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18 - Julio - 2020
>>>> Planeta Tierra > Marie Tharp

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Marie Tharp (30 de julio de 1920-23 de agosto de 2006) fue una cartógrafa oceanográfica y geóloga estadounidense quien, junto con Bruce Heezen, creó el primer mapa científico de todo el suelo oceánico. La obra de Tharp puso de manifiesto la existencia de la dorsal mesoatlántica y revolucionó la comprensión científica de la deriva continental.

Tharp nació en Ypsilanti, Michigan. Su padre, William, hizo mapas de clasificación de suelos para el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Su madre, Bertha, enseñó alemán y latín. Tharp se graduó en la Universidad de Ohio en 1943 con grados de bachelor en inglés y música y cuatro menores. Más tarde recibidó el grado master en geología por la Universidad de Míchigan antes de obtener un grado en matemáticas por la Universidad de Tulsa mientras trabajaba como geóloga para la compañía Stanolind Oil.

Se trasladó a Nueva York en 1948, donde obtuvo empleo con Maurice Ewing en el Laboratorio geológico Lamont (hoy el Observatorio terrestre Lamont-Doherty) en la Universidad de Columbia, inicialmente como una delineante general. Allí Tharp conoció a Heezen y en una obra temprana juntos usaron datos fotográficos para ubicar aviones militares hundidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Eran tiempos de guerra y como era lógico, el petróleo era un bien muy preciado y necesario para los barcos y los aviones destinados a la gran guerra. Por esa razón, Tharp decidió trabajar en la compañía Stanolind Oil durante un breve periodo de tiempo (fue una de las “Petroleum Geology Girls”). En la Guerra Fría los presupuestos destinados a la investigación de los océanos se dispararon. El conocimiento de Tharp en geología fue útil en ese momento para encontrar barcos hundidos, y también para facilitar el trabajo a los submarinos estadounidenses.

Más tarde, empezaron a trabajar juntos para trazar la topografía del suelo oceánico. Durante los primeros dieciocho años de su colaboración, Heezen recogió datos a bordo del barco del Observatorio, el Vema, y Tharp trazó mapas a partir de esos datos, puesto que las mujeres en aquella época todavía estaban excluidas de trabajo a bordo de barcos. Impedida de llevar la investigación a bordo a principios de su carrera debido a su sexo, más tarde se unió a la expedición que recogió datos en 1965.

Tharp, independientemente, usó datos recogidos del barco de exploración de la Institución Oceanográfica de Woods Hole Atlantis y datos sismográficos de terremotos submarinos. Su obra con Heezen representó el primer intento sistemático de hacer un mapa de todo el suelo oceánico. Tharp y Heezen publicaron su primer mapa fisiográfico del Atlántico Norte en 1957. Colaborando con el pintor paisajista austríaco Heinrich Berann, publicaron su mapa de todo el suelo oceánico en 1977 (que coincidió con el año de muerte de Heezen).

Aunque durante un tiempo Heezen estuvo a favor de la hipótesis de la expansión terrestre, bajo la dirección de Tharp se cambió a las teorías alternativas de la tectónica de placas y la deriva continental. Siguió trabajando en la facultad de la Universidad de Columbia hasta 1983, después de lo cual emprendió un negocio de distribución de mapas en South Nyack, Nueva York durante su retiro.

Murió de cáncer en Nyack (Nueva York) el 23 de agosto de 2006.

La Institución Oceanográfica Woods Hole (en inglés Woods Hole Oceanographic Institution) es un centro de investigación y de educación localizado en el pueblo de Woods Hole, Massachusetts. Se dedica al estudio de todos los aspectos de las ciencias y las ingenierías marinas y a la formación de personal investigador marino. Fundado en 1930, es la mayor institución independiente de investigación oceanográfica en Estados Unidos, con unas 1.000 personas entre personal y estudiantes. La institución se organiza en cinco departamentos, cinco institutos interdisciplinares—vida oceánica, océano costero, océano y cambio climático, exploración de los fondos oceánicos ( el Instituto Cooperativo para la Investigación del Clima y del Océano ), y un centro de política marina.

Sus instalaciones en tierra se encuentran a una milla y media de distancia del Campus de Quissett.

El grueso de los fondos de la Institución provienen de subvenciones y contratos de la Fundación Nacional para las Ciencias estadounidense y de otras agencias gubernamentales, incrementadas por donaciones y contribuciones privadas. En una atmósfera interdisciplinar que educa en el descubrimiento, el personal científico, ingenieril y estudiantil colaboran en explorar las fronteras del conocimiento sobre el planeta Tierra. Desarrollan teorías, ponen ideas a prueba, construyen instrumentación para su uso marino y recolectan datos sobre diversos ambientes marinos. El trabajo se realiza en todos los océanos del mundo y su amplia agenda investigadora incluye: actividad geológica profunda en el seno de la tierra; poblaciones vegetales, animales y microbianas y sus interacciones en el océano; erosión costera; circulación oceánica; y cambio climático global. Los buques que gestiona portan personal científico investigador en los océanos del mundo.

Su flota incluye tres grandes buques oceanográficos (el R/V Atlantis, el R/V Knorr, y el R/V Oceanus), embarcaciones costeras incluido el R/V Tioga, el sumergible tripulado para inmersiones profundas Alvin, el vehículo por control remoto por cable Jason/Medea, y vehículos autónomos submarinos como el Explorador Béntico Autónomo (ABE) y el SeaBED. La Institución oferta estudios de grado y de postgrado en prácticamente todas las áreas de las Ciencias del Mar. Existen varios programas de becas de investigación y de aprendizaje y la titulación es acreditada por un programa conjunto con el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) o la Institución misma. También se ofrecen otros programas de extensión y educación informal al público en general a través de su Centro de Exposiciones y de sus visitas estivales. La Institución tiene un programa de voluntariado y un programa de simpatizantes.

En 1927 una comisión de la Academia Nacional de las Ciencias concluyó que era hora de "considerar la participación de los Estados Unidos de América en un programa mundial de investigación oceanográfica". Las recomendaciones de la comisión estableciendo la creación de un laboratorio de investigación permanente en la Costa Este para "culminar la oceanografía en todas sus ramas" llevaron a la fundación en 1930 de la Institución Oceanográfica Woods Hole. Una ayuda de 3 millones de dólares de la Fundación Rockefeller financió el trabajo estival de una docena de científicos y científicas, la construcción de un edificio para laboratorios y el encargo de un buque oceanográfico, el velero de 142 pies Atlantis, cuya silueta aún permanece en el logo de la Institución. La Institución creció considerablemente para la realización de investigaciones significativas relacionadas con la defensa durante la Segunda Guerra Mundial, y con posterioridad en cuanto a personal, a flota investigadora y a relevancia científica. A lo largo de los años su personal científico ha realizado descubrimientos sobre los océanos que han contribuido a mejorar el comercio, la salud, la seguridad y la calidad de vida.

Cartografía de fondos oceánicos de Marie Tharp.

En febrero de 2008, la Dra. Susan K. Avery se convirtió en la nueva presidenta y directora de la institución. La Dra. Avery, una física atmosférica, es la novena persona que ocupa el cargo en sus 77 años de historia, y la primera mujer. La Institución ha mantenido una larga y controvertida colaboración empresarial con la compañía cazatesoros Odyssey Marine. Asimismo, ha sido polémica su participación en la localización del galeón San José en Colombia para la explotación comercial del yacimiento por el gobierno del presidente Santos y una empresa privada.

Durante dos años y medio, el proyecto del presidente colombiano Juan Manuel Santos para excavar el galeón San José estuvo protegido por el secreto de Estado. Desde que a finales de abril de 2018 se conoció el contrato con la empresa Maritime Archaeology Consultants Switzerland (MACS), muchas han sido las preguntas y pocas las respuestas. Su «staff» estaba formado por conocidos cazatesoros. Su accionariado estaba controlado por una firma -Trans Siberian Ltd- desde el paraíso fiscal de las Islas Caimán, algo incompatible con una gestión transparente de un proyecto de Estado.

Finalmente y por motivos legales se suspendió.

El legendario galeón San José fue hundido por una flota de corsarios ingleses el 8 de junio de 1708 en cercanías de Cartagena de Indias, hacia donde se dirigía cargado, según crónicas de la época, con cerca de 11 millones de monedas de ocho escudos en oro y plata, que había recogido en la feria de Portobelo (Panamá). Desde el anuncio del hallazgo del galeón, en diciembre de 2015, surgieron disputas entre España y Colombia por la titularidad del San José, ya que el país europeo adució que la Unesco le amparaba pues se trataba de un "barco de Estado".

La Institución opera varios buques oceanográficos, propiedad de la Marina de los Estados Unidos, de la Fundación Nacional para las Ciencias, o de la Institución. La Institución comparte además con el MBL una gran biblioteca con trabajos relacionados con temas marinos.

El cráter lunar Tharp lleva este nombre en su memoria.

Tharp es un pequeño cráter de impacto situado en el hemisferio sur de la cara oculta de la Luna. Entre las formaciones más próximas a Tharp se encuentran los cráteres Pavlov al noroeste; Holetschek en el este-noreste; Seidel en el este-sureste y Jules Verne en el sur.

Su contorno es casi circular, con una cornisa en la parte suroeste, posiblemente formada por la confluencia de dos cráteres. Su brocal aparece alisado, con un alto albedo. En el fondo del cuenco aparecen una serie de marcas, aunque sin estructuras notables. Debe su nombre a la geóloga y oceanógrafa Marie Tharp (1920-2006), homenajeada por la Unión Astronómica Internacional según una resolución aprobada el 30 de marzo de 2015.

La tectónica de placas es una teoría que explica la forma en que está estructurada la litosfera (porción externa más fría y rígida de la Tierra). La teoría da una explicación a las placas tectónicas que forman parte de la superficie de la Tierra y a los deslizamientos que se observan entre ellas en su movimiento sobre el manto terrestre fluido, sus direcciones e interacciones. También explica la formación de las cadenas montañosas (orogénesis). Así mismo, da una explicación satisfactoria al hecho de que los terremotos y los volcanes se concentran en regiones concretas del planeta (como el Cinturón de Fuego del Pacífico) o a la ubicación de las grandes fosas submarinas junto a islas y continentes y no en el centro del océano.

Las placas tectónicas se desplazan unas respecto de otras con relativa lentitud, a una velocidad nunca perceptible sin instrumentos, pero con tasas bastante diferentes. La mayor velocidad se da en la dorsal del Pacífico Oriental, cerca de la Isla de Pascua, a unos 3400 km de Chile continental, con una velocidad de separación entre placas de más de 15 cm/año y la más lenta se da en la dorsal ártica, con menos de 2,5 cm/año. Dado que se desplazan sobre la superficie finita de la Tierra, las placas interaccionan unas con otras a lo largo de sus fronteras o límites provocando intensas deformaciones en la corteza y litosfera de la Tierra, lo que ha dado lugar a la formación de grandes cadenas montañosas (por ejemplo las cordilleras de Himalaya, Alpes, Pirineos, Atlas, Urales, Apeninos, Apalaches, Andes, entre muchos otros) y grandes sistemas de fallas asociadas con estas (por ejemplo, el sistema de fallas de San Andrés).

La falla de San Andrés es una falla transformante continental que discurre por unos 1300 km a través del estado de California, en Estados Unidos y Baja California, en México. Forma el límite tectónico entre la placa Norteamericana y la placa del Pacífico y su desplazamiento relativo es horizontal dextral.

La más temida y peligrosa del mundo.

De acuerdo con los estudios realizados sobre esta extensión, es referente de tragedia, de pánico, de terror. Dos factores han contribuido a esto: El devastador terremoto de San Francisco que ocurrió en el año 1906 y a que la falla abarca todo el estado de California, uno de los más poblados del mundo. Y el director del Centro Sísmico del Sur de California, Thomas Jordan, advirtió que está "cargada y lista para temblar". Jordan hizo referencia al gran terremoto en el sur de California en 1857, una sacudida de 7.9 grados en la escala Ritcher, tras 159 años de aparente tranquilidad. Para Thomas, se acerca la hora de un gran terremoto.

De acuerdo con un informe del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) en 2008, se alertó sobre un sismo de magnitud 7.8 grados con origen en la región sur de la falla de San Andrés, que podría causar más de 1,800 muertes, 50,000 heridos y 200,000 millones de dólares en daños. Dos minutos de pánico. Un estudio presentado hace unos años especuló con que el "Big One" o "gran terremoto" que se anuncia para el sur de California podría ser más devastador de lo que se cree.

"La información con la que trabajamos los científicos indica que el extremo sur de la falla de San Andrés es en la que es más probable que se produzca un gran terremoto en los próximo 30 años", señaló en conversación con los medios Jennifer Andrews, sismóloga del Instituto de Tecnología de California (Caltech). "La parte media de la falla se rompió hace unos 160 años y la parte norte en 1906, provocando el terremotos de San Francisco. La parte sur de la falla no se ha quebrado en cerca de tres siglos y sabemos que durante este tiempo la tensión se ha ido acumulando".

El icónico edificio central de CALTECH.

El terremoto de 1989, cuando la falla de San Andrés liberó un poco de su energia, duró unos 15 segundos y fue el primero en los Estados Unidos en ser transmitido en directo por la televisión.

Y desde finales de 2019 Los californianos pueden descargar en sus teléfonos móviles una aplicación de alerta temprana de terremotos, la primera que abarca todo un estado de EE.UU. "Nada puede reemplazar a las familias que tienen un plan para terremotos y otras emergencias", dijo el gobernador de California, Gavin Newsom, en un comunicado. "Sabemos que el Big One (el gran terremoto) puede estar a la vuelta de la esquina. Recomiendo a todos los californianos que descarguen esta aplicación y se aseguren de que su familia esté preparada para el terremoto", añadió. La aplicación "MyShake" fue diseñada por científicos de la Universidad de California Berkeley, los mismos que desarrollaron ShakeAlertLA, un sistema de alerta temprana de terremotos para residentes del condado de Los Ángeles que funciona desde enero del 2019.

El contacto por fricción entre los bordes de las placas es responsable de la mayor parte de los terremotos. Otros fenómenos asociados son la creación de volcanes (especialmente notorios en el cinturón de fuego del océano Pacífico) y las fosas oceánicas. Las placas tectónicas se componen de dos tipos distintos de litosfera: la corteza continental, más gruesa, y la corteza oceánica, la cual es relativamente delgada. A la parte superior de la litosfera se la conoce como Corteza terrestre, nuevamente de dos tipos (continental y oceánica). Esto significa que una placa litosférica puede ser continental, oceánica, o bien de ambos tipos, en cuyo caso se denomina placa mixta. Uno de los principales puntos de la teoría propone que la cantidad de superficie de las placas (tanto continental como oceánica) que desaparecen en el manto a lo largo de los bordes convergentes de subducción está más o menos en equilibrio con la corteza oceánica nueva que se está formando a lo largo de los bordes divergentes (dorsales oceánicas) a través del proceso conocido como expansión del fondo oceánico. También se suele hablar de este proceso como el principio de la "cinta transportadora".

En este sentido, el total de la superficie en el globo se mantiene constante, siguiendo la analogía de la cinta transportadora, siendo la corteza la cinta que se desplaza gracias a las fuertes corrientes convectivas de la astenosfera, que hacen las veces de las ruedas que transportan esta cinta, hundiéndose la corteza en las zonas de convergencia, y generándose nuevo piso oceánico en las dorsales. La teoría también explica de forma bastante satisfactoria la forma como las inmensas masas que componen las placas tectónicas se pueden "desplazar", algo que quedaba sin explicar cuando Alfred Wegener propuso la teoría de la Deriva Continental, aunque existen varios modelos que coexisten: Las placas tectónicas se pueden desplazar porque la litósfera tiene una menor densidad que la astenosfera, que es la capa que se encuentra inmediatamente inferior a la corteza. Esto hace que las placas "floten" en la astenosfera y el magma líquido más caliente va hacia arriba y el más frío hacia abajo, generando una corriente que mueve las placas. Las variaciones de densidad laterales resultan en las corrientes de convección del manto, mencionadas anteriormente. Se cree que las placas son impulsadas por una combinación del movimiento que se genera en el fondo oceánico fuera de la dorsal (debido a variaciones en la topografía y densidad de la corteza, que resultan en diferencias en las fuerzas gravitacionales, arrastre, succión vertical, y zonas de subducción). Una explicación diferente consiste en las diferentes fuerzas que se generan con la rotación del globo terrestre y las fuerzas de marea del Sol y de la Luna. La importancia relativa de cada uno de esos factores queda muy poco clara, y es todavía objeto de debate.

La expansión terrestre o crecimiento de la Tierra es una vieja teoría, obsoleta desde finales de la década de 1960, según la cual los desplazamientos de los continentes y la evolución de la litosfera son la consecuencia, al menos en parte, de un aumento significativo y acelerado de la superficie y, por lo tanto, del volumen de la Tierra. Y a la inversa, el enfriamiento geofísico global fue la hipótesis de que varias características podrían explicarse por la contracción de la Tierra.

La deriva continental es el desplazamiento de las masas continentales unas respecto a otras. Esta teoría fue desarrollada en 1912 por el alemán Alfred Wegener a partir de diversas observaciones empírico-racionales, pero no fue hasta la década de 1960, con el desarrollo de la tectónica de placas, cuando pudo explicarse de manera adecuada el movimiento de los continentes. La teoría de la deriva continental fue propuesta originalmente en 1912 por el meteorólogo y geofísico alemán Alfred Wegener (1880-1930), quien la formuló basándose, entre otras cosas, en la manera en que parecían encajar las formas de los continentes a cada lado del océano Atlántico, como África y Sudamérica, de lo que ya se habían percatado anteriormente Benjamin Franklin y otros. También tuvo en cuenta la distribución de ciertas formaciones geológicas y del registro fósil de los continentes septentrionales, que manifestaba que podían haber compartido floras y faunas en tiempos geológicos anteriores. Con esos datos, Wegener calculó que el conjunto de los continentes actuales estuvieron unidos en un pasado remoto de la Tierra, formando un supercontinente, denominado Pangea, que significa «todo tierra» en griego. Este planteamiento fue inicialmente descartado por la mayoría de sus colegas, ya que su teoría carecía de un mecanismo para explicar la deriva de los continentes. En su tesis original, propuso que los continentes se desplazaban sobre otra capa más densa de la Tierra, que conformaba los fondos oceánicos y que se prolongaba bajo ellos, de la misma forma en que se desplaza una alfombra. Sin embargo, la enorme fuerza de fricción implicada motivó el rechazo de la explicación de Wegener y la puesta en suspenso, como hipótesis interesante pero no probada, de la idea del desplazamiento continental. En síntesis, la deriva continental es el desplazamiento lento y continuo de las masas continentales.

La teoría de la deriva continental, junto con la de la expansión del fondo oceánico, quedaron incluidas en la teoría de la tectónica de placas, nacida en los años 1960 a partir de investigaciones de Robert Dietz, Bruce C. Heezen, Marie Tharp, Harry Hess, Maurice Ewing, Tuzo Wilson y otros. Según esta teoría, el fenómeno del desplazamiento sucede desde hace miles de millones de años gracias a la convección global en el manto (exceptuando la parte superior rígida que forma parte de la litosfera), de la que depende que la litosfera sea reconfigurada y desplazada permanentemente. Se trata en este caso de una explicación consistente, en términos físicos, que aunque difiere radicalmente acerca del mecanismo del desplazamiento continental, es igualmente una teoría movilista, que permitió superar las viejas interpretaciones fijistas de la orogénesis (geosinclinal y contraccionismo) y de la formación de los continentes y océanos. Por esto, Wegener es considerado, con toda justicia, su precursor y por el mismo motivo ambas teorías en ocasiones son erróneamente consideradas una sola.

Jimena Quirós, la primera oceanógrafa española. Con solo 22 años ganó unas oposiciones y se incorporó al laboratorio del Instituto Español de Oceanografía, convirtiéndose en la primera científica de la historia de la institución.

Jimena Quirós Fernández y Tello nació en la ciudad de Almería el 5 de diciembre de 1899. Era la hija pequeña de José María Quirós Martín, un ingeniero que había llegado desde Madrid a Almería como agente de explosivos para la minería, y Carmen Fernández-Tello, una cualificada docente que abrió un colegio privado en la ciudad. Gracias a esta actividad, la profesora mantuvo a toda su prole después de que el padre abandonara a la familia poco tiempo después del nacimiento de Jimena. Jimena se trasladó a Madrid en 1917 para estudiar Ciencias en la entonces Universidad Central. Como para muchas estudiantes de la época, la Residencia de Señoritas fue el lugar en el que vivió y se relacionó con mujeres relevantes de los mundos de la cultura, la ciencia y la política de la primera mitad de siglo XX: Maruja Mallo, María Zambrano, Clara Campoamor, Matilde Huici y Victoria Kent fueron algunas de ellas.

Su interés por la oceanografía fue creciendo y, en abril de 1920 y mientras continuaba con sus estudios, comenzó a trabajar como alumna interna en el Instituto Español de Oceanografía (IEO), centro fundado en 1914 y dedicado a la investigación en ciencias del mar.

Comité de la XII Conferencia Internacional de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias (1928). De izquierda a derecha: Loreto Tapia, Jimena Quirós (sentada), Matilde Huici, Conrada Calvo, María Arapalis, Clara Campoamor y Josefina Soriano.

Se licenció en Ciencias con premio extraordinario en 1921 y, unos meses después, se convirtió en la primera científica española en embarcar en una campaña oceanográfica. La expedición, a cargo del IEO, tuvo lugar a bordo del buque Giralda, duró un mes y recorrió las costas españolas del Mediterráneo. Jimena trabajó como ayudante del oceanógrafo y naturalista francés Julien Thoulet. A su regreso, y con solo 22 años, ganó unas oposiciones y se incorporó al laboratorio del IEO en Baleares. Fue la primera científica de la historia de la institución. En 1922 viajó a los laboratorios situados en Málaga para investigar sobre la biología de los moluscos. De este estudio nació su primer artículo científico, Algunos moluscos comestibles de la provincia de Málaga, publicado en el Boletín de Pescas del IEO en 1923. Fue el primer artículo en el área de ciencias del mar que firmaba una mujer en España. En esta publicación, Jimena detallaba la biología de más de cuarenta especies, y notificaba además el agotamiento de algunas en zonas de pesca de la Bahía de Málaga.

Tras finalizar esta investigación, regresó a la sede del IEO en Madrid y continuó con su formación. En 1925, M. Adrien Robert, profesor de la Sorbona (París), impartió un curso de biología marina en el IEO. Interesada por el tema, Jimena fue a trabajar durante el verano en el Laboratorio de la Universidad de París y en la Estación Biológica de Roscoff en la costa septentrional de Bretaña (Francia).

En 1926 la joven investigadora consiguió una beca de un año para incorporarse al Laboratorio de Fisiografía de la Universidad de Columbia en Nueva York (EE. UU.). Allí, tutorizada por algunos de los mejores científicos de la época, estudió geografía física de la atmósfera y los océanos. En 1930, tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera, Jimena comenzó a militar en el Partido Republicano Radical Socialista. A partir de 1932 presidió el Comité Femenino del partido en su afán por conseguir la igualdad de los derechos de las mujeres. En mayo de 1932 fue destinada al Cantábrico para obtener datos oceanográficos. Durante tres meses y a diario, la científica tomaba medidas de temperatura, transparencia y salinidad del agua en una estación en el interior de la bahía de Santander y otra en el exterior. La investigadora constataba en sus informes los errores metodológicos en las directrices que le habían dado para los muestreos, siendo muy crítica con el trabajo que se había realizado en los últimos años en la bahía. De hecho, cambió por completo el diseño del proyecto. A su regreso, por desavenencias con algunas personas del IEO, le abrieron un expediente disciplinario del que fue exculpada a mediados de 1934 debido a la falta de fundamento de las acusaciones. En junio de 1933, en pleno proceso de discrepancia con el IEO, Jimena obtuvo su título de profesora para institutos de enseñanza secundaria y ejerció durante un curso como profesora de Historia Natural en el Instituto Nacional Nuevo de Bilbao. Solventado este problema, finales de 1934 regresó a Madrid y se reincorporó al IEO, hasta el comienzo de la Guerra Civil, momento en el que el Gobierno de la República le pidió volver a ejercer como profesora de instituto.

Tras finalizar la Guerra, el bando nacional ordenó a Jimena regresar a Madrid y comparecer ante el Ministerio de Marina, que comenzó a investigarla. En octubre de 1940 le comunicaron su cese definitivo al considerarla «de ideas izquierdistas, por haber pertenecido al Partido Radical Socialista desde su fundación, haber tomado parte en las deliberaciones y debates del Congreso del Partido y, al producirse el Alzamiento, continuar haciendo manifestaciones de la misma ideología y, en relación con los dirigentes del Frente Popular, haber recibido diferentes cargos, predominantemente culturales». A partir de ese momento consiguió sobrevivir impartiendo clases particulares en una academia privada y cuidando de su madre. En 1966, Jimena Quirós emprendió otra –la última– batalla legal para exigir su reingreso en el IEO. Obtuvo su rehabilitación tres años más tarde, aunque siguió reclamando todos sus derechos, consiguiendo el reconocimiento de sus trienios incluyendo los años en los que estuvo cesada en la institución. Falleció en Madrid, en 1983.

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