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16 - Septiembre- 2019
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En enero de 1989, el congresista afroamericano John Conyers presentó una ponencia en el Congreso de Estados Unidos, la H.R. 40, pidiendo la aprobación de una Ley para el Estudio de Propuestas de Reparación a los Afroamericanos descendientes de esclavos. Cada año, durante casi tres décadas y hasta su retiro, Conyers introdujo sin éxito la H.R. 40 en la Cámara legislativa. Este año, por fin, cuando se cumplen 400 años de la llegada de los primeros barcos de esclavos a Norteamérica, el Comité Judicial del Congreso celebró por fin la primera audiencia de la H.R. 40. Eligió para hacerlo una fecha de alto valor simbólico: el 19 de junio, coincidiendo con la conmemoración del Junetheenth, día del anuncio de la liberación de los esclavos en el Sur.

La legislación emplaza al Gobierno federal a realizar un estudio sobre el impacto de la esclavitud y sus secuelas en el ámbito social, económico y político del país. Se estima que unos 4 millones de esclavos fueron liberados con la abolición en 1865. Terminaban así casi dos siglos y medio de una práctica cruel pero intrínsecamente vinculada a un desarrollo económico sin precedentes que permitiría al incipiente Estado convertirse en la nación más próspera del mundo. El pecado original de América es, así, más antiguo que la propia nación, y tan profundamente inseparable de su capitalismo a ultranza que, para el escritor afroamericano Ta-Nehisi Coates, es imposible imaginar América sin la herencia de la esclavitud y sus secuelas.

Esclavitud encubierta: A la Proclamación de la Abolición por el presidente Lincoln el 1 de enero de 1863 y la aprobación por el Congreso de la Decimotercera Enmienda en 1865 siguió un siglo de esclavitud por otros medios. 90 años de segregación, apropiación económica y terrorismo supremacista bajo las leyes de Jim Crow prolongaron la discriminación. Y a este periodo le siguieron 60 años de 'separados pero iguales' bajo el racismo estructural de la política financiera, la vivienda, educación y salud. Todo atado por un sistema penal que, hasta hoy, continúa encarcelando afroamericanos desproporcionadamente. El 19 de junio, el Junetheenth, conmemora el día en que las tropas de la Unión entraron en Galveston (Texas) en 1865 anunciando el fin de la guerra civil y que los esclavos eran libres.

En un conocido artículo publicado en 2014, 'El caso para las reparaciones', Coates describe un sistema económico que históricamente implica al Estado y a todo el tejido social en una trama deliberada para desposeer a los descendientes de los esclavos de los bienes que en justicia les corresponderían y excluirlos de las posibilidades del avance económico. En su testimonio en el Congreso sobre la H.R. 40, Coates señaló que las reparaciones no suponen sólo una cuestión moral, sino que deben incluir también reformas en el sistema penal, de vivienda, salud, educación y financiero, que permitan realizar el tránsito de los descendientes de aquellos esclavos a una ciudadanía completa. Reformas esenciales que ayuden a revertir las desventajas sociales y económicas que sufren los afroamericanos del presente heredadas de las condiciones del pasado. «Una nación que se pregunta cuánto debe a los ciudadanos más vulnerables -declaró Coates en su testimonio ante el Comité del Congreso de la H.R. 40- es una nación mejorada y humana».

El gran aniversario ha alentado de nuevo el debate y propiciado nuevas investigaciones y múltiples posiciones en un tema sobre el que el ciudadano norteamericano medio no está lo suficientemente formado. Un tema delicado y difícil en los tiempos de las políticas de identidad y del 'privilegio blanco' que incomoda y avergüenza a gran parte de la sociedad 'wasp' tradicional. Aún así, el debate se ha infiltrado en la conversación social de América a través de exposiciones, activismo, investigaciones, medios y redes sociales, y, como no podía ser de otra manera, ha irrumpido en la carrera presidencial de 2020.

Un tema que en el pasado candidatos presidenciales como Barak Obama y Hillary Clinton habían rehuido y que este año se ha convertido en uno de los más discutidos. Así, candidatos demócratas como Kamala Harris, Elizabeth Warren, Bernie Sanders, Kirsten Gillibrand, Tulsi Gabbard o Beto O'Rourke han hecho público su apoyo a las reparaciones en forma de inversiones en la comunidad afroamericana. Pero la candidata presidencial que más ha sorprendido por su elocuencia franca y poco convencional, así como por el hecho de haber desarrollado su propio plan específico de compensaciones económicas, ha sido la escritora y activista Marianne Williamson.

"El comercio de esclavos" por Auguste François Biard, 1840.

La candidata demócrata, que en 1997 escribió un libro sobre el tema, llamó la atención de todo el país en uno de los debates asegurando que las reparaciones son una «deuda que se debe» a los afroamericanos por el legado de la esclavitud y la discriminación posterior. Williamson, una mujer blanca y educada, respetada gurú espiritual con 17 libros a sus espaldas y asesora de celebridades como Oprah Winfrey, parece estar en posesión de un discurso que, sin polarizar al partido o al país, brinda una vía de diálogo incluso en estados de mayoría blanca como Iowa y New Hampshire. La idea de restitución económica en reconocimiento de un daño y de la voluntad de compensar no es extemporánea y se pueden encontrar antecedentes recientes.

En 1988 Ronald Reagan firmó la Ley de Libertades Civiles Americanas, que permitió una compensación de entre 20.000 y 22.000 dólares a cada sobreviviente de los campos de internamiento de japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.

Aunque diferente en muchos aspectos, para Ta-Nehisi Coates el proceso de las reparaciones por el Holocausto constituye una hoja de ruta para el caso de la esclavitud y sus secuelas. En 1952 el Gobierno alemán pagó un total de 89.000 millones de dólares a través de instituciones judías por la persecución y el genocidio perpetrados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. No fue un proceso fácil para ninguna de las partes -las dos delegaciones entraron por diferentes puertas y la ceremonia se llevó a cabo en silencio-, y la resistencia fue brutal y violenta. En Alemania Occidental, donde todavía era un tabú hablar del nazismo, muchos se oponían sin remordimiento y tan sólo un 29% de los ciudadanos apoyaba alguna forma de compensación. En medio de un clima de exaltación patriótica, el canciller Konrad Adenauer, en minoría en su partido, logró aprobar por fin el acuerdo de las reparaciones con el voto de la oposición socialdemócrata.

Entre los judíos de Israel existía una fuerte oposición de los sobrevivientes del Holocausto a permitir que Alemania pudiera blanquear el nazismo o comprar el honor de las víctimas. Menachem Begin, futuro primer ministro, dirigió una violenta revuelta que terminó en los disturbios y cierre del Parlamento, un enfrentamiento con el primer ministro Ben-Gurión, cientos de heridos y detenidos y una virulenta oleada de bombas y atentados que incluyeron al propio canciller Adenauer.

Los fondos de las reparaciones fueron invertidos en la economía del naciente Estado de Israel, donde el crecimiento se triplicó durante los 12 años de acuerdo y creó cientos de miles de empleos. Las reparaciones tuvieron además un importante efecto psicológico y político.

En EE UU la oposición a las reparaciones proviene del negacionismo del sector republicano liderada por el senador Mitch McConnell, que sostiene que el Estado no tiene responsabilidad en acontecimientos relativos a individuos ya fallecidos. Una posición fácil de refutar, ya que los descendientes de veteranos de la guerra civil de 1862-64 siguen cobrando todavía hoy pensiones por parte del Gobierno federal. En su testimonio ante el comité del Congreso sobre la H.R. 40, el joven universitario y comentarista político Coleman Hughes, descendiente de esclavos y miembro de una familia privilegiada, sorprendió con su alegato en contra de las reparaciones, porque, argumentó, pondrían un precio a un sufrimiento incalculable e irreparable.

Por su parte la organización ADOS, Americanos Descendientes de Esclavos, defiende que las reparaciones deben ir únicamente a los descendientes de esclavos, no a otros africanos, posición que les ha granjeado ser acusados de anti-inmigrantes. Todo apunta a que el proceso de las reparaciones será largo y arduo. Un proceso que, en palabras del veterano actor y activista descendiente de esclavos Danny Glover, «es un imperativo moral, democrático y económico».

Katrina Brown, que declaró en la sesión sobre las reparaciones ante el Comité del Congreso, es la autora del documental 'Traces of Trade' (Los Rastros del Comercio), que ilustra su investigación sobre la historia enterrada de su familia en Rhode Island y su participación en el comercio de esclavos. Brown se lanzó a una investigación personal e histórica tras descubrir ser descendiente de la familia DeWolf, el clan más importante del comercio de esclavos del país, que durante generaciones se enriqueció con el tráfico de más de 10.000 africanos entre 1769 y 1820.

El documental desmonta la mitología de la inocencia del Norte y revela su profunda y masiva implicación en la esclavitud con un relato que contradice la extendida historia oficial de que fue sólo un pecado del Sur. El documental expone el triángulo de comercio de la esclavitud entre Rhode Island, Ghana y Cuba, un proceso por el que se traían esclavos a trabajar a las plantaciones de DeWolf en el Caribe, donde se producía azúcar, ron y algodón, que a su vez eran llevados a Rhode Island. Un ciclo comercial en el que el Norte proveía de esclavos y equipo a los estados del Sur, que a su vez abastecían de grano al Norte, donde las olas de inmigrantes europeos trabajaban en la naciente industria mientras que el centro del país y California producían alimentos para el Sur. Un proceso en el que estaba implicado todo Estados Unidos.

Una muy buena manera de adentrarse en este triste periodo es el Legacy Museum.

The Legacy Museum: From Enslavement to Mass Incarceration es un museo en Montgomery, Alabama, que muestra la historia de la esclavitud y el racismo en Estados Unidos. Esto incluye la esclavitud de los afroamericanos, los linchamientos raciales, la segregación y el prejuicio racial .

El museo, que abrió el 26 de abril de 2018, fue fundado por la Iniciativa de Igualdad de Justicia de Montgomery como contraparte del Monumento Nacional a la Paz y la Justicia, que se dedica específicamente a la memoria de las víctimas del linchamiento. El desarrollo y la construcción del museo y el monumento cercano costaron aproximadamente 20 millones de dolares, recaudados de donaciones privadas y fundaciones de caridad. El ex vicepresidente Al Gore habló en la reunión cumbre de apertura de dos días.

El complejo conmemorativo presenta obras de arte de Hank Willis Thomas, Glenn Ligon, Jacob Lawrence, Elizabeth Catlett, Titus Kaphar y Sanford Biggers. Una de sus pantallas es una colección de suelos de sitios de linchamiento en los Estados Unidos. Las exhibiciones en el museo incluyen historia oral, materiales de archivo y tecnología interactiva. El objetivo del museo es guiar al visitante en el camino de la esclavitud a la opresión racial en otras formas, incluido el linchamiento terrorista y el encarcelamiento masivo de minorías. Para ilustrar el punto de opresión continua, las exhibiciones incluyen fotografías de afroamericanos recogiendo algodón; las fotos podrían confundirse fácilmente con la representación del período de esclavitud. De hecho, son de presos de la década de 1960. A diferencia del Museo de Derechos Civiles de Mississippi, el Museo Legacy no cuenta una historia reconfortante del progreso de la opresión a la reforma de los derechos civiles, sino de formas en constante evolución de controlar a los negros.

Colección de suelo de lugares de linchamiento en los Estados Unidos en exhibición en el museo.

En una exposición reveladora, un grupo aterrorizado de africanos capturados y encadenados frente a un grupo de hombres, con los brazos en alto, en el momento del arresto. El museo emplea tecnología para dramatizar el horror y el terror de la esclavitud, los linchamientos y la segregación racial legalizada en Estados Unidos. Los visitantes pueden escuchar, ver y estar muy cerca de las réplicas de esclavos, que modelan lo que era ser un esclavo encarcelado en espera de venta en el bloque de subastas.

Hay relatos en primera persona sobre la esclavitud y las subastas a través de narraciones y voces en off.

La Iniciativa de Justicia Equitativa (EJI) está comprometida a terminar con el encarcelamiento masivo y el castigo excesivo en los Estados Unidos, desafiar la injusticia racial y económica y proteger los derechos humanos básicos para las personas más vulnerables en la sociedad estadounidense. Fundada en 1989 por Bryan Stevenson, un abogado público ampliamente aclamado, EJI es una organización privada sin fines de lucro. Trabajan con comunidades que han sido marginadas por la pobreza y desalentadas por el trato desigual, comprometidos a cambiar la narrativa sobre la raza en Estados Unidos.

EJI se dedica a ayudar a los pobres, los encarcelados y los condenados. Brindamos asistencia legal a presos condenados a muerte inocentes, enfrentamos el abuso de los encarcelados y los enfermos mentales, y ayudamos a los niños procesados como adultos. EJI participa activamente en una campaña para reconocer a las víctimas de linchamiento recolectando tierra de sitios de linchamiento, erigiendo marcadores históricos y creando un monumento nacional que reconozca los horrores de la injusticia racial.

La esclavitud fue practicada en la América británica desde el principio de la era colonial, y fue firmemente establecida cuando se firmó la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Tras esto, existió una expansión gradual de abolicionismo en el Norte, mientras la rápida expansión de la industria del algodón desde 1800 causó al Sur aferrarse fuertemente a la esclavitud, e intentar expandirla a los nuevos territorios occidentales del país. Así, la esclavitud polarizó la nación en estados esclavistas y estados libres mediante la línea Mason-Dixon, que separaba a Maryland (esclavista) y Pensilvania (libre).

Doce millones de africanos fueron enviados a América entre el siglo XVI y el XIX. De ellos, se estima que 645 000 fueron enviados a lo que hoy se conoce como Estados Unidos. La mayor cantidad fue transportada a Brasil. La población esclava en los Estados Unidos había crecido hasta los cuatro millones según el censo de 1860.11? En 1860 llegó a Alabama el último barco negrero estadounidense, el Clotilde. A bordo iban más de un centenar de esclavos capturados en África. Hasta 2019 se creyó que el último superviviente de ese grupo fue Oluale Kossola, Cudjo Lewis, que murió en 1935, pero una investigación de 2019 señaló a una mujer llamada Rodisha, a la que su amo le puso el nombre de Sally Smith, como la última esclava africana ya que murió dos años después, en 1937. Sally Smith apareció en un documental rodado por el departamento de Agricultura y estrenado en 1938 con el título The negro farmer ('El granjero negro'), que daba una visión paternalista blanca y segregacionista de los afroamericanos. En 1932 la entrevistaron para The Montgomery Advertaiser, y allí explicó su lugar de origen, África Occidental.

Los primeros 19 negros llegaron cerca de Jamestown, Virginia, en 1619, llevados por comerciantes neerlandeses que se habían apoderado de un barco español de esclavos. Los españoles normalmente bautizaban a los esclavos en África antes de embarcarlos por lo que la ley inglesa los consideraba cristianos bautizados exentos de la esclavitud, de modo que estos hombres de raza negra se unieron a unos 1.000 trabajadores contratados ya establecidos en la colonia. Algunos consiguieron la libertad y poseían tierras. Anthony Johnson, una persona de raza negra libre, fue el primer propietario de un esclavo en la América colonial. En los primeros años de la colonia de la bahía de Chesapeake, la mayoría de los trabajadores procedían del Reino Unido como sirvientes. Para ganar el paso a las colonias, se firmaron los contratos de fideicomiso para pagar con trabajo el pasaje, mantenimiento y formación, por lo general en una granja, ya que las colonias eran mayormente agrícolas.

Los sirvientes eran jóvenes que tenían la intención de convertirse en residentes permanentes. Algunos maestros los trataron tan bien como si fueran miembros de la familia; no eran esclavos. En algunos casos, los criminales convictos fueron transportados a las colonias como sirvientes, en lugar de ser encarcelados. Muchos escoceses, irlandeses y alemanes llegaron en el siglo XVIII. Los historiadores estiman que más de la mitad de todos los inmigrantes blancos en las colonias británicas de Norteamérica durante los siglos XVIII y XIX llegaron como sirvientes. El número de sirvientes entre los inmigrantes era particularmente alto en el Sur. Las primeros colonos de Virginia trataron a los primeros africanos en la colonia como sirvientes. Eran liberados tras un período marcado y se les proporcionaba el uso de la tierra y suficientes suministros por sus antiguos maestros. El historiador Ira Berlin notó que lo que llamaba la generación charter estaba hecha algunas veces de hombres multirraciales que eran sirvientes, y cuyos ancestros eran africanos e ibéricos, es decir, eran descendientes de portugueses y españoles que trabajaron en los puertos africanos como comerciantes o moderadores en la venta de esclavos.

El comercio triangular fue una ruta comercial que se estableció en el océano Atlántico desde el siglo XVII hasta el XIX, por lo que puede considerarse un fenómeno histórico de larga duración. Su denominación se debe al hecho de que, sobre el mapa, trazaba una figura similar a un triángulo, al involucrar tres continentes. Creado por Portugal al apoderarse del golfo de Guinea en el siglo XV. Comenzaba con la salida de Europa Occidental (Portugal, Francia, Inglaterra y los Países Bajos, con la excepción de España que desde la promulgación de las leyes de Burgos en 1512, prohibió el comercio de esclavos hasta el siglo XVIII en que, con la liberalización del comercio portuario con Las Américas de Carlos III, se sumó España al comercio triangular) con manufacturas o suministros de todo tipo.

Se reescalaba en la costa occidental de África, entre los ríos Senegal y Congo, con centro en la zona genéricamente conocida como Guinea, donde algunos productos (a veces llamados quincalla: cascabeles, espejitos, cuentas de colores, telas de baja calidad) podían servir para el intercambio. El producto que allí se cargaba eran esclavos negros, cuyo comercio y suministro, a través de continuas guerras, era incentivado por las élites y los comerciantes locales. La siguiente escala eran las islas de las Antillas o la costa americana, donde los esclavos y la mayor parte de las mercancías europeas eran vendidos, y se cargaban productos coloniales (azúcar, tabaco, cacao) y metales preciosos de vuelta a Europa. La posibilidad técnica de esta ruta se basaba en la circulación celular de corrientes oceánicas y vientos en torno al anticiclón de las Azores (vientos alisios, corriente del Golfo). Su establecimiento solo fue posible tras los descubrimientos geográficos de finales del siglo XV.

El mantenimiento de esa relación comercial tuvo unas consecuencias trascendentales para el desarrollo económico diferencial de las tres zonas afectadas, pues es un ejemplo claro de comercio colonial, en el que la metrópoli se ve beneficiada por el valor añadido de su producción industrial y la colonia, esté sujeta formalmente o no al mecanismo llamado pacto colonial, funciona como un mercado cautivo. Especialmente perjudicial fue la esclavitud para África, sumiéndola en varios siglos de atraso económico y desorganización política que continuaron con la colonización formal en el llamado reparto de África del siglo XIX una vez abolida internacionalmente la trata de esclavos, y no se remedió ni siquiera tras la descolonización del siglo XX.

La inmensa mayoría de los esclavos envueltos en el tráfico atlántico eran africanos de las zonas centrales y occidentales del continente, en su mayoría prisioneros de las guerras entre etnias rivales que eran vendidos por comerciantes africanos de esclavos a compradores europeos, quienes los transportaban a sus colonias en Norte y Sudamérica. Allí, los esclavos eran obligados a trabajar en las plantaciones de café, coco, tabaco y algodón, en las minas de oro y plata, en los campos de arroz, en la industria de la construcción, en la madera, en la construcción de barcos y en hogares como sirvientes. El comercio de esclavos es denominado «Maafa» por académicos africanos y afroamericanos, término que significa «holocausto» o «gran desastre» en Swahili. Algunos académicos, como Marimba Ani y Maulana Karenga, utilizan las expresiones «holocasuto africano» u «holocausto de la esclavitud».

Estiba de un barco esclavista británico (1788).

El Tren subterráneo (en inglés, Underground Railroad) fue una red clandestina organizada en el siglo XIX en Estados Unidos y Canadá para ayudar a los esclavos afroamericanos a que escaparan de las plantaciones del sur hacia estados libres o Canadá.

El nombre de «Ferrocarril Subterráneo» viene por el hecho de que sus miembros utilizaban términos ferroviarios de modo metafórico para referirse a sus actividades. Por ejemplo, los conductores o maquinistas eran quienes ayudaban a los esclavos fugitivos en los propios estados esclavistas de Sur. Les proporcionaban disfraces, mapas, instrucciones sobre sitios para hospedarse y en ocasiones los acompañaban guiándoles durante el trayecto. Eran por lo tanto activistas muy audaces, pues en aquella época el ayudar a esclavos fugitivos estaba castigado incluso con la muerte o los castigaban brutalmente Otros activistas establecían estaciones del ferrocarril, es decir, lugares (normalmente casas particulares) a donde los fugitivos llegaban y podían esconderse, comer, descansar, recibir asistencia médica e información sobre la siguiente etapa del viaje. Por ejemplo el matrimonio de cuáqueros formado por Levi y Catherine Coffin, que vivían en Newport, Indiana, fueron jefes de estación por más de veinte años y en este tiempo pasaron por su casa (la estación) unos 2.000 esclavos fugitivos. Los esclavos fugitivos eran los pasajeros. Las rutas de escape se llamaban carriles. La jefatura era la Estación Central y los estados del norte o Canadá eran el destino. Los miembros de Ferrocarril Subterráneo operaban en la clandestinidad y normalmente solo se conocían entre sí por sus pseudónimos, para no comprometer su seguridad. También hacían jurar a los pasajeros que guardarían el secreto. El Ferrocarril Subterráneo buscaba a sus colaboradores dentro del movimiento abolicionista, del que era parte, y así iba extendiendo sus actividades siempre al margen de la ley.

Quizá el personaje más famoso y popular en la historia del Ferrocarril Subterráneo fue Harriet Tubman, a quien llamaban la Moisés de los esclavos, y que fue una conductora que había nacido esclava en Maryland y que se escapó en 1848. Una vez llegada al Norte y alcanzada su libertad se incorporó al Ferrocarril Subterráneo y en los años siguientes regresó hasta 19 veces al Sur para ayudar a escapar a cientos de esclavos. Los esclavistas llegaron a ofrecer una recompensa por capturarla viva o muerta, pero ella siguió con su labor.

El Ferrocarril Subterráneo funcionó hasta que tras la Guerra de Secesión (1861–1865) se abolió definitivamente la esclavitud. Las personas que habían colaborado con el Ferrocarril Subterráneo jugaron un importante papel en la guerra por la instrucción recibida y el conocimiento del terreno. A lo largo de su existencia, el Ferrocarril Subterráneo consiguió liberar a miles de esclavos y también influyó en la opinión pública para ganar partidarios a la causa abolicionista.

Mapa de algunas rutas del Ferrocarril Subterráneo.

William Still es llamado "el padre del ferrocarril subterráneo" ya que ayudó a unos 800 esclavos a escapar hacia la libertad, con hasta 60 esclavos al mes escapados hacia el Norte. Un día descubrió que el hombre del que era anfitrión no era otro que su hermano, Peter Still, vendido en Alabama antes de la segunda fuga de su madre. Esto le convenció de que era un deber recabar y mantener escrupulosamente toda la información sobre los fugitivos, ya que proporcionaría ayuda para poder reunir a las familias. Entrevistaba a cada uno y mantenía registros detallados que incluían una breve biografía y el destino de cada persona, junto con cualquier alias que adoptase, aunque mantuvo los registros cuidadosamente ocultos. Trabajó con otros agentes del ferrocarril subterráneo que operaban en el sur y en muchos condados sureños de Pennsilvania. Su red a la libertad también incluía agentes en Nueva Jersey, Nueva York, Nueva Inglaterra y Canadá. Harriet Tubman viajó con su organización con distintos compañeros en varias ocasiones durante la década de 1850. Después de la Guerra Civil, Still publicó las notas secretas que había mantenido en los diarios durante esos años, y pidió permiso para publicar un libro, The Underground Rail Road Records (Registros del ferrocarril subterráneo), que narra las historias y los métodos empleados por 649 esclavos fugitivos; es actualmente una fuente de detalles históricos de los trabajos del ferrocarril subterráneo.2? Su hermano Peter Still había ayudado a Kate Pickard a escribir un libro sobre sus experiencias, publicado bajo el título The Kidnapped and the Ransomed (Los secuestrados y los redimidos) (1856). Still es uno de los muchos que ayudaron a los esclavos de los Estados Unidos a escapar. Los tres prominentes hermanos Still, William, James y Peter, se establecieron en Lawnside, New Jersey. A día de hoy, sus descendientes tienen una reunión familiar cada mes de agosto. Miembros notables de la familia son el compositor William Grant Still, el jugador de baloncesto Valerie Still y el de la NFL Art Still.

Dum Diversas es una bula papal emitida el 18 de junio de 1452 por el papa Nicolás V y dirigida al rey Alfonso V de Portugal que le autorizaba a conquistar sarracenos y paganos y consignarlos a una esclavitud indefinida y que es considerada por algunos como el «advenimiento de la trata de esclavos de África Occidental».

Esta bula ha sido considerada por los historiadores como una respuesta a la amenaza de los sarracenos, cuando se produjo el gran choque cultural entre cristianos, musulmanes y paganos, conocidos y temidos por los cristianos por hacer esclavos, matando y violando. La bula tenía el objetivo final, sin embargo, de la conversión de los musulmanes y paganos esclavizados. El papa Calixto III reiteró la bula en 1456 con Etsi cuncti, renovada por el papa Sixto IV en 1481 y el papa León X en 1514, con Precelse denotionis. El concepto de consignamiento de esferas de influencia exclusiva de determinados estados-nación se extendió al continente americano en 1493 por el papa Alejandro VI con la bula Inter caetera. El 8 de enero de 1554, estos poderes se extendieron a los reyes de España.

La esclavitud es una practica que viene desde los orígenes de la humanidad, en la que una persona es obligada a servir a otra sin retribución, generalmente con malos tratos y pésimas condiciones de vida. La definición parece algo salido de un libro de historia, pero la esclavitud aún existe hasta el día de hoy.

En 2015 vivimos en un mundo donde la esclavitud sigue estando presente. A nivel mundial, se estima que hay 27 millones de personas tratadas como esclavos, pese a que en ningún país es legal. El 75% de los esclavos es de sexo femenino y más de la mitad son niños. En Estados Unidos hay más de 10 mil esclavos, los que son invisibles para la sociedad.

Entre los personajes históricos más conocidos hay varios que pasaron por periodos de esclavitud, como Miguel de Cervantes, Esopo, San Patricio y Espartaco, entre otros. La esclavitud era utilizada como castigo para ladrones, deudores o contrarios a los gobiernos y, era común que en tiempos de guerra se esclavizara a los enemigos capturados.

Cuando pensamos en esclavos traídos de África durante la época colonial, se nos viene a la cabeza Estados Unidos, pero el país al que llegaron más esclavos fue Brasil. La entonces colonia portuguesa, fue destino de alrededor de 5 millones de esclavos. En el segundo lugar está Jamaica con 1 millón.

Si bien la Iglesia Católica actual está en contra de la esclavitud, hubo un tiempo en que autorizó su práctica. Entre 1452, el Papa Nicolás V autorizó al rey Alfonso V de Portugal para esclavizar a los paganos capturados en tiempos de guerra. El Papa Pablo III dio fin a este permiso el año 1537.

Los antiguos romanos celebraban una festividad conocida como Saturnales en honor al dios Saturno. Una de las cosas más curiosas al respecto es que durante ella esclavos y amos cambiaban de rol. Además, se les recompensaba con 3,5 litros de vino y podían realizar actividades que durante el resto del año les estaban prohibidas.

Liberia es una pequeña nación africana cuyo origen es bastante curioso. Fue creada en 1822 como lugar para recibir a todos los esclavos que eran liberados en Estados Unidos, de ahí su nombre. En la zona vivían diferentes grupos de africanos, pero con la llegada de los exesclavos estadounidenses los primeros fueron relegados y se instituyeron costumbres típicas de los recién llegados. El país ha vivido en constante conflicto interno y actualmente se recupera de una larga guerra civil.

Actualmente, India tiene el triste récord de ser el país con mayor cantidad de personas esclavizadas en el mundo. Se cree que en el país hay más de 14 millones de esclavos, ya sean hombres, mujeres y niños. Si bien la esclavitud está prohibida en el país, eso no impide que siga siendo una práctica común, sobre todo fuera de las grandes ciudades.

No podemos dejar de hablar de la triple K.

El Ku Klux Klan se fundó en 1866 como una asociación de grupos de extrema derecha en Estados Unidos. Entre sus principios básicos encontramos el antisemitismo, la homofobia y el racismo en general, sin embargo su principal razón de ser es la total supremacía de la raza blanca, no en vano se conforman y organizan inmediatamente después de la Guerra de Secesión estadounidense, que acabó con la esclavitud en ese país.

El KKK se formó oficialmente en la segunda mitad del siglo XIX y solo duró unos años. No es hasta 1915, 45 años después, con la película The Birth of a Nation, que el Klan se fortaleció y se enfrentó no sólo a los negros, sino también a los judíos, los homosexuales y los inmigrantes. Este fue el momento más fuerte del Klan, con aproximadamente 6 millones de miembros. Otra versión del Klan se formó hacia los años 30 y durante la Segunda Guerra Mundial, muy debilitado en cantidad de miembros y capacidad de influencia. Hoy en día el KKK es la suma de pequeñas organizaciones aisladas sin poder centralizado.

En 1965 el New York Times difundió la polémica historia de uno de los líderes del KKK. Daniel Burros, un judío de nacimiento que luego de terminar la escuela secundaria se unió al ejército estadounidense y tan sólo unos años después fue expulsado por «razones de falta de idoneidad, carácter y trastorno de la conducta». Luego de eso, comenzó a familiarizarse con las ideas fascistas y formó parte del American Nazi Party. Se unió al KKK y rápidamente escaló hasta convertirse en Grand Dragon de Nueva York por el Imperial WizardRobert Shelton. Cuando el NYT difundió su origen judío, fue expulsado del Klan y se suicidó.

The Andrew Show es una serie de videos emitida a partir de 2009 en la que dos niños rubios de unos 9 y 10 años aproximadamente compartían «sus» opiniones sobre temas vinculados a la raza y la religión para niños de su edad. Lo cierto es que en los videos se puede notar claramente cómo Andrew Pendergraft en realidad leía de alguna especie de cartel o telepronter detrás de cámara.

En verano los miembros del KKK podían compartir sus vacaciones junto a otros miembros del Klan en un campamento de verano que les ofrecía descanso, diversión y sentido de pertenencia por un bajo costo para toda la familia. El campamento de verano fue una excelente forma de crear comunidad y hacer propaganda para el KKK.

En 1979, Ron Stallworth, un policía negro de Colorado Springs, decidió infiltrarse en la organización. Se comunicó telefónicamente con los líderes de la organización, manifestó su interés en unirse a ellos, y concretaron una entrevista personal previa. El problema, claro, es que Stallworth es negro. En su lugar enviaron a un policía blanco de narcóticos para que se haga pasar por él. El falso Stallworth fue aceptado y concurría a las reuniones «a cara descubierta» mientras que el verdadero se comunicaba por teléfono. La operación fue cancelada tiempo después, pero el KKK nunca supo la verdad sobre Stallworth, al menos no hasta este año, cuando fue publicada la historia oficial de la operación.

En 1994 un miembro del KKK solicitó la licitación para administrar y mantener un tramo de la Missouri highway y su solicitud fue denegada por el juzgado local. Años después, en 2001, una Corte federal dijo que era inconstitucional negar la solicitud por ser miembro del Klan y le otorgó la licitación. No obstante, Missouri tuvo la última palabra, y renombró el tramo de la autopista, llamándola Rosa Parks Freeway, en honor a Rosa Parks, activista por los derechos civiles de los negros.

El KKK era un grupo violento que se dedicaba a identificar y perseguir no sólo negros, también homosexuales, judíos e inmigrantes en general. Actuaban por la noche y con las caras cubiertas para no ser reconocidos. Hubo gran cantidad de denuncias por maltrato, golpizas, secuestros e incluso homicidios atribuidos a miembros del Ku Klux Klan. Uno de los casos más famosos es el de Madge Oberholtzer, una profesora de literatura que en 1925 fue secuestrada, violada y asesinada por David Curtiss Stephenson, Grand Dragon de Indiana.

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