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10 - Octubre - 2022
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Cinco años del movimiento #metoo.

Hace cinco años, vio la luz un movimiento que llevaba mucho tiempo bajo la sombra, el trascendental MeToo. Concretamente, el 'boom' fue el 5 de octubre de 2017, cuando el New York Times publicó una investigación sobre las denuncias de acoso sexual contra un productor de Hollywood, Harvey Weinstein, quien era considerado intocable pese a los rumores que corrían sobre su mala conducta.

En la investigación, dos periodistas del diario revelaron lo que muchas se suponían -o habían vivido alguna vez-: en el mundo del cine había productores que prometían ayudar a que las carreras de ciertas actrices prosperaran a cambio de favores sexuales. Y uno de ellos era Harvey Weinstein. El productor intentó tocar a varias actrices en habitaciones de hoteles, e incluso forzarlas a mirarlo desnudo. Y todo bajo el abuso de poder que podía ejercer en el mundillo.

Tras meses de investigación, el medio pudo destapar la gran mancha negra de Hollywood. Fue tal el escándalo que Weinstein fue despedido su propia empresa, cofundada con su hermano Bob Weinstein, que llevaba su nombre, The Weinstein Company.

Este, sin más opción, intentó disculparse por sus actos, intentando argumentarse con que creció en las décadas de los 60 y 70, cuando las "reglas sobre el comportamiento y los lugares de trabajo eran diferentes". También sus abogados intentaron atenuar la gravedad de los hechos, pero Weinstein solo fue la primera pieza que el movimiento MeToo tuvo que poner para estallar.

Harvey Weinstein, a su llegada a una de las sesiones del juicio celebrado en Nueva York.

El movimiento siguió el curso que tenía que seguir, y la caída del productor considerado intocable fue vertiginosa. Pero no fue el fin.

Cinco días más tarde, otro artículo publicado -esta vez en la revista The New Yorker- reafirmaba las acusaciones del cofundador del estudio Miramax. Esta vez eran tres actrices las que afirmaban haber sido violadas por Weinstein. Y, a medida que pasaron los días, las mujeres iban perdiendo el miedo a hablar sobre sus experiencias traumáticas con el productor. Más de 80 mujeres, entre ellas famosas actrices, lo acabaron acusando de acoso sexual o violación.

Pero el 'MeToo' tal y como lo conocemos fue difundido masivamente a raíz de un tuit. Un mensaje de la actriz Alyssa Milano en Twitter donde ponía: "Si te han acosado o agredido sexualmente, escribe 'me too' [yo también] en respuesta a este tuit". Y la avalancha de testigos no tardó en llegar.

A raíz del escándalo Weinstein, la etiqueta se extendió por todo el mundo: #quellavoltache (dónde esta vez) en Italia, #EnaZeda (yo también) en Túnez, #AnaKaman en Egipto. La misma Alyssa Milano ayudó a propagar el movimiento, pero el #MeToo original ya había sido creado once años antes, en 2006, por la activista afroestadounidense Tarana Burke.

Burke había comenzado a usar esta expresión con una connotación empática hacia las víctimas de violencia sexual, especialmente en comunidades marginadas, para que establecieran una conexión entre ellas y lo expresaran en voz alta al mundo. "Al principio, entré en pánico", reconoció Burke cuando vio su eslogan retomado en las redes. "Tuve una sensación de pavor, porque algo que formaba parte de la labor de mi vida (...) iba a ser utilizado para un propósito que originalmente no había previsto", afirmó.

Pero rápidamente Milano devolvió a la activista lo que era suyo. "Lo que realmente hace la campaña MeToo, y lo que Tarana Burke nos ha permitido hacer a todos, es volver a centrarnos en las víctimas", declaró en una entrevista en el programa Good Morning America. "Esto es solo el comienzo y llevo diciendo desde el principio que no es solo un momento, es un movimiento", insistió Burke, junto a Milano, en 2017 durante el Today Show.

Weinstein fue condenado en 2020 a 23 años de prisión por agresión sexual y violación. Los periodistas que destaparon las atrocidades fueron Jodi Kantor, Megan Twohey y Ronan Farrow, quienes ganaron el prestigioso Premio Pulitzer. Weinstein, que siempre defendió su inocencia, argumentó que el juicio en su contra no fue justo, entre otras cosas, porque se permitió testificar a varias mujeres que habían denunciado supuestos abusos a pesar de que en el proceso no se juzgaban esas acusaciones en concreto.

Y, en un escrito de 166 páginas, la defensa del productor hollywoodiense considera que esas mujeres no deberían haber sido escuchadas y dice que sus testimonios influyeron en el jurado, terminando en un juicio al carácter de Weinstein y no por los supuestos hechos de los que se le acusaba.

Weinstein fue el más señalado, pero no fue el único que el movimiento destapó. Con el MeToo, muchas actrices se sintieron con las fuerzas de poder denunciar a otros personajes del mundo del cine como James Franco -denunciado por acoso sexual a tres actrices en 2018-, el cómico Louis C.K -denunciado por conducta sexual indebida por cinco mujeres-, Charlie Rose -denunciado por ocho mujeres- y Roy Moore, entre otros.

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Pese a las acciones de las autoridades en contra del movimiento, la ola del #MeToo continúa impulsando una reforma legal en Egipto para fomentar los derechos de las mujeres, sensibilizando a la población y empoderando a las víctimas de abusos para denunciar. El movimiento #MeToo, llegó en julio del 2020 a Egipto, uno de los países más conservadores del mundo. Las mujeres y activistas resisten a través de denuncias en redes sociales por agresiones sexuales, acoso y violencia en contra de las mujeres y niñas.

Las activistas e impulsoras del movimiento en el país, en donde el 99% de las mujeres ha sido víctima de acoso sexual, aseguran que mantener vivo el movimiento aunque sea en redes sociales es la clave para masificar el mensaje, especialmente para las mujeres marginadas o de los estratos económicos más bajos. A través de Instagram y Twitter mujeres activistas continúan visibilizando los abusos y las violencias. Sabah Khodir, una de las figuras más importantes del movimiento, mantiene canales de apoyo y asesoría para detectar y denunciar la violencia de género en sus perfiles.

"Espero que este impulso no se mantenga en los segmentos de clase media y alta de la sociedad, sino que también descienda a las clases sociales más bajas", dijo Entessar El-Saeed, directora del Centro para el Desarrollo y el Derecho de El Cairo, una organización no gubernamental (ONG). "Hay muchas mujeres que no están educadas y están expuestas al acoso sexual, pero no lo denuncian ya sea porque temen el estigma social o porque desconocen los procedimientos legales", dijo El-Saeed a la Fundación Thomson Reuters.

"Además, la violencia contra las mujeres está en niveles mucho más altos en esas zonas", dijo. "Esas mujeres realmente se quedan atrás. Por eso el estado junto con las ONG tienen que concentrar sus esfuerzos en ellas", agregó. Por ello continúan con el objetivo de trasladar el #MeToo desde las redes sociales a la organización de talleres donde las mujeres puedan compartir sus historias y donde haya capacitaciones a líderes rurales para ayudar a generar conciencia sobre sus derechos y cómo abordar la violencia de género.

El Cairo, considerada la megaurbe más peligrosa para las mujeres, por delante de Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, o Karachi, en Pakistán.

Apartir de que el #MeToo comenzó a invadir las redes sociales entre la población egipcia visibilizando la violencia doméstica, el acoso sexual y las disparidades sociales entre hombres y mujeres, se han reportado encarcelamientos de las activistas e "influencers" relacionadas con el movimiento.

Manar Samy, Mowada al Adham, Haneen Hossam, Menna Abdel Aziz y Haneen Hossam son algunas de las mujeres que han sido condenadas por las autoridades por sus contenidos en redes sociales. Grupos de defensores de derechos humanos ya han denunciado que la libertad de expresión está violentada en Egipto de una manera cada vez más severa. En dicho país existen mecanismos que permiten bloquear sitios virtuales que "amenacen la seguridad nacional" e incluso es posible vigilar cuentas individuales de usuarios que tengan más de 5.000 seguidores.

La debilidad del sistema económico y el alto nivel de desempleo derivado de las revueltas han perjudicado las oportunidades económicas de la mujer. Omaima Abou Bakr, una de las fundadoras de la ONG Foro sobre Mujeres y Memoria, ha denunciado que "el desarrollo económico se ha frenado tanto en los últimos dos o tres años que se piensa que la cuestión de género no es prioritaria". El Cairo, la ciudad más peligrosa del mundo para las mujeres La participación de la mujer en el mundo laboral cayó a un 23 por ciento en 2016, de un 26 por ciento en 1990, según señalan los datos del Banco Mundial. "Este es un país pobre, que atraviesa muchos problemas económicos y políticos y la cuestión de género se resiente", ha reiterado Abou Bakr.

Nueve jóvenes influencers fueron detenidas en Egipto acusadas de vulnerar “los valores familiares y sociales” en la red social TikTok. Los arrestos, amparados por la ley de ciberseguridad del país, llegaban justo cuando el movimiento #MeToo ganaba una mayor relevancia en Egipto, donde muchas mujeres se sumaron a la ola de denuncias de abusos y violaciones.

Pásate por Ser humano >> Activistas >> Egipto.

En la misma línea, Mozn Hassan, el director de la ONG Nazra para los Estudios Feministas, ha asegurado que "la violencia contra las mujeres es una cuestión fundamental" y ha denunciado que "se ha normalizado el pensamiento de que el problema es de las mujeres --por dónde andan, cómo se visten-- y no se focaliza en su derecho a caminar seguras". "Las calles de Cairo no lo son".

El Cairo, la ciudad más peligrosa del mundo para las mujeres Egipto cuenta con una de las tasas más altas de mutilación genital femenina, por la que nueve de cada diez mujeres son sometidas a la ablación total o parcial, a pesar de que esta práctica se prohibió en 2008, según recoge la Encuesta de Cuestiones de Salud en Egipto.

El Cairo, la ciudad más peligrosa del mundo para las mujeres "La mutilación femenina se produce a pesar de que existe una ley que criminaliza esta práctica. Muchas familias creen que preserva la castidad femenina", ha dicho Shahira Amin, periodista y activista por los derechos de la mujer. "Es por culpa de las tradiciones antiguas y las normas sociales (...) presentes en todas las clases sociales. Mi propia madre sufrió la mutilación y yo por suerte pude evitarlo", añadió.

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Yasmine El-Baramawy, música y activista egipcia, sufrió una agresión sexual múltiple en 2012. Desde entonces, quiere que su testimonio saque a la luz todos los casos silenciados.

Mujeres musulmanas comenzaron a denunciar, a través de las redes sociales, que ellas también sufrieron acoso sexual durante las peregrinaciones a La Meca, el lugar más sagrado para el islam, y decidieron difundirlo con hashtag #MosqueMeToo (mezquita yo también). Estos casos ganaron una rápida y amplia difusión en las redes en la región árabe con la etiqueta creada hace una semana por la periodista y activista feminista egipcia Mona Eltahawy, en adaptación de #MeToo, asociada al movimiento de rechazo al acoso sexual en todo el mundo.

A raíz del escándalo Weinstein, la etiqueta se extendió por todo el mundo. El #metoo derivó en #quellavoltache (dónde esta vez) en Italia, #EnaZeda (yo también) en Túnez y #AnaKaman en Egipto.

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Azza Soliman, una abogada del Centro de Asistencia Legal a la Mujer Egipcia, ha destacado que la única manera de fomentar la igualdad de género es reforzando la ley y cambiando las "tradiciones obsoletas" que degradan a la mujer. "Bajo mi punto de vista la ley es muy importante, es una de las herramientas del cambio, aunque no la única", ha manifestado.

Desde 2010, la página web HarrasMap sirve de plataforma para denunciar las agresiones callejeras que se sufren a diario en ciudades como El Cairo o Alejandría.

La activista Yasmine El-Baramawy relató en público una violación múltiple en la plaza Tahrir. Fue atacada en 2012, cuando protestaban contra Mohammed Morsi, el presidente elegido tras la denominada Primavera Árabe. Las documentalistas Colette Ghunim y Tinne Van Loon —estadounidense y belga, respectivamente— dejaron constancia en 2015 con una grabación de su paso por la capital. Y la exmodelo Amal Fathy resultó encarcelada por denunciar en su página de Facebook que la ley contra el acoso (firmada en 2014 y endurecida en 2017) estaba resultando inútil.

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En Octubre de 2017 se conoció que el estudio cinematográfico The Weinstein Company decidió despedir a su presidente y cofundador por el escándalo por acoso sexual en el que se encontraba envuelto. El otrora poderoso productor de cine de Hollywood enfrentaba varias acusaciones de mujeres que lo señalaban por conducta indebida durante casi 30 años. A ello se sumaron los señalamientos de tres actrices -Asia Argento, Mira Sorvino y Rosanna Arquette- que acusaron a Weinstein de forzarlas a sostener relaciones sexuales sin su consentimiento, según un reporte de la revista The New Yorker.

El informe también señalaba que otras colaboradoras de Weinstein, a lo largo de los años, "fueron testigos o tuvieron conocimiento de las insinuaciones sexuales no deseadas y tocamientos" que presuntamente cometió el productor.

Sin embargo, una portavoz del cineasta, Sallie Hofmeister, descalificó los señalamientos hechos en The New Yorker: "Cualquier acusación de sexo no consensual es negada inequívocamente por el señor Weinstein". Hofmeister dijo que nunca hubo actos de represalia contra mujeres por negarse a sus insinuaciones.

"El señor Weinstein obviamente no puede hablar de las denuncias anónimas, pero con respecto a cualquier mujer que ha hecho acusaciones formales, el señor Weinstein cree que todas estas relaciones eran consensuales", sostuvo la portavoz. El anuncio del despido del productor fue hecho por Robert Weinstein (su hermano y cofundador del estudio), Lance Maerov, Richard Koenigsberg y Tarak Ben Ammar. Los directivos de la compañía señalaron que "a la luz de nueva información sobre mala conducta" determinaron excluir a Weinstein "inmediatamente".

El anuncio del despido fue seguido por las declaraciones de varias estrellas de Hollywood, de las que no se había oído hasta ahora. La galardonada actriz Meryl Streep le dijo al diario The Huffington Post que está "horrorizada por las vergonzosas noticias" y elogió a las "intrépidas mujeres que se hicieron oír para dejar a la luz este abuso".

Las declaraciones de Streep se producen tras las críticas por el silencio de las figuras de Hollywood después de conocerse las alegaciones contra Weinstein. La actriz quiso dejar claro que no todo el mundo sabía sobre el tema, ella incluida. La triple ganadora del Oscar trabajó con Weinstein en películas como "La mujer de acero" y August: Osage County y en 2012 bromeó llamando a Weinstein "dios". "Harvey respaldó el trabajo con fuerza, fue exasperante pero respetuoso conmigo y con muchos otros en nuestra relación de trabajo", señaló Streep al hablar sobre las acusaciones. "No sabía nada de sus acuerdos financieros con actrices y colegas. No sabía que tenía encuentros en su habitación de hotel o en el baño, ni estaba al corriente de otros actos de coerción. "Y si todo el mundo lo sabía, no creo que todos los periodistas de investigación en el mundo del entretenimiento y las noticias hubieran rechazado, durante décadas, escribir sobre el tema.

"El comportamiento es inexcusable, pero el abuso de poder es algo familiar. Cada valiente voz que se hace oír y es escuchada y acreditada por nuestros medios vigilantes terminará por cambiar las reglas del juego. La británica Judi Dench emitió un calificado en el que asegura que desconocía completamente las "horribles acusaciones". Dench también alabó a las mujeres que han hablado. "Me solidarizo con quienes han sufrido por esto y apoyo de todo corazón a quienes han hablado", escribió. Emma Thompson, Mark Ruffalo y Seth Rogen son otros de los actores que han expresado sentimientos similares.

El cofundador de Miramax y Weinstein Company, estudios con mucho peso en Hollywood, llegó a producir películas ganadoras del Oscar como Shakespeare in Love ("Shakespeare apasionado", 1998), The King's Speech ("El discurso del rey", 2010) y The Artist ("El artista", 2011). Tras conocerse la investigación difundida por el diario The New York Times, Weinstein pidió disculpas públicamente. "La forma en que me he comportado con colegas en el pasado ha causado mucho dolor, y me disculpo sinceramente por ello", dijo el productor.

El Señor de los Anillos, la afamada y laureada trilogía de Peter Jackson, fue uno de los grandes proyectos de Harvey Weinstein y su hermano Bob. Su producción fue turbulenta. Jackson y los suyos tuvieron que luchar por su visión y buscar la ayuda de New Line Cinema, pero se guardó una serie de trucos de cara a retratar lo mal que los Weinstein se lo hicieron pasar. Elijah Wood lo confirmaba en 2021: una de las máscaras de látex de los orcos de la trilogía llevaba el rostro del productor de Miramax.

El disgusto y los encontronazos de Jackson con Weinstein no terminaron allí, en los créditos finales de El Retorno del Rey, se presentaban un grupo de trolls gigantes en el mismo fotograma de los títulos de crédito en el que aparecían los dos hermanos Weinstein. Miramax abandonó las películas de El Señor de los Anillos a su suerte, algo que les permitió a los responsables de New Line Cinema y Warner comenzar a gestar lo que sería a la postre un gran éxito de taquilla. El estudio intentaba constantemente cambiar la adaptación, algo a lo que Jackson se opuso, y buscó financiación externa. El neozelandés apenas contó con un fin de semana.

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