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2 de Junio de 2020

¿Nueva normalidad?

5 de Junio de 2020

Sobre José Doroteo Arango Arámbula, más conocido como Pancho Villa, se cuentan muchas historias. Algunas retratan al revolucionario como a un verdadero héroe y otras aseguran que se trataba de un bandolero y un mujeriego entregado a los excesos. Sin embargo, aquel revolucionario, nacido el 5 de junio de 1878 (aunque algunos historiadores afirman que podría haber sido en el mes de julio del mismo año), fue al parecer un hombre abstemio que incluso condenaba a muerte a todo aquel de sus seguidores que cayera bajo el influjo del alcohol (se dice que llegó a destruir cientos de litros de bebidas alcohólicas). En cuanto a su fama como mujeriego, a Pancho Villa se le atribuyeron hasta 27 relaciones, pero fue la famosa vedette de la época, María Conesa, conocida como la Gatita Blanca, la que fascinó absolutamente al revolucionario, aunque no la pudo conquistar: "Mire general, una pulga como yo, no duerme en su petate", le dijo la artista. La imagen icónica de Pancho Villa lo muestra tocado siempre con un gran sombrero, y es que el guerrillero se sentía incómodo con la cabeza descubierta y nunca se lo quitaba en público.

Tal vez uno de los episodios de la Revolución mexicana protagonizado por Pancho Villa que está más rodeado de mitos y leyendas fue su invasión del pueblo fronterizo de Columbus, en Nuevo México.

Dos estampas de una misma persona.

A lo largo de 1915, la poderosa División del Norte, el ejército liderado por Pancho Villa, fue arrollada en una serie de terribles contiendas libradas contra el Ejército Constitucionalista mexicano que comandaba el general Álvaro Obregón. Pero cuando la balanza se inclinaba ya claramente en contra del ejército de Villa, los Estados Unidos reconocieron al gobierno constitucionalista de Venustiano Carranza, lo que convenció a Villa de que el propio Carranza había firmado un pacto con el gobierno norteamericano y que México acabaría convertido en un mero protectorado estadounidense. Decidido a impedir semejante humillación, Villa se embarcó en una misión que le llevaría a "invadir" los Estados Unidos.

La realidad fue que los Estados Unidos nunca pactaron nada con el gobierno mexicano, pero ante los ojos de muchos compatriotas, Pancho Villa se convirtió en el símbolo vengador de la injerencia estadounidense (dejando casi en el olvido el hecho de que Villa fue el instigador de una auténtica transformación social tras la confiscación de los latifundios de Chihuahua el 12 de diciembre de 1913). Pancho Villa, al mando de su poderoso ejército, se convirtió en un referente en el imaginario colectivo del pueblo mexicano tras la "invasión" de la ciudad fronteriza de Columbus. La "Expedición Punitiva" llevada a cabo por los Estados Unidos en 1916 para repeler el ataque de los revolucionarios e intentar capturar a Pancho Villa fracasó tras once meses de infructuosa búsqueda de los estadounidenses, que llegaron a penetrar 600 kilómetros en territorio mexicano. Y tuvo una inesperada consecuencia: el aumento de los sentimientos nacionalistas del pueblo mexicano y de su gobierno.

Una de las imágenes más icónicas de Pancho Villa muestra al líder mejicano a caballo en Ojinaga, en enero de 1914.

Al final, México salió fortalecido. Tal como escribió el autor Friedrich Katz: "El gobierno mexicano, al que las grandes potencias veían como un instrumento maleable para sus propias políticas, logró invertir los papeles y explotar en su beneficio las rivalidades de aquéllas. Ni los planes norteamericanos ni los británicos ni los alemanes, dieron los frutos apetecidos. Carranza, sin embargo, obtuvo el retiro de la expedición norteamericana, la abstención de Alemania en cuanto a las actividades de sabotaje, y, por último, la neutralidad de México".

A partir de entonces, Pancho Villa vivió apartado de la vida pública junto a su familia en una hacienda de la localidad de Canutillo perteneciente al estado de Durango, una propiedad que el Estado mexicano le había donado como pago a los servicios prestado al país. El 20 de julio de 1923, Villa partió hacia Hidalgo de Parral, ciudad ubicada en el sur de Chihuahua, donde pretendía reunirse con algunos de sus camaradas para partir posteriormente todos juntos hacia Río Florido, donde debía asistir al bautizo del hijo de un amigo. Sus premonitorias palabras antes de salir fueron: "Parral me gusta hasta pa' morirme". Serían premonitorias. Villa era consciente de que el a la sazón presidente de México, su antiguo enemigo Álvaro Obregón, estaba decidido a asesinarlo. Aunque Villa confiaba en que esto no sucediera, ya que en ocasiones anteriores él mismo se había encargado de desbaratar algún complot encaminado a acabar con su vida. Para dar a entender que venia sin ánimo de levantar disputas, rehusó la escolta de 50 hombres que habitualmente iba con él para protegerlo y marchó acompañado por cinco hombres, entre los que se incluían el general Trillo y su asistente de confianza, Daniel Tamayo.

Conduciendo él mismo su Dodge Brothers, empezó a atravesar la ciudad de Parral. Allí le esperaba un grupo armado que a punto estuvo de asesinarle si no hubiera sido porque decenas de niños que salían de un colegio se cruzaron con su comitiva en la carretera.

Pancho Villa y su mujer Luz Corral, poco antes de su asesinato.

Pero cuando su automóvil cruzaba la calle Gabino Barrera, en Parral, un hombre ataviado con un sombrero de palma llamado Juan López, agitó la mano exclamando: "¡Viva Villa!". Aquel viejo grito de guerra de la división encabezada por el líder revolucionario cuando entraba en los pueblos se convertía ahora en el anuncio de su muerte. Aquella exclamación fue la señal para que los asaltantes supieran que el coche del antiguo revolucionario estaba llegando al punto establecido para el atentado.

Tras girar por una calle, el vehículo quedó en un punto ciego de la curva donde aguardaban los asaltantes para abrir fuego. Al grito de "¡Viva México cabrones!", los asaltantes dispararon una nube de proyectiles, se dice que unos 150, que destrozaron los cristales del vehículo. Trece balas atravesaron el cuerpo del Centauro del Norte causándole la muerte instantánea. La crónica del periódico El siglo de Torreón del día siguiente informaba: "Tres hombres de la escolta terminaron también muertos y dos heridos".

Los pistoleros encargados de matar a Pancho Villa fueron Jesús Salas Barraza, un diputado local, su cómplice Melitón Lozoya y el general Joaquín Amaro. La autoría intelectual se atribuye al presidente Álvaro Obregón y a su sucesor, Plutarco Elías Calles, que al parecer respondieron así a las demandas del Gobierno de los Estados Unidos, cuyas condiciones para reconocer la legitimidad del estado mexicano pasaban por el asesinato de Villa.

El cadáver de Pancho Villa no encontró reposo en el cementerio de Parral. Su cadáver fue profanado y decapitado. Su cabeza desapareció sin que a día de hoy haya sido encontrada. El magnate norteamericano William Randolph Hearst también aportó su grano de arena al contratar a un grupo de mercenarios para que encontraran la calavera del revolucionario, algo que no llegó a conseguir. Una leyenda cuenta que cada 20 de julio, aniversario de su muerte, el fantasma de Pancho Villa reaparece por las calles de su país para recordar su asesinato a traición.

La Historia nos dice que el inicio de la Revolución Mexicana fue el 20 de noviembre de 1910, cuando Francisco I. Madero llamó al pueblo a levantarse en armas para poner fin a los abusos del presidente Porfirio Díaz, militar mexicano que ejerció el cargo de presidente de México en siete ocasiones y que, en total, ocupó la presidencia durante treinta años. Y aunque los historiadores —después de un siglo— aún no se ponen de acuerdo con respecto al fin de esta guerra, se dice que el fin tentativo de este movimiento armado se dio en 1917 con la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

En México creen saberlo todo sobre Francisco Villa, de nombre José Doroteo Arango Arámbula y más conocido en España como Pancho Villa, el pistolero mexicano que no tuvo empacho en ridiculizar al gobierno de Estados Unidos cuando dirigió a su ejército —La División del Norte— hasta Columbus, territorio gobernado por Woodrow Wilson, o que Francisco I. Madero era gran fanático de Benito Juárez. Pero la Revolución aún tiene muchas aristas que no son de conocimiento popular.

Emiliano Zapata no era un cacique ni un caudillo, era un verdadero líder al que los campesinos del sur y del centro del país seguían convencidos de su poder político. Tanto que a pesar de que los campesinos buscaban restablecer la siembra y el cultivo de milpa (calabaza, maíz, frijol) sobre la caña (producto que fue traído por los colonizadores de España), este tomó varios ingenios azucareros (antiguas haciendas coloniales) y las utilizó para la producción y surtimiento de sus tropas y familias con alcohol y azúcar. El sistema se conoció como "la Comuna de Morelos", en referencia a la histórica forma de gobierno de campesinos en el estado de Morelos que resultó ser equitativa y funcional.

Una vez que el general Álvaro Obregón, militar y político que participó en la Revolución, llegó a la presidencia de la República, Pancho Villa pactó con él su retiro de la vida política a cambio de la Hacienda de Canutillo, una escolta conformada por 50 hombres que pertenecieron a los Dorados de la División del Norte y tierras para que 800 de sus aliados pudieran labrar. Todo se le otorgó. No obstante, Pancho Villa fue asesinado con nueve balazos el 20 de julio de 1923 en Parral, Chihuahua. Entre los sospechosos naturales de su asesinato, además del Gobierno de Obregón, se encontraban los estadounidenses. Pero lo realmente inquietante fue lo que sucedió con sus restos. El cadáver de Villa fue exhumado y degollado, su cabeza desapareció y aún se desconoce su paradero.

Una vez que explotó la Revolución Mexicana y con tres ejércitos pisando el norte, centro y sur del país, Porfirio Díaz huyó desde Veracruz a Francia el 31 de mayo de 1911. Su voluntad explícita era que sus restos fueran trasladados a su natal Oaxaca, y así lo intentó su familia en los años 20, 50, 60 y en el 2010 sin que se haya cumplido el último deseo del general.

Una de las fotografías más famosas de Agustín Víctor Cassasola, fotógrafo mexicano que inmortalizó la realidad de su país durante la Revolución mexicana, sucedió el 6 de diciembre de 1914, día en que la División del Norte y la División del Sur bajo las órdenes de Pancho Villa y Emiliano Zapata, respectivamente, llegaron al centro de Ciudad de México donde los esperaba Eulalio Gutiérrez, presidente interino de México. Eufemio Zapata, hermano del "Atila del sur", insistió a los generales que no permanecieran en el Palacio Nacional y particularmente recomendó a Emiliano no sentarse en la silla presidencial "por estar maldita". Se cree que por esa razón, tras la insistencia de Zapata, Villa ocupa esa silla en la fotografía que retrató la victoria de los rebeldes y su entrada en la capital.

Muchos mexicanos recuerdan a Gustavo A. Madero, pero hay otro hermano de Francisco I. Madero llamado Raúl Madero que fue parte del movimiento revolucionario. Raúl se movilizaba en el norte y fue allí donde conoció a Pancho Villa. Con el tiempo se sumó a la División del Norte y una vez que esta se fortaleció, Villa lo nombró gobernador de Nuevo León; en los años posteriores también fue gobernador de Coahuila.

Venustiano Carranza fue uno de los organizadores del Congreso Constituyente en Querétaro donde nació la Constitución de 1917. Gracias a esta y al respaldo del Partido Liberal Constitucionalista se proclamó como el 42º presidente de México. Carranza gobernó desde el 1 de mayo de 1917 hasta el 21 de mayo de 1920, año en el que fue asesinado en Puebla. Pese a haber gobernado durante poco tiempo, sentó las primeras bases del salario mínimo y bajo su administración se legalizó el divorcio.

La revolución mexicana, que estalló en 1910, tuvo su detonante en el descontento popular hacia la dictadura de Porfirio Díaz. A partir de ahí se iniciaron una serie de violentos enfrentamientos entre los partidarios de facciones con intereses muy distintos que transformarían de manera radical las estructuras políticas y sociales del país y acabarían convirtiendo a algunos de sus líderes, como Emiliano Zapata y Pancho Villa, en auténticas leyendas.

6 de Junio de 2020

Estas son las 5 playas de la operación ´Neptuno´: la maniobra naval complementaria a la operación ´Overlord´.

El 6 de junio de 1944, más conocido como el Día D, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas aliadas lanzaron la mayor invasión anfibia y aerotransportada de la historia de la guerra en la operación nombrada en clave como Overlord.

Los desembarcos aliados en las playas de Normandía marcaron el comienzo de una larga y costosa campaña para liberar al noroeste de Europa de la ocupación nazi. En la mañana del día D, tropas de tierra desembarcaron en cinco playas de asalto: Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword en lo que fue la operación de carácter naval complementaria desarrollada en el marco global de la operación Overlord, nombrada en clave como operación Neptuno. Al final del día, los Aliados se habían establecido en tierra y podían comenzar el avance hacia Francia. Cada playa fue un desafío diferente. Fueron estas:

Más de 23.000 hombres de la 4ª división de infantería de los Estados Unidos aterrizaron en la playa de Utah, la más occidental de las playas del asalto. Las fuertes corrientes arrastraron la primera oleada de tropas hacia un sector más levemente defendido, a unos 1.800 metros al sur de su objetivo original. Las tropas aerotransportadas habían aterrizado tras la playa de Utah en las primeras horas del 6 de junio. Tras algunos periodos de intensa lucha, los paracaidistas finalmente aseguraron las calzadas a través de las tierras bajas inundadas, proporcionando una ruta para que las tropas en la playa se movieran hacia el interior. Al final del día, la 4ª división de infantería había avanzado aproximadamente 6 kilómetros y medio. El coste en bajas fue se tradujo en unos 200 soldados entre muertos, heridos o desaparecidos.

Las tropas de las divisiones de infantería 1ª y 29ª de los Estados Unidos aterrizaron en la playa de Omaha el 6 de junio de 1944. Omaha fue la más defendida de las áreas de asalto y las bajas, que ascendieron a cerca de 3000 en las filas de los aliados, fueron más altas que en cualquier otra playa. Los bombardeos aéreos y navales aliados preliminares no lograron eliminar los puntos fuertes de defensa a lo largo de la costa y los estadounidenses tuvieron dificultades para despejar los obstáculos de la playa. La experimentada 352ª división alemana de infantería participó en el entrenamiento anti-invasión en la zona y pudo reforzar las unidades de defensa costera. A pesar de estos desafíos, los estadounidenses pudieron ganar un pequeño punto de apoyo en la playa al final del día. En la cercana Pointe du Hoc, también los Rangers estadounidenses completaron un costoso asalto a los emplazamientos de cañones alemanes en lo alto del acantilado.

Cerca de 25.000 hombres de la 50ª división británica aterrizaron en la playa Gold en el Día D. Sus objetivos eran capturar la ciudad de Bayeux, la carretera de Caen-Bayeux, y juntarse con los estadounidenses en Omaha. Los fuertes vientos causaron que la marea subiera más rápido de lo esperado, ocultando los obstáculos de la playa bajo el agua. Pero a diferencia de Omaha, el bombardeo aéreo y naval había logrado suavizar las defensas costeras alemanas. Al final del día, las tropas británicas habían avanzado unos 9 kilómetros y medio hacia el interior y se habían reunido con las tropas de la 3ª división canadiense, que habían aterrizado en la playa de Juno, al este.

El objetivo de la 3ª división canadiense era asegurar la playa de Juno y unirse con las fuerzas británicas en la playas de gold hacia el oeste y Sword hacia el este. Los mares agitados retrasaron el desembarco y la marea creciente redujo el ancho de la playa, lo que produjo que mucho de los vehículos y el equipo transportado quedara encallado en la arena. Juno estaba fuertemente defendido y las bajas fueron acusadas, especialmente entre las tropas de la primera oleada de infantería que trato de desembarcar. A la medianoche, los canadienses aún no se habían unido con los británicos en Sword, sin embargo habían despejado la playa, avanzado varios kilómetros tierra adentro uniéndose a los británicos en Gold.

El mal tiempo y la fuerte resistencia alemana obstaculizaron el asalto de la 3ª división británica sobre la playa de Sword, la más oriental de las playas. Las crecientes mareas y la geografía del área de asalto crearon un frente angosto, causando congestión y demoras, y dificultando el desembarco del apoyo blindado necesario para el avance hacia el interior. Aunque la 3º división repelió con éxito un contraataque alemán, no logró tomar la ciudad de Caen, de gran importancia estratégica y su objetivo clave para el Día D. La captura de Caen se convirtió en un punto esencial de la estrategia británica en las semanas posteriores al Día D y la ciudad no estuvo completamente ocupada hasta mediados de julio.

El desembarco de Normandía en imágenes:

Robert Capa, imágenes del desembarco:

La marca de agua indica el Imperial War Museum. El Museo Imperial de la Guerra (en inglés, Imperial War Museum) es el museo militar británico, establecido en 1917 durante la Primera Guerra Mundial, inaugurado oficialmente el 9 de junio de 1920 por el rey Jorge V en el Crystal Palace, en Sydenham Hill. En 1924 el museo fue trasladado al Instituto Imperial en South Kensington y, finalmente, en 1936, el museo adquirió un local permanente en donde antes se encontraba el Hospital Real de Bethlem en Southwark. Durante 1970 el museo comenzó a expandirse hacia otras sedes. Las colecciones del museo incluyen archivos de documentos personales y oficiales, fotografías, material cinematográfico, grabaciones de historia oral, una amplia biblioteca, una colección de arte y vehículos y aviones militares.

Se encuentra distribuido en diversas instalaciones en Inglaterra, tres de las cuales se encuentran en Londres: La Sede principal del Imperial War Museum se encuentra situada en Londres y trata sobre todo de la Primera Guerra Mundial y en menor medida de la Segunda Guerra Mundial. El Museo Imperial de Guerra de Duxford, cerca de Cambridge, es un importante museo aeronáutico con dos colecciones distintas, una sobre los aviones estadounidenses y otra sobre los aviones británicos. El edificio de Mánchester es conocido como del norte (Imperial War Museum North) y está situado en Trafford, se abrió el 5 de julio de 2002 en un edificio singular diseñado por el arquitecto Daniel Libeskind.

El buque de guerra HMS Belfast se encuentra fondeado en el Támesis delante de la Torre de Londres. Las Churchill War Rooms (literalmente, habitaciones de guerra de Churchill) son un museo en Londres y una de las cinco ramas del Museo Imperial de la Guerra. El Museo comprende los Cabinet War Rooms, un complejo histórico subterráneo que albergó un centro de mando del gobierno británico durante la Segunda Guerra Mundial, y el Churchill Museum, un museo biográfico que explora la vida del estadista británico Winston Churchill. Como rama de un museo nacional, es financiado por el Departamento para la Cultura, Medios y Deporte, por medio de los ingresos de admisión y la actividad comercial del museo.

Pásate por fotografía >> autores >> Robert Capa.

7 de Junio de 2020

En La soledad del corredor de fondo, la novela y la película, el protagonista, un chaval de un reformatorio, un fenómeno del campo a través, se deja ganar en un cross por el representante de un colegio pijo. Lo hace como gesto de rebeldía, de libertad, para fastidiar a su carcelero-entrenador-profesor. Una acción hermosa que, dicen los entendidos en atletismo, es puramente peliculera, imposible en la vida real, añaden, pues un atleta, uno bueno, nunca se dejaría ganar.

A finales de 2012 Iván Fernández Anaya, atleta vitoriano de 24 años, se negó a ganar el cross de Burlada, en Navarra. “No merecía ganarlo. Hice lo que tenía que hacer”, dice Fernández Anaya, quien, cuando iba segundo, bastante distanciado del primero, en la última recta de la carrera, observó cómo el seguro ganador, el keniano Abel Mutai (un muy buen atleta: medallista de bronce en los 3.000 metros obstáculos de los Juegos de Londres) se equivocaba de línea de meta y se paraba una decena de metros antes de la pancarta. Fernández Anaya le alcanzó con rapidez, pero en vez de aprovechar la situación para acelerar y ganar, se quedó a su espalda y con gestos y casi empujándole le llevó hasta la meta, dejándole pasar por delante. “Él era el justo vencedor. Me sacaba una distancia que ya no podía haber superado si no se equivoca. Desde que vi que se paraba sabía que no iba a pasarle”.

10 de Junio de 2020

Convencidos de que el cinematógrafo era un invento sin futuro, los hermanos Lumière abandonaron pronto su ingenio y se dedicaron a campos que consideraban más rentables. Así, en 1903 desarrollaron el proceso de fotografía en color, el Autocromo. El 10 de junio de 1907 Auguste Lumière presenta en París la fotografía en color, que hasta 1930 fue el principal modo de tomar imágenes en color hasta el desarrollo de la película de color sustractivo a mitad de los años 30.

En la placa de cristal autocromo se distribuyen millones de granos de fécula de patata, en cada color de uno de los tres colores: rojo, verde o azul, asociados en una superficie sensible. Obtienen así muestras positivas transparentes dando una imagen mucho más iluminada y natural con un soporte de papel opaco. Al igual que con la pintura puntillista, es la totalidad de la mirada la que forma el efecto del color y el encanto de estas fotografías. La comercialización en 1907 pone a la fotografía en color al acceso de todos y cobra fuerza en 1910. El autocromo no tendrá ningún competidor real durante tres décadas hasta la llegada de la película de color que sustituye la frágil lámina de vidrio.

Están muy lejos de la prestación original de esas placas de vidrio. Con el tiempo han perdido la frescura de sus colores. De pequeño tamaño y debido al propósito de la exposición, eran reproducidas sobre tres grandes paneles opacos en una superficie de plástico y brillante. Finalmente, en condiciones de iluminación difíciles, se “refotografiaba” a mano alzada en su formato integral o solo en parte, a veces con los inevitables reflejos de las luces de la calle.

Retratos de la familia y paisajes ...

En palabras de sus nietas ... "Nuestro abuelo ha dicho a menudo que el proceso había sido para él la invención de su vida: « Me llevó siete años de esfuerzo ininterrumpido. No hice nada más durante ese periodo. Jamás perdí el valor ».

Disfruta de aquellas primeras imágenes en la sección dedicada a la historia de la fotografía.

11 de Junio de 2020

Durante la mañana del 11 de junio de 1963 un monje budista protestó inmolándose hasta morir como rechazo a la opresión que el gobierno de Ngo Dinh Diem ejercía sobre la religión budista en aquel país.

13 de Junio de 2020

EPNature es una asociación sin ánimo de lucro que tiene como objetivo organizar eventos públicos en torno a la fotografía y la promoción de la naturaleza y el medio ambiente.

14 de Junio de 2020

Aunque su cumpleaños es el 21 de abril, Isabel II siempre celebra el día de su nacimiento en junio, con el tradicional Trooping the Colour. Tradicionalmente, Londres se viste de tiros largos para acoger este desfile militar, que en el siglo XVIII instauró el rey Jorge II y así posponer unos meses los festejos de su aniversario –que era en diciembre– para gozar de un mejor clima. Desde entonces, este acto reúne cada año a la familia real británica al completo. Un guardia de honor se desmayó ante la Reina Isabel II durante el desfile de 1970.

16 de Junio de 2020

Una nube de humo oscurece el cielo. Ntsiki Makhubo y su madre, que vuelven de pasar el día en Johannesburgo, bajan del tren y se encuentran con un grupo de gente que está nerviosa. La estación está llena de cristales rotos, que pisan mientras reciben la noticia: "Tu hermano ha muerto –le dicen a Makhubo–. Lo han asesinado." El 16 de junio de 1976, la policía abrió fuego contra los estudiantes que se manifestaban en Soweto. Los vecinos de Makhubo supusieron que su hermano mayor –Mbuyisa, de 18 años de edad– estaba gravemente herido cuando lo vieron cojeando hacia un ambulatorio con un niño en brazos. Pero no fue él quien perdió la vida ese día, sino el chico de 12 años al que intentaba salvar: Hector Pieterson.

Poco después, un periódico local publicó la fotografía que les había sacado un periodista. La imagen llegó al mundo entero, y tuvo un impacto tremendo. La gente estaba indignada con la brutalidad de la policía sudafricana, y aquella foto se convirtió en un símbolo de la lucha contra el sistema racista y en el detonante de una nueva ola de protestas que, al final, pondría fin al apartheid. Sudáfrica ha conmemorado estos días el 40 aniversario del alzamiento de Soweto. Nadie sabe cuántas personas murieron. Se calcula que, durante los meses posteriores, hubo entre 150 y 700 víctimas mortales. Pero, al igual que la famosa fotografía, el aniversario provocará reacciones que no siempre son fáciles de conciliar.

"El alzamiento significa cosas distintas para la gente –dice Khwezi Gule, director del memorial y museo Hector Pieterson, de Soweto–. Se mezclan distintas generaciones y grupos sociológicos. Incluso los que estaban allí en 1976 tienen formas diferentes de verlo, tanto si eran padres como si eran estudiantes, líderes políticos o personas que, sencillamente, se vieron atrapadas en el fuego cruzado". Gran parte de la atención se centró entonces en Pieterson y en la niña que aparecía gritando en la fotografía, su hermana pequeña Antoinette. Los dos eran alumnos de colegios locales, y estaban protestando contra la introducción de la enseñanza obligatoria en afrikáans, que los estudiantes consideraban una humillación añadida a la ya problemática situación de unas escuelas deliberadamente abarrotadas y prácticamente sin fondos que, en lugar de ofrecer educación a la mayoría negra, se la negaban. Además, había otros factores. Las generaciones jóvenes habían perdido la confianza en sus líderes políticos, que estaban en su mayoría en el exilio o la cárcel; y muchos de ellos amonestaban a sus propios padres por considerar que habían asumido y aceptado las humillantes restricciones del apartheid. Pieterson, que no estaba particularmente comprometido en las luchas sociales, se había sumado a sus compañeros de clase para marchar por las polvorientas calles hasta un estadio de la zona. La policía les cortó el paso. Las cosas se complicaron y empezaron a llover piedras y botes lacrimógenos. Luego, empezó el tiroteo. "Todo era muy confuso. Vi que algunos se intentaban esconder, y yo también me escondí. Tenía miedo porque no sabía dónde estaba Hector... Después, avancé un poco y vi el zapato de mi hermano", recuerda Antoinette 17 años más tarde. Fue entonces cuando Mbuyisa Mkhubo recogió al chico y se lo llevó; pero fue inútil, porque murió antes de que llegaran al centro médico más cercano. La familia de Pieterson quedó destrozada aquel día, y la de Makhubo empezó a sufrir pronto las consecuencias del impulsivo y solidario acto de Mbuyisa.

Los Makhubo ya habían pagado un precio elevado por su compromiso en la lucha contra el apartheid. Eran amigos de líderes del Congreso Nacional Africano (ANC, por su sigla en inglés) como Nelson Mandela y Walter Sisulu, y las autoridades los conocían perfectamente. De hecho, Mbuyisa solía ir en compañía de sus hermanos y de su hermana Ntsiki a la casa de Mandela en Soweto, donde Winnie –segunda esposa de Mandela– cocinaba a veces para ellos. "Incluso me ayudó a matricularme en la universidad –dice Ntsiki–. Íbamos y nos preparaba espinacas, pap [un puré de harina de maíz] y, ocasionalmente, carne a la parrilla". El padre de Mbuyisa era miembro de la organización Umkhonto we Sizwe (MK), que había protagonizado una campaña de sabotaje y violencia a principios de la década de 1960. Obligado a huir para evitar la prisión, vivió en campamentos de la ANC situados en países vecinos hasta que falleció en Kenia en 1973. Días después del alzamiento del 16 de junio, ya era evidente que Mbuyisa seguiría los pasos de su padre y terminaría en el exilio. "Yo quería mucho a mi hermano –dice Ntsiki–. Desde aquel día, cuando intentó salvar la vida de aquel chico, parecía trastornado... La policía y los periodistas le molestaban todo el tiempo. Al final, dijo que se tenía que ir. Yo le preparé un pequeño macuto y él se marchó hacia la frontera de Botswana. Me escribió durante una temporada, pero sus cartas dejaron de llegar cinco años después. No nos volvimos a ver." Hace poco, recibieron noticias según las cuales Mbuyisa podía estar en Canadá; pero la noticia no se ha confirmado, y Ntsiki se muestra escéptica. La familia sufrió aún más durante los años siguientes, cuando el gobierno intensificó sus brutales esfuerzos por mantener el apartheid a pesar de la oposición generalizada, la crisis económica y la condena internacional.

En 1985, le llegó el turno a otro de los hermanos de Ntsiki, quien también se unió al MK y se marchó de Sudáfrica para entrenarse en tácticas de guerrilla. Permaneció en el exilio hasta 1994, cuando el ANC llegó al poder y Nelson Mandela se convirtió en presidente, pero murió de sida cinco años después de haber vuelto a su tierra natal. Desde entonces, la suerte de los Makhubo ha mejorado tanto como la suerte de la nación. Ntsiki sigue viviendo en la destartalada casa de Litabe Street, de donde salió su hermano hace 40 años para unirse a la manifestación, pero sus hijos han crecido en un ambiente de calma relativa. Dos de ellos viven en Cape Town; uno es estudiante universitario y el otro, gerente de un supermercado. El tercero, Zongezile, es un elegante hombre de 37 años que sigue viviendo en Soweto, donde dirige una empresa de turismo.

En opinión de Zongezile, la conmemoración de los sucesos de 1976 conlleva un mensaje importante. "El recuerdo de Hector Pieterson y de mi tío es un símbolo de sacrificio y solidaridad, pero también de cambio", afirma. Desde luego, no hay duda de que Soweto ha cambiado. Hay concesionarios de coches, calles asfaltadas y estaciones de autobuses, además de tiendas donde se venden las principales marcas occidentales. El flujo de turistas, que quieren ver el sitio donde mataron a Hector Pieterson -señalizado con un cartel, provocó una pequeña explosión de tiendas de recuerdos y restaurantes de "auténtica" cocina de Soweto. El museo Hector Pieterson abrió sus puertas en el año 2002 y, en la actualidad, recibe 90.000 visitas al año. Muchos de los visitantes son alumnos de primaria y secundaria, que sonríen y posan delante de la fotografía de Mbuyisa y el niño moribundo. Pero la mayoría no sabe gran cosa del alzamiento ni se muestra particularmente interesada en él. "De los 40 o 50 estudiantes que forman cada grupo, sólo hay tres o cuatro que sepan algo o les importe", dice Liz Block, una profesora que trabaja voluntariamente de guía. A Ntsiki le preocupa su falta de interés, y tiene miedo de que vuelva la violencia. Se quedó horrorizada cuando, en el año 2012, la policía mató a docenas de mineros en huelga cerca de Johannesburgo, y reacciona con la misma indignación ante los recientes y brutales desalojos de las personas que viven en campamentos ilegales: "¿Mereció la pena el sacrificio? Se han hecho muchas cosas buenas. Me siento orgullosa de ser sudafricana. Pero sigo triste porque aún hay muchas cosas que están mal. La policía sigue disparando a la gente que protesta en los campamentos. No luchamos para eso."

Algunas zonas de Soweto siguen hundidas en la miseria. Hay familias enteras que se apiñan en hostales que parecen salidos de la época del apartheid, e inmigrantes del campo de países vecinos que pagan más de 30 euros al mes por simples chozas de hojalata. El contraste con las zonas turísticas de Orlando West, por no hablar de los barrios ricos de Johannesburgo –que sólo están a 40 minutos en coche– es estremecedor. En Kliptown, situado al Sudeste de la localidad, hay 45.000 personas que viven en calles de arena, sin acceso a colegios ni a trabajo de ninguna clase. El barrio sufre una verdadera epidemia de drogas y violencia, y los líderes de la comunidad afirman que se sienten traicionados por sus representantes electos. "Los políticos y los miembros del Gobierno vendrán el día de la celebración, harán su campaña y asistirán a los actos que hayan organizado, pero eso no tiene nada que ver con nosotros", declara Bob Nameng, responsable de un programa comunitario local. Sin embargo, Zongezile Makhubo se muestra esperanzado a pesar de todos los problemas que siguen teniendo Sudáfrica y Soweto 40 años después del alzamiento. "Hay quien olvida lo que hemos conseguido durante los años de democracia, y sólo se fija en lo malo. Pero hemos demostrado que nuestra nación se une cuando tiene que afrontar un desafío. La gente se junta y dice que hará lo posible por ayudar y que éste es el país que aman."

Pásate por Ser humano >> Activistas >> Sudáfrica.

17 de Junio de 2020

Eugène Weidmann, la última persona ejecutada con guillotina públicamente en Francia, la madrugada del 17 de junio de 1939.

Tal fue el revuelo generado por los que acudieron a la ejecución, que el presidente francés Albert Lebrun las prohibió alegando que promovían los instintos más bajos de la naturaleza humana.

18 de Junio de 2020

"Cinco hombres, uno de los cuales afirma ser un antiguo empleado de la CIA, fueron detenidos ayer sábado, a las 2.30 horas de la madrugada cuando intentaban llevar a cabo lo que las autoridades han descrito como un plan elaborado para espiar las oficinas del Comité Nacional del Partido Demócrata en Washington". Esta breve noticia publicada sin más comentarios el 18 de junio de 1972 en el diario The Washington Post, y en la que pocos lectores repararon, cayó como una bomba a pocos metros de la redacción: en el Despacho Oval, la oficina principal del presidente de los Estados Unidos. Para Richard Nixon era el principio del fin.

Los cinco detenidos no eran simples ladrones que iban a robar. Eran agentes secretos al servicio del presidente y tenían como misión colocar micrófonos e intervenir los teléfonos de sus rivales demócratas para espiarlos. Fueron conocidos como The plumbers, los fontaneros, porque una vez detenidos declararon: "Si nos contrataron para evitar filtraciones, es que somos fontaneros", es decir, agentes especiales encubiertos y contratados por Howard Hunt y Gordon Liddy, dos hombres vinculados al Comité de Reeleccción del Presidente, un equipo formado por militantes del Partido Republicano creado por Richard Nixon y al que el presidente había encargado su campaña de reelección en los comicios de noviembre de 1972.

De este modo, como si del guion de una película de espías se tratase, arrancaba el Caso Watergate, un escándalo que provocaría la primera y única dimisión del primer mandatario de los Estados Unidos en la historia. En menos de cuatro meses, y en un dramático crescendo a ritmo de exclusiva, dos periodistas del Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, fueron los encargados de desenmascarar la trama que obligaría a salir por la puerta de atrás al inquilino de la Casa Blanca. La investigación empezó cuando el sábado 17 de junio de 1972, el joven Woodward se acercó al juzgado para escuchar en directo la audiencia preliminar de los presuntos cinco "rateros", varios de ellos de Miami, que habían sido detenidos in fraganti en las oficinas del Partido Demócrata, en el edificio Watergate de la capital federal.

Bob Woodward empezó a interesarse en el caso cuando escuchó que uno de los detenidos era James W. McCord Jr., el consejero de seguridad de la CIA. También le llamó la atención que otro de los arrestados dijese que todos eran "anticomunistas" de profesión. Aquella noticia se publicó al día siguiente, domingo, e iba firmada por Woodward y su compañero Carl Bernstein, cuyos nombres sólo aparecían al final de la misma. Pero cuando los periodistassupieron que McCord era también el coordinador de seguridad del Comité para la Reelección del Presidente en la campaña electoral, decidieron tirar del hilo y descubrieron que existía una conexión entre el detenido y gente muy próxima al presidente Nixon, encargada de resolver algunos problemas incómodos. Eran sus "fontaneros" o, como se les conocería más tarde, los "hombres del presidente" (Todos los hombres del presidente sería el título del libro que Woodward y Bernstein publicarían en 1974 sobre sus investigaciones en este caso).

En una rueda de prensa celebrada el 22 de junio, Richard Nixon empezó a eludir su responsabilidad en "ese particular incidente" y, de espaldas a la opinión pública, se empezó a comprar el silencio de los detenidos mediante el pago de grandes sumas de dinero. El 1 de julio, el jefe de campaña de Nixon, John Mitchell, presentó su dimisión "ante la insistencia de su esposa". Para entonces, Carl Bernstein estaba investigando la "conexión Miami" de los detenidos con parte del dinero incautado por la policía, que procedía de donaciones privadas que servían para sufragar los gastos de la reelección del presidente republicano, y cuyo reparto había supervisado el dimitido Mitchell.

Cada día, tras el cierre del rotativo, Bernstein y Woodward quedaban con algunos empleados del Comité para la Reelección del Presidente para intentar sonsacarles información. Dos de ellos, una contable y un responsable de control de finanzas, preocupados por la dimensión que había adquirido el uso ilegal de fondos en la campaña, les revelarían datos muy importantes. Pero la fuente más decisiva de información fue la que durante más de 35 años Bob Woodward mantuvo en el anonimato. Oculto bajo el seudónimo de Garganta Profunda, se encontraba Mark Felt. Debido al cargo que éste ocupaba dentro de la Administración (era director asociado del FBI), la relación que mantenía con Woodward era lo más reservada posible. Usaron diversos tipos de señales para reunirse, como colocar una bandera roja en el balcón de la casa de Felt, y sus encuentros se celebraban de madrugada en un parking de Washington.

Durante sus reuniones, Garganta Profunda no revelaba ninguna información al periodista, pero sí corroboraba todos los datos que requerían comprobación y, lo más importante, orientaba a Woodward hacia donde debía encaminar sus pesquisas. En sus reuniones, Garganta Profunda reveló la agresiva estrategia que estaba adoptando la Casa Blanca para espiar a sus rivales políticos, periodistas y a cualquiera que el Gobierno considerase desleal. Por fin, el 21 de septiembre saltaba la noticia: Bernstein y Woodward afirmaban con rotundidad que John Mitchell había controlado un fondo secreto para espiar a los demócratas.

John Mitchell, fotografiado por la prensa, a punto de tomar parte como testimonio en el Comité judiciario del Senado durante la investigación del caso Watergate.

El 10 de octubre de 1972, el Washington Post informó de que la investigación policial había concluido que el asalto a las oficinas del edificio Watergate formaba parte de un plan de espionaje y sabotaje orquestado para favorecer la reelección del presidente Nixon. A pesar del escándalo, Nixon consiguió ganar de forma indiscutible las elecciones presidenciales del 7 de noviembre de ese mismo año.

Pero eso no detuvo a los intrépidos Woodward y Bernstein, y el Washington Post decidió seguir publicando informaciones y mantenerse en la línea marcada. En enero de 1973, el juicio a los asaltantes del Watergate se saldó con una amplia lista de condenas, incluida la de James W. McCord. Este ex agente de la CIA, convertido en jefe del espionaje republicano, volvió a ser clave cuando envió una carta al juez afirmando que había cometido perjurio, que los acusados habían recibido presiones para declararse culpables, que había personalidades muy importantes implicadas y que temía por su vida si revelaba todo lo que sabía sobre el asunto. La carta daría un giro inesperado a la cobertura del caso y, como diría Katharine Graham, directora del periódico: "Toda la prensa apareció en masa, levantando literalmente las alfombras en busca de pistas. El Post ya no estaba solo".

Ante todas estas informaciones, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos ordenó al presidente Nixon entregar las cintas secretas obtenidas en las escuchas a sus rivales políticos para utilizarlas en el juicio del caso Watergate contra sus hombres. Los jueces resolvieron el debate en una histórica votación en contra de los argumentos del presidente. A partir de ese momento, Nixon perdió el apoyo de los propios miembros del Partido Republicano, que estaban dispuestos a votar a favor de una solicitud del Congreso de los Estados Unidos para iniciar un proceso de impeachment (destitución) del presidente. El 8 de agosto, Richard Nixon anunciaba su dimisión, aunque reconocía que dejar el despacho "es algo que aborrecen todos los instintos de mi cuerpo. Sin embargo, como presidente, debo anteponer los intereses de América".

Richard M. Nixon se despide desde los escalones de su helicóptero cuando abandona la Casa Blanca luego de dimitir como presidente.

23 de Junio de 2020

El Tratado Antártico y otros acuerdos relacionados, colectivamente denominados como Sistema del Tratado Antártico, actualizan las relaciones internacionales con respecto a la Antártida. Para los propósitos del Tratado Antártico, la Antártida es definida como todas las tierras y barreras de hielo ubicadas al sur de la latitud 60°S sin afectar derechos sobre el alta mar allí existente. El tratado fue firmado en Washington D. C., Estados Unidos, el 1 de diciembre de 1959 y entró en vigor el 23 de junio de 1961 al depositarse el último de los instrumentos de ratificación de los doce signatarios originales.

El gobierno federal de los Estados Unidos es el depositario del tratado, mientras que la sede permanente de la Secretaría del Tratado Antártico está situada en Buenos Aires, Argentina, desde su creación en 2004.

Los firmantes originales fueron: Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Francia, Japón, Noruega, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Sudáfrica y la Unión Soviética, pero el tratado dejó la puerta abierta a cualquier miembro de la Organización de las Naciones Unidas, u otro estado invitado por la totalidad de los signatarios consultivos. Desde su firma el número de signatarios creció hasta un total de cincuenta y cuatro en abril de 2019, pero solo veintinueve de ellos poseen la categoría de «miembros consultivos», que les otorga plenos derechos decisorios. Los restantes veinticinco son considerados «miembros adherentes», por lo cual no gozan del derecho a votar. El tratado tiene vigencia indefinida y no ha sufrido enmiendas. Puede ser modificado por la unanimidad de los miembros consultivos o —luego de los treinta años de vigencia— por la mayoría de miembros presentes en una conferencia convocada al efecto en la que pueden participar los miembros no consultivos.

24 de Junio de 2020

El 24 de junio de 1859, Solferino, una pequeña población del norte de Italia, en la región de Lombardia, se hizo famosa por por ser la localidad donde tuvo lugar una sangrienta batalla. Tras la masacre (se calcula que hubieron unos 40.000 muertos) hubo alguien a que no quedó indiferente ante tal desgracia. Su nombre era Henry Dunant. Dunant era un hombre de negocios que, tras ayudar a coordinar la atención de los moribundos (la mayoría de soldados moría en el mismo campo de batalla sin atención alguna), observó las condiciones infrahumanas en las que eran atendidos los heridos y decidió hacer algo al respecto: así nació la Cruz Roja Internacional.

31 de Junio de 2020

Las montañas de Flinders, en Australia, capturadas en esta fotografía en falso color por la misión Copernicus Sentinel de la ESA, son un ejemplo clásico de una cadena montañosa plegada que se forma cuando chocan dos o más placas tectónicas, doblando y empujando capas de tierra tornándolas en cadenas montañosas. El área que se muestra aquí pertenece al Parque Nacional Vulkathunha-Gammon Ranges. Las principales atracciones del accidentado parque incluyen profundos desfiladeros, abismos y una impresionante naturaleza salvaje. Numerosos arroyos aparecen como venas en toda la imagen, mientras que las líneas rectas y blancas visibles en la parte inferior derecha corresponden con caminos de tierra.

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