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Casablanca.
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19-Marzo-2023

Casablanca es considerada una de las mejores películas de la historia. Estrenada en 1942, dirigida por Michael Curtiz y protagonizada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, se llevó tres Oscar, encumbró a sus actores y pasó a ser considerada como una de las grandes historias de amor del celuloide. Sin embargo hoy en día y echando la vista atrás, sabemos que Casablanca es una película a medio camino entre el mito y la realidad. El director y los actores principales de Casablanca eran ampliamente conocidos en Hollywood cuando se rodó la película, pero lo cierto es que ninguno de ellos fue consciente de que el film iba a convertirse en todo un clásico. Un cúmulo de casualidades hizo que así fuera, encumbrando una película que evoca a la ciudad marroquí aunque ni una sola de sus escenas fuera rodada en ella.

La película es una historia que sabe combinar a la perfección tres de las grandes temáticas del cine: el amor, la guerra y la política. El drama se desarrolla en Casablanca, durante la Segunda Guerra Mundial. La ciudad se ha convertido en lugar de encuentro de todos los que huyen del nazismo y de la que es difícil salir si tu nombre está en la lista de la Gestapo. Es lo que le ocurre a Víctor Laszlo. La única esperanza para Laszlo es Rick Blaine, el propietario de uno de los más concurridos cafés de la ciudad y ex amante de su esposa Ilsa Lund, quien ofrece a Rick quedarse con él a cambio de un visado para su marido. Rick debe decidir si es fiel al idealismo que siempre ha regido su vida o se queda con la mujer de sus sueños, a la que siempre ha amado.

Todas las escenas de la película están situadas en la ciudad de Casablanca, aunque por aquella época estaba muy lejos de poseer el glamour con el que aparece en la película. De hecho, muchos piensan que la Casablanca que se describía en el film en realidad se parecía más a Tánger, que por entonces gozada de un status internacional parecido al que se reflejaba en el film. Son muchos los turistas que acuden a Casablanca con la intención de visitar el café de Rick. Imposible encontrarlo porque la película fue rodada íntegramente en EE.UU. Todas las escenas fueron filmadas en los estudios de la Warner en California, con escenarios en gran parte reciclados de otras películas. La única que se rodó en exteriores fue la del aeropuerto y para ello se utilizó un aeródromo de Los Ángeles. Muchos cinéfilos se sienten desilusionados cuando conocen esta realidad, pero ¿qué sería del cine sin el apoyo de la imaginación?

El hecho de llevar el nombre de Casablanca sin que la película fuera rodada en Marruecos es solo una más de las grandes anécdotas que han contribuido a encumbrar la película. Aunque el film tuvo una buena cogida de público y crítica en su estreno, lo cierto es que vio aumentada su fama cuando la sala de cine The Brattle, en Cambridge (Massachusetts) decidió reprogramarla durante tres semanas al año. Los estudiantes de Harvard comenzaron a asistir a los reestrenos imitando el glamouroso estilo de vestir de los años 40. Los medios locales y nacionales se hacían eco del evento año tras año y la película permanecía siempre en el imaginario colectivo hasta el punto de llegar a ser calificada por Billy Wilder como “la película más amada de la historia”. Como curiosidad, antes de ofrecer a Bogart el papel de Rick se pensó en Clark Gable y posteriormente en Ronald Reagan, cuyo nombre llegó a aparecer como protagonista en los primeros materiales promocionales que se distribuyeron a la prensa.

Por su parte, el papel de Ilsa estaba escrito para Rita Hayworth, aunque posteriormente se pensó en Anna Sheridan o en Hedy Lamarr para el personaje. A pesar de ello, los guionistas consideraron que la sueca Ingrid Bergman tenía la calidez, la ternura y el brillo necesarios para la interpretación del personaje y por este motivo fue finalmente elegida. La química entre Bogart y Bergman era más que evidente, aunque en todas las escenas en las que aparecen juntos él está subido a un cajón, invisible a los ojos del espectador, ya que el actor era 20 centímetros más bajo que la actriz.

La ciudad de Casablanca se preparó en 2012 para recibir a los turistas cinéfilos que quisieran celebrar en la ciudad marroquí el 70 aniversario de la clásica película del cine americano.

Otro de los grandes mitos que se caen cuando analizamos la película pertenece a las frases que la han hecho célebre. En realidad, ni en el film original ni en el doblado se escucha decir “Tócala otra vez, Sam”. Lo que en realidad le dice Ilsa a Sam, el pianista más famoso de la historia del cine, es “Tócala una vez, Sam, en recuerdo de los viejos tiempos”. En cuanto a la famosa frase “Creo que esto es el comienzo de una gran amistad”, se incorporó una vez finalizada la grabación, por deseo de un productor de la Warner. Realmente la improvisación fue una tónica en la película. El guion iba cambiando a medida que se desarrollaba el rodaje. Ni siquiera los actores sabían si Ilsa finalmente se quedaría con Rick o con Víctor, algo que desorientaba incluso a la propia actriz, que constantemente pedía que alguien le revelara el final para poder interpretar mejor a su personaje.

Casablanca ocupa el tercer puesto de la lista de “Las 100 películas que todo el mundo debería ver” según el Instituto de Cine Estadounidense. Quizá sea por la calidad de los diálogos, la inquietante fotografía del film, la sugerente interpretación de los actores y la brillantez en su dirección, pero lo cierto es que, pese a todas las anécdotas y curiosidades que circulan alrededor de la película, o quizá incluso por ellas, es considerada hoy todo un clásico.

Casablanca y su famosa escena de la ruleta.

En 2012 se cumplió el 70 aniversario en la gran pantalla, que el día de Acción de Gracias de 1942 tuvo su estreno mundial en el antiguo Teatro Warner Hollywood, donde ahora se encuentra la iglesia Times Square. No son pocos los artistas y filósofos, a lo largo de la historia, que piensan que la calidad de una obra de arte tiene una directa relación con el control que se tenga de la misma en todas las etapas de su concepción, construcción y reproducción; y de la capacidad de bajar la intervención del azar y la incertidumbre a niveles lo mas cercanos a cero. Tal razonamiento encuentra en Casablanca la perfecta excepción, donde al final casi todo se hizo de una manera diferente a la inicialmente planificada, que se empezó a rodar sin tener el guion terminado y con observaciones de los comités de censura de la época, donde la elección del elenco pasó por varios cambios y decisiones a último momento, donde hubo cambio de quien dirigiría la película, donde hasta el título estuvo sujeto a dudas y cambios de último momento, donde apenas y casi por suerte quedó elegida la canción emblemática, donde se cambiaron el presupuesto, el cronograma y hasta el tamaño del proyecto.

Una obra de las que los hermanos Warner solo tenían la referencia de que se trataba de un proyecto más (el numero 410) con un presupuesto estándar; pero que poco a poco, tal vez gracias a la alineación de los astros, o a felices coincidencias, o quizás a la plena confianza que siempre tuvo el productor Hal B. Wallis en el proyecto y que lo tuvo que defender innumerables veces a capa y espada, o tal vez gracias a la gran libertad que tuvo esta vez su director Michael Curtiz, debido a las mas de 140 películas que ya tenía hechas; o gracias a la efervescencia bélica y patriótica que se vivía en esos años; creció en importancia y transcendencia hasta convertirse en una de las obras mas importantes de la historia del cine.

Su nombre completo era Harold Brent Wallis, y nació en Chicago, Illinois el 19 de octubre de 1898. Era el menor de tres hijos y tenía dos hermanas mayores: Minna Wolovitz (1893-1986), una agente de talentos de Hollywood, y Juel Wolovitz (1895-1953). Sus padres eran judíos Ashkenazi de la región de Suwalki del Zarato de Polonia, que entonces era parte del Imperio Ruso y ahora es Polonia. El futuro productor y sus hermanas eventualmente cambiaron su apellido a Wallis.

Los estudios Warner Bros atrasaron su estreno comercial para enero del 1943, para no cruzarse en los premios Oscar con Días sin huellas de Billy Wilder; y efectivamente, al año siguiente ganaron tres premios; al recoger la estatuilla a la mejor película se levantaron por separado y apresurados Jack Warner y Hal B. Wallis. Llegó primero el menor de los hermanos Warner y recogió el premio, dejando al productor en el pasillo del teatro con las manos vacías y un resentimiento que no se le fue nunca. Creo que el valor de la película radica en que a pesar de los tiempos de gran polarización entre los aliados y las potencias del eje en eso tiempos; el “Rick’s Cafe Americain”, es como la última frontera real e imaginaria del territorio bélico, ahí todo está lleno de grises, todos coincidían y estaban obligados a convivir, a hacer negocios y tranzas; un lugar donde nadie está libre de culpa, lleno de complicidades.

La actriz francesa Madeleine Lebeau, última sobreviviente del elenco de la famosa película murió en 2016 en España a los 92 años. En Casablanca, Lebeau interpreta a Yvonne, la amante desdeñada de Rick (Humphrey Bogart). - "¿Dónde estabas la pasada noche?", le pregunta a su amante.

En los estudios de Hollywood no se recrearon locaciones de l-Dár al-Baída (Casablanca en Marruecos) sino que se creó un universo ficticio que coincidía más con el imaginario que tenían millones de espectadores frente a la guerra, que la imagen de propaganda hecha por los ejércitos y sus departamentos de Estado. La historia es un melodrama que transcurre casi todo en una sola locación, lleno de inverosímiles, subrayados y desmedidos; pero que extrañamente son capaces de crear la magia de la representación. Podemos ver cómo a pesar de su cinismo y sus fechorías, Rick (Humphrey Bogart) en el fondo tiene su corazón y sus principios. A Lisa capaz de mostrar lo que siente sin decir ni una sola palabra, ni inmutar su belleza. Podemos ver como una canción cala dentro de sus personajes. Los tiempos han cambiado, el cine ha cambiado y nosotros también hemos cambiado. La cinta ha sufrido el paso de tantos años. Como dice la letra de la canción principal de la película: As time goes by (El tiempo pasa); “No debes olvidar un beso es siempre un beso, y las cosas fundamentales adquieren su valor a medida que pasa el tiempo”. O como más ajustadamente lo dijo -o escribió- el gran Guillermo Cabrera Infante a 14 años después de su estreno: “Hablar – ¿o escribir?- de Casablanca es como mirar una vieja fotografía: ahí es uno, pero de alguna manera ése no es uno; por el medio está el recuerdo, el tiempo pasado y la renovada presencia fotográfica, ganada su batalla al tiempo, pero perdiéndola, porque el tiempo no pasa: pasa uno por él y como en un estrecho pasadizo de zarzas de deja la piel en sus espinas…”.

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