www.juezyverdugo.es --- contacto@juezyverdugo.es

 

3 - Agosto - 2019
>>>> Destacado

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

El Distrito Rojo de Ámsterdam, una de las zonas más populares de la ciudad, y donde operan unas 600 prostitutas que se exhiben en sus famosos escaparates, mudará de aspecto. La alcaldesa, la ecologista Femke Halsema, presentó para su discusión un proyecto múltiple con el que espera poner fin al turismo masivo que congestiona el barrio y combatir la prostitución ilegal y el tráfico de personas. Halsema cree que la capital holandesa está lista para un cambio de imagen que, de aceptarse, contempla desde correr las cortinas de los escaparates de las prostitutas para evitar grupos de mirones a cerrar todos los burdeles de la zona y repartirlos por la capital.

La prostitución es legal en Holanda desde el año 2000 y la alcaldesa es pragmática. “Se legalizó porque pensamos que es una oportunidad para que la mujer que la ejerce sea independiente. Es un hecho histórico en el centro urbano, pero se analiza desde un punto de vista moralizante, o bien a base de discusiones muy polarizadas. Hablar con todo el mundo y alcanzar un consenso es necesario, aunque la decisión final compete al Ayuntamiento. Yo animo al debate”, declaró Halsema al rotativo local Het Parool.

Un hombre pasa frente a un escaparate de prostitutas en el Barrio Rojo de Ámsterdam, en Abril de 2017.

Sus planes van subiendo en intensidad y son los siguientes: correr las cortinas de las ventanas para que las prostitutas no sean un reclamo turístico, aunque también pueden sentirse desprotegidas, un aspecto a tener en cuenta; cerrar una parte de los edificios y sus ventanas y abrirlos en otras zonas de la ciudad para no tener que compensar a los dueños del inmueble (las mujeres alquilan allí su puesto); ampliar el número de escaparates y burdeles en el Distrito Rojo, pero manteniendo las cortinas echadas; o clausurarlo todo en el barrio y repartir ventanas y clubes por Ámsterdam o tal vez en las afueras. Todo un abanico para que los ciudadanos opinen.

Según la regidora, “deben garantizarse los derechos de las prostitutas para que trabajen de forma autónoma, pero en el Distrito Rojo se han convertido en una atracción y la gente se ríe de ellas, las insulta o las fotografía sin su permiso. Luego hay que combatir el tráfico de personas, el fraude y el blanqueo de dinero y devolver la tranquilidad al barrio”. En el sindicato que agrupa a las trabajadoras, Proud, el amplio proyecto no ha sentado bien. “No empodera a la mujer en absoluto. Ellas deben tomar sus propias decisiones y hay que dejarlas operar por su cuenta. Todas saben cómo acceder a la policía o a las instancias locales adecuadas si pasa algo, no es necesario obligarlas a pedir una licencia para tener clientes en casa con la excusa del tráfico de personas”, dice Foxxi Angel, la portavoz sindical, que ejerce con este nombre. La ley holandesa considera a la prostituta una trabajadora por cuenta propia y cada Ayuntamiento decide si exige o no un permiso de trabajo; para los burdeles sí es obligatorio.

La agrupación calcula que “de las cerca de 600 trabajadoras del barrio, el 50% es de Europa central y del este y el resto de América Latina; más o menos, porque hay muy pocas holandesas autóctonas”. La propuesta preferida del sindicato sería una mezcla de los planes publicados, pero siempre respetando la independencia de las que ejercen de escort [de lujo o acompañantes], o por su cuenta, en casa, que rechazan las licencias. “Que dejen las ventanas como están y no vigilen las viviendas particulares con la excusa de que ahí puede haber tráfico encubierto de personas. El problema es la masificación turística, pero de eso tiene la culpa el Consistorio, no las mujeres. Las trabajadoras han estado siempre allí. A los turistas los atrae la ciudad, que ha hecho campaña durante años para resultar atractiva porque ello reporta grandes beneficios. Que lo regulen mejor”, añade Foxxi Angel.

Dos prostitutas en el Distrito Rojo de Ámsterdam en Octubre de 2015.

A Masten Stavast, arquitecto y dueño del club Agapi (amor, en griego) que explota 27 ventanas en el Distrito Rojo, cerrarlas o correr sus cortinas le parece “una tontería”.

“En el barrio hay mucho control y vigilancia policial. Aquí no cabe el tráfico de seres humanos. Desengáñese, el turista no viene a Ámsterdam solo para ver el Rijksmuseum. Esta es una zona muy visitada y los clientes de las chicas son los turistas. Puede haber congestión la noche del viernes y el sábado, entre las diez y las once de la noche, pero nada más. El problema es que, desde 2010, el Consistorio ha cerrado de forma sistemática las ventanas con la excusa de mejorar las condiciones de vida de las trabajadoras, y de paso el ambiente local. Han desaparecido entre 120 y 150 ventanas, y lo que pasa es que algunos grupos de vecinos de las calles adyacentes se quejan mucho y son escuchados. A nosotros, la comunidad de empresas del lugar, no nos hacen tanto caso los poderes locales”, asegura, en conversación telefónica.

Según la información colgada en la página web de Agapi, el alquiler de una habitación le cuesta a la trabajadora sexual 100 euros durante el día; de noche son 175 euros. El turno de mañana y tarde se prolonga entre las 10.00 y las 20.00 horas. El de noche empieza a las 20.00 y llega hasta las 05.00 de la madrugada. “En ambos, hay vigilancia del personal del club para evitar clientes indeseables o malos tratos. En caso de emergencia, la trabajadora puede pulsar una alarma. En situaciones extremas se llama a la policía”. Ámsterdam “está lista para pensar en un Distrito Rojo sin prostitución, si es necesario”, ha querido dejar claro la alcaldesa. La próxima semana, está previsto un primer encuentro entre todos los interesados, es decir, trabajadoras, vecinos, dueños de burdeles y ventanas y el propio Consistorio, para analizar los planes. Durante el verano, un mensajero municipal se reunirá con cada uno de sus representantes para averiguar cuáles son las propuestas preferidas: una o dos a lo sumo. Sobre ellas, evaluadas y tal vez retocadas, debe tomarse la decisión final.

Aunque la prostitución se concentra en el Distrito Rojo de Ámsterdam desde el siglo XVI, los problemas asociados hoy al lugar datan de 1970, por culpa del crimen organizado, el tráfico de personas y de heroína. Para 1980, la imagen de la zona está muy deteriorada, y el Consistorio toma cartas en el asunto, pero no puede contener los delitos más graves. Los burdeles son legalizados en el año 2000, y entre 2007 y 2018 se aplica el denominado Proyecto 1012, que es el distrito postal del barrio. Se mejoran los edificios, se abren otro tipo de negocios y es reducido el número de ventanas en uso para las prostitutas. A principios de 2018, los auditores municipales concluyen que “el Proyecto 1012 ha permitido manejar mejor el uso de las ventanas, pero no está claro que sea efectivo contra el tráfico”.

En Octubre de ese año, la nueva alcaldesa, Femke Halsema, anuncia que quiere colaborar con todos para que “sea un barrio seguro y bonito”.

El Ayuntamiento de Ámsterdam prohibió en Marzo de este año las visitas guiadas en el Barrio Rojo, la zona del centro de la ciudad donde se concentra el negocio de la prostitución. Aunque la medida alcanzará, en diversos grados, a otros puntos del casco antiguo, allí ha sido tomada “por respeto a las trabajadoras del sexo”. La mayoría se muestra en las ventanas y escaparates que han convertido el lugar en una atracción turística. Justo lo que el Consistorio quiere evitar. Desaparecen también las giras por los bares de la zona anunciadas solo para consumir alcohol en todos ellos. La medida entrará en vigor en Enero. Los paseos con guía por el Barrio Rojo se anuncian en todo tipo de publicidad relativo a la capital holandesa, pero “en estos momentos, está fuera de lugar ver a las prostitutas como un entretenimiento para el turismo”, ha dicho Udo Kock, concejal de Finanzas. El año pasado, el Ayuntamiento ya estipuló que los grupos dieran la espalda a las ventanas rojas que dan nombre al lugar, cuando se detuvieran para atender a las explicaciones del cicerone. Tampoco podían tomarse fotos, mirarlas de forma continuada o llamarlas a voces. Beber durante el paseo estaba también prohibido. De nuevo, se trataba de evitar la intimidación y reducir la congestión urbana. Por De Wallen (los muros, en neerlandés) el nombre oficial del distrito, pasan más de un millar de grupos semanales, según cifras municipales. En hora punta, llegan a sumar 28 a la hora, y tanto los vecinos como las prostitutas se quejan del ruido y las aglomeraciones. La nueva regulación se ha impuesto al ver que la situación no mejoraba. En el resto de las calles de la ciudad, los grupos no podrán superar las 15 personas, y el guía deberá contar con el correspondiente permiso.

Aunque los grupos desaparecerán del Barrio Rojo, los turistas sí podrán ir acompañados de un experto en cualquier modalidad de embarcación por los canales, previo pago de una tasa de 66 céntimos de euro. Desde 2018 ocurre lo mismo con los autocares. Para evitar el efecto llamada y que aumente de nuevo el volumen de este tipo de diversión, se ha puesto fin a los paseos gratuitos. La autorización para el cicerone cuesta 100 euros. Los que operen sin licencia se arriesgan a una multa de 190 euros. Si el fraude lo comete una empresa, la sanción aumenta a 950 euros. En caso de reincidencia —tres veces como máximo— se retira el permiso de forma permanente.

My Red Light (Mi Luz Roja), el primer burdel holandés gestionado por las prostitutas, abrió en 2017 en el Barrio Rojo de Ámsterdam, y no sale a flote. El Ayuntamiento proporcionó un inmueble a la cooperativa formada al efecto, pero el local debe cumplir las normas del resto del sector, y tiene deudas, ha registrado cuatro posibles episodios de tráfico de personas -uno de los delitos que se pensaba combatir- y no está bien gestionado. Así lo dice un informe encargado por la alcaldesa.

Corinne Dettmeijer, experta en comercio ilegal de seres humanos y violencia sexual, y autora del estudio, llega a afirmar que el Consistorio “nunca debió haberse embarcado en esta aventura”. Sin embargo, “ahora que está en marcha, tiene que involucrarse más en la gestión de My Red Light, si se quiere reforzar la posición de los trabajadores del sexo. Aunque ello suponga que el Ayuntamiento pueda parecer el dueño de un burdel; la otra opción es el cierre”, indica. Por otro lado, alaba “la atención personalizada y el excelente estado de las instalaciones, además de la presencia de una antigua prostituta capacitada para la gerencia”.

Eberhard van der Laan, el alcalde anterior, pensó que dejar en manos de las prostitutas el burdel donde trabajan reforzaría su seguridad y evitaría la presencia de proxenetas. Sin embargo, “las ambiciones eran demasiado grandes, y la idea no fue realista desde el principio”, señala Dettmeijer. “Por otro lado, no puedes cambiar este mundo en un año y medio. Tal vez poco a poco. Hay que rebajar las expectativas y recurrir a apoyos estatales. No digo que haya más control, sino mayor presencia municipal. Quizás en dos años mi recomendación tampoco funcione, pero hay que intentarlo”, añade. Justine le Clercq, artista, escritora y portavoz de My Red Light, aseguró poco después de la apertura que esperaban que sirviera “para emancipar y empoderar a las mujeres (también transexuales y varones) que ejercen voluntariamente la prostitución”.

Y ahí radica, en parte, el aparente descalabro del proyecto. El propio informe indica que el Consistorio deseaba que la cooperativa se convirtiera en un modelo de gestión, abierto a las mejoras en un sector conflictivo. “Pero es un experimento y necesitamos ayuda. El informe nos parece bien, porque recomienda una colaboración mejor entre la organización y el Ayuntamiento. Los consejeros ejecutivos hacen ahora un buen trabajo en la gestión financiera, y la investigadora también indica que hay buen contacto con el banco [Rabobank, uno de los colaboradores]. Las expectativas de ambos lados no eran realistas”, dice Lyle Muns, trabajador del sexo y miembro de la junta supervisora del burdel. My Red Light tiene ahora entre 14 y 20 trabajadores, y se presenta en su página de web como “el primer colectivo donde se han unido para alquilar las habitaciones de forma independiente”.

Cuando chocaron con la normativa municipal, que impide buscar clientes a través de Internet o Facebook [puesto que el edificio está en la calle y sus 14 ventanas son visibles] se llenaron de deudas. Las habitaciones permanecían vacías durante el día, y solo había visitantes nocturnos, de modo que los costes de mantenimiento superaron los ingresos. “Eso fue un golpe nada más empezar. Por la mañana hay poca demanda debido a los turistas, en el Barrio Rojo”, subraya Muns. Aunque el Ayuntamiento quería evitar la explotación del inmueble por parte de empresarios ajenos, no cambió las reglas. En 2018, Le Clercq lamentó que les trataban como si fueran un negocio del sexo similar al resto de los ubicados en el Barrio Rojo. La búsqueda de prostitutas fue otro problema. Al menos cuatro de los ocho primeros candidatos no pasaron la criba de la policía porque tenían antecedentes penales. Y los agentes se quejaron de las frecuentes llamadas de auxilio desde la cooperativa, que carece de vigilantes particulares en la puerta. Pero el mayor peligro ha sido el tráfico de personas. Según fuentes policiales, al menos cuatro de las personas que ofrecieron allí sus servicios pudieron ser víctimas, y no se les informó a tiempo. Dicha demora le costó una multa de 25.000 euros al colectivo. “Cuando somos de los pocos que hemos denunciado. Nadie quiere sanciones, pero nuestra prioridad es la seguridad de las prostitutas y la relación con la policía ha mejorado”, asegura Lyle Muns. La alcaldesa tomará en los próximos meses una decisión sobre el futuro de la cooperativa sexual.

En la misma zona se abrió a finales de 2015 el primer museo de la prostitución del mundo, para enseñar sin tapujos la trastienda de un oficio legalizado en Holanda pero no por ello ausente de estigma social.

Situado en el turístico barrio de la capital holandesa, quiere dar una visión completa del mercado sexual, sin «romanticismos añadidos», explica Ilonka Stakelborough, creadora de la «Fundación Geisha», que vela por los derechos del sector. Por eso no olvida la denuncia del trabajo forzado por los proxenetas y la trata de blancas, en cuyo circuito caen sobre todo «mujeres provenientes de los Balcanes», según la colaboradora en la realización de la propuesta museística, que ha surgido de una iniciativa privada. El museo quiere contribuir a la «normalización» del oficio, cuya legalización en 2000 en Holanda ha tenido efectos no deseados: «muchas estudiantes, por ejemplo, no quieren inscribirse como activas en el mercado porque eso aparecería en su curriculum y deciden trabajar en sus casas», reconoció la extrabajadora del sexo.

Pero también aspira a ser simplemente una «experiencia» para el visitante, que tiene la oportunidad de situarse en el lugar de la prostituta dentro del escaparate, ver las habitaciones, con su modalidad barata o de lujo, instrumentos sadomasoquistas y ver la moda de las meretrices desde los años veinte a la actualidad. Tras pagar una entrada de 7,50 euros en una taquilla que imita la de las casas de citas de los años 50, el visitante se introduce en el interior de las estrechas casas que albergan los escaparates del Barrio Rojo, cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XIX. En la parte interior de la ventana, la decoración se limita a las cortinas rojas y la presencia de una nevera cercana a las sillas desde donde la prostituta llama a la atención de los clientes. Desde ahí, una puerta de flecos es la única barrera a la habitación del burdel, un espacio de escasos metros cuadrados, por la que la prostituta paga 150 euros por medio día. Sobre una cama de marco de azulejos que recuerda al de una bañera, una luz de neón violeta ilumina el cuarto, con un lavabo como única otra decoración.

La sala contigua -más amplia, con baño y televisión sobre un suelo de moqueta roja y ornamentos dorados- recrea una habitación de un club, cuyo precio de alquiler se sube tanto para meretrices (a las que les cuesta 350 euros) como para clientes (que pagan hasta 200 euros por hora por servicios más prolongados). Las prostitutas que trabajan en el Barrio Rojo son mujeres de entre 21 y 55 años, muchas jóvenes que no alcanzan a pagarse los estudios o madres solteras, y en «el 70 % de los casos, con una pareja estable», según fuentes del museo. Trabajan «una media de 5 años» y muchas de ellas no acaba de retirarse «porque se acostumbran a un estándar de vida de ingresos altos». Por ello, la fundación Geisha les ayuda a la reintegración pero también a cursos de autodefensa mientras ejercen. Al terminar la visita al museo, al visitante se le ofrece un guiño de humor con un reclinatorio para que confiese sus pecados de lujuria. Sin comentarios.

La Zona Roja de Amsterdam existe aproximadamente desde el ano 1200. Claro que en esa época no se lo llamaba así. Hoy la Warmoestraat es la calle mas visitada en la parte mas vieja de la ciudad, comienza cerca de la Estación Central y al caminar se puede encontrar el Chickita’s Sex Paradise, algunos locales gay con todo el cuero y el latex. Al inicio de la calle Zeedijk se conserva una de las casas mas antiguas construida en madera. La prostitución siempre estuvo presente, por ejemplo en la Edad Media los burdeles se hallaban en distintos lugares, por ejemplo los ubicados entonces en la actual calle Damstraat eran administrados por el Sheriff de Amsterdam y sus hombres de confianza. El puerto de Amsterdam siempre tuvo entre sus visitantes a gente de negocios y hombres de mar que frecuentaban la ciudad. En el siglo XVI la prostitución estaba prohibida pero en ese período se desarolló aún más. En el siglo XVII es cuando aparecen las vitrinas en esta zona, o sea que el fenómeno actual se originó en la costumbre de las prostitutas que se ofrecían como mercancía desde la puerta o la ventana de su casa.

La mágica ciudad de Amsterdam combina sus extensos canales y numerosos puentes con la original arquitectura de los siglos XVI y XVII concentrados en una pequeña superficie. Las obras de famosos artistas como Rembrandt y Van Gogh se pueden admirar en los museos y caminando por la ciudad se nos ofrece la historia viva de una de las ciudades mas bellas y románticas de Europa.

Amsterdam es una ciudad abierta y tolerante, combina una sólida cultura con gentes de hábitos sencillos. Conserva y ofrece su historia, tiene una oferta permanente de variados entretenimientos y hace su visita fácil con un eficiente sistema urbano de transporte. Aquí todo esta cerca y es común ver a la realeza viajar en bicicleta.

En la mayor parte de los coffee shops no venden bebidas alcohólicas y, lo que es más sorprendente aún, aunque fumar hachís y marihuana está legalizado, en ellos no está permitido fumar tabaco. El consumo y la venta de las denominadas "drogas duras" tampoco está permitido en los coffee shops.

En los coffee shops de Ámsterdam podréis consumir Marihuana de múltiples formas: tomándola en forma de té, fumándola en pipas de agua e incluso se pueden encontrar magdalenas y pastelitos también hechos a base de Cannabis. Aunque el humo es inevitable, si queréis entrar pero no queréis tomar ninguna droga, podréis tomar un café o cualquier otra bebida.

De los casi 1000 coffee shops que había en Ámsterdam hace 10 años, en la actualidad se pueden contar unos 150 debido a la presión que ejercen los países vecinos y a la del propio gobierno holandés para reducir este tipo de turismo.

El Rijksmuseum está dedicado al arte, la artesanía y la historia. Posee la más famosa colección de pinturas del Siglo de Oro neerlandés así como una rica colección de arte asiático y egipcio. El Rijksmuseum alberga obras significativas de casi todos los grandes maestros neerlandeses de los siglos XV al XVII: Geertgen tot Sint Jans, Lucas van Leyden, Hendrick Goltzius, Frans Hals, Jan Vermeer, Ferdinand Bol, Nicolaes Maes, Guerrit Dou, Jacob Ruysdael, y un repertorio generoso del maestro Rembrandt van Rijn. Cuenta también con pintores de otros países, como Fra Angélico, Piero di Cosimo, Hugo van der Goes, Peter Paul Rubens y Francisco de Goya, así como con numerosos dibujos y grabados, porcelanas orientales, mobiliario y demás artes decorativas, pintura moderna (Van Gogh, Mondrian, Karel Appel) y objetos de diseño del siglo XX. De todas formas, el principal atractivo del museo radica en las 22 pinturas de Rembrandt, entre las que se cuentan: La ronda de noche, La novia judía, El árbol de Jesé, La muerte de los inocentes y varios paisajes de los antiguos Países Bajos. Sometido a unas largas y difíciles obras de reforma con un coste de 375 millones de euros, el museo reabrió sus puertas en abril de 2013.

www.rijksmuseum.nl

Al morir Vincent van Gogh, a la edad de 37 años, dejó el extenso legado de su obra, de aproximadamente 900 pinturas y unos 1.100 dibujos. De éstos había logrado vender pocos y regalado algunos a sus amistades. Sus bienes fueron heredados por su hermano menor, el comerciante de arte Theo van Gogh. Éste había coleccionado, además de las obras de su hermano Vincent, otras de los artistas Paul Gauguin, Henri de Toulouse-Lautrec, Léon Lhermitte y Jean-François Millet. Lamentablemente Theo murió un año después de Vincent, por lo que la herencia fue administrada por su viuda Johanna van Gogh. Ella reemigró a los Países Bajos, donde organizó las primeras exhibiciones con las obras de Vincent van Gogh y contribuyó fundamentalmente a la difusión y el conocimiento público del artista. En 1905 tuvo lugar la primera gran exposición, en el Stedelijk Museum en Ámsterdam, mientras que el Rijksmuseum se negó a aceptar obras de Vincent en préstamo. Debido a que Vincent hizo varias versiones del mismo tema, Johanna van Gogh pudo vender algunas pinturas de la colección, sin dar la impresión general de reducirla. Johanna van Gogh promovió también tempranamente la publicación de las cartas de su marido en varios idiomas. Después de la muerte de Johanna van Gogh, el hijo, el ingeniero Vincent Willem van Gogh (1890-1978), heredó la colección. Él puso la colección a disposición de varios museos en calidad de préstamo, hasta que en 1960 creó la Fundación Vincent Van Gogh, a la que encomendó la colección. Las pinturas se exhibieron en exposición permanente en el Stedelijk Museum, hasta que en 1973 el Museo van Gogh abrió sus puertas.

www.vangoghmuseum.nl

La Casa de Ana Frank (en neerlandés: Annefrankhuis) en el Prinsengracht es un museo dedicado a la diarista de guerra judía Ana Frank, que se ocultó de la persecución nazi con su familia y siete personas más en el ático y el desván del edificio, tapada la entrada por una falsa estantería. Así como la preservación del escondite —conocido en neerlandés como Achterhuis— y una exhibición sobre la vida y tiempos de Ana Frank, el museo funciona como un espacio para resaltar todas las formas de persecución, discriminación. Abrió sus puertas el 3 de mayo de 1960 con la ayuda de suscripción pública, tres años después de que una fundación fuera establecida para proteger a la casa de una empresa que buscaba demoler la zona. Ahora, ya es posible hacer un recorrido virtual en el sítio, a través de Google Arts & Culture. El 12 de Junio de 2019, Anne Frank cumplía 90 años. De esta forma, a través de registros en 360 grados, es posible visualizar las varias habitaciones de la propiedad, así como la habitación que Ana que tuviera que esconderse con la hermana, Margot.

www.annefrank.org

Desde 1975, el Museo Histórico alberga en su interior una exposición sobre la historia de Ámsterdam a través de la cual podréis ver cómo era la ciudad en sus orígenes y cómo se produjo su crecimiento hasta llegar a la ciudad tal y como es hoy en día. En la exposición permanente podréis encontrar pinturas históricas, dibujos y planos, algunas maquetas explicando cómo ha sido la evolución en la construcción de las casas en el siglo XX, o una interesante exposición sobre el descenso de la mortalidad infantil a lo largo de los años. La exposición se encuentra distribuida en tres plantas y más de veinte salas divididas por épocas para poder seguir perfectamente el recorrido sin perderse detalle. ¿Vale la pena visitarlo? El Museo Histórico de Ámsterdam es una importante visita turística para todos aquellos que estén interesados en la historia y cultura de Ámsterdam, un pequeño asentamiento medieval que evolucionó hasta convertirse en la moderna y próspera ciudad que es hoy.

www.amsterdammuseum.nl

Tras la Reforma, Ámsterdam se convirtió en una capital protestante en la que se prohibió el culto católico en público. Es en este momento cuando surgen las primeras iglesias católicas secretas. Amstelkring fue la segunda iglesia clandestina de Ámsterdam después de la capilla de las beguinas de Begijnhof. Sin duda el principal atractivo del museo es la Iglesia de Nuestra Señora del Ático. Recorriendo sus empinadas y estrechas escaleras, en la planta superior del Museo Amstelkring se encuentra la pequeña capilla de estrechos bancos y dos semiplantas suspendidas del tejado. Se dice que se podían llegar a reunir en la iglesia más de 150 fieles. Aparte de la iglesia escondida, en el Museo Amstelkring también podréis recorrer diversas estancias de la casa como su cocina, el confesionario y algunas otras habitaciones donde se exponen diversos objetos religiosos. Es realmente sorprendente la construcción que encontramos al adentrarnos en esta casa. Tres inmuebles unidos por aperturas, galerías, vigas y tirantes de acero capaces de albergar el lugar de reunión para aquellos a los que no lograron apartar de sus creencias.

www.opsolder.nl

Después de una completa restauración para recuperar su aspecto original, la Casa Museo Van Loon fue abierta al público en 1973. Para conocer a fondo los entresijos del Museo Van Loon lo mejor es comenzar la visita partiendo desde la planta baja. En ella podréis ver un vídeo donde se explican curiosidades y datos interesantes sobre la casa. En el vídeo aprenderéis cosas como que algunas de las ventanas de la casa tenían cortinas pintadas y no podía verse a través de ellas (para que los sirvientes no vieran más de la cuenta), o que la casa está llena de puertas secretas por donde acceder a algunas habitaciones sin ser visto. La visita es totalmente libre y podréis recorrer la casa de la familia Van Loon prácticamente como si se tratara de la vuestra, caminando con total libertad por la gran mayoría de las habitaciones, su cocina y el jardín.

www.museumvanloon.nl

El Museo de la Resistencia Holandesa recoge todos los acontecimientos sucedidos durante los cinco años que duró la opresión nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Es un museo muy interactivo y está perfectamente decorado. La exposición del museo comienza con el bombardeo aéreo de las tropas alemanas sobre Rótterdam. Partiendo de este acontecimiento, en el museo se narran todos los hechos ocurridos durante esos años de forma interesante y amena mediante objetos, fotos y cartas de la época. También encontraréis explicaciones sobre cómo funcionaban algunos aparatos de los que utilizaban los espías o la forma en que publicaban sus periódicos clandestinos. Aunque no es uno de los museos principales de Ámsterdam, el Museo de la Resistencia Holandesa está muy bien documentado y posee material interesante que os ayudará a entender cómo fue el día a día de la invasión y la resistencia. A los amantes de la historia os encantará. Para que podáis seguir mejor la línea de acontecimientos se os proporcionará una audio guía interactiva en español (incluida en el precio de la entrada). La cantidad de información es apabullante y, si queréis escuchar todas las narraciones, deberéis pasar varias horas en el museo. Si sólo queréis conocer la línea argumental básica sin meteros a fondo, en una hora se puede recorrer por completo.

www.verzetsmuseum.org

El Museo de la Ciencia NEMO es el museo de ciencia y tecnología más importante de toda Holanda. Se encuentra ubicado en un enorme edificio con forma de barco que tiene un color verdoso adquirido con el paso de los años (en sus inicios era de color cobre). El edificio, diseñado por el arquitecto Renzo Piano, consta de cinco plantas en las que se pueden realizar algunos experimentos científicos y disfrutar de algunas exhibiciones interactivas sobre la fuerza de la gravedad, el magnetismo y otros muchos fenómenos cotidianos que pueden llegar a sorprenderos. El Centro de Ciencias NEMO es un lugar perfecto sobre todo para ir en familia, ya que, aunque la mayor parte del museo está enfocada a los niños, también entretiene e ilusiona a los mayores. Una buena forma de despedir el Museo NEMO es subiendo a la azotea, donde se extiende un gran mirador formado por escalones en los que podréis descansar disfrutando de unas magníficas vistas de la ciudad. Justo al lado del Museo NEMO se encuentra atracada la réplica de un gran barco de La Compañía de las Indias Orientales llamado “Ámsterdam”. Si os acercáis hasta el barco podréis descubrir todos los secretos de su interior y comprender cómo era la vida de los marineros que lo habitaban y trabajaban en él.

www.nemosciencemuseum.nl

La iglesia Oude Kerk es el edificio más antiguo de Ámsterdam. Si tenéis que visitar tan sólo una iglesia en la ciudad, Oude Kerk es la mejor opción. Nieuwe Kerk está situada en la Plaza Dam, el auténtico corazón de Ámsterdam. Westerkerk Si queréis tener las mejores vistas panorámicas de Ámsterdam, la Torre de Westerkerk es la mejor opción.

El Vondelpark es el parque más grande de Ámsterdam y el lugar preferido para caminar, pasear en bicicleta, practicar deportes, comer al aire libre o relajarse sentado en alguno de sus cafés con terraza. Con más de 10 millones de visitantes cada año, el Vondelpark es el parque más famoso de Ámsterdam y de toda Holanda. Actualmente tiene unos 470.000 metros cuadrados sobre los que habitan cientos de especies vegetales diferentes y pequeños animales capaces de entretener y alegrar a los visitantes. En el año 1996 el parque fue declarado "Monumento Nacional" (Rijksmonument, en holandés), hecho indicativo del gran valor cultural e histórico que representa este espacio. Si viajáis con niños o, simplemente os apetece descansar y disfrutar de la tranquilidad, este es el lugar idóneo para tomarse un respiro. La céntrica situación del Vondelpark en las cercanías de Leidseplein, hace que este pulmón verde de la ciudad sea muy atractivo para sus visitantes. Si vais al parque una noche de verano, probablemente podréis disfrutar de algún concierto, o puede que de una obra de teatro al aire libre.

Creado en el año 1638, el Hortus Botánicus de Ámsterdam es uno de los jardines botánicos más antiguos de Europa. En este jardín botánico se almacenaron durante varios siglos miles de plantas exóticas que sirvieron como base para estudios médicos de todo el mundo. Como curiosidad, en el Hortus Botánicus se cultivó la primera planta de café de Europa. Aunque no es demasiado extenso, en el Hortus Botanicus podréis visitar varios invernaderos con diferentes climas. En cuestión de minutos podréis pasar de la húmeda sección tropical a un clima totalmente desértico. La estrella del jardín es la palmera, en sus diferentes tipos.

Si se dispone de tiempo, y presupuesto, Madurodam es una ciudad en miniatura formada por maquetas de los edificios más famosos de Holanda. Es un lugar ideal para niños y también para los adultos. Volendam es un pueblo de pescadores al noreste de Ámsterdam. Es uno de los pueblos más bonitos y turísticos de Holanda.

Marken es un pequeño pueblo situado al noreste de Ámsterdam. Es un pueblo tan idílico que tendrás dudas de si es real o irreal.

Utrecht es una de las ciudades importantes de los Países Bajos.

Capital administrativa de los Países Bajos, La Haya acoge el Parlamento y distintas embajadas.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

NUBE DE

ETIQUETAS

LIBRERÍA

RELACIONADA

FILMOGRAFÍA

RELACIONADA

NOVEDADES EDITORIALES