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En 1939, Gustav Kleinmann, un tapicero judío de Viena, fue
capturado por los nazis. Junto a Fritz, su hijo adolescente,
fueron mandados al campo de Buchenwald, en Alemania. Empieza
así una desgarradora historia en la que sus protagonistas
serán víctimas del hambre y de las palizas, mientras participan
como mano de obra en la construcción del mismo campo de concentración
en el que permanecerán cautivos. Cuando Gustav reciba la noticia
de su traslado a Auschwitz, una segura sentencia de muerte,
su hijo Fritz hará todo lo posible por no separarse de su
padre y seguirlo hasta Polonia. Ante el horror cotidiano del
que serán testigos, solo una fuerza les mantendrá con vida:
el amor entre un padre y su hijo. Basado en el diario secreto
que Gustav escribió durante los seis años de cautiverio, así
como en entrevistas con miembros de la familia y supervivientes,
este libro emerge como un extraordinario relato de coraje,
lealtad y supervivencia.
Entrar en un campo de concentración era generalmente sinónimo
de una muerte anunciada. Pero pasar por cinco de ellos junto
a un familiar y lograr sobrevivir los dos es más bien un milagro.
Pero ocurrió. Sus nombres eran Fritz y Gustav Kleinmann y
ni siquiera el Holocausto logró que se separaran. El escritor
Jeremy Dronfield rescató su historia en 2019, El chico
que siguió a su padre hasta Auschwitz (Planeta, 2019).
“A parte de escribir, trabajo como consultor editorial. Se
me preguntó si podía contribuir a traducir el diario de Fritz.
Es un documento muy valioso pero es difícil de leer y no logramos
encontrar editor. Pese a todo, sentí que era una historia
muy importante y que tenía que contarse, así que decidí hacerlo
yo de forma novelada”.
El libro refleja la cruda realidad por la que tuvieron que
pasar padre e hijo durante la Segunda Guerra Mundial. El futuro
era incierto pero Fritz, un joven austriaco de 18 años, tenía
clara una cosa: “Quiero estar con mi padre pase lo que pase.
No puedo seguir viviendo sin él”. Era el único familiar que
le quedaba después de que deportaran a su madre, Tini, y a
su hermana, Herta, a otro campo en Bielorrusia, donde fueron
asesinadas junto con otros mil judíos. Los otros dos hermanos,
Kurt y Edith, lograron salvar sus vidas huyendo a América
y Reino Unido.
No hubo otro padre e hijo que pasaran por todo el infierno
juntos, de principio a fin: la vida bajo la ocupación nazi,
Buchenwald, Auschwitz, la resistencia de los presos contra
las SS, las marchas de la muerte, Mauthausen, Mittelbau-Dora,
Bergen-Belsen... y volvieran a casa vivos. Su odisea de supervivencia
empezó en septiembre de 1939. Fueron apresados en Viena, donde
residía la familia, y fueron trasladados, con escasos días
de diferencia, a Buchenwald, uno de los mayores centros de
prisioneros de Alemania. Allí Gustav contrajo disentería y
estuvo a punto de morir pero, tal y como escribió en una libreta
secreta, su “pequeño” era el motivo por el que se seguía levantando
cada día. “El chico es mi mayor alegría. Nos damos fuerzas
el uno al otro. Somos uno, inseparables”.
Pero si un lugar fue especialmente oscuro en su periplo fue
su paso por Auschwitz, donde lograron esquivar la muerte gracias
a sus dotes de albañilería, construyendo, junto a otros reclusos,
como Primo Levi, el subcampo de Monowitz. De allí se fueron
a Mauthausen. El traslado de un campo a otro fue el único
momento en que padre e hijo estuvieron separados. El padre
estaba sin fuerzas. El hijo había ingeniado un plan para huir,
pero no era capaz de dejar a su progenitor atrás después de
tanto tiempo y de pasar tantas penurias. Este le dijo que
lo intentase, no podía negarle la oportunidad de vivir.
Gustav Kleinmann sobrevivió a la Primera Guerra Mundial con
honores. Por eso cuando el odio crecía contra los judíos en
la Viena de los años 30, no pensó que pudiera afectar a alguien
tan patriota como él. Menos aún, en la que se consideraba
la ciudad más civilizada de Europa: la vanguardista y ordenada
Viena. Pero la ola del III Reich llegó a su vida y a la de
su familia y arrasó con todo. La humillación, la persecución
y la muerte. No la suya, él pudo sobrevivir a cinco campos
de concentración junto con su hijo y una poderosa arma secreta:
un bloc de notas y un lápiz. En unas pequeñas hojas de papel
Gustav redactó un insólito y único diario con el que pudo
vencer, sobreviviendo, al exterminio organizado de los judíos,
industrializado y ejecutado por los nazis durante la Segunda
Guerra Mundial en Europa.
“Gustav podía esconder el bloc en su ropa y no podía ser
detectado. Las razones que le llevaron a hacer este diario
no están claras. Él no lo explica en ningún momento, no es
un cuaderno que tenga la intención de ser la base para un
trabajo literario, ni tampoco es un registro de sus experiencias.
Creo que este pequeño bloc de notas era para mantener su salud
mental, como un lugar en el que reflejaba su determinación
por sobrevivir, que le llevaba a mantener la esperanza y,
por lo tanto, a la salud mental”, explica el autor.
Dronfield se ha basado en las anotaciones de Gustav Kleinmann
para elaborar una documentada novela sobre la peripecia que
vivió la familia Kleinmann desde la anexión de Austria al
III Reich. Su hijo Fritz y él comparten el horror de pasar
por cinco campos de concentración. Incluso cuando su padre
es separado de él y enviado a una muerte más que probable
en Auschwitz, Fritz hace lo imposible por ser trasladado con
su progenitor. “Quiero estar con mi padre, pase lo que pase.
No puedo seguir viviendo sin él”, dice en la historia novelada.
Pero más allá de la épica de Gustav y su hijo, el libro de
Dronfield está cargado de lecciones para el presente y sirve
para ilustrar cómo funciona el negacionismo. En la escisión
de la familia Kleinmann, Tini, su esposa, y Herta, una de
sus hijas, fueron enviadas al campo de concentración en Minsk,
donde fueron asesinadas. Llegaron al campo bielorruso en un
tren con mil judíos y, entre el día de la llegada y el día
de su asesinato, hay una discrepancia de fechas. “Los negacionistas
toman esta discrepancia como prueba de que lo que ocurrió
allí es falso y de que, realmente, no ocurrió una matanza”.
Oficiales superiores de las SS en Auschwitz,
1944. De izquierda a derecha: Vinzenz Schöttl (director de
Auschwitz-Monowitz, mencionado varias veces en los recuerdos
de Fritz Kleinmann), el Dr. Eduward Wirths (quien supervisó
las selecciones para las cámaras de gas), Rudolf Höss (comandante
de Auschwitz).
Dronfield ha conseguido averiguar que el tren llegó a Minsk
un sábado y en aquellos días “los trabajadores del ferrocarril
alemanes acababan de lograr el derecho a no trabajar durante
los fines de semana, con lo cual el tren llegó con mil judíos
a su destino y se quedó allí inmovilizado sin que salieran
del tren hasta el lunes, por eso hay una discrepancia en las
fechas. Los negacionistas utilizan estas pequeñas anomalías
o discrepancias para negar que aquello ocurriera de verdad”.
Contra esta actitud de los negacionistas “lo único que se
puede hacer es educar, todo lo posible, a las personas racionales
para no dar ninguna oportunidad a los negacionistas, para
que ellos puedan acceder a una población ignorante”.
Jeremy Dronfield, autor de varios libros de historia de la
II Segunda Guerra Mundial, considera que el “conocimiento
y la información sobre el holocausto no es tan detallado ni
tan extendido como debería ser hoy en día. Creo que también
es importante que se sepa cómo llegamos a esta situación,
cómo surgió y creció el fascismo y esto es lo que yo trato
de plasmar en este libro contando la historia de toda la familia
Kleinmann, para que se vea cómo el fascismo creció en Austria
y cuáles fueron las experiencias y las vidas de los demás
miembros de la familia”.
La familia Kleinmann en abril de 1938.
En este sentido la experiencia de otros dos miembros de la
familia, Edith y Kurt, que consiguieron terminar como refugiados
en Estados Unidos e Inglaterra, nos muestran otra cara de
la tragedia de una guerra: el de los refugiados. “Hay muchos
paralelismos, muchas similitudes entre cómo se trató en aquella
época a los refugiados judíos en Estados Unidos y cómo estamos
tratando nosotros a los refugiados en Europa. La hostilidad
es la misma, la sospecha, el odio es algo que me preocupa
mucho y, en este sentido, parece que no hemos aprendido de
lo que ocurrió realmente durante el holocausto y de cómo llegamos
a esa situación”, asegura el autor.
La gran lección que Dronfield extrae de esta historia es
“la importancia del amor y la lealtad tanto de Gustav como
de Fritz. Estuvieron muy cerca de la muerte en incontables
ocasiones, por hambre, abusos, frío, tortura, pero consiguieron
salir adelante”. Una parte de esa supervivencia está relacionada
con la suerte y, otra parte, con la ayuda que recibieron de
la red de resistencia que surgió en los campos. Su victoria
radica en que “los supervivientes de la familia han terminado
formando familias que han crecido. Los Kleinmann son una gran
familia, tanto en Austria como en Estados Unidos y, en ese
sentido, han vencido a todos aquellos que querían acabar con
ellos”, concluye Dronfield.
Nuestra bibliotecaria selecciona diarios, junto a Ana Frank,
otros menos conocidos.
Jeremy Dronfield: «Las atrocidades ocurren cuando la
gente deshumaniza lo que teme».
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En una noche de tormenta nace una niña bastarda a la que,
creyéndola muerta, bautizan con el nombre de Betsabé. Nadie
sabe que en su interior lleva la fuerza de la feminidad, así
como la magia y la rebeldía que la harán superar todos los
obstáculos. Creará un vínculo indisoluble con su hermana de
leche, Capitolina, y ninguno quedará indiferente a su mirada.
Ni siquiera Emmanuel, el revolucionario francés salido del
Montparnasse más artístico que, al conocerla, caerá enfermo
de amor.
Algún día, hoy, basada en un hecho real acaecido en 1920
en Colombia, narra la historia de Betsabé Espinal, que con
solo veintitrés años se convierte en la heroína de una de
las primeras huelgas femeninas de la historia. Ángela Becerra
construye un monumento a la amistad más pura envolviendo a
sus protagonistas en un apasionado círculo de amor que tendrá
un sorprendente final.
Premio de Novela Fernando Lara 2019.
Ángela Becerra Acevedo (Cali, Colombia, 17 de julio de 1957),
escritora colombiana ganadora del XXIV Premio Fernando Lara
de Novela en 2019; del Premio Planeta-Casa de América 2009;
del Premio Azorín 2005 y de cuatro Latin Literary Award de
Chicago. Sus obras han sido traducidas a 23 idiomas y publicadas
en más de 50 países. Considerada como la creadora del Idealismo
Mágico, es una de las autoras más leídas de habla hispana
y la colombiana más leída después de Gabriel García Márquez.
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Preocupado por las consecuencias de la industrialización
sobre el ser humano, el escritor y periodista Sherwood Anderson
visitó a finales de los años 20 numerosas fábricas del sur
de los Estados Unidos, con el fin de observar de primera mano
los profundos cambios que el paso de una vida agrícola a una
mecanizada comportaban para las personas. Temas recurrentes
en su obra como la alienación industrial de los nuevos modos
de vida, la pérdida –trágica– de los valores tradicionales
o la defensa de los oprimidos desde su particular visión de
la desigualdad atraviesan estos ensayos de estilo sencillo
aunque cargados de complejidad.
Movido por el pesimismo y el desconcierto provocado
por un horizonte a su juicio poco alentador, Anderson en ocasiones
esboza teorías que a día de hoy resultarán cuanto menos curiosas
sobre el futuro del mundo del trabajo, las relaciones entre
hombres y mujeres, el compromiso social de los artistas o
la capacidad del ser humano para «salvarse a sí mismo».
A caballo entre la crónica periodística y el
relato, es un compendio de las debilidades humanas ante el
imperio de la técnica, en los que su autor expone los dolores
de una generación desorientada por el advenimiento de un mundo
desconocido. Como él mismo sentencia en la obra: «la industria
moderna es como la guerra. Es la guerra. El individuo carece
de valor».
La canción de las máquinas y otros artículos
recopila doce textos, «un intento de expresar, ya sea en forma
de narración, verso u opinión, mi creciente convicción de
que el hombre moderno está perdiendo poco a poco su masculinidad
ante el imperio de las máquinas y el modo que tenemos hoy
en día de utilizarlas». El propio Anderson reconoce que este
libro no es más que «un esbozo», pero espera que «al menos
genere cierto grado de interés y discusión».
Generó interés y discusión en su momento, sigue haciéndolo
hoy día. Porque, un siglo después de que estos artículos se
publicaran, sus reflexiones todavía animan a debatir. Sus
palabras reflejan perfectamente la época en que fueron concebidas.
El escepticismo por el progreso, la alineación laboral y
la mitificación del trabajo son fenómenos que todavía arrastramos
en el presente. La perspectiva acerca de estas cuestiones
es muy interesante. Adelantado a su tiempo en ocasiones, al
señalar en cierta medida las implicaciones medioambientales
que la producción masiva acarrea, o el mentado papel otorgado
al sexo femenino.
Crítico con el capitalismo y los empresarios, pero sin demonizarlos
gratuitamente, muestra empatía hacia los trabajadores, sin
que ello le arrastre al sentimentalismo estéril. Propone un
arte concienciado con lo social, aunque, por suerte, eludiendo
la superioridad moral y los manifiestos dogmáticos. La prosa,
sencilla y directa, se ve ocasionalmente interrumpida por
ramalazos líricos de una espontaneidad y fuerza increíbles.
No es de extrañar que un titán como William Faulkner le tomara
como maestro y mentor, amén de otros tantos autores norteamericanos
de principios del siglo XX.
Por todo lo dicho, La canción de las máquinas y otros artículos
es una lectura que gustará a aquellas personas a las que interesen
los temas tratados por Anderson. Hay que abordar este volumen
de poco más de cien páginas, eso sí, conociendo sus defectillos.
La mayoría de ellos los admite el propio autor: la falta de
«continuidad» de los textos, lo esquemáticos que son sus argumentos,
la ingenuidad de ciertos postulados, la reiteración de algunas
ideas... Aun así es un libro lleno de fuerza en la
forma y astutas ocurrencias en el fondo. Valía mucho la pena
antes, y sigue haciéndolo en la actualidad.
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La determinación de la fecha de composición de la pieza es
controvertida. Se sabe que debe estar entre 1604, fecha en
que Lope incluye en su obra El peregrino en su patria un listado
de sus obras en que no aparece Peribáñez, y 1614, fecha de
su publicación en la Cuarta Parte de las comedias de Lope
de Vega (Madrid). Algunos críticos, como Juan Eugenio Hartzenbusch
y Menéndez Pelayo en el siglo XIX, se inclinaron por considerarla
compuesta hacia 1614, atendiendo a una supuesta alusión autobiográfica
que haría Lope en la obra por boca de Belardo, el personaje
que solía utilizar como álter ego tanto en teatro como en
poesía lírica. Estos críticos interpretaban el verso 2 344,
«a la iglesia me acogí», como una alusión de Lope a su ordenación
como sacerdote, decidida en 1613 tras la muerte de su esposa
Juana Guarda, y cumplida en 1614. Sin embargo, otros críticos
se han inclinado por fechas más tempranas. El hispanista estadounidense
Otis H. Green defendió la fecha de 1609 al entender que Lope
aludía a su obra La Jerusalén conquistada, de febrero de ese
año, en estos versos de Peribáñez, también en boca de Belardo:
- Inés: Traedme un moro, Belardo.
- Belardo: Días ha que ando tras ellos. Más si no viniere
en prosa,desde aquí le ofrezco en verso.
Casilda se casa con Peribáñez, un humilde villano, y en la
fiesta celebrada en el pueblo el comendador sufre una cogida
por uno de los toros de la fiesta. Casilda se encarga de cuidarlo
siendo así como el Comendador se enamora de Casilda. Peribáñez
advierte lo que está pasando y se arrepiente de haberse casado
con una mujer tan bella. El comendador empieza a visitarla
a su casa en ausencia de Peribáñez, a la par que trata de
ganarse a Peribáñez con regalos mientras halaga a Casilda.
Luego Peribañez, en cuando el Comendador lo invita a participar
en una guerra contra los Moros, (en la cual acepta participar),
le entrega una prenda negra, en vez de una verde, en señal
de desconfianza y marcha a Toledo a cargo de una numerosa
cantidad de soldados españoles. El comendador feliz de su
partida aprovecha la ausencia de Peribáñez e intenta conquistar
a Casilda, ésta se niega, y Peribáñez (quien estaba escondido
en el mismo cuarto donde el Comendador y Casilda peleaban),
sale de su escondite y hiere al comendador. Éste se paraliza
y sale corriendo, además de pedirle a Leonardo que no busque
venganza en el Comendador, luego Peribañez asesina a Lujáne
y a Inés por impía, y se dan a la fuga. Ya en el invierno
se comentan las hazañas y asesinatos de Peribáñez, el Rey
se vuelve loco de rabia y manda a matar a Peribáñez. En ese
momento, Peribañez y Casilda aparecen y el Rey, Enrique III
el Doliente, les da una oportunidad de contar su versión.
Al rey le parece justo lo que hizo Peribáñez y lo deja libre.
Luego de esta escena, la reina le regala a Casilda cuatro
vestidos por su casamiento con Peribáñez.
Por su temática, Peribáñez puede incluirse en el grupo de
lo que se suele llamar dramas de la honra villana. En estas
obras, como Fuenteovejuna, del propio Lope, La dama del olivar
de Tirso de Molina o El alcalde de Zalamea de Calderón de
la Barca, se plantea, por primera vez en la historia de la
literatura española, el conflicto entre un villano y un noble,
en el que el primero reclama para sí el honor y la honra,
considerados generalmente hasta entonces privativos de la
clase aristocrática. Con anterioridad, el villano aparece
en literatura siempre como objeto de burlas, caracterizado
por su rusticidad y pobreza. En el teatro anterior a Lope,
es conocida la presencia recurrente de la figura del pastor
bobo, en las églogas de Juan del Encina o en las piezas de
Diego Sánchez de Badajoz, entre otros. En cambio, en Peribáñez,
como ya antes, en el campo de la narrativa, en el Lazarillo
de Tormes, el villano supera la condición cómica para entrar
en el terreno del drama o la tragedia, reservado a los nobles
en la tradición de la dramaturgia anterior.
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Las afueras narra en siete episodios, relacionados unos con
otros, la historia de personas con el mismo nombre en Barcelona
y un pueblo, que no se nombra pero está fuera de la ciudad,
justamente los "afueras". Al hacerlo, se muestra la mutua
compenetración de los dos espacios contrarios y se pone de
relieve la similitud de estructuras sociales: en ambos lugares
los propietarios oprimen a sus empleados, los pobres caen
en el delito obligados por la necesidad, no hay relación humana
íntegra, las personas deben defenderse solas.
En 1958, mientras estudiaba con desgana la carrera de Derecho
y fantaseaba con seguir los pasos de Conrad y Saint-Exupéry
para encontrar una cobertura laboral a sus pulsiones creativas,
Luis Goytisolo (Barcelona, 1935) empezó a nadar contracorriente
y se acabó coronando con «Las afueras», su estreno literario,
como ganador de la primera edición del premio Biblioteca Breve.
«Seix Barral era entonces la editorial por excelencia, así
que la creación de un premio generó una gran expectativa»,
destaca el editor de Anagrama, Jorge Herralde.
Tanto es así que, seis décadas después, Goytisolo reconoce
que aquel galardónlo cambió todo. «Para mí lo importante era
ser escritor, y aquello me resolvió la vida. Empecé a trabajar
como lector para la editorial y pude dejar Derecho», explica.
Más tarde llegarían «Las mismas palabras», los días en la
cárcel de Carabanchel y, sobre todo, el vuelco narrativo que
supuso la monumental «Antagonía», obra magna en la que invirtió
nada menos que 17 años, pero fue «Las afueras» el libro con
el que el menor de los Goytisolo empezó a amueblar su universo
literario. «Fue un ensayo, un inicio del camino», apuntaba
en 2018, sesenta años después de su publicación, Anagrama
recuperaba el estreno de Goytisolo para subrayar la «osadía»
de una novela que, destacó Herralde, abrió nuevos caminos
para la narrativa española.
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La personalidad de Konrad Lorenz es sobradamente conocida
para intentar ahora presentársela al lector de lengua castellana.
No obstante, siempre es oportuno hacer un resumen sucinto
de su vida y su obra a fin de definir su trayectoria como
investigador y pensador, fijar su posición actual y, en última
instancia, situar su libro Cuando el hombre encontró al perro
en el largo y amplio contexto general de su plural e intensa
actividad.
Konrad Lorenz nació en el año 1903 en Viena, donde, respondiendo
a los deseos de su padre, cursó estudios de Medicina y, posteriormente,
de Filosofía; en 1937 es nombrado catedrático de Anatomía
comparada y Psicología animal por la universidad de su ciudad
natal; ya iniciada la Segunda Guerra mundial pasa a la universidad
de Königsberg, Prusia Oriental, como ordinario de Psicología
general, según parece, gracias a los buenos oficios de Eric
von Holst, amigo suyo. Al producirse el hundimiento del III
Reich, Lorenz es hecho prisionero por los rusos y permanece
en un campo de concentración hasta 1948, año en que es liberado.
Tenía entonces 45 años, y cuentan que se presentó en su antigua
patria con un estornino en una jaula que él mismo había construido
con varas de mimbre. Tras desempeñar diversos cargos docentes,
en 1956 es nombrado director jefe del Instituto "Max Planck",
situado en un paraje idílico conocido con el nombre de Seewiesen,
en la Alta Baviera. Allí Lorenz lleva a cabo sus estudios
en torno a la Psicología del comportamiento. En 1973 le es
concedido el Premio Nobel por su labor como investigador,
pese a las presiones hostiles de ciertos grupos, especialmente
americanos, de inspiración sionista que no están conformes
con algunos escritos y, sobre todo, con la actitud adoptada
por Lorenz bajo el nacionalsocialismo hitleriano (actitud
que el propio Lorenz lamentará, después, profundamente).
Este mismo año tiene que abandonar la dirección del Instituto
"Max Planck", en Seewiesen, al parecer un tanto contra su
voluntad. Desde entonces, Konrad Lorenz vive con su familia
en una espaciosa casa de Altenberg, pequeña aldea situada
a orillas del Danubio, no lejos de Viena, donde continúa sus
trabajos de investigación. Lorenz es autor de una copiosa
bibliografía acerca del comportamiento animal y cuestiones
filosóficas en general, integrada por media docena de obras
de denso contenido y un sinfín de disertaciones, conferencias
y trabajos en formato menor sobre problemas concretos del
conocimiento, el aprendizaje y la agresión, en los que recoge
el fruto de su constante e infatigable actividad como investigador
y pensador.
En sus escritos, lo mismo que en sus declaraciones verbales,
Konrad Lorenz se confiesa darwinista convencido -socialdarwinista,
si se prefiere-, evolucionista serio y honesto. A nuestro
entender, es esta premisa, hija de una actitud que Lorenz
adopta cuando todavía es un joven estudiante, la que, después,
determinará su postura general ante la naturaleza viva y ante
el hombre, entendido como parte integrante, como elemento
de enlace e incluso como proyección última y suprema de aquélla.
Su actividad se desarrolla de manera especial en el campo
de las ciencias empíricas y su herramienta de trabajo fidelísima
es la observación directa de los fenómenos naturales y psicológicos.
Como pionero, y no fundador en sentido estricto, de la Etología,
o ciencia del comportamiento comparado, Lorenz viene realizando
una labor cuya dimensión auténtica sólo futuras generaciones
podrán determinar con precisión. Y, no obstante, sería incorrecto
afirmar que Lorenz ha creado o elaborado un cuerpo doctrinal
orgánico, coherente y bien estructurado.
Lo que en realidad ha hecho no ha sido sino ir exponiendo,
en ocasiones con deliciosa ingenuidad, el resultado de sucesivas
observaciones. Después se ha comprobado que estas observaciones
suyas guardaban entre sí una relación más o menos estrecha
y que algunas de ellas incidían sobre disciplinas esencialmente
especulativas, a la vez que ponían en entredicho más de un
principio tenido por inamovible hasta entonces. En su labor
investigadora, Lorenz arranca de los animales inferiores para
llegar al hombre, al que no tiene el menor reparo en aplicar
deducciones extraídas de su constante observación del reino
animal, de la misma forma que, antes, tampoco mostró reparo
alguno en aplicar al animal todo ese complejo de conceptos
que giran en torno a la psique, considerada convencionalmente
atributo específico y privativo del hombre.
Es por esto que la adopción del término Psicología animal
como sinónimo de Etología, o ciencia del comportamiento comparado,
no deberá entenderse como error grosero por involuntario,
sino más bien, como exponente de una manera particular (no
queremos entrar en si errónea o no) de afrontar el tema de
la psique y su varia fenomenología. Lorenz se dedica a observar
las acciones y reacciones de sus animales -gansos grises,
grajillas, gatos y perros- y, después, nos narra sus visiones
en un lenguaje a primera vista de profano, cuando, en el fondo,
responde al ferviente deseo de sinceridad de un hombre que
ha llegado a identificarse con el tema tratado. Al hablamos
de una psique animal, de los deseos y apetencias, de los miedos
y temores, de las inhibiciones y represiones, de los afectos
y sentimientos de sus perros, Lorenz incurre en ese antropomorfismo
decididamente ingenuo, intencionadamente infantil, que le
reprochan algunos de sus detractores. Pero en ningún caso
puede decirse que se trata de un hijo natural de la ignorancia,
como tampoco de un recurso fácil, sino que estamos ante una
actitud amorosa, consciente, plenamente deseada, para con
toda la naturaleza viva. Al no establecer distingo fundamental
entre el animal y el hombre, Lorenz, moviéndose, al principio,
a lo largo de la línea marcada por Darwin, llega, después,
a conclusiones a menudo revolucionarias o, cuando menos, sorprendentes
respecto al hombre. Con un convencimiento que conmueve y aterra
a un mismo tiempo, nos confiesa que se resiste a ver en el
hombre de hoy -en nosotros- la imagen definitiva de Dios.
El ha descubierto allá, en lontananza, un ser humano, hijo
del hombre, limpio de todos esos impulsos groseros -los instintos-
que mueven a éste y le emparenta de cerca con el animal, y,
de repente, el investigador se convierte en profeta, y el
profeta proclama a los cuatro vientos con voz firme su mensaje
apocalíptico y esperanzador: "Nosotros somos el eslabón perdido
-el missing link-, tanto tiempo buscado, entre el animal y
el hombre auténticamente humano". Esta visión del homo sapiens
linneano como eslabón de esa cadena que va del simio al Hombre
del futuro es la clave para comprender la postura de Konrad
Lorenz ante la vida en su plural fenomenología, su vocabulario
antropomorfista y su constante búsqueda hacia atrás y hacia
adelante o, lo que es igual, su doble dimensión de investigador
y profeta. Alguien ha dicho de él que es uno de esos hombres
que aparecen de tarde en tarde en el mundo para recomendarnos
prudencia y dar respuesta a muchas de las incógnitas que tiene
planteadas esta doliente humanidad nuestra. En la investigación
histórica, el hombre intenta llegar retrospectivamente al
momento, y su situación, en que actuó la causa primigenia
de un acontecer cuyos resultados tiene ahora ante él. Se trata,
pues, de una labor difícil y prolija en la que el método y
la intuición desempeñan papeles decisivos.
Hay que ir acumulando información de toda índole para, después,
ordenarla, y una vez ordenada, tratar de interpretada de forma
que en la trama argumental resultante encajen a la perfección
todos los datos y puntos de referencia de que se dispone.
Pero aun en el caso de que se consiga esto, tampoco se tiene
la seguridad de que, en efecto, el proceso evolutivo siguiera
el camino apuntado por una interpretación concreta, en apariencia
correcta, ya que a una situación dada se puede llegar, al
menos en teoría, por varios caminos distintos. O, dicho en
otras palabras: el hombre no está en condiciones, hoy por
hoy, de copar la totalidad de los componentes que concurrieron
en un proceso evolutivo cualquiera. Lo dicho explica la prudencia,
la ponderación, la modestia incluso de que hace gala Konrad
Lorenz al hablamos del momento histórico y la forma en que
surgió la amistad entre el hombre y el perro. Lejos de pontificar,
nos dice humildemente cómo ocurrió o pudo ocurrir este hecho
singular.
Nos encontramos en el paleolítico; el hombre vive en pequeñas
comunidades trashumantes, escoltadas de día y de noche por
manadas de chacales que se mantienen siempre a prudente distancia.
En un momento dado, el hombre descubre la utilidad del chacal
(canis aureus), padre de nuestro perro doméstico de hoy, y
se gana su compañía, primero, y su amistad, después. A partir
de ahora, el chacal será su guía y compañero inseparable.
El hecho reviste una importancia extraordinaria si tenemos
en cuenta que se trata, a buen seguro, de la primera vez que
un animal -el hombre- pone a su servicio otro -el perro- mediante
un convenio tácito que redunda en beneficio de ambos. El proceso
de domesticación del perro descendiente del chacal, así como
del otro, menos abundante, hijo del lobo nórdico, se consuma
en compañía del hombre, quien fomenta el cruce de razas y
contribuye así a la aparición de ejemplares de gran utilidad
para él en su actividad de cazador.
El hombre educa al perro para obtener de él un beneficio,
y el perro se somete de buen grado a esta educación. De hecho,
en este convenio, el perro también sale ganando, pues obtiene
la protección de un ser superior y, si es cierto que sus instintos
se debilitan, también lo es que aumenta considerablemente
su capacidad intelectiva. (Por otra parte, este mismo proceso,
mutatis mutandis, se inició antes en el hombre). Aunque Lorenz
distingue, por razón de su origen, entre el perro descendiente
del chacal y del lobo nórdico, insiste en que a estas alturas
no cabe hablar de subespecies definidas, sino únicamente de
ejemplares concretos en los que predomina o bien la sangre
de chacal o la de lobo. El chacal se hace sumiso, el lobo
sigue siendo agresivo, pero, al mismo tiempo, posee un sentido
comunitario mucho más acusado, pues sabe muy bien que sin
el concurso de sus compañeros no puede hacer frente a sus
enemigos ni abatir las presas que necesita para subsistir.
Y, en llegando a este punto, Lorenz salta del neolítico a
nuestros tiempos, para referirnos sus experiencias con perros
criados por él mismo en su casa de Altenberg.
El escenario ha cambiado radicalmente, sus actores también,
pero parece como si Lorenz, sin decírnoslo, quisiera que comprendiéramos
que de la misma forma que el perro casero es descendiente
del chacal salvaje, él, el investigador, lo es del hombre
paleolítico. El relato cobra ahora la ingenuidad de quien
ha llegado a sorprender el alma de los animales, a hablar
con ellos, a entender sus reacciones y su comportamiento a
través de la convivencia y la observación, siempre en un clima
de amor hacia todo ser viviente. Pero si el relato tiene el
encanto de lo ingenuo, Lorenz se encarga de recordarnos, en
un momento dado, que no ha renunciado, ni mucho menos, a su
idea directriz de observar y extraer conclusiones científicas.
Por eso, si su actitud está presidida por el amor, su objetivo
es siempre el conocimiento.
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Trampa 22 (título original en inglés Catch-22) es una novela
satírica antibelicista de ficción histórica escrita por Joseph
Heller y publicada en 1961, sin embargo, comenzó a escribirla
desde 1953. Es citada en forma recurrente como una de las
obras literarias más significativas del siglo XX. Está redactada
en una cronología no lineal y narrada de forma omnisciente
en tercera persona, describiendo los sucesos desde la perspectiva
de los diversos personajes. Las historias están fuera de secuencia
por lo que la línea de tiempo se va desarrollando junto con
la trama. La novela se desarrolla durante la Segunda Guerra
Mundial, desde 1942 a 1944, y sigue principalmente la vida
del capitán John Yossarian, un bombardero de un B-25 Mitchell
de las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos.
La mayoría de los eventos del libro ocurren mientras el ficticio
escuadrón 256 se asienta en la isla de Pianosa, en el mar
Mediterráneo, al oeste de Italia. La novela analiza las experiencias
de Yossarian y de otros miembros del ejército, quienes intentan
mantener la cordura mientras cumplen con los siempre cambiantes
requisitos exigidos por sus superiores para que puedan regresar
a casa.
La novela puede dividirse en seis segmentos.
El primero (capítulos del 1 al 11) sigue, en líneas generales,
la historia fragmentada entre personajes, pero exclusivamente
en el periodo de 1944. El segundo (capítulos del 12 al 20)
hace una analepsis para enfocarse primordialmente en el "gran
asedio de Bolonia", para luego volver a saltar al presente
en 1944 en el tercer segmento (capítulos del 21 al 25). El
cuarto (capítulos del 26 al 28) hace otra analepsis a los
orígenes y crecimiento del sindicato de Milo, con el quinto
segmento (capítulos del 28 al 32), regresando al presente,
pero manteniendo el mismo tono del segmento anterior. El último
segmento (del capítulo 32 al final) permanece en el presente,
pero toma un tono mucho más oscuro y se centra en la naturaleza
seria y brutal de la guerra y de la vida en general. En los
capítulos iniciales, el lector es acondicionado para no experimentar
todo el terror de los acontecimientos, pero en la sección
final, los acontecimientos quedan al descubierto. El terror
comienza con el ataque de una villa italiana indefensa, y
los siguientes capítulos abordan temas como la desesperación
(Doc Daneeka y el capellán), desaparición en combate (Orr
y Clevinger), desaparición causada por el propio Ejército
(Dunbar) o la muerte de la mayoría de los amigos de Yossarian
(Nately, McWatt, Mudd, Kid Sampson, Dobbs, jefe White Halfoat
y el hambriento Joe), culminando en los horrores indescriptibles
del capítulo 39, en particular la violación y el asesinato
de Michaela, quien representa la inocencia pura. En el capítulo
41, finalmente se revelan todos los detalles de la espantosa
muerte de Snowden. A pesar de esto, la novela termina de forma
optimista con el aprendizaje de Yossarian de la huida milagrosa
de Orr a Suecia y la promesa de Yossarian de seguirlo allí.
La idea de la novela se basó en la experiencia
personal de Joseph Heller en la Segunda Guerra Mundial. Los
sentimientos que Yossarian y de los otros bombarderos fueron
tomados directamente de los problemas que sufrió mientras
estaba en servicio. Heller realizó sesenta misiones de combate
aéreo entre mayo y octubre de 1944. Heller logró superar la
guerra, pero no fue sino hasta 1953 cuando pudo comenzar a
escribir sobre ello. La experiencia de guerra convirtió a
Heller en un ser humano torturado, gracioso y profundamente
peculiar. Después de la publicación en 1961, Trampa 22 se
hizo muy popular entre los adolescentes de la época. La novela
parecía encarnar los sentimientos que permeaban entre los
jóvenes con respecto a la Guerra de Vietnam. Una broma recurrente
era que cada estudiante que iba a la universidad en ese momento
se llevaba una copia de Trampa 22. La popularidad del libro
creó un seguimiento de culto, lo que repercutió en que se
vendieran más de ocho millones de copias en los Estados Unidos.
El 26 de octubre de 1986, el profesor y escritor John W. Aldridge
escribió un artículo en The New York Times para celebrar el
vigésimo quinto aniversario de la publicación de la novela
y comentó que el libro de Heller presagiaba el caos en el
mundo que estaba por llegar.
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Años de perro es la gran novela que Günter Grass publicó
pasado casi un lustro de silencio tras El tambor de hojalata:
un enorme fresco de la Alemania en que nace, se desarrolla
y desaparece el arrebato imperial del nacionalsocialismo.
Su propia técnica es ya una sátira, un ajuste de cuentas con
la megalomanía cultural e histórica que culmina en el nazismo.
Todo en esta novela es original, porque había que reinventar
el lenguaje y la narrativa para describir los horrores nuevamente
inventados. Hoy, cuando el pensamiento brutal y quirúrgico
de las ideologías fascistas es una amenaza tanto como entonces,
Años de perro recupera el valor de un aviso urgentísimo.
La presente novela, junto a El tambor de hojalata y El gato
y el ratón, conforman la famosa Trilogía de Danzig, de uno
de los escritores alemanes más importantes del siglo XX, renovador
de la literatura germana de la posguerra y que alcanzó el
Premio Nobel de Literatura en 1999. En Años de perro, el autor
desarrolla una historia ambientada en la Alemania de entreguerras,
que observó el crecimiento del nacionalsocialismo, el advenimiento
de Hitler al poder en 1933, el régimen arbitrario en los años
siguientes, acompañados por la guerra y el exterminio. Si
bien los personajes recorren la amplia geografía alemana,
en su origen la obra está situada en la frontera con Polonia,
donde el propio Grass vivió sus primeros años.
La obra -monumental, compleja, a veces difícil- presenta
una escritura original, que en la propuesta de Grass de la
década de 1950 procuraba rebelarse contra el lenguaje tradicional
de la propaganda nazi. Cada uno de los tres capítulos tiene
distintas formas y narradores, que se van entrelazando hasta
ir descubriendo los diferentes retazos de la historia. En
la primera parte es el propietario minero Brauxel el que da
a conocer la incipiente amistad entre Walter Matern y Eduardo
Amsel, ambos nacidos en 1917 (figuras principales, aunque
hay también otros personajes interesantes y bien logrados).
El segundo está presentado en forma de cartas, que Harry Liebeman
escribe a su prima Tula, recreando algunas vivencias del vecindario,
los sucesos que fueron cambiando entre los amigos, en la escuela
y en la ciudad. Finalmente, en el tercer capítulo se narra
el esfuerzo de Matern por vengar -en compañía de su perro
Pluto- las ofensas recibidas en los años previos, así como
el esfuerzo por desarrollar una nueva vida en la RDA.
Todo había comenzado con una gran amistad entre Matern y
Amsel, este ultimo mitad judío, por el lado paterno. Su padre
Alberto era un exitoso comerciante, quien leía el libro Sexo
y carácter, con el que Otto Weininger quería probar que las
mujeres no tenían alma, al igual que los judíos. Por su parte
el pequeño Eddi, golpeado en el colegio, encontró en Walter
Matern a un defensor y a un amigo, y pronto se volvieron inseparables:
Amsel, niño brillante, creativo, gran dibujante y experto
fabricante de espantajos para el campo; Walter, deportista
de excepción, actor, muy exitoso con las mujeres. Con los
años y la nueva situación alemana, Amsel se obsesiono con
los uniformes de las SA hitlerianas, quiso poseerlos (no podía
al no ser ni poder ser miembro de ellas), aunque se limitó
a dibujarlos, comprarlos e incluso a fabricar figuras con
su habitual talento. Walter, por su parte, se postuló a las
SA, para favorecer a su amigo con los uniformes y sin ocultar
en su ficha que había sido comunista.
En el contexto del régimen nazi, que constituye el telón
de fondo de toda la obra, era imposible que esa amistad profunda
y generosa tuviera un final feliz. Así quedó ilustrado cuando
Amsel fue atacado por una tropa de nueve miembros de las SA,
que le volaron sus 32 dientes; mientras Matern fue parte de
los que invadieron Polonia el 1 de septiembre de 1939 (lo
cual no excluye los problemas que él mismo tuvo al ser expulsado
de su grupo en las SA y luego castigado mientras estaba sirviendo
en la guerra).
El libro tiene muestras de genialidad y algunas expresiones
superlativas de talento, para un autor que estaba comenzando
después del exitoso El tambor de hojalata, y que Alfaguara
recuperó en 2014 en el cincuenta aniversario de la
primera edición. Una de esas manifestaciones destacadas se
aprecia en la elaboración de un programa de radio, muchos
años después de la guerra, con la participación del nuevo
locutor Walter Matern. Programa creado ad hoc, llamado "Discusión
Pública", ejercicio de deliberación democrática destinado
a recuperar el pasado, especialmente del propio Matern. En
la ocasión aparecen algunos aspectos anecdóticos interesantes:
Walter había nacido un 20 de abril, al igual que Hitler; el
perro que lo acompañaba con el nombre de Pluto había sido
el Príncipe, perro favorito del mismísimo Fuhrer. Sin embargo,
la confesión de Matern, pública y democrática, no secreta
y sacramental como se especifica, depara una sorpresa dramática:
uno de los nueve SA que atacaron a Amsel había sido el propio
Matern, quien lo golpeó con la mayor violencia, aunque lo
seguía recordando como a su mejor amigo. "Golpes, eso es lo
que le repartíamos al chueta. Todos en el hocico". Así había
terminado la amistad "inseparable".
Esa confesión forma parte del final, cuando Matern deambula
por Alemania procurando la venganza de quienes lo habían perjudicado
u ofendido en aquellos "malditos años de perro". Decide dejar
después la Alemania capitalista para ir a la zona oriental
donde se construye el socialismo. En el viaje nuevamente sufre
el desencanto por un mundo infernal, quizá el del futuro,
con reminiscencias de 1984, de Orwell, o Un mundo feliz de
Huxley.
Paul Joseph Goebbels dirigió el Ministerio de Educación
Popular y Propaganda, una cartera que fue creada por
Adolf Hitler a su llegada al poder en 1933. Antes había
sido el director de Comunicación del Partido Nacional-Socialista
y arquitecto, en gran medida, del ascenso al poder de
quien después fue conocido como el «führer» (guía, líder,
caudillo o conductor).
Desde el Ministerio de Propaganda monopolizó el aparato
mediático estatal, prohibió todas las publicaciones
y medios de comunicación que no estuvieran bajo su control
y orquestó un sistema de consignas que eran transmitidas
desde un poder centralizado al cine, la radio, el teatro,
la literatura y la prensa. Desde ese puesto Goebbels
desarrolló los 11 principios de la propaganda nazi que
operaron con gran eficacia. Solo imaginemos que hubiese
ocurrido en la historia si para esa época hubiesen existido
las redes sociales.
1. PRINCIPIO DE SIMPLIFICACIÓN Y DEL ENEMIGO ÚNICO:
Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar
al adversario en un único enemigo.
2. PRINCIPIO DEL MÉTODO DE CONTAGIO:
Reunir diversos adversarios en una sola categoría
o individuo; Los adversarios han de constituirse en
suma individualizada.
3. PRINCIPIO DE LA TRANSPOSICIÓN:
Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos,
respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes
negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
4. PRINCIPIO DE LA EXAGERACIÓN Y LA DESFIGURACIÓN:
Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea,
en amenaza grave.
5. PRINCIPIO DE LA VULGARIZACIÓN:
“Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel
al menos inteligente de los individuos a los que va
dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer,
más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar.
La capacidad receptiva de las masas es limitada y su
comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para
olvidar”.
6. PRINCIPIO DE ORQUESTACIÓN:
“La propaganda debe limitarse a un número pequeño de
ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una
y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre
convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni
dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una
mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse
en verdad”.
7. PRINCIPIO DE RENOVACIÓN:
Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos
nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda
el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas
del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel
creciente de acusaciones.
8. PRINCIPIO DE VEROSIMILITUD:
Construir argumentos a partir de fuentes diversas,
a través de los llamados globos sondas o de informaciones
fragmentarias.
9. PRINCIPIO DE SILENCIACIÓN:
Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen
argumentos y disimular las noticias que favorecen el
adversario, también contraprogramando con la ayuda de
medios de comunicación afines.
10. PRINCIPIO DE LA TRANSFUSIÓN:
Por regla general la propaganda opera siempre a partir
de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional
o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se
trata de difundir argumentos que puedan arraigar en
actitudes primitivas.
11. PRINCIPIO DE LA UNANIMIDAD:
Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como
todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.
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Philip Ashley, el narrador de esta novela,
es un joven huérfano que ha sido criado por su primo Ambrose,
un terrateniente de Cornualles veinte años mayor que él, en
una gran casa aislada, de rutinas amables e incontestadas,
sin conflictos y sin mujeres. Cuando el primo debe viajar
a Italia por razones de salud, conoce a una mujer, Rachel,
una pariente lejana educada en Florencia, viuda de un conde
que murió en un duelo y la dejó cubierta de deudas. Se casa
con ella y poco después muere súbitamente. «Juré que todo
lo que Ambrose hubiera pagado en dolor y sufrimiento se lo
devolvería a la mujer que los había causado», se dice Philip
al conocer la noticia. Pero apenas han pasado unas semanas
y Rachel se presenta en Cornualles… y esa animosidad irracional
que el joven sentía por ella se va convirtiendo poco a poco
en una fascinación incontrolable que no disminuye a medida
que las circunstancias de la muerte de su primo se revelan
cada vez más sospechosas. Mi prima Rachel (1951) es una gran
novela psicológica, llena de suspense, en la que Daphne du
Maurier exploró, como en Rebeca, la in-fluencia fantasmal
en una casa de una figura ausente. Es también un sutil estudio
de lo que un hombre cree que es una mujer y del accidentado
viaje que dan los prejuicios cuando se enfrentan a una realidad
inesperada.
Daphne Du Maurier despliega ante los atónitos ojos del lector
una trama en la que conviven dos realidades, dos versiones
de una misma historia, creando siempre la duda entre lo que
es correcto y lo que no, tensando ese fino hilo que separa
la realidad de las versiones que nos contamos a nosotros mismos.
Una obra maestra, soberbia, que mantiene al lector en vilo
en todo momento y que termina de una manera un tanto abrupta
pero que casa a la perfección con el espíritu de la novela.
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En esta última década la ficción policíaca y criminal se
ha instalado en nuestras vidas, poniendo el foco de atención
en algo que hasta ahora había quedado oculto y restringido
a un gremio muy especializado: el de los científicos forenses.
La historia de cómo la ciencia se aplica a la investigación
criminal, la realidad actual de la ciencia forense y cómo
consigue descifrar crímenes y dar con los culpables, se ha
convertido en un tema central de interés para el gran público.
¿Cómo funciona una prueba de ADN? ¿Es infalible? ¿Puede un
insecto señalar al culpable de un asesinato? ¿Cómo sabe un
forense a qué hora se produjo un asesinato? ¿Por qué algunos
cadáveres se descomponen y otros no? ¿Cómo se identifican
los cadáveres de personajes históricos? J. M. Mulet nos sumerge,
con la rigurosidad de un científico y su registro cercano
y desenfadado, en la parte más oscura de la condición humana,
con guantes de experto. Gracias a este libro por fin entenderás
cualquiera de las técnicas que utiliza la policía científica
para resolver crímenes, algunas curiosidades y los fallos
más típicos que cometen las series y las películas.
Si algo caracteriza a los libros de J.M. Mulet es la perfecta
unión entre la rigurosa divulgación científica y el humor
más disparatado y surrealista. Y todo ello siempre acompañado
por clásicas y actuales referencias del mundo del cine y de
las series, la otra gran pasión del autor después de la ciencia.
Nos encontramos ante un paseo por la multidisciplinar ciencia
forense tan maltratada, en ocasiones, en el cine y en la televisión.
Un paseo repleto de humor (negro, dada la temática, pero al
fin y al cabo humor) que recorre los más famosos crímenes
de la historia y de la ficción profundizando en la ciencia
que se esconde tras la investigación criminal. El libro consta
de nueve capítulos con títulos tan sugerentes como «Los huesos
sirven para hacer caldo», que nos habla de la antropología
forense, «Este cura sí es mi padre», donde de forma magistral
el autor nos explica la genética forense o «Los bichos son
unos chivatos», que nos introduce en el apasionante mundo
de la biología forense, para terminar con un capítulo dedicado
a los fraudes que nos explica los timos de videntes y otros
personajes de esa calaña o la falta de evidencia científica
en los detectores de mentiras y otros cacharros milagrosos.
Tanto fue el proceso de inmersión de J.M. Mulet para documentarse
en la redacción de esta obra que le llevó a presenciar en
directo una autopsia, cuya narración en primera persona es
uno de los mejores momentos del libro.
Sucesos de la historia como el asesinato de la familia Romanov,
la huida del nazi Josef Mengele, el secuestro del hijo de
Charles Lindbergh o el del estrangulador de Boston, se entremezclan
con casos de ficción que aparecen en conocidas películas como
Arsénico por compasión, Vértigo, El retorno de Martin Guerre
o en series como CSI, Castle o Bones. Y de todos ellos aprenderemos
a distinguir la ciencia real de los fallos o errores de guion
sin perder la sonrisa ni el respeto hacia el drama de los
casos reales.
En definitiva, un libro muy recomendable para todo aquel
que sea aficionado al género de novela negra, cine o a las
series criminales y quiera profundizar en la buena ciencia
que se esconde, o se oculta, en ellas. Que lo disfrutéis.
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Valeria Falcón es una actriz de cierta notoriedad que cada
jueves visita a una vieja gloria del teatro, Ana Urrutia.
La Urrutia padece el síndrome de Diógenes y no tiene dónde
caerse muerta. Su ocaso se solapa con la eclosión de un capullo
en flor, Natalia de Miguel, una joven aspirante que enamora
al cínico Lorenzo Lucas, álter ego de Addison DeWitt. Nadie
tendrá derecho a destrozar la felicidad de Natalia de Miguel,
una chica muy delgada que en pantalla da gordita. Por su parte,
el ganador de la copa Volpi, Daniel Valls, confronta su éxito,
su dinero y su glamour con la posibilidad de su compromiso
político. A menudo llega a una conclusión: «Soy un débil mental.»
Charlotte Saint-Clair, su esposa, lo cuida como una geisha
y odia a Valeria, gran amiga de Daniel. Un ictus, el montaje
teatral de Eva al desnudo y la firma de un manifiesto descubrirán
al lector: Una historia sobre el miedo a perder un sitio.
El sitio. Sobre la resistencia a la metamorfosis y la conveniencia
–o no– de la metamorfosis.
Sobre qué significa hoy ser reaccionario. Sobre los cambios
de lenguaje que reflejan cambios en el mundo. Y sobre los
cambios de lenguaje que no reflejan nada. Sobre las pompas
de jabón, el desprestigio de la cultura y la posibilidad del
arte de intervenir en la realidad. Sobre la devaluación de
la imagen pública del artista. Y su precariedad. Sobre la
contradicción entre glamour y compromiso. Sobre el público.
Sobre el relevo generacional y el envejecimiento.
Sobre la escritura como acto de mezquindad. Sobre los actores
ricos que firman manifiestos y los actores pobres que no firman
nada porque nadie los tiene en cuenta. Sobre la paradoja de
que sólo cuando alguien es anónimo empieza a servir para algo
en su comunidad. Sobre la caridad como mal y las galas de
beneficencia como bucle reproductor de la injusticia. Sobre
la predicación con el ejemplo. Sobre si se puede luchar contra
el sistema desde el sistema. Sobre Angelina Jolie. Sobre la
mise en abyme del teatro y el cine dentro del cine. Sobre
la diferencia que existe entre decir «Es gente» o «Somos gente».
Sobre el plural, el singular y la utilidad de la escritura.
Marta Sanz no se parece a ningún otro escritor de este país.
Utiliza la risa como herramienta de diagnóstico. Un texto
borde, divertido, triste, puntiagudo, urgente. Es farándula.
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Patria es una novela de 2016 escrita por Fernando Aramburu.
Está ambientada en una localidad rural del País Vasco en Guipúzcoa
(España), considerada la "Euskadi profunda" donde el entorno
de ETA y la izquierda abertzale imponen un régimen totalitario
de represión (primer atentado julio de 1961 - último atentado
marzo 2010). Narra los años de plomo desde el posfranquismo
hasta 2011, cuando ETA anunció el cese definitivo de su actividad
armada.
Pocos años después del asesinato de Txato, empresario de
una pequeña localidad rural de Guipúzcoa, ETA anuncia el enésimo
alto el fuego (año 2011). Bittori, la viuda de Txato, ha estado
visitando su tumba en Polloe. Tras la noticia, decide visitarle
una vez más y decirle que piensa volver al pueblo, del que
tuvo que exiliarse junto con su familia por el clima de tensión
política que se vivía en un pueblo regido por la represión
abertzale. Sin embargo, y a pesar de regresar a escondidas,
la vuelta de Bittori altera la falsa paz entre aquellos que
en su día fueron vecinos e incluso amigos, hasta que las circunstancias
provocaron que su familia fuese acosada. A lo largo de la
novela, Bittori tratará de encontrar respuestas.
Con una gran repercusión comercial y tras haber sido traducida
a unos diez idiomas, las críticas de la novela fueron en su
mayoría positivas. José Carlos Mainer, desde el diario El
País, valoró la manera en la que Aramburu ha retratado «las
dos caras de la sociedad vasca». Javier Alfonso, del periódico
digital Valencia Plaza, en su reseña calificó la obra de «ficción
bien construida» y añadió: «[el novelista] no relata un asesinato,
sino que retrata a la sociedad vasca de los últimos treinta
años» y alabó a Aramburu, de quien dice que «relató la historia
como si la hubiese vivido de primera mano». También valoró
positivamente a los personajes. César Coca, de El Correo,
afirma que «[Aramburu] reparte protagonismo y dolor, y muestra
el dolor que, más allá de sus causas y la consideración moral
que pueda suscitar, alcanza a todos».
A finales de septiembre de 2017, HBO España anunció la creación
de su primera serie, basada en la novela. La historia muestra
diferentes visiones del conflicto vasco en la región vasca.
La producción de la serie recae en Alea Media, una productora
creada por Mediaset España y Aitor Gabilondo, y en la propia
HBO España. La serie está producida por Alea Media y postproducida
por Elamedia Studios. Comenzó a rodarse en 2018 en el País
Vasco. 'Patria' es una producción original de HBO Europe,
con la participación de HBO Latin America Group. El estreno
está previsto para mayo de 2020, según HBO España.
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La tecnología ha convulsionado la industria de la información,
pero también ofrece un sinfín de oportunidades para mejorar,
ampliar, reimaginar y sostener el periodismo. En El fin de
los medios de comunicación de masas, Jeff Jarvis realiza una
creativa, estimulante y entretenida mirada al futuro de las
noticias. O, mejor dicho, examina muchos futuros posibles.
Jarvis no pretende predecir hacia dónde irá el periodismo,
sino sólo imaginar a dónde puede ir a continuación y qué puede
suceder en el futuro. Para el autor, el momento actual propiciado
por el desarrollo tecnológico no es el destino del periodismo,
sino una estación de paso. Hemos llegado a la plenitud de
la narración multimedia, pero debemos mirar más allá de ella:
el artículo sólo es una de las herramientas disponibles para
que los periodistas realicen su trabajo.
Tenemos que proseguir la búsqueda de lo que hoy es posible
y antes no lo era, encontrar nuevas formas de servir al público
y nuevos modelos para mantener ese trabajo. En este lúcido
ensayo, Jarvis acaba con la idea de la audiencia como masa,
cuestiona el artículo como unidad atómica del periodismo del
futuro y rechaza que la información esté en peligro. No nos
enfrentamos a un problema de demanda, sino a un problema de
modelos de negocio. En estas páginas Jarvis trata de resolver
este dilema y dar respuesta a la pregunta que le hacen una
y otra vez: «Bueno, listillo, ahora que tu maldita querida
internet se ha cargado las noticias, ¿qué será lo siguiente?»
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Thomas Moore te brinda la oportunidad de conocer al famoso
poeta Lord Byron, uno de los escritores más importantes del
movimiento romántico. Esta biografía muestra diferentes partes
de su vida, incluyendo cartas, poemas y notas ilustrativas.
Acompañamos a Lord Byron en sus viajes a España, Malta,
Grecia ... ¡Se siente como si estuvieras conectado al siglo
XIX!
George Gordon Byron (Londres, 22 de enero de
1788-Mesolongi, 19 de abril de 1824), conocido como lord Byron,
fue un poeta del movimiento del romanticismo británico, considerado
por algunos uno de los mayores poetas en la lengua inglesa
y antecedente de la figura del poeta maldito. Debido a su
talento poético, su personalidad, su atractivo físico y su
vida de escándalos, fue una celebridad de su época. Fue sexto
barón de Byron.
La publicación en 1812 de los dos primeros cantos
de Las peregrinaciones de Childe Harold, poemas que narran
sus viajes por Europa, lo llevaron a la fama. Además, realizó
otra serie de obras como El Giaour, La novia de Abidos, El
corsario y Lara, estableciendo lo que se llamó el héroe de
Byron. Por esta época conoció al que sería su biógrafo Thomas
Moore. También fue famosa su aventura con la aristócrata lady
Caroline Lamb. Byron fue poco querido por los demás componentes
de la nobleza por sus continuos amoríos y críticas (como al
duque de Wellington). Incluso fue insultado públicamente en
la cámara de los Lores, a causa de haber defendido el ludismo
y a los católicos. Pero a él realmente le importaba muy poco
e incluso le gustaba que lo odiaran pues, en su opinión, también
lo temían. En 1815, año en que publicó Melodías hebreas, se
casó con Anna Isabella Noel Byron, a quien le dijo en la noche
de bodas: «Te arrepentirás de haberte casado con el diablo».
En su luna de miel, cuando pasaban por un pueblo, sonaron
las campanas por un fallecido, a lo que Byron dijo: «Seguro
que esas campanas tocan por nosotros», dando a entender el
poco futuro de la relación al ser personalidades poco afines.
Tras conocerse que Byron no le era fiel, Anna Isabella lo
abandonó en 1816 tras dar a luz a la única hija legítima del
poeta, Augusta Ada. Los rumores sobre sus relaciones incestuosas
con su medio hermana Augusta (con la que se rumoreaba que
tuvo una hija, Medora), sus poemas antipatrióticos, su acusación
de sodomía y las dudas sobre su cordura provocaron su ostracismo
social. Amargado profundamente, Byron abandonó Inglaterra
en 1816 y nunca volvió.
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Gabriela Mistral, seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga (Vicuña,
7 de abril de 1889-Nueva York, 10 de enero de 1957), fue una
poeta, diplomática y pedagoga chilena. Nacida en una familia
de recursos modestos, Mistral se desempeñó como profesora
en diversas escuelas y se convirtió en una importante pensadora
respecto al rol de la educación pública, llegó a participar
en la reforma del sistema educacional mexicano. A partir de
la década de 1920, Mistral tuvo una vida itinerante al desempeñarse
como cónsul y representante en organismos internacionales
en América y Europa. Como poeta, es una de las figuras más
relevantes de la literatura chilena y latinoamericana. Entre
sus obras destacan Desolación, Tala y Lagar. Por su trabajo
poético, recibió el premio Nobel de Literatura en 1945, fue
la primera mujer iberoamericanan y la segunda persona latinoamericana
en recibir un premio Nobel.
La noticia de que había ganado el Nobel la recibió en 1945
en Petrópolis, la ciudad brasileña donde desempeñaba la labor
de cónsul desde 1941 y donde en 1943, a los 18 años, se había
suicidado Yin Yin (Juan Miguel Godoy Mendoza, su sobrino según
la documentación oficial, pero que dijo a Doris Dana, ya muy
disminuida en sus días finales, que era su hijo carnal, al
que, con su amiga y confidente Palma Guillén, "había adoptado"
y con el que vivía por los menos desde que este tenía cuatro
años).
A medida que la homosexualidad ha ganado aceptación en Chile
y se han liberado más cartas que reflejan la obra de Mistral,
se ha avanzado en la consideración de Mistral como lesbiana,
y el impacto de ello tanto en su obra como en su legado. En
2010, se publicó el documental Locas mujeres de María Elena
Wood que profundizó en la relación entre Gabriela Mistral
y Doris Dana. En 2015, cuando se promulgó el acuerdo de unión
civil que permitió formalizar por primera vez parejas del
mismo sexo ante el Estado chileno, la presidenta Michelle
Bachelet usó algunos versos de Gabriela Mistral para ilustrar
el avance de la nueva ley. «Nuestra Gabriela Mistral escribió
a su querida Doris Dana: “Hay que cuidar esto Doris, es una
cosa delicada el amor”. Y lo recuerdo hoy porque a través
de esta ley lo que hacemos es reconocer desde el Estado el
cuidado de las parejas y de las familias y dar un soporte
material y jurídico a esa vinculación nacida en el amor»,
señaló Bachelet, lo que sorprendió a la Fundación Gabriela
Mistral.
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La Concejalía de Cultura Festiva, con la colaboración de
la Junta Mayor de la Semana Santa Marinera, en la ciudad de
Valencia, España, ha editado el libro ‘Vidas, sueños
y anécdotas. Antología de relatos de la Semana Santa Marinera’,
que recoge varios relatos originariamente publicados en el
Libro Oficial de la Semana Santa Marinera, con textos, tanto
en castellano como en valenciano, que van desde 1929 a 1981,
obra de autores de la proyección de Vicente Blasco Ibáñez
o Teodor Llorente Falcó, pero también de autores propios de
los Poblats Marítims, como José Ballester, Arturo Moliner,
Elena Talavera, Joaquín Sanchis Nadal o Vicent Monzó, entre
otros.
La Semana Santa Marinera de València nació de
la fe de los hombres y mujeres que vivían cerca de la mar
y, desde tiempos inmemoriales, viene celebrándose en los barrios
del Grau, Canyamelar y Cabanyal, donde la ciudad se abraza
con el Mediterráneo. La historia nos enseña que los pueblos
marineros, en todos los tiempos y lugares, han necesitado
sentir cerca la presencia de la divinidad, solicitando su
protección en los momentos difíciles. No es extraño pues que,
cuando asoma la primavera, las celebraciones de la Semana
Santa Marinera de València ofrezcan numerosos testimonios
de la íntima relación entre la religión y la idiosincrasia
de la gente de la mar.
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Si bien nació en el seno de una familia de la alta sociedad
británica victoriana, su infancia no fue muy alegre. El creador
de Peter Pan, James Matthew Barrie, cuando tenía 6 años, su
hermano David, de 13, murió al caer con sus patines en un
lago congelado. Era el preferido de su madre (eran 10 hermanos
en total) y nunca se recuperó de esta pérdida tan trágica.
Cuando la mujer estaba en su habitación y James o cualquiera
de los otros niños entraba, ella siempre se pensaba que se
trataba de David. Cuando se percataba que esto no era cierto,
los trataba muy mal. Además, el padre no tenía ningún tipo
de contacto con sus hijos. James quiso siempre agradar a su
madre y ocupar el lugar que había dejado su hermano. Ella
lo educó y le inculcó el amor por los libros y por el estudio.
Siempre lo trataba como si fuera más grande de su edad (pensando
quizás que estaba hablando con David). De esta forma, no tuvo
en cuenta la edad real de James, por lo que la influencia
de su educación tendría consecuencias tanto a nivel psicológico
como emocional. James se convirtió en un niño con pensamiento
y comportamiento de adulto. Era muy enfermizo, tenía miedo
a crecer, no se relacionaba con otros pequeños, estaba obsesionado
con la idea de que casarse era una desgracia y era muy melancólico.
Las únicas alegrías que tuvo en su niñez se relacionan a
los libros de aventura de Robert L. Stevenson y a pasar ratos
muy breves con sus hermanos, vecinos y amigos más pequeños
que él. Otro de los problemas que tuvo que afrontar fue que
su estatura no aumentaba en relación a los años que iba cumpliendo,
llegando al metro y medio de alto en su adultez.
La vida del creador de Peter Pan cambiará rotundamente cuando
viaja a la capital inglesa y se establece allí, donde abrirá
su mente y podrá desarrollarse y escribir mejor. Entre sus
amigos de la Universidad se encuentran Arthur Conan Doyle
y Robert L. Stevenson, quiénes a su vez trabajaron en el periódico
de la facultad. También forjó una amistad con Charles Frohman,
productor de sus obras y víctima del navío Lusitania que fue
hundido en la Primera Guerra Mundial, hecho que marcó a James
considerablemente.
En cuanto a su vida personal, se casó en 1894 con la actriz
británica Mary Ansell pero se divorciaron a los pocos años.
Hay diversas teorías en relación al fin de su matrimonio,
una de las más fuertes es que ella contrajo enlace con él
por su posición social y la fama que podía ofrecerle. Otra
hipótesis habla de que nunca llegó a consumarse el matrimonio
porque él no buscaba una pareja sexual sino una madre. Al
momento de la separación Mary salía con otro hombre.
Peter Pan, el niño que nunca quiso crecer, nos lleva
a Nunca Jamás, el territorio de la infancia. Este texto
clásico de la literatura universal nos plantea sin miramientos
qué significa crecer y nos acerca el mundo de la infancia
en su estado más puro.
James Matthew Barrie, comúnmente conocido como J. M.
Barrie (9 de mayo de 1860-19 de junio de 1937), fue
un novelista y dramaturgo británico. Es especialmente
famoso por haber creado el personaje de Peter Pan, basado
en sus amigos, los niños Llewelyn Davies (George (1893
- 1915), John (1894 - 1959), Peter (1897 - 1960), Michael
(1900 - 1921) y Nicholas (1903 - 1980). Segundo de diez
hermanos, Barrie nació en Kirriemuir, Angus y fue educado
en The Glasgow Academy y la Universidad de Edimburgo.
Ejerció de periodista en Nottingham, luego en Londres,
y luego pasó a ser novelista y posteriormente autor
teatral. Nombrado baronet en 1913, Barrie está enterrado
en Kirriemuir junto a sus padres, su hermana y su hermano
mayor David, quien había muerto en un accidente de patinaje
justo antes de cumplir los 14 años.
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Tras el divorcio, James buscó consuelo en la amistad con
unos hermanos que conoció en un paseo por Kensington. Estos
niños se llamaban George, Jack, Nico, Peter y Michael. Cuando
sus padres murieron él los adoptó y de allí se inspiró para
luego escribir la novela más importante de su carrera, “Las
aventuras de Peter Pan”, que se publicó a principios del siglo
XX.
Pero también hay tragedia en esta historia, ya que George
murió en la Guerra, Michael se suicidó ahogándose en un lago
con su amante (era homosexual) y Peter se lanzó bajo un vagón
del metro algunos años más tarde.
Varias de sus obras se ambientaron en sus años en Kirriemuir,
Escocia, y era común que algunos diálogos de las historias
estuvieran escritos en escocés. Luego escribió obras teatrales
como “Calle Quality” (1901), “Lo que saben todas las mujeres”
(1908) y “El admirable Crichton” (1932). La última de este
estilo se llamaba “David” y la realizó en 1936. También se
especializó en novelas, que tuvieron mucho éxito en su época.
Algunas de ellas son “Auid Licht Idylls” (1888), “A window
in Thrums” (1889), “el pequeño ministro” (1891) y “El sentimental
Tommy” (1896) con “Tommy y Grizel” (1902), relacionados a
lo que luego sería el personaje de Peter Pan. Esta fue sin
dudas su obra más conocida, la cuál se representó por primera
vez en diciembre de 1904 pero tenía el nombre de “Wendy”,
inspirándose en una niña que había muerto a los cinco años
en 1894, que él conocía.
Sin embargo, Peter Pan como personaje había aparecido antes,
en un libro de cuentos llamado “Little White Bird”. En esta
obra, finalizada en 1904, trata sus temas preferidos: el instinto
femenino de la maternidad y la conservación de la inocencia
infantil. El eterno adolescente era el protagonista de la
historia, quién se fue de la casa familiar para no convertirse
en adulto. En los jardines de Kensington, Londres, se puede
ver la estatua de este personaje. El mismo lugar donde Barrie
conoció a los hermanos Llewalyn Davies, en los que se basó
para escribir el cuento.
«Nunca digas adiós, porque adiós significa irse lejos,
e irse lejos significa olvidar».
-James Matthew Barrie (Peter Pan)-
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James Matthew Barrie falleció en junio de 1937 de neumonía
y fue enterrado en su ciudad natal escocesa, Kirriemuir, junto
a sus padres y dos de sus 9 hermanos. El creador de Peter
Pan dejó todo su patrimonio (a excepción de lo ganado por
Peter Pan que se destinó al Hospital Great Ormond Street)
a su secretaria Cynthia Asquith.
James Matthew Barrie no ha sido el único autor de vida complicada
y de obra famosa. Edgar Allan Poe, Emile Cioran, Charles Bukowski,
incluso el mismo Oscar Wilde perseguido por su homosexualidad,
han sido escritores atormentados en uno o varios momentos
de su vida. Algunos incluso desde que nacieron hasta que murieron.
De alguna forma, James refleja la forma de aprovechar una
vida difícil para plasmarla en historias que pasarían a la
historia, como la de «Peter Pan». A pesa de ser sacudido por
la desgracia, supo canalizar su creatividad a través de la
literatura y dejar su impronta a lo largo del tiempo. ¿Hubiera
sido su obra la misma sin haber vivido todo lo que vivió?
¿Podríamos disfrutar hoy en día de «Peter Pan» sin una vida
llena de tristes eventos? Lo que refleja la historia de James
Matthew Barrei, es que la desgracia puede canalizarse y no
solo en forma de ira, sino de arte. Un arte que puede permanecer
inmortalizado por grandes historias.
Peter Pan es un niño que nunca crece, tiene diez años y odia
el mundo de los adultos. Siempre va acompañado de su hada
(Campanilla). El polvo que esta desprende hace que Peter tenga
la capacidad de volar indefinidamente. Vive en el país de
Nunca Jamás, una isla poblada tanto por piratas como por indios,
hadas y sirenas, donde vive numerosas aventuras junto a sus
amigos, los Niños Perdidos.
Ilustración de Peter Pan tocando las flautas,
por F. D. Bedford de Peter y Wendy (1911).
El 27 de diciembre de 1904 el personaje debutó
en teatro, dentro de una puesta en escena bajo el título Peter
Pan, el niño que no quería crecer o Peter Pan y Wendy, estrenada
en Londres, que después se volvió libro para niños en 1911.
Mientras tanto, el episodio donde Peter Pan apareció dentro
del libro El pajarito blanco, fue retomado por Barrie para
ser publicado en 1906, ahora dentro de un libro infantil llamado
Peter Pan en los Jardines Kensington, el cual fue ilustrado
por Arthur Rackham.
Steven Spielberg convirtió en personajes de carne y
hueso a Peter Pan y demás protagonistas del cuento de
J. M. Barrie en su película de 1991 Hook: El Capitán
Garfio. En ella pudimos ver cómo Robin Williams interpretaba
al niño que no quería crecer y, con la ayuda de Campanilla
(Julia Roberts), se enfrentaba al temible Hook (Dustin
Hoffman) en el País de Nunca Jamás. Da igual cuántas
veces hayas visto esta película, hay un detalle en el
que quizá no hayas reparado. Fíjate bien: ¿no te recuerda
a nada el sombrero de Hook?
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El 6 de diciembre de 2020 se cumplía el centenario
del nacimiento del poeta moguereño Francisco Garfias López, una
de las grandes figuras del panorama literario español de la segunda
mitad del pasado siglo, galardonado con el Premio Nacional de Literatura
que le fue concedido en diciembre del año 1971 por su poemario La
Duda. La extraordinaria capacidad literaria del entrañable Curro
Garfias -como todos le conocían- le permitió desarrollar una dilatada
trayectoria como poeta que le valió el reconocimiento unánime de
la crítica y le otorgó un lugar de privilegio entre los grandes
poetas españoles, contando en su haber con decenas de galardones
y reconocimientos, entre los que destaca sin duda ese Premio Nacional
de Literatura, siendo el único autor onubense que hasta el momento
ha logrado este reconocimiento.
Cuando Francisco Garfias remite al genio Juan Ramón
Jiménez su primer libro Caminos Interiores publicado en 1942, el
autor de Platero responde al joven poeta con una emotiva carta en
la que destaca “la calidad interior que tienen los versos de su
libro“, un elogio que, dado lo reacio que era Juan Ramón a cualquier
tipo de halago, supuso sin duda una gran alegría para Curro, y un
estímulo para continuar la senda literaria que acababa de iniciar.
Casi una treintena de libros editados componen la obra poética de
Garfias, aunque el moguereño sería también autor de otros muchos
trabajos, ensayos, antologías o biografías sobre personajes como
el gran pintor de Nerva, Vázquez Díaz, del que fue amigo personal.
Francisco Garfias en su casa de Moguer.
En total, sin contar sus ediciones sobre Juan Ramón,
Garfias tiene en su haber más de 60 libros en todos los cuales se
encuentra, al margen de su temática, el rigor, la brillantez y la
honda emoción de la palabra de uno de los grandes de nuestras letras,
Porque como comentaba el también Premio Nacional de Literatura,
Carlos Murciano “la poesía de Garfias es limpia y delicada desde
su arranque, y su palabra tiene siempre precisión, pulcritud y peso
específico”, unos mimbres con los que el moguereño construye desde
la sencillez y la humildad que siempre lo caracterizaron un universo
poético tremendamente fecundo y emotivo.Los libros más destacados
que componen la trayectoria poética de Francisco Garfias son, además
del ya citado Caminos Interiores, El horizonte recogido (1949),
Magnificat (1951), Ciudad mía (1961), Cerro del Tío Pío (1964),
Poemas de Italia (1964), Aunque es de noche (1969), Entretiempo
(1970), La duda (1971), Escribo Soledad (1974), Desde entonces (1982),
Doble elegía (1982), Jazmín inacabado (1986), Pájaros de la cañada
(1989), Libro de los homenajes (1993), La nieve encendida (1999),
Canción a tres voces (1999), Testigos de la pasión (2004) y Vendimia
en la sangre (2006).
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