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1 - Julio - 2019
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Un acuífero gigantesco de agua relativamente dulce atrapada en sedimentos porosos ha sido localizado debajo del océano Atlántico, frente a la coste noreste de los Estados Unidos.Parece ser la formación de este tipo más grande que se haya encontrado en el mundo. El acuífero se extiende al menos desde la costa de Massachusetts hasta la de Nueva Jersey, prolongándose más o menos continuamente alrededor de 75 kilómetros hasta el borde de la plataforma continental. Si se encontrase en la superficie, crearía un lago que cubrirá unos 22.000 kilómetros cuadrados.El estudio sugiere que tales acuíferos probablemente se encuentran en muchas otras costas en todo el mundo, y podrían proporcionar agua necesaria para las zonas áridas que ahora están en peligro de agotarse. El subsuelo de África aloja una gigantesca reserva de agua R. ROMAR Los investigadores emplearon medidas innovadoras de ondas electromagnéticas para mapear este agua en el subsuelo marino, que permanecieron invisibles a otras tecnologías. «Sabíamos que había agua dulce allí en lugares aislados, pero no sabíamos la extensión ni la geometría», dijo la autora principal, Chloe Gustafson, candidato a doctorado en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia. «Podría llegar a ser un recurso importante en otras partes del mundo». El estudio aparece en la revista Scientific Reports.La detección se produjo dejando caer receptores al fondo marino para medir los campos electromagnéticos que se encuentran debajo, y el grado en que resonaron las disrupciones naturales, como los vientos solares y los rayos.

Un aparato remolcado detrás también emitió pulsos electromagnéticos artificiales y registró el mismo tipo de reacciones desde el subsuelo. Ambos métodos funcionan de manera simple: el agua salada es un mejor conductor de las ondas electromagnéticas que el agua dulce, por lo que el agua dulce se destacó como una banda de baja conductancia. Los análisis indicaron que los depósitos no están dispersos; son más o menos continuos, comenzando en la línea de la costa y extendiéndose hacia afuera dentro de la plataforma continental poco profunda; en algunos casos, hasta 130 kilómetros. En su mayor parte, comienzan a unos 200 metros por debajo del fondo del océano, y alcanzan un nivel de alrededor de 400 metros. La consistencia de los datos de ambas áreas de estudio permitió a los investigadores inferir con un alto grado de confianza que los sedimentos de agua dulce se extienden continuamente no solo a Nueva Jersey y gran parte de Massachusetts, sino también a las costas intermedias de Rhode Island, Connecticut y Nueva York. Estiman que la región tiene al menos 1.078 kilómetros cúbicos de agua dulce.

El agua probablemente se metió debajo del lecho marino de una de dos maneras diferentes, dicen los investigadores. Hace unos 15.000 a 20.000 años, hacia el final de la última era glacial, gran parte del agua del mundo estaba encerrada en hielo de 1.500 metros de profundidad; en América del Norte, se extendió a lo que ahora es el norte de Nueva Jersey, Long Island y la costa de Nueva Inglaterra. Los niveles del mar eran mucho más bajos, exponiendo gran parte de lo que ahora es la plataforma continental submarina de los Estados Unidos. Cuando el hielo se derritió, los sedimentos formaron enormes deltas de río en la parte superior de la plataforma, y el agua dulce quedó atrapada en bolsas dispersas. Más tarde, los niveles del mar subieron. Hasta ahora, la captura de este tipo de agua «fósil» ha sido la explicación común de cualquier agua dulce que se encuentre bajo el océano.Pero los investigadores dicen que los nuevos hallazgos indican que el acuífero también está siendo alimentado por la escorrentía subterránea moderna de la tierra. A medida que el agua de la lluvia y los cuerpos de agua se filtran a través de los sedimentos en tierra, es probable que sea bombeada hacia el mar por la presión creciente y decreciente de las mareas, dijo Key.

La guerra civil en Siria, que se mantiene desde el 2011, no puede entenderse sin el papel que jugó la sequía que hubo entre el 2007 y 2010, una de las más intensas de la historia en una región acostumbrada, por causas naturales, a largos períodos sin lluvias. Pero a diferencia de las anteriores esa sequía no se pudo explicar con la variabilidad del clima. La comunidad científica dispone de registros estadísticos que permiten asociar esa ausencia de precipitaciones con el calentamiento global de origen antropogénico. Esta anomalía se agravó drásticamente cuando se dieron cuenta que habían agotado los acuíferos. Siria ha estado incrementado desde hace décadas la superficie dedicada al regadío notablemente. Los efectos sobre los cultivos provocó una crisis agrícola sin precedentes que obligó a los agricultores a emigrar a las ciudades o abandonar el país.

El caso sirio, lejos de ser aislado, aumentará a medida que ascienda la temperatura media del planeta. Un artículo publicado este mes en la revista Nature Climate Change, asegura que la fenómenos como las lluvias torrenciales o las sequías afectarán a los depósitos de agua subterránea, que representa la fuente de agua dulce más grande del mundo y de la que depende más de dos mil millones de personas de para beber o irrigar cultivos. Los autores del artículo se refieren como «bomba del tiempo» al problema de los acuíferos en el planeta ya que las futuras generaciones podrían no disponer de tanta reservas. «Nuestra investigación muestra que los sistemas de agua subterránea tardan mucho más en responder al cambio climático que las aguas superficiales y solo la mitad de las reservas que hay en el mundo responden completamente en escalas de tiempo humanas, de cien años», ha explicado Mark Cuthbert, investigador de la Universidad de Cardiff y autor del artículo.

Los científicos encontraron que las reservas en las zonas áridas pueden retrasarse hasta varios miles de años para reponerse de situaciones extremas en el clima. Si se produce una alteración en la recarga, por ejemplo, como consecuencia de una disminución en la cantidad de precipitaciones por el cambio climático, los niveles de agua en el suelo comenzarán a cambiar hasta que se consiga un nuevo equilibrio. «Partes del agua subterránea que se encuentra debajo del Sáhara hoy todavía está respondiendo al cambio climático que se produjo hace unos 10.000 años, cuando el clima era mucho más húmedo que el actual», comentó Cuthbert.

Según ACNUR el cambio climático es la primera causa de migraciones. En los próximos cincuenta años la cifra de emigrados podría ascender hasta los mil millones.

Alrededor del mundo descubrimos los desmanes del ser humano. El diagnóstico sobre el Campo de Cartagena en España, que hace el estudio de impacto ambiental indicó en 2018 que el circuito creado con la extracción del agua subterránea, junto a la desalobración y el retorno de regadío y vertido de los rechazos, ha contribuido al incremento en la concentración de los contaminantes en el acuífero cuaternario, estimándose una acumulación de nitratos que alcanzaría las 300.000 toneladas.

Al evaluar el impacto del acuífero sobre el Mar Menor, explica que hay un frente de 23 kilómetros de costa que los conecta hidráulicamente. Estima que en esta franja el aporte de nitratos oscila entre los 8.548 y 19.233 kilos anuales.

Señala asimismo que la sobrefertilización provocada por un exceso de aportación de nitrógeno alcanza una media de 40 kilos por hectárea, según el tipo de cultivo. Asimismo, sostiene que la interconexión de los pozos profundos, inadecuadamente construidos, ha producido una contaminación cruzada en los acuíferos. Subraya que existe una densidad de 1,2 pozos por kilómetro cuadrado. La recarga y aumento de potencia de la zona saturada del acuífero cuaternario debido a los retornos de riego han dejado expuesto el nivel freático -de 2 a 3 metros de profundidad- a la infiltración directa de nutrientes y salmuera, con concentraciones de nitratos de 100 a 300 microgramos por litro, según las zonas.

Por otra parte, Ángel Pérez Ruzafa, catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia y miembro del Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor, manifestó que el estudio de impacto ambiental del Ministerio para el 'vertido cero' al Mar Menor abordó el problema desde un punto de vista integral, lo cual era positivo. «En principio, no me suena mal», apostilló.

El cinco de febrero de 1987 la Confederación Hidrográfica del Guadiana declaró “sobreexplotado” el llamado acuífero 23, suponiendo, de ese modo, el cambio irreversible de una manera de utilizar el agua subterránea en la provincia de Ciudad Real, España. Aquella noticia culminó en una situación anunciada tiempo atrás por técnicos, científicos y activistas en defensa de Las Tablas de Daimiel y su entorno.

Por un lado, se comenzó una restricción más severa de las extracciones de agua subterránea cuyo fin no fuera el abastecimiento de la población. Es decir, unas restricciones al regadío por la necesidad de recuperación del ecosistema. Ese trabajo incluía la localización, denuncia y sanción correspondiente de pozos ilegales por doquier, una labor que aún se sigue realizando en la actualidad. Por otro, se tomó la iniciativa de construir otro tipo de pozos en el entorno inmediato de las Tablas de Daimiel con el objetivo de “rellenar” el acuífero, una medida “de urgencia” que se vería complementada en el largo plazo con la derivación de agua desde el trasvase Tajo-Segura. Una de las medidas más importantes fue la compra de terrenos en los territorios más inmediatos al Parque Nacional. El objetivo de esta medida era doble: Por un lado, evitar extracciones de agua subterránea en la mismísima frontera del espacio protegido. Por otro, aumentar la biodiversidad mediante la incorporación de terrenos de monte mediterráneo que serían, poco a poco, reforestados con especies autóctonas como las encinas.

Las Tablas vistas desde la Dehesa del Quinto de la Torre.

“El papel crucial que tiene el agua a la hora de lograr los objetivos de desarrollo del continente africano está ampliamente reconocido. África se enfrenta a situaciones de pobreza endémica, de inseguridad alimentaria y de infradesarrollo y casi la totalidad de los países carecen de los recursos humanos, económicos e institucionales para desarrollar y gestionar de forma efectiva y sostenible sus recursos hídricos. De esta manera, muchos países del continente africano todavía se enfrentan a enormes retos a la hora de cumplir con los Objetivos de Desarrollo de Milênio (ODM) relacionados con el água”. Estas son las palabras declaratórias en el marco del Decenio Internacional para La Acción: “El água como fuente de vida” 2005-2015” bajo el auspicio de las Naciones Unidas.

Una fuente de agua descubierta en 2012 en Namibia podría abastecer al norte del país, el más seco del África subsahariana, durante cientos años. Desde el 2000, el gobierno namibio trataba de hacer frente a una falta de abastecimiento sostenible, y aunque el acuífero paliaría el problema, perforaciones no autorizadas amenazan el suministro. La nueva fuente de agua, llamada Ohangwena II, fluye bajo el límite entre Angola y Namibia y almacena una cantidad de agua que igualaría el suministro necesario para 800.000 personas durante 400 años. Martin Quinger, director de proyecto y miembro del Instituto federal para la geociencia y los recursos naturales de Alemania, ha declarado para BBC Mundo que aspiran a “un suministro sostenible de agua, en el que se extraiga sólo la cantidad que se está recargando”. Quinger señaló que el nuevo acuífero abria nuevas posibilidades, ya que además de proveer una nueva fuente para la agricultura en una región, aumentaria los suministros existentes de agua potable. Según informó BBC Mundo, la presión natural bajo la que está el agua indica que es fácil y barata de extraer, pero debido a que encima hay un acuífero salado más pequeño, habría la posibilidad de que una perforación no autorizada pudiera amenazar la calidad del agua.

Del total del agua que llueve en Namibia, el 83% se evapora y sólo un 2% llega a los ríos y un 1% sirve para la recarga de acuíferos.

África, con los padecimientos actuales y con el pasado de sometimiento colonialista, cuenta con estratégicas reservas acuíferas y esto es de poca presencia en los medios de comunicación cuando se refieren a África. El continente africano que posee cinco de las más grandes reservas subterráneas de agua dulce del mundo. Sin embargo existen 300 millones de personas sin acceso al agua potable. Aún así los acuíferos constituyen la mayor fuente de agua para beber en el continente. Dentro de las reservas de agua subterránea, el acuífero de Nubia es la mayor del planeta, no reabastecida por otras fuentes. A diferencia de la mayoría de los acuíferos, éste un recurso no renovable por ese motivo. Está ubicado en la parte oriental del Desierto de Sahara en el noreste de África y lo comparten Chad, Egipto, Libia y Sudán. Se estima que almacena 150.000 km3 de agua dulce y tiene una extensión de 2.500.000 km2 bajo la superficie de estos cuatro países. Tiene gran importancia como fuente de agua potable y de riego. Es la única fuente de agua dulce en el desierto occidental de Egipto, que abarca cerca del 67 % de la superficie terrestre total del país. En los años 90 los cuatro Estados llegaron a un acuerdo para la gestión de este acuífero con la finalidad de prevenir la contaminación y la sobreexplotación por parte de alguno de ellos. Se eligió a una autoridad conjunta que regula el funcionamiento del mismo.

El aprovechamiento del agua en el Valle de México es ejemplo de la no sustentabilidad debido a que no se tiene un uso consciente y responsable de ese recurso y ante ello expertos estimaron que en 40 años se puede agotar la capacidad del acuífero de la región. "Hemos hecho cálculos y planteado que, probablemente, en 40 años habremos agotado la capacidad técnica de extraer ese recurso de nuestro acuífero", afirmó el coordinador técnico de la Red del Agua de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Fernando González Villarreal.

"Pareciera que 40 años es mucho tiempo, pero en realidad es un periodo muy breve para la ciudad y para el país", añadió el experto en un comunicado distribuido por la institución. La Zona Metropolitana del Valle de México está integrada por la Ciudad de México y municipios de los Estados de México e Hidalgo. El también investigador del Instituto de Ingeniería (II), participó en la inauguración del seminario internacional "Tópicos de frontera en la sustentabilidad", organizado por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (COUS) y el cual este mes estará enfocado al agua. "Los problemas del agua y la sustentabilidad son interdisciplinarios", agregó y dijo que las reflexiones del seminario servirán al nuevo Centro Regional de Seguridad Hídrica, constituido por el Instituto de Ingeniería (II) y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, y auspiciado por la UNESCO.

En tanto, el director de Concertación Ciudadana del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACME), Rafael Val Segura, expuso que en la cuenca del Valle de México "no se le ha dado importancia a la cultura del agua: no se valora este recurso de manera ambiental, económica ni social, no le damos valor económico porque (prácticamente) es gratis". Recordó que actualmente cinco estados se surten de esta cuenca y es necesario definir cómo debe repartirse el recurso y quién debe usarlo principalmente: la agricultura, la industria o la población. "La educación y cultura son piezas fundamentales para cambiar actitudes, transformar valores, creencias y conductas. Tenemos que trabajar la cultura del agua para que la población nos ayude a ser un mejor sistema y tener seguridad hídrica", subrayó. Mientras que Manuel Perló Cohen, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) señaló que en México "tenemos un serio problema en la gobernabilidad de este recurso, que puede entenderse como la falta de capacidad para solucionar conflictos". Señaló que "México se ha estancado" en la ampliación de los servicios de agua y drenaje y hay desconfianza entre los diversos actores involucrados en el tema "y la legislación actual no es un instrumento que ayude a dirimir los problemas".

Sin embargo, consideró que la propuesta de crear una nueva Ley de Aguas Nacionales abre la posibilidad de avanzar hacia una nueva gobernabilidad: crear acuerdos, negociaciones y esquemas. En su oportunidad, María del Carmen Carmona Lara, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) sostuvo que "no se puede alcanzar el desarrollo sostenible sin seguridad hídrica" y para ello se requiere una autoridad en el tema del agua, que gobierne con la confianza de que lo hace bien y que sus actos sean jurídicamente fundados y motivados.

El Valle de México recibirá el 2020 con aire de mala calidad.

En México hay 105 acuíferos que se encuentran sobreexplotados, de un total de 653, lo que significa que se extrae de ellos más líquido del que puede reponerse. Además, hay otros 32 que tienen una acumulación excesiva de sales, por lo que no son aptos para el consumo humano. En 19 entidades federativas al menos un acuífero presenta algún grado de sobreexplotación o salinización. El caso más extremo es el de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, que tiene un déficit de 591 millones de metros cúbicos de agua anuales, según cifras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

El último sitio en el que la gente esperaría encontrar agua dulce subterránea es decenas o cientos de kilómetros mar adentro. Y resulta que es ahí exactamente donde puede encontrarse, en la plataforma continental, bajo el océano. Estas reservas de agua subterránea mar adentro podrían explotarse como agua potable para consumo, agricultura, y recuperación de petróleo, pero las investigaciones de Holly Michael y Xuan Yu, de la Universidad de Delaware, sugieren que extraer esas reservas podría tener un impacto negativo en tierra firme. Mediante simulaciones y modelos informáticos, se ha estudiado cómo la explotación de reservas de agua dulce ubicadas mar adentro puede suponer una amenaza para los acuíferos en tierra, ya que daría lugar a una menor disponibilidad de aguas subterráneas en tierra y ocasionaría el hundimiento del terreno. Las poblaciones costeras podrían pensar en explotar esas aguas subterráneas mar adentro, pero el uso más inmediato para esas aguas subterráneas dulces y salobres ubicadas mar adentro es para mejorar la recuperación de petróleo. El agua se inyecta en los reservorios de petróleo para mantener la presión y empujar el petróleo crudo hacia los pozos productores. La salinidad es un factor que controla la cantidad de petróleo que puede recuperarse de una zona donde se ha inyectado agua: utilizar agua de baja salinidad en lugar de agua de mar permite recuperar hasta un 14% más de petróleo.

Uno de los problemas de utilizar las reservas de aguas subterráneas ubicadas mar adentro para la producción de petróleo es que dichas reservas están conectadas con las aguas subterráneas en tierra firme. Cuando se construye una ciudad, el peso supone un aumento de presión sobre el acuífero, y se realizan estudios geotécnicos para que dicha presión no ocasione el hundimiento del terreno. La presión del agua subterránea en los poros del terreno contribuye a la rigidez del sistema. Si se extrae el agua para utilizarla, se cambia la presión subterránea con lo que se reduciría la capacidad del acuífero de mantener el peso de la ciudad. Aparte del hundimiento del terreno, otra posible consecuencia de la explotación de aguas subterráneas mar adentro sería un aumento de la salinidad de los acuíferos en tierra firme, debido de nuevo a la conexión entre las aguas subterráneas. El estudio pretende demostrar que la extracción de aguas subterráneas mar adentro puede tener efectos devastadores en las zonas costeras, antes de que se convierta en una práctica habitual.

El consumo humano podría agotar las aguas subterráneas en algunas partes de la India, el sur de Europa y los Estados Unidos en las próximas décadas, según una nueva investigación. La nueva modelización de los niveles de agua subterránea del mundo encuentra que los acuíferos -el suelo o las rocas porosas que mantienen las aguas subterráneas- en la cuenca del Ganges Superior de la India, el sur de España y la Italia podrían agotarse entre 2040 y 2060. En Estados Unidos, los acuíferos en el Valle Central de California, la Cuenca de Tulare y el sur del Valle de San Joaquín, podrían agotarse en la década de 2030. Los acuíferos en el sur de las Llanuras Altas, que abastecen de agua subterránea a partes de Texas, Oklahoma y Nuevo México, podrían alcanzar sus límites entre los años 2050 y 2070, según la nueva investigación. Para el año 2050, hasta 1.800 millones de personas podrían vivir en áreas donde los niveles de agua subterránea están completamente o casi agotados debido al excesivo bombeo de agua subterránea para beber y para la agricultura, según Inge de Graaf, hidrólogo de Colorado School of Mines.

"Si bien muchos acuíferos siguen siendo productivos, las aguas subterráneas económicamente explotables ya no son alcanzables o lo serán en un futuro próximo, especialmente en zonas de regadío intensivo en las regiones más secas del mundo", dijo De Graaf, quien presentó los resultados de su nueva investigación en la reciente reunión de otoño de la Unión Geofísica Americana. Saber los límites de los recursos de aguas subterráneas es imprescindible, ya que miles de millones de litros de agua subterránea se utilizan diariamente para la agricultura y el agua potable en todo el mundo, dijo de Graaf.

Estudios anteriores utilizaron datos satelitales para demostrar que varios de los acuíferos más grandes del mundo se estaban acercando al agotamiento. Pero este método no puede usarse para medir el agotamiento del acuífero en una escala regional más pequeña, según De Graaf. En la nueva investigación, de Graaf y colegas de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos utilizaron nuevos datos sobre la estructura del acuífero, las extracciones de agua y las interacciones entre el agua subterránea y el agua circundante para simular el agotamiento y la recuperación del agua subterránea a escala regional. El equipo de investigación utilizó su modelo para prever cuándo y dónde los acuíferos de todo el mundo pueden alcanzar sus límites, o cuando los niveles de agua caen por debajo del alcance de las bombas modernas. Los límites se consideraron "superados" cuando los niveles de agua subterránea bajaron por debajo del umbral de bombeo durante dos años consecutivos.

El Ganges, un río sagrado pero contaminado.

El nuevo estudio encuentra que regiones fuertemente irrigadas en climas más secos, como las llanuras altas de Estados Unidos, las cuencas del Indo y del Ganges, y porciones de Argentina y Australia, enfrentan la mayor amenaza de agotamiento. Aunque el nuevo estudio estima los límites de las aguas subterráneas a escala regional, los científicos todavía carecen de datos completos sobre la estructura del acuífero y la capacidad de almacenamiento para decir exactamente cuánto agua subterránea permanece en acuíferos individuales, dijo. "No sabemos cuánta agua hay, cómo de rápido estamos agotando los acuíferos, o cuánto tiempo podemos usar este recurso antes de que se produzcan efectos devastadores, como el secado de pozos o ríos", dijo De Graaf.

Un acuífero es el conjunto de rocas que permiten la permeabilidad del agua y la pueden acumular en sus poros o grietas. A esta agua retenida en las estructuras rocosas se la conoce como agua subterránea y puede llegar a presentar manifestaciones de hasta dos millones de kilómetros cuadrados de tamaño. Las rocas que permiten la permeabilidad del agua presentan denominadores comunes, pero no son iguales, así encontramos rocas sedimentarias como la arenisca, la arcilla y la caliza o de pequeño tamaño como la grava.

Los acuíferos presentan dos partes diferenciadas: la zona de saturación, que retiene el agua e impide que esta siga circulando o filtrándose, y la zona de aireación que es la que se encuentra justo encima de la zona de saturación y se mantiene sin agua retenida. Aunque todos los acuíferos presentan la misma naturaleza, se pueden clasificar en distintos tipos atendiendo a su estructura, su textura o su comportamiento.

- Tipos de acuíferos según su estructura: desde este punto de vista podemos hablar de acuíferos libres y confinados. Los acuíferos libres presentan espacio físico entre las aguas subterráneas y la superficie, el llamado nivel freático; los acuíferos confinados por su parte almacenan aguas subterráneas a presión.

- Tipos de acuíferos según su textura: en esta clasificación encontramos acuíferos porosos y acuíferos fisurales. El primer apartado responde a los acuíferos que presentan pequeños pero numerosos poros conectados unos con otros aunque con leve permeabilidad. Los fisurales por su parte presentan pequeñas fisuras las cuales también se encuentran comunicadas entre sí pero con una diferencia respecto al otro grupo, en este las aguas subterráneas fluyen hetrogéneamente debido a su distribución.

- Tipos de acuíferos según su comportamiento: según su comportamiento podemos verlos desde un punto de vista hidrodinámico, es decir, de la movilidad del agua, donde encontramos acuíferos, que son almacenes y transmisores de aguas subterráneas, acuitardos, buenos almacenes de aguas subterráneas aunque malos transmisores, acuícludos, solo almacenes y acuífugos, aquellos que no permiten ni el almacenaje de agua ni la transmisión.

El agua que cae en forma de lluvia no solo aumenta el nivel de ríos, lagos y otras masas de agua superficiales, también se filtra a través de rocas permeables hasta alcanzar acuíferos, que pueden ser de distintos tipos según las variantes explicadas anteriormente. Las aguas subterráneas contenidas en estos acuíferos suelen hacerse visibles cuando emanan a la superficie en forma de manantiales u otras masas de agua que pueden descargar en ríos, arroyos o lagos y sirven como sustento de estos. Las aguas subterráneas por lo tanto cuentan con gran importancia ya que hacen aumentar el caudal del agua dulce, el cual solo representa el 3% del total del agua del planeta.

El acuífero más grande del mundo se encuentra en África y recibe el nombre de acuífero de piedra arenisca de Nubia, llamado así por la piedra más importante por la que está formado. El agua subterránea que contiene es en realidad agua fósil, es decir, aquella que ha permanecido allí durante miles o millones de años y cuyo acuífero cerró hace mucho tiempo sus canales de recarga. Este acuífero cubre aproximadamente 2.000.000 km² y se extiende por debajo del desierto del Sáhara, entre los países de Egipto, Libia, Chad y Sudán. Por su parte, el segundo mayor acuífero del mundo se encuentra en un único país, Australia. Con 1.700.000 km², la Gran Cuenca Artesiana de Australia constituye la única masa de agua dulce confiable del país. Completando el podio se encuentra en tercera posición el Acuífero Guaraní, localizado en Sudamérica, concretamente debajo de la superficie de países como Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Esta grande extensión de agua subterránea ocupa 1.200.000 km² y se estima que acumula 37.000 km³ con una media de recarga anual de 166 km³ gracias a las abundantes precipitaciones de la zona.

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