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20 - Junio - 2019
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Ni en las plantas ‘lo juntan todo’ ni el reciclaje quita empleo. Nueve bulos que no ayudan a concienciar a la sociedad.

Pese a que la concienciación ecológica y medioambiental de los españoles crece a paso agigantados, el reciclaje continúa siendo una asignatura pendiente para algunos españoles. Muchos de los que todavía se resisten a cuidar del planeta lo hacen por desidia, pero otros tantos se niegan por ignorancia o desconfianza. No en vano, suelen esgrimir como excusa mitos que carecen de veracidad.

Quizá una de las leyendas urbanas más extendidas sea que en los camiones lo juntan todo. Probablemente debido a que algunos camiones recogen residuos procedentes de diferentes tipos de contenedores, dando la sensación visual de que en su interior ‘se junta todo’. Nada más lejos de la realidad, pues este tipo de vehículos dispone en su interior de un sistema bicompartimental que permite almacenar distintos deshechos sin que se mezclen. La utilización de este sistema también contribuye al cuidado del medioambiente, pues reduce el número de camiones circulando, evitando así la emisión de millones de toneladas de C02 a la atmósfera.

Si no lo mezclan en los camiones, lo hacen posteriormente en las plantas, proclaman los desconfiados. Otro bulo. Tras su recogida, los diferentes tipos de residuos son llevados a alguna de las 95 plantas de selección existentes en España, para su separación, clasificación (manual y automática), limpieza y procesamiento, en función de los materiales de los que está fabricados. Este proceso garantiza que los deshechos puedan ser tratados correctamente y, más tarde, reciclados.

Para que el ciclo del reciclaje funcione de manera efectiva, además del gesto de los ciudadanos, se necesita la intervención de numerosos profesionales, tanto del ámbito público como el privado: personal para las rutas de recogida de los residuos, empleados para las plantas de selección… Según Ecoembes, la organización medioambiental sin ánimo de lucro que coordina el reciclaje de envases en España, el reciclaje de envases ha generado hasta la fecha en España más de 42.600 puestos de trabajo, 9.400 de ellos de forma directa.

Algunos materiales, como el vidrio o el plástico, pueden ser reciclados de forma casi ilimitada sin perder su calidad, ahorrando en recursos y energía.

Los productos elaborados a partir de materiales reciclados tienen la misma calidad que los que no lo son. La prueba es que cada vez es más común encontrar todo tipo de productos reciclados en el mercado, pues en numerosas ocasiones los envases que se reciclan se utilizan para la fabricación de textiles, mobiliario… En el caso de las latas, tras el proceso de reciclaje, se convierten en bobinas de aluminio con las que se fabricarán nuevas latas de refresco o de conservas, o llantas de bicicleta. Por su parte, los tetra briks, reciben una nueva vida como aglomerado para muebles o lingotes de aluminio. Los plásticos, PET, PEAD, film y plástico mezcla, son convertidos en poliéster reciclado con el que se crean fibras textiles, mientras que los envases del contenedor azul (papel y cartón) renacen como bobinas de papel nuevo para cajas de zapatos, libros y periódicos, entre otros productos.

La fabricación de productos a partir de elementos reciclados aporta muchos más beneficios ambientales que si estos se elaboran desde cero. Solo en 2018, los españoles reciclamos 1.453.123 toneladas de envases domésticos, lo que permitió ahorrar 1,45 millones de toneladas de materias primas y la emisión de 1,6 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, el equivalente a 8.200 vuelos realizados entre Madrid y Canarias. Gracias al reciclaje, también se redujo el gasto de energía en 6,21 millones de MWH y el consumo de agua en 20,3 millones de m3.

¿Cuesta más reciclar que fabricar un producto de cero? Un punto que entronca con el anterior. De nuevo, aquí debemos hacer referencia al enorme coste que supone para el medio ambiente extraer continuamente materias primas para generar productos. Bastan un par de datos para ilustrar a los más desconfiados: fabricar una lata con materiales reciclados reduce un 95% la energía, mientras que en el caso de la fabricación de papel reciclado el consumo de energía y agua es un 62% y 86% menor, respectivamente.

¿Transportar los productos reciclados contamina más? La afirmación correcta es al revés: en muchas ocasiones la recogida y transporte de los productos reciclados contamina menos. Esto es así debido a que habitualmente estos deshechos solo se trasladan cuando alcanzan un determinado volumen, lo que permite realizar un número inferior de viajes y, por tanto, reducir la contaminación.

Cada persona genera en torno a 470 kg de basura al año, motivo por el que la aportación de individuo es crucial. En España, un total de 37 millones de ciudadanos afirman reciclar. Gracias a ello, en 2018 se ha logrado alcanzar una tasa de reciclaje de envases domésticos del 78,8% (frente al 65% exigido por la Unión Europea para 2025), aunque se debe recordar que estos solo tienen un peso del 8% sobre el total de residuos urbanos que se generan.

Casi 22 millones de toneladas de residuos, unos 466 por habitante y año. Son los últimos datos del INE, que reflejan el volumen de basura que recogieron las empresas en España en 2015. Una gran magnitud de residuos recopilados, entre otras, por Ecoembes, quien domina el mercado dando cobertura a alrededor de 46 millones de personas gracias a los 84 convenios que tiene con las Administraciones Públicas, según datos de 2016.

Ecoembes recicla envases de plástico, latas de acero y aluminio y briks (contenedor amarillo) y de cartón y papel (contenedor azul). Es una organización sin ánimo de lucro que integra a las principales empresas y asociaciones de envasadores, materias primas, comercio y distribución. Opera mediante el Sistema de Responsabilidad Ampliada del Productor y existe desde 1996 para dar "una respuesta (empresarial) a las obligaciones de la Ley de envases". El modelo, que implica la recogida y separación de residuos de envases domésticos para su reciclado, es el siguiente: las empresas venden los productos envasados y aportan fondos para financiar la gestión de los residuos; los ciudadanos separan los envases y los depositan en los contenedores; las entidades locales recogen los envases y los llevan a las plantas de selección; y los recicladores transforman los residuos en nueva materia prima. De forma similar funciona Ecovidrio, la otra gran organización sin ánimo de lucro que también opera mediante el Sistema de Responsabilidad Ampliada del Productor. Encargada reciclar los envases de vidrio, la empresa agrupa a las principales compañías de sidra, vino, cervezas y bebidas espirituosas. Aunque su papel también es destacado en el mercado del reciclaje en España, es de menor tamaño que su hermana mayor, Ecoembes.

Ecoembes está gestionada bajo la empresa Ecoembalajes España S. A., la cual, según sus cuentas anuales de 2016, consultadas por eldiario.es, ese año tuvo una cifra de negocio de 494,1 millones de euros. Esta facturación proviene fundamentalmente de las aportaciones que hacen las empresas participantes en Ecoembes, que pagan en función de los envases que declaran. Según su informe anual de 2017, su facturación ha llegado a los 529 millones. La junta de accionistas está compuesta por tres grupos. El principal es el de los envasadores, que aportan el 60% del capital. Entre ellos, destacan varias asociaciones nacionales: Empresas de Detergentes y Productos de Limpieza, Fabricantes de Azúcar, Empresas de Aguas y Bebidas Envasadas y la Federación de Industrias de Alimentación y Bebida. También participan empresas como Bimbo, Campofrío, Codorniu, Colgate, Danone, Freixenet, Gallina Blanca, l'Oreal, Nestlé, Pescanova y PepsiCo. De menor importancia son los dos grupos restantes: el de materias primas supone el 20% del capital y el grupo de comercio y distribución el 20% restante. En el primer conjunto destacan asociaciones nacionales como la del Envase de PET (un tipo de plástico usado comúnmente en las botellas), el Envase de Madera, el Reciclado de la Hojalata y el Reciclado de Aluminio. En la segunda categoría están, entre otras empresas, El Corte Inglés o Dia. El principal accionista de Ecoembalajes es Participación Ecológica S.A., la cual tenía el 54,99% de las acciones en 2016. Esta compañía comparte sede con Promarca, empresa que ocupa la secretaría de Ecoembes bajo la figura de Ignacio Larracoechea Jausoro. Además, el presidente de Participación Ecológica S.A., Ignacio González Hernandez, es el consejero delegado de Nueva Pescanova y el presidente también de Ecoembes. El Consejo de Administración está también copado por grandes entidades. Cuentan con un consejero delegado las siguientes: Danone, Calvo, l'Oreal, P&G, Coca-Cola, PepsiCo, la Asociación Nacional del Envase de PET, Carrefour, Mercadona y el Grupo Euromadi (donde se incluyen los supermercados Spar).

También tiene un consejero delegado la FIAB quien, junto con Ecoembes, ha recurrido un proyecto de ley en Baleares que busca implementar el sistema de retorno de envases, que complementaría al actual modelo de Ecoembes, deficiente según el Govern balear. Los recurrentes consideran que la normativa ataca a la unidad del mercado dentro del Estado y que es contraria a la Constitución. Ecoembes también se opuso a implementar el sistema de retorno en la Comunitat Valenciana, un proyecto que al final no se instauró. La organización alegó que "era ilegal" y que "subiría la cesta de la compra". El sistema en cuestión, conocido como SDDR, consiste en pagar unos céntimos de más al adquirir una botella para que, una vez retornado el envase, la tienda devuelva el desembolso al cliente. Desde Ecoembes reafirman su rechazo al SDDR por varios motivos: "Tiene un alcance marginal sobre el total de residuos; no es mejor para el medio ambiente porque ahorra menos emisiones de CO2; complica el reciclaje y prioriza unos residuos frente a otros; e implica la necesidad de incorporar otro cubo y más espacio para almacenar los envases". También creen que "privatiza y mercantiliza el reciclaje" y que "perjudica al comercio al obligarles a realizar considerables inversiones". "Los gastos de gestión de un SDDR en la Comunitat Valenciana podrían suponer 44,8 millones de euros anuales", aseguran. Añaden que "se está manipulando a la sociedad con un claro objetivo comercial: el SDDR busca fomentar la venta de máquinas de retorno".

El sistema SDDR es defendido por muchos grupos ecologistas y sindicatos, como Greenpeace, Ecologistas en Acción, el GOB, Amigos de la Tierra, CCOO y Rezero. La directora de Rezero, Rosa García, recuerda que este sistema puede asumir niveles de recuperación de entre el 80 y el 90% y que las empresas están en contra de él porque permite retornar vidrio, botellas de plástico, briks y latas, lo mismo que ellas ya gestionan con Ecoembes y Ecovidrio. García alega que "Ecoembes y Ecovidrio aportan argumentaciones cuestionables para rechazar el SDDR": "No quieren asumir su responsabilidad, que es la de gestionar el 100% de los envases. Por mucho que digan que cumplimos con los objetivos de reciclaje de Europa, es cuestionable, y las administraciones públicas les están diciendo esto". García dice que es "falso" que comerciantes y consumidores tengan que pagar más si se implanta un sistema SDDR. "Ahora, las empresas pagan por cada botella, por el llamado 'Punto Verde', un símbolo de una flecha verde dibujada en cada envase que indica que es reciclable. Si se implanta el sistema de retorno, pasaran a pagarlo ellos". Para ella, el actual sistema no funciona: "Con Ecoembes y Ecovidrio se pierden muchos envases, no son reciclados. Las empresas pagan el 'Punto Verde' por cada botella, pero ese 'Punto Verde' no está en todas las botellas que circulan en España, solo en una parte. Es un cierto fraude. En cambio, con el SDDR tendrías controladas el 100% de las botellas que se comercializan en España y las empresas pasarían a pagar por el coste real, cosa que no hacen ahora". La bióloga defiende que "ha llegado el momento de que las políticas estén enfocadas en el bien común y no en el bien empresarial". "Estas compañías miran por su negocio, buscan asumir menos costes, externalizando los impactos sociales y medioambientales de su producto", asegura. "El discurso del Corte Inglés o de Coca-Cola no se aguanta más", concluye.

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