www.juezyverdugo.es --- contacto@juezyverdugo.es

 

29 - Octubre - 2023
>>>> Planeta Tierra > Takahé

 

 

 

 

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

La historia del takahé (Porphyrio hochstetteri) es el ejemplo de cómo un programa de conservación es capaz de recuperar especies que se habían dado completamente por perdidas, como es el caso de esta ave no voladora neozelandesa, que desde el siglo XIX se consideraba extinta. Esta especie prehistórica de la Isla Sur de Nueva Zelanda, característica por tener un pico rojo intenso y un plumaje azul muy llamativo, se ha convertido en todo un símbolo para los conservacionistas porque supone la ‘resurrección’ de una especie declarada extinta en 1898 y que en la actualidad cuenta ya con más de 440 ejemplares, según los últimos datos del Departamento de Conservación de Nueva Zelanda, que datan de 2021.

La vuelta a la vida del takahé se remonta a 1948, cuando el físico Geoffrey Orbell junto a su equipo descubren los últimos ejemplares silvestres de esta especie, que entonces se presumía extinguida desde hacía 50 años. Los últimos supervivientes de esta especie se avistaron en las praderas de las montañas Murchison, sobre el lago Te Anau, en la región de Fiordland.

El ave ya cuenta con más de 400 ejemplares.

El descubrimiento de Orbell puso en marcha un largo programa de conservación, que en un principio se centró en la protección de la especie en cuatro islas libres de depredadores (Te Hoiere, Mana, Kapiti y Tiritiri Matangi) y que vivió uno de sus principales hitos con la creación del Centro Burwood Takahé, donde se incubaron artificialmente huevos silvestres y se criaron antes de devolverlos a su hábitat. En 2010 se continuó la repoblación mediante la crianza de estas aves por sus propios padres en este centro así como en otros santuarios. En 2018 se reintrodujo la especie en el Parque Nacional Kahurangi.

El calamón takahe de la Isla Sur, también conocido simplemente como takahe (Porphyrio hochstetteri) es un ave endémica de Nueva Zelanda, lejanamente emparentada con las grullas (ambas pertenecen al orden de los gruiformes). Se trata de un ave no voladora, lo que recuerda al ave nacional del país, el kiwi (con quien en cambio guarda poca relación taxonómica más allá de ser ambas aves).

No fue un proceso corto ni tampoco sencillo, ya que la recuperación vivió serios altibajos, en especial en 2007, cuando una plaga de armiños redujo a la mitad la población de takahé en las montañas Murchison. Ya en 2016 se consigue recuperar el número de ejemplares y mantener un crecimiento constante de la población de takahé.

Según detalla el propio Departamento de Conservación de Nueva Zelanda, el takahé tiene un “especial significado cultural, espiritual y tradicional” para los Ngai Tahu, los iwi, una tribu maorí de la mayor parte de la Isla Sur de Nueva Zelanda. El vínculo entre la tribu y este ave es tan estrecho que llegan a considerar al takahé como un “taonga” (tesoro) e incluso ejercen de “kaitiaki” (guardianes) en colaboración con el Departamento de Conservación del país para asegurar la protección de la especie. Esta especie puede vivir entre 16 y 18 años en libertad y entre 20 y 22 años si reside en un santuario. Suelen vivir en praderas, salvo cuando nieva con intensidad y se generan capas de nieve gruesas, lo que les obliga a desplazarse hacia zonas de bosque. Comen hojas ricas en almidón procedentes de matas y juncos.

La escritora Flora Feltham vive en Te Mana o Kupe o Aotearoa, o isla Mana, un santuario natural frente a la costa de Wellington.

Los ejemplares adultos de takahe miden unos 50 centímetros y su número es muy escaso. Existen unos 500 ejemplares (y todos tienen propio nombre). Es por tanto considerada una especie en peligro de extinción, lo cual es un avance con respecto a su situación hace unas décadas, cuando los expertos la dieron por extinguida. Esto ocurrió hace 125 años, en 1898. El takahe era por aquel entonces una novedad para los exploradores europeos. El ave, bien conocida por la población maorí, descubierta por los exploradores a mediados del siglo XIX y descrita hacia finales de siglo, pocos años antes de que se diera por perdida.

Sin embargo, en 1948 ocurrió lo impensable: este “ave fénix” fue redescubierta en su Nueva Zelanda originaria. La historia de la recuperación del takahe nos muestra el delicado equilibrio en las poblaciones reducidas: el crecimiento de la población es de un 8% anual, pero un reducido número de ejemplares y el hecho de que este ritmo de recuperación se deba en parte a la intervención humana debemos contener el entusiasmo. ¿Cuál es esta intervención humana? Durante los últimos años, miembros del Departamento de Conservación (DOC) neozelandés han estado llevando a cabo diversas acciones para la mejora del entorno de estas aves. Esto incluye por ejemplo la creación de santuarios para la reintroducción de estos animales.

Para mantener huevos y crías de esta especie a salvo, los conservacionistas recogieron huevos de este ave para incubarlos en condiciones controladas. Las crías se mantenían en cautividad hasta que llegaran a poder valerse por sí mismas. Hoy en día la cría en cautividad y posteriores sueltas de estos animales se dan cada cierto tiempo, la más reciente, en agosto de este mismo año. Otra de las acciones destacadas es la eliminación de plagas y especies invasoras peligrosas para la fauna local. Entre estas especies se encuentran los armiños, hurones y gatos comunes. Durante años los conservacionistas han estado atrapando estos depredadores para limitar el daño que causan a la fauna local. Por ahora esta estrategia parece estar funcionando, pero los responsables de estas campañas saben que la cautela es importante. Al fin y al cabo, seguimos hablando una población diseminada de medio millar de individuos.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Cómo es el plan de "des-extinción" para reintroducir el ave dodo en Mauricio.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

El takahe está lejos de ser el único ave que ha resurgido de su (presunta) extinción. El toki japonés o ibis crestado (Nipponia nippon), otro ave de gran valor ecológico y cultural para los habitantes de la isla de Sado, desapareció de Japón en 2003. El ave que se creía endémica del área se dio por extinta, pero años después nuevos ejemplares fueron descubiertos a cientos de kilómetros, en China. Los esfuerzos para la recuperación de este animal fueron exitosos y hoy la población local sigue recuperándose.

Un ejemplo más reciente se ha observado en Colombia. Después de más de dos siglos sin dar señales de vida, el tinamú del Magdalena (crypturellus erythropus saltuarius) ha vuelto a ser observado. En este caso aún hay dudas sobre si se trata de la misma especie y se desconoce si se tomarán medidas para su recuperación.

Pero sin duda la palma de los pájaros duros de matar se la lleva el rascón de Cuvier (Dryolimnas cuvieri), ave pereneciente al mismo género que el takahe. Esta especie no fue recuperada después de darse por extinguida: se extinguió tras una erupción volcánica, evento tras el cual reevolucionó a partir de los ejemplares de otra especie cercana residente en otra isla. Esta ave es uno de los principales ejemplos de evolución iterativa documentados. Los biólogos cuentan con una lista de más de 2.000 especies desaparecidas, especies con poblaciones reducidas que no han sido avistadas en décadas, a pesar de lo cual no se las considera extintas, a menudo porque no tenemos datos suficientes para confirmar la extinción. A todas estas podemos incluso sumar las diversas especies que queremos resucitar por medio de la bioingeniería.

Nota de prensa Diciembre 2023:

El pinzón azul señala el camino para la conservación de aves amenazadas por la crisis climática.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

NUBE DE

ETIQUETAS

NOVEDADES EDITORIALES