. Scholastica y la Universidad Benedictine, se descubrió una estatua en su honor en el campus Atchinson en Kansas. En Kenia, su país natal, la compañía “Boogertman + Partners Architects ” lleva a cabo el proyecto “Wangari Muta Maathai House”, el cual será un centro de intercambio cultural y de conocimientos. Esta instalación estará integrada en la naturaleza, permitiendo así tener la perspectiva que tenía Wangari Maathai. En cuanto al panorama español, en el Real Jardín Botánico de Madrid se plantó en 2018 una higuera en honor a esta activista medioambiental. Además, en Córdoba se llevó a cabo el proyecto "Mural Parque Wangari Maathai" con el fin de promover el respeto de los derechos humanos.

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