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10 - Enero - 2021
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A principios del siglo XIX, Charles Darwin emprendió un viaje que cambiaría la forma en la que entendemos no solo de dónde vienen todos los seres vivos que vemos a nuestro alrededor, sino también nosotros mismos. A 940 km al oeste de las costas de Ecuador, el HMS Beagle, barco en el que realizó la vuelta al mundo con el famoso naturalista británico a bordo, echó el ancla y permitió a Darwin observar en directo la tremenda biodiversidad de las islas Galápagos. Varias especies de pájaros llamaron especialmente la atención del científico: los pinzones. Los estudió con ahínco y descubrió diferencias notables entre los que habitaban cada isla del archipiélago. Se habían adaptado, a pesar de ser de la misma especie y vivir a pocos kilómetros de distancia, al alimento principal de cada una de las islas. Este (entre muchos otros) fue el descubrimiento que le ayudó a elaborar el libro de biología más famoso del mundo: 'El origen de las especies', que a su vez daría lugar a los conceptos de selección natural y, finalmente, a la teoría de la evolución.

Si no hubiese sido por esas islas perdidas en medio del océano Pacífico, es posible que lo que sabemos acerca de quiénes somos y de dónde venimos fuese completamente distinto. Pero esa no ha sido la única contribución de las islas Galápagos a la ciencia, ni muchísimo menos. A pesar de todo lo que nos han dado, una gran duda estaba todavía sobre la mesa: ¿Por qué? ¿Cuál es la razón de que esas características solo se den ahí y no en otro de los millones de ecosistemas de la tierra? Eso mismo se preguntaban los investigadores Alberto C. Naveira Garabato, Clément Vic, Alexander Forryan y el resto de su equipo de la Universidad de Southampton en el Reino Unido. Estos científicos han publicado un estudio en la revista científica 'Nature Scientific Reports' en el que analizan las particulares variables que se dan en las Galápagos y no en ningún otro lugar de la tierra (que conozcamos).

El océano más grande de la tierra está absolutamente repleto de nutrientes. El problema es que estos se encuentran principalmente en las profundidades. Esto hace que sean las corrientes fuertes las que consigan sacarlos de su 'reclusión' y llevarlos a la superficie, donde las especies que podemos estudiar con mayor facilidad se encuentran. Es necesario recalcar que todavía sabemos extraordinariamente poco de lo que habita el lecho oceánico (y por tanto no tenemos ni idea de cómo le afecta, entre otros factores, la crisis climática actual). Como explican los investigadores, su complejo modelo de las corrientes que azotan el archipiélago les ha permitido determinar que estas son capaces de arrastrar hacia la superficie las aguas profundas, gracias a las corrientes de aire que se dirigen hacia el norte, que generan potentes turbulencias en las capas superficiales del Pacífico. Esto permite que se creen áreas con grandes contrastes en las temperaturas, lo que hace emerger una gran cantidad de alimento.

Alberto Naveira Garabato es, entre otros menesteres, profesor de Oceanografía Física en Ciencias Oceánicas y de la Tierra.

Cierto es que toda esta 'comida' no es aprovechable, por ejemplo, por los pinzones que estudió Darwin, pero sí suponen una inyección inmensa de contenido a la cadena trófica del archipiélago, de la cual se aprovechan más adelante las tortugas, los peces, los pájaros y el resto de seres vivos que habitan ese ecosistema 'puro' y cerrado. Como explica el autor principal del estudio, el investigador Alex Forryan: "Nuestros descubrimientos muestran que la subida de nutrientes a la superficie que ocurre en las Galápagos está controlada por interacciones altamente localizadas entre la atmósfera y el océano. Esto significa que, de ahora en adelante, debe mantenerse un estudio continuo para saber cómo cambia el ecosistema del archipiélago (y su vulnerabilidad) con el cambio climático que está teniendo lugar en este siglo XXI". Por su parte, otro de los autores principales, el investigador Alberto Naveira Garabato, explica que "estos conocimientos de dónde y cómo tiene lugar la 'inyección' de nutrientes del fondo marino al ecosistema de las Galápagos nos permite realizar planes para, si fuera necesario, expandir el espacio que ocupa la Reserva Marina del archipiélago y así mejorar la gestión para hacer frente a las presiones que ejerce la crisis climática y la explotación humana".

Senderismo en la isla Isabela, dentro del archipielago.

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Las islas Galápagos (también islas de los Galápagos y oficialmente archipiélago de Colón o archipiélago de Galápagos) constituyen un archipiélago del océano Pacífico ubicado a 1000 km de la costa de Ecuador. Está conformado por trece islas grandes con una superficie mayor a 10 km², nueve islas medianas con una superficie de 1 km² a 10 km² y otros 107 islotes de tamaño pequeño, además de promontorios rocosos de pocos metros cuadrados, distribuidos alrededor de la línea ecuatorial, que conjuntamente con el Archipiélago Malayo, son los únicos archipiélagos del planeta que tienen tierras tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur. Las islas Galápagos es la segunda reserva marina más grande del planeta, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1978 por la Unesco. El archipiélago tiene como mayor fuente de ingresos el turismo y recibe 200 000 turistas al año.

También se ha desarrollado el turismo ecológico con el fin de preservar las especies. La región fue el hábitat del Solitario George, el último espécimen de la especie tortuga gigante de Pinta, extinta el 24 de junio del 2012. Las islas también son hábitat de especies como tortugas marinas, delfines, tiburones, ballenas, arrecifes de coral, fragatas, iguanas, lagartos, cormoranes, albatros, leones marinos y pingüinos. Al igual que la masa continental de Ecuador, el archipiélago es atravesado por la línea ecuatorial, en su mayor parte por el norte de la isla Isabela. Galápagos es el segundo archipiélago con mayor actividad volcánica del planeta, superado únicamente por Hawái. Entra en la categoría de los puntos calientes; los volcanes más activos son Cerro Azul, Sierra Negra, Marchena y volcán La Cumbre en la Isla Fernandina, que es el más activo del archipiélago y uno de los más activos del mundo. Las Galápagos son conocidas por sus numerosas especies endémicas y por los estudios de Charles Darwin que le llevaron a establecer su teoría de la evolución por la selección natural. Son llamadas, turísticamente, las Islas Encantadas, denominación que se ganó el archipiélago en el siglo XVI por su grandiosa biodiversidad de flora y fauna, heredando el nombre por generaciones. Se estima que la formación de la primera isla tuvo lugar hace más de cinco millones de años, como resultado de la actividad tectónica. Las islas más recientes, llamadas Isabela y Fernandina, están todavía en proceso de formación, habiéndose registrado la erupción volcánica más reciente en 2020.

Administrativamente, Galápagos constituye una de las provincias de Ecuador, conformada por tres cantones que llevan los nombres de sus islas más pobladas, a saber: San Cristóbal, Santa Cruz e Isabela. El 12 de febrero de 1832, bajo la presidencia de Juan José Flores, las islas Galápagos fueron anexadas a Ecuador. Desde el 18 de febrero de 1973 constituyen una provincia de este país.

Las islas se formaron hace 5 millones de años como resultado de actividad tectónica en el fondo marino. La actividad volcánica actual aún sigue expandiendo el archipiélago. El archipiélago es uno de los grupos volcánicos más activos del mundo. Muchas de las islas son solamente las puntas de algunos volcanes y muestran un avanzado estado de erosión. Islas como Baltra y North Seymour emergieron del océano por una gran actividad tectónica. Un estudio realizado en el año 1952 por los historiadores Thor Heyerdahl y Arne Skjolsvold reveló que se encontraron cerámicas de algunos pueblos (posiblemente incas) de antes de la llegada de los españoles. Sin embargo, no se han encontrado tumbas, vasijas ni ninguna construcción antigua que revele asentamientos antes de la colonización. Las islas Galápagos fueron descubiertas por casualidad el 10 de marzo de 1535, cuando el barco del obispo de Panamá fray Tomás de Berlanga se desvió de su destino a Perú, donde cumpliría un encargo del rey español Carlos V para arbitrar en una disputa entre Francisco Pizarro y sus subordinados tras la conquista del imperio incaico. Los primeros mapas en incluir las islas fueron realizados por los cartógrafos Abraham Ortelius y Mercator alrededor de 1570.

Las islas estaban descritas como "Insulae de los Galopegos" (Islas de las Tortugas). Fueron utilizadas por piratas ingleses como escondite en sus viajes de pillaje a los galeones españoles que llevaban oro y plata de América hacia España. El primer pirata registrado que visitó las islas fue el inglés Richard Hawkins, en 1593. Desde entonces y hasta 1816 muchos piratas llegaron al archipiélago. Recién descubiertas las islas se encontraban deshabitadas y los barcos que pasaban junto a su ubicación coincidían cuando el archipiélago era tapado por la niebla. Diversos acontecimientos las llevaron a ser conocidas como las islas Encantadas e incluso algunos navegantes españoles afirmaban que no existían y solo eran espejismos.

Richard Hawkins fue un navegante y corsario inglés, hijo único del primer matrimonio de John Hawkins con Katharine Gonson. Desde su niñez estuvo familiarizado con la navegación y el mar y en 1582 acompañó a su tío, William Hawkins, a las Indias Occidentales.

La primera misión científica que visitó las Islas Galápagos fue la expedición Malaspina, una expedición española dirigida por Alejandro Malaspina que llegó en 1790. Sin embargo, los registros de la expedición nunca fueron publicados. En el siglo XVII se empieza a poblar la zona cuando el navegante James Colnett describe al lugar como unas islas ricas en flora y fauna. Esto atrajo a los primeros colonos, en su mayoría ingleses, con interés por las ballenas, cachalotes, leones marinos y principalmente por los galápagos. El descubrimiento de la grasa de los cachalotes también atrajo a muchos balleneros lo que condujo a que se creara una oficina de correos improvisada, donde los barcos dejaban y recogían cartas. Colnett también dibujó las primeras cartas de navegación de las Galápagos. En octubre de 1831 José de Villamil envió una comisión exploradora al archipiélago de las Galápagos con el fin de averiguar sobre la existencia de orchilla, planta utilizada en tinturar los tejidos y que se exportaba a México. El 14 de noviembre se constituyó la "Sociedad Colonizadora del Archipiélago de las Galápagos" y denunció como terrenos baldíos a la isla Charles, después denominada Floreana. El 20 de enero de 1832 salió una expedición a las Galápagos al mando del Coronel Ignacio Hernández y Ecuador las anexó el 12 de febrero de 1832 bajo el gobierno del General Juan José Flores, bautizándolas como archipiélago de Colón.

A bordo de la nave Beagle la expedición británica al mando del capitán Robert FitzRoy llegó a Galápagos el 15 de septiembre de 1835 para realizar trabajos de sondeos y cartografía, dentro de una lista de lugares aislados de Europa, como Valparaíso (Chile), Callao, islas Galápagos, Tahití, Nueva Zelanda, Australia o el Cabo Buena Esperanza. La nave regresó a Falmouth el 2 de octubre de 1836. El capitán y otros a bordo, incluyendo el joven naturalista Charles Darwin, realizaron un estudio científico de la geología y biología en cuatro de las islas, antes de continuar su expedición alrededor del mundo. El barco recorrió el archipiélago durante cinco semanas, pero Darwin estuvo en tierra solo dos semanas. Investigó a los animales y plantas propios de la región. Los estudios de este viaje permitieron a Darwin formular la teoría del origen de las especies.

La Unesco declaró a las islas Galápagos como Patrimonio Natural de la Humanidad en 1979 y, seis años más tarde como Reserva de la Biosfera (1985). En el 2007 la Unesco declaró a las islas Galápagos como Patrimonio de la Humanidad en riesgo medioambiental y estuvo incluida en la Lista del Patrimonio de la Humanidad en peligro hasta 2010.

El archipiélago se conoce por una variedad de nombres; en Ecuador comúnmente se conocen por sus nombres en español, que además son los oficiales, usando los antiguos nombres en inglés solo con fines históricos. El nombre oficial de las islas es Archipiélago de Colón, mientras que administrativamente se conoce al territorio como "Provincia de Galápagos". La denominación más conocida y común es Islas Galápagos. La primera carta de navegación de las islas, aunque rústica, fue realizada por el bucanero Ambrose Cowley en 1684, y en dicha carta bautizó las islas con los nombres de algunos de sus amigos piratas y de algunos nobles ingleses que apoyaban la causa de los corsarios.

Islas Galápagos. Mapa de 1684.

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La zona se compone de 19 islas de mas de un kilómetro cuadrado y 50 islotes con entre una y cien hectáreas de superficie. Existen multitud de otros islotes, rocas y promontorios aún más pequeños.

Isla Isabela es llamada así en honor a la Reina Isabel I de Castilla que patrocinó el viaje de Colón (su nombre en inglés honra al Duque de Albemarle). Es la mayor isla del archipiélago, con una superficie de 4588 km² y ocupa el 58% de la zona terrestre de las islas. La forma de la isla se debe a la fusión de cinco grandes volcanes (Cerro Azul, Sierra Negra, Salcedo, Darwin y Wolf) en una sola masa. Tiene una población de aproximadamente 2200 habitantes. El punto más alto es el volcán Wolf, que alcanza 1707 metros de altitud. En esta isla se pueden observar pingüinos, iguanas marinas, cormoranes no voladores, piqueros de patas azules, pelícanos, así como abundantes zayapas y tintoreras. En las faldas y calderas de los seis volcanes de Isabela, se pueden observar tortugas gigantes e iguanas terrestres, así como pinzones, palomas, halcones, murciélagos (Lasiurus blossevillii y Aeorestes cinereus) y una interesante vegetación. El tercer mayor asentamiento humano del archipiélago y su mayor puerto, conocido como Puerto Villamil o Albemarle, está ubicado en el extremo sur de la isla.

Probablemente por eso de ser una de las más despobladas mantenga ese aire de paraíso.

El 99% reside en Puerto Villamil. Muchos sonríen. El ritmo es tranquilo y sobre todo parece que libre de preocupaciones. Aunque haberlas, haylas. También parece el paraíso porque parece que estés en un lugar muy remoto, y la sensación de desconexión es muy, pero que muy poderosa. Pero sobre todo la etiqueta de paraíso se la gana porque aquí se condensan algunos de los paisajes más bellos de las Islas Galápagos. ¿Quién puede resistirse a una ruta entre volcanes, snorkel entre túneles de lava, paseos entre lagunas donde habitan flamencos rosados y atardeceres espléndidos en una playa kilométrica? Todo esto tiene Isabela.

Isla Floreana es llamada así en honor al primer presidente del Ecuador, Juan José Flores, en cuya administración se tomó posesión del archipiélago (su nombre en inglés es el del rey Carlos II de Inglaterra). También se la conoce como Santa María en honor a una de las carabelas de Colón. Tiene una superficie de 173 km² y una altitud máxima de 640 metros. Entre diciembre y mayo, flamencos rosados y tortugas marinas anidan en esta isla. Aquí se puede encontrar una pequeña población de pingüinos de Galápagos y el endémico sinsonte de Floreana. Se pueden observar interesantes formaciones de coral en la denominada "Corona del Diablo", que es un cono volcánico sumergido.

Se desconoce el origen del nombre de Isla Baltra, en inglés debe su nombre al marino británico Lord Hugh Seymour. Tiene una superficie de 27 km² y una altitud máxima de 100 metros. Alberga el principal aeropuerto del archipiélago, que fue construido durante la Segunda Guerra Mundial por la Marina de los Estados Unidos para «patrullar» el Canal de Panamá. En esta isla se reintrodujeron iguanas terrestres después de que esta especie nativa fuera totalmente eliminada por los soldados de Estados Unidos. A lo largo de la isla aún se encuentran los vestigios de los cuarteles de los soldados. Algunos de ellos después de haberse retirado regresan en calidad de turistas. En la isla hay mucha flora silvestre desértica, mayormente poblada de cactus. Desde el aeropuerto al cual llegan los aviones desde el Ecuador continental, cada 10 minutos salen buses con el costo de 5 dólares hacia el canal y el puerto. Existen decenas de puntos para practicar surf, snorkel o buceo, con el permiso previo de la Armada del Ecuador. Existe un segundo aeropuerto fuera de servicio que también data de la Segunda Guerra Mundial. Entre la Isla Baltra y la Isla Santa Cruz, se encuentra el Canal de Itabaca, utilizado por taxis acuáticos que llevan a las personas entre las islas. Los barcos operan fuera de la costa para llevar a la gente a otras islas de las Galápagos.

Frente al Canal de Itabaca, para cruzar de Isla Seymour a Santa Cruz.

El Islote Venecia administrativamente depende de la Provincia de Galápagos y geográficamente está incluida en el archipiélago de las Islas Galápagos y protegida como parte del Parque nacional del mismo nombre. Posee una superficie estimada en 13,6 hectáreas (0,13 kilómetros cuadrados), está a 5,5 kilómetros del centro del archipiélago y posee 2,27 kilómetros de línea costera, siendo la isla principal más cercana la de Santa Cruz. Posee una población de iguanas de la especie C. subcristatus, que también se pueden encontrar en las islas de Caamaño y Seymour Norte.

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Galápagos se ha convertido en uno de los ecosistemas marinos más populares del mundo y miles de turistas acuden año tras año a disfrutar de un paraíso natural que va aumentando su popularidad. En 2019, Galápagos registró 271.238 visitantes o turistas de los cuales el 67% eran extranjeros. Esto supuso una reducción de un 1,7% con respecto al 2018, aunque los datos de los últimos años arrojan una tasa de crecimiento compuesto entre 2010 y 2019 del 5,10%. Los viajes de buceo se han convertido en uno de los reclamos de las islas y muchos medios lo catalogan como el mejor lugar para bucear del mundo. El turismo submarino ha crecido durante los últimos años y son muchos los buceadores que eligen las islas ecuatorianas para disfrutar de las decenas de especies marinas que albergan sus aguas.

Durante el 2020, el gobierno ecuatoriano denunciaba la presencia de barcos pesqueros de origen chino cerca de las aguas que bañan las islas. Una flota de 260 barcos rondan la frontera para capturar todo tipo de especies marinas, entre las que destacan los tiburones por su codiciada aleta.

Las Islas Galápagos han sido el escenario de varias obras en distintos géneros literarios, tanto de escritores ecuatorianos como extranjeros. Uno de los ejemplos más notorios es Las encantadas, del estadounidense Herman Melville, libro que fue escrito tomando como base los viajes de Melville en las Galápagos y que describe en una serie de relatos los personajes históricos, la flora y la fauna de las islas. Otras obras de autores extranjeros cuyas tramas se sitúan en el archipiélago incluyen las novelas La sed (1938), del belga Georges Simenon, en la que una familia se muda se muda a la Isla Floreana pero cuyas vidas cambian con la construcción de un hotel; y Galápagos (1985), del estadounidense Kurt Vonnegut, una obra de ciencia ficción situada un millón de años en el futuro en que un grupo de personas que llegan a las islas se convierten en los únicos humanos que escapan de un virus que produce infertilidad. Entre autores ecuatorianos, una de las obras más destacadas es Más allá de las islas (1980), de la quiteña Alicia Yánez Cossío. En la novela, que mezcla ficción con hechos reales a través del realismo mágico, ocho personas viajan a las islas Galápagos escapando de la muerte. Del lado de la poesía, es notorio el Sollozo por Pedro Jara, de Efraín Jara Idrovo, mientras que en la literatura infantil, las Galápagos han sido exploradas por Edna Iturralde en su obra Las islas donde nace la Luna. Otra novela ecuatoriana situada en el archipiélago es Hallado en la grieta (2012), del guayaquileño Jorge Velasco Mackenzie.

Un pingüino blanco fue descubierto el pasado año por un naturalista en el borde costero al norte de la isla Isabel mientras realizaba un recorrido junto a un marinero y dos turistas extranjeros, según informó el Parque Nacional del exclusivo archipiélago. Técnicos de la Dirección del Parque Nacional Galápagos revisaron las imágenes del guía y creen que el color blanco podría deberse a una condición genética conocida como "leucismo", que produce una pérdida parcial de la pigmentación del plumaje o pelaje de los animales.

Este síndrome se diferencia del albinismo porque el animal "mantiene el color normal de sus ojos" y "también son más resistes a la luz solar", complementaron. La particularidad genética del "leucismo", originada en algún gen recesivo, hace que el animal, en este caso un pingüino, tenga el plumaje completamente blanco, aunque para confirmarlo será necesario capturarlo y practicarle análisis genéticos. La Isabela, donde residen unas 2.200 personas, es la más grande de las islas del archipiélago de Galápagos y en ella convive una amplia gama de animales, entre ellos, pingüinos, iguanas marinas, piqueros o tortugas gigantes.

Nota de prensa, Noviembre 2021:

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, informó la decisión de su gobierno de ampliar el espacio de la reserva marina de las islas Galápagos, pasando de 133.000 kilómetros cuadrados a 193.000 kilómetros cuadrados. El histórico anuncio se dio durante la Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas que se desarrolla en Glasgow, Escocia.

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