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25 - Febrero- 2020
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Estamos en Abril de 2012. El primer ministro italiano, Mario Monti, da vía libre al gran proyecto de conservación y relanzamiento del área arqueológica de Pompeya, en el sur de Italia, que contaria con 105 millones de euros de financiación, tanto nacional como proveniente de fondos de la Unión Europea (UE).

El jefe del Ejecutivo tecnócrata de Italia compareció en la ciudad de Nápoles, próxima a Pompeya, para presentar las primeras cinco convocatorias del concurso público para las obras de este proyecto, con el que se pretendia frenar el deterioro de las ruinas de Pompeya, agravado, sobre todo, por las fuertes lluvias caídas en los últimos años. Según explicó Monti en un acto retransmitido por televisión, la iniciativa, promovida el año anterior por el Gobierno de Silvio Berlusconi, pretendia "asegurar todas las zonas en riesgo" y garantizar que el proyecto se llevaba a cabo con "empresas y trabajadores capaces y honestos, manteniendo lejos a la criminalidad organizada", la mafia. El primer ministro italiano aseguró además que esta iniciativa tendria en cuenta a los "más desfavorecidos", sobre todo los más jóvenes, en una región meridional que vive una situación económica "seria" y que sufre la crisis de forma "más acentuada" que otros lugares.

Monti incidió en que la "estrecha colaboración" que tiene que haber entre cultura y desarrollo económico se tiene que dar en Pompeya no solo por el interés de las generaciones futuras de italianos, sino también por el de las de todo el mundo, pues esta área arqueológica recibe una media de 6.000 visitas diarias, con picos de hasta 20.000 en temporada alta turística.

Las cinco primeras licitaciones para el proyecto sobre Pompeya estaban destinadas a la conservación de la Casa del Criptopórtico (563.168 euros); de la Casa de Sirico (1,24 millones de euros); de la Casa del Marinero (1,01 millones de euros); de la Casa de las Paredes Rojas (192.298 euros), y de la Casa de los Dióscuros (1,45 millones de euros).

"Pompeya es un bien de la humanidad y es también símbolo, emblema de una de las más importantes raíces de la cultura occidental", dijo el entonces Ministro de Cultura italiano, Lorenzo Ornaghi, durante la presentación. Ornaghi explicó que el plazo para la realización del proyecto era de tres años y que el modelo de cooperación entre instituciones propuesto por su Ejecutivo había gustado "mucho" a la Unión Europea (UE).

De echo, unos días antes de aquella presentación, la Comisión Europea (CE) aprobó formalmente la concesión de ayudas del FEDER al proyecto de Pompeya, que contaria con 41,8 millones de euros de financiación europea y 63,2 millones de euros de fondos italianos.

Los restos arqueológicos de Pompeya, ciudad del antiguo Imperio Romano sepultada en el año 79 d.C. por una violenta erupción del vecino volcán del Vesubio, habían sufrido un gran deterioro en los últimos tiempos, sobre todo con derrumbes parciales debido a las fuertes lluvias que azotaron la zona tanto en 2010 como en 2011.

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Roque Joaquín de Alcubierre, el aragonés que descubrió Herculano y Pompeya.

Alcubierre, dentro de un proyecto de la productora local Crew Films, dirigido por la realizadora zaragozana Silvia Pradas, que pretende dar el lugar que le corresponde a uno de los padres de la arqueología moderna.

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2018 era el año del retorno al trabajo continuado. Pompeya es una máquina del tiempo inagotable. Dos arqueólogos encontraron en un área hasta ahora inexplorada de la ciudad sepultada hace dos milenios por la erupción del Vesubio una pieza de un juego de mesa, un trozo de una lámpara y la parte superior de un frasco de perfume. Se lo mostraron orgullosos a quienes les observaban desde los andamios, que pusieron los ojos como platos. Un pequeño ejército de cascos blancos y amarillos, formado por operarios, arquitectos y restauradores, trabajaba a destajo entre los vestigios para extraer de las cenizas ecos que siguieran ayudando a fraguar la percepción actual de la antigua Roma. Los arqueólogos volvian a excavar en Pompeya por primera vez en 30 años. Y en esta ocasión no se trataba de frenar la destrucción de alguna zona, sino de ejecutar una investigación planificada. “Desde el siglo pasado no se hacían excavaciones tan significativas como esta”, explicó en su momento la arqueóloga Laura D’Esposito al pie de las zanjas.

Los fascinantes restos congelados en el tiempo por la erupción del Vesubio nos hablan de momentos sorprendentes. Como la historia del hombre más desafortunado de la Villa. Según los investigadores, este hombre de alrededor de 30 años habría sobrevivido a los primeros y violentos instantes de la erupción. Seguro que se creyó a salvo mientras corría entre los callejones del pueblo. Así lo atestiguan los restos pirolíticos sobre los que se ha encontrado. Y en esa carrera sobre cenizas, ocurrió lo insospechado.

Una enorme piedra impulsada por la fuerza de la explosión le cayó justo en la cabeza, matándolo en el acto. Los primeros análisis forenses nos hablan de un hombre con ciertas dificultades para caminar, pero no fue eso lo que le mató. Fue la mala suerte de estar en el momento equivocado en el lugar equivocado. El descubrimiento se realizó mientras se realizaban obras de consolidación del terreno y estructuras dentro de la ciudad antigua.

Es sin duda un hallazgo excepcional, como han admitido responsables de la excavación. No solo porque permite identificar todavía mejor los hábitos y estructura social romana, si no también porque permite dilucidar la dinámica de los elementos que fueron lanzados a centenares de metros por la fuerza de la erupción del volcán en el años 79 después de Cristo.

En el viaje al interior del nuevo yacimiento aparecieron tres domus originales con balcones asombrosamente bien conservados, frescos intactos, como el que da la bienvenida a la llamada casa de los delfines, con la representación de una pareja de estos mamíferos en color dorado nadando en un fondo negro. O propaganda política grabada en rojo y negro en los muros de una casa de una calle transitada que confirma que la ciudad estaba en plena campaña electoral, aunque no pudieron concluirla antes de que la furia del Vesubio arrasara con todo.

“Os ruego que votéis a Elvio Sabino, digno del Estado, un hombre bueno”, se lee en una. D’Esposito aclaró que era un personaje respetado en la urbe y, a juzgar por el gran número de inscripciones con su nombre que se han encontrado en otros periodos, muy presente en la vida pública. Algo que no resultaba fácil, dada la reputación histórica de votantes exigentes que tenían los pompeyanos. Cicerón incluso solía comentar que era más sencillo llegar a senador en Roma que a decurión en Pompeya.

Estos y otros importantes descubrimientos que han resurgido en ese sector, conocido como Regio V, al norte del yacimiento, se presentaron a un grupo de medios. “Pompeya todavía vive y nos deja mensajes día tras día”, resumió Mauro Cipolletta, director del Gran Proyecto Pompeya. La zona está en proceso de excavación y llena de fosos todavía abiertos, pero, cuando concluyan las obras y se hayan sacado a la luz todos los tesoros, abrirá al público.“

En esta fase se apreciaba un gran contraste entre las calles del resto de la ciudad, sorprendentemente bien conservadas y por las que transitan cómodamente cada año tres millones y medio de turistas, y la Pompeya inédita. Aquí los pies se hunden en el suelo al avanzar entre el material volcánico que cubrió la ciudad. Y las pequeñas piedras de lapilli —fragmentos sólidos de lava, una especie de granizo negro— se cuelan en los zapatos.

Una pequeña mesa hallada durante las excavaciones en 2018.

En esta parte hay un constante trajín de brochas, escobas, palas y carretillas envueltas por una polvareda perenne. Los excavadores remueven la tierra mezclada con piedra pómez, cenizas y el flujo piroclástico por todas partes. Lo hacen bajo un calor sofocante que recuerda a aquel tórrido verano del año 79 de nuestra era, cuando el Vesubio se despertó y barrió la próspera Pompeya.

Poco a poco van saliendo a la luz pinturas que conservan casi inalterado el clásico rojo pompeyano, decoraciones y todo tipo de mobiliario. Como un elegante candelabro de bronce, que emergió íntegro, apoyado sobre una pared en la llamada casa de Júpiter. O un conjunto de ánforas, en el callejón de los balcones, colocadas boca abajo para que se secaran al sol. Cada hallazgo es como una cápsula del tiempo cada vez más precisa. “Con las nuevas técnicas somos capaces de ver las estructuras exactamente tal y como se encontraban en el momento de la erupción y eso nos ayuda a entender las dinámicas de destrucción del paso del tiempo”, explica la arquitecta Arianna Spinosa, directora de las excavaciones del Gran Proyecto Pompeya.

La Domus de Leda y el Cisne.

A finales de 2019 se inaguraban nuevas excavaciones. Se reabrió la Vía del Vesubio, al concluir las operaciones para asegurar las excavaciones que se desarrollan a lo largo de tres kilómetros, bordeando el área que faltaba por descubrir. La superficie de Pompeya era de 66 hectáreas y desde la mitad del siglo XVIII hasta hoy se han sacado ya a la luz dos terceras partes de este gran parque arqueológico. Por tanto, aún queda por descubrir un tercio de la Pompeya escondida. Se permitia al público admirar por primera vez la Domus de Leda y el Cisne, en Vía del Vesubio, descubiertos durante las excavaciones en la Región V del parque.

La casa recibe el nombre del refinado fresco presente en una habitación de dormir.

La escena, llena de sensualidad, representa el encuentro entre Júpiter, transformado en cisne, y Leda, mujer de Tíndaro, rey de Esparta. Toda la habitación tiene refinadas decoraciones florales, cupidos, y escenas de luchas de animales. Los adornos se extendían hasta el techo, que se hundió por el peso de los lapilli, pero han sido recuperados preciosos fragmentos. Se ha restaurado también parte del atrio de la residencia, con las paredes pintadas de vivos colores. En una de ellas aparece el fresco de Narciso, mirándose en el agua, absorto por su propia imagen, según la iconografía clásica.

A finales de 2018 surgió el fresco que representaba el mito de Leda y el cisne. La escena, llena de sensualidad, nos muestra la unión carnal entre Leda y el cisne: aparece sentada y Júpiter en forma de cisne y sobre ella en pleno acto sexual. La leyenda de Leda y el cisne ha inspirado a muchos artistas a lo largo de la historia, entre ellos a Correggio, a Cézanne y a Salvador Dalí en Leda atómica. Un hermoso fresco de tema mitológico en un cubiculum o habitación de una casa lujosa en la calle del Vesubio, en la entonces inexplorada Región V de la antigua ciudad romana, en un ambiente junto al pasillo de entrada de la domus, donde unos meses antes fue descubierto un fresco del dios Príapo pesándose el miembro en una balanza.

Leda, la esposa del rey espartano Tindáreo (o Tíndaro), quedó embarazada de Zeus transformado en cisne, que se posó en ella fingiendo ser perseguido por un águila.

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Leda y el cisne.

Cisne fornicador.

Un hallazgo que deparó otras sorpresas.

Leda aparece sentada con el cisne en pleno acto sexual.

Increíble conservación de la policromía original.

Leda y el cisne, un mito muy representado históricamente.

De la doble cópula, primero con Júpiter y después con Tíndaro, nacieron cuatro hijos de dos huevos: Cástor y Pólux (los Dioscuros), Helena y Clitemnestra. El episodio de Júpiter y Leda goza de una cierta popularidad en Pompeya, fue plasmado en varias domus pero con diversas iconografías. Entre las varias representaciones se recuerdan aquellas de las casas del Citarista, de la Venus de la Concha, de la Reina Margarita, de Meleagro, de los Capiteles Coloreados, de Ariadna, de la Caza Antigua, de Fabio Rufo, de la Fuente del Amor y quizá también de las casas de L. Rapinasius Optatus y de los Amorcillos Dorados.

Las Termas Centrales.

Por primera vez también es accesible tras la restauración el complejo las Termas centrales. En uno de los espacios de entrada a ellas se ha expuesto el calco del esqueleto de una víctima de la erupción, un niño de unos 7-8 años, que fue descubierto en las excavaciones del siglo XIX –entonces se realizó el calco- y ahora ha podido ser recuperado. En el momento de la erupción, la construcción de este complejo no se había ultimado, pero su monumentalidad queda reflejada en una fachada.

Las termas, donde se cerraban negocios y las intrigas se planeaban.

La Casa de los Cupidos Dorados.

Excepcional es igualmente la apertura al público de la Casa de los Cupidos Dorados. Es una de las más elegantes de la edad imperial. Debe su nombre a los cupidos grabados en dos medallones de oro que adornan un pequeño cubículo en el porche. La casa está edificada alrededor de un escenográfico peristilo rodeado de columnas, que daba un aire de sacralidad a las habitaciones que se asomaban al patio. Entre esas salas estaban el gran salón de representación, con preciosas pinturas que representaban escenas mitológicas y un pavimento de mosaico con un rosetón central, según la moda de la época de Augusto. En la casa se han encontrado objetos del culto a la diosa Isis.

La escena de combate de dos gladiadores en una fase crucial y final de su lucha, cuando aparece claro quién es el vencedor y quién está, inclinado sobre la rodilla, a punto de sucumbir, un fresco en Pompeya que revela la verdad sobre las cruentas luchas de los gladiadores romanos, resultó una gran alegria para los trabajadores.

Este nuevo descubrimiento causará sensación por sus dimensiones y originalidad: El fresco, de 1,12x1,5 m., recoge el instante trágico de un combate de dos gladiadores con las heridas sangrantes del vencido. Los combatientes son un «Mirmillone» y un «Trace», dos categorías de gladiadores que se exhibían en los anfiteatros de la época romana.

Hasta ahora se han encontrado escenas de gladiadores en diversos ambientes, pero en este caso la representación es extremadamente realista de las heridas, como la del pulso y la del pecho del gladiador vencido, con la sangre que sale y baña las polainas.

El arqueólogo Massimo Osanna, director del Parque Arqueológico de Pompeya, habla de «hiperrealismo trash»: “Son importantes estas imágenes, porque en Pompeya y en el mundo romano un tipo de gladiador pintado así no hay. Veo incluso algo de cómico en el gesto del perdedor que levanta un dedo como para pedir la gracia», afirma el profesor Ossanna, que adjudica la obra a un artista con un temperamento seguramente jovial. «En cualquier caso –añade Osanna- es una escena sorprendente, porque nos revela algo más sobre cómo los pompeyanos veían el mundo: con un toque de humorismo».

Y a ese modus vivendi se achacó la erupción del Vesubio, como castigo divino, según algunos. Prueba de esas costumbres, en 2017 se descubrió una inscripción en una pared en una tumba de Pompeya, recientemente descrifrada, y que tiene que ver con cómo era la vida en esta ciudad romana antes de que el Vesubio en el año 79 d. C. arrasara con todo. La inscripción describe una fiesta de mayoría de edad por todo lo alto y masiva celebrada por un joven rico, quien pasaba a convertirse en ciudadano adulto. Cuando decimos que es masiva hablamos de que la fiesta incluía un banquete para 6.840 personas y un espectáculo con más de 400 gladiadores que lucharon durante una semana y que rivalizaba en grandiosidad con el que se podría hacer en cualquiera de la colonias más nobles fundadas por Roma.

La fiesta de la mayoría de la edad suponía dar el salto a la «toga virilis», la toga de los ciudadanos adultos, y para ello se celebró un banquete alrededor de 456 sofás en los que cabían 15 personas en cada uno (esas 6480 personas antes mencionadas). Precisamente, Massimo Osanna, director general del Parque Arqueológico de Pompeya, explica que este dato permitiría determinar cuánta gente vivía en Pompeya en las décadas anteriores a su destrucción, puesto que razona que a ese banquete solo asistirían hombres adultos con derechos políticos, que probablemente constituían entre el 27% y el 30% de la población, por lo que estima estima que la población total era de alrededor de 30.000 personas.

En la misma inscripción también se puede leer sobre una hambruna que duró cuatro años y un espectáculo de gladiadores, otro diferente, que acabó como el rosario de la aurora con motín público incluido, según expusó Osanna. En esta hambruna nuestro hombre rico ayudó a sus conciudadanos de Pompeya vendiendo trigo a precios reducidos y organizando la distribución de hogazas de pan gratis. ¿Quién es el hombre rico? El nombre y su posición estaban grabados en una tumba que fue destruida, aunque se especula que podría haber sido Gnaeus Alleius Nigidius Maius, un hombre mencionado en otras inscripciones de Pompeya. El texto traducido de esta inscripción todavía es preliminar por lo que podría aparecer nueva información al respecto.

¿Es esta la tumba de Gnaeus Alleius Nigidius Maius? El tiempo lo dirá.

Aprovechando la apertura de estos nuevos tesoros al público, se presentó el libro del director del Parque Arqueológico, Massimo Osanna: «Pompei. Il tempo ritrovato. Le nuove scoperte». («Pompeya. El Tiempo reencontrado. Los nuevos descubrimientos»). Un libro de gran interés, porque el profesor Osanna ha sido, desde el 2014, la máxima autoridad del parque y conoce como pocos Pompeya.

Las excavaciones de Pompeya siguen maravillando al mundo porque cada día hay nuevos descubrimientos. Pero lo que nadie podía imaginarse es que en ese escenario en el que trabajan arqueólogos, geólogos, físicos, químicos, vulcanólogos, biólogos, arquitectos y técnicos dotados con todo tipo de tecnología, se desatara una batalla entre vulcanólogos y arqueólogos. Estos últimos son acusados de «vandalismo» porque «están destruyendo la historia de las erupciones del Vesubio». En una carta publicada en la prestigiosa revista «Nature», Roberto Scandone, profesor de Vulcanología en la Universidad de Roma, y sus colegas hacen un furibundo ataque: «Excavando en Pompeya, los arqueólogos están destruyendo los depósitos geológicos, lo que significa que cualquier información sobre la erupción almacenada en el interior de ese terreno, acaba perdiéndose». Scandone y sus colegas afirman que es «alarmante» que «los depósitos volcánicos sean prácticamente sacrificados durante las excavaciones arqueológicas. Hemos sugerido que en las excavaciones se podrían dejar intactas algunas secciones representativas de los depósitos de las erupciones, pero esto ha sido ignorado».

La denuncia no se limita a la carta publicada en «Nature». Un grupo de 70 vulcanólogos italianos y extranjeros se han unido también a la firme protesta del presidente del Instituto nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), profesor Carlo Doglioni, contra el método de excavaciones de Pompeya. Doglioni escribió recientemente al ministro de Bienes Culturales, Alberto Bonisoli, lamentando los daños que se están haciendo a la vulcanología: «La comunidad científica vulcanológica italiana y extranjera, con rarísimas y esporádicas excepciones, no tiene manera de ver los productos de la erupción en el aérea de las excavaciones y de estudiar el diferente impacto que estos han tenido sobre los edificios y en los diversos puntos de la ciudad». No es solo un tema científico, advierte el profesor Doglioni: «Los calcos (la recuperación de personas, animales y vegetales mediante yeso, cemento y agua) de Pompeya se han retirado de su posición original haciendo imposible reconstruir dónde y cuándo intentaron escapar los habitantes.

El estudio de esta erupción no tiene solo un aspecto teórico, sino que contiene un inmenso patrimonio de información para la vulcanología a nivel mundial; puede ser una lección de protección civil, sobre cómo salvarse, de qué se debe hacer o no hacer en caso de erupción». Concluye el presidente del INGV pidiendo que cualquier fragmento de productos volcánicos sea conservado en su posición original y que sea permitido el acceso de los vulcanólogos, «para profundizar en el estudio de las erupciones con los nuevos conocimientos en la materia: no hay un lugar en el mundo donde sea tan evidente la violencia tras el imprevisto despertar de un volcán adormecido. Puede ser un progreso para la ciencia, para la previsión de la actividad del Vesubio».

Pompeya desde el aire con el Vesubio al fondo.

A propósito de una futura actividad del Vesubio, Christopher Kilburn, vulcanólogo de la United Kingdom’s University College de Londres, coautor de la carta a «Nature», precisa que no hay preocupación porque se vaya a producir una erupción en tiempo breve, pero las autoridades deberían estar preparadas. «Esto significa que tenemos necesidad de contar con todas las informaciones posibles de los depósitos de la erupción del 79 d.C.». Más de tres millones de personas viven en el área del Vesubio, de ellas 600.000 en la que está considerada como «zona roja».

Ante las duras acusaciones lanzadas por los vulcanólogos, el director general del Parque Arqueólogico, el profesor Massimo Osanna, prestigioso arqueólogo, ha salido al paso destacando que ha sido «larga y provechosa la colaboración» entre arqueólogos y vulcanólogos. «Todas las actividades de excavación han sido supervisadas por vulcanólogos de la Universidad de Nápoles Federico II, que han registrado la estratigrafía, tomado muestras y construido la cartografía», afirma el professor Osanna.

Confirma también la opinión de Osanna el profesor Jose María Luzón, exdirector del Museo Arqueológico Nacional y Museo del Prado, con una amplia trayectoria de investigación sobre las excavaciones de Pompeya. Lo encontramos en Roma y al preguntarle si forma parte de los «vándalos», según acusación de los vulcanólogos, se ríe abiertamente: «Yo he trabajado con vulcanólogos. Las erupciones del Vesubio están muy estudiadas. Y se pueden hacer no solo en Pompeya, sino en varios kilómetros cuadrados en el área vesubiana». Precisa el profesor Luzón que es muy larga la historia de las erupciones del Vesubio, cuya actividad habría comenzado hace más de 400.000 años.

Noticias más seguras se comienzan a tener sobre una erupción de hace unos 39.000 años, con unas dimensiones colosales, que sepultó a gran parte de la región de Campania. «Debajo de Pompeya hay otra Pompeya de la edad de bronce y vete a saber si hay cosas del paleolítico», precisa el profesor Luzón, quien considera fundamental la investigación multidisciplinar en las excavaciones: «Yo estuve trabajando en una casa de Pompeya y tuve al lado un geólogo de Turín; he tenido en el equipo químicos, paleontólogos… Es interesante también contar con un vulcanólogo, porque a veces ven cosas que tú no ves». Seguramente hoy, con las nuevas tecnologías, la arqueología es más multidisciplinar que nunca: «Con los métodos actuales se puede ver lo que no pudieron hacer nuestros antepasados. Por ejemplo, nuestros abuelos excavaban una sepultura de la edad de bronce y sacaban huesos, un trozo de metal, unas cosas de piedra, etc. Pero hoy, en una excavación similar, hecha con tecnología de última generación se han sacado hasta los tejidos», resalta el profesor Luzón.

En el año 79 d.C. la erupción del Vesubio puso fin a la vida de esta ciudad romana que quedó enterrada durante siglos. Se sabía que existían ruinas en la zona e incluso se utilizaron piedras para otras edificaciones, pero no fue hasta el siglo XVIII, cuando los primeros descubrimientos causaron conmoción en los arqueólogos de la época. En 1738 el entonces rey de Nápoles, futuro Carlos III de España, rama de los borbones, encargó al ingeniero militar español Roque Joaquín de Alcubierre que iniciase las excavaciones. Las primeras prospecciones se realizaron en la zona de Herculano, pero se toparon con una capa solidificada de lava de 26 metros de espesor, por lo que se decidió seguir excavando en otra zona y en 1748 los primeros restos de la antigua Pompeya comenzaron a salir a la luz. Hoy, 282 años después de su descubrimiento, la ciudad sigue sorprendiendo y presenta al mundo los resultados de los últimos 5 años de trabajos, en los que los expertos se han dedicado a reforzar muros, reparar estructuras que se habían venido abajo como consecuencia de las lluvias, restaurar frescos y suelos de gran valor e incluso a seguir excavando otras 44 hectáreas de todas las que quedan todavía sin investigar.

Casa de los Vettii, en Pompeya, una de las ciudades, junto con Herculano, que descubrió Roque Joaquín de Alcubierre. Roque Joaquín de Alcubierre (Zaragoza, 16 de agosto de 1702 - Nápoles, 14 de marzo de 1780) fue un ingeniero militar español, conocido por haber descubierto los yacimientos arqueológicos de Pompeya, Herculano y Estabia. En 1738, en el curso de los trabajos de prospección para la edificación del Palacio de Portici, encargo del rey de Nápoles Carlos de Borbón, halló los restos de la ciudad romana de Herculano. Desde ese momento solicitó, con insistencia al rey, el consentimiento para seguir adelante con las excavaciones a gran escala, que le fue otorgado el mismo año, aunque con escasos medios humanos y materiales. Con grandes dificultades halló el teatro de la antigua Herculano y, seguidamente, pinturas murales. A partir de ese momento los hallazgos se suceden ininterrumpidamente. En 1748 inició las prospecciones de la ciudad antigua de Pompeya, que tenía como rasgo distintivo el haber encontrado la vida romana tal y como fue, con sus habitantes sorprendidos y sepultados por la erupción del Vesubio.

Esto obligó a un cambio radical en el concepto de excavación arqueológica que hasta entonces se tenía, pues solo interesaba conseguir obras artísticas para engrosar las colecciones privadas y estatales de objetos lujosos. Más tarde, Alcubierre excavaría también la villas de Asinio Pollio (Sorrento) y otros restos en Capri, Pozzuoli y Cumas. A partir de 1750 comenzaron rencillas y disensiones con sus subalternos (sobre todo con Karl Jakob Weber), hasta el punto de ser apartado de sus responsabilidades al frente de las excavaciones y vejado por personalidades como Winckelmann, que contribuyeron al olvido de los hallazgos y méritos del aragonés.

La Casa de los Amantes.

Recientemente Pompeya vuelve a mostrar al mundo tres valiosas casas en el corazón de la ciudad sepultada por las cenizas del Vesubio, entre las que se encuentra la Casa de los Amantes, un pequeño milagro por la dificultad de su recuperación. Con esta reapertura, el yacimiento culmina después de cinco años y una inversión de casi 100 millones de euros el ambicioso Gran Proyecto Pompeya, que ha permitido que la ciudad pasase de ser "sinónimo de derrumbes e incapacidad" a "un motivo de orgullo", según el ministro de Cultura, Dario Franceschini.

"Los amantes, como las abejas, tienen una vida dulce como la miel", es la inscripción en latín que da nombre a la Casa de los Amantes, bajo la cual alguien escribió "ojalá". Ahora esta inscripción vuelve a ser visible después de 40 años, cuando un terremoto dañó gravemente el yacimiento y se prohibió el acceso incluso a los arqueólogos por peligros de desprendimientos, señaló la arqueóloga Arianna Spinosa. La "espléndida" casa, una estructura única dentro de Pompeya por conservar la primera planta y un doble peristilo, es un "pequeño milagro" por la precaria situación en la que se encontraba después del terremoto, explicó el director del parque arqueológico, Marco Osanna. Para hacerse una idea de la magnitud de esta restauración, que ha costado unos 150.000 euros y en la que han intervenido 40 personas, la arqueóloga Vittoria Pattullo cuenta a Efe que lleva trabajando "una semana en la limpieza de una pared de tres metros cuadrados". La trabajadora contesta desde lo alto de una escalera, donde se afana con el bisturí retirando "las sustancias acumuladas que impiden la legibilidad de la pintura", ya que esta casa se encontraba en una situación de conservación "particularmente comprometida".

La Casa de los Amantes en pleno proceso de restauración.

La Casa de la Huerta.

Otro símbolo del éxito de la restauración es la Casa de la Huerta, cuya decoración con pintura negra, imitando una escena nocturna, es insólita entre las demás "domus", afirmó Osanna. Los llamativos frescos pretenden dar la sensación de "un jardín nocturno", decorados con motivos florales y con representaciones sincréticas de dioses como Isis o Dionisio, en lo que el director del parque definió como "una habitación del amor". La última casa inaugurada es la de la Nave Europa, que recibe su nombre de una gran incisión que representa un barco de carga llamado Europa, prueba del dinamismo económico de la ciudad y la "posibilidad de conexión" de las ciudades mediterráneas. "Cuando fui nombrado ministro de Cultura un viernes de 2014, fui recibido con un derrumbamiento el domingo y otro el lunes", recordaba al término de su visita Franceschini, para resaltar el cambio que ha supuesto para el yacimiento el Gran Proyecto Pompeya.

La Casa de la Nave Europa.

La Casa de la Nave Europa, se llama así por un gran grafiti sobre la pared que reproduce una nave romana con velas que lleva el nombre de Europa, grabado en una de las paredes.

Financiado principalmente con fondos europeos, el objetivo primario de este plan era frenar la degradación de una área arqueológica única en el mundo, 60 hectáreas soterradas por lava y cenizas que lleva excavándose desde su descubrimiento en 1748. "El proyecto es una historia de redención italiana bellísima", apuntó a los medios el ministro, quien recordó el estado de Pompeya antes de su inicio como "sinónimo de colas por huelgas improvisadas e incapacidad para utilizar los fondos asignados". Un presupuesto que asciende a los 105 millones de euros, de los que se han gastado 95, por ahorro en las obras y porque todavía quedan por realizar algunos trabajos que culminarán a lo largo de 2020, explicaron fuentes del parque arqueológico.

No se contaba con un cuerpo policial al uso en el mundo romano. Cada cual era libre de dirimir sus conflictos por robo o cualquier motivo en medida acorde a sus posibilidades. Y como hoy en día, poderoso caballero ... Se cree por tanto, que el nivel de delincuencia era alto y surgieron con el tiempo "especialistas" para los trabajos mas sucios. Autenticos capos manejarian el negocio con sus matones.

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En estos años se han restaurado y asegurado 45 edificios, empezando por la famosa Casa del Misterio, a la que siguieron una multitud de "domus", termas, templos y teatros, y se han despejado de las principales calles la "selva de puntales que impedían la circulación", comentó el arqueólogo Bruno De Migris. Aunque las mayores sorpresas se han encontrado en la "Regio V", la zona menos excavada de la ciudad, importantes "domus" como las que volvieron a abrir ayer se encuentran en una parte más conocida y excavada, pero dañada por las condiciones ambientales. Desde 2014 el número de visitantes creció un 47,5 %, pasando de 2,6 millones a 3,9 en 2019, lo que supone que Pompeya es el segundo lugar más visitado de Italia tras el Coliseo de Roma, entre los monumentos de pago. "Los trabajos en Pompeya no acabarán nunca", respondió el ministro de Cultura, ya que "una ciudad de 60 hectáreas expuesta a la intemperie durante siglos siempre requerirá mantenimiento". Una vez finalizado el Gran Proyecto Pompeya, los trabajos se centrarán en potenciar la investigación de "jóvenes de todo el mundo", señaló Osanna, y sobre todo, en mejorar la situación "fuera del parque", según Franceschini. Los retos que tiene el parque por delante están en mejorar las infraestructuras para llegar a él y "valorizar el patrimonio" para mejorar la situación de toda la región que rodea el yacimiento, concluyó Franceschini. Tanto él como el equipo de arqueólogos al frente de las obras de restauración mostraban un visible sentimiento de orgullo después de unos trabajos "largos y fatigosos", que pese a todo y como repitió el ministro, nunca acabarán.

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La Casa de Júpiter y la Casa con jardín.

Hasta ahora, los historiadores han determinado la fecha de la erupción con base en escritos antiguos que contienen testimonios de primera mano. Estos manuscritos provienen de Plinio el Joven, un reconocido abogado y escritor de la antigua Roma, quien escribió sobre la muerte de su tío, el famoso Plinio el Viejo. "El 24 de agosto, alrededor de la una de la tarde, mi madre le pidió que observara una nube...", escribió Plinio el Joven en una carta a Tácito, un senador e historiador romano, sobre lo que había ocurrido ese día.

De acuerdo a su relato, Plinio el Viejo, que era un comandante de flota, tomó un barco para rescatar a quienes estaban en riesgo por el volcán. Plinio el Viejo partió, pero nunca regresó. Mientras tanto, Plinio el Joven veía cómo la catástrofe ocurría al otro lado de la bahía de Nápoles. "Le he contado fielmente a usted lo que yo o un testigo recibimos inmediatamente después de que ocurriera el accidente, y antes de que hubiera tiempo de que la verdad pudiera variar". Pero un nuevo hallazgo cuestionó las palabras de Plinio el Joven.

Una inscripción descubierta, fechada 16 días antes de las calendas de noviembre en el antiguo calendario romano. Los romanos llamaban calenda al primer día de cada mes, así que en nuestro calendario moderno la fecha de la inscripción corresponde al 17 de octubre. "Dado que (la inscripción) se hizo en carbón frágil y evanescente, no pudo durar mucho, y es muy probable que se pueda fechar en octubre del 79 d.C", dijo el equipo de arqueología en un comunicado.

Estos arqueólogos creen que la erupción ocurrió el 24 de octubre del 79 d.C, es decir, dos meses después de lo que hasta ahora se pensaba.

Alberto Bonisoli (izquierda), ministro de patrimonio cultural y actividades de Italia, y Massimo Osanna, director general del Parque Arqueológico de Pompeya, sugieren una fecha alternativa para la erupción del Vesubio: el 24 de octubre del año 79 d.C.

La noticia dada por Massimo Osanna encontró eco inmediato en el Ministro de Cultura Italiano, Alberto Bonisoli, que no dudó en calificar esta inscripción como un descubrimiento extraordinario que permitía mover de forma definitiva la fecha en la que Pompeya fue destruida. Bonisoli se atrevía además a aventurar que tal vez un copista medieval escribió mal la fecha transmitida por Plinio el Joven, haciendo con ello que todas las ediciones modernas en las que se han basado historiadores y arqueólogos contengan ese fatal error.

La suma del mensaje de Osanna y de las declaraciones de Bonisoli bastaron para que los medios de comunicación de todo el mundo se lanzaran a publicar que la fecha de la erupción del Vesubio podía ser cambiada y con ello había que reescribir todos los libros de historia. Una noticia que ha corrido como la pólvora y que a pasado de mano en mano y de boca en boca.

Sin embargo, no todo el mundo ha estado de acuerdo con estas declaraciones. Peter Kruschwitz, catedrático de la Universidad de Reading, ha tratado de poner un poco de sensatez en este tema con un corto artículo en el que pide calma y prudencia a quienes están hablando del nuevo hallazgo en Pompeya. Como él mismo indica, la inscripción habla de una fecha concreta, pero no dice nada del año en el que fue hecha dicha inscripción. La fecha del 24 de octubre está clara, pero no tiene por qué ser de 79 d.C., año en el que fue destruida la ciudad sin ninguna duda. La inscripción pudo haberse hecho en algún año anterior y haber permanecido en la pared en la que se ha encontrado hasta que el Vesubio desató toda su furia sobre la ciudad. De hecho, existen muchas inscripciones en Pompeya que no fueron hechas inmediatamente antes de la erupción, sino mucho tiempo atrás.

Importante inscripción en carboncillo, descubierta en un ambiente en fase de reestructuración de la Casa con Jardín, que apoya la hipótesis según la cual la erupción volcánica del 79 d.C. ocurrió el 24 de octubre y no el 24 de agosto. La inscripción refleja un momento de la vida cotidiana de aquella época: el decimosexto día antes de las calendas de noviembre, correspondiente al 17 de octubre, es decir, una semana antes de la violenta erupción del Vesubio, según dicha hipótesis.

Para este catedrático no tienen sentido las afirmaciones de algunos arqueólogos que han afirmado que al tratarse de carboncillo tiene que ser reciente por necesidad, pues de lo contrario se habría borrado. El catedrático afirma que se conocen infinidad de inscripciones de diversas épocas hechas en un material semejante que han perdurado a lo largo de siglos incluso en las condiciones más adversas. No hay, por tanto, justificación alguna para cambiar la fecha de Plinio. Por desgracia, el artículo de Kruschwitz no a tenido apenas eco fuera del círculo académico más inmediato, por lo que el gran público no ha llegado a tener noticia de él. En España han sido los especialistas de las Jornadas Pompeyanas, la institución que reúne cada año a arqueólogos e historiadores en un congreso en torno a la ciudad de Pompeya, quienes han compartido el artículo pidiendo prudencia al resto de medios.

En conclusión, la inscripción hallada en la Regio V de Pompeya no supone ni el cambio automático y definitivo de la fecha tradicional de la que habla Plinio ni mucho menos la necesidad de cambiar los libros de Historia. Tal vez investigaciones más profundas lleven a los especialistas a aceptar esta hipótesis más adelante, pero hoy por hoy sólo la imprudencia y la precipitación pueden llevar a declarar de forma tajante que Pompeya fue destruida en octubre y no en agosto, como se había creído hasta el momento.

Precioso fresco de la Casa con Jardín en el que aparecen representados una figura masculina (Adonis o Paris), una figura femenina (Venus) y Eros en el centro. Se trata casi de una megalografía, una pintura de grandes dimensiones.

Megalografía de la Casa con Jardín, en la que aparecen Venus, en acto de pescar, y Eros.

Retrato femenino de gran refinamiento ubicado en la Casa con Jardín y que podría representar a la domina o propietaria de la vivienda.

Representación de un amorcillo en la Casa con Jardín.

Pintura al fresco con motivos arquitectónicos y, en el centro, representación de un cuadro idílico-sacro: una escena de culto en un ambiente boscoso.

Pinturas al fresco de la Casa con Jardín, que recibe el nombre de un amplio espacio abierto y con un pórtico, donde crecían varias especies de plantas, según se ha podido saber gracias al análisis paleobotánico de los restos vegetales encontrados.

Megalografía de la Casa con Jardín y su maravillosa combinación de colores.

Esquina de una estancia de la Casa de Júpiter, decorada con el primer estilo pompeyano, utilizado a partir del siglo II a.C. Los recuadros en estuco imitan placas (crustae) marmóreas de muy vivos colores: rojo, negro, amarillo, verde ...

Mosaico de gran belleza descubierto en la Casa de Júpiter y que representa a una cobra.

Animales representados en un mosaico de la Casa de Júpiter.

El significado de este increíble mosaico descubierto en la Casa de Júpiter aún se desconoce, pero podría ser de carácter astrológico, según un examen preliminar.

Objeto de bronce ricamente decorado, hallado durante las excavaciones arqueológicas en la inexplorada Región V de Pompeya.

Tejado hundido como consecuencia de la erupción volcánica del Vesubio.

Diversas vasijas halladas durante las excavaciones arqueológicas, entre ellas algunas de bronce.

Una parte completamente inexplorada de la ciudad antigua de Pompeya saliendo a la luz durante las excavaciones en la Región V.

La Casa con Jardín, con sus hermosos frescos de temas mitológicos y sagrados, y la Casa de Júpiter, con sus pinturas del primer estilo pompeyano, que imitan placas marmóreas de vivos colores, y sus excepcionales mosaicos pavimentales con representaciones sin precedentes. Estos mosaicos resultan chocantes por sus extrañas figuras: un individuo se retuerce entre las llamas como un Ícaro golpeado por el ardiente sol, además de otras representaciones zoomorfas como un tiburón de colmillos afilados o una serpiente venenosa. En la Casa con Jardín destacan las megalografías, unas pinturas de grandes dimensiones, en las que aparece Venus con una figura masculina (Adonis o Paris) y Eros en el centro, y solamente con Eros en acto de pescar. En este ambiente hay, además, un retrato femenino de gran refinamiento que podría representar a la domina o propietaria de la vivienda.

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Hace cinco años, la Casa de los Amantes de Pompeya era un lugar peligroso incluso para los técnicos. La entrada estaba totalmente prohibida desde el terremoto que sacudió la región italiana de la Campania en los ochenta. La domus , una de las más espléndidas en la ciudad sepultada por el Vesubio en el año 79 d.C., sufrió un segundo olvido de la historia. No era la única. Había corrupción, infiltración mafiosa, robos, huelgas improvisadas y hasta derrumbes. Cuando se desplomó la Casa de los Gladiadores en el 2010 resultó evidente: Pompeya necesitaba una sacudida.

Hoy, la Casa de los Amantes de Pompeya vuelve a estar abierta al público por primera vez en más de treinta años. El parque arqueológico de Pompeya ha celebrado la apertura de la domus romana, junto a otras dos más, la de la Casa del Frutal y la Casa de la Nave Europa, las últimas tres restauradas gracias al Gran Proyecto Pompeya, un esfuerzo monumental entre Italia y la Unión Europea para salvar este patrimonio de la humanidad de la decadencia en la que había sido sumida durante años.

“La Casa de los Amantes es simbólica porque representa lo que al principio del Gran Proyecto Pompeya era absolutamente inaccesible desde el terremoto. Cuando entramos en la fase preliminar en las obras nos encontramos una selva de puntales”, cuenta la arquitecta supervisora Arianna Spinosa. Ahora, mientras está por culminarse el Gran Proyecto Pompeya –han gastado 92 millones de los 105 disponibles, el 75% de ellos aportados por la UE– se puede entrar tranquilamente. “No es sólo un pequeño milagro, sino que demuestra que cuando hay voluntad de trabajar las cosas se pueden hacer”, apunta el director general, Massimo Ossanna.

Esta casa, adornada con el tradicional rojo pompeyano, es un singular ejemplo de domus de dos ­pisos, y recibe su nombre de una inscripción encontrada entre sus muros. “Los amantes, como las abejas, tienen una vida tan dulce como la miel”, se puede leer todavía a día de hoy. Vittoria Cutolo, una de las restauradoras, sigue aplicando soluciones para retirar poco a poco las sustancias que han impregnado sus frescos con el paso de los años. “Con este cuadrado llevo una semana”, sonríe señalando una pequeña pintura en la pared.

La segunda de las domus reabiertas no está muy lejos, y es igualmente uno de los tesoros de la ciudad romana. Se trata de la Casa del Frutal, decorada con unos detallistas frescos con árboles frutales, pájaros y representaciones sincréticas de los dioses Dionisio e Isis. Lo más particular de este salón es que, al contrario que en las otras, la pared está completamente pintada de negro para emular un jardín nocturno. Por último, en la Casa de la Nave Europa se encuentra una enorme incisión de un barco llamado Europa, la más realista de toda Pompeya que recuerda la importancia del comercio en el Mediterráneo.

Las tres reaperturas son los últimos tres proyectos de los 45 edificios que ya son seguros gracias al Gran Proyecto Pompeya, iniciado en el 2014 y que este 2020 termina tras cinco años de trabajos en 2,7 km2. El objetivo principal era frenar el degrado de la ciudad, pero además han excavado por primera vez desde los años cincuenta en una zona que jamás había salido a la luz, el Regio V, un área de casi 1.000 m2 llamada “la ciudad por descubrir” que ejercía presión en las casas que rodea. Allí han hallado tesoros excepcionales, como un callejón con cuatro o cinco balcones repletos de ánforas o unas inscripciones electorales que recuerdan que, cuando el Vesubio rugió hace casi 2.000 años, Pompeya estaba en plena campaña política.

Uno de los que han seguido con más atención este sueño para Pompeya es el ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini, que vuelve a serlo tras su primer mandato bajo el Gobierno de Matteo Renzi. “Yo llegué de ministro un viernes. El ­domingo y el lunes siguiente hubo un derrumbe. Esta es una bellísima historia de redención”, recordó.

Los números hablan solos: si en el 2014 hubo 2,6 millones de visitantes, el 2019 Pompeya cerró con 3,9 millones de turistas, siendo el lugar con más visitas de Italia después del Coliseo de Roma. Pero el Gran Proyecto Pompeya no es un punto y final. “En una ciudad dejada 2.000 años expuesta a la intemperie los trabajos no terminarán nunca”, avisa el ministro. Pompeya tiene ahora otra oportunidad.

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Una investigación arqueológica liderada por Allison Emmerson, profesora de Estudios Clásicos de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans, sugiere que los ciudadanos de Pompeya almacenaban la basura en montículos en el exterior de la ciudad. Sin embargo, no lo hacían para deshacerse de ella, sino para clasificarla y, posteriormente, reutilizarla. Para llegar a esta conclusión analizaron muestras de suelo recuperadas de la basura excavada dentro y fuera de las murallas de la ciudad. La diferencia en los tipos de suelo les permitió descubrir si la basura se había generado en el lugar donde fue encontrada o si, por el contrario, se recolectó en otro lugar para ser reutilizada y reciclada. La basura proveniente de pozos negros, por ejemplo, contenía rastros de tierra orgánica. Sin embargo, la que había sido apilada fuera de los muros de la ciudad estaba cubierta de depósitos arenosos. Entre estos residuos se encontraban piezas de baldosas, mortero y yeso. Materiales fácilmente reutilizables de nuevo dentro de las murallas.

Junto a los arqueólogos Steven Ellis y Kevin Dicus, de la Universidad de Cincinnati, la arqueóloga pudo comprobar que los romanos reciclaban estos materiales. Se encontraron, por ejemplo, en las paredes de los edificios (que habían sido embellecidas finalmente con una capa final de yeso). Dentro de las paredes se encontraron también signos del mismo suelo arenoso presente en los montículos de residuos. “Descubrimos que parte de la ciudad fue construida con basura”, declaró a The Guardian. “Las pilas fuera de las murallas no estaban formadas por deshechos que se hayan tirado. Están recogidos y ordenados para ser revendidos dentro”.

El trabajo de Allison Emmerson se basa en la premisa de que los romanos de Pompeya tenían una concepción de gestión de residuos muy diferente a la que tenemos hoy. “La basura era una parte inevitable de la vida pompeyana. Cubría calles, obstruía desagües, se amontonaba en jardines y llenaba fosas poco profundas dentro de habitaciones habitadas”, explicó en 2019 en relación a su charla ‘Another man’s treasure? The life and afterlife of Pompeii’s waste’. Sin embargo, a determinados elementos se le daba una nueva utilidad. “Los montículos de basura no funcionaban como los vertederos más modernos, sino que servían como escenario para los procesos de reciclaje y reutilización. De hecho, las excavaciones recientes muestran que el alcance de dicha reutilización es mucho mayor de lo que se había imaginado en el pasado”, añade. Durante años, se pensó que la acumulación de residuos fuera de la muralla de la ciudad había servido para liberarla de los escombros de un terremoto que tuvo lugar años antes de la erupción del Vesubio. Esta nueva investigación nos aleja de esa idea y abre la posibilidad de los romanos reciclaban. Y que en esta ciudad se contase con un elaborado sistema de reducción (o aprovechamiento económico) de los desperdicios.

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La casa del Poeta Trágico.

También llamada La casa Homérica o La casa de la Ilíada es una típica vivienda romana del siglo II a. C. ubicada en Pompeya, Italia. Esta domus es famosa por sus refinados suelos de mosaico y por sus frescos, que describen escenas de la mitología griega. Descubierta en noviembre de 1824 por el arqueólogo Antonio Bonucci, la casa del Poeta Trágico ha despertado el interés de investigadores y escritores durante generaciones. Aunque el domus no es de gran tamaño, su decoración interior es abundante y de mayor calidad que la de otros frescos y mosaicos de la antigua Pompeya. Este contraste entre las dimensiones de la casa y la importancia de su ornamentación ha hecho plantear muchas incógnitas sobre la vida de sus propietarios. Sin embargo, poco se sabe sobre los miembros de la familia, los cuales probablemente fallecieron durante la erupción del monte Vesubio en 79.

En la actualidad, para facilitar la localización de los edificios en el plano, Pompeya se divide en nueve regiones, las cuales a su vez se distribuyen en ínsulas. La casa del Poeta Trágico está situada en la Regio VI, Insula 8; en la zona noroeste de la ciudad, al norte del foro. La vivienda se emplazaba en la Vía di Nola (actualmente Via delle Terme), una de las calles más importantes de Pompeya, que unía el foro con la Vía de las Tumbas. Tiene además otra entrada lateral desde el Vicolo della Fullonica. Enfrente del acceso principal de la vivienda y al lado opuesto de la calle se encuentra el edificio de las termas del foro.

Plano de la ciudad antigua de Pompeya, con la casa del Poeta Trágico marcada con el número 18.

Como en la mayoría de las viviendas romanas de la época, la casa del Poeta Trágico está dividida en dos grandes áreas principales, una pública y otra privada. La parte delantera de la casa, orientada al sur, constituye la zona pública. Tiene un acceso central y dos grandes espacios situados a ambos lados del mismo, con muros abiertos hacia la calle (2) (véase plano). Estas habitaciones estarían destinadas a la actividad comercial de los habitantes de la casa (tabernae), o menos probablemente al alojamiento de los sirvientes. A través de la entrada principal se accede a un corredor estrecho o vestíbulo (1), al final del cual se sitúa el atrio (3), la estancia más decorada de toda la domus. En este patio abierto se ubica el impluvium, un estanque rectangular rehundido en el suelo bajo un techo abierto o compluvium, cuya función era la de recoger el agua de lluvia para ser utilizada por los miembros de la casa. En la parte norte del impluvium había una fuente para extraer agua del estanque. En el lado opuesto del atrio se encuentra el tablinum (8), una segunda estancia pública abierta.

Desde estas áreas principales se distribuyen otras habitaciones más pequeñas y privadas, que constituyen la segunda zona de la casa. A lo largo del muro oeste de la vivienda se disponen una serie de cubicula o dormitorios (6). Al lado opuesto del atrio se suceden un pequeño vestuario (4), otro cubiculum (6), un ala o habitación de servicio del comedor (7), y un oecus o pequeño comedor (12). La cara norte del tablinum se abre a un gran peristilo o jardín abierto (10). Entre el oecus y el tablinum se sitúa un fauces o corredor (9), que también da acceso al peristilo. A la derecha del patio ajardinado se encuentra la estancia más importante de la casa (15), la cual se cree que se usaba como comedor. Al lado de este salón principal hay una pequeña área de cocina (13). A la izquierda del peristilo se ubican otros cubicula (14) y se abre una puerta de servicio a una calle lateral, el Vicolo della Fullonica (16). Por último, en la esquina noroeste del jardín se construyó un pequeño lararium (11) o santuario destinado a adorar los lares o dioses familiares.

A la izquierda del atrio se ubica una habitación con un rellano y unas escaleras (5). Aunque la documentación y los expertos han confirmado con seguridad la existencia de una planta superior en la casa del Poeta Trágico, poco se conoce sobre su diseño concreto, ya que se destruyó con toda probabilidad en la erupción del monte Vesubio.

El suelo del vestíbulo se decoró con el mosaico de un perro doméstico con correa, encadenado a un punto arbitrario. Bajo la figura se lee la inscripción "CAVE CANEM”, el equivalente antiguo de la conocida advertencia “cuidado con el perro”. Esta frase, al igual que las señales actuales, avisaba a los visitantes que entraban bajo su propia responsabilidad y servía como protección de las zonas más privadas de la casa. El resto del suelo del vestíbulo estaba decorado con teselas en forma de damero, con azulejos en blanco y negro. Este patrón estaba enmarcado con un recuadro de dos líneas negras que rodeaban la habitación.

Después de la casa de los Vettii, la casa del Poeta Trágico era la vivienda con los frescos de temática mitológica de mayor tamaño de toda Pompeya. El atrio era la estancia de mayor riqueza artística de la casa. Cada escena tiene una superficie de unos 3800 cm2 (cuatro pies cuadrados), con figuras ligeramente más pequeñas que el tamaño real. Las imágenes representan por lo general a hombres sentados y a mujeres en movimiento, las cuales son normalmente el centro de la acción, protagonizando las tramas de los famosos mitos griegos. En el muro sur del atrio se encontraron dos frescos, uno de Zeus y Hera en el monte Ida y otro de Afrodita, este último actualmente destruido casi por completo.

La escena de Zeus y Hera representa la pérdida de la virginidad de la diosa (la transición de niña a mujer), al ser retirado el velo de su cabeza, exponiendo simbólicamente su cara. La imagen de Afrodita era probablemente un desnudo al aire libre con otras figuras. Muchos investigadores coinciden en que podría ser una representación del Juicio de Paris. El fresco de Zeus y Hera forma parte de la colección del Museo Arqueológico de Nápoles. En el muro este se hallaron las escenas de Aquiles y Briseida y de Helena y Paris. En la primera imagen se ve a Aquiles entregando a Briseida al rey griego Agamenón, quien aparta el velo de la mujer para mostrar su rostro compungido.

En la segunda imagen, Helena embarca para regresar a su patria de Troya. Aunque no aparece en la imagen, se supone que Paris está sentado en la barca junto a ella. Ambas escenas se encuentran en la colección del Museo Arqueológico de Nápoles. En el muro oeste del atrio destacan las escenas de Anfítrite y Poseidón y de Aquiles y Agamenón. La primera imagen, también llamada popularmente El rapto de Anfítrite, representa a Eros y a Poseidón luchando, con numerosas ninfas desnudas rodeándoles. La segunda, conocida como La ira de Aquiles, describe el episodio de La Ilíada en el cual Aquiles se muestra furioso tras perder a Briseida.

Casa del Poeta Trágico, Pompeya. Archivos del Museo de Brooklyn, Goodyear Archival Collection.

El suelo del tablinum, al igual que el del vestíbulo, estaba decorado con un elaborado mosaico. Los arqueólogos contemporáneos decidieron llamar a la vivienda "La casa del Poeta Trágico" debido a la importancia del mismo, ya que es el motivo central de la habitación. En él, unos actores se reúnen entre bastidores para preparar una representación teatral, mientras un personaje se viste y otro toca una flauta. Otras figuras rodean una caja con máscaras que van a ser utilizadas durante la obra. Actualmente el original se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Al lado de este mosaico había otro de Atenea y Zeus, cuya escena probablemente relataba el nacimiento de la diosa.

Recreación de la sección de la casa del Poeta Trágico.

El área semi-abierta del peristilo presenta una escena de jardín imaginaria o paradeisos, realizada con la técnica del trampantojo. Esta imagen ficticia se fusionaba con el jardín real plantado en la zona descubierta del peristilo. A la izquierda había un fresco conocido como El sacrificio de Ifigenia, en el cual la joven es capturada por Ulises y Aquiles para ser sacrificada justo en el momento en que Artemisa la sustituye por un ciervo.

El sacrificio de Ifigenia, pintura del muro norte, al este del peristilo.

La casa del Poeta Trágico ha servido de inspiración a numerosas obras de ficción y poesía, debido a la riqueza de las escenas mitológicas que se encontraron en su interior, unido al hecho de que todavía se sabe muy poco de sus habitantes. Entre los trabajos más destacados se encuentra la novela Los Últimos Días de Pompeya, de Edward Bulwer-Lytton, en la cual el autor imagina la vida personal del dueño de la casa, pero describe con exactitud los detalles de la misma. Otro conocido trabajo es La Casa del Poeta Trágico, de Vladimir Janovic, un poema épico inspirado en las imágenes de los mosaicos y frescos de la vivienda. La casa ha fascinado a historiadores del arte y eruditos de la literatura clásica durante mucho tiempo, por la manera única en que se combinan las escenas de diferentes localizaciones y periodos de la mitología griega. Ningún rincón de la domus permite una visión global de todas las imágenes existentes. En lugar de ello, es necesario moverse por toda la casa y analizar las distintas partes en su conjunto. Este hecho posibilita a los observadores el análisis de otros temas más amplios de la mitología griega, como las relaciones existentes entre hombres y mujeres poderosos o las distintas deidades de la antigua Grecia.

La Casa de los Vettii.

Es una de las residencias lujosas más famosas de Pompeya, siendo más un domus que una villa romana. Se conservó, como el resto de la ciudad, gracias a la erupción del Vesubio del 79 d. C. La casa recibe este nombre de sus propietarios, dos libertos de éxito: Aulo Vetti Conviva (Aulus Vettius Conviva), también sacerdote augustal, y Aulo Vetti Restituto (Aulus Vettius Restitutus), comerciantes de vino. Su cuidadosa excavación ha conservado casi todos los frescos de los muros, que fueron terminados tras el grave terremoto del año 62 d.c., en el estilo que los historiadores llaman «cuarto estilo pompeyano».

Reconstrucción del peristilo (sin los frescos decorativos), hecha para su exhibición en los jardines de Boboli, 2007.

La Casa de los Vettii está situada en una calle trasera, frente a una taberna. La casa está construida en torno a dos centros abiertos al cielo, un atrio poco luminoso a los que pasarían las visitas, desde un pequeño vestíbulo oscuro que daba a la entrada de la calle, y más allá —perpendicular al eje de entrada— un peristilo iluminado por el sol de columnas dóricas acanaladas rodeado por todos los lados de un pórtico decorado con ricos frescos, a los que se abrían las estancias más formales. Las habitaciones del servicio están en un lado fuera del atrio, dispuestas alrededor de un pequeño atrio propio.

Pinturas en la «habitación de Ixión».

Los importantes frescos decorativos animan el peristilo y sus espacios habitables (oeci) y el triclinio o comedor. En el vestíbulo de entrada la próspera imagen de Príapo casi a tamaño real pesa su erección, que sobresale por debajo de su túnica, con una bolsa rebosante de monedas en una balanza que sujeta con la mano. En toda la casa, la decoración está unificada por los fondos negros de sus grandes paneles de frescos, con marcos «pompeyanos» rojos y amarillos e imaginativos marcos arquitectónicos. También destacan sus frisos con Amorcillos en la parte inferior de las paredes, con el objeto de proteger del mal de ojo y la envidia de quienes entrasen en la casa. En el oecus, un friso a media altura, monocromo contra fondos oscuros, muestra a los putti y psiques dedicados a diversos oficios: vinicultura, orfebrería, perfumería y similares. La habitación decorada más ricamente es prácticamente una galería pictórica, con trampantojos de arquitectura. El piso superior no se ha conservado. El peristilo fue dispuesto simétricamente para una elaborada demostración acuática. Tenía piletas y fuentes en las que cabezas talladas escupían agua y otras esculturas, sendos mármoles de Baco, sátiros y Paris llevando como ofrenda un cordero y tres bronces de cupidos, cada uno llevando un ganso y un racimo de uvas. Las estatuas estaban conectadas a tuberías de plomo y expulsaban agua.

Plano de la Casa de los Vettii.

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Ya en el transcurso de las primeras excavaciones de Pompeya, los arqueólogos hallaron huecos en la ceniza solidificada que habían contenido restos humanos. Uno de estos arqueólogos, Giuseppe Fiorelli, obtuvo en 1860 los moldes de esos huecos rellenándolos con yeso. Las figuras resultantes mostraban con precisión los últimos momentos de la vida de los pompeyanos muertos a causa de la erupción del Vesubio.

Contrariamente a lo que creían hasta hoy los expertos, las víctimas no sufrieron una larga agonía por asfixia, sino que perdieron la vida al instante por exposición a altas temperaturas, de entre 300 y 600 º C. Los moldes de los cuerpos presentan lo que se conoce como cadaveric spasm, una postura adoptada únicamente cuando la muerte es instantánea. De ahí que los investigadores lanzaran la hipótesis sobre cómo murieron los habitantes de Pompeya.

Óleo sobre lienzo realizado por el pintor Karl Briullov entre1827 y 1833. Tras estudiar los artefactos encontrados en las excavaciones y algunos documentos históricos, como las cartas de Plinio el Joven -de quien se dice que fue un testigo del evento- Bryullov eligió una ubicación existente en Pompeya como escenario de su pintura en la que muestra la erupción del Vesubio, que supuso la destrucción de Herculano y Pompeya en el año 79.

La ciudad fue sepultada completamente hace unos 2.000 años por las cenizas del Vesubio. De hecho, también quedaron sepultadas en el año 79 d.C. las poblaciones de Pompeya, Herculano y Estabia, en la región de la Campania, en el sur de Italia.

La bahía de Napoles, mucho mas profunda que las típicas playas de la península itálica facilitó la elección como lugar de fondeo para los barcos. Se han encontrado ánforas con el símbolo de Pompeya por todo el Imperio Romano. El vino era un producto de producción local, cultivado a las faldas del Vesubio, en una tierra ácida, ideal para las vides. Pero la misma tierra contaminaba el agua y causaba su fluoración, que una vez ingerida, causaba un lento envenenamiento. El uso de plomo para las cañerias támpoco ayudaba ...

Si eres de turismo culinario la zona ofrece, aparte del vino, ecológico, que se sigue cultivando, el rico limoncello. El noble origen de ese licor está en la Campania, región de la que es capital Nápoles. Un auténtico limoncello no es empalagosamente dulce. Un sitio recomendable para comprarlo es Limoné, en el Centro Histórico. En esta tienda/fábrica elaboran no sólo limoncello, sino también deliciosos licores de crema de limón, de melón, de rúcola o de regaliz. Más toda clase de productos con limón: pasta, aceite, taralli, galletas o babás en conserva.

Los ortodoxos sentencian que las únicas variedades verdaderas de la pizza napolitana son la margarita (tomate, mozzarella, albahaca) y la marinera (que no lleva pescado ni marisco, sino tomate, orégano y ajo). De hecho, en algunas pizzerías son las únicas que se sirven, y cuando las pruebas te das cuenta de que quizá no hagan falta muchos más ingredientes: la sagrada combinación de esa maravillosa masa tostada pero blanda (la pizza napolitana no cruje) con el tomate triturado local y el aceite de oliva ya te da toda la felicidad que mereces.

Las pizzerías que producen la vera pizza napolitana tienen un distintivo bastante feo con la figura de un arlequín, y se supone que cumplen un loquísimo batallón de normas que regulan desde el tamaño de los paquetes de levadura hasta el ph de la masa, pasando por el grosor máximo de la torta (4 milímetros) o el origen del tomate, el aceite y el queso, que siempre deben ser de la región. Para saber si estamos ante una pizza al estilo Nápoles basta con admirar sus gruesos bordes, la irregularidad causada por las burbujas que forma en la masa la altísima temperatura de los hornos de leña (más de 400 grados) y el centro levemente acuoso.

Después de la pizza, el segundo en la lista de platos míticos napolitanos es el ragú. Esta salsa-cuasi-guiso de carne, tomate y vino tinto, que normalmente se toma con pasta, posee un sabor tan intenso como reconfortante. Las sfogliatelle riccie son la máxima expresión de la delicadeza a la que puede llegar la repostería italiana. Cuando muerdes esta especie de conchas de hojaldre, primero crujen y luego te regalan su delicioso relleno de ricotta con distintos sabores. Conviene tomarlas calientes.

A los napolitanos les encantan los fritos. Los lugares donde se practica la inmersión en aceite caliente abundan en la ciudad y van desde la freiduría tradicional hasta la cadena de fast food. La dignidad de este difícil arte se conserva en La Masardona, templo de la pizza frita; en Di Matteo, donde deberás probar las crocché de patata y los arancini de arroz, o en algunos puestos de los mercados de La Pignasecca y Porta Nolana.

¿Y un restaurante del siglo I? Está a media hora en tren de Nápoles y lleva siglos cerrado. Aplausos. El Thermopolium de Vetutius Placidus era uno de los lugares a los que los habitantes de Pompeya iban a comer antes de que la erupción del Vesubio enterrara la ciudad en el año 79. Ver la barra y los huecos donde se exponía la comida caliente impresiona de verdad.

Un prandium completo y dos vinos, por favor.

El pesebre napolitano es un conjunto de representaciones plásticas arraigado desde hace diez siglos en las tradiciones navideñas de la región de la Campania italiana, y en la ciudad de Nápoles en particular. El término «pesebre» deriva de la voz latina «praesepium». En ellos, el nacimiento de Jesús viene a ser lo de menos, eclipsado por toda clase de escenas y personajes populares a cual más pintoresco. No faltan en ellos representantes de oficios relacionados con la comida: panaderos, fruteros, pescaderos o carniceros recreados con un detalle que deja nuestras figuritas a la altura del betún. Con los belenes del Museo de San Martino o del Palacio Real te quedas con el culo torcido; si quieres comprarte alguna figurilla no tienes más que deambular por la calle San Gregorio Armeno. El belenismo es tan intenso aquí que algunas tiendas consagradas al mismo abren todo el año.

Quien visita Pompeya no puede evitar la conmoción: los moldes de las víctimas de la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. son la expresión más humana de aquella antigua tragedia, y su prueba tangible. Hasta ahora se pensaba que los moldes explicaban la agonía de los pompeyanos por asfixia. Ahora sabemos que su muerte fue totalmente distinta: murieron abrasados al instante. Un estudio multidisciplinar de los investigadores Giuseppe Mastrolorenzo y Lucia Pappalardo, del Observatorio Vesubiano, y de los biólogos Pierpaolo Petrone y Fabio Guarino, de la Universidad Federico II de Nápoles, basado en los análisis de los depósitos volcánicos, la estructura de las cenizas y el ADN de las víctimas, así como en simulaciones digitales de la erupción, revela por primera vez los efectos de la nube volcánica de la erupción del año 79 d.C. en los habitantes de Pompeya y de otros lugares del área vesubiana.

«Contrariamente a lo que creían hasta hoy los expertos, las víctimas no sufrieron una larga agonía por asfixia, sino que perdieron la vida al instante por exposición a altas temperaturas, de entre 300 y 600 º C –afirma Mastrolorenzo, uno de los autores del estudio–. Los resultados sobre los efectos térmicos y mecánicos de aquella catástrofe sugieren que el riesgo asociado a una posible erupción futura del Vesubio podría ser de dimensiones mucho mayores a las previstas hasta ahora por los especialistas y por Protección Civil. Por este motivo, es urgente una drástica modificación del actual Plan de Emergencia». «Primero hemos estudiado los niveles de cenizas en diversos lugares del área vesubiana –explica Mastrolorenzo–. De los perfiles trazados, hemos deducido algunos parámetros: la altura y la velocidad de la nube provocada por el derrumbe de la columna piroclástica, que en aquella erupción alcanzó, como ya sabíamos, los 30 kilómetros de altura. A partir de la velocidad y de la altura hemos podido determinar la densidad de la nube, muy baja, y el tiempo transcurrido mientras pasó sobre Pompeya, poco más de un minuto». «Los moldes de los cuerpos presentan lo que se conoce como cadaveric spasm, una postura adoptada únicamente cuando la muerte es instantánea. Después hemos analizado los restos óseos y, gracias a los análisis de ADN, hemos detectado cambios causados por las elevadas temperaturas –añade el investigador–. En el laboratorio, hemos sometido fragmentos óseos a niveles cada vez más elevados de temperatura y hemos observado las modificaciones que se producían. Estos fragmentos se han comparado posteriormente con los restos de las víctimas de Pompeya, y hemos concluido que en aquella ciudad los cuerpos fueron expuestos a una temperatura cercana a los 300 ºC. En Herculano se alcanzaron los 600 ºC».

En películas como 2012 o Un pueblo llamado Dante´s Peak pudimos ver la recreación de la enorme nube de gases y solidos que se forma en una erupción.

Se denomina flujo piroclástico, colada piroclástica, nube ardiente o corriente de densidad piroclástica a una mezcla de gases volcánicos calientes, materiales sólidos calientes y aire atrapado, que se mueve a nivel del suelo y resulta de ciertos tipos de erupciones volcánicas. La velocidad de las coladas piroclásticas puede ser tan lenta como 10-30 km/h o llegar a los 200.

Las coladas piroclásticas pueden ser letales debido a su movimiento veloz y altas temperaturas. Si la colada piroclástica es muy enérgica y diluida se denomina oleada piroclástica; estas se atienen menos a la topografía que las comunes, pudiendo subir y bajar valles y cerros. Existen dos tipos de oleadas piroclásticas: las calientes y las frías, según tengan más o menos de 700 °C a 1,200 °C de temperatura.

Coladas piroclásticas bajando por las laderas del volcán Mayon, en Filipinas, durante su erupción del año 1984.

La Villa de los Misterios.

Desde marzo de 2015 se puede visitar una de las maravillas de Pompeya: la Villa de los Misterios, que contiene unas pinturas murales espléndidas sobre los ritos dionisiacos.

La Villa de los Misterios, una villa suburbana de época romana ubicada en Pompeya (Nápoles), ha vuelto a abrir al público después de un proceso de restauración de casi dos años y un cierre total de tres meses que ha servido para finalizar los trabajos en la Sala de los Misterios y la limpieza de todas las decoraciones pavimentales. La Villa de los Misterios está formada por más de setenta ambientes, entre ellos la Sala de los Misterios, que contiene unas pinturas murales espléndidas, ampliamente discutidas por los estudiosos.

El jardín de la Villa de los Misterios, en Pompeya.

En la pared del fondo han sido identificados Dioniso, el dios del vino y del éxtasis, y Afrodita, la diosa de la belleza y el amor; aunque también puede que se trate de Ariadna, hija del rey cretense Minos, según el entonces Ministerio de los Bienes y Actividades Culturales y del Turismo.

Aspecto que presentan las pinturas murales después de la restauración.

Las paredes que convergen hacia la pared del fondo tratan dos temas interrelacionados: el mundo de Dioniso y la iniciación a sus sagrados misterios; y el paso de una joven por los ritos del matrimonio. Los ritos dionisiacos se caracterizaban en la mitología por la embriaguez del vino, por la música y la danza y por la presencia de sátiros y bacantes, que se entregaban al trance y a la lujuria. Dario Franceschini, el ministro de los Bienes y Actividades Culturales y del Turismo en el momento, afirmó que el balance del año 2014 era positivo. Se produjo un verdadero cambio de ritmo que nos hace mirar con optimismo el renacimiento de Pompeya. Más de 2.600.000 personas visitaron Pompeya en 2014, por lo que continúa siendo el segundo sitio más visitado de Italia, por detrás del Coliseo.

Una mujer joven se introduce en los ritos dionisiacos relativos al matrimonio.

Sileno con sátiros, detalle de la Sala de los Misterios.

La Sala de los Misterios después de la restauración.

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Nota de prensa Mayo 2020:

La Casa de Ariadna es una de las domus más imponentes de Pompeya. Esta vivienda, ubicada en en centro de la antigua ciudad romana, en la llamada Región VII, posee uno de los ciclos de pinturas murales más impresionantes de la ciudad y ha sido estudiada y restaurada desde hace una década por un equipo español de expertos compuesto por especialistas de la Universidad de Granada, el Instituto Valenciano de Restauración y el Servicio de Investigaciones Arqueológicas Municipal de Valencia. Los restauradores devolvieron a las pinturas de la casa todo su esplendor original y los arqueólogos hicieron en sus inmediaciones un importante descubrimiento: una tienda donde se elaboraban y vendían al público sofisticados perfumes.

Esta perfumería, una de las mejor conservadas de época romana, ha sido analizada a fondo por los expertos, al igual que los objetos que se excavaron en su interior. El resultado de este fascinante estudio acaba de ser publicado en un volumen dedicado al artesanado en la Antigüedad (que comprende varios proyectos de investigación) editado por Archaeopress Archaeology.

Vista cenital de la casa de Ariadna y ubicación (punto azul) de la perfumería.

El taller de perfumes de la Casa de Ariadna estaba situado junto a la entrada sur de la casa. En un principio, hacia el siglo II a.C., cuando se erigió la vivienda, la tienda tenía contacto directo con la casa, pero años más tarde sólo se pudo acceder a ella desde la calle, una vía que recibe el nombre de Via degli Augustali, y que se encuentra frente al gran mercado de Pompeya (macellum). La instalación estuvo activa desde principios hasta mediados del siglo I d.C., cuando tuvo lugar un fuerte seísmo en la ciudad, concretamente en el año 62. "Además de una ingente cantidad de frascos y ungüentarios cerámicos y vítreos, que dan buena prueba de la venta al público de perfumes y ungüentos que se llevaba a cabo en esta tienda, también hemos podido analizar toda la cadena productiva y arrojar luz sobre cómo se producían estas esencias, con nuevos datos desconocidos hasta la fecha", explica una de las autoras de este trabajo, la investigadora del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR Macarena Bustamante-Álvarez.

Este fresco encontrado en la Casa de los Vetti, también en Pompeya, muestra el proceso de fabricación de perfumes en la antigua Roma.

De hecho, el proceso de fabricación de perfumes en la antigua Roma está bastante bien atestiguado. El primer paso era prensar aceitunas y flores para conseguir una base aceitosa y las esencias florales. En la perfumería de la Casa de Ariadna, los arqueólogos han hallado restos de una prensa usada para llevar a cabo este proceso (se sabe por las fuentes que la flor más usada para obtener esencias era la rosa de Campania). El producto resultante se mezclaba en unas piletas y como aglutinante se usaban gelatinas de origen animal.

Ungüentarios de vidrio localizados en la perfumería de Pompeya.

Después, las esencias se embotellaban y se ponían a la venta. "En nuestro estudio planteamos además, que en esas instalaciones se prepararan ungüentos cosméticos usando grasas similares a la actual lanolina (una pasta generada por las glándulas sebáceas animales, fundamentalmente ovicápridos), un hecho que se deduce de la cercana ubicación de una oficina lanificaria, esto es, un lugar donde se lavaba y trabajaba la lana. En esos primeros lavados de la lana aún sucia se extraía esta grasa, que servía de base para algunos preparados cosméticos", comenta Macarena Bustamante-Álvarez.

En cuánto a cuál era la función de estos perfumes, los investigadores piensan que además de como cosméticos podían tener un cometido religioso, "por ejemplo, en los ritos funerarios cuando el cuerpo era ungido para que recobrase el decoro perdido y se acercase a la divinidad", añade Bustamante-Álvarez. Otra opción es que fuesen usados como simples regalos, tal vez como pago de algún favor o también como relleno para las lámparas en las viviendas de las élites, para que, al prenderlas, la esencia integrada en el aceite aromatizase la estancia y proporcionase un entorno placentero a sus moradores.

Nota de prensa Junio 2020:

Escribir el nombre de uno mismo y de sus amigos en paredes, puertas y mobiliario urbano diverso es un juego que los niños (y no tan niños) vienen haciendo desde tiempos antiguos. Pues bien, una de estas travesuras, realizada por una niña hace dos mil años, podría ayudar a identificar a los propietarios de una lujosa villa romana de Pompeya. Pocos días después de retomar los trabajos pospuestos por la COVID-19, los arqueólogos que trabajan en Pompeya, acaban de anunciar el hallazgo de un criptopórtico (galería subterránea destinada a conectar dos estancias de un complejo mayor) en el suburbio de Civita Giuliana, a las afueras de la ciudad enterrada tras la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.

Detalle del nombre grabado en la pared del criptopórtico.

La construcción estaba pintada de un negro brillante sobre el que que se dibujaron varios elementos, entre los que destaca una bella flor blanca. Los arqueólogos también encontraron el nombre de niña raspado en la pared, Mummia, que podría dar pistas sobre los propietarios de la mansión a la que pertenecía la galería: los Mummii, una poderosa familia durante el reinado del emperador Augusto (27 a.C.-14 d.C.) de la que hasta ahora no se había hallado rastro en Pompeya.

En 2018 ya se había encontrado un establo que había cobijado caballos de raza de gran valor. En este espacio se hallaron los restos de tres caballos (que permitieron hacer el molde de yeso de uno de ellos) y un rico arnés militar, lo que ya hizo pensar que la villa pertenecía a un personaje de alto rango del ejército; tal vez, como parece indicar la inscripción ahora encontrada, de la familia de los Mummii, aunque esto es todavía solo una hipótesis. Los trabajos de epigrafía que ya se han iniciado tal vez puedan aportar más datos en el futuro.

El origen de las excavaciones en la zona se remonta a inicios del siglo XX, cuando se hallaron varias habitaciones de la zona residencial y productiva de un gran complejo agrícola que según los responsables del yacimiento podría ser comparable a la célebre Villa de los Misterios. Para el director del Parque Arqueológico de Pompeya, Massimo Ossanna, "todos los elementos nos hacen pensar en una villa suburbana imponente, con vistas al mar".

La finca se encontraba en la zona conocida como "Civita Giuliana", a las afueras de la antigua Pompeya, poblada por asentamientos que respondía a la necesidad de abastecimiento (de vino, cereales, aceite...) de la región. Los arqueólogos esperan descubrir en los próximos meses más información sobre esta magnífica villa que se derrumbó en el año 79 d.C., pero que miles de años más tarde, continúa dando que hablar.

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Un suntuoso larario.

Octubre de 2018 empezaba bien. El 'lararium' es un santuario doméstico para realizar ofrendas y oraciones a los lares, los espíritus protectores de los antepasados difuntos. En la pared opuesta se había conservado una escena de caza.

Las figuras pintadas de los lares protectores de la casa flanquean el larario y, en la parte inferior, destacan dos grandes serpientes que representan al Agatodemon, el demon bueno, un símbolo de la prosperidad y de la buena suerte.

Entre las dos serpientes se distingue la representación de un altar con las ofrendas: la piña y los huevos.

Escena de caza sobre un fondo rojo: diversos animales de color claro rodean a un jabalí negro.

Massimo Osanna, el director del Parque Arqueológico de Pompeya, explica el significado de los hallazgos. En la parte inferior hay una arula (un altar portátil) en piedra, hallada en el jardincillo y sobre la cual permanecen restos quemados de las ofrendas que servían para honrar a las divinidades domésticas.

El edículo sagrado, con forma de templete, se encuentra en el centro de una pared profusamente decorada.

En el centro del ambiente, dedicado al culto, destaca un estanque bordeado, cuya función no está del todo clara.

n ambiente intacto de gran belleza y colorido ha salido a la luz durante las últimas excavaciones arqueológicas en la inexplorada Región V de la antigua ciudad romana de Pompeya, tras el hallazgo, a mediados de agosto, de un fresco del dios Príapo pesándose el miembro en una balanza. El nuevo ambiente, revelado ayer por el Parque Arqueológico de Pompeya y que aún está en fase de excavación, consiste en un suntuoso lararium, un santuario doméstico para realizar ofrendas y oraciones a los lares, los espíritus protectores de los antepasados difuntos, que velaban por el buen funcionamiento de la familia y de la propiedad en general. Este larario es "uno de los más elegantes que han aparecido en Pompeya, perteneciente a un ambiente de una casa excavada ya en parte a comienzos del siglo XX", según el comunicado. El edículo sagrado, con forma de templete o templo pequeño, se encuentra en el centro de una pared pintada con un paisaje idílico que incluye plantas, pájaros y un pavo real a ras del suelo, donde debió de haber un parterre con plantas de verdad, creando un juego entre la ilusión y la realidad.

Las figuras pintadas de los lares protectores de la casa flanquean el larario y, en la parte inferior, destacan dos grandes serpientes que representan al Agatodemon, el demon bueno, un símbolo de la prosperidad y de la buena suerte. Entre las dos serpientes se distingue un altar con las ofrendas, la piña y los huevos, que "se corresponde con una arula [un altar portátil] en piedra hallada en el jardincillo y sobre la cual aún permanecen restos quemados de las ofrendas que servían para honrar a las divinidades domésticas, que garantizaban el bienestar y la prosperidad de toda la familia". En la pared opuesta de dicho ambiente se ha conservado una escena de caza sobre un fondo rojo, "con diversos animales de color claro que rodean a un jabalí negro, lo que parece una alusión simbólica de la victoria de las fuerzas del bien sobre el mal", añade el comunicado. Los arqueólogos saben que la estancia estaba dedicada al culto, pero hay ciertos elementos que aún no están del todo claros, entre ellos la presencia insólita de un estanque bordeado en el centro.

Otros recursos:

La National Geographic Society —en español: Sociedad Geográfica Nacional— es una de las organizaciones internacionales más grandes del mundo sobre educación y ciencia. Inicialmente tenía el objetivo de avanzar hacia el conocimiento de la geografía y del mundo para el público en general, pero actualmente sus intereses incluyen la geografía, la arqueología, las ciencias naturales, el estudio de las culturas del mundo, la historia y la promoción de la conservación del medio ambiente y del patrimonio histórico. Con este objetivo, concede becas de exploración y publica mensualmente una revista, National Geographic.

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