Estamos en Abril de 2012. El primer ministro
italiano, Mario Monti, da vía libre al gran proyecto de conservación
y relanzamiento del área arqueológica de Pompeya, en el sur
de Italia, que contaria con 105 millones de euros de financiación,
tanto nacional como proveniente de fondos de la Unión Europea
(UE).
El jefe del Ejecutivo tecnócrata de Italia compareció
en la ciudad de Nápoles, próxima a Pompeya, para presentar
las primeras cinco convocatorias del concurso público para
las obras de este proyecto, con el que se pretendia frenar
el deterioro de las ruinas de Pompeya, agravado, sobre todo,
por las fuertes lluvias caídas en los últimos años. Según
explicó Monti en un acto retransmitido por televisión, la
iniciativa, promovida el año anterior por el Gobierno de Silvio
Berlusconi, pretendia "asegurar todas las zonas en riesgo"
y garantizar que el proyecto se llevaba a cabo con "empresas
y trabajadores capaces y honestos, manteniendo lejos a la
criminalidad organizada", la mafia. El primer ministro italiano
aseguró además que esta iniciativa tendria en cuenta a los
"más desfavorecidos", sobre todo los más jóvenes, en una región
meridional que vive una situación económica "seria" y que
sufre la crisis de forma "más acentuada" que otros lugares.
Monti incidió en que la "estrecha colaboración"
que tiene que haber entre cultura y desarrollo económico se
tiene que dar en Pompeya no solo por el interés de las generaciones
futuras de italianos, sino también por el de las de todo el
mundo, pues esta área arqueológica recibe una media de 6.000
visitas diarias, con picos de hasta 20.000 en temporada alta
turística.
Las cinco primeras licitaciones para el proyecto
sobre Pompeya estaban destinadas a la conservación de la Casa
del Criptopórtico (563.168 euros); de la Casa de Sirico (1,24
millones de euros); de la Casa del Marinero (1,01 millones
de euros); de la Casa de las Paredes Rojas (192.298 euros),
y de la Casa de los Dióscuros (1,45 millones de euros).
"Pompeya es un bien de la humanidad y es también
símbolo, emblema de una de las más importantes raíces de la
cultura occidental", dijo el entonces Ministro de Cultura
italiano, Lorenzo Ornaghi, durante la presentación. Ornaghi
explicó que el plazo para la realización del proyecto era
de tres años y que el modelo de cooperación entre instituciones
propuesto por su Ejecutivo había gustado "mucho" a
la Unión Europea (UE).
De echo, unos días antes de aquella presentación,
la Comisión Europea (CE) aprobó formalmente la concesión de
ayudas del FEDER al proyecto de Pompeya, que contaria con
41,8 millones de euros de financiación europea y 63,2 millones
de euros de fondos italianos.
Los restos arqueológicos de Pompeya, ciudad
del antiguo Imperio Romano sepultada en el año 79 d.C. por
una violenta erupción del vecino volcán del Vesubio, habían
sufrido un gran deterioro en los últimos tiempos, sobre todo
con derrumbes parciales debido a las fuertes lluvias que azotaron
la zona tanto en 2010 como en 2011.
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Roque Joaquín de Alcubierre, el aragonés que
descubrió Herculano y Pompeya.
Alcubierre, dentro de un proyecto de la productora
local Crew Films, dirigido por la realizadora zaragozana Silvia
Pradas, que pretende dar el lugar que le corresponde a uno
de los padres de la arqueología moderna.
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2018 era el año del retorno al trabajo
continuado. Pompeya es una máquina del tiempo inagotable.
Dos arqueólogos encontraron en un área hasta ahora inexplorada
de la ciudad sepultada hace dos milenios por la erupción del
Vesubio una pieza de un juego de mesa, un trozo de una lámpara
y la parte superior de un frasco de perfume. Se lo mostraron
orgullosos a quienes les observaban desde los andamios, que
pusieron los ojos como platos. Un pequeño ejército de cascos
blancos y amarillos, formado por operarios, arquitectos y
restauradores, trabajaba a destajo entre los vestigios para
extraer de las cenizas ecos que siguieran ayudando a fraguar
la percepción actual de la antigua Roma. Los arqueólogos volvian
a excavar en Pompeya por primera vez en 30 años. Y en esta
ocasión no se trataba de frenar la destrucción de alguna zona,
sino de ejecutar una investigación planificada. “Desde el
siglo pasado no se hacían excavaciones tan significativas
como esta”, explicó en su momento la arqueóloga Laura
D’Esposito al pie de las zanjas.
Los fascinantes restos congelados en el tiempo
por la erupción del Vesubio nos hablan de momentos sorprendentes.
Como la historia del hombre más desafortunado de la Villa.
Según los investigadores, este hombre de alrededor de 30 años
habría sobrevivido a los primeros y violentos instantes de
la erupción. Seguro que se creyó a salvo mientras corría entre
los callejones del pueblo. Así lo atestiguan los restos pirolíticos
sobre los que se ha encontrado. Y en esa carrera sobre cenizas,
ocurrió lo insospechado.
Una enorme piedra impulsada por la fuerza de
la explosión le cayó justo en la cabeza, matándolo en el acto.
Los primeros análisis forenses nos hablan de un hombre con
ciertas dificultades para caminar, pero no fue eso lo que
le mató. Fue la mala suerte de estar en el momento equivocado
en el lugar equivocado. El descubrimiento se realizó mientras
se realizaban obras de consolidación del terreno y estructuras
dentro de la ciudad antigua.
Es sin duda un hallazgo excepcional, como han
admitido responsables de la excavación. No solo porque permite
identificar todavía mejor los hábitos y estructura social
romana, si no también porque permite dilucidar la dinámica
de los elementos que fueron lanzados a centenares de metros
por la fuerza de la erupción del volcán en el años 79 después
de Cristo.
En el viaje al interior del nuevo yacimiento
aparecieron tres domus originales con balcones asombrosamente
bien conservados, frescos intactos, como el que da la bienvenida
a la llamada casa de los delfines, con la representación de
una pareja de estos mamíferos en color dorado nadando en un
fondo negro. O propaganda política grabada en rojo y negro
en los muros de una casa de una calle transitada que confirma
que la ciudad estaba en plena campaña electoral, aunque no
pudieron concluirla antes de que la furia del Vesubio arrasara
con todo.
“Os ruego que votéis a Elvio Sabino, digno del
Estado, un hombre bueno”, se lee en una. D’Esposito aclaró
que era un personaje respetado en la urbe y, a juzgar por
el gran número de inscripciones con su nombre que se han encontrado
en otros periodos, muy presente en la vida pública. Algo que
no resultaba fácil, dada la reputación histórica de votantes
exigentes que tenían los pompeyanos. Cicerón incluso solía
comentar que era más sencillo llegar a senador en Roma que
a decurión en Pompeya.
Estos y otros importantes descubrimientos que
han resurgido en ese sector, conocido como Regio V, al norte
del yacimiento, se presentaron a un grupo de medios. “Pompeya
todavía vive y nos deja mensajes día tras día”, resumió Mauro
Cipolletta, director del Gran Proyecto Pompeya. La zona está
en proceso de excavación y llena de fosos todavía abiertos,
pero, cuando concluyan las obras y se hayan sacado a la luz
todos los tesoros, abrirá al público.“
En esta fase se apreciaba un gran contraste
entre las calles del resto de la ciudad, sorprendentemente
bien conservadas y por las que transitan cómodamente cada
año tres millones y medio de turistas, y la Pompeya inédita.
Aquí los pies se hunden en el suelo al avanzar entre el material
volcánico que cubrió la ciudad. Y las pequeñas piedras de
lapilli —fragmentos sólidos de lava, una especie de granizo
negro— se cuelan en los zapatos.
Una pequeña mesa hallada durante las excavaciones
en 2018.
En esta parte hay un constante trajín de brochas,
escobas, palas y carretillas envueltas por una polvareda perenne.
Los excavadores remueven la tierra mezclada con piedra pómez,
cenizas y el flujo piroclástico por todas partes. Lo hacen
bajo un calor sofocante que recuerda a aquel tórrido verano
del año 79 de nuestra era, cuando el Vesubio se despertó y
barrió la próspera Pompeya.
Poco a poco van saliendo a la luz pinturas que conservan
casi inalterado el clásico rojo pompeyano, decoraciones
y todo tipo de mobiliario. Como un elegante candelabro
de bronce, que emergió íntegro, apoyado sobre una pared
en la llamada casa de Júpiter. O un conjunto de ánforas,
en el callejón de los balcones, colocadas boca abajo para
que se secaran al sol. Cada hallazgo es como una cápsula
del tiempo cada vez más precisa. “Con las nuevas técnicas
somos capaces de ver las estructuras exactamente tal y
como se encontraban en el momento de la erupción y eso
nos ayuda a entender las dinámicas de destrucción del
paso del tiempo”, explica la arquitecta Arianna Spinosa,
directora de las excavaciones del Gran Proyecto Pompeya. |
La Domus de Leda y el Cisne.
A finales de 2019 se inaguraban nuevas excavaciones.
Se reabrió la Vía del Vesubio, al concluir las operaciones
para asegurar las excavaciones que se desarrollan a lo largo
de tres kilómetros, bordeando el área que faltaba por descubrir.
La superficie de Pompeya era de 66 hectáreas y desde la mitad
del siglo XVIII hasta hoy se han sacado ya a la luz dos terceras
partes de este gran parque arqueológico. Por tanto, aún queda
por descubrir un tercio de la Pompeya escondida. Se permitia
al público admirar por primera vez la Domus de Leda y el Cisne,
en Vía del Vesubio, descubiertos durante las excavaciones
en la Región V del parque.
La casa recibe el nombre del refinado fresco
presente en una habitación de dormir.
La escena, llena de sensualidad, representa
el encuentro entre Júpiter, transformado en cisne, y Leda,
mujer de Tíndaro, rey de Esparta. Toda la habitación tiene
refinadas decoraciones florales, cupidos, y escenas de luchas
de animales. Los adornos se extendían hasta el techo, que
se hundió por el peso de los lapilli, pero han sido recuperados
preciosos fragmentos. Se ha restaurado también parte del atrio
de la residencia, con las paredes pintadas de vivos colores.
En una de ellas aparece el fresco de Narciso, mirándose en
el agua, absorto por su propia imagen, según la iconografía
clásica.
A finales de 2018 surgió el fresco que
representaba el mito de Leda y el cisne. La escena, llena
de sensualidad, nos muestra la unión carnal entre Leda y el
cisne: aparece sentada y Júpiter en forma de cisne y sobre
ella en pleno acto sexual. La leyenda de Leda y el cisne ha
inspirado a muchos artistas a lo largo de la historia, entre
ellos a Correggio, a Cézanne y a Salvador Dalí en Leda atómica.
Un hermoso fresco de tema mitológico en un cubiculum o habitación
de una casa lujosa en la calle del Vesubio, en la entonces
inexplorada Región V de la antigua ciudad romana, en un ambiente
junto al pasillo de entrada de la domus, donde unos meses
antes fue descubierto un fresco del dios Príapo pesándose
el miembro en una balanza.
Leda, la esposa del rey espartano Tindáreo (o
Tíndaro), quedó embarazada de Zeus transformado en cisne,
que se posó en ella fingiendo ser perseguido por un águila.
7
Leda y el cisne.
Cisne fornicador.
Un hallazgo que deparó otras sorpresas.
Leda aparece sentada con el cisne en pleno acto
sexual.
Increíble conservación de la policromía original.
Leda y el cisne, un mito muy representado históricamente.
De la doble cópula, primero con Júpiter y después
con Tíndaro, nacieron cuatro hijos de dos huevos: Cástor y
Pólux (los Dioscuros), Helena y Clitemnestra. El episodio
de Júpiter y Leda goza de una cierta popularidad en Pompeya,
fue plasmado en varias domus pero con diversas iconografías.
Entre las varias representaciones se recuerdan aquellas de
las casas del Citarista, de la Venus de la Concha, de la Reina
Margarita, de Meleagro, de los Capiteles Coloreados, de Ariadna,
de la Caza Antigua, de Fabio Rufo, de la Fuente del Amor y
quizá también de las casas de L. Rapinasius Optatus y de los
Amorcillos Dorados.
Las Termas Centrales.
Por primera vez también es accesible tras la
restauración el complejo las Termas centrales. En uno de los
espacios de entrada a ellas se ha expuesto el calco del esqueleto
de una víctima de la erupción, un niño de unos 7-8 años, que
fue descubierto en las excavaciones del siglo XIX –entonces
se realizó el calco- y ahora ha podido ser recuperado. En
el momento de la erupción, la construcción de este complejo
no se había ultimado, pero su monumentalidad queda reflejada
en una fachada.
Las termas, donde se cerraban negocios y las
intrigas se planeaban.
La Casa de los Cupidos Dorados.
Excepcional es igualmente la apertura al público
de la Casa de los Cupidos Dorados. Es una de las más elegantes
de la edad imperial. Debe su nombre a los cupidos grabados
en dos medallones de oro que adornan un pequeño cubículo en
el porche. La casa está edificada alrededor de un escenográfico
peristilo rodeado de columnas, que daba un aire de sacralidad
a las habitaciones que se asomaban al patio. Entre esas salas
estaban el gran salón de representación, con preciosas pinturas
que representaban escenas mitológicas y un pavimento de mosaico
con un rosetón central, según la moda de la época de Augusto.
En la casa se han encontrado objetos del culto a la diosa
Isis.
La escena de combate de dos gladiadores en una
fase crucial y final de su lucha, cuando aparece claro quién
es el vencedor y quién está, inclinado sobre la rodilla, a
punto de sucumbir, un fresco en Pompeya que revela la verdad
sobre las cruentas luchas de los gladiadores romanos, resultó
una gran alegria para los trabajadores.
Este nuevo descubrimiento causará sensación
por sus dimensiones y originalidad: El fresco, de 1,12x1,5
m., recoge el instante trágico de un combate de dos gladiadores
con las heridas sangrantes del vencido. Los combatientes son
un «Mirmillone» y un «Trace», dos categorías de gladiadores
que se exhibían en los anfiteatros de la época romana.
Hasta ahora se han encontrado escenas de gladiadores
en diversos ambientes, pero en este caso la representación
es extremadamente realista de las heridas, como la del pulso
y la del pecho del gladiador vencido, con la sangre que sale
y baña las polainas.
El arqueólogo Massimo Osanna, director del Parque
Arqueológico de Pompeya, habla de «hiperrealismo trash»: “Son
importantes estas imágenes, porque en Pompeya y en el mundo
romano un tipo de gladiador pintado así no hay. Veo incluso
algo de cómico en el gesto del perdedor que levanta un dedo
como para pedir la gracia», afirma el profesor Ossanna, que
adjudica la obra a un artista con un temperamento seguramente
jovial. «En cualquier caso –añade Osanna- es una escena sorprendente,
porque nos revela algo más sobre cómo los pompeyanos veían
el mundo: con un toque de humorismo».
Y a ese modus vivendi se achacó la erupción
del Vesubio, como castigo divino, según algunos. Prueba
de esas costumbres, en 2017 se descubrió una inscripción en
una pared en una tumba de Pompeya, recientemente descrifrada,
y que tiene que ver con cómo era la vida en esta ciudad romana
antes de que el Vesubio en el año 79 d. C. arrasara con todo.
La inscripción describe una fiesta de mayoría de edad por
todo lo alto y masiva celebrada por un joven rico, quien pasaba
a convertirse en ciudadano adulto. Cuando decimos que es masiva
hablamos de que la fiesta incluía un banquete para 6.840 personas
y un espectáculo con más de 400 gladiadores que lucharon durante
una semana y que rivalizaba en grandiosidad con el que se
podría hacer en cualquiera de la colonias más nobles fundadas
por Roma.
La fiesta de la mayoría de la edad suponía dar
el salto a la «toga virilis», la toga de los ciudadanos adultos,
y para ello se celebró un banquete alrededor de 456 sofás
en los que cabían 15 personas en cada uno (esas 6480 personas
antes mencionadas). Precisamente, Massimo Osanna, director
general del Parque Arqueológico de Pompeya, explica que este
dato permitiría determinar cuánta gente vivía en Pompeya en
las décadas anteriores a su destrucción, puesto que razona
que a ese banquete solo asistirían hombres adultos con derechos
políticos, que probablemente constituían entre el 27% y el
30% de la población, por lo que estima estima que la población
total era de alrededor de 30.000 personas.
En la misma inscripción también se puede leer
sobre una hambruna que duró cuatro años y un espectáculo de
gladiadores, otro diferente, que acabó como el rosario de
la aurora con motín público incluido, según expusó Osanna.
En esta hambruna nuestro hombre rico ayudó a sus conciudadanos
de Pompeya vendiendo trigo a precios reducidos y organizando
la distribución de hogazas de pan gratis. ¿Quién es el hombre
rico? El nombre y su posición estaban grabados en una tumba
que fue destruida, aunque se especula que podría haber sido
Gnaeus Alleius Nigidius Maius, un hombre mencionado en otras
inscripciones de Pompeya. El texto traducido de esta inscripción
todavía es preliminar por lo que podría aparecer nueva información
al respecto.
¿Es esta la tumba de Gnaeus Alleius Nigidius
Maius? El tiempo lo dirá.
Aprovechando la apertura de estos nuevos tesoros
al público, se presentó el libro del director del Parque
Arqueológico, Massimo Osanna: «Pompei. Il tempo ritrovato.
Le nuove scoperte». («Pompeya. El Tiempo reencontrado. Los
nuevos descubrimientos»). Un libro de gran interés, porque
el profesor Osanna ha sido, desde el 2014, la máxima autoridad
del parque y conoce como pocos Pompeya.
Las excavaciones de Pompeya siguen maravillando al
mundo porque cada día hay nuevos descubrimientos. Pero
lo que nadie podía imaginarse es que en ese escenario
en el que trabajan arqueólogos, geólogos, físicos, químicos,
vulcanólogos, biólogos, arquitectos y técnicos dotados
con todo tipo de tecnología, se desatara una batalla
entre vulcanólogos y arqueólogos. Estos últimos son
acusados de «vandalismo» porque «están destruyendo la
historia de las erupciones del Vesubio». En una carta
publicada en la prestigiosa revista «Nature», Roberto
Scandone, profesor de Vulcanología en la Universidad
de Roma, y sus colegas hacen un furibundo ataque: «Excavando
en Pompeya, los arqueólogos están destruyendo los depósitos
geológicos, lo que significa que cualquier información
sobre la erupción almacenada en el interior de ese terreno,
acaba perdiéndose». Scandone y sus colegas afirman que
es «alarmante» que «los depósitos volcánicos sean prácticamente
sacrificados durante las excavaciones arqueológicas.
Hemos sugerido que en las excavaciones se podrían dejar
intactas algunas secciones representativas de los depósitos
de las erupciones, pero esto ha sido ignorado».
La denuncia no se limita a la carta publicada en «Nature».
Un grupo de 70 vulcanólogos italianos y extranjeros
se han unido también a la firme protesta del presidente
del Instituto nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV),
profesor Carlo Doglioni, contra el método de excavaciones
de Pompeya. Doglioni escribió recientemente al ministro
de Bienes Culturales, Alberto Bonisoli, lamentando los
daños que se están haciendo a la vulcanología: «La comunidad
científica vulcanológica italiana y extranjera, con
rarísimas y esporádicas excepciones, no tiene manera
de ver los productos de la erupción en el aérea de las
excavaciones y de estudiar el diferente impacto que
estos han tenido sobre los edificios y en los diversos
puntos de la ciudad». No es solo un tema científico,
advierte el profesor Doglioni: «Los calcos (la recuperación
de personas, animales y vegetales mediante yeso, cemento
y agua) de Pompeya se han retirado de su posición original
haciendo imposible reconstruir dónde y cuándo intentaron
escapar los habitantes.
El estudio de esta erupción no tiene solo un aspecto
teórico, sino que contiene un inmenso patrimonio de
información para la vulcanología a nivel mundial; puede
ser una lección de protección civil, sobre cómo salvarse,
de qué se debe hacer o no hacer en caso de erupción».
Concluye el presidente del INGV pidiendo que cualquier
fragmento de productos volcánicos sea conservado en
su posición original y que sea permitido el acceso de
los vulcanólogos, «para profundizar en el estudio de
las erupciones con los nuevos conocimientos en la materia:
no hay un lugar en el mundo donde sea tan evidente la
violencia tras el imprevisto despertar de un volcán
adormecido. Puede ser un progreso para la ciencia, para
la previsión de la actividad del Vesubio».
Pompeya desde el aire con el Vesubio al
fondo.
A propósito de una futura actividad del Vesubio, Christopher
Kilburn, vulcanólogo de la United Kingdom’s University
College de Londres, coautor de la carta a «Nature»,
precisa que no hay preocupación porque se vaya a producir
una erupción en tiempo breve, pero las autoridades deberían
estar preparadas. «Esto significa que tenemos necesidad
de contar con todas las informaciones posibles de los
depósitos de la erupción del 79 d.C.». Más de tres millones
de personas viven en el área del Vesubio, de ellas 600.000
en la que está considerada como «zona roja».
Ante las duras acusaciones lanzadas por los vulcanólogos,
el director general del Parque Arqueólogico, el profesor
Massimo Osanna, prestigioso arqueólogo, ha salido al
paso destacando que ha sido «larga y provechosa la colaboración»
entre arqueólogos y vulcanólogos. «Todas las actividades
de excavación han sido supervisadas por vulcanólogos
de la Universidad de Nápoles Federico II, que han registrado
la estratigrafía, tomado muestras y construido la cartografía»,
afirma el professor Osanna.
Confirma también la opinión de Osanna el profesor Jose
María Luzón, exdirector del Museo Arqueológico Nacional
y Museo del Prado, con una amplia trayectoria de investigación
sobre las excavaciones de Pompeya. Lo encontramos en
Roma y al preguntarle si forma parte de los «vándalos»,
según acusación de los vulcanólogos, se ríe abiertamente:
«Yo he trabajado con vulcanólogos. Las erupciones del
Vesubio están muy estudiadas. Y se pueden hacer no solo
en Pompeya, sino en varios kilómetros cuadrados en el
área vesubiana». Precisa el profesor Luzón que es muy
larga la historia de las erupciones del Vesubio, cuya
actividad habría comenzado hace más de 400.000 años.
Noticias más seguras se comienzan a tener sobre una
erupción de hace unos 39.000 años, con unas dimensiones
colosales, que sepultó a gran parte de la región de
Campania. «Debajo de Pompeya hay otra Pompeya de la
edad de bronce y vete a saber si hay cosas del paleolítico»,
precisa el profesor Luzón, quien considera fundamental
la investigación multidisciplinar en las excavaciones:
«Yo estuve trabajando en una casa de Pompeya y tuve
al lado un geólogo de Turín; he tenido en el equipo
químicos, paleontólogos… Es interesante también contar
con un vulcanólogo, porque a veces ven cosas que tú
no ves». Seguramente hoy, con las nuevas tecnologías,
la arqueología es más multidisciplinar que nunca: «Con
los métodos actuales se puede ver lo que no pudieron
hacer nuestros antepasados. Por ejemplo, nuestros abuelos
excavaban una sepultura de la edad de bronce y sacaban
huesos, un trozo de metal, unas cosas de piedra, etc.
Pero hoy, en una excavación similar, hecha con tecnología
de última generación se han sacado hasta los tejidos»,
resalta el profesor Luzón.
En el año 79 d.C. la erupción del Vesubio puso fin
a la vida de esta ciudad romana que quedó enterrada
durante siglos. Se sabía que existían ruinas en la zona
e incluso se utilizaron piedras para otras edificaciones,
pero no fue hasta el siglo XVIII, cuando los primeros
descubrimientos causaron conmoción en los arqueólogos
de la época. En 1738 el entonces rey de Nápoles, futuro
Carlos III de España, rama de los borbones, encargó
al ingeniero militar español Roque Joaquín de Alcubierre
que iniciase las excavaciones. Las primeras prospecciones
se realizaron en la zona de Herculano, pero se toparon
con una capa solidificada de lava de 26 metros de espesor,
por lo que se decidió seguir excavando en otra zona
y en 1748 los primeros restos de la antigua Pompeya
comenzaron a salir a la luz. Hoy, 282 años después de
su descubrimiento, la ciudad sigue sorprendiendo y presenta
al mundo los resultados de los últimos 5 años de trabajos,
en los que los expertos se han dedicado a reforzar muros,
reparar estructuras que se habían venido abajo como
consecuencia de las lluvias, restaurar frescos y suelos
de gran valor e incluso a seguir excavando otras 44
hectáreas de todas las que quedan todavía sin investigar.
Casa de los Vettii, en Pompeya, una de las ciudades,
junto con Herculano, que descubrió Roque Joaquín de
Alcubierre. Roque Joaquín de Alcubierre (Zaragoza, 16
de agosto de 1702 - Nápoles, 14 de marzo de 1780) fue
un ingeniero militar español, conocido por haber descubierto
los yacimientos arqueológicos de Pompeya, Herculano
y Estabia. En 1738, en el curso de los trabajos de prospección
para la edificación del Palacio de Portici, encargo
del rey de Nápoles Carlos de Borbón, halló los restos
de la ciudad romana de Herculano. Desde ese momento
solicitó, con insistencia al rey, el consentimiento
para seguir adelante con las excavaciones a gran escala,
que le fue otorgado el mismo año, aunque con escasos
medios humanos y materiales. Con grandes dificultades
halló el teatro de la antigua Herculano y, seguidamente,
pinturas murales. A partir de ese momento los hallazgos
se suceden ininterrumpidamente. En 1748 inició las prospecciones
de la ciudad antigua de Pompeya, que tenía como rasgo
distintivo el haber encontrado la vida romana tal y
como fue, con sus habitantes sorprendidos y sepultados
por la erupción del Vesubio.
Esto obligó a un cambio radical en el concepto de excavación
arqueológica que hasta entonces se tenía, pues solo
interesaba conseguir obras artísticas para engrosar
las colecciones privadas y estatales de objetos lujosos.
Más tarde, Alcubierre excavaría también la villas de
Asinio Pollio (Sorrento) y otros restos en Capri, Pozzuoli
y Cumas. A partir de 1750 comenzaron rencillas y disensiones
con sus subalternos (sobre todo con Karl Jakob Weber),
hasta el punto de ser apartado de sus responsabilidades
al frente de las excavaciones y vejado por personalidades
como Winckelmann, que contribuyeron al olvido de los
hallazgos y méritos del aragonés.
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La Casa de los Amantes.
Recientemente Pompeya vuelve a mostrar al mundo
tres valiosas casas en el corazón de la ciudad sepultada por
las cenizas del Vesubio, entre las que se encuentra la Casa
de los Amantes, un pequeño milagro por la dificultad de su
recuperación. Con esta reapertura, el yacimiento culmina después
de cinco años y una inversión de casi 100 millones de euros
el ambicioso Gran Proyecto Pompeya, que ha permitido que la
ciudad pasase de ser "sinónimo de derrumbes e incapacidad"
a "un motivo de orgullo", según el ministro de Cultura, Dario
Franceschini.
"Los amantes, como las abejas, tienen una vida
dulce como la miel", es la inscripción en latín que da nombre
a la Casa de los Amantes, bajo la cual alguien escribió "ojalá".
Ahora esta inscripción vuelve a ser visible después de 40
años, cuando un terremoto dañó gravemente el yacimiento y
se prohibió el acceso incluso a los arqueólogos por peligros
de desprendimientos, señaló la arqueóloga Arianna Spinosa.
La "espléndida" casa, una estructura única dentro de Pompeya
por conservar la primera planta y un doble peristilo, es un
"pequeño milagro" por la precaria situación en la que se encontraba
después del terremoto, explicó el director del parque arqueológico,
Marco Osanna. Para hacerse una idea de la magnitud de esta
restauración, que ha costado unos 150.000 euros y en la que
han intervenido 40 personas, la arqueóloga Vittoria Pattullo
cuenta a Efe que lleva trabajando "una semana en la limpieza
de una pared de tres metros cuadrados". La trabajadora contesta
desde lo alto de una escalera, donde se afana con el bisturí
retirando "las sustancias acumuladas que impiden la legibilidad
de la pintura", ya que esta casa se encontraba en una situación
de conservación "particularmente comprometida".
La Casa de los Amantes en pleno proceso de restauración.
La Casa de la Huerta.
Otro símbolo del éxito de la restauración es
la Casa de la Huerta, cuya decoración con pintura negra, imitando
una escena nocturna, es insólita entre las demás "domus",
afirmó Osanna. Los llamativos frescos pretenden dar la sensación
de "un jardín nocturno", decorados con motivos florales y
con representaciones sincréticas de dioses como Isis o Dionisio,
en lo que el director del parque definió como "una habitación
del amor". La última casa inaugurada es la de la Nave Europa,
que recibe su nombre de una gran incisión que representa un
barco de carga llamado Europa, prueba del dinamismo económico
de la ciudad y la "posibilidad de conexión" de las ciudades
mediterráneas. "Cuando fui nombrado ministro de Cultura un
viernes de 2014, fui recibido con un derrumbamiento el domingo
y otro el lunes", recordaba al término de su visita Franceschini,
para resaltar el cambio que ha supuesto para el yacimiento
el Gran Proyecto Pompeya.
La Casa de la Nave Europa.
La Casa de la Nave Europa, se llama así por
un gran grafiti sobre la pared que reproduce una nave romana
con velas que lleva el nombre de Europa, grabado en una de
las paredes.
Financiado principalmente con fondos europeos,
el objetivo primario de este plan era frenar la degradación
de una área arqueológica única en el mundo, 60 hectáreas soterradas
por lava y cenizas que lleva excavándose desde su descubrimiento
en 1748. "El proyecto es una historia de redención italiana
bellísima", apuntó a los medios el ministro, quien recordó
el estado de Pompeya antes de su inicio como "sinónimo de
colas por huelgas improvisadas e incapacidad para utilizar
los fondos asignados". Un presupuesto que asciende a los 105
millones de euros, de los que se han gastado 95, por ahorro
en las obras y porque todavía quedan por realizar algunos
trabajos que culminarán a lo largo de 2020, explicaron fuentes
del parque arqueológico.
No se contaba con un cuerpo policial al uso en el mundo
romano. Cada cual era libre de dirimir sus conflictos
por robo o cualquier motivo en medida acorde a sus posibilidades.
Y como hoy en día, poderoso caballero ... Se cree
por tanto, que el nivel de delincuencia era alto y surgieron
con el tiempo "especialistas" para los trabajos
mas sucios. Autenticos capos manejarian el negocio con
sus matones. |
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En estos años se han restaurado y asegurado
45 edificios, empezando por la famosa Casa del Misterio, a
la que siguieron una multitud de "domus", termas, templos
y teatros, y se han despejado de las principales calles la
"selva de puntales que impedían la circulación", comentó el
arqueólogo Bruno De Migris. Aunque las mayores sorpresas se
han encontrado en la "Regio V", la zona menos excavada de
la ciudad, importantes "domus" como las que volvieron a abrir
ayer se encuentran en una parte más conocida y excavada, pero
dañada por las condiciones ambientales. Desde 2014 el número
de visitantes creció un 47,5 %, pasando de 2,6 millones a
3,9 en 2019, lo que supone que Pompeya es el segundo lugar
más visitado de Italia tras el Coliseo de Roma, entre los
monumentos de pago. "Los trabajos en Pompeya no acabarán nunca",
respondió el ministro de Cultura, ya que "una ciudad de 60
hectáreas expuesta a la intemperie durante siglos siempre
requerirá mantenimiento". Una vez finalizado el Gran Proyecto
Pompeya, los trabajos se centrarán en potenciar la investigación
de "jóvenes de todo el mundo", señaló Osanna, y sobre todo,
en mejorar la situación "fuera del parque", según Franceschini.
Los retos que tiene el parque por delante están en mejorar
las infraestructuras para llegar a él y "valorizar el patrimonio"
para mejorar la situación de toda la región que rodea el yacimiento,
concluyó Franceschini. Tanto él como el equipo de arqueólogos
al frente de las obras de restauración mostraban un visible
sentimiento de orgullo después de unos trabajos "largos y
fatigosos", que pese a todo y como repitió el ministro, nunca
acabarán.
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La Casa de Júpiter
y la Casa con jardín.
Hasta ahora, los historiadores han determinado
la fecha de la erupción con base en escritos antiguos que
contienen testimonios de primera mano. Estos manuscritos provienen
de Plinio el Joven, un reconocido abogado y escritor de la
antigua Roma, quien escribió sobre la muerte de su tío, el
famoso Plinio el Viejo. "El 24 de agosto, alrededor de la
una de la tarde, mi madre le pidió que observara una nube...",
escribió Plinio el Joven en una carta a Tácito, un senador
e historiador romano, sobre lo que había ocurrido ese día.
De acuerdo a su relato, Plinio el Viejo, que
era un comandante de flota, tomó un barco para rescatar a
quienes estaban en riesgo por el volcán. Plinio el Viejo partió,
pero nunca regresó. Mientras tanto, Plinio el Joven veía cómo
la catástrofe ocurría al otro lado de la bahía de Nápoles.
"Le he contado fielmente a usted lo que yo o un testigo recibimos
inmediatamente después de que ocurriera el accidente, y antes
de que hubiera tiempo de que la verdad pudiera variar". Pero
un nuevo hallazgo cuestionó las palabras de Plinio
el Joven.
Una inscripción descubierta, fechada 16 días
antes de las calendas de noviembre en el antiguo calendario
romano. Los romanos llamaban calenda al primer día de cada
mes, así que en nuestro calendario moderno la fecha de la
inscripción corresponde al 17 de octubre. "Dado que (la inscripción)
se hizo en carbón frágil y evanescente, no pudo durar mucho,
y es muy probable que se pueda fechar en octubre del 79 d.C",
dijo el equipo de arqueología en un comunicado.
Estos arqueólogos creen que la erupción ocurrió
el 24 de octubre del 79 d.C, es decir, dos meses después de
lo que hasta ahora se pensaba.
Alberto Bonisoli (izquierda), ministro de patrimonio
cultural y actividades de Italia, y Massimo Osanna, director
general del Parque Arqueológico de Pompeya, sugieren una fecha
alternativa para la erupción del Vesubio: el 24 de octubre
del año 79 d.C.
La noticia dada por Massimo Osanna encontró
eco inmediato en el Ministro de Cultura Italiano, Alberto
Bonisoli, que no dudó en calificar esta inscripción como un
descubrimiento extraordinario que permitía mover de forma
definitiva la fecha en la que Pompeya fue destruida. Bonisoli
se atrevía además a aventurar que tal vez un copista medieval
escribió mal la fecha transmitida por Plinio el Joven, haciendo
con ello que todas las ediciones modernas en las que se han
basado historiadores y arqueólogos contengan ese fatal error.
La suma del mensaje de Osanna y de las declaraciones
de Bonisoli bastaron para que los medios de comunicación de
todo el mundo se lanzaran a publicar que la fecha de la erupción
del Vesubio podía ser cambiada y con ello había que reescribir
todos los libros de historia. Una noticia que ha corrido como
la pólvora y que a pasado de mano en mano y de boca en boca.
Sin embargo, no todo el mundo ha estado de acuerdo
con estas declaraciones. Peter Kruschwitz, catedrático de
la Universidad de Reading, ha tratado de poner un poco de
sensatez en este tema con un corto artículo en el que pide
calma y prudencia a quienes están hablando del nuevo hallazgo
en Pompeya. Como él mismo indica, la inscripción habla de
una fecha concreta, pero no dice nada del año en el que fue
hecha dicha inscripción. La fecha del 24 de octubre está clara,
pero no tiene por qué ser de 79 d.C., año en el que fue destruida
la ciudad sin ninguna duda. La inscripción pudo haberse hecho
en algún año anterior y haber permanecido en la pared en la
que se ha encontrado hasta que el Vesubio desató toda su furia
sobre la ciudad. De hecho, existen muchas inscripciones en
Pompeya que no fueron hechas inmediatamente antes de la erupción,
sino mucho tiempo atrás.
Importante inscripción en carboncillo, descubierta
en un ambiente en fase de reestructuración de la Casa con
Jardín, que apoya la hipótesis según la cual la erupción volcánica
del 79 d.C. ocurrió el 24 de octubre y no el 24 de agosto.
La inscripción refleja un momento de la vida cotidiana de
aquella época: el decimosexto día antes de las calendas de
noviembre, correspondiente al 17 de octubre, es decir, una
semana antes de la violenta erupción del Vesubio, según dicha
hipótesis.
Para este catedrático no tienen sentido las
afirmaciones de algunos arqueólogos que han afirmado que al
tratarse de carboncillo tiene que ser reciente por necesidad,
pues de lo contrario se habría borrado. El catedrático afirma
que se conocen infinidad de inscripciones de diversas épocas
hechas en un material semejante que han perdurado a lo largo
de siglos incluso en las condiciones más adversas. No hay,
por tanto, justificación alguna para cambiar la fecha de Plinio.
Por desgracia, el artículo de Kruschwitz no a tenido apenas
eco fuera del círculo académico más inmediato, por lo que
el gran público no ha llegado a tener noticia de él. En España
han sido los especialistas de las Jornadas Pompeyanas, la
institución que reúne cada año a arqueólogos e historiadores
en un congreso en torno a la ciudad de Pompeya, quienes han
compartido el artículo pidiendo prudencia al resto de medios.
En conclusión, la inscripción hallada en la
Regio V de Pompeya no supone ni el cambio automático y definitivo
de la fecha tradicional de la que habla Plinio ni mucho menos
la necesidad de cambiar los libros de Historia. Tal vez investigaciones
más profundas lleven a los especialistas a aceptar esta hipótesis
más adelante, pero hoy por hoy sólo la imprudencia y la precipitación
pueden llevar a declarar de forma tajante que Pompeya fue
destruida en octubre y no en agosto, como se había creído
hasta el momento.
Precioso fresco de la Casa con Jardín en el
que aparecen representados una figura masculina (Adonis o
Paris), una figura femenina (Venus) y Eros en el centro. Se
trata casi de una megalografía, una pintura de grandes dimensiones.
Megalografía de la Casa con Jardín, en la que
aparecen Venus, en acto de pescar, y Eros.
Retrato femenino de gran refinamiento ubicado
en la Casa con Jardín y que podría representar a la domina
o propietaria de la vivienda.
Representación de un amorcillo en la Casa con
Jardín.
Pintura al fresco con motivos arquitectónicos
y, en el centro, representación de un cuadro idílico-sacro:
una escena de culto en un ambiente boscoso.
Pinturas al fresco de la Casa con Jardín, que
recibe el nombre de un amplio espacio abierto y con un pórtico,
donde crecían varias especies de plantas, según se ha podido
saber gracias al análisis paleobotánico de los restos vegetales
encontrados.
Megalografía de la Casa con Jardín y su maravillosa
combinación de colores.
Esquina de una estancia de la Casa de Júpiter,
decorada con el primer estilo pompeyano, utilizado a partir
del siglo II a.C. Los recuadros en estuco imitan placas (crustae)
marmóreas de muy vivos colores: rojo, negro, amarillo, verde
...
Mosaico de gran belleza descubierto en la Casa
de Júpiter y que representa a una cobra.
Animales representados en un mosaico de la Casa
de Júpiter.
El significado de este increíble mosaico descubierto
en la Casa de Júpiter aún se desconoce, pero podría ser de
carácter astrológico, según un examen preliminar.
Objeto de bronce ricamente decorado, hallado durante
las excavaciones arqueológicas en la inexplorada Región
V de Pompeya.
Tejado hundido como consecuencia de la erupción volcánica
del Vesubio.
Diversas vasijas halladas durante las excavaciones
arqueológicas, entre ellas algunas de bronce.
Una parte completamente inexplorada de la ciudad antigua
de Pompeya saliendo a la luz durante las excavaciones
en la Región V.
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La Casa con Jardín, con sus hermosos frescos
de temas mitológicos y sagrados, y la Casa de Júpiter, con
sus pinturas del primer estilo pompeyano, que imitan placas
marmóreas de vivos colores, y sus excepcionales mosaicos pavimentales
con representaciones sin precedentes. Estos mosaicos resultan
chocantes por sus extrañas figuras: un individuo se retuerce
entre las llamas como un Ícaro golpeado por el ardiente sol,
además de otras representaciones zoomorfas como un tiburón
de colmillos afilados o una serpiente venenosa. En la Casa
con Jardín destacan las megalografías, unas pinturas de grandes
dimensiones, en las que aparece Venus con una figura masculina
(Adonis o Paris) y Eros en el centro, y solamente con Eros
en acto de pescar. En este ambiente hay, además, un retrato
femenino de gran refinamiento que podría representar a la
domina o propietaria de la vivienda.
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Hace cinco años, la Casa de los Amantes de Pompeya
era un lugar peligroso incluso para los técnicos. La
entrada estaba totalmente prohibida desde el terremoto
que sacudió la región italiana de la Campania en los
ochenta. La domus , una de las más espléndidas en la
ciudad sepultada por el Vesubio en el año 79 d.C., sufrió
un segundo olvido de la historia. No era la única. Había
corrupción, infiltración mafiosa, robos, huelgas improvisadas
y hasta derrumbes. Cuando se desplomó la Casa de los
Gladiadores en el 2010 resultó evidente: Pompeya necesitaba
una sacudida.
Hoy, la Casa de los Amantes de Pompeya vuelve a estar
abierta al público por primera vez en más de treinta
años. El parque arqueológico de Pompeya ha celebrado
la apertura de la domus romana, junto a otras dos más,
la de la Casa del Frutal y la Casa de la Nave Europa,
las últimas tres restauradas gracias al Gran Proyecto
Pompeya, un esfuerzo monumental entre Italia y la Unión
Europea para salvar este patrimonio de la humanidad
de la decadencia en la que había sido sumida durante
años.
“La Casa de los Amantes es simbólica porque representa
lo que al principio del Gran Proyecto Pompeya era absolutamente
inaccesible desde el terremoto. Cuando entramos en la
fase preliminar en las obras nos encontramos una selva
de puntales”, cuenta la arquitecta supervisora Arianna
Spinosa. Ahora, mientras está por culminarse el Gran
Proyecto Pompeya –han gastado 92 millones de los 105
disponibles, el 75% de ellos aportados por la UE– se
puede entrar tranquilamente. “No es sólo un pequeño
milagro, sino que demuestra que cuando hay voluntad
de trabajar las cosas se pueden hacer”, apunta el director
general, Massimo Ossanna.
Esta casa, adornada con el tradicional rojo pompeyano,
es un singular ejemplo de domus de dos pisos, y recibe
su nombre de una inscripción encontrada entre sus muros.
“Los amantes, como las abejas, tienen una vida tan dulce
como la miel”, se puede leer todavía a día de hoy. Vittoria
Cutolo, una de las restauradoras, sigue aplicando soluciones
para retirar poco a poco las sustancias que han impregnado
sus frescos con el paso de los años. “Con este cuadrado
llevo una semana”, sonríe señalando una pequeña pintura
en la pared.
La segunda de las domus reabiertas no está muy lejos,
y es igualmente uno de los tesoros de la ciudad romana.
Se trata de la Casa del Frutal, decorada con unos detallistas
frescos con árboles frutales, pájaros y representaciones
sincréticas de los dioses Dionisio e Isis. Lo más particular
de este salón es que, al contrario que en las otras,
la pared está completamente pintada de negro para emular
un jardín nocturno. Por último, en la Casa de la Nave
Europa se encuentra una enorme incisión de un barco
llamado Europa, la más realista de toda Pompeya que
recuerda la importancia del comercio en el Mediterráneo.
Las tres reaperturas son los últimos tres proyectos
de los 45 edificios que ya son seguros gracias al Gran
Proyecto Pompeya, iniciado en el 2014 y que este 2020
termina tras cinco años de trabajos en 2,7 km2. El objetivo
principal era frenar el degrado de la ciudad, pero además
han excavado por primera vez desde los años cincuenta
en una zona que jamás había salido a la luz, el Regio
V, un área de casi 1.000 m2 llamada “la ciudad por descubrir”
que ejercía presión en las casas que rodea. Allí han
hallado tesoros excepcionales, como un callejón con
cuatro o cinco balcones repletos de ánforas o unas inscripciones
electorales que recuerdan que, cuando el Vesubio rugió
hace casi 2.000 años, Pompeya estaba en plena campaña
política.
Uno de los que han seguido con más atención este sueño
para Pompeya es el ministro de Cultura italiano, Dario
Franceschini, que vuelve a serlo tras su primer mandato
bajo el Gobierno de Matteo Renzi. “Yo llegué de ministro
un viernes. El domingo y el lunes siguiente hubo un
derrumbe. Esta es una bellísima historia de redención”,
recordó.
Los números hablan solos: si en el 2014 hubo 2,6 millones
de visitantes, el 2019 Pompeya cerró con 3,9 millones
de turistas, siendo el lugar con más visitas de Italia
después del Coliseo de Roma. Pero el Gran Proyecto Pompeya
no es un punto y final. “En una ciudad dejada 2.000
años expuesta a la intemperie los trabajos no terminarán
nunca”, avisa el ministro. Pompeya tiene ahora otra
oportunidad.
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Una investigación arqueológica liderada por Allison Emmerson,
profesora de Estudios Clásicos de la Universidad de Tulane,
en Nueva Orleans, sugiere que los ciudadanos de Pompeya almacenaban
la basura en montículos en el exterior de la ciudad. Sin embargo,
no lo hacían para deshacerse de ella, sino para clasificarla
y, posteriormente, reutilizarla. Para llegar a esta conclusión
analizaron muestras de suelo recuperadas de la basura excavada
dentro y fuera de las murallas de la ciudad. La diferencia
en los tipos de suelo les permitió descubrir si la basura
se había generado en el lugar donde fue encontrada o si, por
el contrario, se recolectó en otro lugar para ser reutilizada
y reciclada. La basura proveniente de pozos negros, por ejemplo,
contenía rastros de tierra orgánica. Sin embargo, la que había
sido apilada fuera de los muros de la ciudad estaba cubierta
de depósitos arenosos. Entre estos residuos se encontraban
piezas de baldosas, mortero y yeso. Materiales fácilmente
reutilizables de nuevo dentro de las murallas.
Junto a los arqueólogos Steven Ellis y Kevin Dicus, de la
Universidad de Cincinnati, la arqueóloga pudo comprobar que
los romanos reciclaban estos materiales. Se encontraron, por
ejemplo, en las paredes de los edificios (que habían sido
embellecidas finalmente con una capa final de yeso). Dentro
de las paredes se encontraron también signos del mismo suelo
arenoso presente en los montículos de residuos. “Descubrimos
que parte de la ciudad fue construida con basura”, declaró
a The Guardian. “Las pilas fuera de las murallas no estaban
formadas por deshechos que se hayan tirado. Están recogidos
y ordenados para ser revendidos dentro”.
El trabajo de Allison Emmerson se basa en la premisa de que
los romanos de Pompeya tenían una concepción de gestión de
residuos muy diferente a la que tenemos hoy. “La basura era
una parte inevitable de la vida pompeyana. Cubría calles,
obstruía desagües, se amontonaba en jardines y llenaba fosas
poco profundas dentro de habitaciones habitadas”, explicó
en 2019 en relación a su charla ‘Another man’s treasure? The
life and afterlife of Pompeii’s waste’. Sin embargo, a determinados
elementos se le daba una nueva utilidad. “Los montículos de
basura no funcionaban como los vertederos más modernos, sino
que servían como escenario para los procesos de reciclaje
y reutilización. De hecho, las excavaciones recientes muestran
que el alcance de dicha reutilización es mucho mayor de lo
que se había imaginado en el pasado”, añade. Durante años,
se pensó que la acumulación de residuos fuera de la muralla
de la ciudad había servido para liberarla de los escombros
de un terremoto que tuvo lugar años antes de la erupción del
Vesubio. Esta nueva investigación nos aleja de esa idea y
abre la posibilidad de los romanos reciclaban. Y que en esta
ciudad se contase con un elaborado sistema de reducción (o
aprovechamiento económico) de los desperdicios.
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La casa del Poeta Trágico.
También llamada La casa Homérica o La casa de la Ilíada
es una típica vivienda romana del siglo II a. C. ubicada
en Pompeya, Italia. Esta domus es famosa por sus refinados
suelos de mosaico y por sus frescos, que describen escenas
de la mitología griega. Descubierta en noviembre de
1824 por el arqueólogo Antonio Bonucci, la casa del
Poeta Trágico ha despertado el interés de investigadores
y escritores durante generaciones. Aunque el domus no
es de gran tamaño, su decoración interior es abundante
y de mayor calidad que la de otros frescos y mosaicos
de la antigua Pompeya. Este contraste entre las dimensiones
de la casa y la importancia de su ornamentación ha hecho
plantear muchas incógnitas sobre la vida de sus propietarios.
Sin embargo, poco se sabe sobre los miembros de la familia,
los cuales probablemente fallecieron durante la erupción
del monte Vesubio en 79.
En la actualidad, para facilitar la localización de
los edificios en el plano, Pompeya se divide en nueve
regiones, las cuales a su vez se distribuyen en ínsulas.
La casa del Poeta Trágico está situada en la Regio VI,
Insula 8; en la zona noroeste de la ciudad, al norte
del foro. La vivienda se emplazaba en la Vía di Nola
(actualmente Via delle Terme), una de las calles más
importantes de Pompeya, que unía el foro con la Vía
de las Tumbas. Tiene además otra entrada lateral desde
el Vicolo della Fullonica. Enfrente del acceso principal
de la vivienda y al lado opuesto de la calle se encuentra
el edificio de las termas del foro.
Plano de la ciudad antigua de Pompeya,
con la casa del Poeta Trágico marcada con el número
18.
Como en la mayoría de las viviendas romanas de la época,
la casa del Poeta Trágico está dividida en dos grandes
áreas principales, una pública y otra privada. La parte
delantera de la casa, orientada al sur, constituye la
zona pública. Tiene un acceso central y dos grandes
espacios situados a ambos lados del mismo, con muros
abiertos hacia la calle (2) (véase plano). Estas habitaciones
estarían destinadas a la actividad comercial de los
habitantes de la casa (tabernae), o menos probablemente
al alojamiento de los sirvientes. A través de la entrada
principal se accede a un corredor estrecho o vestíbulo
(1), al final del cual se sitúa el atrio (3), la estancia
más decorada de toda la domus. En este patio abierto
se ubica el impluvium, un estanque rectangular rehundido
en el suelo bajo un techo abierto o compluvium, cuya
función era la de recoger el agua de lluvia para ser
utilizada por los miembros de la casa. En la parte norte
del impluvium había una fuente para extraer agua del
estanque. En el lado opuesto del atrio se encuentra
el tablinum (8), una segunda estancia pública abierta.
Desde estas áreas principales se distribuyen otras
habitaciones más pequeñas y privadas, que constituyen
la segunda zona de la casa. A lo largo del muro oeste
de la vivienda se disponen una serie de cubicula o dormitorios
(6). Al lado opuesto del atrio se suceden un pequeño
vestuario (4), otro cubiculum (6), un ala o habitación
de servicio del comedor (7), y un oecus o pequeño comedor
(12). La cara norte del tablinum se abre a un gran peristilo
o jardín abierto (10). Entre el oecus y el tablinum
se sitúa un fauces o corredor (9), que también da acceso
al peristilo. A la derecha del patio ajardinado se encuentra
la estancia más importante de la casa (15), la cual
se cree que se usaba como comedor. Al lado de este salón
principal hay una pequeña área de cocina (13). A la
izquierda del peristilo se ubican otros cubicula (14)
y se abre una puerta de servicio a una calle lateral,
el Vicolo della Fullonica (16). Por último, en la esquina
noroeste del jardín se construyó un pequeño lararium
(11) o santuario destinado a adorar los lares o dioses
familiares.
A la izquierda del atrio se ubica una habitación con
un rellano y unas escaleras (5). Aunque la documentación
y los expertos han confirmado con seguridad la existencia
de una planta superior en la casa del Poeta Trágico,
poco se conoce sobre su diseño concreto, ya que se destruyó
con toda probabilidad en la erupción del monte Vesubio.
El suelo del vestíbulo se decoró con el
mosaico de un perro doméstico con correa, encadenado
a un punto arbitrario. Bajo la figura se lee la inscripción
"CAVE CANEM”, el equivalente antiguo de la conocida
advertencia “cuidado con el perro”. Esta frase, al igual
que las señales actuales, avisaba a los visitantes que
entraban bajo su propia responsabilidad y servía como
protección de las zonas más privadas de la casa. El
resto del suelo del vestíbulo estaba decorado con teselas
en forma de damero, con azulejos en blanco y negro.
Este patrón estaba enmarcado con un recuadro de dos
líneas negras que rodeaban la habitación.
Después de la casa de los Vettii, la casa
del Poeta Trágico era la vivienda con los frescos de
temática mitológica de mayor tamaño de toda Pompeya.
El atrio era la estancia de mayor riqueza artística
de la casa. Cada escena tiene una superficie de unos
3800 cm2 (cuatro pies cuadrados), con figuras ligeramente
más pequeñas que el tamaño real. Las imágenes representan
por lo general a hombres sentados y a mujeres en movimiento,
las cuales son normalmente el centro de la acción, protagonizando
las tramas de los famosos mitos griegos. En el muro
sur del atrio se encontraron dos frescos, uno de Zeus
y Hera en el monte Ida y otro de Afrodita, este último
actualmente destruido casi por completo.
La escena de Zeus y Hera representa la
pérdida de la virginidad de la diosa (la transición
de niña a mujer), al ser retirado el velo de su cabeza,
exponiendo simbólicamente su cara. La imagen de Afrodita
era probablemente un desnudo al aire libre con otras
figuras. Muchos investigadores coinciden en que podría
ser una representación del Juicio de Paris. El fresco
de Zeus y Hera forma parte de la colección del Museo
Arqueológico de Nápoles. En el muro este se hallaron
las escenas de Aquiles y Briseida y de Helena y Paris.
En la primera imagen se ve a Aquiles entregando a Briseida
al rey griego Agamenón, quien aparta el velo de la mujer
para mostrar su rostro compungido.
En la segunda imagen, Helena embarca para
regresar a su patria de Troya. Aunque no aparece en
la imagen, se supone que Paris está sentado en la barca
junto a ella. Ambas escenas se encuentran en la colección
del Museo Arqueológico de Nápoles. En el muro oeste
del atrio destacan las escenas de Anfítrite y Poseidón
y de Aquiles y Agamenón. La primera imagen, también
llamada popularmente El rapto de Anfítrite, representa
a Eros y a Poseidón luchando, con numerosas ninfas desnudas
rodeándoles. La segunda, conocida como La ira de Aquiles,
describe el episodio de La Ilíada en el cual Aquiles
se muestra furioso tras perder a Briseida.
Casa del Poeta Trágico, Pompeya. Archivos
del Museo de Brooklyn, Goodyear Archival Collection.
El suelo del tablinum, al igual que el
del vestíbulo, estaba decorado con un elaborado mosaico.
Los arqueólogos contemporáneos decidieron llamar a la
vivienda "La casa del Poeta Trágico" debido a la importancia
del mismo, ya que es el motivo central de la habitación.
En él, unos actores se reúnen entre bastidores para
preparar una representación teatral, mientras un personaje
se viste y otro toca una flauta. Otras figuras rodean
una caja con máscaras que van a ser utilizadas durante
la obra. Actualmente el original se encuentra en el
Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Al lado de este
mosaico había otro de Atenea y Zeus, cuya escena probablemente
relataba el nacimiento de la diosa.
Recreación de la sección de la casa del
Poeta Trágico.
El área semi-abierta del peristilo presenta
una escena de jardín imaginaria o paradeisos, realizada
con la técnica del trampantojo. Esta imagen ficticia
se fusionaba con el jardín real plantado en la zona
descubierta del peristilo. A la izquierda había un fresco
conocido como El sacrificio de Ifigenia, en el cual
la joven es capturada por Ulises y Aquiles para ser
sacrificada justo en el momento en que Artemisa la sustituye
por un ciervo.
El sacrificio de Ifigenia, pintura del
muro norte, al este del peristilo.
La casa del Poeta Trágico ha servido de
inspiración a numerosas obras de ficción y poesía, debido
a la riqueza de las escenas mitológicas que se encontraron
en su interior, unido al hecho de que todavía se sabe
muy poco de sus habitantes. Entre los trabajos más destacados
se encuentra la novela Los Últimos Días de Pompeya,
de Edward Bulwer-Lytton, en la cual el autor imagina
la vida personal del dueño de la casa, pero describe
con exactitud los detalles de la misma. Otro conocido
trabajo es La Casa del Poeta Trágico, de Vladimir Janovic,
un poema épico inspirado en las imágenes de los mosaicos
y frescos de la vivienda. La casa ha fascinado a historiadores
del arte y eruditos de la literatura clásica durante
mucho tiempo, por la manera única en que se combinan
las escenas de diferentes localizaciones y periodos
de la mitología griega. Ningún rincón de la domus permite
una visión global de todas las imágenes existentes.
En lugar de ello, es necesario moverse por toda la casa
y analizar las distintas partes en su conjunto. Este
hecho posibilita a los observadores el análisis de otros
temas más amplios de la mitología griega, como las relaciones
existentes entre hombres y mujeres poderosos o las distintas
deidades de la antigua Grecia.
La Casa de los Vettii.
Es una de las residencias lujosas más
famosas de Pompeya, siendo más un domus que una villa
romana. Se conservó, como el resto de la ciudad, gracias
a la erupción del Vesubio del 79 d. C. La casa recibe
este nombre de sus propietarios, dos libertos de éxito:
Aulo Vetti Conviva (Aulus Vettius Conviva), también
sacerdote augustal, y Aulo Vetti Restituto (Aulus Vettius
Restitutus), comerciantes de vino. Su cuidadosa excavación
ha conservado casi todos los frescos de los muros, que
fueron terminados tras el grave terremoto del año 62
d.c., en el estilo que los historiadores llaman «cuarto
estilo pompeyano».
Reconstrucción del peristilo (sin los
frescos decorativos), hecha para su exhibición en los
jardines de Boboli, 2007.
La Casa de los Vettii está situada en
una calle trasera, frente a una taberna. La casa está
construida en torno a dos centros abiertos al cielo,
un atrio poco luminoso a los que pasarían las visitas,
desde un pequeño vestíbulo oscuro que daba a la entrada
de la calle, y más allá —perpendicular al eje de entrada—
un peristilo iluminado por el sol de columnas dóricas
acanaladas rodeado por todos los lados de un pórtico
decorado con ricos frescos, a los que se abrían las
estancias más formales. Las habitaciones del servicio
están en un lado fuera del atrio, dispuestas alrededor
de un pequeño atrio propio.
Pinturas en la «habitación de Ixión».
Los importantes frescos decorativos animan
el peristilo y sus espacios habitables (oeci) y el triclinio
o comedor. En el vestíbulo de entrada la próspera imagen
de Príapo casi a tamaño real pesa su erección, que sobresale
por debajo de su túnica, con una bolsa rebosante de
monedas en una balanza que sujeta con la mano. En toda
la casa, la decoración está unificada por los fondos
negros de sus grandes paneles de frescos, con marcos
«pompeyanos» rojos y amarillos e imaginativos marcos
arquitectónicos. También destacan sus frisos con Amorcillos
en la parte inferior de las paredes, con el objeto de
proteger del mal de ojo y la envidia de quienes entrasen
en la casa. En el oecus, un friso a media altura, monocromo
contra fondos oscuros, muestra a los putti y psiques
dedicados a diversos oficios: vinicultura, orfebrería,
perfumería y similares. La habitación decorada más ricamente
es prácticamente una galería pictórica, con trampantojos
de arquitectura. El piso superior no se ha conservado.
El peristilo fue dispuesto simétricamente para una elaborada
demostración acuática. Tenía piletas y fuentes en las
que cabezas talladas escupían agua y otras esculturas,
sendos mármoles de Baco, sátiros y Paris llevando como
ofrenda un cordero y tres bronces de cupidos, cada uno
llevando un ganso y un racimo de uvas. Las estatuas
estaban conectadas a tuberías de plomo y expulsaban
agua.
Plano de la Casa de los Vettii.
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Ya en el transcurso de las primeras excavaciones de Pompeya,
los arqueólogos hallaron huecos en la ceniza solidificada
que habían contenido restos humanos. Uno de estos arqueólogos,
Giuseppe Fiorelli, obtuvo en 1860 los moldes de esos huecos
rellenándolos con yeso. Las figuras resultantes mostraban
con precisión los últimos momentos de la vida de los pompeyanos
muertos a causa de la erupción del Vesubio.
Contrariamente a lo que creían hasta hoy los expertos, las
víctimas no sufrieron una larga agonía por asfixia, sino que
perdieron la vida al instante por exposición a altas temperaturas,
de entre 300 y 600 º C. Los moldes de los cuerpos presentan
lo que se conoce como cadaveric spasm, una postura adoptada
únicamente cuando la muerte es instantánea. De ahí que los
investigadores lanzaran la hipótesis sobre cómo murieron los
habitantes de Pompeya.
Óleo sobre lienzo realizado por el pintor Karl
Briullov entre1827 y 1833. Tras estudiar los artefactos encontrados
en las excavaciones y algunos documentos históricos, como
las cartas de Plinio el Joven -de quien se dice que fue un
testigo del evento- Bryullov eligió una ubicación existente
en Pompeya como escenario de su pintura en la que muestra
la erupción del Vesubio, que supuso la destrucción de Herculano
y Pompeya en el año 79.
La ciudad fue sepultada completamente hace unos 2.000 años
por las cenizas del Vesubio. De hecho, también quedaron sepultadas
en el año 79 d.C. las poblaciones de Pompeya, Herculano y
Estabia, en la región de la Campania, en el sur de Italia.
La bahía de Napoles, mucho mas profunda que
las típicas playas de la península itálica
facilitó la elección como lugar de fondeo
para los barcos. Se han encontrado ánforas con
el símbolo de Pompeya por todo el Imperio Romano.
El vino era un producto de producción local,
cultivado a las faldas del Vesubio, en una tierra ácida,
ideal para las vides. Pero la misma tierra contaminaba
el agua y causaba su fluoración, que una vez
ingerida, causaba un lento envenenamiento. El uso de
plomo para las cañerias támpoco ayudaba
...
Si eres de turismo culinario la zona ofrece, aparte
del vino, ecológico, que se sigue cultivando,
el rico limoncello. El noble origen de ese licor está
en la Campania, región de la que es capital Nápoles.
Un auténtico limoncello no es empalagosamente
dulce. Un sitio recomendable para comprarlo es Limoné,
en el Centro Histórico. En esta tienda/fábrica elaboran
no sólo limoncello, sino también deliciosos licores
de crema de limón, de melón, de rúcola o de regaliz.
Más toda clase de productos con limón: pasta, aceite,
taralli, galletas o babás en conserva.
Los ortodoxos sentencian que las únicas variedades
verdaderas de la pizza napolitana son la margarita (tomate,
mozzarella, albahaca) y la marinera (que no lleva pescado
ni marisco, sino tomate, orégano y ajo). De hecho, en
algunas pizzerías son las únicas que se sirven, y cuando
las pruebas te das cuenta de que quizá no hagan falta
muchos más ingredientes: la sagrada combinación de esa
maravillosa masa tostada pero blanda (la pizza napolitana
no cruje) con el tomate triturado local y el aceite
de oliva ya te da toda la felicidad que mereces.
Las pizzerías que producen la vera pizza napolitana
tienen un distintivo bastante feo con la figura de un
arlequín, y se supone que cumplen un loquísimo batallón
de normas que regulan desde el tamaño de los paquetes
de levadura hasta el ph de la masa, pasando por el grosor
máximo de la torta (4 milímetros) o el origen del tomate,
el aceite y el queso, que siempre deben ser de la región.
Para saber si estamos ante una pizza al estilo Nápoles
basta con admirar sus gruesos bordes, la irregularidad
causada por las burbujas que forma en la masa la altísima
temperatura de los hornos de leña (más de 400 grados)
y el centro levemente acuoso.
Después de la pizza, el segundo en la
lista de platos míticos napolitanos es el ragú. Esta
salsa-cuasi-guiso de carne, tomate y vino tinto, que
normalmente se toma con pasta, posee un sabor tan intenso
como reconfortante. Las sfogliatelle riccie son la máxima
expresión de la delicadeza a la que puede llegar la
repostería italiana. Cuando muerdes esta especie de
conchas de hojaldre, primero crujen y luego te regalan
su delicioso relleno de ricotta con distintos sabores.
Conviene tomarlas calientes.
A los napolitanos les encantan los fritos.
Los lugares donde se practica la inmersión en aceite
caliente abundan en la ciudad y van desde la freiduría
tradicional hasta la cadena de fast food. La dignidad
de este difícil arte se conserva en La Masardona, templo
de la pizza frita; en Di Matteo, donde deberás probar
las crocché de patata y los arancini de arroz, o en
algunos puestos de los mercados de La Pignasecca y Porta
Nolana.
¿Y un restaurante del siglo I?
Está a media hora en tren de Nápoles y lleva siglos
cerrado. Aplausos. El Thermopolium de Vetutius Placidus
era uno de los lugares a los que los habitantes de Pompeya
iban a comer antes de que la erupción del Vesubio enterrara
la ciudad en el año 79. Ver la barra y los huecos donde
se exponía la comida caliente impresiona de verdad.
Un prandium completo y dos vinos, por
favor.
El pesebre napolitano es un conjunto de
representaciones plásticas arraigado desde hace diez
siglos en las tradiciones navideñas de la región de
la Campania italiana, y en la ciudad de Nápoles en particular.
El término «pesebre» deriva de la voz latina «praesepium».
En ellos, el nacimiento de Jesús viene a ser lo de menos,
eclipsado por toda clase de escenas y personajes populares
a cual más pintoresco. No faltan en ellos representantes
de oficios relacionados con la comida: panaderos, fruteros,
pescaderos o carniceros recreados con un detalle que
deja nuestras figuritas a la altura del betún. Con los
belenes del Museo de San Martino o del Palacio Real
te quedas con el culo torcido; si quieres comprarte
alguna figurilla no tienes más que deambular por la
calle San Gregorio Armeno. El belenismo es tan intenso
aquí que algunas tiendas consagradas al mismo abren
todo el año.
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Quien visita Pompeya no puede evitar la conmoción: los moldes
de las víctimas de la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.
son la expresión más humana de aquella antigua tragedia, y
su prueba tangible. Hasta ahora se pensaba que los moldes
explicaban la agonía de los pompeyanos por asfixia. Ahora
sabemos que su muerte fue totalmente distinta: murieron abrasados
al instante. Un estudio multidisciplinar de los investigadores
Giuseppe Mastrolorenzo y Lucia Pappalardo, del Observatorio
Vesubiano, y de los biólogos Pierpaolo Petrone y Fabio Guarino,
de la Universidad Federico II de Nápoles, basado en los análisis
de los depósitos volcánicos, la estructura de las cenizas
y el ADN de las víctimas, así como en simulaciones digitales
de la erupción, revela por primera vez los efectos de la nube
volcánica de la erupción del año 79 d.C. en los habitantes
de Pompeya y de otros lugares del área vesubiana.
«Contrariamente a lo que creían hasta hoy los expertos, las
víctimas no sufrieron una larga agonía por asfixia, sino que
perdieron la vida al instante por exposición a altas temperaturas,
de entre 300 y 600 º C –afirma Mastrolorenzo, uno de los autores
del estudio–. Los resultados sobre los efectos térmicos y
mecánicos de aquella catástrofe sugieren que el riesgo asociado
a una posible erupción futura del Vesubio podría ser de dimensiones
mucho mayores a las previstas hasta ahora por los especialistas
y por Protección Civil. Por este motivo, es urgente una drástica
modificación del actual Plan de Emergencia». «Primero hemos
estudiado los niveles de cenizas en diversos lugares del área
vesubiana –explica Mastrolorenzo–. De los perfiles trazados,
hemos deducido algunos parámetros: la altura y la velocidad
de la nube provocada por el derrumbe de la columna piroclástica,
que en aquella erupción alcanzó, como ya sabíamos, los 30
kilómetros de altura. A partir de la velocidad y de la altura
hemos podido determinar la densidad de la nube, muy baja,
y el tiempo transcurrido mientras pasó sobre Pompeya, poco
más de un minuto». «Los moldes de los cuerpos presentan lo
que se conoce como cadaveric spasm, una postura adoptada únicamente
cuando la muerte es instantánea. Después hemos analizado los
restos óseos y, gracias a los análisis de ADN, hemos detectado
cambios causados por las elevadas temperaturas –añade el investigador–.
En el laboratorio, hemos sometido fragmentos óseos a niveles
cada vez más elevados de temperatura y hemos observado las
modificaciones que se producían. Estos fragmentos se han comparado
posteriormente con los restos de las víctimas de Pompeya,
y hemos concluido que en aquella ciudad los cuerpos fueron
expuestos a una temperatura cercana a los 300 ºC. En Herculano
se alcanzaron los 600 ºC».
En películas como 2012 o Un pueblo llamado Dante´s
Peak pudimos ver la recreación de la enorme nube
de gases y solidos que se forma en una erupción.
Se denomina flujo piroclástico, colada piroclástica,
nube ardiente o corriente de densidad piroclástica a
una mezcla de gases volcánicos calientes, materiales
sólidos calientes y aire atrapado, que se mueve a nivel
del suelo y resulta de ciertos tipos de erupciones volcánicas.
La velocidad de las coladas piroclásticas puede ser
tan lenta como 10-30 km/h o llegar a los 200.
Las coladas piroclásticas pueden ser letales debido
a su movimiento veloz y altas temperaturas. Si la colada
piroclástica es muy enérgica y diluida se denomina oleada
piroclástica; estas se atienen menos a la topografía
que las comunes, pudiendo subir y bajar valles y cerros.
Existen dos tipos de oleadas piroclásticas: las calientes
y las frías, según tengan más o menos de 700 °C a 1,200
°C de temperatura.
Coladas piroclásticas bajando por las
laderas del volcán Mayon, en Filipinas, durante su erupción
del año 1984.
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La Villa de los Misterios.
Desde marzo de 2015 se puede visitar una de las maravillas
de Pompeya: la Villa de los Misterios, que contiene unas pinturas
murales espléndidas sobre los ritos dionisiacos.
La Villa de los Misterios, una villa suburbana de época romana
ubicada en Pompeya (Nápoles), ha vuelto a abrir al público
después de un proceso de restauración de casi dos años y un
cierre total de tres meses que ha servido para finalizar los
trabajos en la Sala de los Misterios y la limpieza de todas
las decoraciones pavimentales. La Villa de los Misterios está
formada por más de setenta ambientes, entre ellos la Sala
de los Misterios, que contiene unas pinturas murales espléndidas,
ampliamente discutidas por los estudiosos.
El jardín de la Villa de los Misterios, en Pompeya.
En la pared del fondo han sido identificados Dioniso, el
dios del vino y del éxtasis, y Afrodita, la diosa de la belleza
y el amor; aunque también puede que se trate de Ariadna, hija
del rey cretense Minos, según el entonces Ministerio de los
Bienes y Actividades Culturales y del Turismo.
Aspecto que presentan las pinturas murales después
de la restauración.
Las paredes que convergen hacia la pared del fondo tratan
dos temas interrelacionados: el mundo de Dioniso y la iniciación
a sus sagrados misterios; y el paso de una joven por los ritos
del matrimonio. Los ritos dionisiacos se caracterizaban en
la mitología por la embriaguez del vino, por la música y la
danza y por la presencia de sátiros y bacantes, que se entregaban
al trance y a la lujuria. Dario Franceschini, el ministro
de los Bienes y Actividades Culturales y del Turismo en el
momento, afirmó que el balance del año 2014 era positivo.
Se produjo un verdadero cambio de ritmo que nos hace mirar
con optimismo el renacimiento de Pompeya. Más de 2.600.000
personas visitaron Pompeya en 2014, por lo que continúa siendo
el segundo sitio más visitado de Italia, por detrás del Coliseo.
Una mujer joven se introduce en los ritos dionisiacos
relativos al matrimonio.
Sileno con sátiros, detalle de la Sala de los
Misterios.
La Sala de los Misterios después de la restauración.
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Nota de prensa Mayo 2020:
La Casa de Ariadna es una de las domus más imponentes
de Pompeya. Esta vivienda, ubicada en en centro de la
antigua ciudad romana, en la llamada Región VII, posee
uno de los ciclos de pinturas murales más impresionantes
de la ciudad y ha sido estudiada y restaurada desde
hace una década por un equipo español de expertos compuesto
por especialistas de la Universidad de Granada, el Instituto
Valenciano de Restauración y el Servicio de Investigaciones
Arqueológicas Municipal de Valencia. Los restauradores
devolvieron a las pinturas de la casa todo su esplendor
original y los arqueólogos hicieron en sus inmediaciones
un importante descubrimiento: una tienda donde se elaboraban
y vendían al público sofisticados perfumes.
Esta perfumería, una de las mejor conservadas de época
romana, ha sido analizada a fondo por los expertos,
al igual que los objetos que se excavaron en su interior.
El resultado de este fascinante estudio acaba de ser
publicado en un volumen dedicado al artesanado en la
Antigüedad (que comprende varios proyectos de investigación)
editado por Archaeopress Archaeology.
Vista cenital de la casa de Ariadna y
ubicación (punto azul) de la perfumería.
El taller de perfumes de la Casa de Ariadna estaba
situado junto a la entrada sur de la casa. En un principio,
hacia el siglo II a.C., cuando se erigió la vivienda,
la tienda tenía contacto directo con la casa, pero años
más tarde sólo se pudo acceder a ella desde la calle,
una vía que recibe el nombre de Via degli Augustali,
y que se encuentra frente al gran mercado de Pompeya
(macellum). La instalación estuvo activa desde principios
hasta mediados del siglo I d.C., cuando tuvo lugar un
fuerte seísmo en la ciudad, concretamente en el año
62. "Además de una ingente cantidad de frascos y ungüentarios
cerámicos y vítreos, que dan buena prueba de la venta
al público de perfumes y ungüentos que se llevaba a
cabo en esta tienda, también hemos podido analizar toda
la cadena productiva y arrojar luz sobre cómo se producían
estas esencias, con nuevos datos desconocidos hasta
la fecha", explica una de las autoras de este trabajo,
la investigadora del departamento de Prehistoria y Arqueología
de la UGR Macarena Bustamante-Álvarez.
Este fresco encontrado en la Casa de los
Vetti, también en Pompeya, muestra el proceso de fabricación
de perfumes en la antigua Roma.
De hecho, el proceso de fabricación de
perfumes en la antigua Roma está bastante bien atestiguado.
El primer paso era prensar aceitunas y flores para conseguir
una base aceitosa y las esencias florales. En la perfumería
de la Casa de Ariadna, los arqueólogos han hallado restos
de una prensa usada para llevar a cabo este proceso
(se sabe por las fuentes que la flor más usada para
obtener esencias era la rosa de Campania). El producto
resultante se mezclaba en unas piletas y como aglutinante
se usaban gelatinas de origen animal.
Ungüentarios de vidrio localizados en
la perfumería de Pompeya.
Después, las esencias se embotellaban
y se ponían a la venta. "En nuestro estudio planteamos
además, que en esas instalaciones se prepararan ungüentos
cosméticos usando grasas similares a la actual lanolina
(una pasta generada por las glándulas sebáceas animales,
fundamentalmente ovicápridos), un hecho que se deduce
de la cercana ubicación de una oficina lanificaria,
esto es, un lugar donde se lavaba y trabajaba la lana.
En esos primeros lavados de la lana aún sucia se extraía
esta grasa, que servía de base para algunos preparados
cosméticos", comenta Macarena Bustamante-Álvarez.
En cuánto a cuál era la función de estos
perfumes, los investigadores piensan que además de como
cosméticos podían tener un cometido religioso, "por
ejemplo, en los ritos funerarios cuando el cuerpo era
ungido para que recobrase el decoro perdido y se acercase
a la divinidad", añade Bustamante-Álvarez. Otra opción
es que fuesen usados como simples regalos, tal vez como
pago de algún favor o también como relleno para las
lámparas en las viviendas de las élites, para que, al
prenderlas, la esencia integrada en el aceite aromatizase
la estancia y proporcionase un entorno placentero a
sus moradores.
Nota de prensa Junio 2020:
Escribir el nombre de uno mismo y de sus amigos en
paredes, puertas y mobiliario urbano diverso es un juego
que los niños (y no tan niños) vienen haciendo desde
tiempos antiguos. Pues bien, una de estas travesuras,
realizada por una niña hace dos mil años, podría ayudar
a identificar a los propietarios de una lujosa villa
romana de Pompeya. Pocos días después de retomar los
trabajos pospuestos por la COVID-19, los arqueólogos
que trabajan en Pompeya, acaban de anunciar el hallazgo
de un criptopórtico (galería subterránea destinada a
conectar dos estancias de un complejo mayor) en el suburbio
de Civita Giuliana, a las afueras de la ciudad enterrada
tras la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.
Detalle del nombre grabado en la pared
del criptopórtico.
La construcción estaba pintada de un negro brillante
sobre el que que se dibujaron varios elementos, entre
los que destaca una bella flor blanca. Los arqueólogos
también encontraron el nombre de niña raspado en la
pared, Mummia, que podría dar pistas sobre los propietarios
de la mansión a la que pertenecía la galería: los Mummii,
una poderosa familia durante el reinado del emperador
Augusto (27 a.C.-14 d.C.) de la que hasta ahora no se
había hallado rastro en Pompeya.
En 2018 ya se había encontrado un establo que había
cobijado caballos de raza de gran valor. En este espacio
se hallaron los restos de tres caballos (que permitieron
hacer el molde de yeso de uno de ellos) y un rico arnés
militar, lo que ya hizo pensar que la villa pertenecía
a un personaje de alto rango del ejército; tal vez,
como parece indicar la inscripción ahora encontrada,
de la familia de los Mummii, aunque esto es todavía
solo una hipótesis. Los trabajos de epigrafía que ya
se han iniciado tal vez puedan aportar más datos en
el futuro.
El origen de las excavaciones en la zona se remonta
a inicios del siglo XX, cuando se hallaron varias habitaciones
de la zona residencial y productiva de un gran complejo
agrícola que según los responsables del yacimiento podría
ser comparable a la célebre Villa de los Misterios.
Para el director del Parque Arqueológico de Pompeya,
Massimo Ossanna, "todos los elementos nos hacen pensar
en una villa suburbana imponente, con vistas al mar".
La finca se encontraba en la zona conocida como "Civita
Giuliana", a las afueras de la antigua Pompeya, poblada
por asentamientos que respondía a la necesidad de abastecimiento
(de vino, cereales, aceite...) de la región. Los arqueólogos
esperan descubrir en los próximos meses más información
sobre esta magnífica villa que se derrumbó en el año
79 d.C., pero que miles de años más tarde, continúa
dando que hablar.
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Un suntuoso larario.
Octubre de 2018 empezaba
bien. El 'lararium' es un santuario doméstico para realizar
ofrendas y oraciones a los lares, los espíritus protectores
de los antepasados difuntos. En la pared opuesta se había
conservado una escena de caza.
Las figuras pintadas de los lares protectores
de la casa flanquean el larario y, en la parte inferior, destacan
dos grandes serpientes que representan al Agatodemon, el demon
bueno, un símbolo de la prosperidad y de la buena suerte.
Entre las dos serpientes se distingue la representación
de un altar con las ofrendas: la piña y los huevos.
Escena de caza sobre un fondo rojo: diversos
animales de color claro rodean a un jabalí negro.
Massimo Osanna, el director del Parque Arqueológico
de Pompeya, explica el significado de los hallazgos. En la
parte inferior hay una arula (un altar portátil) en piedra,
hallada en el jardincillo y sobre la cual permanecen restos
quemados de las ofrendas que servían para honrar a las divinidades
domésticas.
El edículo sagrado, con forma de templete, se
encuentra en el centro de una pared profusamente decorada.
En el centro del ambiente, dedicado al culto,
destaca un estanque bordeado, cuya función no está del todo
clara.
n ambiente intacto de gran belleza y colorido
ha salido a la luz durante las últimas excavaciones arqueológicas
en la inexplorada Región V de la antigua ciudad romana de
Pompeya, tras el hallazgo, a mediados de agosto, de un fresco
del dios Príapo pesándose el miembro en una balanza. El nuevo
ambiente, revelado ayer por el Parque Arqueológico de Pompeya
y que aún está en fase de excavación, consiste en un suntuoso
lararium, un santuario doméstico para realizar ofrendas y
oraciones a los lares, los espíritus protectores de los antepasados
difuntos, que velaban por el buen funcionamiento de la familia
y de la propiedad en general. Este larario es "uno de los
más elegantes que han aparecido en Pompeya, perteneciente
a un ambiente de una casa excavada ya en parte a comienzos
del siglo XX", según el comunicado. El edículo sagrado, con
forma de templete o templo pequeño, se encuentra en el centro
de una pared pintada con un paisaje idílico que incluye plantas,
pájaros y un pavo real a ras del suelo, donde debió de haber
un parterre con plantas de verdad, creando un juego entre
la ilusión y la realidad.
Las figuras pintadas de los lares protectores
de la casa flanquean el larario y, en la parte inferior, destacan
dos grandes serpientes que representan al Agatodemon, el demon
bueno, un símbolo de la prosperidad y de la buena suerte.
Entre las dos serpientes se distingue un altar con las ofrendas,
la piña y los huevos, que "se corresponde con una arula [un
altar portátil] en piedra hallada en el jardincillo y sobre
la cual aún permanecen restos quemados de las ofrendas que
servían para honrar a las divinidades domésticas, que garantizaban
el bienestar y la prosperidad de toda la familia". En la pared
opuesta de dicho ambiente se ha conservado una escena de caza
sobre un fondo rojo, "con diversos animales de color claro
que rodean a un jabalí negro, lo que parece una alusión simbólica
de la victoria de las fuerzas del bien sobre el mal", añade
el comunicado. Los arqueólogos saben que la estancia estaba
dedicada al culto, pero hay ciertos elementos que aún no están
del todo claros, entre ellos la presencia insólita de un estanque
bordeado en el centro.
Otros recursos:
La National Geographic Society —en español: Sociedad
Geográfica Nacional— es una de las organizaciones internacionales
más grandes del mundo sobre educación y ciencia. Inicialmente
tenía el objetivo de avanzar hacia el conocimiento de
la geografía y del mundo para el público en general,
pero actualmente sus intereses incluyen la geografía,
la arqueología, las ciencias naturales, el estudio de
las culturas del mundo, la historia y la promoción de
la conservación del medio ambiente y del patrimonio
histórico. Con este objetivo, concede becas de exploración
y publica mensualmente una revista, National Geographic.
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