El mono ha estado presente en la ficción desde
los tiempos más remotos. Basta pensar en Hanuman, el héroe
simiesco del Ramayana, poema épico en sánscrito escrito
entre el 750 y el 700 a.C. para comprender que esta relación
viene de largo. Es especialmente significativa la figura del
mono humanoide, el simio salvaje propio de los libros de maravillas
que da origen a mitos que hoy perviven, como el de los yetis
o el de imposibles civilizaciones de tribus simiescas aisladas
en la profundidad de la selva.
Cómo afirma Arturo Montenegro, director de cine,
posiblemente la referencia más antigua sea la del almirante
cartagines Hanón (siglo V a.C.) En la crónica
de su viaje viaje africano se dice que la expedición tuvo
que vérselas con unos aborñigenes salvajes,
una tribu de seres peludos y poco refinados, que por su escasa
cultura y ánimo bélicoso, bautizan con el nombre de gorilas.
Esta y muchas otras referencias en la historia son el caldo
de cultivo que puede considerarse antecedente de King Kong,
el gran simio que en el 2023 está de aniversario. Ya que se
cumplen 90 años de su primera aparición en las
pantallas del mundo entero, cambiando la historia del cine
para siempre.
Willis O´Brien es uno de los grandes
nombre del cine de efectos especiales. Debuta con el cortometraje
El dinosaurio y el eslabón perdido: una tragedia prehistórica
(1915) en el que ya se recrea mediante stop motion a un curioso
simio malvado parecido a un gorila y con el simpático nombre
de Wild Willie, por lo que queda claro que su obsesión por
los monos venía de antiguo. Tras alcanzar el éxito con El
mundo perdido (1925) de Harry O. Hoyt, trabaja en diversos
proyectos para la R.K.O. Pictures que no terminan de cuajar
pero un boceto de O´Brien de una idea aún por desarrollar
capta la atención de Merlan C. Cooper. Se trata de la mano
de un simio gigante que tiene atrapada a una bella muchacha,
el germen del futuro King Kong.
La película King Kong bebe de las historias
literarias de aventuras sobre mundos perdidos, y en especial
de la novela El mundo perdido (1912) de Sir Arthur Conan Doyle
y de la de Edgar Rice Burroughs La tierra olvidada por el
tiempo (The Land That Time Forgot, 1918); en ambas, buena
parte de la acción transcurre en selvas plagadas de animales
prehistóricos.
El guión del film es obra del escritor
británico Edgar Wallace, que elabora un primer argumento junto
a Merian C. Cooper, que además se hace cargo de la dirección
del filme junto a Ernest B. Schoedsack. Por desgracia Wallace
fallece, por lo que James Ashmore Creelman y Ruth Rose , esposa
de Schoedsack, pulen su relato, dándole su forma definitiva
de guión cinematográfico. King Kong es uno de los grandes
personajes de toda la historia del cine, fuerte y vulnerable
al mismo tiempo. La escena en la que rompe sus gruesas cadenas
cuando es exhibido como una atracción de feria en Nueva York
lo convierte en una suerte de Sansón. Pero su naturaleza
vulnerable lo eleva a personaje de otro nivel ya que el punto
flaco del simiesco titán es el amor. Vive solitario
en la isla de los sueños, poblada de criaturas fantástica
donde las rubias no abundan. Se enamora hasta las trancas
la primera que le ofrecen un bombón de licor, después
se la roban y tendrá que perseguirla hasta la gran ciudad.
Para comprender el origen de todo tenemos que
retroceder hasta 1923 para encontrar a un intrépido aventurero
estadounidense llamado Merian C. Cooper, un trotamundos que
siempre estaba buscando su próxima aventura tras dejar atrás
sus difíciles años en la Primera Guerra Mundial. Después de
trabajar como reportero terminó dedicando su vida a explorar
el mundo. Dio la vuelta al mundo visitando todo tipo de lugares
exóticos, en los que filmaba todo lo que veía, especialmente
animales. En uno de aquellos viajes quedó fascinado por los
chimpancés, los monos babuinos y los dragones de komodo. Tras
su regreso, quiso trasladar aquella experiencia a la gran
pantalla, un proyecto que no sería fácil de llevar a cabo.
Primero se lo ocurrió la idea de grabar la lucha real entre
un simio y un dragón de komodo. Aunque terminó cambiando el
chimpancé por un gorila. La idea de Cooper fue tomando forma,
pero cuando la historia estaba a punto de terminarse estalló
el crack del 30.
The lost world (1925).
La gran depresión hizo que la financiación fuese
muy compleja. No había presupuesto para realizar un viaje
como el que Cooper proponía, pero sí para dar vida a aquel
gorila con una técnica de grabación que comenzaba a despuntar
por aquellos años. Inspirado en una de las primeras películas
de stop motion, The lost world (1925), logró que la RKO Pictures
levantase su proyecto, aunque el dragón de komodo quedaba
fuera de la ecuación. En 1933 se estrena King Kong, protagonizada
por un mono gigante que termina encaramado a uno de los edificios
más importantes de aquel momento, World Trade Center, inaugurado
dos años antes.
Animando un triceratops para "El mundo perdido"
(The lost world, Harry O. Hoyt, 1925). A Willis O´Brien se
le considera el padre de la animación stop-motion que todavía
sigue en funcionamiento a pesar de los avances tecnológicos
en la industria del cine en el siglo XXI.
La verdadera magia del filme radica el dotar
de anima a lo que no es más que un muñeco articulado y en
ese sentido Willis O´Brien y su equipo puedes considerarse
como los verdaderos artífices del filme. King Kong
se estrena en Nueva York el 7 de marzo de 1933 en el Teatro
Radio City Music Hall con gran éxito. Al otro lado del país,
en California, dos adolescentes llamados Ray Harryhausen y
Ray Bradbury planean coger el coche de la madre del primero
para escaparse hasta un cine local donde se proyecta King
Kong.
Gracias a "El gran gorila" (Mighty Joe Young,
Ernest B. Shoesdack, 1949), O´Brien consiguió un merecido
Oscar especial por los efectos especiales. Aunque la mayor
parte del trabajo stop-motion del filme fue de su discípulo,
el gran Ray Harryhausen.
Cuando contemplan en pantalla encaramarse al
simio gigante a lo alto del Empire State, la vida de ambos
cambia para siempre y allí mismo realizan un juramento solemne.
Ambos eran siempre amigos y la fantasía regirá sus
vidas. El primero de ellos se convierte en el técnico de FX
más célebre de todos los tiempos con permiso de O´Brien
y el segundo es un insigne escritor conocido por sus novelas
y relatos de ciencia ficción tan célebres como Fahrenheit
451 o Crónicas Marcianas.
Jasón y los argonautas (en inglés, Jason and
the Argonauts) es una película britanoestadounidense dirigida
por Don Chaffey en 1963. Está libremente basada en el poema
Argonáuticas. La idea original, la sinopsis y los efectos
especiales son obra de Ray Harryhausen. Pese a estar considerado
como el mejor trabajo del artista, y hasta hoy, el más rentable,
en su día Jasón y los argonautas recaudó muy poco en taquilla.
El mago del 'stop-motion' que asombró a George
Lucas.
Harryhausen siempre lamentó no ser propuesto
como candidato al Óscar a los mejores efectos especiales en
la que muchos consideran una secuencia cumbre de la historia
del cine: el enfrentamiento con los siete esqueletos. La película
intenta alejarse de los parámetros del péplum introduciendo
grandes dosis de aventuras y bestias míticas, al tiempo que
respeta fielmente la leyenda.
De izquierda a derecha, Merian C. Cooper, Willis
O´Brien, Fay Wray y Ernest B. Shoesdack enfrente de los extras
de Isla Calavera en el set de rodaje de "King Kong".
El éxito de King Kong llevar a la R.K.O. a producir
de forma inmediata una secuela titulada El hijo de Kong (1933),
esta vez dirigida de solitario por Ernest B. Schoedsack y
con O´Brien y su equipo a cargo de los FX. Como se puede
deducir del título del filme la expedición que había capturado
al padre a la Isla Calavera donde consigue atrapar al retoño
del mono gigante. La criatura creada igualmente por el maestro
O´Brien tiene el pelaje de un color albino, un tamaño
algo más discreto así como un carácter mas afable y jjuguetón.
El filme hace una buena taquilla aunque no se acerca ni en
calidad ni en recaudación al título original. Como no hay
dos sin tres Schoedsack y O´Brien participan en una
última película con un mono gigante como protagonista. Se
trata de El gran gorila (1949), cuya novedad más destacable
se encuentra en la incorporación de un joven Harryhausen como
parte del equipo técnico de FX de la película.
Pedidos e información: edicionesmuseofantastico@gmail.com.
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