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9 - Mayo - 2020
>>>> Rumours

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Rumours es el undécimo disco de la banda británica-estadounidense de rock Fleetwood Mac, ganador de un premio Grammy, y del que se han vendido más de 40 millones de copias en todo el mundo, siendo uno de los álbumes de mayores ventas de todos los tiempos. Fue el undécimo álbum de estudio del grupo, grabado en 1976 y producido por la misma banda junto a Ken Caillat y Richard Dashut. Se publicó en febrero de 1977 a través de Warner Bros. Records y figuró como su disco más vendido según la publicación estadounidense Billboard 200 durante 31 semanas distintas, y de la lista de álbumes del Reino Unido en enero de 1978. De él se extrajeron los sencillos «Go Your Own Way», «Don't Stop», «Dreams» y «You Make Loving Fun».

La banda quería explotar el éxito comercial conseguido con su disco homónimo de 1975, pero también tuvieron amenazas de ruptura desde incluso antes de comenzar la grabación. Las sesiones de grabación de Rumours estuvieron marcadas por el comportamiento hedonista y los conflictos personales entre los miembros de la banda; estas experiencias marcan las letras del disco. Con una clara influencia pop, las pistas del álbum se grabaron usando una combinación de instrumentos acústicos y eléctricos. El proceso de mezclado retrasó la conclusión de Rumours, aunque finalmente se terminó a finales de 1976. Después de su publicación a principios de 1977, Fleetwood Mac comenzó una gira mundial de promoción. Rumours provocó críticas muy buenas en la prensa especializada, cuyas alabanzas se centraron en la gran calidad de la producción y en las armonías, que a menudo dependían de la interacción de los tres vocalistas. El disco ha inspirado multitud de obras musicales de distintos géneros. Se ha considerado el mejor trabajo del grupo y ha aparecido en diversas listas que repasan los mejores discos de los años 1970 y de la historia. En 2004, Rumours se remasterizó y reeditó con una pista adicional y un CD extra con descartes de las sesiones de grabación, mientras que el 29 de enero de 2013, Warner Bros. lo reeditó en una versión de tres CD también con descartes de algunas canciones y grabaciones sacadas de su gira de 1977.

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En julio de 1975 se publicó el décimo álbum de Fleetwood Mac con un gran éxito comercial, vendiendo más de 5 millones de copias solo en los Estados Unidos y llegando al número 1 de la lista Billboard 200 en 1976. Además, el exitoso sencillo «Rhiannon» les concedió mucha exposición radiofónica. En aquel entonces, la formación de la banda estaba compuesta por el guitarrista y vocalista Lindsey Buckingham, el batería Mick Fleetwood, la teclista y cantante Christine McVie, el bajista John McVie y la vocalista Stevie Nicks. Después de seis meses ininterrumpidos de gira, los McVie se divorciaron, acabando con ocho años de matrimonio. La pareja dejó de hablarse y solo hacían excepciones cuando se trataba de temas relacionados con su música. Buckingham y Nicks —quienes se habían unido a la banda antes del disco Fleetwood Mac de 1975 y después de la marcha del guitarrista Bob Welch— mantenían una inestable relación amorosa que les hacía discutir con frecuencia; solo se daban una tregua cuando trabajaban juntos en alguna canción. Por su parte, Fleetwood también tuvo que enfrentar sus propios problemas personales al descubrir que su mujer Jenny, madre de sus dos hijos, había tenido una aventura con su mejor amigo. Las constantes invasiones en la vida privada de los miembros del grupo por parte de la prensa generaron una serie de historias imprecisas. Dijeron que Christine McVie estaba hospitalizada con una grave enfermedad, declararon que Buckingham y Nicks eran los padres de la hija de Fleetwood, Lucy, después de ser fotografiados juntos y también escribieron sobre el rumor del retorno de los antiguos miembros Peter Green, Danny Kirwan y Jeremy Spencer para una gira de décimo aniversario.

A pesar de estas falsedades, la banda no cambió de formación, debido en parte a que los músicos no tuvieron tiempo de progresar con la separación, antes de que comenzaran con la grabación del nuevo disco. Fleetwood comentó sobre el «tremendo sacrificio emocional» llevado a cabo por todos simplemente para proseguir con su trabajo en el estudio. A comienzos de 1976, Fleetwood Mac trabajó en unas nuevas pistas en Florida. Los miembros fundadores, Fleetwood y John McVie, decidieron prescindir de los servicios de su anterior productor, Keith Olsen, debido a que no le daba suficiente énfasis a la sección rítmica, por lo que decidieron formar una compañía, llamada Seedy Management, para representar los intereses de la banda.

En New York, 1977. De izquierda a derecha: Christine McVie, Lindsey Buckingham, Stevie Nicks, John McVie y Mick Fleetwood.

Fleetwood Mac se reunió en el Record Plant de Sausalito (California) el 26 de febrero de 1976, junto con los ingenieros de sonido Ken Caillat y Richard Dashut. Se repartieron el trabajo de producción entre la misma banda y ambos ingenieros, mientras que el experto técnico Caillat, además se encargó de la gran mayoría de la ingeniería. Pidió permiso de ausencia de los Wally Heider Studios de Los Ángeles con la premisa de que finalmente Fleetwood Mac usara algún día sus instalaciones.

Record Plant se refiere a tres legendarios estudios de grabación establecidos en Nueva York (Record Plant East, 1968), Los Ángeles (Record Plant West o Record Plant LA, 1969) y Sausalito, California (1972). El único que sigue abierto como Record Plant es el de Los Ángeles. El primer estudio, con dos salas de grabación, Studio A y Studio B, en el 321 West 44th Street, abrió a mediados de marzo de 1968. Aunque se habían reservado las fechas del 18 de abril hasta principios de julio para grabar Electric Ladyland de Jimi Hendrix, el primer álbum grabado en el nuevo estudio fue The Soft Machine, de la banda británica The Soft Machine, a principios de abril. En 1985, Record Plant West se trasladó a los antiguos estudios de Radio Recorders Annex, en Sycamore Avenue en Hollywood.

Hotel California ( The Eagles ), Born to Run de Bruce Springsteen y el triple Songs in the Key of Life de Stevie Wonder están relacionados.

Record Plant en Sausalito.

Las instalaciones de Sausalito incluían un número de pequeñas salas de grabación ubicadas dentro de un edificio de madera sin ventanas. La mayoría de los músicos de la banda se quejaron del estudio y hubiesen preferido grabar en sus casas, pero Fleetwood insistió y no permitió ningún cambio de planes. Christine McVie y Nicks decidieron asentarse en dos apartamentos cerca del puerto de la ciudad, mientras que los varones se quedaron en una casa en una colina cercana, perteneciente al estudio. Las grabaciones se hicieron en una sala de nueve por seis metros que incluía un 24 pistas de la marca 3M, una colección de micrófonos de alta gama y una mesa de mezclas API con ecualizadores 550A; estos últimos se utilizaron para controlar las diferentes frecuencias o los timbres de algunas pistas.

A pesar de que Caillat estaba impresionado con el equipo, sentía que a la sala le faltaba ambiente debido a sus «muy apagados altavoces» y la excesiva insonorización. Al inicio de los trabajos en Sausalito el álbum iba a denominarse Yesterday's Gone. Buckingham se encargó de las sesiones de estudio para hacer un «álbum de pop». Según Dashut, mientras Fleetwood y ambos McVie tenían un pasado ligado al blues rock de improvisación, el guitarrista entendía mejor «las artimañas de crear un disco». Durante el período de composición, Buckingham y Christine McVie tocaron la guitarra y el piano juntos para crear la estructura base del disco. Christine McVie era la única de la banda con formación clásica, pero ambos compartían un sentido musical similar.

Richard Charles Dashut (West Hollywood, California, Estados Unidos, 19 de septiembre de 1951) es un productor discográfico estadounidense que colaboró en varios álbumes de Fleetwood Mac, como Rumours y Tusk, y más adelante en el álbum de Matthew Sweet, Altered Beast. Dashut también compuso varias canciones en colaboración con Lindsey Buckingham en su época de Fleetwood Mac.

Nació en West Hollywood, California y comenzó barriendo el suelo en un estudio de grabación.

Stevie y Richard a mediadios de los 70 del pasado siglo.

Durante las jam sessions posteriores, Fleetwood a menudo tocó su batería fuera de la zona reservada a tal efecto, para poder medir las reacciones de Caillat y Dashut a su música groove. Los bafles se colocaron alrededor de la batería y de John McVie, quien tocaba el bajo de cara a Fleetwood. Buckingham tocó cerca de la sección rítmica, mientras que los teclados de Christine McVie se mantuvieron lejos del kit de batería. Caillat y Dashut estuvieron unos nueve días experimentando con los micrófonos y los amplificadores antes de decidir la mejor metodología para grabar a la banda completa. A medida que progresaban las sesiones de grabación, las nuevas relaciones íntimas de los miembros de la banda después de varias separaciones comenzaron a jugar un efecto negativo en Fleetwood Mac.

Los músicos no se juntaban ni socializaban después de su día de trabajo en Record Plant. En la época, el movimiento hippie estaba embebido en la cultura de Sausalito y las drogas estaban muy a mano. El presupuesto ilimitado permitió a la banda y a los ingenieros ser indulgentes con ellos mismos; noches sin dormir y un uso desmedido de la cocaína marcaron en gran medida la producción del disco. Chris Stone, uno de los dueños de Record Plant, indicó en 1997 que Fleetwood Mac llevó «exceso a lo excesivo» adueñándose del estudio para largas y caras sesiones; afirmó que «los miembros de la banda entraban a grabar a las siete de la tarde, comían un gran banquete, festejaban hasta las dos de la mañana, y después cuando estaban tan colocados que no podían hacer nada, comenzaban a grabar».

Nicks comentó que Fleetwood Mac creó su mejor música cuando estaban en peor forma, mientras que, según Buckingham, las tensiones entre los miembros de la banda ayudaron al proceso de grabación y llevó a que «el resultado final fuese más que la suma de partes». El trabajo de la pareja se tornó «agridulce» después de su ruptura final, a pesar de que Buckingham mantuvo su habilidad para tomar una canción de Nick y «convertirla en algo hermoso». Las armonías vocales del dúo y Christine McVie funcionaban bien y capturaron para el recuerdos aquellos momentos con los micrófonos de la mejor calidad del momento. El enfoque lírico de Nick permitía que los instrumentos utilizados en sus canciones fuesen más sueltos y más abstractos. Según Dashut, todas las grabaciones capturaron «emoción y sentimiento sin mediador... ni temple». John McVie solía chocar con Buckingham a la hora de componer canciones, aunque ambos admiten que al final conseguían buenos resultados.

«Songbird», de Christine McVie, canción que Caillat pensaba que necesitaba de un sonido ambiental de sala de conciertos, se grabó en una sola sesión que duró toda la noche en el Auditorio Zellerbach, en la bahía de San Francisco en Berkeley, California. Después de más de dos meses en Sausalito, Fleetwood arregló una minigira de 10 días para dar un respiro a la banda y ver la aceptación de sus seguidores. Después de los conciertos, prosiguieron la grabación en salas de Los Ángeles,16? incluyendo los estudios Wally Heider. Christine McVie y Nicks no asistieron a la mayoría de las sesiones de grabación y descansaron hasta que se volviese a requerir sus servicios para grabar más pistas vocales. El resto de miembros de Fleetwood Mac, junto con Caillat y Dashut, se esforzaron en terminar el overdubbing y la mezcla de Rumours después de que las cintas maestras de Sausalito se dañasen por su reiterado uso durante la grabación; las pistas de bombo y caja sonaban «sin vida».

Para terminar la grabación del disco tuvieron que suspender una gira estadounidense programada para otoño, ya que la fecha de lanzamiento pensada para septiembre tuvo que posponerse. Contrataron a un especialista para rectificar las cintas de Sausalito usando un oscilador de velocidad variable. A través de auriculares reproduciendo las cintas dañadas en el oído izquierdo y el máster de grabación en el derecho, consiguió convergir sus respectivas velocidades asistido por los tiempos dados por las pistas de la caja y el hi-hat. Fleetwood Mac y los coproductores buscaban un producto final «sin rellenos», en el que cada pista pudiese ser un sencillo en potencia. Después de la etapa de masterización final y de volver a escuchar las canciones las veces necesarias, los miembros de la banda llegaron a la conclusión de que habían creado «algo realmente poderoso».

Las sesiones fueron como una fiesta todas las noches con gente por todos lados. Terminamos quedándonos en unas extrañas habitaciones similares a las de los hospitales... y claro, John y yo no eramos exactamente muy amigos.

Christine McVie, hablando sobre la tensión emocional al grabar Rumours en Sausalito.

En otoño de 1976, mientras aun estaba en período de grabación, Fleetwood Mac mostró varias canciones de Rumours en un concierto en el Universal Amphitheatre de Los Ángeles. John McVie sugirió a la banda el título debido a que sentía que los integrantes estaban escribiendo «publicaciones y diarios» los unos sobre los otros a través de la música. Warner Bros. confirmó los detalles a la prensa en diciembre y escogió «Go Your Own Way» como sencillo promocional y lo publicó en enero de 1977. El agresivo sistema de marketing de la compañía con el disco Fleetwood Mac de 1975, donde se vincularon con docenas de emisoras de radio de FM y AM a lo largo y ancho de los Estados Unidos, sirvió también para la promoción de Rumours. En aquellos tiempos, el pedido inicial de 800.000 copias, fue el más grande en la historia de Warner Bros. Rumours se lanzó el 4 de febrero de 1977 en los Estados Unidos y una semana después en el Reino Unido.

La portada del disco fue una estilosa fotografía de Fleetwood y Nicks vestida como su álter ego «Rhiannon», frecuentemente usado en el escenario, mientras que la contraportada lleva un montaje de retratos de los miembros de la banda; todas las fotografías fueron tomadas por Herbert Worthington. El 28 de febrero de 1977, después de ensayar en los estudios SIR de Los Ángeles, Fleetwood Mac dio comienzo a una gira promocional de siete meses por los Estados Unidos.

Nicks ha comentado que, después de tocar principalmente canciones de Rumours a lo largo de aquella gira, la banda se encontró con poco entusiasmo por parte del público debido a que no estaba acostumbrado al nuevo material. En marzo hicieron un único concierto benéfico para el Senador de los Estados Unidos Birch Bayh en Indiana seguido de una corta gira europea que incluía conciertos en el Reino Unido, los Países Bajos, Francia y Alemania a lo largo de abril Nigel Williams de la revista Uncut denominó los conciertos de Fleetwood Mac como «la soap opera más grande del rock». «Dreams», lanzado en junio de 1977, se convirtió en el único sencillo del grupo en llegar a lo más alto de la lista Billboard Hot 100 en los Estados Unidos.

Echos y fricciones.

Los principales compositores de Fleetwood Mac (Buckingham, Christine McVie y Nicks) trabajaron de forma individual en canciones específicas, aunque a veces intercambiaban letras entre ellos. «The Chain» es la única canción en que todos los miembros, incluyendo Fleetwood y John McVie, colaboraron juntos. Todas las canciones de Rumours tratan sobre relaciones personales, a menudo tumultuosas. Según Christine McVie, el hecho de que los letristas se enfocaban extensamente en las separaciones solo se hizo visible para la banda a posteriori. «You Make Loving Fun» es sobre su novio, después de su ruptura con John, el director de iluminación de Fleetwood Mac. «Dreams», con letras de Nicks habla de una ruptura y tiene un mensaje esperanzador, mientras que el intento de Buckingham en «Go Your Own Way» es más pesimista.

Después de una corta aventura con una mujer de nueva Inglaterra, se inspiró para componer «Never Going Back Again», una canción sobre la ilusión de pensar que la tristeza nunca volverá después de sentirse contento con la vida. Las líneas «Been down one time/Been down two times» (derribado una vez, derribado dos veces) hacen referencia a los esfuerzos del letrista de persuadir a la mujer para que volviera a darle una oportunidad. «Don't Stop», compuesta por Christine McVie, es una canción optimista. Comentó que Buckingham la ayudó a crear los versos porque sus sensibilidades personales coincidían en parte. La siguiente pista de McVie, «Songbird», contiene letras más introspectivas sobre «nadie y todos« en forma de «pequeño rezo», mientras que la canción «Oh Daddy» es una referencia directa a Fleetwood, a quién la banda consideraba «el papá». McVie comentó que las letras son ligeramente sarcásticas y se enfocan en la dirección que tomaba el batería para Fleetwood Mac, que siempre acababa bien. Nicks aportó las líneas finales «And I can't walk away from you, baby/If I tried» (Y no puedo alejarme de ti, cariño/aunque lo intentase). Su propia canción, «Gold Dust Woman», está inspirada en Los Ángeles y los apuros pasados en semejante metrópolis. Después de batallar con el estilo de vida de estrella de rock, Nicks se enganchó a la cocaína y las letras tratan sobre su confianza de «seguir adelante».

Rumours se construyó usando una mezcla de instrumentación acústica y eléctrica. El trabajo de guitarra de Buckingham y el uso del piano Rhodes de Fender y el órgano Hammond B-3 por parte de Christine McVie están presentes en todas las pistas. El disco a menudo incluye sonidos de batería acentuados e instrumentos de percusión característicos como las congas y maracas. El álbum abre con «Second Hand News», que en un principio era una demo acústica llamada «Strummer». Después de escuchar «Jive Talkin'» de Bee Gees, Buckingham y el coproductor Dashut montaron la canción con cuatro pistas de guitarra eléctrica y percusión para evocar el estilo rock celta.

«Dreams» incluye «espacios etéreos» y un patrón recurrente de dos notas de bajo. Nicks compuso la canción en una tarde y se encargó de las piezas vocales, mientras la banda la acompañaba. La tercera pista de Rumours, «Never Going Back Again», también se creó a partir de una demo acústica, titulada en un principio «Brushes»; Fleetwood Mac después añadió más pistas instrumentales para darle más relleno. «Don't Stop» está inspirada en un baile de triple paso e incluye tanto piano convencional como un piano honky-tonk. En este último instrumento, se colocan clavos en los macillos que golpean las cuerdas, produciendo así un sonido más de percusión. «Go Your Own Way» está más orientado a la guitarra y tiene un patrón rítmico four-on-the-floor influenciado por «Street Fighting Man» de The Rolling Stones.

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El ritmo del disco se ralentiza con «Songbird», concebida por Christine McVie usando un piano Steinway de nueve pies. La segunda cara de Rumours comienza con «The Chain», una de las composiciones más complejas del disco. Unieron una demo de Christine McVie titulada «Keep Me There», y una canción de Nicks recortando y editando fuertemente para formar las partes de la pista. El resto de la canción fue creado por los demás músicos de la banda trabajando de forma similar a una banda sonora; John McVie aportó un solo usando un bajo sin trastes, que marca un incremento en el tempo y da comienzo al último tercio de la pista. Inspirada en el R&B, «You Make Loving Fun» es una composición más simplista y se ayuda de un clavinet, un tipo especial de teclado, mientras que la sección rítmica toca notas y ritmos entrelazados.

En la novena pista de Rumours, «I Don't Want to Know», se usa una guitarra de doce cuerdas y voces armónicas. Influenciado por la música de Buddy Holly, Buckingham y Nicks la crearon en 1974 antes de pertenecer a Fleetwood Mac. «Oh Daddy» salió de forma espontánea e incluye improvisaciones de guitarra de John McVie y blips de teclado de Christine McVie. El álbum termina con «Gold Dust Woman», una canción inspirada en el free jazz, que incluye música de un clavecín, una guitarra Fender Stratocaster y un dobro.

La afinación de "una doce cuerdas" dependerá del sonido que quiera conseguir cada guitarrista. Algunos músicos incluso llegan a quitar las cuerdas agudas de los pares graves. Así facilitan el punteo de los graves y dejan los pares agudos para rasguear. Sin embargo, por la tensión de tantas cuerdas, estas guitarras tienen tendencia a deformarse pronto. Por este motivo la mayoría de músicos prefiere afinar las en un tono más bajo del habitual para disminuir la tensión de las cuerdas, y alargar así la vida útil del instrumento. Los fabricantes también lo saben, y por eso estas guitarras son, a menudo, más pesadas y más caras. En definitiva, las guitarras de 12 cuerdas se usan para conseguir un sonido profundo y brillante, ideal para rasgar acompañamientos rítmicos. Intérpretes tan variados como George Harrison, Neil Young, Tom Morello, Saul Hudson o Jimmi Hendrix nos han deleitado tocando alguna de estas fantásticas guitarras en algún momento de sus carreras. O Brian May tocando una guitarra acústica de 12 acuerdas acompañando a Freedie Mercuri en la balada «Love of my life«.

Algunos artistas emplean guitarras de doble mástil para poder ir intercambiado entre seis y doce cuerdas de manera más rápida.

Por supuesto, puntear doce cuerdas puede ser bastante complicado, pero la gracia de esta guitarra reside en el rasgueo. Por su sonido brillante y con cuerpo, es muy utilizada para acompañar canciones.

Las doce cuerdas se agrupan en seis parejas. Normalmente, en los pares graves la pareja se afina con una octava de diferencia, mientras que en los pares agudos se afinan al unísono. Con esto se consigue un sonido mucho más profundo y con más matices.

Rumours fue un gran éxito comercial y se convirtió en el segundo álbum de Fleetwood Mac en posicionarse en lo más alto de las listas de Estados Unidos, después de su disco homónimo de 1975. Se mantuvo en lo más alto de la lista Billboard 200 durante 31 semanas no consecutivas, mientras que también llegó al número 1 en Australia, Canadá, y Nueva Zelanda. En mayo de 2011 volvió a entrar en el Billboard 200 en el puesto número 11, y en el segundo puesto de la lista australiana, debido al episodio de la serie de televisión Glee que rinde tributo al disco. El álbum fue certificado platino en los Estados Unidos y el Reino Unido en cuestión de meses, gracias a las ventas de 1,3 millones de copias respectivamente. Las tres mayores publicaciones especializadas en ventas de álbumes de Estados Unidos (Billboard, Cash Box y Record World) lo nombraron disco del año en 1977. Después de debutar en el puesto número 3, Rumours llegó a lo más alto de las listas británicas en enero de 1978, convirtiéndose así en el primer número 1 de Fleetwood Mac en ese país.

En febrero de 1978, la banda y los coproductores Caillat y Dashut recibieron el premio Grammy al álbum del año.

Para marzo, el disco ya había vendido más de 10 millones de copias a lo largo del mundo, incluyendo más de 8 millones solo en territorio estadounidense. Para 1980, ya se habían vendido 13 millones de copias de Rumours alrededor del mundo, cifra que llegó a casi 20 millones para 1987. Para cuando Fletwood Mac hizo su gira de regreso en 1997, ya habían llegado a los 25 millones de copias a nivel mundial. La cifra llegó a los 30 millones en 2004 y para 2009 ya había superado los 40 millones de copias vendidas. Hacia 2012, Rumours era el decimocuarto disco más vendido de la historia en el Reino Unido y ha recibido 11 certificaciones platino de la British Phonographic Industry, el equivalente a 3 millones de copias vendidas. También ha recibido un disco de diamante de la Recording Industry Association of America por sus 20 millones de copias vendidos en Estados Unidos, convirtiéndolo, hacia 2017, en el quinto disco más vendido de aquel país. También ha recibido una doble certificación de diamante por parte de la Canadian Recording Industry Association por sus ventas superiores a 2 millones. En este país debutó en el puesto número 1 cuando se publicó con 59 000 copias vendidas y en el 2014 recibió la certificación de álbum de doble diamantes. La Australian Recording Industry Association les otorgó trece discos de platino por vender más de 910.000 copias. En 2006 recibió su quinto disco de oro otorgado por la Bundesverband Musikindustrie al comercializar 1,25 millones de ejemplares en Alemania.

En España la asociación encargada de elaborar las listas de ventas y también de conceder las certificaciones de dichas ventas en nuestro país es la de los Productores de Música de España (Promusicae).

Así, por ejemplo, en España originariamente se entregaba un disco de oro a aquellos artistas que alcanzaban 50.000 discos vendidos y disco de platino al alcanzar las 100.000 copias. Pero en 2005 bajaron a 40.000 y 80.000 respectivamente, en 2009 se redujeron a los 30.000 y 60.000 y actualmente se otorgan cuando el artista alcanza las 20.000 y 40.000 copias distribuidas y se tienen en cuenta tanto las copias físicas como las digitales (desde 2015).

¿Cuántas copias se necesita en España para conseguir un disco de oro, platino, diamante o uranio? A fecha de 2017 eran las siguientes:

DISCO DE ORO: Alcanzar las 20.000 copias.

DISCO DE PLATINO: Alcanzar las 40.000 copias.

DISCO DE DIAMANTE: Alcanzar 1.000.000 de copias.

DISCO DE URANIO: Alcanzar 50.000.000 de copias.

Existen muy pocos artistas que hayan alcanzado la categoría de Disco de Uranio. Éstos son algunos de los músicos que lo han conseguido: Raphael, Michael Jackson, AC/DC y Queen, entre otros.

A mediados de 2019, poco antes de subir al escenario para interpretar el que el propio artista anunciaba como su último concierto en Madrid, Elton John recibía en el Wizink Center, el Doble Disco de Diamante por ventas superiores a dos millones de unidades contabilizadas de toda su discografía en España. Lo hacía de la mano de Narcís Rebollo – Presidente de Universal Music Spain & Portugal.

Elton John lleva más de cinco décadas en activo. Con más de 30 álbumes de estudio y varios proyectos de banda sonora así como discos de colaboraciones, es sin duda uno de los artistas más exitosos de la historia reciente de la música a nivel mundial; un auténtico icono global que además, ha cosechado numerosos premios de prestigio incluyendo varios Premios Grammy, un Globo de Oro y un Oscar entre otros.

Desde su publicación Rumours ha recibido muchas alabanzas de los medios especializados. Robert Christgau, en su reseña para The Village Voice, lo describió como «más consistente y más excéntrico» que su predecesor y dijo que «salta directamente de los altavoces hacia ti». John Swenson de Rolling Stone explicó que la interacción entre los tres vocalistas es uno de los elementos más agradables del disco; afirmó que «a pesar del interminable retraso para terminarlo, Rumours prueba que el éxito de Fleetwood Mac no fue casualidad». John Rockwell de The New York Times escribió que es «un álbum delicioso, y uno espera que el público piense lo mismo, también», mientras que Dave Marsh de St. Petersburg Times comentó que las canciones eran «tan ampliamente brillantes como cualquier otra cosa del momento». Robert Hilburn de Los Angeles Times fue menos receptivo y denominó Rumours un disco «frustrantemente irregular», mientras que Juan Rodríguez de The Gazette sugirió que, mientras que la música es «fresca y clara», las ideas de Fleetwood Mac son «ligeramente más confusas». En la lista de Pazz & Jop elaborada a través de una encuesta de los críticos —elaborada por cientos de la época— para The Village Voice en 1977 se erigió con el cuarto puesto. En una reseña retrospectiva, el crítico de Allmusic Stephen Thomas Erlewine dijo que, a pesar del elemento voyeurístico, el disco fue «un exitazo sin precedentes» por la calidad musical; concluyó que «cada melodía, cada frase vuelve a ganarse su inmediato y crudo poder emocional —que es por lo que Rumours tocó las fibras sensibles en 1977, y desde entonces ha trascendido su era para convertirse en uno de los álbumes de pop más grandes de todos los tiempos». En una reseña de 2004, Barry Walsh de Slant alabó a Fleetwood Mac por convertir disfunciones románticas y confusiones personales en «pop clásico, inmortal».

En 2007, el periodista de la BBC Daryl Easlea etiquetó los resultados sónicos como «cercanos a la perfección [...] como mil ángeles besándote de forma tierna en la frente», mientras que Patrick McKay de Stylus escribió: «Lo que distingue a Rumours —lo que lo convierte en arte— es la contradicción entre su superficie alegre y su angustiado corazón. Aquí tenemos un disco radio-amigable sobre la ira, la recriminación y la pérdida».

Mick Fleetwood dijo de Rumours que «es el disco más importante que jamás hayamos creado», porque gracias a su éxito la banda pudo seguir grabando otros álbumes durante años. El periodista de cultura popular Chuck Klosterman achaca la cantidad de ventas a sus «realmente agradables canciones», aunque sugiere que no proporcionan intrínsicamente «ninguna justificación de grandeza». The Guardian reunió datos en 1997 de diversos críticos, artistas y disc jockeys radiofónicos que ubicaron al álbum en el puesto número 78 de su lista de los 100 mejores discos de la historia. En 1998, Fleetwood produjo y publicó Legacy: A Tribute to Fleetwood Mac's Rumours, que contiene todas las canciones de Rumours versionada por distintos artistas. Entre otros participaron las bandas de rock alternativo Tonic, Matchbox 20 y Goo Goo Dolls, los grupos de rock celta The Corrs y The Cranberries y los cantautores Elton John, Duncan Sheik y Jewel. Otras bandas y artistas que han reconocido haber sido infuenciadas por Rumours incluyen a la cantante de pop barroco Tori Amos, la banda de hard rock Saliva, y la banda de indie rock Death Cab for Cutie.

Los cinco componentes de Fleetwood Mac posan en los American Music Awards de 1978. De izquierda a derecha: Mick Fleetwood, Stevie Nicks, Christine McVie, John McVie y Lindsey Buckingham.

En 1998, la revista Q colocó a Rumours en el tercer puesto— detrás de London Calling de The Clash y el disco de Pink Floyd The Dark Side of the Moon— de su lista de los 50 mejores álbumes de los años 70. En 1999, Vibe lo ubicó entre los 100 álbumes esenciales del siglo XX. En 2003, VH1 lo puso en el puesto número 16 de su lista de los 100 mejores álbumes de la historia, mientras que Slant lo incluyó en su lista de los 50 álbumes esenciales del pop. Ese mismo año, USA Today colocó a Rumours en la posición número 23 de su lista de los 40 mejores discos de la historia, mientras que Rolling Stone lo colocó en el puesto número 25 de su lista de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos, el disco de Fleetwood Mac posicionado más alto. En 2006, Time lo añadió en su lista de los 100 mejores discos de toda la historia, mientras que la revista Mojo lo incluyó en su lista (sin especificar puesto) de los 70 grandes álbumes de la década de los años 70. También está incluido en las dos ediciones de The Guardian de «los 1000 discos que escuchar antes de morir» y en su libro 1001 álbumes que debe de escuchar antes de morir. En el episodio «Rumours» de la segunda temporada de la serie televisiva musical Glee, aparecen seis canciones del disco: «Dreams», «Never Going Back Again», «Songbird», «I Don't Want to Know», «Go Your Own Way» y «Don't Stop».

Con estos aires del folclore celta nos adentramos en uno de los discos más importantes de la historia: ‘Rumours’, de Fleetowood Mac, publicado en 1977 como undécimo álbum de la banda y que desde entonces ha vendido unos 40 millones de copias. Un gran álbum que, sin embargo, nace en el peor momento del grupo. Y es que su anterior disco fue también su primer número uno, y eso hizo que la fama tensionara internamente el grupo, que llegó a vivir dos rupturas sentimentales entre cuatro de sus miembros, como de hecho se relata en esta primera canción, ‘Second hand news’. Ya en el segundo corte cambiábamos un poco el paso. Tras un inicio potente, descubríamos aquí ‘Dreams’, que fue seleccionada como segundo single y que se convirtió en uno de los temas más exitosos del grupo. Aunque, si me permiten un apunte personal, es de las canciones más planas y aburridas de la banda. Pero funcionó y consiguió elevar el disco al número uno a pesar de esas cuitas internas que sacudían al grupo. A continuación escuchábamos un tema que se ha quedado en un segundo plano pero que quizás sea de lo mejor que tiene este grupo. ‘Never going back again’ se manejaba de nuevo en terreno folk gracias especialmente a su compositor, Lindsey Buckingham, que había llegado al grupo a mediados de los 70 con su novia Stevie Nicks para dar el impulso definitivo al grupo, aunque fuera una de las parejas que se rompió en este disco. El tema fue editado como ‘cara B’ de otro exitazo: ‘Don’t Stop’. Volvemos aquí a una canción de ruptura amorosa, en este caso con Christine McVie y John McVie como protagonistas, también cantante-teclista y bajista, respectivamente, de la banda. En realidad el disco era esto: un sonido más o menos alegre, pero con letras que relataban el desagradable trago por el que estaban pasando. Menos mal que imperó la profesionalidad para publicar este maravilloso disco. En el quinto tema nos encontramos con otro tema poderoso, ‘Go your own way’, que fue elegido como primer single y que demuestra que la producción de los sonidos, especialmente los de guitarra y las armonías de voces, estaban tratadas con mucho gusto a lo largo del álbum y lograron por ello uno de los discos pop más redondos de la historia. Llegábamos sin embargo al final de la ‘cara A’ con una canción mucho más tranquila, ‘Songbird’, que parecía querer rebajar la tensión por la que lírica y musicalmente habíamos pasado hasta entonces. Le dábamos la vuelta al vinilo para abrir la segunda parte con un recopilatorio de descartes que acabaron conformando ‘The Chain’, con un solo destacable pero con un riff de dobro, un tipo de guitarra metálica, bien reconocible.

Por cierto, que este tema es el único que firman los cinco miembros del grupo. Aunque esta parte del disco es menos notable que la primera, aquí encontrábamos ‘You make lovin’ fun’, otra canción de infidelidades y amoríos en el seno del grupo que se transformaban con sorprendente naturalidad y sencillez en grandes temas. El disco está maravillosamente bien trenzado, calculando los cambios de ritmo como si de una etapa ciclista se tratase. Eso hizo que algunos temas se cayeran y fueran sustituidos por otros en el mismo estudio de grabación. Es el caso de ‘I don’t want to know’, compuesto por Buckingham y Nicks mucho antes de ingresar en el grupo pero que los demás consideraron que le venía al pelo a este ‘Rumours’. Ya vamos llegando al final del disco y en su penúltima canción encontramos un bonito tiempo lento en el tema ‘Oh daddy’, con una progresión de acordes algo oscura pero llena de detalles que la convierten en una canción espléndida. Y así llegábamos al final de esta obra maestra, protagonizada por la tensión, los celos, las drogas y, sobre todo, por el gran talento musical de Fleetwood Mac. Cerraba el disco ‘Gold Dust Woman’, un tema que transmite las altas horas de la madrugada a las que fue grabado para convertirse, también, en otra joya.

Durante una de las sesiones en Record Plant, en Sausalito (California), el bajista John McVie llevó al estudio a su nueva novia, Sandra. John seguía casado con Christine McVie, teclista y cantante, pero toda vez que su matrimonio hacía aguas, ambos mantenían relaciones con otras personas. Cuando John y Christine estaban de buenas, lo llevaban bien; cuando bebían, no tanto. Esa noche, él iba borracho (empezaba su dieta de vodka con zumo de naranja en el desayuno). Con Sandra presente, Christine no quiso ser menos y comentó que otro día llevaría a su chico, Curry Grant, ingeniero de luces de la banda. “No quiero que traigas a Curry al estudio”, gruñó John, el alma torturada de Fleetwood Mac. “Yo no tengo ningún problema con que tú traigas a Sandra”, respondió su todavía esposa. “¿Por qué habrías de tenerlo tú si traigo a Curry?”. El tranquilo John estalló: “¡Porque Sandra no significa nada para mí!”. Sandra se acercó a él, le tiró a la cara una copa de champán y salió del estudio dando un portazo. Christine resopló. “Eres un capullo”, dijo.

Cuando en febrero de 1976 se inició la grabación de Rumours, la obra maestra de Fleetwood Mac, los componentes de la banda atravesaban momentos difíciles en el terreno afectivo. John y Christine McVie se estaban separando. Lindsey Buckingham (guitarrista y cantante) y Stevie Nicks (cantante), también pareja, no se soportaban. Por si fuera poco, el batería Mick Fleetwood —a quien todos los demás respetaban como líder— acababa de descubrir que su mujer, Jenny (hermana de Patty Boyd, esposa de George Harrison y luego de Eric Clapton), le estaba engañando con un buen amigo. Añade a la ecuación litros de alcohol y barra libre de cocaína. ¿Resultado? Uno de los mejores discos de rock de todos los tiempos.

1976. Golpe de Estado en Argentina, Jodie Foster en Taxi Driver, la muerte de Mao Tse Tung, disturbios en Soweto ...

Rumours (1977) lideró la lista de ventas de Estados Unidos durante 31 semanas y ganó el Grammy al mejor Álbum del Año. Con 40 millones de ejemplares vendidos, es una de las grabaciones de más éxito de la historia. Cuatro de sus singles (Go your own way, Dreams, Don’t stop y You make loving fun) accedieron al top 10 en el ranking de ventas de Estados Unidos. Todo parece indicar que fue precisamente esa atmósfera de tensión la que deparó un álbum tan soberbio. Para los cinco componentes fue algo más que una grabación: una terapia de grupo.

Aun así, Fleetwood Mac ya era una casa de locos antes de llegar a ese punto. Formado en Londres en 1966, en su primera etapa había girado en torno al genio del guitarrista Peter Green —eran los días de los primeros héroes de las seis cuerdas—, quien había bautizado la banda con los apellidos de los otros dos fundadores, Mick Fleetwood y John McVie (los tres provenían del grupo de John Mayall, institución del blues rock británico). Green abandonó la formación en 1970 alegando que quería dedicar su vida a Dios (sufría esquizofrenia derivada del abuso de drogas). Fleetwood tomó las riendas.

En 1974, el batería se dispuso a elegir estudio para un nuevo disco y, a modo de presentación, el ingeniero estadounidense Keith Olsen le envió una copia del disco que había grabado en 1973 para el dúo Buckingham Nicks. Lindsey Buckingham y Stevie Nicks eran novios (sus nombres andróginos generaban confusión: Stevie era ella y Lindsey era él). Fleetwood alucinó, pero no por la calidad del sonido del estudio, sino por el virtuosismo de Buckingham con la guitarra. Cuando, poco después, Bob Welch, entonces guitarrista de Fleetwood Mac, siguió los pasos de su antecesor y se unió a un grupo religioso, el batería invitó a Lindsey Buckingham y Stevie Nicks a unirse a la banda. El dúo, que había sido despedido de Polydor tras las ruinosas ventas de su disco (Stevie se había puesto a trabajar de camarera), aceptó.

Quedó configurado Fleetwood Mac, pues, como quinteto, con los miembros originales Mick Fleetwood y John McVie, la teclista y cantante Christine McVie (esposa de John) y los recién llegados Lindsey Buckingham (guitarrista y cantante) y Stevie Nicks (cantante). En su nueva encarnación era un grupo de contrastes: había británicos y estadounidenses, chicos y chicas, veteranos y novatos… Hasta el sonido del grupo se transformó fruto de las paradojas: como contrapeso de la herencia blues de Fleetwood y McVie, Buckingham y Nicks tenían una visión pop. La mezcla funcionó. Su primer álbum juntos, Fleetwood Mac (1975) llegó al número uno en Estados Unidos, gracias a los singles rompedores escritos por las dos mujeres, Rhiannon (de Stevie Nicks) y Say you love me (de Christine McVie).

El bajista John McVie en el estudio. Durante la grabación de 'Rumours' fue el que más recurrió a la bebida para superar sus destrozos sentimentales.

Poco antes de empezar la grabación de su siguiente disco, las relaciones personales comenzaron a deteriorarse. La banda se habría disuelto si el contrato con Warner Bros. no les hubiera obligado a entregar un nuevo álbum. Convertidos súbitamente en estrellas por la efusiva acogida de Fleetwood Mac, sus enredos internos no pasaron inadvertidos para la prensa, que día sí, día también, se hacía eco de todo tipo de rumores.

Poco antes de empezar la grabación de su siguiente disco, las relaciones personales comenzaron a deteriorarse. La banda se habría disuelto si el contrato con Warner Bros. no les hubiera obligado a entregar un nuevo álbum. Convertidos súbitamente en estrellas por la efusiva acogida de Fleetwood Mac, sus enredos internos no pasaron inadvertidos para la prensa, que día sí, día también, se hacía eco de todo tipo de rumores. “Decían que Stevie se acostaba conmigo”, contó Mick Fleetwood en el libro Stevie Nicks: Visions, dreams & rumours. “Que Christine iba detrás de Lindsey, que Stevie se veía conmigo y con John en miércoles alternos, que Stevie quería irse, que Stevie había dejado el grupo hacía meses y que esa era la razón por la que el disco se retrasaba; que Stevie practicaba magia negra y lideraba un aquelarre de brujas en Hollywood Hills…”. El título para su siguiente trabajo lo tenían en bandeja.

Para la grabación de Rumours (Rumores) en Record Plant, las chicas se alojaron por su lado y los chicos por el suyo. Christine y Stevie se retiraban a descansar al albergue anexo al estudio; los chicos, que se hospedaban en la ciudad, salían todas las noches a ligar. Según relata el coproductor Ken Caillat en el libro Making Rumours (dedicado por completo a narrar la grabación del disco y repleto de anécdotas como la que se cuenta al principio de este reportaje), la rutina del grupo pasaba por llegar a las instalaciones a la hora de la cena; se obsequiaban con un monumental banquete y a eso de la una o las dos de la mañana, empezaban a grabar.

Sentimentalmente destrozados, los músicos acudían por separado a contarle sus penas al paciente ingeniero y coproductor Richard Dashut (la banda produjo el disco en colaboración con Caillat y Dashut). “Hubo lágrimas”, reveló Dashut en la biografía de Stevie Nicks. “No creo que hubiera un solo momento en que alguno de nosotros no llorase. Había rabia, gritos…”. Los celos convivían con la paranoia que propiciaba el consumo compulsivo de alcohol y drogas. Según Caillat, Christine McVie bebía como el que más. Mick Fleetwood siempre tenía una botella de Heineken en la mano (excepto cuando necesitaba las dos para aporrear la batería). “A veces John empezaba a beber a las seis de la mañana”, afirma Caillat. Buckingham le daba a la marihuana y la cocaína, combinación que a veces le hacía perder la cabeza. Durante la grabación de un solo de guitarra del que no terminaba de quedar satisfecho, Buckingham pidió a Caillat que borrara la última toma para registrar una nueva. El coproductor le dijo que era magnífica, pero él insistió. Esta le disgustó aún más, y dio por buena la anterior. Cuando Caillat le dijo que, siguiendo sus instrucciones, la había borrado, Buckingham mugió: “¿Que has hecho qué?”. “Se quitó la guitarra y entró en la sala de control, acercándose a mí por detrás mientras yo estaba sentado”, evoca Caillat. “Me agarró con las dos manos por el cuello. ‘¡Eres un imbécil!’, me gritó mientras apretaba”. Entre los presentes consiguieron que lo soltara y le pidiera disculpas.

“Nos volvimos obsesivos con el disco, quizá porque se había convertido en un diario de nuestro dolor. Nos lo decíamos todo a todos a través de las canciones”, escribió Mick Fleetwood en sus memorias.

Como era previsible, las sesiones de Sausalito no llegaron a buen puerto. Al dudoso estado de forma de la banda se unían contratiempos externos: como cuenta Mick Fleetwood en sus memorias, Play on (2014), alquilaron todos y cada uno de los pianos del área de la bahía de San Francisco y ni uno solo estaba afinado. Descartaron todo lo grabado excepto las pistas de batería. La búsqueda de la perfección contrastaba con el desgaste de los músicos. “Nos volvimos obsesivos con el disco, quizá porque se había convertido en un diario de nuestro dolor”, escribió Fleetwood. “Fue duro para todos, porque habíamos creado un álbum muy íntimo y personal; nos lo decíamos todo a todos a través de las canciones”. Conscientes del tesoro que tenían entre manos, y de lo mal que lo habían gestionado hasta el momento, en marzo se encerraron en un estudio de Los Ángeles “rodeado de cines porno”. Esta vez fueron sesiones a puerta cerrada: familia, amigos y novios/as hubieron de quedarse fuera.

Las canciones de Rumours plasmaban el derrumbe emocional de los tres compositores, Stevie Nicks, Christine McVie y Lindsey Buckingham. Como desveló Nicks a Rolling Stone, “en este álbum, todas las canciones que escribí son definitivamente sobre la gente de la banda… Las relaciones de Christine, la relación de John, la relación de Mick, la de Lindsey y la mía. Todas están allí y las canciones son muy honestas y la gente sabrá exactamente de qué estoy hablando… La gente realmente disfrutará escuchando lo que pasó desde salió el anterior álbum”. Go your own way, escrita por Buckingham, contenía versos como “amarte no es lo correcto”, “si pudiera, quizá te daría mi mundo, pero cómo podría, si tú no quieres cogerlo” o “sigue tu camino”. A Stevie Nicks, la aludida, no le hizo ninguna gracia la letra. “Una parte de mí se sintió profundamente ofendida, pero el álbum necesitaba de una canción grande y de ritmo animado”, admitió ella, reflejando el compromiso de todos con el disco. En las notas incluidas en la reedición del álbum de 2013, reconoce que “aunque contiene mucho enfado, también es honesta”.

Nicks le dio la réplica en Dreams, canción que describió así: “Como soy la chica vaporosa que cree en las hadas y los ángeles, y Lindsey es un tipo duro, todo se resuelve de otra manera. Lindsey dice [en su canción]: ‘Vete y sal con otros hombres y vive tu vida de mierda’, y yo canto sobre la lluvia que te limpia. Estábamos llegando desde ángulos opuestos, pero realmente estábamos diciendo exactamente lo mismo”.

Christine McVie compuso Don’t stop pensando en John (“si tu vida fue mala para ti, solo piensa en lo que vendrá mañana”) y las bonitas palabras de Oh daddy se las dedicaba a Mick, el único padre del grupo en ese momento, deprimido por la infidelidad de su esposa (“me calmas con tu sonrisa, me dejas saber que eres lo mejor de mi vida”). “Definitivamente fue una prueba, y por supuesto, hay que recordar que todos estábamos muy drogados. Quiero decir, no creo que hubiera ningún día en que estuviéramos sobrios”, explicó Christine McVie en una entrevista a Mojo. Otro de sus temas, la exquisita balada Songbird, nació con vocación de bálsamo: “Para ti, no habrá más llanto; para ti, el sol brillará”. Su voz y su piano en esta canción se grabaron de noche en un teatro vacío de Berkeley, con 15 micrófonos repartidos por la sala para crear un clima de actuación en directo.

Rumours finalmente necesitó “siete estudios de grabación, un año entero y más de un millón de dólares” para completarse, evalúa Mick Fleetwood. Por fin, el 4 de febrero de 1977 llegó a las tiendas. “Nuestros traumas y nuestros esfuerzos no importaron una vez que Rumours alcanzó el número uno de ventas el 21 de mayo de 1977, desbancando a Hotel California, de los Eagles”, reflexiona el batería. La autenticidad de las letras, la excelencia de las melodías y el concienzudo preciosismo de los arreglos fueron captados por el público, que compró en masa este álbum, pináculo del rock adulto y de belleza atemporal. Si Rumours se hubiera grabado en 2020 no sonaría muy distinto. Crearlo fue una tortura emocional que, insospechadamente, se tradujo en una catarsis individual y colectiva de la que salió pura magia.

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