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7 de Octubre de 2019

El mapa y el territorio, es la quinta novela del escritor francés Michel Houellebecq, publicada el 4 de septiembre de 2010 por Ediciones Flammarion. El título de la obra fue inspirado por la frase de Alfred Korzybski, el mapa no es el territorio y su narración gira en torno a un exitoso artista francés. Fue publicada cinco años más tarde que su anterior novela, La posibilidad de una isla. El mapa y el territorio estuvo entre las novelas más esperadas y discutidas del 2010 en Francia. La primera impresión fue de 120 000 copias, según la propia editorial. Una traducción al español por Jaime Zulaika fue publicada en septiembre de 2011 por Editorial Anagrama. La novela recibió el premio Goncourt el 8 de noviembre de 2010 con siete (7) votos contra dos (2) frente a Apocalypse Bébé de Virginie Despentes.

Si Jed Martin, el protagonista de esta novela, tuviera que contarles la historia, quizá comenzase hablándoles de una avería del calentador, un 15 de diciembre. O de su padre, arquitecto conocido y comprometido, con quien pasó a solas muchas noches navideñas. Evocaría, desde luego, a Olga, una rusa muy bonita, a la que conoce al principio de su carrera en la exposición inaugural de su obra fotográfica, consistente en los mapas de carreteras Michelin. Esto sucede antes de que llegue el éxito mundial con la serie de oficios, retratos de personalidades de todos los sectores (entre ellas el escritor Michel Houellebecq), captados en el ejercicio de su profesión. También debería referir cómo ayudó al comisario Jasselin a dilucidar un caso criminal atroz, cuya aterradora puesta en escena dejó una impronta duradera en los equipos de la policía. Al final de su vida, Jed alcanzará cierta serenidad y ya solo emitirá murmullos. El arte, el dinero, el amor, la relación con su padre, la muerte, el trabajo, Francia convertida en un paraíso turístico son algunos de los temas de esta novela decididamente clásica y abiertamente moderna.

«Esta magnífica novela, irreducible a una sola tesis, construida como un laberinto, hormigueante de visiones metafísicas, escrita con una maestría pasmosa, nos concede continuamente la gracia de paliar su desesperación con una ironía irresistible. El Premio Goncourt habría perdido toda credibilidad y se habría deshonrado si hubiese tenido la arrogancia de denigrar la gran novela que es El mapa y el territorio.». Nelly Kaprièlian, Les Inrockuptibles.

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Este es un libro clásico que revolucionó en su día el arte de la entrevista. Su autor lo califica de «experimento de intención mayéutica, mezcla de ensayo, periodismo y théâtre verité». Y añade que se trata de verdaderas conversaciones «que tratan de alumbrar, a través del diálogo, el mensaje central de unas cuantas personas estratégicamente situadas en alguna zona del saber o del hacer humano». Muchas de estas personas son hoy ya personajes históricos, cuyo apasionante testimonio conserva su más genuina actualidad. Cataluña, España, la vida en general, son temas recurrentes en este documento insubstituible que hoy volvemos a ofrecer al lector. Los textos vienen ilustrados por unas también históricas fotografías del ya desaparecido Xavier Miserachs.

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Mucho se ha escrito y dicho sobre Maria Callas, uno de los mitos del siglo xx, pero hasta ahora nadie había tenido acceso a su correspondencia privada para poder ahondar en las dudas y los miedos de una mujer que empezó cantando en los peores bares de Nueva York y que, por amor, estuvo dispuesta a renunciar a su mágica voz. Un retrato único y descarnado de una diva triste que conoció, a la par, la gloria y la soledad.

«Crecí comiendo pan y Callas porque mis abuelos se conocieron escuchando La Traviatta, y toda mi vida he estado acompañado por su voz.». Alfonso Signorini.

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Cuando Crónica sentimental de España apareció en forma de artículos en la revista Triunfo en 1969, supuso una insólita y fresca mirada al pasado inmediato, alejada tanto de la pesadez crítica como de la autocomplacencia. Firmada por Manuel Vázquez Montalbán, por entonces un joven y casi desconocido treintañero que más tarde se convertiría en una de las voces más importantes de la España contemporánea, esta crónica presenta un recuento de los mimbres con los que se forjó la supervivencia espiritual de una generación que perdió la guerra, muchas veces sin llegar a vivirla: la canción y el deporte, la radio y el cine, lo español y lo «americano»... Con todo, lo importante de este libro no se limita a lo que dice, sino a cómo lo dice, en tiempos en los que según qué no podía decirse. Un libro determinante para toda aquella gente que formaba parte de la cofradía de los disidentes y sabía leer entre líneas, y que con la Crónica sentimental de España de Montalbán aprendió a respetar el afán de supervivencia psicológica de las clases populares en el erial de los tiempos de plomo.

Poeta, novelista, ensayista y periodista, Manuel Vázquez Montalbán forma parte del grupo de intelectuales indispensables para entender la segunda mitad del siglo xx. Autor multidisciplinar, fueron las novelas protagonizadas por su detective Pepe Carvalho las que lo convirtieron en un fenómeno narrativo transfronterizo.

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Barcelona, 1968. Rufo Batalla recibe su primer encargo como plumilla en un periódico: cubrir la boda de un príncipe en el exilio con una bella señorita de la alta sociedad. Coincidencias y malentendidos le llevan a trabar amistad con el príncipe, que le encomienda, entre otras cosas, escribir la crónica de su peculiar historia. El opresivo ambiente de la gris España franquista pronto se quedará pequeño para Rufo, que viajará a Nueva York con poco dinero, grandes esperanzas y el difuso objetivo de hacer algo emocionante con su vida. Rufo Batalla será testigo de los fenómenos sociales de los años setenta, como la igualdad racial, el feminismo, el movimiento gay o el desplazamiento de los grandes centros culturales y la deriva de la cultura hacia nuevas formas de expresión, fenómenos que en buena parte hicieron del presente lo que es hoy. Y dejará constancia, no tanto de los hechos como de la forma en que lo vivieron quienes los presenciaron. Con la conocida unión de maestría narrativa y refinamiento estilístico del autor, personajes reales e imaginarios, típicos del universo de Eduardo Mendoza, se dan la mano en esta novela, brillante inicio de la trilogía Las Tres Leyes del Movimiento, que recorrerá los principales acontecimientos de la segunda mitad del siglo XX.

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Pecola es una niña pequeña que vive con sus padres y tiene una prima que se llama Claudia. Le gustan las muñecas y las caléndulas, que no le gustan a nadie excepto a ella. Pecola es negra y cree que es fea porque no se parece a Shirley Temple. Y tiene un truco para desaparecer cuando sus padres se pelean o su padre la molesta por las noches: piensa en que tiene unos preciosos ojos azules y que todo el mundo admira su belleza y que las otras niñas la envidian. Pero ese sueño nunca se convertirá en realidad y Pecola seguirá atrapada en la triste vida que le ha tocado en suerte.

En esta primera novela, Toni Morrison, la ganadora del Premio Nobel de Literatura 1993, parte de la realidad de una chiquilla desgraciada para tratar temas muy diversos, como el concepto de belleza impuesto, la voz femenina o la infancia truncada, y lo consigue con una historia dura y deliciosa al mismo tiempo.

Visita los destacados de Agosto de 2019.

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21 de Octubre de 2019

The Grizzly King: A Romance of the Wild es una novela de 1916 del autor estadounidense James Oliver Curwood. Fue la inspiración para la película de 1988 del director Jean-Jacques Annaud L'Ours, conocida en Norteamérica como The Bear.

Thor, un poderoso oso pardo, y Muskwa, un cachorro de oso sin madre, se convierten en compañeros en el desierto canadiense, en esta emocionante historia.

Escena clave de la película. No me toques los bemoles ...

Curwood era el más pequeño de cuatro hermanos y en su rama materna parece ser que tuvo por abuela a una princesa india mohawk. Su padre era cordonero y James empezó a escribir sus primeras historias a los nueve años; recibió una escolarización irregular por su frecuente absentismo. El 23 de noviembre de 1894 el diario local The Argus le publicó un cuento y el mismo año recorrió el sur de los Estados unidos en bicicleta. Pasó con éxito el examen de entrada a la Universidad de Michigan en 1898 y allí estudió periodismo, pero dejó los estudios a los dos años para ingresar en el Detroit News Tribune; fue despedido a los seis meses. Entonces trabajó para una empresa farmacéutica. Desposó a Cora Leon Johnson y volvió a ser contratado por el Detroit News Tribune en 1902. Allí estuvo cinco años ocupando distintos puestos hasta llegar a ser redactor jefe. Se divorció de su mujer en 1908. En 1906 había decidido consagrarse a la literatura, pero su trabajo periodístico le impedía dedicarse a fondo a esta tarea, por lo que dimitió de su empleo en 1907.

Bobbs-Merrill publicó su primera novela (The Courage of Captain Plum), en 1908, y el mismo año una segunda (The Wolf Hunters) donde narra las aventuras del trapero Roderick y su guía indio Mukoki, aventuras que continuaron con The Gold Hunters, 1909.

Pasaba largas vacaciones en la Bahía de Hudson y comenzó a escribir sobre esta región. Y el gobierno canadiense, notando la popularidad de sus escritos, le encargó explorar las provincias del noroeste de Canadá con la intención de atraer nuevos colonos a esta parte del país. Fue el único estadounidense contratado por el gobierno de Canadá a la vez como explorador y escritor. Se volvió a casar en 1909 con Ethel Greenwood, de la que tuvo un hijo, James Curwood Junior. Durante los dieciocho años siguientes pasó más de seis meses al año en el norte de Canadá en una cabaña nutriéndose de lo que él mismo cazaba y pescaba. Publicó su novela más conocida, Kazan, en 1914, seguida de Bari, perro lobo, en 1917. Tenía por hábito escribir en bosques o cabañas construidas por él mismo en su casa o en su estudio, una réplica de un castillo normando a la que llamó «Curwood Castle», hoy convertido en museo.

En 1927 fue mordido por una araña en Florida y una fuerte reacción alérgica seguida de una septicemia lo mató con apenas 49 años en su casa de Williams Street en Owosso. Su mujer se mudó a California y su autobiografía inacabada se publicó póstuma con el título de El hijo de los bosques. Imbuido de la admiración hacia su compatriota y coetáneo el novelista Jack London y especializado como él en el género de la novela de aventuras, en cierto modo se constituyó en su continuador y discípulo cuando este se suicidó. Sin embargo, al contrario que su maestro, su visión no es pesimista y cuidó más el estilo literario. Por otra parte, habiendo sido un gran cazador en su juventud, evolucionó hacia una postura radicalmente defensora de la conservación de la naturaleza y militó en la protección del entorno y la limitación de la caza, de forma que fue nombrado miembro de la Comisión de conservación de Michigan en 1926. Explicó su cambio de actitud en el prefacio de su novela The Grizzly king, llevada al cine por Jean-Jacques Annaud.

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¿Quién sabe lo que hay en el corazón de un ser humano? Leila Slimani (Rabat, 1981) obtuvo el Premio Goncourt 2016 con una historia aterradora. Canción dulce narra la bajada a los abismos de Louise, una niñera de cuarenta años, de aspecto juvenil y rostro angelical. Myriam, una abogada de origen magrebí y madre de dos niños pequeños, Adam y Mila, se asfixia con su rutina doméstica, mientras su marido, Paul, prospera en su trabajo de agente y productor musical, pasando la mayor parte del tiempo fuera de casa.

Cuando el afecto hacia los niños se convierte en frustración, decide recurrir a una niñera, pero no quiere que una africana o una marroquí se ocupen de sus hijos, pues estima que sólo les interesa el dinero y no el bienestar de las criaturas. Por eso, cuando aparece Louise, con sus modales impecables, su piel blanquísima y su sonrisa franca, experimenta una especie de flechazo. Mila simpatiza con Louise de inmediato y Adam acepta su presencia con regocijo. Louise no se limitará a cuidar de los niños. Limpiará la casa, preparará la comida, arreglará cualquier desperfecto, sin preocuparse por el tiempo o el dinero.

Discreta, eficaz, silenciosa, poco a poco, se hará imprescindible, manejando los hilos de un hogar que se ha rendido a sus encantos. Louise “es Visnú, la divinidad nutricia, celosa y protectora. Es la loba a cuyos pechos ellos acuden a beber, la fuente infalible de la felicidad del hogar”. Nadie sospecha que su dedicación brota de la insatisfacción que le produce su vida. Viuda y con una hija de veinte años a la que no ve desde hace tiempo, su meticulosidad se transforma en negligencia en su apartamento alquilado. El vacío y la desolación de su hogar reflejan el desorden de sus afectos. Cuando viaja a Grecia con la familia de Myriam, reacciona con violencia ante la insistencia de los niños para que se bañe con ellos.

No sabe nadar, pero eso no es tan determinante como sus fragilidades y carencias. Su miedo al agua contrasta con la fascinación que le produce el cuerpo abrasado por el sol de una mujer, chorreante de sudor y con incipientes ampollas. Louise siente que la soledad ha devorado su vida, que su existencia se parece al triste deambular de locos y mendigos por los parques públicos y las periferias, repudiados y malditos.

El asesinato de los niños se produce fuera de cámara, pero los signos que preludian la tragedia son terriblemente inquietantes. Una tarde, Louise maquilla a Mila como si fuera un travesti, convirtiéndola en una muñeca grotesca. Otro día, anota en su libreta con tapas de florecitas el diagnostico de un psiquiatra: “melancolía delirante”. La perspectiva de la vejez le resulta insoportable. De niña comía las sobras. Nunca tuvo un dormitorio propio. Ha vivido con emociones prestadas, inspiradas por la intimidad de las familias a las que ha servido. Si nada cambia, pasará sus últimos años en una residencia de la tercera edad. Un odio feroz se rebela contra sus impulsos serviles y su pueril optimismo. Myriam, la madre, le pide que arroje a la basura un pollo de aspecto ajado, pero ella lo sirve a los niños y exhibe su esqueleto como un “tótem maléfico”, feliz de desafiar a la joven madre. El asesinato de los niños será el tributo que pagarán las familias satisfechas, ajenas a su infelicidad. “Se me castigará por no saber amar”, anticipa.

Canción dulce es una excelente novela, que aborda sin miedo la frustración, la soledad, el resentimiento y la locura. Aunque el estilo es fluido y elegante, leerla produce angustia y de-saliento. Es verdadera literatura, porque duele y perdura en la memoria como un eco helado y persistente, clamando que el odio sólo necesita grandes dosis de desamor para florecer y propagarse.

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«¿Quieres cortarle el pelo a mi novio?». Las tijeras se quedaron temblando en sus manos. Leslie Cavendish llevaba sólo unos meses trabajando en la peluquería de Vidal Sassoon y lo último que esperaba era una oferta similar, en boca de la actriz Jane Asher, la novia del mismísimo Paul McCartney. «¿Puedes venir esta tarde? Aquí tienes la dirección, en Cavendish Avenue», le dijo ella, extendiéndole un papel. «¡No me lo puedo creer!», recalcó él. «Cavendish es también mi apellido».

Así arranca la leyenda del peluquero de los Beatles, que cree por supuesto en la fuerza del destino. O más bien en el arte de estar «en el sitio adecuado y el momento propicio». Al fin y al cabo, ya fue una carambola eso de encontrar trabajo con Vidal Sassoon, el famoso estilista de los cortes geométricos. A sus 19 años, el chaval judío de la periferia norte de Londres había culminado de algún modo su sueño, codeándose con clientes famosos.

A Sassoon le estuvo siempre agradecido por algunas lecciones impagables. Como la de estar callado y saber escuchar. Con los 70 ya cumplidos, Leslie Cavendish mira atrás y reconoce que gran parte de su secreto consistió en ser «receptivo». Aquel corte de pelo en casa de Paul le abrió de par en par las puertas de los Beatles en su mejor época: la gestación del Sgt. Pepper's y todo lo que vino después.

De la noche a la mañana, Leslie ganó en 1966 acceso directo a los estudios de Abbey Road, se embarcó en el alucinógeno Magical Mistery Tour en el 67 y fue de los pocos privilegiados en escuchar el legendario último concierto del 30 de enero 1969 en el tejado de Savile Row... Y en presenciar la llegada de los dos bobbies con la misión de interrumpir la fiesta para evitar altercados. Todo esto lo cuenta el propio Cavendish en un libro, The Cutting Edge (algo así como El corte a la última). «Dice el famoso dicho que si recuerdas lo que pasó en los 60 es porque no estuviste allí», recalca él. «Yo sí lo recuerdo y puedo certificar que fueron como un sueño que concluyó abruptamente con la ruptura de los Beatles».

«Al llegar la primera vez a la casa de Paul vi su Aston Martin aparcado: fue como entrar en una película de James Bond. No acababa de creérmelo y estaba atenazado por los nervios. Al fin y al cabo, yo era ante todo un fan de los Beatles, y allí estaba, a punto de encontrarme con mi gran héroe, que encima me abrió la puerta directamente y me invitó a tomar té».«No me dio apenas instrucciones. Charlamos como si tal cosa, me dejé guiar por mi instinto y al final me dijo: "No se nota que me han hecho un corte de pelo". Ese es el mejor cumplido que le pueden hacer a un peluquero. Pero yo me marché de allí con la sensación de que iba a ser una vez y no más. Fui el primer sorprendido cuando me volvieron a llamar, y acabé siendo un asiduo en la mansión de Cavendish Avenue».«La tercera vez me contó que estaba harto de no poder salir a la calle sin que le persiguieran. Me pidió un corte radical que le dejara irreconocible para viajar a África y hacer un safari. Se lo dejé muy corto, con la frente despejada, y pasó desapercibido. Con el tiempo sacaron fotos de Paul a lo skinhead...».«El look de los Beatles era hasta cierto punto muy improvisado. Uno se dejaba el pelo más largo y los otros le imitaban. Uno se dejaba bigote y lo mismo los otros... Cuando veo una foto, por el corte de pelo, soy perfectamente capaz de decir en qué etapa estaban y qué álbum tenían entre manos. Yo llegué a tiempo para los mostachos y las patillas del Sgt. Pepper's».

«"Tenemos una sesión interesante esta noche", me dijo un día Paul. "Les diré que te dejen entrar". Fue mi primera visita a Abbey Road. Lo último que imaginaba es que estaba asistiendo a la gestación del álbum más emblemático de la historia del rock... Nunca me sentí como un intruso, Paul tenía la virtud de hacerme sentir parte de la "familia extendida" de los Beatles. Aún recuerdo un día a la una de la madrugada: John y Yoko estaban a lo suyo, George tomaba un té y Paul nos invitó a escuchar una canción que se le acababa de ocurrir: Ob-La-Di, Ob-La-Da. Nos preguntó qué nos parecía... No es su mejor canción, pero desde aquella noche se me clavó en la cabeza». «Me llamaron un día de EEUU con la cantinela de que Paul había muerto. Llamaron también a su dentista y a todas las personas cercanas para confirmar el rumor. Cuando volví a ver a Paul, le tiré del pelo para comprobar si eran sus entradas. "Me han dicho que me asegure de que no eres un impostor y que compruebe si realmente eres tú", le dije. "Soy yo", me dijo entre risas, y no tuve ninguna duda».«Yo siempre vi a Paul como el director de orquesta de los Beatles, sobre todo tras la muerte de Brian Epstein. Se habla mucho del mano a mano entre John y él, pero quien tiraba del carro era siempre Paul. Eso sí, Paul mandaba sobre los Beatles, pero no sobre John, George o Ringo. Las individualidades eran demasiado fuertes».

«Un día, al poco de acabar las grabaciones del Sgt. Pepper's, John se fijó en el pelo de Mal Evans, el mánager de los Beatles. Apreció mucho el corte por capas y las patillas bien recortadas. "Me gusta, Leslie, me gusta, ¿puedes venir a mi oficina y hacerme el pelo?". Como puedes imaginar, renuncié a todo lo demás en mi agenda. Llevaba tiempo esperando esa oportunidad"».«John era lo que yo llamo "la pesadilla de todo peluquero". No dejaba de mover la cabeza. Tenía miedo a cortarle de verdad con las tijeras, e incluso llegué a visualizar los titulares de los tabloides: "El peluquero de los Beatles decapita a Lennon". Siempre fue un poco así con John, pendiente de mil cosas aún cuando le cortabas el pelo. Aquel primer corte fue de los peores en mi vida, pero los dos sobrevivimos».«Otro día, cuando fui a cortarle el pelo a la oficina, había allí una chica oriental vestida de negro. No era especialmente atractiva pero tenía algo especial. Al principio creí que se trataba de una periodista porque no dejaban de hablar y hablar. La conversación acabó en algo parecido a una performance. Se le veía totalmente inmerso en ella. Creo que fui testigo de los primeros escarceos de John y Yoko. Un año después, Lennon se separó de su esposa Cynthia. Al poco tiempo, Yoko empezó a ser una presencia habitual en las grabaciones y a ser una relativa distracción para el resto de la banda, aunque no puedo decir hasta qué punto contribuyó a la ruptura. El caso es que John empezó a dejarse el pelo cada vez más largo, y pareciéndose más a ella. «Al final, cada uno llevaba el pelo a su manera, y ahí podías ver que sus caminos se estaban separando». «Prácticamente sólo se cortaba [Lennon] las puntas».«Me entrevistaron para la revista Disc, y me preguntaron por la textura del cabello de cada uno de los Beatles. Dije que Paul, George y Ringo tenían un buen cuero cabelludo, pero al llegar a John me lo pensé. La entrevistadora insistió: "¿Significa eso que John puede ser el primero en quedarse calvo?". La futura calvicie de John saltó a los titulares y se montó un gran revuelo. Me acabó llamando el propio John: "Leslie, ¿es verdad que me estoy quedando calvo?". Le dije que no: "Si es así, ven a cortármelo antes de que empiece a caerse"».

«George fue el segundo beatle en mi lista: tenía el pelo más abundante y grueso que Paul. Y a diferencia de McCartney, que te hacía pasar un buen rato, se quedaba callado y como en trance. ¿Qué diablos pasaba por la cabeza de George? Nunca lo supe. Yo creo que entraba en estados más altos de conciencia. Al fin y al cabo, en aquella época compuso Within You Wihout You, el himno del Verano del Amor».«Con el tiempo fuimos cogiendo más confianza, y muchas veces se dejaba caer por el salón del Apple Tailoring en Chelsea para que le lavara el pelo. Una vez vino con Brian Jones y Jimi Hendrix, que se compraron 40 o 50 chaquetas de todos los colores y se dejaron caer por la peluquería».

«George era un caso único. Compuso un puñado de grandes canciones para los Beatles, pero descorchó como compositor después de la ruptura. Eso confirma mi tesis: las individualidades en los Beatles eran tan fuertes que el submarino amarillo se les quedó pequeño. Dime tú en qué otra banda sus componentes iniciaron su carrera en solitario con éxito... Lo que nunca llegué a entender en George es la facilidad con la que se dejó arrebatar a su mujer, Pattie Boyd, a manos de su amigo Eric Clapton. Aunque en el fondo así era su carácter: "Aquí la tienes, Eric, paz y amor"».

Cavendish cortándole el pelo a George Harrison.

«Ringo presumía de algo que no podían hacer los otros: su mujer era peluquera. De hecho, tenía todos los boletos para haber sido la estilista de los Beatles. Ringo pasó alguna vez por mis manos, pero mantuve una relación más distante con él. La distancia que él mismo mantenía con la banda se fue acrecentando durante el Sgt. Pepper's. Aún recuerdo cómo después, Paul McCartney le echó una reprimenda y se sentó a la batería para indicarle cómo quería que tocara. Ringo nos gritó a todos: "¡Fuera de aquí!". No quería que fuéramos testigos de esa humillación».«Pero no podemos olvidar que Ringo marcó el beat de los Beatles. Cierto: en ningún tema de la banda hay un solo de percusión, pero Ringo está siempre ahí. Como me dijo un tío mío, batería de jazz: "Ringo es básico, pero fue tal vez el primero en hacer bueno lo básico"».

«La ruptura de los Beatles fue mi propia ruptura», dice Leslie Cavendish mientras prepara sus raquetas para jugar al tenis, su elixir vital junto a los tours que organiza para recorrer el Londres de los Beatles. «Los 70 fueron una cura de realidad. Fue difícil seguir adelante. Cortarles el pelo a los músicos por excelencia del siglo XX fue como llegar a la cima del Everest. ¿Y ahora qué?».En 2012 el peluquero coincidió con McCartney en la presentación de un documental. «¿Leslie?», le reconoció. Y se fundieron en un abrazo. «¿Ves como yo tenía razón, Paul?», le dijo. «Te advertí que los dos íbamos a llegar con pelo abundante hasta más allá de los 64». «Aunque la melena que lleva ahora Paul no me gusta», apunta él. «No es su color natural, parece que se ha hecho la permanente. Con los Beatles yo me limité a lavar y cortar. Todo lo más, un acondicionador».

En Alhaurín el Grande, a tiro de piedra de Marbella, tuvo Leslie Cavendish la idea de escribir su peculiar libro de memorias sobre los Beatles.

Allí vivió más de 10 años, tostándose al sol y jugando al tenis: «Estaba medio jubilado, ejercía de padre en casa y tenía mucho tiempo para pensar». De vuelta a su país, ejercitando su 'drive' en un club de Londres, conoció a Lorenzo Rulfo, de la agencia Book on a Tree. Le contó su historia y le entregó el primer manuscrito, que acabó en manos del escritor y psicólogo Eduardo Jáuregui (autor de 'Juicio a los humanos', 'Amor y humor' y 'Yoga a la siciliana'). «A Eduardo le bauticé como 'The Pump' por su capacidad para 'bombear' y sacarme historias», reconoce Leslie Cavendish. «A lo largo del proceso decubrí cosas que ni siquiera el propio Leslie había imaginado», reconoce el propio Jáuregui. «El corte de pelo a lo 'skinhead' que le hizo a Paul McCartney para que pudiera irse de safari a Kenia en 1966 fue vital para la idea de 'Sgt. Pepper's'. En el avión de vuelta, McCartney jugó con su 'mánager' Mal Evans a buscar nombres para una banda de 'alter egos', y el nombre se le ocurrió al pedirle que le pasara el 'salt and pepper'. Aquel corte de pelo tuvo un impacto directo, inespetado y trascendental sobre la historia del 'rock and roll'». Jáuregui ayudó pues a Cavendish a aderezar sus mil anécdotas con sal y pimienta. Al aliño contribuyó también lo suyo el profesor e historiador Neil McNaughton, que estudió en el mismo colegio que John Lennon y le puso el contrapunto 'made in' Liverpool.

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De forma autobiográfica el presentador habla de su niñez con un crudo calificativo. En el libro Sardà cuenta, entre otras cosas, la separación obligada de su hermana Rosa María Sardá, la muerte de su madre cuando era niño, la pérdida de su hermano pequeño por drogas y SIDA, el asesinato de su abuelo por posibles motivos políticos, la paliza que recibió de los 'grises' cuando era adolescente, lo mal que le sentó su primer porro, etc.

Xavier Sardá titula sus memorias ‘Mierda de infancia’ y cuenta que su infancia no fue una ‘infancia de mierda’, sino que hubo mierda en ella como el franquismo, la muerte de seres queridos, la mili o su paso por el colegio. A los once años descubrió cuál era el día de su cumpleaños, ya que hasta entonces sólo sabía que era en abril; lo descubrió cuando murió su madre al coger el libro de familia.

Cuenta que tenía unos abuelos ‘falsos’, es decir, que nunca conoció a sus abuelos: murió su abuelo y su abuela se casó con un hombre, murió su abuela y éste hombre se casó con otra mujer. De su familia también habla de su hermana mayor, Rosa María, que ha jugado un papel importantísimo en su vida; recuerda algunas de las anécdotas que ha vivido junto a ella y concluye sobre hermana que ‘era una hermana-madre sufridora’. Ha tenido tres muertes muy cercanas en su vida: sus padres y su hermano mayor; afirma que con el paso del tiempo esos golpes se terminan superando, pero que duelen.

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Tras décadas de omnipotencia acaudillada por “el general victorioso de la Guerra Civil”, la familia Franco ha vivido su particular hundimiento de la casa Usher. La instauración de la democracia en España ha transformado a los descendientes del Generalísimo en una familia desintegrada, arrinconada por quienes amasaron fortunas a su costa, relegada a una existencia crepuscular en las revistas del corazón. Una dinastía que conoció su ocaso con la muerte de Carmen Polo, Señora de Meirás, llamada por muchos “La Dictadora del Dictador”. Por su temática, LOS FRANCO S.A. puede ser considerado, de alguna manera, el último libro del franquismo, al abarcar desde su ascensión palaciega hasta la degradación protagonizada por los depositarios de su presunta grandeza.

En sus páginas se relata toda la vida de la familia Franco; desde que vivieron como monarcas sin corona, hasta su descenso a una mediocridad de clase media en plena democracia. Mientras el general vivió, a su sombra marcaron casi medio siglo de la historia de España. Lo tuvieron todo: fortuna incontrolable, poder ilimitado, brillo social... y fueron a nuestros ojos obligatoriamente felices. Elaborado con técnicas de investigación periodística, pero escrito con el pulso narrativo de una novela-crónica, LOS FRANCO S.A. desvela los negocios secretos; la manera insólita con que, partiendo del simple sueldo del general Franco, amasaron una inmensa y desconocida fortuna; el holding empresarial forjado alrededor de “la corte de El Pardo”, los oscuros manejos de los secretarios y testaferros familiares, los manejos profesionales del doctor Martínez-Bordiú, los increíbles pluriempleos; la caza furtiva de Francis, los divorcios de las nietas, los escándalos monetarios, la venta de los santuarios y los recuerdos de Francisco Franco...

En suma, la dilapidación del patrimonio y la memoria de quien se proclamó “Caudillo de España por la gracia de Dios”.

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Laura y Juan llevan viviendo juntos dos décadas. A día de hoy, Juan es un político instalado en el poder, un político corrupto que, finalmente, se ha adaptado a sortear el peligro. Laura fue una prestigiosa abogada matrimonialista, aunque hace años tuvo que dejar el mundo de la judicatura. Cuando sale a la luz la noticia de que Juan oculta una cantidad exorbitante de dinero en Suiza, la vida de ambos se tambalea. Esto desencadenará un thriller en el que se verán implicados ambos, su hija, la amante de Juan y el partido político en el que militan.

Eduardo Ladrón de Guevara (Madrid, 1943) empezó su vida profesional como periodista, trabajando para los diarios Informaciones y Pueblo, entre otros, además de colaborar con Fax-Press y Colpisa, que distribuían sus artículos de opinión a más de cincuenta periódicos diariamente. Ha escrito más de una veintena de obras de teatro y obtenido los siguientes premios teatrales: Constitución, Calderón de la Barca, Borne, Rojas Zorrilla y Ciudad de San Sebastián. Para televisión ha escrito títulos de gran éxito, entre los que figuran Farmacia de guardia, Los ladrones van a la oficina, Tío Willy, Eva y Adán Agencia Matrimonial, Querido maestro, Siete días de amor, Manolito Gafotas y Gente encantadora. Como guionista, ha sido galardonado con diversos premios nacionales e internacionales: New York Festival, Ondas, Fotogramas, Academia de las Artes y las Ciencias de Televisión, el Premio Nacional de Televisión en su primera edición y finalista en 2003 de los Emmy. En la actualidad escribe la serie Cuéntame (la más exitosa de la televisión), que puso en marcha y de la que, además de guionista, es coordinador y editor.

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22 de Octubre de 2019

El extranjero (en francés, L'Étranger) es la primera novela del escritor francés Albert Camus, publicada en 1942. El extranjero suele asociarse a la filosofía del absurdo y al existencialismo, aunque Camus siempre se distanció de esta última etiqueta. El protagonista, Meursault, es un francés argelino indiferente a la realidad por resultarle absurda e inabordable. El progreso tecnológico le ha privado de la participación en las decisiones colectivas y le ha convertido en "extranjero" dentro de lo que debería ser su propio entorno.

El protagonista, el señor Meursault, jamás se manifestará contra su ajusticiamiento ni mostrará sentimiento alguno de injusticia, arrepentimiento o lástima. La pasividad y el escepticismo frente a todo y todos recorre el comportamiento del protagonista: un sentido apático de la existencia y aun de la propia muerte.

La obra de Camus advierte sobre el hombre que está siendo creado. Es una denuncia frente a una sociedad que olvida al individuo. Fue premonitorio respecto al ciudadano occidental que se encontrará la sociedad tras la II Guerra Mundial. Camus escribió una obra provocadora en cuyo trasfondo aparece el rostro desgarrado de una Europa herida y violentada por dos guerras mundiales. Pintó una historia gris donde el paisaje está oscurecido por la extirpación de cualquier pasión o voluntad del hombre. Meursault es el personaje que encarna ese sentimiento de profunda apatía por todo lo que le rodea haciéndose de manera más ostensible en la actitud ante la muerte de su madre. Meursault personifica la carencia de valores del hombre, degradado por el absurdo de su propio destino, ni el matrimonio, ni la amistad, ni la superación personal, ni la muerte de una madre... nada tenía la suficiente importancia ya que la angustia existencial de este antihéroe inundaba todo su ser. Así su ateísmo estaba justificado, la vida no tenía ningún sentido fuera de uno mismo, la confianza en fuerzas externas a él mismo le producía una sensación de caída hacia el abismo de lo incierto. La búsqueda de la felicidad no se hallaba en esa religión, ni en la confianza en una sociedad cuyos mecanismos y leyes son desconocidos al individuo, la felicidad se encontraba en uno mismo, en la seguridad de la propia existencia, en la conciencia de ser y cuyo fin es el mismo conocimiento del ser.

Meursault se transforma así en un extranjero que juzga y remueve los fantasmas de una sociedad angustiada, cuya moral, carente de sentido, regula la vida de un todo social. Esa moral que condena a muerte de igual manera a un hombre que no llora la muerte de una madre que a un asesino, esa muerte que resulta ser la única opción posible para consumar la búsqueda de la propia existencia.

En 1967, fue adaptada al cine por Luchino Visconti y protagonizada por Marcello Mastroianni. El grupo inglés The Cure se inspiró en el libro para componer la canción «Killing an Arab».

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Jerry of the Islands: A True Dog Story es una novela del escritor estadounidense Jack London . Jerry of the Islands se publicó inicialmente en 1917 y es uno de los últimos trabajos de Jack London. La novela se desarrolla en la isla de Malaita, una parte delarchipiélago de las Islas Salomón, que en 1893 se convirtió en un protectorado británico. El héroe de la novela es el terrier irlandés Jerry, que era un hermano de perro llamado Michael, sobre quien London escribió otra novela: Michael, hermano de Jerry.

En el prefacio, Jack London cuenta sobre el barco Minota en el que viajó y que naufragó en las Islas Salomón. El capitán Kellar del barco Eugenie rescató a Jack London después del naufragio, pero luego murió a manos de los caníbales. London menciona una carta que recibió de CM Woodford, el Comisionado Residente de las Islas Salomón británicas. En esta carta, Woodford escribió sobre una expedición punitiva en la isla vecina. El segundo objetivo de la operación fue buscar los restos de los amigos de Jack London. Durante el viaje en Minota, Jack London y su esposa encontraron un perro a bordo del barco, un terrier irlandés llamado Peggy. La pareja se unió tanto a Peggy que la esposa de Londres robó el perro después del naufragio del barco.

Jerry nació en la isla de Santa Isabel , una parte del archipiélago de las Islas Salomón. El dueño de Jerry era el Sr. Haggin, quien trabajaba como guardia de plantación y usó a Jerry para perseguir esclavos negros. Higgin le dio a Jerry al Sr. Van Horn, Capitán del barco Arangi, bajo condición de devolver al perro si algo malo sucediera. El barco se dedicaba a entregar los llamados esclavos "inversos" que trabajaron durante tres años en una plantación.

Durante una parada en la isla de Malaita, Arangifue es atacado por los nativos, quienes mataron al capitán y al capitán. Jerry es expulsado del barco, que fue saqueado y quemado. Un niño nativo encontró a Jerry en el mar y entregó al perro en la orilla. Más tarde, Jerry fue llevado a una aldea, donde el jefe de la tribu Bashto decidió usar a Jerry para mejorar la raza de perros locales. Jerry recibió un estado tabú y comenzó a vivir entre los miembros de la tribu. Jerry llevó una vida bastante tranquila hasta que el hechicero local Agno decidió usar al perro como sacrificio. Para superar su estado tabú, Agno arregló a Jerry para atacar una megapoda de ave sagrada, que también tenía un estado tabú. Jerry robó los huevos de aves, que se guardaron para el jefe Bashta. Jerry fue visto mientras mataba al cuarto pájaro. El estado tabú del pájaro era más alto que el de Jerry; por lo tanto, el perro podría ser sacrificado.

La isla Malaita es la isla más grande de la provincia de Malaita en las Islas Salomón.

Sin embargo, el viejo ciego Nalasu compró a Jerry por un cerdo para protegerse contra una esperada venganza. Más tarde, el pueblo fue destruido por británicos como parte de una operación punitiva para tomar represalias por la pérdida de Arangi. Jerry escapó y se escondió en la jungla.

Después de haber permanecido allí durante mucho tiempo, Jerry comenzó a buscar personas. En la playa, el perro vio un barco lejano y se lanzó al mar, pensando que era Arangi y esperando ver a su amado Capitán Van Horn. El barco era el yate Ariel que viajaba por todo el mundo. Las personas a bordo notaron al perro y lo salvaron. Uno de los tripulantes reconoce al perro y anuncia que pertenece al Sr. Haggin. Más tarde, el yate llegó al puerto de Tulagi , donde un comisionado que conocía al Sr. Haggin le envió un mensaje. El Sr. Haggin navegó a la isla con el perro Michael, que era el hermano de Jerry. Los hermanos, Jerry y Michael, se conocieron para separarse diez días después. Jerry se quedó en el yate Ariel con su dueño, Villa, mientras que Michael se quedó en la isla. Se encontraron una vez más varios años después en California.

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Después de ser parcialmente censurada por otra editorial, Lectura fácil, quinta obra publicada por Cristina Morales (Granada, 1985) gana el Premio Herralde de Novela de 2018 y se publica en Anagrama, situando en el panorama literario más canónico a esta autora así como ciertos temas polémicos o tabú. Las protagonistas de la obra, Nati, Patri, Marga y Àngels, cuatro mujeres “discapacitadas” -según los criterios del Estado- que conviven en un piso tutelado en la Barceloneta, nos colocan contra las cuerdas de nuestra propia moral y nuestra hipocresía.

¿Quiénes son las personas “discapacitadas”, es decir, en relación con qué parámetros se construye la discapacidad? Los parámetros de discapacidad y productividad están íntimamente ligados al sistema capitalista (y patriarcal y colonial). Las instituciones público-privadas que gestionan la tutela de las personas con “discapacidad”, lejos de empoderar y otorgar autonomía persiguen su “integración”.

Cabe recordar, sin embargo, que la integración tiene como referencia la norma capacitista y a menudo, más que esta autonomía se busca reducir las molestias causadas al sistema. Si bien esta afirmación puede sonar un tanto hiperbólica, la esterilización a la que una de las protagonistas se enfrenta en la novela nos muestra cómo el placer o la sexualidad de estas personas es visto como un obstáculo.

Si realizamos un repaso a nuestra biblioteca tal vez nos demos cuenta de la falta de protagonistas con diversidad funcional (término que algunos activistas prefieren a “discapacidad”). Tal vez corroboremos que los personajes que encontramos no tienen agencia y son o bien humillados o bien infantilizados. ¿Cuánta opresión generamos por nuestro capacitismo normativo, es decir, por el hecho de detentar una “normalidad” psicológica y física? ¿Y qué tiene que decir el feminismo o la izquierda a todo esto?

Visita la sección de entrevistas.

La novela de Cristina Morales proporciona posibles respuestas al realizar una radiografía de la moral del ala “supuestamente” progresista de nuestra sociedad. Una radiografía realizada especialmente por Nati, una de las cuatro protagonistas: ella, con el mayor grado de discapacidad, tiene una condición psicológica que le impide controlar la rabia ante situaciones injustas y convencionalismos sociales ridículos. Este síndrome ficticio, el “síndrome de las Compuertas”, producido por su lucidez política, vertebra el tono y el contenido del libro, puesto que se trata de una crítica corrosiva a la supuesta tolerancia promovida por la democracia representativa. Las páginas de la novela intercalan descripciones de clases de danza, transcripciones de las sesiones judiciales del caso sobre la posible esterilización de Marga, un fanzine (“Yo también quiero ser un macho”) y una metanovela escrita por Àngels empleando la lectura fácil, un método de adaptación de textos literarios y periodísticos para facilitar su comprensión. Dicho método es empleado de tal manera que ilustra la arbitrariedad y la absurdidad de los procesos burocráticos y las instituciones al ser descritas de forma literal: la lectura fácil muestra el carácter obtuso del engranaje que nos gobierna.

Además, los diferentes escenarios urbanos que describen las narradoras dan cuenta de los mecanismos de poder cotidianos que operan a pequeña escala: las campañas de civismo que educan, los cursos que contribuyen a crear un tipo de ciudadanía, lo políticamente correcto que encapsula silenciosamente la violencia del status quo, los incentivos a vivir la sexualidad de una manera concreta -monógama, heteronormativa y vetada a cuerpos “discapacitados”-. Pensar lo político desde un pacto ficcional entre el discurso crítico sobre la discapacidad y el movimiento anarquista pone en diálogo dos “márgenes” del poder: ambos tienen en común la crítica a las retóricas sobre el civismo y el reformismo institucional de la nueva política en el contexto de la Barcelona de Ada Colau. No obstante, la novela es también una crítica arriesgada y satírica a los espacios supuestamente emancipados, a un tipo de feminismo reactivo que olvidaría el goce y a un discurso libertario que roza lo dogmático y se agota a sí mismo en ocasiones.

Lectura fácil es una invitación muy “punki” a reflexionar sobre el significado de la politización en el contexto actual desde un punto de vista irónico, “antirretórico” y con alegría: una alegría hecha de facilidad, de gratuidad, y, en virtud de esos ingredientes, proveedora de una clarividencia repentina, un caérsete la venda de los ojos como cuando una tarde hace cuatro años, sin haberlo planeado, cien anónimos prendieron fuego a la excavadora que acababa de derruir media Can Vies el día que la desalojaron. Que una novela como Lectura fácil haya logrado un premio tan relevante como el Herralde da cuenta de que algo se está moviendo en las estructuras de poder y de legitimación en el campo literario.

En el caso de Cristina Morales, no se trata únicamente de estar inserta en un momento de visibilización de autoras -producto de la irrupción en el feminismo en la esfera pública-, sino también de la aparición de sujetos otros en las tramas narrativas -mujeres “discapacitadas” con sexualidades disidentes-. Ahora bien, la pregunta que sigue en el aire es la siguiente: ¿para cuándo la visibilidad y celebración de autoras que no sean mujeres, blancas o “capacitadas”?

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Alias Grace es una novela de ficción histórica de la escritora canadiense Margaret Atwood, publicada originariamente en 1996, ganadora del Giller Prize en Canadá. El libro narra los famosos asesinatos de 1843 de Thomas Kinnear y de su ama de llaves y amante, Nancy Montgomery, en el oeste de Canadá. Dos sirvientes de la casa, Grace Marks y James McDermott fueron arrestados por el crimen. McDermott fue colgado y Marks, la protagonista de esta historia, fue sentenciada a cadena perpetua. Aunque la novela está basada en estos eventos, Atwood construye una narrativa con un doctor ficticio, Simon Jordan, el cual está investigando el caso. Primeramente este se interesa en el comportamiento criminal, pero poco a poco se ve envuelto en una historia con Grace Marks y así se dictaminará si ella es una femme fatale, convicta por asesinato; o una mujer de buenos modales, víctima de las circunstancias.

Grace Marks, la asesina convicta, ha sido contratada como sirvienta en la casa del Gobernador de la prisión. El comité de caballeros y señoritas de la Iglesia Metodista (Protestante), dirigidos por el ministro, tienen la esperanza de que esta sea perdonada y liberada. Grace no recuerda el día del asesinato, ya que muestra síntomas de histeria, y es por esto que el ministro contrata al psiquiatra Simon Jordan, para entrevistarla y determinar si realmente sufre histeria o sencillamente es una asesina de sangre fría. El Dr. Jordan intenta que Grace hable de sus sueños y recuerdos, y tras una negativa por su parte, esta empieza a contarle su vida. Grace narra sin tapujos detalles sobre su infancia en Irlanda, como por ejemplo, la muerte de su madre o la adicción a la bebida que sufría su padre, y sus continuados abusos, e incluso, un intento de violación por su parte.

El Dr. Jordan escucha a Grace con atención, a pesar de que él sabe que todas esas narraciones le son de poca a ayuda para ayudarla a ser libre. Grace continúa relatando su vida al doctor: cuando empezó a trabajar de sirvienta, junto a Mary Whitney, su compañera de habitación y única amiga, la cual le enseñó todo lo que sabe. Sin embargo, no es hasta que Grace comienza a describir a James McDermott y la aventura que tenían Thomas Kinnear y Nancy Montgomery, cuando el Simon Jordan realmente se interesa por la historia. Pero, tras no llegar a ninguna conclusión relevante, y no pudiendo evitar más al Comité de Espiritualidad, el Dr. Jordan cede el papel al Dr. DuPont, el cual ejerce neuro-hipnosis en la joven, y es en este momento cuando Mary Whitney toma el control del cuerpo de Grace y confiesa que ella poseyó el cuerpo de Grace el día de los asesinatos.

Tras estos extraños eventos ocurridos, el Dr. Jordan finaliza su informe alegando que Grace sufrió un trastorno de doble personalidad, y acto seguido abandona el pueblo canadiense y se une al Ejército de la Unión. Finalmente, Grace Marks consigue ser perdonada y liberada, y tras cambiarse el nombre se muda a Estados Unidos y comienza una nueva vida. Durante la novela, al igual que en la vida real, nunca queda claro si Grace Marks realmente fue cómplice de los asesinatos o no.

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Los jardines del presidente es una novela del escritor iraquí Muhsin Al-Ramli, su primera edición en árabe (Hdaa'k alra'is ) fue en Abu Dabi en 2012 por la editorial Thaqafa y en Beirut por la Editorial Arab Scientific Publishers, (co-edición).

Es una narración intrahistórica llena de acontecimientos, fechas, temas y personajes de los cuales sobresalen Abdullah Kafka, Tarek el asombrado e Ibrahim Suerte. Los tres nacieron en meses consecutivos, y se convirtieron en inseparables amigos desde sus primerísimos pasos. La novela relata sus vidas y, a través de ellas, gran parte de la historia de Irak en el último medio siglo y el impacto de sus peripecias en la vida de la gente sencilla: las batallas, el embargo, la dictadura, las fosas comunes, el caos de una ocupación en la que la culpa de la muerte sangrienta de Ibrahim, símbolo del derrame de la sangre iraquí, se dispersa entre los secuaces del régimen anterior y los seguidores del régimen sucesor. Se trata de una novela que permite al lector la comprensión de la complejidad de la historia iraquí y sus sucesivos dramas a través de una interesante narración dividida en 28 capítulos de cuyos títulos destacamos: ‘Hijos de la grieta de la tierra’, ‘Viaje con un solo pie’, ‘Kafka vuelve de su cautiverio’, ‘La espina del mar’, ‘El secreto de un escándalo no revelado’, ‘Infancia en una caja militar’, ‘El presidente asesina al músico’, ‘Cadáveres y cuadernos’, ‘La boda de Nesma’, ‘Los devoradores de rosas’, ‘Encuentros entre vivos y muertos’ y ‘Un matrimonio repetido’.

Lo terrible es que una novela como Los jardines del presidente esté basada en hechos reales. Una novela donde se lee: “En un país sin platanares, los habitantes del pueblo se despertaron con el hallazgo de nueve cajas para transportar plátanos. En cada una de ellas estaba depositada la cabeza degollada de uno de sus hijos y el documento que lo identificaba, ya que algunos rostros habían quedado totalmente desfigurados por la tortura anterior a su decapitación o por la posterior mutilación, tanto que los rasgos con que habían sido conocidos a lo largo de su truncada vida ya no eran suficientes para identificarlos”. Lo terrible son los recuerdos y las explicaciones de su autor, el iraquí Muhsin Al-Ramli: “Comencé a escribir Los jardines del presidente en 2006 después de recibir la noticia del asesinato de nueve de mis parientes, que estaban ayunando en el tercer día de Ramadán. La gente de la aldea solo encontró sus cabezas en cajas de plátanos, junto con sus documentos de identidad. Dediqué la novela a sus almas”.

Lo increíble y lo hermoso es que de esas mezclas haya surgido un libro valiente, político, poético y onírico como Los jardines del presidente. Una novela que narra la historia –o mejor, las historias– del Irak en tiempos del innombrable dictador (innombrable porque el autor no quiere nombrarlo). Los protagonistas son tres amigos de la infancia, conocidos como “los hijos de la grieta de la tierra”: Ibrahim, Tarek y Abdulá. El primero ocupa el centro de la narración. Recibe el sobrenombre de ‘Quisma’, destino, y eso ya dice bastante de su actitud: “Todo es destino y ley”, es su lema. Apreciado por todos por su bondad y discreción, le caracteriza la sabiduría y elegancia a la hora de afrontar las tragedias.

Había nacido y se había criado en un remoto pueblo del norte de Irak, junto a los mencionados amigos: Tarek, de vida acomodada y al que siempre sonrió la vida; y Abdulá, huérfano y depresivo, a quien llaman ‘Kafka’ por su manera de pensar y por haber devorado las obras del autor checo. Como todos los amigos, los “hijos de la grieta de la tierra”, habían vivido juntos alegrías, esperanzas, amores... Como los amigos en esos tiempos y en ese país también habían padecido guerras, injusticias y las arbitrariedades del poder. Las buenas relaciones de Tarek permiten a Ibrahim lograr un empleo en Bagdad, en los jardines del presidente. ¿Qué provocó su muerte? ¿Qué le llevó a morir de tal manera? Los exóticos jardines del presidente esconden la respuesta tras sus verjas. Por desgracia Los jardines del presidente no es un thriller.

1988-2004.

Los hechos, como el del inicio, tienen su poso de verdad y horror. Muhsin Al-Ramli afirma haber escrito esta novela a trompicones. Dos años después de iniciada su escritura, otra historia, otra noticia, le dio un nuevo empujón a la escritura: la de “alguien cuyo trabajo era enterrar a personas anónimas ejecutadas en Irak y que guardaba de manera secreta algo que les pertenecía, ya fuera una tarjeta, un reloj o un anillo. Él registraba algunas de sus características personales e información sobre dónde fueron enterrados. Después de la caída del régimen, ayudó a muchas familias a encontrar los restos de cadáveres de sus seres perdidos”. La novela fue escrita en Granada, Irak, Asturias… pero después de ese periplo “hice varias revisiones en Madrid, así que la escritura comenzó y terminó allí, donde vivo”. En esta ciudad, a la que llegó en los 90, Muhsin Al-Ramli es profesor en la Universidad de San Luis.

Considerado uno de los más importantes novelistas y dramaturgos iraquíes, además de traductor de varios clásicos españoles al árabe, es fundador y coeditor de la revista cultural Alwah. Por Los jardines del presidente ganó el English Pen Award, pero su premio más importante quizá sea el que ha conocido a través de las reacciones y agradecimientos de los lectores: haber puesto palabras y sentimientos a lo que pasó en Irak y razones a lo que sigue sucediendo.

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Hace cerca de tres mil años, en el norte de la India, floreció una civilización de una extraordinaria riqueza, que sin embargo no dejó reliquias arquitectónicas ni artísticas. Y es que su fortuna no se basó en las conquistas ni en la acumulación de tesoros sino en la insuperada sofisticación de una serie de textos en torno al Veda (el saber). Textos que, en su mayor parte, son minuciosas prescripciones para ejecutar los ritos, desde el más sencillo hasta el más complejo: el sacrificio. Calasso, que ya se dedicó a la religión de la India antigua en un libro memorable, Ka, vuelve ahora sobre ella para centrarse precisamente en la cuestión del sacrificio. ¿Qué es? ¿En qué consistía? ¿Cuál es la diferencia entre la mera violencia ejercida sobre un ser y la esencia del sacrificio? ¿Qué valor le damos hoy a ese concepto?

Con el magnetismo propio de una poderosa novela, el recorrido de Calasso en El ardor habla, también, de nuestra cultura: de lo que significa el progresivo abandono de las formas del rito, de nuestra dificultad ya casi insuperable para establecer un intercambio con lo invisible, y las distorsiones que ello causa en la historia y la sensibilidad presentes; del rito como forma de comunicación entre lo visible y lo invisible y de todo lo que la mentalidad positivista nos ha ocultado, haciendo que confundamos nuestra incapacidad para percibirlo con su inexistencia.

«La actitud sacrificial –escribe Calasso– implica que la naturaleza tenga un sentido, mientras que la actitud científica nos ofrece la pura descripción de la naturaleza, de por sí desprovista de sentido.» Por eso, «el Satapatha Brahmana es un antídoto poderoso para la existencia actual». Calasso es una figura única en el panorama intelectual de hoy: sin arroparse en jergas académicas, y poniendo en relación saberes tan complejos como la historia de las culturas y las religiones, la antropología moderna y los grandes debates del pensamiento de todos los tiempos, es capaz de desplegar ante el lector la esencia de aquellos libros legendarios y mostrar el modo en que aún tienen mucho que decirnos. El ardor que da título a este libro es el que se enciende en la lectura, no sólo como un aprendizaje sino también como una intensa experiencia del espíritu y de la inteligencia.

«El ardor evoca y narra aquel mundo remoto con sugestiva y vertiginosa precisión. Es como si Calasso hubiera advertido la necesidad de un análisis frontal, que nos afecta a todos» (Antonio Gnoli, La Repubblica). «Este libro parece llegar desde muy lejos para formularnos preguntas esenciales con la fuerza de una luz incandescente. El mérito de Calasso (su secreto) consiste en haberlo escrito con ardor» (Giorgio Montefoschi, Corriere della Sera). «Calasso ha aportado una prolífica genealogía de ideas al escepticismo filosófico acerca de la modernidad que trasciende muchos conceptos actuales sobre literatura y filosofía. La variedad de su obra esconde una continuidad de temas y preocupaciones: el poder y la soberanía de la mente y su relación con el mundo, la base de los órdenes políticos y sociales y el ineludible papel de la violencia» (Pankaj Mishra, The New York Times).

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