Los datos oficiales en Honduras indican que
la candidata izquierdista Xiomara Castro será la nueva presidenta
del país al lograr una ventaja sobre Nasry Asfura de casi
20 puntos con más del 51% de las actas escrutadas. No obstante,
el candidato conservador también se ha proclamado ganador
de los comicios. Ante un previsible giro a la izquierda del
país, miles de personas celebraron en las calles de Tegucigalpa
los resultados provisionales de unas elecciones con una alta
participación, que ha superado el 68%. Según las cifras oficiales,
Castro obtendrá el 53,6% de los votos frente al 33,8% de Asfura
y el 9,2% del candidato liberal, Yani Rosenthal. “Doce años...”,
ha comenzado diciendo Castro a sus simpatizantes, en referencia
al golpe de Estado que sacó a su marido, Manuel Zelaya, del
poder en 2009. En su discurso, Castro ha dicho que no tiene
“enemigos” y ha tendido “la mano al resto de partidos” en
un mensaje ya con hechuras de presidenta en el que incluso
ha apuntado algunas líneas del que será su Gobierno, si se
confirma la victoria. Castro ha afirmado que el pueblo ha
puesto fin al “continuismo” y el “autoritarismo” y ha anunciado
una reforma política para “una democracia participativa y
directa” para una “patria justa”, rescatando su vieja promesa
de una Asamblea Constituyente. Castro aseguró que su victoria
supone terminar con “la corrupción, el narcotráfico y los
escuadrones de la muerte”. En sus escasas referencias feministas,
ha asegurado que no fallará “a las mujeres” y que exigirá
respeto para ellas, “así como lo que más quieren las mujeres:
los hijos y la infancia”.
Honduras siguió el recuento de votos con la
tensión propia de los comicios importantes en los que un país
se enfrenta a un cambio de modelo. Antes de conocerse los
resultados oficiales, la candidata izquierdista y el conservador
se declararon ganadores en todas las televisiones y redes
sociales poco después del cierre de los colegios electorales.
Ambas proclamaciones anunciaban una falsa igualdad que los
datos oficiales fueron desmontando. En su estrategia de tratar
de imponer una narrativa, los aspirantes rozaron el surrealismo
cuando los equipos de ambos se declararon vencedores a las
11.00 (hora local), aludiendo a sondeos “fiables” que tenían
en su poder. A esa hora, las urnas apenas llevaban unas horas
abiertas.

Simpatizantes de la candidata presidencial del
Partido Libre (Libre) Xiomara Castro celebran al final de
la jornada de las elecciones generales en Tegucigalpa, Honduras.
La jornada electoral se desarrolló con relativa
calma, aunque con quejas puntuales sobre el complejo sistema
de votación, lleno de candados para evitar el fraude, pero
que requiere de paciencia y de que funcione correctamente
internet y la tecnología, algo que no siempre es fácil en
muchas zonas de Honduras. La participación, por encima del
68%, marca un récord en la joven democracia hondureña y reviste
de legitimidad la victoria de Xiomara Castro.
En la acera de enfrente, el Partido Nacional
jugó al despiste durante la jornada a pesar de la contundencia
del resultado. Solo unos minutos después de las 17.00, el
partido oficial publicó en su cuenta de Twitter: “¡Vamos ganando,
nuestros movilizadores nos informan que llevamos 1.225.000
mil nacionalistas registrados que han votado por Papi a la
orden [como se conoce a Asfura]. ¡Cachurecos, cuidemos y defendamos
nuestros votos!”. Solo media hora más tarde, el partido del
presidente Juan Orlando Hernández insistió en su postura al
publicar una imagen con el rostro de Asfura junto a la frase:
“Ganamos, tenemos Presidente”.
Más de cinco millones de hondureños, el 70%
de ellos menores de 39 años, estaban llamados a las urnas
para elegir nuevo presidente, 128 diputados y alcaldes en
un ambiente cargado de tensión. El país, de 10 millones de
habitantes, elegía entre dos caminos antagónicos: la izquierda
de Castro y modelo conservador del popular alcalde Nasry Asfura.
Castro lidera un partido cercano a Cuba y Venezuela, que propone
legalizar un aborto de mínimos y extender los programas sociales.
Su propuesta recoge el hartazgo de un país agotado que expulsa
diariamente a sus jóvenes en caravanas masivas. Por su parte,
el alcalde de Tegucigalpa se presentaba como un hombre cercano
a la gente que se ofrece a modernizar el país con obras públicas
como ha hecho con la capital. Hasta el último día su campaña
compaginaba el lema de “trabajo, trabajo y trabajo” con el
de “patria sí, comunismo no” en referencia a Xiomara Castro.
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Honduras, una olla exprés electoral.

Fuerzas militares custodian el material electoral
que será utilizado durante la jornada.

Honduras: un país que cabe en un salón.


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Xiomara Castro, del partido Libertad y Refundación
(Libre) y esposa del expresidente Manuel Zelaya, ganó las
elecciones de Honduras y no solo se convierte en la primera
mujer que gobernará el país, sino que también pondrá fin a
12 años de gobierno conservador y devolverá a la izquierda
hondureña al poder por primera vez desde que Zelaya fuera
depuesto por un golpe de Estado en 2009. Tras dos días de
incertidumbre por el lento recuento de los votos, el candidato
oficialista del Partido Nacional, Nasry Asfura, reconoció
este martes la derrota y felicitó a Castro. "Nasry Asfura
Zablah, Candidato del PN, acepta la voluntad del pueblo, reconoce
la victoria de Libre en alianza, y mi triunfo como Presidenta
electa de HN. ¡Gracias!", escribió una exultante Castro en
Twitter.

"¡Pueblo, no te voy a fallar! Con mis promesas
retornaremos al orden democrático", añadió. Fue primera dama,
dos veces candidata y ahora será presidenta.
Ya en la noche del domingo, cuando todo indicaba
que su ventaja era amplia, Castro, de 62 años, dijo: "Vamos
a formar un gobierno de reconciliación, de paz y de justicia.
Vamos a iniciar un proceso para garantizar una democracia
participativa, una democracia directa".
Quien fuera primera dama entre 2006 y 2009 prometió:
"Llamaré a un diálogo con todos los sectores de la sociedad
hondureña para que podamos utilizar puntos de coincidencia
y formar las bases mínimas para un próximo gobierno". Castro,
vestida de rojo y negro, terminó su discurso del domingo con
la frase "hasta la victoria siempre", una de las más usadas
por la revolución cubana en un contexto en el que sus rivales
acusaron a su partido de ser comunista. Uno de los lemas de
campaña de su contrincante, Nasry Asfura, fue "patria sí,
comunismo no". Castro se ha mostrado favorable a temas controvertidos
como el aborto, que apoya bajo tres condicionantes, así como
a una relación más cercana con China en un país que ha estado
tradicionalmente ligado a EE.UU.
En su lucha por sacar al oficialismo de la Casa
Presidencial, Castro pactó con la Unión Nacional Opositora
de Honduras (Unoh), liderada por Salvador Nasralla, con quien
en octubre hizo una alianza para la fórmula presidencial,
así como con otros partidos y candidatos que finalmente le
dieron su apoyo. Durante la campaña Castro propuso una "refundación
del país", con un programa de gobierno que se propone reformar
varias leyes del mandato anterior e incluso planteó convocar
a una Asamblea Constituyente para modificar la Carta Magna
hondureña. Al dirigirse a sus simpatizantes el domingo por
la noche, aseguró que su victoria supone terminar con "la
corrupción, el narcotráfico y los escuadrones de la muerte".
Y añadió que no fallará "a las mujeres" y que exigirá respeto
para ellas, "así como lo que más quieren las mujeres: los
hijos y la infancia".

Salvador Nasralla y Xiomara Castro formaron
una alianza clave.
También propuso legalizar un aborto de mínimos
y extender los programas sociales. Asimismo, prometió derogar
la Ley Orgánica de las Zonas Empleo y Desarrollo Económico
(ZEDE), aprobada en mayo de este año y que establece zonas
del territorio nacional sujetas a un "régimen especial" en
las que los inversionistas están a cargo de la política fiscal,
de seguridad y de resolución de conflictos, entre otras competencias.
"Para generar empleo y desarrollo en el país, no necesitamos
vender nuestra soberanía. Vamos a generar esa esperanza que
el pueblo demanda", dijo durante la campaña. La que fuera
primera dama entre 2006 y 2009 tomará las riendas del gobierno
en un momento difícil para la nación, sacudida por la pandemia
de coronavirus, una migración masiva y los efectos de varios
desastres naturales. Además, el Partido Nacional (PN), del
saliente mandatario Juan Orlando Hernández, ha estado en el
centro de varias denuncias de tráfico de drogas y corrupción,
algo que él niega. De hecho, su hermano fue condenado a cadena
perpetua este año en Estados Unidos por narcotráfico y él
mismo corre el riesgo de ser extraditado y sometido a juicio
en ese país por el mismo motivo tras dejar el cargo.
Castro nació en 1959 en una familia de hacendados.
A los 16 años se casó con su primo, Manuel Zelaya, y ambos
se instalaron en la región de Olancho donde tuvieron cinco
hijos. Se graduó en licenciatura en administración de empresas
en la universidad. Su nombre comenzó a sonar a nivel nacional
a la par del de su esposo, quien llegó al gobierno presentándose
inicialmente como un candidato de centro-derecha del Partido
Liberal (PLH) y que luego hizo un viraje más hacia la izquierda.
En 2005, en el marco de la campaña presidencial de su esposo,
tuvo su primera incursión en la actividad política organizando
la rama femenina del Partido Liberal de Honduras en la región
de Catacamas. Y luego de que Zelaya se lanzara a la presidencia,
realizó varias campañas en favor de su esposo.

Manuel Zelaya, esposo de Castro, fue depuesto
por un golpe de Estado en 2009.
Tras varios meses de crisis política entre los
diferentes poderes y tras un intento de realizar una consulta
para cambiar la Constitución, que fue declarada ilegal, en
julio de 2009, en medio de la noche, Zelaya fue depuesto por
un grupo de miliares apoyados por el Congreso. Asaltaron su
casa y lo enviaron en pijama en un vuelo a Costa Rica. El
activismo político de Castro ocupó titulares en la prensa
internacional cuando, tras el golpe de Estado, protagonizó
una marcha en Tegucigalpa para pedir la restitución de su
marido en el cargo. Se convirtió así en uno de los rostros
más visibles del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP),
que buscaba traer de vuelta al poder a Zelaya. Fue entonces
cuando comenzó a acumular un mayor número de seguidores y
también de oponentes. Desde ese momento, comenzó a ser vista
como una figura política a tener en cuenta en un país en el
que tradicionalmente el poder ha recaído en hombres.
Tres años más tarde, en julio de 2012, lanzó
su primera candidatura presidencial por el Partido Libre,
creado junto a su marido. En aquella oportunidad perdió las
elecciones ante el actual mandatario saliente, Juan Orlando
Hernández, quien repitió en el cargo cuando Castro se presentó
de nuevo a las urnas como compañera de fórmula de Nasralla
en 2017. Inicialmente, la ex primera dama se había presentado
por Libre para los comicios de hace cuatro años, pero luego
decidió aliarse con el candidato opositor en unas elecciones
que estuvieron marcadas no solo por el cuestionamiento de
los resultados o el estrecho margen que le dio la victoria
a Hernández. La reelección no está permitida por la Constitución
hondureña, pero el Tribunal Constitucional dio luz verde a
Hernández para postularse a un segundo mandato. Desde entonces,
Castro se volvió una de las más duras críticas del actual
gobierno, al que señala de haberse convertido en una "dictadura"
y en una "clase corrupta". Hernández está señalado por narcotráfico
en Estados Unidos. A inicios de este año, Castro lanzó nuevamente
su candidatura luego de haber anunciado a finales de 2020
sus aspiraciones a la presidencia.

A diferencia de otros candidatos, nunca fue
asociada a casos de corrupción, aunque su esposo sí fue señalado
durante su gobierno, algo que él siempre negó. Ahora en el
poder, sus desafíos trascienden los problemas políticos y
económicos, y los desastres climáticos de los últimos años.
Honduras es una de las naciones más empobrecidas y violentas
del continente, con un alto índice criminal y con una pobreza
que afecta a casi el 70% de sus 9,5 millones de habitantes.
Castro asumirá el poder el 27 de enero como la primera mujer
en tomar las riendas del país. Lo hará bajo la sombra del
gobierno de su marido, depuesto en 2009.
Nasry Asfura, candidato a la presidencia de
Honduras por el oficialista Partido Nacional, reconoció este
martes la derrota en las elecciones presidenciales del pasado
domingo. Los primeros resultados le habían dado a la candidata
de izquierda Xiomara Castro una amplia ventaja sobre Asfura,
pero el conteo de votos se ralentizó el domingo en la noche
generando incertidumbre. La incertidumbre comenzó a despejarse
cuando, en un comunicado, el Partido Nacional dijo que trabajará
con el gobierno entrante para construir "una Honduras mejor".
Por su parte, medios locales publicaron fotos de los dos candidatos
conversando amigablemente, anunciando que Nasry Asfura había
felicitado a Castro personalmente.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony
Blinken, felicitó a Xiomara Castro en un tuit. "El pueblo
hondureño ejerció su poder de votar por unas elecciones libres
y justas. Los felicitamos a ellos y a la presidente electaXiomara
Castro y esperamos trabajar juntos para fortalecer las instituciones
democráticas, también promover el crecimiento económico y
luchar contra la corrupción"
En la sección de Séptimo arte
y La bibliotecaria, seleccionamos referencias en monográficos
para acercarse a la realidad de la zona.
Pásate por Ser humano >> Activistas.
Nota de prensa, Mayo 2022:
El clan Montes Bobadilla, la "peligrosa" familia
de narcos hondureños por la que EE.UU. ofrece US$15 millones.

Nota de prensa, Febrero 2022:
El ex presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández,
se ha entregado a la policía. Vestido de azul, Hernández salió
de su vivienda y fue esposado por policías. Tras retirarle
la visa, EEUU dio un paso más allá al solicitar la extradición
del ex mandatario (2014-2022) después de ser señalado de vínculos
con el narcotráfico por la justicia de ese país, razón por
la cual varias patrullas policiales y de la Policía Militar
con fusiles de asalto rodearon su residencia en la colonia
San Ignacio de Tegucigalpa.
El ex mandatario había confirmado que estaba
"presto y listo para colaborar" con la Justicia. La Cancillería
de Honduras se ha limitado a señalar en Twitter que "de acuerdo
a ley ha remitido a la Corte Suprema de Justicia comunicación
oficial de la Embajada de los EEUU, solicitando formal arresto
provisional de un político hondureño con el propósito de extradición
a los Estados Unidos de América". Pese a que no ha revelado
de quién se trata, la CNN ha desvelado el documento, fechado
este 14 de febrero, en el que la Secretaría de Relaciones
Exteriores y Cooperación Internacional remite una nota a la
Corte Suprema de Justicia "referente a solicitud formal de
arresto provisional con el propósito de extradición a los
EEUU de Juan Orlando Hernández, alias JOH". En un principio,
se especuló con la posibilidad de que Hernández se hubiera
exiliado en Nicaragua buscando el refugio del régimen de Daniel
Ortega, si bien su abogado, Hermes Ramírez, confirmó que el
exmandatario se encuentra en territorio hondureño y "tranquilamente
en su casa esperando el resultado de estas diligencias".

Esta imagen distribuida por la policía hondureña
muestra al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández (izquierda)
mientras miembros de la policía lo detienen luego de recibir
una orden de extradición de Estados Unidos, en Tegucigalpa,
el 15 de febrero de 2022.
Así, recalcó que Hernández está blindado con
inmunidad, dado que, tras abandonar la Presidencia de Honduras,
fue nombrado diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacen).
Por ello, el abogado, que se presentó la semana pasada a la
Corte Suprema de Justicia para solicitar información sobre
posibles procesos judiciales que hubiera en contra del ex
presidente, calificó de "atropello" la gran presencia policial
y militar en los alrededores de su casa. Ese día, el letrado
remarcó que la voluntad de Hernández no es otra que "limpiar
su nombre debido a los múltiples ataques que ha recibido estos
años". Esta solicitud de extradición se produce pocos días
después de que trascendiera que Hernández se quedó sin visa
para viajar a EEUU, después de que el Departamento de Estado
de ese país se la retirara al incluirle en la lista de Actores
Corruptos y Antidemocráticos a efectos del 1 de julio de 2021
cuando aún ejercía la Presidencia de Honduras. El Departamento
de Estado justificó esta decisión basándose en "múltiples
informes creíbles de los medios" que apuntan a que Juan Orlando
Hernández, quien gobernó Honduras entre el 27 de enero del
2014 y el 27 de enero de este año, "se ha involucrado en una
corrupción significativa al cometer o facilitar actos de corrupción
y narcotráfico y al utilizar las ganancias de actividades
ilícitas para facilitar campañas políticas".
El nombre del exmandatario y sus posibles vínculos
con el narcotráfico surgió a la luz en el proceso que se llevó
a cabo contra su hermano Tony Hernández, quien fue condenado
por un tribunal federal de Nueva York en marzo del pasado
año a cadena perpetua por tráfico de cocaína a gran escala,
dos años después de que fuera declarado culpable. Ese mismo
día, a las afueras del tribunal, un grupo de personas exigió
la extradición del entonces Presidente de Honduras Juan Orlando
Hernández, a quien los fiscales del caso también señalaron
de haber participado junto a su hermano en el envío de 185
toneladas de drogas a EEUU. Concretamente, la sentencia señala
que "el acusado (Tony Hernández) era un congresista hondureño
que, junto a su hermano Juan Orlando Hernández, desempeñó
un papel de liderazgo en una conspiración de narcotráfico
violenta y auspiciada por el Estado".

EE UU condena a prisión “de por vida” por narcotráfico
al hermano del presidente de Honduras.

Asimismo, el pasado 8 de marzo, fue condenado
a cadena perpetua en Nueva York el narcotraficante hondureño
Geovanny Fuentes Ramírez, quien también tendrá que pagar una
multa de 151,7 millones de dólares por enviar a EEUU "toneladas"
de cocaína en connivencia con altos cargos políticos. Así,
durante el juicio contra Fuentes Ramírez, celebrado en marzo
del pasado año, el fiscal adjunto de Nueva York Jacob Gutwillig
indicó que el expresidente pactó una alianza con el cartel
hondureño de Los Cachiros para introducir miles de kilos de
cocaína en EEUU a cambio de coimas y protección a los narcotraficantes
empleando fuerzas de seguridad y los organismos policiales.
Por ello, llegó a tachar Honduras como un "narcoestado". En
el juicio contra Fuentes, un exjefe del narcotráfico de Honduras
que lideró el cartel de Los Cachiros y que ahora colabora
con el gobierno de EEUU, Devis Leonel Rivera, contó que mientras
se encontraba en la cárcel con Geovanny Fuentes, éste le dijo
que "tenía evidencia, fotografías y vídeos para mostrar cómo
Juan Orlando estaba recibiendo cargamentos de cocaína procedentes
de Colombia en los aeropuertos de San Pedro Sula y Tegucigalpa".
En la sentencia contra Fuentes Ramírez, se establece que "fue
hallado culpable de importar toneladas de cocaína a EEUU y
proteger sus negocios ilícitos con ametralladoras", al tiempo
que se señala que "sobornó a altos funcionarios hondureños
y fue responsable de actos brutales de violencia y asesinatos".
A lo largo del juicio contra Fuentes, trascendió
que, en una de sus conversaciones con Juan Orlando Hernández,
éste le transmitió que iban a "meter la droga a los gringos
en sus propias narices". El 22 de marzo de 2021, el jurado
hizo público su fallo en el que se reveló que Fuentes pagó
hacia 2013 al menos 25.000 dólares repartidos en dos sobornos
a Juan Orlando Hernández cuando era presidente del Congreso
de Honduras y candidato a la Presidencia. Los fiscales llegaron
a decir que todos los presidentes de Honduras desde 2006 han
recibido sobornos de narcotraficantes a cambio de protección
y de la promesa de no ser extraditados. Pese a ello, Hernández
nunca fue acusado formalmente y siempre ha asegurado ser inocente,
por lo que enmarcó las declaraciones de Rivera en una venganza
por su combate contra el narcotráfico. Tras dos mandatos consecutivos
en Honduras, el expresidente abandonó el poder el pasado 27
de enero, tras ser sustituido por Xiomara Castro.


Sin embargo, ya se ha puesto en marcha toda
la maquinaria judicial ante una posible extradición, de forma
que en Honduras la Corte Suprema de Justicia ha convocado
de manera urgente a los magistrados a sesión de pleno para
designar un juez natural que decida sobre la extradición de
Hernández hacia EEUU. En este sentido, los dos abogados del
expresidente han comparecido de manera urgente para anunciar
que, una vez se designe al juez natural, "ejerceremos las
acciones legales correspondientes en virtud de las decisiones
que pueda tomar el órgano jurisdiccional representado por
este juez". Así, confían en que el juez tome las decisiones
que correspondan "conforme a lo que establece la Constitución
de la República, el tratado suscrito (entre Honduras y EEUU)
respecto a la extradición y las leyes nacionales".
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